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cuadernos

formativos
Nuevas formas y estilos en los procesos
de pastoral con jóvenes

Molde berriak gazteekiko ibilbide pastoraletan


Junio 07 Ekaina

Elizbarrutiko Gazte Pastoraltzako Ordezkaritza


Delegación Diocesana de Pastoral con Jóvenes

Secundino Movilla
Vitoria - Gasteiz
Nuevas formas y estilos en los procesos de
pastoral con jóvenes
Molde berriak gazteekiko ibilbide
pastoraletan
Secundino Movilla
Instituto Superior “San Pío X” de Pastoral y Catequesis de Adolescentes, Jóvenes y Adultos
Con la autorización del autor y de la revista “Todos Uno”, nº167 (2006)

El final del siglo XX y el comienzo del XXI nos han traído novedades más o
menos influyentes en la pastoral juvenil. Nuevos han sido los fenómenos culturales,
ambientales o de moda efímera con que la sociedad postmoderna trata de moderni-
zarse a sí misma. Nuevas las generaciones de adolescentes y jóvenes que han nacido
y crecido en ese contexto postmoderno. Nuevas las tentativas que, entre ajustes y
desajustes, hemos ido ensayando y practicando en nuestras plataformas. Y, como
consecuencia de todo ello, nuevas también las maneras y los estilos de orientar y de
acompañar los procesos pastorales que, pese a los imponderables y a las contrarie-
dades, seguimos ofreciendo y proponiendo a los adolescentes y a los jóvenes en el
intento de llevar hasta ellos la Buena Noticia de Jesús. Pues bien, del dinamismo que
hoy día suele caracterizar a esos procesos y a las comunidades que, en el mejor de
los casos, de ellos suelen resultar, quiero ocuparme especialmente en estas páginas.
En el marco social, político, económico, cultural o educativo las novedades no
surgen al azar. Otro tanto acontece también en el ámbito religioso. Lo nuevo nunca
surge porque sí, de improviso o de un modo inexplicable; casi siempre tiene su origen
y su causa en lo que ya venía existiendo o funcionando. Lo que es percibido como
novedad emergente se revela en la práctica como una especie de metamorfosis que se
ha ido operando en el anterior estado de cosas. Así, lo nuevo tiene que ver de alguna
manera con la transformación o mutación de lo que es tenido por viejo o desfasado.
En el caso concreto de los procesos pastorales, en la evolución que han ido
experimentando en los últimos años, se observa que ha habido un desplazamiento
del modo como los veníamos orientando y realizando a la nueva situación que se ha
ido generando como consecuencia del influjo ambiental, cultural y comportamen-
tal que es dado percibir en la juventud que transita por las sendas difusas de la post-
modernidad. Y lo que importa en una reflexión analítica, como la que aquí preten-
do realizar, es detectar cuáles son esos nuevos indicadores, acentos o matices con
que hoy día se configuran y caracterizan los procesos, y averiguar y señalar cuáles
son los factores o elementos que han ido propiciando esa transformación o ese
desplazamiento.
Este es precisamente el itinerario que voy a
seguir: de la consideración de cómo venían desa- Zeintzuk dira gaurko gazteen proze-
rrollándose los procesos pastorales con jóvenes suen ezaugarriak? Zer edo nolako
en un pasado no muy lejano a la descripción adierazle, azpimarraketa edo ñabar-
más o menos precisa y acertada, intuitiva en dura ikus daitezke oraingo proze-
algunos casos, de cómo se manifiestan y se con- suetan? Zeintzuk dira gaurko alda-
figuran en la actualidad. keta edo bazterketa sortu duten osa-
gaiak edo eragileak?

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1. De los procesos cuidadosamente programa- principales. No se escamoteaban ni disimulaban las exi-
dos y de carácter grupal… gencias que implicaba el tomarse en serio el Evangelio.
El diseño y la elaboración de dichos procesos resultaba, al
Taldeei zuzendutako prozesu oso landue- menos sobre el papel, bastante coherente, pues en él apa-
tatik recían claramente indicados el punto de partida (los jóve-
nes en situación), el punto de llegada (la fe madura vivi-
Bajo el nombre de “catecumenados juveniles”, de da en comunidad) y los pasos intermedios que era preci-
“proyectos de pastoral en línea catecumenal” y de otros so recorrer hasta alcanzar la meta. El funcionamiento y
similares, conocimos allá por la década de los setenta y la organización de los distintos niveles eran cuidados con
ochenta del siglo pasado una serie de iniciativas encami- esmero, así como los diversos materiales empleados, y de
nadas todas ellas a ofrecer a los adolescentes y a los jóve- manera muy especial la preparación y formación de los
nes diversos itinerarios de maduración en la fe. Que sur- animadores catequistas o acompañantes del proceso
gieran con ocasión de la confirmación, tan en boga en (escuelas de formación de agentes de pastoral).
aquellos momentos, o que adoptaran la forma de invita-
En sintonía con las orientaciones catequéticas del
ción explícita y expresa a apuntarse a procesos de inicia-
momento, el grupo o los grupos en que se vivía el proce-
ción cristiana sin más, lo cierto es que constituían por
so eran considerados como algo más que como un mero
aquel entonces una de las apuestas más rompedoras de la
recurso metodológico; eran valorados como un auténtico
pastoral juvenil.
espacio educativo que disponía y entrenaba admirable-
Respondían por lo general al criterio de trabajar mente para “una magnífica experiencia de vida eclesial”
con los jóvenes de una manera continuada y no con inter- (DCG 76). De ahí la insistencia y el inte-
venciones sueltas o esporádicas. Su punto de mira estaba rés que se ponía en asegurar a lo
en educar y en acompañar a los jóvenes para que éstos largo del proceso una buena
fuesen madurando progresivamente como personas y animación grupal.
como creyentes, y llegasen un día a tomar la opción de
seguir a Jesús en comunidad. La pedagogía de la conver-
sión, de la implicación personal y del compromiso por
vivir los valores del Reino, representaba
uno de sus pilares

2
… a los procesos centrados en el individuo y Biser refiriéndose aquellos que
en la interioridad de la persona no se contentan con admirar
desde fuera la fachada grandiosa,
pertsona bakoitzaren bihotzera zuzendutako por ejemplo de una catedral góti-
ibilbideetara. ca, y deciden cruzar el umbral y
adentrarse en su interior5. Y
La atención que se venía prestando a los grupos y a también el desplazamiento que
la organización, por así decirlo externa, de los procesos se se advierte últimamente en la
ha visto poco a poco desplazada por la primacía que ha configuración del proceso en
ido adquiriendo el individuo (frente a lo colectivo y a lo cuanto tal, pues ya no se hace
institucional) y por el aprecio que se ha ido ganando la tanto hincapié en lo organizativo
interioridad (frente a lo exterior o meramente funcional). y exterior sino en lo que es más
En materia de religión, ya avistaba M. Weber, el individuo interior y personal. De hecho, y
va a ser mucho más decisivo que la institución, al tiempo propiamente hablando, el proceso de maduración en la fe
que se comprueba que la tendencia a la individualización no se da fuera de la persona; es ella quien lo vive en su
y la preferencia por la interioridad aparecen como las dos interior (CA 87); es ella la que ha de progresar y avanzar
características más sobresalientes de la religiosidad juve- en pos de la consecución de su identidad cristiana.
nil europea1.
La preponderancia que ha ido ganando el individuo
Los aires postmodernos han ido haciendo del sujeto, y la persona concreta del joven en los procesos pastorales
del individuo, el punto central de la existencia y todo se ha es lo que explica también que el interés que antes se
ido coloreando de subjetividad y de individualidad. En el ponía en la animación grupal haya ido cediendo el lugar
ámbito propiamente religioso se constata la “subjetiviza- a la valoración del acompañamiento personal. Un acom-
ción de las creencias”, hasta el punto de que “es el indivi- pañamiento que, a tenor de la orientación de C. Rogers,
duo el que no sólo elige la religión, sino que incluso la ha de estar preferentemente “centrado en el sujeto”, en la
reconfigura y termina fabricando su propia creencia”2. “consideración positiva” y afectuosa del acompañado, que
Esa afirmación del individuo, que parece ser uno de los ha de procurar conjugar el doble movimiento de “des-
rasgos distintivos de nuestra cultura occidental, adquiere censo” (del acompañante) y de “ascenso” (del acompaña-
en ocasiones un tono hedonista y se centra en la búsque- do), y que ha de materializarse en las tareas de “facilitar”,
da de auto-realización, de auto-expresión o de auto-expe- de “valorar” y de “orientar”6.
riencia por parte del yo, y se manifiesta asimismo en la
relativización que hace de los aspectos institucionales y
organizativos de lo religioso, poniendo en primer término 2. De los procesos de larga duración y de mar-
las decisiones y determinaciones del propio individuo3. cado acento catequético-evangelizador…
Pues bien, ese fenómeno de acentuación de lo indi-
Prozesu kateketiko ebanjelizatzaile luzee-
vidual-personal, que advertimos también en los jóvenes
que frecuentan nuestras plataformas pastorales, es lo que
tatik
ha hecho que en la propia configuración de los procesos Cuando se echa la vista atrás y se piensa en el desa-
haya ido perdiendo fuerza lo que tiene que ver con lo rrollo que tuvieron los procesos catecumenales de jóve-
organizativo y haya ido cobrando importancia la actitud nes en décadas pasadas, uno se sorprende de lo largos que
y la situación personal del individuo. Y ha hecho también eran (de seis a nueve años establecían los más exigentes)
que el acento se desplace de lo funcional-exterior a lo que y del ambicioso camino que se proponían recorrer. Su
tiene que ver con el cultivo de la interioridad, como lo carácter gradual, es decir, articulado en etapas progresi-
muestra el atractivo que hoy día sienten no pocos jóvenes vas, era bien patente en todos ellos. La terminología que
por la oración, la meditación y la contemplación4. Se adi- solían emplear para designar los momentos secuenciales
vina aquí el intento de pasar de una religiosidad epidér- del proceso no siempre coincidía con la que por aquellos
mica y externa a una religiosidad o vivencia interior, años establecía el Ritual de la Iniciación Cristiana de
como lo da a entender la sugerente comparación de E. Adultos (precatecumenado, catecumenado, iluminación

1 R. CAMPICHE (1997), Cultures jeunes et religions en Europe, Cerf, París, 285-286.


2 J. M. MARDONES (2005), La transformación de la religión, PPC, Madrid, 118.
3 J. M. MARDONES (1996), ¿Adónde va la religión? Cristianismo y religiosidad en nuestro tiempo, Sal Terrae, Santander, 125-126.
4 FUNDACIÓN SANTA MARÍA (2000), Jóvenes 2000 y religión, SM, Madrid, 92-97.
5 Citado por J. M. MARDONES en La transformación de la religión, 197.
6 J. D. CUESTA (2000), “Pistas para el acompañamiento”, en la revista Diakonía, julio-septiembre, 43-89; A. SALGADO RUIZ (2005), “El acom-
3
pañamiento espiritual. Entre el riesgo y la responsabilidad”, en la Revista de Pastoral Juvenil, mayo, 3-15.
y mistagogia); ellos hablaban más bien de etapa de “con- gradualidad de las etapas extendidas en el tiempo) y pasa-
vocatoria”, de etapa de “propuesta cristiana”, de etapa de se a situarse en una perspectiva cíclica o circular (donde
“iniciación” propiamente dicha y de etapa final o “desem- lo importante es volver una y otra vez sobre las experien-
bocadura”. Con ligeras variantes, ésa era más o menos la cias que es preciso asimilar). Consiguientemente, el sen-
nomenclatura que empleaban. tido de la iniciación cambia de tonalidad: ya no se trata
Pero lo de menos eran los nombres. Lo importante tanto de secuenciar en el tiempo los pasos y los ritos
era la realidad vital y existencial a la que en cada una de cuanto de propiciar y de asegurar una serie de vivencias
las etapas se hacía referencia. Y así, por “convocatoria” se que vayan conduciendo poco a poco a la consecución de
entendía algo más que el simple reclamo o invitación a experiencias.
participar en el proceso; mediante la convocatoria lo que La experiencia se convierte entonces en el punto
se pretendía era que los jóvenes se hiciesen disponibles a neurálgico del proceso. La experiencia, y no el tiempo ni
percibir la llamada a la conversión, a sentir necesidad de la duración, es el asunto con el que ha de vérselas princi-
emprender un camino de maduración en la fe, y que poco palmente la iniciación. De este modo se entra en sintonía
a poco se fuesen abriendo a la novedad de la propuesta con lo que parece ser el elemento más sobresaliente de la
que se les hacía en la persona de Jesús de Nazaret. Por la religiosidad de nuestro tiempo. La nueva espiritualidad es
“iniciación cristiana” se iban dando pasos, primero al des- experiencial. “La religiosidad es una experiencia emocio-
cubrimiento del mensaje cristiano, luego a la profundiza- nal de lo sagrado, en el sentido de que lo sagrado, lo reli-
ción del mismo, y por último a la asimilación vital y a la gioso, se valida si pasa el ‘test’ de la experiencia personal,
adhesión a todo lo que en él se contenía. Por la etapa cul- afectiva y emocional”7. Nos encontramos, pues, hoy día
minante y conclusiva se consideraba llegado el momento con una religiosidad de carácter emocional, en la que
de tomar las opciones y las decisiones que impulsaban a suele aflorar con facilidad y espontaneidad el mundo de
los participantes a vivir, con mayor o menor radicalidad y los sentimientos y que encuentra su caldo de cultivo en
coherencia, el seguimiento de Jesús en el ámbito de la los momentos celebrativos y en los encuentros multitu-
comunidad cristiana. dinarios y festivos, donde los cantos, la música y la danza,
También solía ser característico de aquellos proce- los signos y los símbolos religiosos, recrean un ambiente
sos catecumenales el fuerte contenido catequético y al que fácilmente se engancha la sensibilidad y el talante
evangelizador que llenaba cada uno de los momentos festivo de los jóvenes.
sucesivos y que requería de parte de los jóvenes no poco Lo celebrativo adquiere, por tanto, un papel pri-
esfuerzo de lectura y de estudio, de reflexión y de asimi- mordial en los procesos iniciáticos con jóvenes dentro
lación personal. Era un contenido de marcado carácter del marco cultural postmoderno en el que estamos
doctrinal. Para comprobarlo, basta con echar un vistazo viviendo. Y al hablar de lo celebrativo hemos de ser cons-
a las carpetas y a los materiales que por aquel entonces se cientes de los elementos que lo configuran: los ritos, los
empleaban. símbolos, la participación y expresividad espontáneas, el
sentido de fiesta y de alegría compartida. Necesitamos en
la actualidad trabajar estos aspectos. Necesitamos sobre
… a los procesos de contenidos fluidos que todo una nueva “hermenéutica de los símbolos”.
privilegian sobre todo la experiencia religiosa
eduki malguak erabiliz, bizipen erlijiosoa
bilatzen duten ibilbideetara. Urrats eta erritoak denbora jakin batean txertatzea
gaur gutxieneko zera da. Egunotan garrantzitsuagoa
En el clima de presentismo inmediato, tan del
da bizikizunak ahalbidetzea egiazko fede esperientzia
gusto de la postmodernidad, no gozan de buena prensa
lortzeko. Bizipena gertatuko da prozesuaren ardatza.
las cosas a largo plazo ni la duración en el tiempo. Todo
ha de conseguirse rápidamente y sin dilaciones. La pers- Ospakizunak erabateko garrantzia hartzen du gazte-
pectiva del pasado y del futuro se ve de este modo achica- en kristau sarbidean, post-modernitatearen kultura
da por la premura del aquí y del ahora, de tal suerte que giroan. […] Hauek dira funtsezko osagaiak: errito-
la idea misma de proceso se ve forzada a cambiar de ak, simboloak, parte hartzea, bapateko adierazpena,
orientación y a adquirir una nueva dimensión. Es como festa giroa, alaitasun kutsakorra.
si dejase de concebirse en una perspectiva lineal (con la

7 J. M. MARDONES (1994), Para comprender las nuevas formas de la religión, Verbo Divino, Estella, 155.

4
Todo ello sin olvidar que el principal objetivo
de la iniciación cristiana es la consecución de la Dena den, ez dugu ahaztu behar kristau sarbidearen
experiencia religiosa. Esa modalidad de experien- helburu nagusia bizipen erlijiosoa dela.
cia que a lo que aspira en el fondo es a tener una
Gazteek atsegin dute “edukien malgutasuna”, beste
percepción del misterio de Dios no tanto por la vía
hitzetan, barne prozesu espiritual malguak. Horrela,
cognitiva o de la razón cuanto por la vía de la con-
templación y de la mística. Una experiencia, la reli- biografia pertsonala osatuz doan neurrian, bakoitzak
giosa, que en la medida en que es asumida e inte- aurki dezake bere bizitzaren zentzua, nortasun erlijio-
grada en la persona, constituye un refuerzo de la soa indartzen ari zaiola.
propia identidad y un estímulo para personalizar la
fe. Una experiencia que de suyo afecta e incide en
la totalidad de la persona que la vive, pues lo pro-
pio de la experiencia cristiana es que “abarca una
3. De las comunidades juveniles con opciones radi-
pluralidad de dimensiones en las que la persona cales y con un fuerte sentido de pertenencia…
humana se realiza y manifiesta: razón, sentimien- Ezaugarri, aukera eta atxekimendu zorrotzeko
to, decisión, opción libre, acción en el mundo, gazteen elkarteetatik
relación interpersonal, con su asombrosa plurali-
dad de niveles, que comportan un largo itinerario De los grupos que seguían con asiduidad y constancia los
y el paso por etapas sucesivas, y con su inagotable itinerarios catecumenales, y que semana tras semana recibían
riqueza de aspectos: teologal, ético, cúltico, profé- nuevos impulsos a través del acompañamiento y de la catequi-
tico y hasta político”8. zación, resultaban comunidades integradas por jóvenes que se
El modelo de proceso al que tenemos que ir declaraban deseosas de compartir y de vivir la radicalidad utó-
acostumbrándonos es el que pone el valor de lo ini- pica del Evangelio. No eran muchas ni abundantes en número
ciático no necesariamente en el tiempo, más o de participantes, pero sí las suficientes como para garantizar la
menos largo, sino en la intensidad y profundidad de credibilidad de los procesos. Interesaba más lo cualitativo que
la experiencia. Y el que, en función de la experien- lo cuantitativo.
cia, es capaz de arbitrar y de administrar los conte- Uno de los frutos de aquellos largos procesos y de las
nidos. Asistimos en estos últimos años a un tipo de intensas relaciones que se establecían entre los participantes
religiosidad, al que muestra de ordinario una sim- era, primero, el sentimiento de estrecha vinculación al grupo y,
patía especial el sector joven, que la socióloga fran- luego, el vivo sentido de pertenencia con que se integraban a
cófona D. Hervieu-Léger califica como religiosidad todos los efectos en la vida de comunidad. No en vano el “paso a
del peregrino, una de cuyas características es la la comunidad” era algo que se tomaba con calma y con el tiem-
“fluidez de contenidos”9, es decir, la fluidez de los po suficiente de reflexión y de discernimiento como para que,
procesos espirituales a través de los cuales, y a una vez asumida esa opción, se tradujese en una fuerte implica-
modo de elaboración biográfica personal, el indivi- ción comunitaria. Esa implicación comunitaria, vivida con espí-
duo va dando sentido a su vida y va afianzando su ritu fraterno y en una perspectiva de fe, llevaba de ordinario a la
identidad religiosa. radical decisión de compartirlo todo (la vida, la fe, los compro-
Esta dimensión biográfica y personal, que misos) y a ayudarse unos a otros en el fiel seguimiento de Jesús
tiene su punto de apoyo en la relevancia dada al suje- (mediante la interpelación evangélica y la corrección fraterna).
to y al individuo, ya resaltado en el apartado ante- A orientar y entonar de ese modo la vida de comunidad
rior, constituye uno de los aspectos que conviene contribuía de manera decisiva y eficaz el proyecto comunitario,
tener en cuenta actualmente en la orientación, ani- en el que se procuraban plasmar las mociones e inspiraciones
mación y acompañamiento de los procesos. Si en del Espíritu y también los deseos y expectativas de los miem-
otro tiempo los contenidos eran parte determinante bros comunitarios, y en el que se invertía por lo general un
de los procesos, hoy día lo son los individuos en su notable esfuerzo de diálogo, de aportación de todos y de con-
evolución concreta y en su trayectoria personal. senso final, al que no siempre se llegaba de manera fácil y que
no estaba exento de tensiones y de discusiones. Pero que una
vez conseguido, servía de “cuaderno de ruta” para la organiza-
ción y el desarrollo de la vida de comunidad.

8 J. MARTÍN VELASCO (1993), El malestar religioso de nuestra cultura, Paulinas, Madrid, 275.
9 D. HERVIEU-LÉGER (1999), Le pèlerin et le converti, Flammarion, París, 98.
5
Entre los muchos aspectos que aquellas … a comunidades aparentemente “light” y con flexi-
comunidades cristianas juveniles cultivaban bilidad de pertenencia
con dedicación y esmero estaban las relaciones
fraternas, siempre detallistas, cariñosas y efusi- itxura “light” edo gogaidetasun malgua duten komu-
vas; estaba la oración, directamente relacionada nitateetara.
con la vida (oración desde/en/para la vida); esta-
Las comunidades juveniles que han iniciado su andadura ya
ban las celebraciones gozosas, festivas y partici-
en el siglo XXI son de otro aire y de otro estilo. Lo primero que a
padas, etc. Y estaba sobre todo el compromiso
uno se le ocurriría decir es que son menos radicales y exigentes en
radical que se proponían vivir con los pobres y
su compartir y en las demás expresiones del vivir comunitario que
los marginados. ¡Cuánto empeño pusieron
las comunidades anteriores. Pero esa apreciación tal vez no sea del
aquellos jóvenes en practicar de mil formas y
todo justa, porque nunca es bueno comparar a unas comunidades
con mil iniciativas el compromiso solidario con
con otras. El cristianismo ha dado sobradas muestras de que en
los más necesitados! Posiblemente allí se estaba
cada época histórica ha sido capaz de expresarse con una sensibili-
fraguando aquel espíritu de solidaridad y de
dad propia y peculiar, y que no hay época, vista en su conjunto, que
voluntariado que tanto habría de caracterizar a
pueda alzarse o considerarse como superior a las demás. Cada
las juventudes venideras.
generación es como es y cada sensibilidad creyente tiene que ser
No quisiera terminar este apartado sin comprendida y valorada en su momento histórico concreto.
mencionar, por último, la disposición crítica y
Lo que sí cabe afirmar es son unas comunidades diferentes.
renovadora a la vez con que aquellas comunida-
Más inclinadas a cultivar la espiritualidad y la vivencia experiencial
des juveniles trataban de vivir la corresponsabi-
de lo sagrado; más espontáneas e independientes en el sentido de
lidad y la participación eclesial. Aspiraban a ser
que no aceptan sin más ni más lo regulado institucionalmente o lo
“savia nueva” que contribuyese al rejuveneci-
impuesto porque sí, según aquello de que “la mistificación de la
miento de la Iglesia y no siempre encontraron,
creencia sustituye a las regulaciones ortodoxas” o institucionales
justo es reconocerlo, la comprensión y el reco-
(J. P. Deconchy); más proclives a practicar una religiosidad en la
nocimiento que se merecían10.
que la estética prima sobre la ética, lo que induce a pensar que “la
reacción neo-mística entre los jóvenes se produce a costa del com-

10 Aesa aportación renovadora y rejuvenecedora que las comunidades de jóvenes significaban para el resto de la Iglesia dediqué precisamente
mi tesis doctoral: “Las comunidades cristianas juveniles en la diócesis de Madrid (1965-1995)”, defendida en la Facultad de Teología Práctica
de la Universidad Pontificia de Salamanca en el año 1999. Era el momento en que las comunidades juveniles disminuían sensiblemente y
cambiaban de signo y de orientación.
6
promiso socio-político; de modo que si, en décadas anterio- Alguno de los rasgos que acabo de indicar, espe-
res la fe religiosa estuvo básicamente vinculada a la ética y a cialmente el que tiene que ver con el modo de enten-
la transformación, actualmente lo está a la estética y al espí- der y de vivir los jóvenes la dimensión comunitaria,
ritu de convivencia”11. De ese espíritu de convivencia que encuentra su explicación, al menos desde el punto de
anima a los jóvenes de hoy día, y que configura en cierta vista socio-religioso, en lo que D. Hervieu-Léger,
medida los modelos y estilos comunitarios vigentes, llama la hablando de nuevo sobre la religiosidad peregrina,
atención el gusto que encuentran en estar juntos, departien- califica como “flexibilidad de pertenencias”13. Quiere
do más que compartiendo, relacionados entre sí por unos esto decir que los jóvenes de ahora manifiestan tal
lazos que no impliquen demasiado ni condicionen la propia suerte de movilidad y de provisionalidad temporal en
forma de organizarse o de desenvolverse (es el sentido que lo que respecta a la sociabilidad religiosa, que es
quiere dar a esas relaciones el término “light” en su acepción como si dejasen la puerta abierta a todas las variables
de suave, blando, moderado). Pese a que su voluntad de com- y posibles formas de pertenencia. Con ninguna se
promiso no aparenta ser radical y militante, o al menos no se quieren comprometer en exclusiva. A ninguna le
exhibe como tal, no por eso hay que dejar de reconocer que quieren prestar una adhesión definitiva o de por vida.
las generaciones jóvenes de estos últimos años muestran Es el mismo síntoma al que aludía G. Davie al hablar
también una gran sensibilidad ante los problemas y las gran- de “creencia sin pertenencia” (“believing without
des causas de la humanidad, y son capaces de embarcarse en belonging”) o el fenómeno percibido por M. Bongart
proyectos de solidaridad y de voluntariado (aunque se trate, cuando se refiere a una juventud que quiere “estar
como algunos piensan, de “solidaridades de corto alcance”). unida pero sin sentirse demasiado atada o vinculada”
Si de algún símil es lícito echar mano (por la fuerza evo- (“ohne Bindung in Verbindung bleiben”).
cadora y expresiva que encierra en sí el lenguaje narrativo y Tal vez sea esta misma explicación la que per-
por la afinidad que guarda con la imaginación juvenil) para mita entender por qué a tantos jóvenes cristianos les
describir el modelo comunitario con el que parecen sintoni- van mucho más las concentraciones masivas, gozo-
zar hoy día los jóvenes cristianos, ese símil podría ser el que sas, festivas, emocionales, pero de corta duración
se nos ofrece en la siguiente parábola: (tipo Encuentros de Taizé o Jornadas Mundiales de la
Juventud), que no los grupos o comunidades de un
ritmo más continuo y duradero y de una pertenencia
“Los visitantes de un monasterio preguntaron al
mucho más implicativa y vinculante. También en este
abad cómo era posible que todos los monjes pudieran
campo los aires postmodernos han producido nota-
vivir unidos en comunidad a pesar de los orígenes,
bles cambios y desplazamientos.
talentos y educación tan diferentes.
En vez de responder con un largo discurso, el abad
les propuso esta comparación:
‘Imaginen una rueda con su borde, sus radios y su Oraingo gazteek mugikortasun handia eta behin-
centro. El borde es el soporte que mantiene todo behineko jarrerak aurkezten dizkigute erlijioa bizit-
unido, pero es sólo algo externo. Desde la periferia de zeko moduan. Badirudi kidetasun era eta maila
la rueda, los radios convergen en el centro. posible guztietara zabalik daudela. Ez dute inolako
Nosotros somos los radios, las diferentes personas de erlijio konpromiso finkorik nahi. Ez diote ezertxori
la comunidad. La comunidad es como el borde de la ere erabateko edo behin betiko atxekimendu erli-
rueda. Jesucristo es el centro. Él da vida a cada uno jiosorik eskaini nahi. Halako ezaugarriak deskribat-
de nosotros. Él nos mantiene unidos’. zen zituen G. Davie-k “sinistu bai, baina kide izan
Los visitantes se quedaron pensativos. Habían enten- gabe” erako esaera aztertzean (“believing without
dido algo muy importante, pero el abad continuó: belonging”). M. Bongart-ek ere antzematen zuen
‘Cuanto más se acercan los radios al centro o carro, gazteriak “baturik egon nahi duela, bai, baina
más próximos están unos de otros. En nuestra vida larregi lotu edo uztartu barik”.
diaria eso quiere decir que cuanto más nos acerca-
mos a Cristo con nuestro corazón, más nos acerca-
mos unos a otros. Esta es la única manera de vivir
con los otros, por los otros y para los otros”12.

11 J.GARCÍA ROCA (1994), Constelaciones de jóvenes, Cristianisme i Justícia, Barcelona, 36.


12 F.VILLANUEVA CIVELTI (2004), Arnoldo: parábolas y reflexiones para el camino, Verbo Divino, Estella, 92.
13 D. HERVIEU-LÉGER, Le pèlerin et le converti, 99. 7
Conclusión
Ondorioak
cias religiosas, y que muchas de éstas no llegan a con-
He mencionado en estas páginas una serie de des- vertirse en experiencias porque, o bien no son entendi-
plazamientos, tanto en lo que se refiere a los procesos das o interpretadas correctamente por el sujeto, o bien
pastorales como a las comunidades de ellos resultantes, no son suficientemente asimiladas y personalizadas, o
que, en la medida en que los reconocemos como ciertos bien no terminan siendo narradas (que todos esos son
y reales, constituyen obviamente para quienes nos senti- los pasos que hay que recorrer, según las indicaciones
mos orientadores y animadores de la pastoral juvenil de una auténtica pedagogía de la experiencia). De donde
vocacional unos desafíos ineludibles a los que debemos se sigue que el gran reto con que nos encontramos
de hacer frente. Es posible que según las circunstancias, tanto los educadores como los agentes de pastoral es el
los contextos y las plataformas en que trabajamos, los de educar las vivencias para que éstas lleguen a con-
retos y los desafíos no sean los mismos para todos. Cada vertirse de verdad en experiencias.
uno se verá especialmente urgido por aquél o por aque-
- El tercero y último se refiere a la incertidumbre, inse-
llos que más le cuestionan e interpelan. Sin ánimo de
guridad, intermitencia, debilidad o flexibilidad con que
interferir en la sensibilidad particular de cada cual, me
vemos que los adolescentes y los jóvenes entienden y
permito simplemente enunciar tres desafíos que afectan
practican hoy día la pertenencia (al grupo, a la comuni-
de lleno a nuestra labor educativa y pastoral:
dad, a las instituciones religiosas en general). ¿No será
- El primero tiene que ver con el acompañamiento per- que en el fondo lo que está fallando es la oferta de ver-
sonal. Es un cometido importante que hemos ido des- daderas y estimulantes referencias?. Es la propia diná-
cubriendo poco a poco, como una necesidad sentida, y mica de grupos la que confirma esta suposición, pues
que vamos realizando con generosa dedicación y con no en vano se repite entre sus constataciones que “la
competencia cada vez mayor. Estupendo. Es uno de los pertenencia es siempre generada y motivada por la refe-
“signos de los tiempos” de la pastoral juvenil vocacional rencia”. Urge, pues, en nuestra pastoral que pongamos
del momento presente. Pero el acompañamiento a la un empeño mayor en proporcionar y ofrecer a los jóve-
persona en modo alguno ha de hacernos olvidar o des- nes más y mejores referencias (referencias cristianas,
cuidar la atención que debemos de prestar a los grupos. referencias evangelizadoras y catequizadoras, referen-
¿O es que no sigue siendo cierto que la mediación gru- cias testimoniales, referencias comunitarias, etc.).
pal constituye un marco excelente para iniciarse y para
La visión retrospectiva y cronológica que he pro-
familiarizarse con la experiencia eclesial (DCG 76)?
yectado sobre los procesos pastorales me ha dado la opor-
- El segundo está relacionado con el valor que hoy día se tunidad de recordar y de repasar, pero también de discer-
otorga a la experiencia. Y con razón. Sin las experien- nir y de caer en la cuenta de lo que esos procesos eran en
cias cristianas que vertebran un proceso pastoral éste su día y de lo que ahora son, de los cambios y desplaza-
perdería toda su entidad. Además de que, como decía L. mientos que se han operado y de los factores que han
Wittgenstein, “de lo que no se tiene experiencia es intervenido en esa evolución. ¡Ojalá que esta toma de
mejor no hablar”. Pero el desafío está en que lo que conciencia pueda ser enriquecida y completada por aque-
sobreabunda hoy son las vivencias, incluidas las viven- llos que se asomen a la lectura de estas páginas!

curso monográfico
Nuevas formas y estilos en los procesos de pastoral con jóvenes
Ponente: Cristina Menéndez, pedagoga, directora del Departamento Adsis de Pastoral
de Jóvenes y coordinadora del Proyecto “Jóvenes y Dios”.
Fecha del cursillo: 17 de noviembre. Aula Juan XXIII. 10 - 19 h.

Próxima publicación de “Jóvenes y Dios” (PPC, Madrid, 2007).

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Gazteen Berriak Tenemos la palabra

Plza. Desamparados 1, 3º. 01004 Vitoria-Gasteiz


Delegación Diocesana de Tfnos. 945 123 483 / 619 079 347 / 658 731 147 Fax. 945 122 730
Pastoral con Jóvenes C.e.: delegacionjovenes@diocesisvitoria.org
Elizbarrutiko Gazte Web: www.gazteok.org
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