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Pandemia, crisis y

restructuración ultra-
neoliberal del gran capital
Por
 Narciso Isa Conde
 -
 02/05/2020 
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El impacto de la pandemia del COVID 19 ha desnudado, acelerado y
agravado la profunda crisis de decadencia del capitalismo mundial.

Ha operado como un detonante de los ya desacreditados modelos neoliberales,


provocando  crisis de salud y deterioro económico-social en mayor escala.

Los sistemas públicos de salud  y seguridad social, ya degradados por las


privatizaciones y el ejercicio de la salud como negocio capitalista, han sido
desbordados por el enorme número de personas infectadas.

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La incertidumbre, el sufrimiento, la perspectiva de  hambruna y la amenaza de
muerte se apoderan de los pueblos maltratados por sistemas excluyentes e
ineficaces frente a ésta y otras epidemias, incluido el nuestro.

 La voracidad capitalista y la corrupción agregada, han provocado una crisis


de existencia de la humanidad y una fragilidad de la vida en sociedad de tal
profundidad, que cualquier aguacero, huracán, terremoto, tornado, epidemia y
pandemia, pueden generar tragedias humanas y sociales tan dramáticas como
la actual.
Las causas ya no se pueden ocultar.

El capitalismo crea riquezas generando pobreza social y ecológica.

Su razón de ser no son las necesidades humanas, si no las ganancias.

El GRAN CAPITAL es como una especie de Rey Midas, que en vez de


convertir todas las cosas en oro, tiene el maleficio de convertirlas en
mercancías, para ser ofertada en el altar del Dios Mercado y ser transmutada
en lucro y ganancias privadas colosales de unos pocos.

Bajo esta racionalidad y esta lógica capitalista el neoliberalismo considera


mercancías  incluso a los seres humanos y sus derechos esenciales, a la Madre
Tierra o Casa Común, a todo lo que se llame salud humana y ambiental,
educación, alimentación, seguridad social, seguridad ciudadana, igualdad de
género y ejercicio político.

Pervierte todo.

Convierte todo en negocio y fuente de lucro.

Exalta el yo y procura matar el nosotros/as.

Ataca a muerte la solidaridad humana.

 El imperialismo ejecuta todo tipo de guerra sucia: económica, militar,


cibernética, química, bacteriológica, viral, mediática… Pentagoniza y
gansteriza la política exterior.

¿Una pandemia inducida para facilitar una


cruel restructuración del gran capital?
En ese contexto brotan justificadas sospechas de que esta pandemia pudo ser
inducida para crear una situación en la que las cúpulas gobernantes de las
superpotencias imperialistas occidentales y los magnates del gran capital
privado transnacional no aparecieran como responsable del desplome
económico que se estaba gestando mucho antes de que se presentara la
epidemia del COVID 19 en China.
La pandemia del nuevo Coronas Virus, inducida o no, se presta para atribuirle
a ella las causas de otras manifestaciones de la prolongada crisis de
decadencia del sistema capitalista mundial, cada vez más agravadas.

Esta pandemia se presta también para justificar una nueva restructuración del
sistema imperialista destinada a potenciar la hegemonía de los componentes
supranacionales del capitalismo, a  terminar de liquidar los Estado-Nación y a
ampliar la supremacía del patrón de acumulación micro-electrónico-
informático-cibernético en las cadena y sistemas de producción y distribución
a nivel global.

Una nueva restructuración que persigue imponer -bajo la sombrilla de una


tenebrosa crisis de salud- un reordenamiento de las relaciones capital-trabajo,
que vuelque el costo de lavirosis que precipita la gran depresión que venía
gestándose, sobre la fuerzas mundiales del trabajo asalariado, la economía
informal y las empresas medianas, pequeñas y micro.

 Está en marcha nuevas modalidades de organización empresarial y


contratación de la fuerza de trabajo, incluso tele-trabajo, que descargan sobre
ellas elevados costos de infraestructuras físicas, seguridad, servicios de
electricidad, agua, alimentación e internet.

También procesos tecnológicos que reducirán más aun el tiempo de trabajo


necesario e incrementarán la “masa laboral sobrante”; implantando también
esquemas militaristas en la producción y los servicios (salud y educación
incluidas), amalgamados con la expansión y renovación digital-cibernéticas.

Como las crisis de salud se combinan con todas las demás y las parálisis y
semiparalisis económica que ellas provocan detiene o reduce la  obtención de
ganancias en diversas redes empresariales privadas, además de practicarse una
alta especulación en los negocios vinculados a ese sector, en los últimos años
a nivel mundial se ha puesto en marcha una alianza de los Bill Gates con los
grandes laboratorios farmacéuticos, previo control financiero privado de la
OMS en procura de manipilarla para suplantarla y posteriormente dar paso a
un sistema mundial de salud militarizado y tutelado por el capital privado
transnacional.

Esa racionalidad globalizadora es trasladada también a la esfera de control


militar de las sociedades auxiliado por tecnologías de última generación en
materia de espionaje, acopio de data, vigilancia electrónica y sistemas
satelitales.
En ese contexto las intensas resistencias de facciones capitalistas tipo Donald
Trump y los llamados nacionalistas, son engendros neofascistas que operan a 
contracorriente del globalismo dominante, fracturando el imperio decadente.

Aquellos vientos trajeron estos huracanes a


nuestra isla caribeña
En ese  contexto mundial, la República Dominicana -subordinada a EE.UU-
no solo no podía ser excepción, sino que se ha constituido en una muestra de
altísima de degradación de la clase dominante-gobernante y un país con
condiciones estructurales de  altos riesgos y enorme vulnerabilidad frente a
fenómenos naturales, epidemias y a  pandemias como la del COVID 19 en
expansión.

Pasa en superlativo también en la hermana República de Haití, con quien


compartimos esta hermosa isla caribeña.

Las  recetas neoliberales dejaron la economía y los servicios sociales a la


deriva de un supuesto libre mercado controlado por las transnacionales y las
grandes empresas capitalistas locales.

Durante decadas los diferentes gobiernos dominicanos han aplicado las


políticas neoliberales privatizando servicios y empresas estatales.

 Este accionar y pensamiento ideológico dio un importante salto institucional


con la Constitución del 2010 y de esa manera el capitalismo neoliberal
adquirió rango constitucional e infectó todo el marco jurídico, económico y
legislativo que rige el funcionamiento del Estado y la sociedad.  

Todo esto se ha traducido en las siguientes  realidades:

 Las leyes de salud y seguridad social, junto a todas las políticas


públicas correspondientes, fomentan el lucro privado en lugar del
bienestar colectivo.
 El sistema educativo, público y privado, fue Impregnado de una visión
mercantilista, que en vez de formar seres humanos libres y solidarios,
solo busca transmitir conocimientos técnicos y productivos que
permitan engordar el Capital, a la vez que mercantiliza progresivamente
la enseñanza.
  Las leyes electorales y el ejercicio de la política fueron contaminadas
en alto grado por el mercantilismo político.
  El consumismo superfluo ha alcanzado niveles alarmantes.
 Los hábitos de consumo cambiaron para peor.
  La estructura social quedó disgregada y trituraron la cultura de
solidaridad.
 El egoísmo ha sido  inyectado en grandes dosis a la sociedad junto a la
ambición por el dinero.
Todas las opresiones y discriminaciones: patriarcado machista, racismo,
menosprecio por los niños/as, adolecentes y jóvenes… han sido usadas para el
crecimiento de las fortunas y el poder a cargo del gran capital privado y la
partidocracia. Y todas las crisis capitalistas son usadas para potenciar esas
opresiones

El afán de lucro por vías legales e ilegales se disparó.

La corrupción se expandió en partidos, Estado, gobierno y en no pocas


empresas privadas; siempre protegida por un régimen de impunidad.

Las desigualdades crecieron y los de arriba se tornan cada vez más


autoritarios, insensibles y deshumanizados; más propensos a considerar los
cargos públicos, las finanzas del Estado, el patrimonio natural del país y los
partidos políticos como patrimonio propio o de sus empresas y negocios.

Así se ha creado una asociación mafiosa entre la partidocracia, altos


funcionarios, representantes del gran capital privado y políticos enriquecidos
al vapor.

Esa asociación mafiosa está dividida entre la facción preeminente en el Estado


y la que aspira ocuparlo por la vía de unos comicios presidenciales y
congresuales, que pospuestos por la pandemia, lucen cada vez más inciertos e
inútiles para salir de este empantanamiento en el marco de una crisis político-
institucional no resuelta.

Señales de la restructuración global en tierra


dominicana
Esto, más que detener,  ha acelerado el impacto local de la restructuración
capitalista-imperialista.
La incapacidad y decadencia de los grupos subalternos, intensifica y
sobredimensiona el intervencionismo de EEUU.

El anuncio de la instalación bajo el mando militar-policial dominicano del


denominado 5C-I / BIG DATA SANITARIA, léase  Comando, Control,
Comunicaciones, Computadoras, Cibernética e Inteligencia, amerita
colocarse bajo fundadas sospechas de militarización dependiente para un
mayor control del país; extendida a un tema, que como el de la salubridad,
compete a toda la sociedad, y muy especialmente al pueblo de a pié.

Pero no solo.

 La presentación de esa iniciativa tecnológica ultramoderna -con total ausencia


de la transferencia debida para asuntos tan delicados como este- parece
encubrir su estrecha vinculación con la presenciade asesores extranjeros y con
los imperiosos designios imperialistas.

 En estos días abundan en Nuestra América expresiones similares de lo que


parece ser la determinación de EEUU de imponer una mayor centralización
y subordinación de los sistemas de control, información e inteligencia de
países dependientes como el nuestro; vía fuerzas armadas y policías
altamente represivas, sumamente dóciles a sus planes re-colonizadores.

 Ese programa de readecuación tecnológica incluye temas tan sensibles como


la video-vigilancia total (espionaje con cámaras); controles de comunicaciones
radiales, digitales y telefónicas; espionaje aéreo (drones); y cerebro
informático, analítico y cibernético.

Su implementación bajo un alto mando militar-policial comprometido con la


estrategia militar del Pentágono, comprometido además con el sistema de
corrupción e impunidad imperante en el país, fue confesada cuando 
recientemente se anunció  la instalación de ese Comando dentro de un plan
de “integración y articulación de todas las dependencias territoriales de
los cuerpos castrenses dominicanos” para el control total de la sociedad; sin
contrapeso civil y sin trasparencia hacia el resto de la población; en nombre de
la defensa de una soberanía nacional inexistente.

El modelo del 5C-I/Big Data Sanitaria no es exclusivo del país, si no copia 


de otros recientemente diseminados por todo el Continente, re-proyectados en
el contexto de la pandemia del Covid 19; coincidiendo en casi todos los casos
su asignación a ejércitos, policías y servicios de inteligencia previamente
tutelados por el Pentágono, la OTAN, la CÍA y el Mosaad israelí. Todos lucen
tener la misma matriz.
Curiosamente ese paso coincide con las ideas y acciones del magnate Bill
Gates y los llamados globalistas estadounidenses, empeñados en crear
sistemas de salubridad  bajo un esquema militar y mecanismos de seguridad
nacional globalmente articulados y tutelados.

Sistemas, además, apoyados en componentes “micro-electrónicos, medios


digitales, celulares, cadenas  satelitales y registros informáticos” de sus
propias cadenas productivas; operados por fuerzas armadas y policías locales
bajo asesoría transnacional y articulados a diversos negocios de corporaciones
privadas de ese sector y de los grandes laboratorios farmacéuticos, los cuales
sirven para otras iniciativas empresariales con respaldo de gobiernos dóciles.

Y como los avances tecnológicos y científicos no son buenos o malos en sí


mismos, si no que dependen de quienes los aplican o manipulan, y sobre todo
de los propósitos que se persigan e intereses a que respondan…es válido 
pensar que bajo el manto de la ultramodernidad ya comenzaron los aprestos
del poder supranacional para enfrentar a futuro inmediato la  contrapartida
popular-nacional, que precedida de grandes movilizaciones previas al COVID,
habrá de convertirse en lo adelante, en tanto el empobrecimiento se torna
brutal y las penurias se multiplican, en la gran adversaria de la re-
estructuración ultra neoliberal potenciada por la nueva ola tecnológica.

Estamos, por tanto, a la puerta de una nueva fase, más convulsionada, de la


decadencia del imperialismo estadounidense, en la que ciertamente sus
mandamases parecen optar por morir matando en escala mayor, algo a tono
con las agonías de las bestias, que en su desesperación, se resisten a morir
tranquilas.

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