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(de W. James al Quadern de curs.

Afegir les dues traduccions)

I have now to confess... that I should not now be emancipated, not now subordinate logic with so very
light a heart, or throw it out of the deeper regions of philosophy to take its rightful and respectable place
in the world of simple human practice, if I had not been influenced by a comparatively young and very
original French writer, Professor Henri Bergson. Reading his works is what has made me bold. If I had
not read Bergson, I should probably blackenning endless pages of paper privately in the hope of making
ends meet that were never meant to meet, and trying to discover some mode of conceiving the behavior
of reality which should leave no discrepancy between it and the accepted laws of the logic of identity. It
is certain, at any rate, that without the confidence which being able to lean on Bergson's authority gives
me I should never have ventured to urge these particular views of mine upon this ultra-critical audience.

Debo confesar… que ahora yo no estaría liberado de la lógica, ni la sometería con tanta facilidad, ni la
sacaría de las regiones profundas de la filosofía con la finalidad de ponerla en el debido y respetable lugar
que le corresponde en el ámbito de una simple práctica humana, si yo no hubiera estado influenciado por
un escritor francés relativamente joven [H. Bergson tenía 17 años menos que W. James] y muy original
como es el profesor Henri Bergson. La lectura de sus obras es lo que me ha llevado a ser atrevido. Si yo
no hubiera leído a Bergson, estaría probablemente ennegreciendo sin cesar páginas de papel en privado,
con la esperanza de llegar a encontrar algo que nunca hubiera pensado encontrar, e intentando descubrir
alguna manera de concebir un comportamiento de la realidad que no mostrara discrepancia entre ese
comportamiento y las leyes aceptadas en la lógica de la identidad. En cualquier caso, es cierto que sin la
confianza que me dio poder apoyarme en la autoridad de Bergson jamás me habría aventurado a exponer,
más allá de esa audiencia tan extremadamente crítica, estos puntos de vista míos tan particulares.

La tesis que defiendo, anunciada brevemente, es que nuestra naturaleza pasional no sólo puede sino que
debe decidir legítimamente una opción entre proposiciones, siempre y cuando sea una opción genuina que
por su naturaleza no pueda ser decidida con fundamentos intelectuales. (The Will to Believe and other
Essays in Popular Philosophy, Harvard Univ. Press, Cambridge, MA, 1979, p. 20).

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