Está en la página 1de 12
STUDI DI LETTERATURA ISPANO-AMERICANA 37-38 Gristina Ponisio, Presagios y “retériea apocaliptica” en as crénicas sobre la conquista de la Nueva Espaiia Anamaria Gonziler Lana, El periodi militancia catélica: la eglaboracién de Gonzalez Luna en “La Epoca”, en el Mé: de 1917-1919 Antonio Lorente Medina, Realidad histériea y fieci6n en “Los de abajo” Clara Camplani, Mario Monteforte Toledo: uno sguardo dal Tali Patrizia Spinato Braschi, Syria Poletti e il difficile riscatto dall’emarginazione Laura Searabelli, “Historia de lunas”, di Alejo ‘Carpentier ¢ la disseminazione “mestiza” dell’essere cuban ‘Tiziana 0, Adaptacién y cambio de género ‘en la version norteamericana de la obra de Maria Luisa Bombal Sehede e recension ESTRATTO. Be BULZONI EDITORE ANTONIO LORENTE MEDINA (UNED-Madrid) REALIDAD HISTORICA Y FICCION EN LOS DE ABAJO Mariano Azuela, es de todos sabido, fee] inieiatlor, el maximo represen tante de la Novela de la Revolucién Mexicana y el primer responsable de su notable difusién. Su amplia obra narrativa se complets con una obra dramética Gircunstancial y una labor ensayistica, de la que destacan sus Cien arios de novela mexicana’ y sus confesiones literatias, conccidas por el titulo de £F novelista y su ambtente?. De todas ells Los de abajo es su novela mis farsasa, Aparecida en 1915, colocé 2 Mariano Azuela en dl sitial de los «Clisicos Hispanoamericanass y sacé a la novela mexicana de los cauces decimonénicos por donde discurria para colocarla en el comienzo de la novela moderna, Su gestacion se inicié en Irapuato (octubre ce 1914), como actara el propio Azucla en Bl novelista y su ambiente, y respondié al deseo intime que tenfa el autor de escribir sobre auténticos revolucionarios, Su actividad como médlico militar de la Divisién del Norte determiné que su redaccién se hiciera a saltos, con numerosas observaciones desperdigadas aqui y allé sobre diversos personajes y al compas de los acontecimientos bélicos, basta su marcha final 2 BI Paso en octubre de 1915+ En la lectura de Los de abajo se perciben todavia rasgos del Naturalismo literario, como cuando Solis afirma que sa psicologia de nuestra az» se condensa «en dos palabras; robar y matars, para conclulr diciendo desilusionado: «iPueblo sin ideales, pueblo de tiranos.. iLastima de sangre!» Mariano Avuea, Cien apios de movela mexicana, cx Obras compleras, México, CE, 1976. Il pp. 569-668, *M Ail, I novolistay su ammbiomte, on Obras compet tt. pp. 10121173, 3b, pp. 1078-1060 * Stanley I, Robe, Azula and the Mexican Underdogs, Berkeley — Las Angeles — {tondon, 1979, pp. 13:71. Bs interesante tambien estudio Genesis de Los de abajon en Mh Aula, fos dé abajo, ed. de J. Ruffinel, Madd, ALLCA, 1988, pp. 154174. Asimismo, M Aouel, Obras completa, ct, I, pp. 1357-1268. 35 Son palabras esenciles en la estructuracn de la novela y en la organizacion del mensaje que encierra, como para que no las tengamos en cuenta. Peto Io aque se destaca del texto narrativo es su estilo dramitico, ripido'y¥iv0, oon wa sequediad en su expresin que viene exigids, en gran medida, por la natura cruel de los hechos que se narran xternamente le novela se estructura en tres parses desiguaes, dev siuno, catorce y siete capinilos que le confieren una simetria estructural, subrayada hace tempo por la critica’, y se correspondzn con tres momentos decisivos de In Revolucién aemnada: lt lucha contra Huerta hasta la toma de Zacatecas (marm de 1913 — junio de 1914); las tensiones entre las diversas facciones revolucionariasirunfantes, especialmente de Vila y Carranza, hasta Ja. Convencion de Aguascalientes (octubre de 1914), y li lucha a muerte entre esta facciones hasta poco despuds de las derrotas de Villa en Celaya, en abit de 1915, Pero, éoomo las distbuye Azucla en el texto narrativo de Los de ‘abajo? Neimosio con detenimiento Por los datos desperdigados en la novela observamos que Demetrio Mactas,el protagonista, huye de los feerales hacia newiemtbre de 1913, des. pucs de que el general Victoriano Hucrta decretara la lucha a muerte contea los revolucionarios y maderistas. Todavia fa figura del cacique imponia la ley en Jos medios rurales y utilzaba en su beneficio persona a los sodtados fede- rales, 0 a Ia policia rural (la acordacas), como Instrumentos de su poder ® ‘nas veces decretando que el ranchero 0 campesin® fuera enfolado a la fuerza en el cjército; otras, castigando su enfrentamiento con él en la horca. sta es la razin por la que Demetri sufee la llegada de los federales a su rancho ~ «El Liméne ~ y por la que se ve obligado a refugiarse en la Sicrra Madire, desde donde observa alo jos cémo los Federals, repuestos del susto «que su gallada apariciin les prowoed, quemnan su rancho En el canon de Juchipilainicia inconscientemente su ascenso heroico en el mundo revolucionarto. Aqui es herido en la refrega con los federaes, por la iroprodtencia de sus allegados, que fo ernsportan en angarillas por la sierra, entre las muestras de carifo y soldaridad de sus habitantes, hasta un eawevin pueblo para su restablecimienta. La acogica cordial que le die ppensan, similar a las de los lugares por donde habia pasado hendo, es un hecho incontestable en la realidad historica del México de Huerta, porque los serranos, victimas también del eaciguismo y de las lews indiscriminadas le vadas a cabo por el dictador, sienten como propias las desventuras de * Simetia estructural de jucgos expejeantes, que no consiguid Azvela hast la tercera Cedicisn de Ta novela (1920) ya la que era, por ctta parte, tan propenso, com mucsta ta ‘estructura externa de Los cactues (1919). El mejor ejemplo del poder det aciqusmo en el campo mexicano la encontramos en |e novela ropa vigla, de Franco L. Urquize, aunque acu! kenticado con los espateles, 36 Demesrio Macias y de su partida y se idemtifican por completo con sus actua- clones. No es extrafio, por eso, que les digan ‘Dios los bendigal 1Dios los ayude y los lleve por buen camino. Short van ustedes; mafiana correremos también nosctros, huyendo Se lt leva, perseguidos por estos condenadas del gobeerno, que nos declarado guerra & muerte a todos los pobres; que nas roban ‘sestf0s puercos, nuestras gallinas y hasta el maicito que tenemos ‘comer; que queman nuestras casas y se levi nuestras mujeres, ¥ gue. por fin, donde dan con uno, all Io acaban come si fuera perro el mal stas palabras son claves para entender ta actuacién brutal y sangul- la par que heroica, de la partida de Demetrio Macias en cl asalto a la ;icién federal instalada en el pueblo que aparece (caps. XV-XVIL; 1% parte) camino de Fresnillo. ¥ matizan las duras expresiones que amiela pone en boca 4c] narrador para distanciarse del hecho narrado cuando describe la delecta- sin y el placer con que los hombres de Demetrio rematan 2 los heridos y su nsihilidad anve ese aquelarre sangriento: Se distinguen en la carniceria Pancracio y ef Manteca, rematando a Jos hreridos. Montafiés deja ezer su mano, rendido ya; en su semblante ppersiste su mirada dulzona, en su impasible rostro brian ka inge niuidad del nif y la amoralidad del chacal’ El fragmento resefiado sintetiza admirablemente la truculencia de toda "2 escena inal. Azuela ha sabido expresarnos, a través del narrador, el horrible especticulo de violencia, que transforma a los hombres en feroves animales, cbrios de sangre; pero ha subrayaclo de forma deliberaia los rasgos psico- patolOgicos que caracterizan a la partida guerrillera — crueldad, ingenuidad, amoralidad - en detrimento de la realidad histérica que la propici6, Porque hemos de tener siempre presente que la violencia popular fue la respuesta trad a la guerra a muerte que Huerta decret6 para acaba” con la insurrecci6n mastitucionalista, tras la traicin de Ciudadela y el asesinato de Madero, Y sue dicha guerra sin prisioneros elevo la impunidad y la arbitranedad de tos cSciques y de la milicia hasta extremos inusitados («como si fuera perro del ecordemos, tratan a cualquier campesino que agaerar) Las partidas -ebeldes no hicieron nada mis que contestar con la misma moneda, y mis en caso. que Demetrio y sus hombres son hostigaclos smultineamente por < Zezerales y por los curros del pueblo, que les disparan desde las azoteas. Es szucks, Las de abajo, en Obras compleras, i, 1976 (Lesimpresié), por eit edicin, fo que anticipo para todo el aba, 359. légico, hasta cierto punto’, que, una vez acabado con los federales, Demetrio ordene a sus hombres: «iAhora alos curros!» En este pucblecito se les une un estudiante de Medicina y periodista, Inis Cervantes, que seri importantisimo en la evolucidn de Demetrio Macias y de sus gente, porque simboliza, entre otras cosas, la incorporucion de la cul- ‘ura letrada a las partidas de insurgentes del Estado de Jalisco; peso también la egada de oportunistas y logreros, que se benefician de la Revolucion y la abandonan, una ver. enriquecidos. Aunque no sea el momento de desarrollar la psicologia de este personaje como se merece, si quieo resaltar gue cura a Demetcio y ejerce sobre él una influencia notable, aunque no siempre positiva, nis Cervantes es quien orienta ideologicamente a la partda del protagonista y quien Ic hace caer en la justicia de la causa revolucionaria, no obstante que lo hhaga pensando en su beneficio propio, Y es, en fin, quien aclara a Demetio ef sentido de su lucha ya de sus hombres. Esto se refleja con claridad en ef capitulo XIN de la primera parte, cuando Demetris, que esté dubitativo entre reunirse con las fuerzas del general Natcra 0 volverse a su casa, le cuenta su vida y las razones de su huida. Luis Cervantes, que ya hace tiempo que se ha percataclo de que estos hombres iban a derrocar al dictador, ve la oportunidad de medrar junto a Demettio y no pierde la ocasi6n de embaucarlo con la verdad: Usted, hombre modesto y sin ambiciones, no quiere ver el important simo papel que: le toca en esta revolucién, Mentica que usted ande aqui por Don Ménico, el cacique; usted sc ha levantado contra el cari ‘guismo que asola toda la nacion, Somos elementos de un gran movi Imiento social que tiene que coneluir por el engrandecimiento de nuestra patria, Somos instrumentos del destino para la reivindcacién dc los sagrados desechas de! pueblo. No peleamios ror derrocar a ua asesino miserable, sino contra Ia tirania misma, Eso es lo que se llama luchar por principios, tener ideales. Por ellos luchan Villa, Natera, Carranza; por ellos estamos luchando nosotros ® 2 Rs cierto que los seguidores de Demetrio ao sélo no slentennlngtin ruber poe los actos que acahan de cometer, sino que se dedican a continuacin al despajo de los enseres de los muertos mientras ebromean y rien muy diveruidos; pero tambien es cierto que és eta el nico medio que tenia la partida para abastecerse de ropa, calzdo y armas. ¥ ello sin tener en cuenta que el eco federal se habia hecho odioso para tods la poblacéo y que, [por tanto, no se es consideraba en modo algun, Este capitulo es ura recreacbn del com bate que sostuvieron vistas y carranclstas en San blgvel, como ya alvicera 8, 1. Robe, Azwola and the Mexican Underdogs, ci, pp- 162163, y muestts fa laboracion a que Fue ‘sometido por Azvelaa favor desu mens "M. Aniela, Los de abajo, en Obras completas, it, p. 328. Hl reverso de este ds curso ser el que Las Cervantes espera a Demeto en cl capaala Vi, 2 pare, p. 385,20 et {que parece haberseolvdado de los principos por los que luchaban Vila y Carcanza y de «os Sagrados derexios dc! puclos, en euyo nombre Lis Cervantes sconsee ahora al pret nista que accpe> val alego de hidalgos- que ha robadio de casa de Dom Ménico, 38 Las referencias a Natera y ~ sobre todo ~ a Villa y a Carranza nos sitdan, fen Ia fase tunfante de la revolucién contra Huerta, entre mayo y junio de 1914, cuando, al parecer, todavia no habia tenido lugar la ruptura entre el jefe de la Division del Norte, Pancho Vill, y el «Primero Jefe» de la Revolucién, ‘Venustiano Carranza. Sélo stbemos lo que se nos cuenta en la novela: que Natera. general del ejército de Villa, estaba en Fresnillo, preparindose para tomar el importante hastién federal de Zacatecas. La realidad histérica ¢s algo ra de la que se desprende de! testo de Azuela. Carrranza, que queria evstar por todos Jos medios la entrada de Villa en la ciudad de México antes élysu gemte, ordené a Natera gue tomara esta ciudad. fuertemente fortfi- ‘¥aruillada por fos federales, con la oculta intencién de detener el avance mntenible de Ia Division del Norte y dividir ~ de peso — 2 los villistas. dems, en su fuern interno deseaba que Vila y su gente se estrellaran contra las formidables defensas de la ciudad y perdieran parte de su enorme pres. tigio. obtenido por las brillantes victorias de Ciudad Juérez (septiembre de 1913), Tierra Blanca y Chihuahua (octubre de 1913), y Torreén (noviembre- diciembre de 1913). Bl fracaso de las tropas de Natera ante unas fuerzas supe: ores en nimero y el temor de Villa # que hubiera disensiones entre sus hom Jo impulsaron a ponerse él mismo al frente de su poderosa Division par tomar tan estratégica Gudad. Azucla, consciente de la importancia del acontacimiento, tiene el acierto de concur la primera parte de Las de abajo con la toma de Zacatecas, cen la que Demetio Macias y sus hombres adquieren merecidamente fama de valientes. Y hace coineidir el maximo de gloria del protagonista con el mayor triunfo de las tropas villistss y de la revolucién. Pero sabe distanciarse, atin en estos momentos, de los personajes que aparecen en st novela. En primer ugar, Cuando subraya la enorme distancia que hay entre los hechos hist6ricos vividos y el modo de contarlos. Demetrio no se reconoce en las hazafias que de é cuentan, aunque termine contindolas él mismo como las ha ofdo. La Fgura de Villa y de su Divisién adquieren unas dimensiones fuera de to ccorriente, exageradas por la prensa constitucionalista y per la vor, popular que Jo eleva 2 la categoria de mito: el «indomable sefior de la sierra», el dbandido providencia», con sus hombres «puro nortenos, perfectamente pertrechados, bien abastecidos. Y sus «tcroplanos», con los que siembra la muerte y la des truccién en el campo enemigo. Lo curioso es que quiznes propalan tes hazafas, y se encarga de subrayarlo la vor. del narrador, 502 los «gorrudos», los andrajosos soldadlos de Natera, que nunca habian peleado junto a Villa y hablan tan s6lo de ofdas. Con cazén Anastasio Montafés, representante del " Foiedrich Katz, Rancho Willa, Mésico, Ediciones Bra, 2000 (Il ed. ampliads), ty Jesis Silva Herzog, Breve historia de la Revolicin Mexicana, Més\co, FCR, 1973, ¢ Il pp. 9496, 39 sentido comin en la partida primitiva de Demetri, conesta desconfiado ante Jas portentosas hazaias que esta escuchando: «iHurm... pos se me hace que de hhomibre a hombre todos semas iguales!... Lo que cs pa mé naiden es mis hombre que otro. Pa pelia, lo que uno necesita es no més tantita vergtienzae ® En segundo lugar, urante el asalto alos montes fotificados de Ta Buta y HI Grillo, que defienden la ciudad de Zacatecas, en poder de los federales, nicl muestra con realismo el fracaso de las hucstes de Natera por tomar ambos; pero también el anhelo de saqueo y de robo que as caracterza, através de la escena de la meiquina de escribir, que baja de precio 2 medida que cambia de duerio, hasta llegar a manos de la Cocorniz, que por veinticinco centavos se a el gusto, de arrojadla contra las piedras» ¥. En cuanto a su toma definitiva, ‘Azuela, gud fue testigo presencia] de este hecho, dene eltino de poner en boca de Solis, ot intelectual, unido a Natera, que conoce el pasado de Luis Cervantes € intuye sus verdaderas intenciones, el relaio de la ascensién y el asilto al cerro de la Buta, que en Ia novela acometen Demeteio y sus hombres ante la mirada asombrada de los jefes militares vilistas. Gon esta estratagema cl autor se ve libre para ransformar la briosa embestida de Ia Division del Norte en cl asalt a La Bufa y El Grillo, y la subsiguiente desbanduula general del ejérito federal, en el engrandecimiento épico del procagonista y para descargar cn Solis la responsabilidad dle sus propias opiniones acerca ce la Revolucion, en un fragmento justamente elegido por casi todos sus comentarisas: ~ 1Qué hermosa es In revoluciGn, aun en su misms barbarie — pro- ‘nuncié Soils conmovido. Luego en voz bala y con vaga melancoli = Lstima que lo que falta no sea igual. Hay que esperar un poco, A que no haya combatientes, a que no se cigar mnds diparos que fos de las turbas entrogadas a las delicias del saqueo; a que resplandezca di fana, como una gota de agua, Ia psicologla de nuestra raza Contiensada en dos palabras: irobar, matar... Qué chaseo, amigo mio, silos que venimos a ofrecer todo nuestro entuslasmo, nuestra misma vida por derribar aun miserable asesino, resultiscmos los ccbreros de un enorme pedestal donde pudieran levantarse cien 0 ddoscientos mil monstruos de Ia misma especie!.. Pueblo sin ideales, ‘pueblo de tranos!... stim de sangre! Con ln toma de Zacatecas, el eféreito federal, que sostenia a Huerta, abandona fa lucha y la defense militar del gobierno se derrumba estrepitoss mente. Pocos dias después Obregén inilige una severa derrota a otro elércita liberal en Orendiin julio dé 1914) y entra en Guadalajra sin ninguna oposi- ® M Aaveta, Los de abajo, en Obras completas, et, p36 ' Escenas como ésia preparan al lector para aceptar las excenas de la segunda parte e Las de abajo, en las quo se subraya el espint de la raza mexizana. Nc Aabela, Los de abajo, en Obras comletas, ei. 368 40 ‘i6n, Huerta, temeroso por su propia vida, abandona Ia ciudad de México y ‘marcha al exilio unos dias después. ¥ un mes mis tarde (agosto de 1914) el Hiército Constitucionalista del Noroeste, al mando del geeral Obregon, entra vietorioso en fa capital de la nacién, Quedan reductos de defensa aslados alo largo del territorio, pequetios grupos de federales dese:tores, o guerrilleros corozquistas dispuestos a batirse hasta la muerte. Pero en general se entra en ‘un compas de espera, dominado por la intriga de las facciones revolucionarias por hacerse con el poder y nombrar a un Presidente Corstitucional que satis faga sus expectativas. ‘Auela, interesado en especificar narrativamente las palabras que Solis pronunciara poco antes de su muerte, renuncia a relatar los hechos histo- ticos, aunque les sirvan cle marco, para centearse en el mundo de sordidez y de degradtacién moral que rodea a las tropas revolucionarias, tras el triunfo consti- tucionalsta. En los catorce capitulos que constituyen la segunda parte de la novela distribuye diversas excenas que ficcionalizan la epsicologla» de la «raza mexicana», resumida por Solis en los verbos «matare y «obam, desde su comienzo hasta Ia escena final, en que nos enteramos del fracaso de la Convencién de Aguascalientes. Demetrio y sus hombres, envanecidos por la fara que los precede y mareados por el triunfo, se dejan seducir por el ambiente de coreupcién y muerte que los rodca y sucumben insensiblementc, desde su primitiva menta- lidad, ruda © ingenua, al alcoholismo, el robo y la injuria Basieos son, en ese ddescenso a la barbarie, Ios personajes del guero Margarito y la soldadera Pintada, El banguete de homenaje que ofrecen a Demettic sus antiguos compa: ficros de armas par su ascenso a general, supone paradéjramente el comienz0 del embrutecimiento del protagonista, zarandleado por los intereses encon- trados de Lats Cervantes, el giiero Margarito y Pintada, Las escenas del mes6n, ‘en que todos se atropellan para contar sus asesinatos, la obscena irrupcién de Pintada en la vida de Demetrio, la cinica justificacion del siqueo de casas parti cculares, la inmoraliiad descatada de Luis Cervantes, antes idcologo del grupo, 0 In ignominiosa muerte de Camila, Gnico ser inocente, a manos de Pintada, vienen a subrayar la falta de rumbo del protagonista y de su primitiva partida, envueltos por ef huraeiin revolucionario, Hombres decididos en el combate, pero aturdidos por la desenfrenada vida urbana que propia la inactividad gue- rrera y por las intrigas politicas, alas que permanecen ajenos, Es cierto que todavia quedan restos de dignidad en Demetrio, como cuando manda quemar la casa de Don Ménico, el cacioue de Moyagua cau- sante de su huid inicial, sin permit el saqueo ; 0 como cuando rechaza la * Azocla wiele a ofrecernos en esta cacena una muestra invertide de la peimera cscena de ln corel, Gon ely con ots bdhas ecenassimlares~ quiere subraar la Simetr estructura que someut Ta confeccn de Los de abayo. a el a leeenetesderieees, Pare an de Unis Cervantes de «irnos a brilara> fuera del pai, Porqué le cians ete i st hombria, Asimismo, es certo que su orpallo snes fea ne feelbe la orden de salir a combutira una partida de orosqeetes “ian, ira batir oroequistast..iHabérselas al fin con hombres de verte Idejar de fe federales como se matan licbees © guajolotem ~ llega deca Demetrio, felt ante esa perspectiva. Pero no es menos cietto tanbten gue: acepia la balems de que Luis Cervantes le traign scouestrada 4 Camila, isos que cuid6 e.¢ mientras estuvo herido en la primera parte de la novels Yque se desen- flende de las despracias de un pobre campesino que ha sda reais por las arpa nando, En estos momentos Demetso Matas se cncuenied en a Partica rebelde que humiléemente agradecia la ayuda anos cuando andaba herido al comienzo de la nowela {on la tetcert parte los campesinos se escencten cuando lo ven llegar Frames eoPas y dejan al pueblo sin alimentos, ante la furla de Demers ylos ‘azonamientos de sus préximos pata tranquilizarlo, £03 (odo, Azicia no abandona el soporte hisérico que sirve de base a ja narracion, Aqui y alé va dejando desperdigndos ndicios ara anclar ka rea lidad bist6rica reflejada en el texto. La partida de orozquistas resulta ser un anamove y un centenar de dusos, bajo la ensenia de sRelgion y Fuca Con Pane ae ites Aatela muestra el carcterantclerical que earateries ebony eerlicng at tcciones revolucionaria, asi como el descontento de makes Cae os mexicanos, que se terminaria coneretando en lt guca cristera durante estos afas otra vez al borde del abisimo, Hechos como éste y otros mis, como la muerte de Camila, evan a Demeirio a un estado de pesadumbre y de nostalgia por a tigen yun deseo renante de volver con los suyus. Pero en medio de los pecparativos para su Comer tet Orden del alto mando militar lc insta a presentare co ly Convencién de Aguascalientes. Joe. nuevo ta realidad historica mueve la intriga de la novela, Demetrio Cane fenecho a pardcipac ex kt Convencion, porque ene mands de wopas Gras de tll hombres) y, sein cl acuerdo alcanzado en lixredn come vig, y Obregsn, s6lo tas gencrales con mando de tropa, o see representantes lewales, tenian derecho a voto en ella ll se pretend dima > diferencias Comite ng e_& Integrat al zapatsmo bajo la under at Constitucionalismo. La verdad es que dicha Convencidn frucase Por nume- Carrara de E Rntte ls ae se destacan cl desconacimiento por parte de Carranza de la figuea de Bulalio Gutiérrez. como Presidente ‘Constitucional, ef ‘aclcalismo

También podría gustarte