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DE tA NATURATEZAEN AMÉRICA TATINA

Naturaleza ocuPa up lugar central en visién se ofrecen los puntos más destacados con
sobre ambiente Y desarrollo en Amé- ejemplos ilustrativos. En segundo lugar, se enfatizan
invocada desde las más variadas tien- las existen otros estudios que
fines. Sea en la preservación de si- un sentido histórico, co-
como en el anhelo por mejores conü- c!ásica (por ejemplo,
de vida, se hacen continuas ref,erencias a tér- i996). En tercer lu-
Naturaleza, ecosistema o ambiente. Las gar, el análisis se resüinge a los conceptos de la Na-
turaieza en sus vi¡tculaciones con las estralegias de
a modos de proteger la Naturale- desarrollo. Es una mirada a la pareja Naturaleza-de-
en el sujeto de buena parte de sarollo, con lo cual otros temas quedan por fuera
ambientales. P, ero a pesar de es- del objeto del estudio. En las líneas que siguen se re-
no se ha profi.rndizado adecuada- visan los conceptos tradicionales sobre la Naturale-
en los conceptos, y preconceptos, emtreltos za, se ofrece un breve análisis sobre cómo se articu-
palabra Natu¡aleza, y sus implicancias para la lan con las estrategias de desarrollo comúnmente se-
del desarrollo sostenible. guidas en la región, y «lesde allí se comenta sobre las
nuevas posturas actuales.
de la palabra Naturaleza indica que
latin natura,que se refi.ere al"neci- La herencia europea en las concepcio$ۤ de
(natus partiapio pasivo de nasci, nacer),
la Naturaleza
comunes:
a las cuali Las ideas latinoamericanas sobre la Naturaleza
Y de un objeto o un ser; y Por derivan directamente de las visiones europeas. Por
para los ambientes que no son ar- un lado, los europeos que llegaron a América Latina
con ciertos atributos ffsicos y biológicos, sus concepciones de la Naturalez¿ sobre
especies de flora y fauna nativas. Este capítulo originarias. Por otro lado, desde la colo-
este segundo uso. e intelec*
se informati-
e§a línea,
como
como el la ecológica de la

Sobre eüa de las mineras del Nuevo (entre los


A manera de ejemplo se pueden recordar a la estudios más destacados a Gligo y
Tierra, como proveedora de alimentos; el Morello, 1980, Vitale, y Brai-
Salvaje de los primeros exploradores del con- lcvs§y ella le una
y otros más recientes, como ecosistema o ecológica,
ambiente. de la mano de obra esclava, a la que se

En las líneas que siguen se analiza la conceptuali -


de la Natu¡aleza en su segunda acepción refe-
a un ambient€ que no es arti§cial. El estudio es-
en varios aspecto§. Primero, considera
de Naturaleza en particular en América
(se sobre el conocimiento de F. Bacon, R. Descartes y
en Gudynas, 1995, 1999). En la re- sus seguidores. Estos pensadores rompieron con la
,..}

I8 EDUARDo Gupvl¡,rs

tradición medieval que veía a la Naturaleza en for- acumulación de riqueza, mediante un progreso sos-
ma organicista, como un ser vivo, y donde las perso- tenido. Es una situación de progreso constante la
nas eran un componente más. A partir de entonces que se considera la más óptima: "El progresivo es, en
la Naturaleza quedó despojada de esa organicidad y realidad, un estado feliz y lisonjero para todas las
desde una postura antropocéntrica se la vio como clases de la sociedad; el estacionario, triste, y el deca-
ul conjunto de elementos, algunos vivos y otros no, dente melancólico". El progreso permite avanzar ha-
que podÍan ser manipulados y manejados. La Natu- cia'ulteriores incrementos de riqueza".
raleza pasó a ser interpretada como el reloj de Des-
cartes, constituida por engranajes y tornillos, donde iohn Stuart Mü en su influyente obra de econü-
el conocer todas sus partes, permite entender y con- mla polltica, publicada desde 1848, también señala-
trolar su funcionamiento (ver entre otros los análisis ba las ventajas del progreso perpetuo y el dominio
de Collingrvood, 1960, Williams, 1972, Duerr, 1987, de la Naturaleza como su aspecto privilegiado. La
Evernden, 1992, Rothe¡berg, 1993, y Glacken, 1996). marcha de las naciones era concebida como "un mo-
vimiento progresivo que se continúa con pocas inte-
Conocidos analistas, sostienen que la visión an- rrupciones de un año a otro y de una a otra genera-
tropocéntrica tiene en re¿lidad ralces más antiguas, ción: un progreso de la riqueza, un progreso de lo
que se colocan sea en la tradición judeo-cristiana que se llama la prosperidad material." Este
*movi-
como en la cultura helénica (Whyte, 1967; Moncriel miento económico progresivo" es una forma de "cre-
1970). Pero más allá de esa discusión, el cambio cla- cimiento perpetuo'y es mediado por el dominio
ve tuvo lugar en el renacimiento, apoyado en parti- "ilimitado del hombre sobre la naturalezai
cular en la experimentación, la nueva metodologlas
promovida tanto por Descartes como Bacon. Alll se Smith y Mill no actuaron solos. A sus nombres
introduce el novedoso elemento de la manipulación; deben sumárseles los de Türgot, Condorcet, Saint-
el experimento no es la simple observación, sino la
Simmon, Comte, Hegel, Marx, y tantos otros, quie-
modificación premeditada como vla para alcanzar
nes más allá de sus conocidas diferencias, mantuvie-
un conocimiento pretendidamente cierto.
ron sin embargo posturas similares sobre cómo rela-
cionarse con la Naturaleza. lbdos ellos promovieron
lv'fientras la visión medievai concebía al ser hu-
la idea del progreso, la que de "ser una de las ideas
mano como parte de su entorno, no dejaba de ser
importantes de la civilización occidental pasó a con-
jeÉrquica en tanto era Bn interlocutor privilegiado
vertirse en la idea dominante, incluso teniendo en
de Dios. Desde el carnbio renancentista esa distin-
cuenta la creciente importancia de ideas como las de
ción se acentúa, ). el ser humano €obra un nuevo pa-
igualdad, justicia social y soberanla popular ..." (Nis-
pel por fuera y por encúna de la Naturaleza. La des-
bet, 1980).
cripción metafórica es reernplazada por la simboli-
tacíón geométricá o mat€mática, apelando a una
abstracción creciente. Se manipuia 1'apropia }a Na- En este contexto se desarrollaron diferentes con-
turaleza como condición y necesidad para atender cepciones sobre la Naturaleza. Como es de esperarse,
requerimientos cuya meta era el progreso perp€tuo. en tanto predominaba una visión sobre el desarrollo
Consecuent€mente, paso a paso, se redefinÍe el en- t eI papel del ser humano, muchas de las concepcio-
torno natural, y se acentuaban los rnedios de su ma- nes sobre la Naturaleza presentan caracteres comu-
nipulación y control. La Naturaleza quedó tan dis- nes. Estas concepciones del desarrollo y la Naturale-
minulda que fue reducida en los primeros estudios za pueden ser inscriptas dentro de un¿ ideologia. El
de economla al factor de producción'tierra''. Los re- concepto de ideologia se Io maneja aquí en el senti-
cursos naturales eran considerados como ilimitados, do de deformación, legitimación e integración, tal
y tan sólo debfan encontrarse sus paraderos para en- como lo analiza Ricoeur (1989\. En este artfculo se
seguida explotarlos. considera que existe una ideología del progreso, que
engloba a las diferentes escuelas sobre el desarrollo,
Los prirneros economistas, profundamente im- las que en realidad corresponderfan a distintos para-
buidos en estíts concepciones, promovlao tanto el digmas. Seguidamente se revisarán las principales
progreso material, y la apropiación de la N¿turaleza concepciones de la Naturaleza en refercncia a las es-
para hacerlo posible. Adam Smith en su texr&o mo- trategias de desarrollo, poniendo el énfasis en las
numental sobre la "rigueza de las naciones', publica- posturas contemporánéaq en él próximo capltulo se
do enl776, alude especlficamente a las metas de la considerarán las ideas sobre el desarrollo.
EcorccfA, EcoNoMtr v É¡c¡ DEL DEs ¡Ro¡.to §ostn¡Brr t9

i* frontera salvaje Desde una fase inicial donde se alternaba la admira-


ción con la belleza y riqueza de los paisajes, con el
in el inicio de la conquista y colonia, sggún la in- temor, se pasó al control y dominio de las "fuerzas
::, :*ación disponible, parece haber predominado naturales". Las primeras crónicas hacían referencia a
concepción del entorno como espacios salvajes.
;';:;§aturaleza era incontrolable y se imponía sobre
animales fantásticos y sitios con enormes riquezas.
Por ejemplo, en los relatos de la expedición de los
..: i deblan sufrir los ritmos
seres humanos, quienes
naturalistas Johann von Spix y Carl von Martius
á* liuvias y sequias, la fertuidad del suelo, la dispo-
(1817-1820) en Brasil se repiten referencias aJardi-
l :,iiidad de agua o las plagas de los cultivos. Los es- nes exuberantes y magníficos"; describen un área en
:,:;ios sin colonizar eran, a su vez, sitios salvajes, po-
Minas Gerais como un'jardín artlsticamente plan-
;is¿ialmente peligrosos por las fieras y enfermeda-
,:jÉs que pudieran cobijar.
tad0'l donde alternan'románticos escenarios" y pai-
sajes de "ficción idflica" (Macknow Lisboa, 1997).

Esta perspectiva era típicamente europea, prolife- Pero esos mismos exploradores también encuentran
:*ndo en escritos de los siglos XV'II a XIX Un buen un lado salvaje y peligroso; un encantador paisaje de
r.*mplo son varias secciones de la enciclopedia del palmeras puede ser un sitio peligroso por las alima-
.."¡nde Buffion, cuya versión en castellano se distribu- ñas que encierra, y llegan a describir a la selva como
*ruda"
;ir' s.mpliamente en el continente, con añrmaciones "tenebrosao, y "salvaje" con animales mons-
;ú::1o "1¿ naturaleza salvaje es horrible y letal" y el ser truosos y venenosos, clima insalubre, bosques sofo-
-":¡nano es el rlnico que puede convertirla en'grata )¡ cantes y rlos lúgubres (Macknow Lisboa, 1997).
:,ihitable" (véase el análisis de Glacken, 1996).
Los colonizadores se vuelcan decididamente a
§sas mismas ideas se repetfan en América Latina. controlar esos ambientes salvajes, promoviéndose el

§u fj,

I l¡o f¡ontem sol.voie "Su', monskuo mítico que supuerlomenle hobitobo lo Potogonio, en d sur de Argentino, segÚn
Go¡por §chotr á ¡u "Phy¡íco Curioso siw Mirobilio Nqturse et A¡,lis", I ó97 (reproducido en Dsnce, I 978).
20
Éou¡n»o GuoyN¡s

cultivo de la tierra, la desecación


de humedales, la eran vistos como abundantes
construcciól de canales, la cazaintensiva, Ia tala de y al alcance de la ma-
llanuras y bosques erardescriptr,
bosques, la introducción de
especi.r pr.jrLiru,, l" ::ll"r
mensos y aguardando su explotación..
**.ir-
d:T:tliT:i¿n
Ji
de aquelas *frr;", q.i"
utilidad. Siguiendo la imagen aá p"r*rt"r,Jona.
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todo era en reaiidad una máquina, Los elementos de la Naturaleza
l se los obserya co_
tl la NaturJeza era mo "recursos,l desvinculados
analizada sus piezas lcon el,rot Ul"
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unos
ejemplo, los recursos minerales
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Nuevo Mundo emprendida por que los recubría). El
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los explo- énfasis apuntaba a Ia eficiencia
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europeos), y desde alu rc proí.-* ioJmedios i pr;;;.;;"-id"l
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;:: lador¡s r'ómo extraer esos recr¡rsos, y en
cómo se los aprove-
ii- y controt. pr, .i.*pi", ini-
Ii l,1l ]r,T":,pj::ión
cros det siglo XIX, en Brasil " :*: las estraregias de derarrolt;.
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i3 Iosé Bonifacio conside- (1996)¡ecuerda que los i"aig"ou"aul uull
raba que ta Naturateza era un ár^MrO-
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ser descifrado por la observación
"gr*iii;;iJ;p"af" co-catalogaban los suelos de
ácuerdo ,, ,*¿"oi-
; nal, no para contemplarla, sino
empÍricu f ,".io- vjdad, mient¡as los españot", p*uron"
u ¿#.rli.,".
irl .";;;;¿ puru ros por su valor mercantil.
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p¡ogreso (pádua, 1987). "t

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de Ia Naturale- -- utilitarista se desarro_
ideas conservacionistas.
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za, se imponla a su vez una
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daban atrás los miedos ante el "riUorirr"lqu._
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Emoct^, EcoNoMfA y Érrc DBL DEsALRouo §osrm-¡lru

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*e i.2 Lo dercripcion do lo Noturolezo: Tucone¡ de pechoroio; redibuiodo de uno litogrofío coloreodo o mono de olvlo- a

nogroph of tho Rompho¡tidoe or Toucons' po. J. Gould, 183á (reproducido en Donce. 19781. i
I

x-:ier postura de protección de la fauna y flora, por so del estadounidense Gifford Pinchot, creador del
;:i¿ mis¡na, ya indica otra concepción del ambiente. Servicio Forestal de ese pals, quien amplió y copió la
i:: efecto, el desarrollo de una protección ambiental tende¡rcia europea de no desperdiciar recursos. Con-
n* es riecesariamente incompatible con la§ postura§ cebla a l¿ conscrvación como'el desarrollo y uso de
r:ogresionistas del crecimiento perpetuo o con una la tierra y todos sus recursos para el permanente be-
:Ezón instrumental. En realidad €sas posturas no neficio de los hombres" (rv'!y'orster, 1985). Especial-
srotegen la Naturaleza sino los recursos gue alimen- mente los ingenieros agrónomos y forestales se pre-
:an a la economía (Worster, 1995). sentaban como las e:(pertos en manejar las áreas na-
turales para q,.btener de ellas el mejor provecho. Esta
La conservación utilitarista se originó en Europa, tradición se difunüó en toda América Latina, en
!'5e trasladó a las Américas. Es muy conocido el ca' particular en la apertura de üstintas á¡eas a la pro-
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22
$ EDUARDo GUDYNA§
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ducción.agrícola y ganadero,
g I sus consecuencias se
slguen observando en la actualidad.
La Naturaleza se de explotación
percibe y valora en 1o que resulta especial en los
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nera sc fragmenta en varias vertienáiaf
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# "* agrf_
et geótogo, otra para el proÁotor
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folai.l,,ot1 urbanizaciones. EI
Drasileño Bonifacio, mencionado arriba, reac-
José condiciones de equili-
cionaba no en contra de la destruc.iá"-JulJ especialmente por fuerzas como
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et despilfarro y.f J"rprrai.i"
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EcoroclA, EcoNoMfA y É'r¡ca »rl Drs¡nnoLr.o SosreHrsr.e 23

bi.osfera, que apunta alavez hacia a una como una forma de capital es posible promover la
holística y la existencia de límites. "internalización" de esos recursos a Ia economla.

cliásica al presentar una Naturaleaa Si bien este aspecto se analizará en un próximo


propio, también ofrecía un marco de capltulo, es necesario adelantar que estas posturas
para proponer medidas de gestión. Eqto expanden la racionalidad económica manteniendo
por aquellos que sí estaban intereSados el mismo propósito de instrumentalizaciíny mani-
con la conservación y el desano- pulación, asl como el antropocentrismo, donde la
tipo de concepciones calaron muy hondo en valoración de la Naturaleza está dada por los valores
Latina. Por ejemplo, la CEPAL en 1992 de uso y cambio asignados por el ser humano. La
la visión del'cuasi-organismo" cotl una Naturaleza se podría contabilizar en dinero, y por lo
ecológica, sosteniendo q;ue existe un orden tanto la protección del ambiente en realidad serla
nismo en la Naturaleza que brinda referentes una forma de inversión. A su vez" los ciclos ecológi-
*i'aluar los impactos humanos. Es importante cos (como del agua o regeneración del suelo) pasan
que esta visión fue cuestionada por otras miás a ser considerados "servicios" que pueden §€r tam-
que sostienen que no existen comunidades bién ingresados al mercado. Bajo esta postura, Ia
reales en sl mismoc y que la dinámi- conseryación abandona sus objetivos primarios y
ios ecosistemas no está en equilibrio, sino en queda ai servicio de las posturas de desarrolio tradi-
cambio, sin un orden pre-establecido (Bot- cional. I.{uevamente los criterios de efi.ciencia y be-
1990). Bajo esta visión la Naturaleza serfa un neficio económico se imponen, y quedan rezagados
desorden, y la ecologla pierde asf su capacidad los valores ecológicos, culturales o estéticos.
determinar parámetros incuestionables sobre
volver a un estado naturai. La reducción de la Naturale?a a sn componente
más dentro del merJado, termina diluyendo las par-
como Capital ticularidades del funcionamiento de los ecosistemas.
En realidad la conservación apunta a asegurar tanto
Lln nuevo giro en las concepciones de Natura- Ios procesos ecológicos como las especies vivas, y to-
se inicia en la década de 1980 con do eso depende de una dinámica ecológica, pero no
originada en Ia economía. Desde de una económica. Si concebimos un ambiente na-
:;rilros de partida y opciones v¿rnos tural, sin ninguna interferencia humana, ese ecosis-
.::+res comenzaron a considerar a la Naturaleza co- tema se mantendrá denüo de su sustentabilidad ba-
una forma de capital, Economistas provenientes jo sus patrones ecológicos por sí mismo. Es necesa-
diversas tiendas, desde posturas liberales, neolibe- rio adelantar desde ya que la presencia humana, aún
a otras ancladas en el marxismo, y que estaban
en el caso de que ésta sea ambientalmente saludable,
iesr:uinámente interesados en los temas ambientales, no es necesaria ni indispensable para mantener la
sustentabilidad ecológica. Por lo tanto, la dimensión
;:ilizaban el concepto de Capital Natural. De esta
ecológica del desarrollo sustentable es una propie-
.:':¿!lera, la omisión de haberla reducido al'factor de
dad de los ecosistemas y no del ser humano. El re-
¡roducción tierra" podria ser subsanada, integrán- duccionismo economicista no necesariamente reco-
;+Ia a las herramientas y conceptos a disposición de
noce este cuestión )za gue al ingresar a la Naturaleza
-:s economistas (véase por ejemplo a Anderson y dentro del mercado, de alguna manera desarticula y
ieal, 1991). Este intento es una "economización" de anula el propio concepto de Naturaleza. La reempla-
,a Naturaleza, en el sentido de ampliar el concepto za por términos como capital, servicios, bienes, pro-
;e capital hasta englobarla. ductos, o recursos.

El hecho notable ha sido la intensidad con que


La Naturaleza fragmentada
estas posturas se han difundido en América Latina.
Sus promotores engloban varios pensadores; incluso una consesuencia inevitable de varias posturas
*transformación productiva
ia CEPA.L en su con anteriores es la erosión y fragmentación de la propia
equidad", destac¿i que ese objetivo debe servir al de- Naturaleza. Deja de tener sentido usar ese término
sarrollo sustentable, pero lo entiende como un equi- por que la Naturaleza pierde cohesión, unidad y
librio entre formas de capital, entre ellos el capital atributos comunes. Ella es desagregada en distintos
natural (CEPAL, 1991). Al considerar el ambiente componentes y referidas a distintos conceptos. Espe-
u EDUARDo GuoYr'¡,ts

cialr:lente la risión economicista, en tanto utütaris- ward O. Wilson (19E8). El concepto oe popularizó y
ta. sóio te reconoce aquelios elementos que pos€an en muchos casos suplantó al término Naturaleza. Es
u:: r'alo: econdnico, sea actual o potencial. Este én- importante observar, por ejemplo, que durante la
íesis guarda rnuchas similitudes con las posturas uti- Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente
iit¡ristas comlrnes en los siglos XVIII y XIX. y Desarrollo de 1992 (Rio de Janeiro), se firmó un
tratado internacional que no se denominó "Conven-
A<iemás, cada uno de esos componentes debe te- ción sobre la Naturaleza" sino "Convención sobre la
ner dueños, proponiéndose derechós de propiedad Biodiversidad".
sobre las formas de vida y los ecosistemas. En espe-
ciai las tendencias del ambientalismo neoliberal o El concepto de biodiversidad enciera tres dife-
dei libre mercado bregan por una asignación de pro- rentes tipos de elementos: por un lado a las distintas
piedad extensa sobre la Naturaleza, lo que permitiria especies de fauna" flora y microorganismos; en se-
una gestión económicamente más eficiente del me- gundo luga¡ a la variabilidad genética que posee ca-
dio ambiente. Tradicionalmente una persona podfa da una de esas especies; y finalmente, a los ecosiste-
s€r propietaria de una finca.o un predio, pero nuncír mas, incluyendo a las especies pero también a los
se entendió que era dueña de un ecosistema o de to- elementos fisicos. Es obvio que este concepto está le-
da una especie. En la nueva versión defendida por jos de describir un rinico atributo del ambiente, sino
neoliberales y neodásicos, la propiedad puede existir que es extremadamente amplio. Sin embargo tam-
sobre un ecosistema (con ejemplos en la asignación bién ofrece una imagen de unidad y coherencia; ge-
de propiedades sobre secciones de ecosistemas de nera la ilusión de un todo gestionable. Pero alavez
rlos y cursos de agua), y en la forma más errtrema, enfatiza la parücularidad de la divereidad, donde el
sobre variedades genéticas de especies vivas (paten- ambiente encierra mtlltiples pluralidades y cada re-
tes sobre microorganisrnos y cultivos). En ese caso presentación de la vida es singular y debe ser conser-
ni siquiera el ser vivo completo es de interés, sino al- vada. De todas manera no evita una visión fragmen-
guno de sus atributos genéticos, los §er tada del entorno natural, sea como conjunto de se-
comercializados, y lror lo tanto se los res yivos como en sus diferentes atributos genéticos.
dio de patentes y otros derechos de Por esta razón, el concepto de bioüversidad puede
reducción de la propiedad Ia a nivel de igualmente ser manejado sin problemas por las
los genes es un ejemplo de extrema fiagrnenta- perspe€tivas economicistas, enfatizando sus valores
ción de la vida. económicos.

Las nuevas visiones de la Naturaleza

A pesar de la impronta de la ideologfa del pro- blemáticos (especialmente la deforestación amazóni-


greso y su concepción antropocéntrica de la Natura- ca), contribuyó al redescubrimiento de la Naturaleza
leza, en los riltimos años se han generado iluevas Iatinoamericana corno espacios silyestres. Esta co-
ideas. Algunas intentan romper con las visiones tra- rriente fue promoüda por varios cientlficos y mili-
dicionales descritas más arriba, y a veces lo hacen
apelando a valores propios en la Naturaleza. Estos
cambios son importantes, ya que en las conceptuali-
zaciones anteriores la Naturaleza usualmente era un
predicado, y en estas nuevas visiones se intenta con-
vertida en un sujeto. En esta sección no se analizan
todas las nuevas corrientes (algunas escapan a las
posibilidades de aniáüsis del autor; otras requieren
estudios particulares, como pueden ser Ia eco-teolo-
gfas o el ecofeminismo).

Es necesario comenzar por el concepto d.e biodi-


versidad. Originado entre biólogos preácupado, po,
temas ambientales, cobró notoriedad con una publi
c¿ción de la Academia de Ciencias de los Estados
Unidos, editado por el conocido entomólogo Ed-
Ecorocl^, EcoNo¡¿f,r v Éncl osl DE§,{RRorrc SosreNtru 25

nuevo redescubrirniento protegidas I¿tinoamericanas Poseen poblaciones


:5 de tener un sentido nega- humanas en su interior. A los grupos indlgenas se les
y era buscado como la mejor opción para la deben sumar mestizos con colonizadores y descen-
Todavfa más, algunos aPuntaron a dientes de portugueses, españoles y africanos, que
Naturaleza sin personas en ella. Este tipo de desde hace siglos utilizan áreas naturales por medios
n- han sido promovidas tanto por grupos am- que hoy se denominan como "tradicionales", como
.a rientales como pür algunos cfrculos académicos, y siringueiros, castanheiros, etc. Todos ellos poseen su
.uenta con un gran apoyo en los Estados Unidos, propios acervo de conocimiEntos de enorme valor
y otros países europeos. Sus def,ensores lrt€z- para cualquier tarea volcada a la sustentabilidad.
muchos deseos y aspiraciones, Son comunes las
.as a la "Madre Tierra" como lugar silves- El énfasis en los sitios silYestre§ llevaba a conce-
*violado" y mancillado por los seres hu- birlos como la "verdadera" Naturaleza, y en ella tan-
ixe que es
:a- §1anos. to las personas, como sus productos (sea un predio
ganadero o una parcela cultivada), no representaban
Naturaleza es puesta uI} espacro Ia verdadera esencia de 1o silvestre. Por lo tanto, §e
le- dsnde predomina la y la sim- rechaza la presencia de seres humanos, y la conset-
biosis entre los seres vivos, y que debería servir co' vación queda acotada hasta resuingirla a la preser-
:' mo ejemplo a la humanidad. La depredación, en vación. En muchos casos, la adjetivación de silvestre
la agresión y la comPetencia, se- en realidad correspondería a percepciones de gruPos
,e-
e7, Precisamente las relaciones coope- urbanos que viven lejos del contacto con la Natura-
el r¿tivas que dominarlan en la Naturaleza son las que leza (Gómez Pompa y Kaus, 1992). A pesar de este
e- deberían servir de ejemplo a los seres humanos para debate, en América Latina Ia polémica no ha avanza-
ser- ;onstruir una nüeva sociedad (un buen eiemplo de do más profundament€, como se obser"''a en el he-
en- trasposición desde la Naturaleza al mundo so- misferio norte (por ejemplo, Burk, 1994; Cronon,
cial es Bookchin, 1990) 1995; Sessions, 1997).
e-
:os.
1e Muchas organizaciones de conservación de l¿ re- Otras corrientes novedos¿s sobre la Naturaieza se
asf como internacionales (especialmente WWF, han inspirado en las concepciones indlgenas y cam-
€s International y The Nature Conser- pesinas. En ellas se presta atención tanto a los con'
enfatizaron el tabajo sobre'áreas silvestres". ceptos sobre el entorno que po§een e§o§ gruPo§' co-
de grupos indígenas y campesinos den- mo a las formas de relacionarse con el ambiente. En
nacionales y áreas protegidas pa- estas aproximaciones el ser humano vuelve a ser un
de
t- a ser vistas como un problema, ya que no en- elemento más dentro de la Naturaleza' y cn varias de
óni- en su visión de una Naturaleza sin personas' ellas se pone en discusién la dualidad que la separa
lrr,a examen crltiio de estas Posturas mue§tra que, en del ser humano.
o- realidad, las áreas llamadae "§ilvestre§" en América
Latina han sido hogar de grupos indlgenas desde Estas posturas se basan en vivencias de pertenen-
ili"
oca- ancestrales. Para esas comuilidad$ esos si- cia y empatía con el entorno, y la religiosidad hacia
no son "salvajes", sino quó §on §u hogar (Die- el ambiente, encontrada en varios de cstos gruPos'
.ma- 1996). Prácticamente todos los ambientes lati- Por ejemplo, en los Lamas, de las ladera andino-
:re o noameric¿nos han sido ocupados por el ser huma- amazónicas no hay jerarquías verticales, concibién-
,o- no. Los bosques tropicales han sido el habitat de va- dose parte de la Naturalee¿. Los Lamas conver§an
con los árboles o la laguna, y entienden que en e§e
'e§- jóvenes deben ir
lne- {iálogo hay cooas para decirse; los
al bosque para pr€sentarse ante éL y a la laguna se le
o§, y
habia con sigilo para no despertarla (Rengifo' 1995).
del ¡ de manera intensa Y extensa; Y otro
:¿nto se observa en las demás regiones del continen- Hay reglas de apropiación que se vinculan a e§que'
sal-
t*. Desde tiempos pre-hisPánicos se han sucedido mas religiosos, mitos y sistemas de tabrles y prohibi-
ne-
formas de aprovechamiento humano, desde ciones, que en general determinan niveles reducidos
:az o
caza y recolección hasta la agricultura intensiva de impacto sobre el entorno (Rengifo, 1995). Este ti-
tücus
por terrazas y tegadlos. Las poblaciones in- po de informaciones han llevado a poner en Primer
ral
en la actualidad son e§timadas en más de 45 plano relaciones que se consideran simbióticas y
aba
Incc- de perrcnasi además el 86% de las áreas iquilibradas con la Naturaleza.La recuperación de
26 EDUARDo GUDYNAS
:'::

'll
esos vlnculos anularÍa el antropocentrismo occiden- fertilidad. La esposa de Ausangaü es la Pacha Tierra, :.4

tal y abrirla las puertas a una nueva relación con el una divinidad de mayor jerarqula que Pacha Mama; ,.i§

ambiente. preserva la ferüidad de la tierra, y su carácter es


bondadoso. La Pacha Mama, de menor jerarquía,
Una revisión crltica de estas posturas muestra posee un carácter ambivalente, en tanto puede ser
que en algunos casos se ha llegado a exageraciones agresiva (León Caparó, 1994). En ese cont€xto,
donde se suponfa que todos lo grupos indlgenas co- cuando se hacen las invocaciones a la Pacha Mama
rrespondfan a la imagen del "noble salvaje" con una en realidad se pide por una buena coeecha y en ello
relación simbiótica con el entorno. Los ejemplos po- va implícita Ia alteración y manejo de la Naturaleza
sitivos que se descubrfan en un grupo eran extendi- para convertirla en un espacio agropecuario.
dos como un atributo cierto a todas las etnias (ver
además a Buege, 1996), C.onsecuentemente se creó el El concepto de Pacha Mama está muy lejos de un
mito que los indlgenas y campesinos eran la mejor vinculo de contemplación de una Naturaleza intoca-
gula para entender el entorno y gestionarlo, y que da. Por el contrario, en los Andes se enfrenta conti-
las concepciones occidentales debfan ser re-elabora- nuam€nte el riesgo ambiental, lo que determina la
das siguiendo su ejemplo. La proliGración a fines de pérdida de cultivos, y con ello, la hambruna de la fa-
los años 80 de artículos de divulgación sobre los Ya- milia y la comuna. Las condiciones ecológicas andi-
nomami amazónicos, en el sentido de la armonía y nas limitan severamente las opciones productivas
la coexistencia, constituyen un buen ejemplo. (limitaciones en fertilidad del suelo, niveles de ero-
sión potenciales altos, variabilidad en la insolación y
Este apego por las po$turas idflicas y edénicas de en disposición de agua, fluctuacioncs térmicas im-
indlgenas y campesinos olvida varios hechos. Unos portantes, etc.). Pacha Mama y el sistema del que
son históricos, y tal como se mencionó arriba, en forrna parte apunta a que las intervenciones que rea-
muchos casas esos grupos realizaron una extensa y liza el grupo aseguren la cosecha. Cuando no se tra-
profunda modificación del entorno. Otras son de- baia adecuadamente la tierra, no sólo se pone en
mográ§cos, ya gue sus reducidas poblaciones deter- riesgo a la propia familia, sino a la comuna, y ello
minan a su vez presiones menores sobre el ambien- incluso es penado socialmente.
te. Finalmente, hay limitantes tecnolóEicas, ya que la
tecnologla a disposición de ellos también limitaba Posturas que se generan en el hemisferio norte,
las alteraciones sobre el entorno. como la que ilustra elocuentemente Apffel-Marglin
(1998) invocando una relación dialógica y equilibra-
Un ejemplo ilustrativo es la repetida invocación da con el ambiente, ejemplifican la reivindicación de
de la Pacha Mama como sinónimo de una relación ciertos aspectos culturales que sirven a las metas del
equilibrada y simbiótica con la Naturaleza. La Pacha discurso ambientalista, pero que olvida otras mani-
Mama es presentada a veces como el sucedáneo a los festaciones grrc son contradictorias con esos propó-
conceptos occidentales y ejemplo a seguir por todos. sitos. Estas posiciones contribuyen a genetar lo que
Sin embargo un examen atento de la realidad andina Soulé (1995) ha denominado el "mito de la inferio-
demuestra un cuadro mucho más complejo. Esta ridad moral occidental", donde se presupone que to-
concepción debe entenderse en la propia cosmovi- das las consspciones originalmente europeas de re-
sién andina, donde hay diferentes creencias entre los lación con la Naturaleza son las responsables de la
grupos émicos, e incluso diferencias a su interior, destrucción ecolégica del Nuevo Mundo, y en con-
con distintas influencias del catolicismo resultante traste con ellas, los grupos indlgenas y campesinos
de la conquista española. También debe atenderse (junto a las culturas orientales) serían ejemplos de
que Pacha Mama es parte de un complejo de deida- coexistencias af moniosas.
des y no puede ser entendida en forma aislada. Por
ejemplo, en un estudio deallado de una comunidad Un análisis desapasionado muestra situaciones
peruana, león Carapó (1994) describe que en la ac- más heterogénerui, ya que hay tanto ejemplos de coe-
tualidad este sistema incluye ala Pacha Mamay una xistencia armoniosa como de altos impaclos am-
hermana gemela, Pacha Tierru. ambas femeninas, y bient¿les. No puede olvida¡se que la cultura andina
subordinadas a dos divinidades masculinas; Ausan- apunta a intervenir el entorno y reducir al mlnimo
gart, eLcreador del universo, de carácter bondadoso el azar. Esto se expresa en el sistema de creencias con
y protector del equilibrio de la Naturalezuy Qañiq- la dualidad del mundo entre el ámbito del matu (sa-
way,de emociones ambivalentes y responsable de la ra) o el espacio de la maleza {com), uno es el orden
Eco¡.ocl^, Eco¡¡oufa v Errc¿ oor Dx,rtnorr.o Sosrrusr¿ 27

ii;l ásegura el alimento, el otro es el desorden natu- (por ejemplo, H.D. Thoreau) e inicios del siglo XX
lr qu€ puede llevar al hambre. Es el ser humano (por ejemplo Aldo Leopold), otro tanto deberla ha-
;,ri,:e¡¡ intenta forzar los destinos, siempre hacia el cerse en nuestros palses. En ese sentido es importan-
,*:¡:,1;io del sara (Kusch, 1986). La consecuencia ha te rescatar la ñgura del boliviano Man Césped, que
iiirla! {Ll€ los ambientes que hoy llamamos "silves- se comentará más adelante. También es importante
;:r-j" en muchos sitios de América Latina en realidad el argentino Rodolfo Kusch, cuyas preocupaciones se
r',,::, e1 producto de la acción humana a lo largo de originaron desde la antropología, pero comprendió
,:,"r,É¡rios. Por cierto que la apelación a conceptos co- que toda cuitura presupone un ambiente, y por esa
,::,;¡ Pacha Mama u otros similares,'posee importan- razón habla de la geocultura. En sus poshrras esa
i;i:; l'alores para a¡rdar a la búsqueda de alternativas, geocultura se construye desde los grupos populares
;Erc eso no puede justificar caer en reduccionismos especialmente grupos indlgenas y campesinos (ana-
*;l rrrismo tipo que se c¡itican en las actitudes occi- iizando con detalle las tradiciones andinas), y recha-
ú,*;riáles. Por ].o tanto es importante avanzar por un zando los aportes de origen europeo (Kusch, 1986),
;,;nto medio, donde la perspectiva de la sustentabi- §n el mismo sentido apuntan los actuales progra-
:.;;¿d no debería caer en el extremo del "noble sa}- mas de recuperación de cosmovisiones indlgenas y
ni en la posición que rechaza Ia importancia campesinas (un caso ilustrativo es el programa
las comunidades locales, ya que los seres huma- Compas; una revisión se ofrece en Rocha,200l).
r:,*5 son parte del ambiente (frmez Pompa y Kaus,
;Éül). Más allá de esas distintas situaciones, en es- En las tradiciones nativas de América Latina un
l*eial las visiones andinas tienen el mérito de enfo- destacado ejemplo esüá representado por las anti
:;rse bajo la perspectiva de seres humanos en tareas guas creencias de los guaranfes sobre el sí-mismo
;:oductivas que son parte del ambiente, I no e¡- (entendido como su concepto de persona). Esta et-
ilentados a éste, tal como sucede con ias visiones nia se disuibuye actualmente en bosques subtropi-
*::roPea§, cales y savanas del sur de Bolivia y Brasil, Paragua¡
y norte de Argentina. La evidencia disponible mues-
En otros casos se ha generado una visión organi- tra que en tiempos pre-hispánicos, este grupo pre-
;:s¡a de la Naturaleza. Existen varios ejemplos a ni- sentaba un concepto del slmismo y del ambiente
"tl de grupos indígenas, pero también en la tradi- donde uno contiene al otro. En efecto, en los guara-
;ión occidental, tal como lo ilustra la hipótesis de níes el sl-mismo (teko) era. inseparable del ambiente
-,aia de J. Lovelock (1983). Esta idea sostiene qu€ to- (teko-ha). La autodefinición de la persona requerla
j* el planeta constituye un sistema que se auto-re- un ambiente. Este es un caso de sl-mismo expandi-
¡::la, con propiedades €mergentes que recuerdan a do en el sentido de alcanzar el ambiente inmediato,
':l cuasi-organismo de nivel superior. La vida mis- lo que era indispensable para la üda. Sin un habitat
mi1, como un conjunto, no sólo se adapta a las con- natural no podria existir la persona; sin teko-ha no
,i¡ciones del entorno, sino que es capaz de generar podfa haber un teko. El teko*ha era además rm espa-
sus propios ambientes. Este concepto posee algunas cio comunal, con corrientes de agua y árboles, y
;onvergencias con el de biósfera, y el de cuasi-orga- ofrecla además el sustento a otros conceptos, como
rismo en la ecología vegetal de princípios de siglo. ias normas morales (nko ñemboro'y) olabuena üda
i{a tenido un reducid«¡ impacto en América Latina, (teko bruw). Se ha documentado bastante bien có-
a Fesar de la gran discusión académica que se sucede mo la colonizaciítcultural española rnodificó estas
en eI hemisferici norte. Pero es importante en tanto creencias, en particular por la imposición religiosa
:ambién contribuye a reconocer valores intrlnsecos (véase Meliá, 1986).
en el ambiente.
Creación social de la Naturaleza
Los aportes más importantes en los rlltimos años
rompen con el antropocentrismo y reconocen valo- La breve revisión de este capftulo demuestra que
:es propios en la Naturalez^,y por ello son llamados hay muchas concepciones sobre la Naturaleza- Hay
biocéntricos. Uno de los promotores más conocidos quienes l,a ven aomo u¡l mero agregado de elemen-
*super-organismo'; para algunos
es el filósofo noruego Arne Naess' ani¡nador de la tos" otros como uu
iiamada "ecologla profunda" (por ejemplo, 1989). En está al servicio de las persona§, mientras que para
América l¿tina esta discusión todavla es muy re- otros posee derethos. Esta diversidad además se co-
ciente. Pero asf como en el hemisferio norte se ha rrelaciona con matrices culturales (no es la misma Ia
rescatado la posición de pensadores del siglo XIX percepciónyvaloración de un r¡ecino dc Sao Paulo,

W
8 E»urroo GupyHls

que la de un indígena miskito). Incluso dentm de constituye una forma de dualismo. Es el ser humano
una misma matriz cultural, como es la occidental de el que se reconoce como distinto y se separa del res-
origen europeo, ha.v una tendencia a que las conccp- to, al que llam., §aturaleza. Es precisamente esa dis-
ciones de la Naturaleza sean espejo de las aprecia- tinción la que es motivo de crltica por varios auto-
ciones de la sociedad (Worster, 1995). También hay res, con lo que se pone en cuestión la noción misma
diferencias en cómo un sitio es evaluado por quie- de Naturaleza, al menos en el sentido actual de la
nes viven en é1, y por quienes lo observan desde fue- palabra. Autores como Evernden (1992) postulan
ra (el paralaje cultural de Nabhan, 1995i véase ade- que ese dualismo es una construcción humana, y
miís la misma intuición en Porto Gongalves, 1990). que en realidad nunca podrá ser resuelto en tanto
no existe. Segrln Evernden, el dualismo "sólo existe
La categorla de Naturaleza es una creación social, por nuestra propia decisión", con el pmpósito de
distinta en cada momento histórico, cambiante de crear un concepto "contenedor", ya agrega: "Uno
acuerdo a cómo los hombres se vincula¡ con su en- puede incluso decir que no hay una'naturaleza'y
torno. Tirmbién se determina socialmente qué se que nunca la hubo".
considerará Naturaleza, y qué deja de serlo cuando
es artificializado (Cronon, 1995). La Naturaleza re- Más allá de esa advertencia, en la actualidad el
sulta ser una categorfa propia de los seres humanos. paradigma de desarroilo tradicional usa el concepto
La inversa no existe el concepto de ser humano no de Naturaleza (y sus asociados, como ambieite, re-
es una subcategorfu de la Naturaleza. Como apunta cursos naturales, etc.). De esta manera se establece
Evernden (1992), el ser humano es el autor de la Na- una relación dialéaica entre Ios conceptos de Natu-
tu¡aleza, y por consiguiente el responsable del dua- raleta y los de desarrollo, cloade éstos se determinan
Iismo que le permite separarse de ella. Apuntemos mutuamente. Esto es comprensible errtanto ambas
además que especialmente en América Latina, los clases de ideas se inscriben en una misma ideología.
humanos han sido también los ¿utores "ecológicos" Tan humana es la Naturaleza que ella no escapa a las
de la Naturaleza en muchas áreas, al haber interveni- ideologfas. Más allá de Ia diversidad de posturas so-
do en la conñguración de los ecosistemas, seleccio- bre la Naturaleza, en muchos cr¡sos se pueden obser-
nado variedades de plantas y animales y moldeado var atributos comunes que se relacionan con la
el paisaje. ideologla del progreso y la razón instrumental ma-
nipuladora. Segundo, también es evidente una plu-
El reconocer que hay una Natr¡ralcza conlleva la ralidad de ide¿s sobre la Naturaleza, con una diversi-
nocién de que ésta es distinta de las personas. Acep- dad internamente acotada dentro de la ideologla del
tar que existe la Naturaleza es también aceptar una progre§o! pero con otras que escapíur por fuera de
separación entre ella y Ios seres humanos, lo.que esos lfmites.

li

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