Está en la página 1de 2

La idea que teníamos era que en los últimos años se había hecho ver, en las vivencias que

teníamos como estudiantes o como personas que buscaban insertarse en el mundo


académico, cierta pérdida de sentido de la labor de producción de conocimiento o de
difusión del pensamiento. E hipotetizábamos que eso tenía que ver con un proceso de
creciente y generalizada burocratización y mercantilización en los modos de producción
de conocimiento.

Ese era un primer punto. El cual nos llevó, en base a los desarrollos teóricos que nos
inspiraban, que seguían la línea trazada por Nietzsche, a pensar que esto algo tenía que
ver con los modos de vida contemporáneos, marcados por lo que ese pensador concebía
como nihilismo. A partir de ahí, se nos ocurrió que esto que Nietzsche pensaba para la
sociedad moderna, y otros autores como Deleuze o Foucault pensaban a su manera para
la época contemporánea, también tenía su expresión particular en el mundo de las
instituciones académicas, que a nuestro entender tenían a su cargo esa misma producción
de conocimiento que ya no nos hacía sentido en varios de sus aspectos. Es decir, que
había algo así como una voluntad nihilista dispersa en la cultura, y que instituciones como
la Universidad se encargaban, ya sea consciente o inconscientemente, de transmitir a
quienes estaban insertos en la maquinaria académica.

Y finalmente nuestra visión se vio confirmada en varios sentidos por los testimonios que
empezamos a recolectar de académicos que a partir de su perspectiva y sus vivencias nos
transmitieron que efectivamente circulaba en el ámbito universitario esta sensación de
sinsentido, de vacío o de imposibilidad para la transformación, para la libre expresión ya
sea en términos de la forma o del contenido en la producción y transmisión del
conocimiento. A lo que se sumó la irrelevancia que para ellos tenía muchas veces la labor
que estaban llevando a cabo como investigadores o como intelectuales, y las trabas para
poder hacer algo al respecto en la dirección de generar algún cambio en la situación que
estaban viviendo. Es decir, lo mismo que los autores que habíamos estudiado
identificaban como una condición generalizada, tanto a nivel político, económico y
cultural.

Esto nos conectaba con las críticas que se habían estado haciendo en los últimos años en
Chile al modelo de enseñanza tanto a nivel de la enseñanza escolar como universitaria, y
de manera específica con respecto al tema del lucro en las universidades. Pero al mismo
tiempo nos pareció encontrar aquí un fenómeno circunscrito a la vida del intelectual
contemporáneo, y justamente en su carácter vital, así como en sus implicancias
sociopolíticas y culturales, nos parecía un fenómeno relevante de abordar desde la
perspectiva filosófica, pero también estética que estábamos desarrollando como
colectivo.

En base a todo esto, nuestra idea central fue que hay ciertas condiciones sociopolíticas y
económicas en las que se promueve, a nivel de las instituciones como la universitaria,
modos de vida que sostienen las dinámicas de poder a partir de las cuales se perpetúa la
burocratización y los incentivos perversos de lógicas de mercado, desde una actitud cínica
y una hipocresía extendidas a todo el entramado social. Y esa circularidad de la lógica que
estaba involucrada en ello es lo que nos llevó a pensar que se trataba de una paradoja, y
en la medida que los modos de existencia nihilistas atravesaban todos los momentos del
proceso, pensamos que se trataba de una paradoja propiamente nihilista, siendo uno de
sus modos de expresión la academia contemporánea.

También podría gustarte