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A CAMBIO DE QUE…

POR

ISABELLA GUTIÉRREZ GÓMEZ

9° B

LENGUA CASTELLANA

INSTITUCIÓN EDUCATIVA

MADRE MARÍA MAZZARELLO

MEDELLÍN

2020
A CAMBIO DE QUE…..

Era un procedimiento común de todos los días, el anciano fabricante de muñecos, citó a una
pareja de clientes para mostrarle los resultados. El trabajo del anciano era estupendo, lograba
recrear almas de personas fallecidas por medio de un sencillo muñeco y más asombroso aún, solo
necesitaba tres objetos para lograr su acometido: un conjunto de ropa que haya usado el difunto,
un mechón de su cabello y un objeto que le gustase mucho.

El caso de esta familia era lamentable, unos padres que habían perdido a su hijo de unos ocho
años; el mercader no sabía las circunstancias de la muerte, ni le interesa saberlas, al longevo
hombre lo corrompía su ambición y avaricia, por un buen monto de dinero, estaba dispuesto a
utilizar su ocultismo así fuera con malas intenciones. Mucho se hablaba de sus extraños inventos,
pero el más destacable era su habilidad con el ilusionismo, pues por medio de esto llevo a cabo su
proyecto de volver a la vida mediante un muñeco a un ser querido fallecido reclamado por
familiares, amigos o quien lo requiriera; era un proyecto que le había tomado años llevar a la
perfección, no obstante cuando lo logro comenzó a venderlos de manera desmesurada e
irresponsable y se puede decir que su éxito se debía a ellos.

En la antes pactada reunión, el viejo presentó con orgullo el muñeco que había fabricado y con
obvias razones, los padres desconfiaban de los resultados, dado que les producía temor que lo que
vieran esa tarde les cambiara la perspectiva de su hijo para toda la vida; pero tenían curiosidad de
que los rumores fueran ciertos y ese hombre les diera una segunda oportunidad de criar a su hijo.
Una vez en el taller del anciano, y con el muñeco dentro de una caja cerrada, los padres esperaban
ansiosos a verlo. En ese lúgubre sótano había nacido para ellos un rayo de esperanza entre toda
su caótica vida; el anciano les indico donde estaba su creación y posteriormente se los enseño,
quedaron anonadados, no era lo que ellos imaginaban, pues al muñeco se le notaban las costuras
y tenía espacios sin relleno, no tenía una pizca de realismo; -pienso que es solo un estúpido
muñeco- exclamo el padre desilusionado, pero el hombre insistió en que la madre le tocara, ella
acepto con temor y tuvo un pequeño colapso emocional al ver que el muñeco había desaparecido
y que lo que veía era a su hijo cogiéndole de la mano como hacía meses no pasaba. La madre
cargo a su hijo y viéndose convencida de ello se dispuso a entregarle la totalidad del pago al
mercader, era un costo muy alto, pero la madre pensó que valía la pena por vivir de nuevo una
realidad con su hijo. El padre intento detenerla y que reconsiderara de nuevo lo que estaba a
punto de hacer, pero acepto la decisión cuando se vio sumergido en la fantasía y comenzó a
interactuar con su hijo.

El longevo recibió su pago dichosamente y propuso que fueran todos a la casa de la familia para
explicar las reglas que conlleva disfrutar nuevamente de la compañía de su hijo; una vez allí, el
viejo explicó como primera y única instrucción que el muñeco solo servía para canalizar la energía
de su difunto hijo, por ende la ilusión solo funcionaba en espacios inundados por esta, salir de su
casa, significaría que su hijo se convirtiera de nuevo en un simple muñeco; dicho esto la madre
salió al jardín y lo comprobó, se exalto un poco al volver a la realidad y recordar que su verdadero
hijo ya no estaba presente y en medio de una cara de aflicción se apresuró a entrar a la casa y
tomar un vaso de agua; simultáneamente el padre, aun no tan convencido de haber tomado la
decisión correcta se dirigió al anciano diciendo - ¿Por qué siento que el manual de instrucciones
incluirá una larga lista de precauciones?-, a lo que el hombre respondió que solo había una y dijo:
-el muñeco trae consigo un reloj de arena, y nunca deben pasar más de un ciclo del reloj con el
muñeco fuera de la caja, en cuanto este acabe deben regresarlo a su caja un día entero antes de
volver a estar con su familia-, y concluyó exclamando -amigo, mis productos son como la droga, su
uso es divertido, pero su abuso peligroso; incumplir esa regla significara perder la cabeza-; fue un
poco devastador y confuso para ambos, no entendían a que se refería con “perder la cabeza”, no
sabían nada del comerciante, salvo que nadie se había quejado nunca de los resultados;
titubearon un poco, antes de aceptar y acompañar al viejo a la salida. Tenían una gran travesía
por vivir y la incertidumbre por el destino era incomparable a cualquier otro momento de sus
vidas, añoraban tanto a su hijo que decidieron traerlo de vuelta a toda costa.

Durante algunas semanas todo transcurrió bien, las palabras del tendero se cumplieron al pie de la
letra: -con el tiempo ni siquiera deberán tocar el muñeco para que el espejismo funcione y
comenzarán a olvidar como murió su hijo-, y así poco a poco sustituían el difunto por el simple
muñeco con costuras visibles. Los padres seguían las normas al pie de la letra, aunque se les
dificultaba un poco, sentían una profunda agonía cada vez que el ciclo del reloj terminaba, ver
acabar ese momento de felicidad plena para volver al vacío y desdicha de sus vidas era difícil para
ellos, tan difícil que no lograron controlarlo por mucho tiempo; la primera en caer fue la madre,
quien estaba tan inmersa en la fantasía, que entraba en episodios depresivos, cada vez que debían
devolver el muñeco a su caja acudía a medicamentos para tratarse, pero eran obsoletos.

La madre en un momento de nerviosismo y agobio, justo antes de que el reloj de arena dejase
caer sus últimos granos, lo tiro contra el suelo, rompiéndolo y firmando así su sentencia de
muerte; comenzó a pasar noches enteras con el niño, descuidó el trabajo, sus tareas en la casa e
incluso su higiene personal; una mañana el padre se levantó y con una mirada de desconsuelo se
fijó en la madre, ésta había dejado apilar los platos de unos 3 días, no había dormido toda la noche
por estar jugando con su hijo, estaba “perdiendo la cabeza” tal y como lo dijo el tendero. -Buenos
días- le dijo con una sonrisa fingida, ella lo ignoro rotundamente, estaba muy ocupada dándole
comida a su “hijo”, él se sentía agotado, sin embargo, le continuó hablando y le recordó una
conversación que tuvo lugar luego del funeral, un emotivo momento donde se daban apoyo
mutuamente y él le recordaba que la vida estaba llena de retos que juntos podían superar y que
así estuvieran sumergidos en una tristeza enorme intentaría ser fuerte por los dos. En realidad se
había esforzado por mucho tiempo para cumplir su promesa, siempre intentando tener una
actitud feliz, hacer las cosas con energía y con amor, pero todo eso se había desplomado cuando
su esposa paso más de un ciclo del reloj de arena con el muñeco, el sentimiento de vacío se había
vuelto más grande; su esposa estaba perdida en ese mundo de fantasía, mientras él sentía que se
sumergía en un lago de depresión y desgracia. La respuesta de su esposa, luego de escuchar dicha
historia fue desgarradora, fue una simple pregunta, pero esta le había roto el alma en mil pedazos,
si quedaba algún rastro de esperanza en su corazón, se había desvanecido luego de esta respuesta
-¿Cuál funeral?- su esposa había enloquecido por completo, no recordaba el momento más
emotivo que habían pasado juntos y que este había cambiado sus vidas por completo.

Temeroso de sus destinos, le exigió a su esposa que devolviera el muñeco a la caja, ella se negó
con firmeza asegurando que no pensaba meter a su hijo en una caja, al ver lo cegada que estaba a
la realidad, considero prudente llevarla al jardín para que viera que solo era una fantasía y que
afuera el “hijo” era un simple muñeco. Ella gritaba que la estaba lastimando y que por favor la
dejara en paz, el no paraba de vociferar y halar su mano para que fueran juntos al jardín; hubo un
forcejeo corto pero agresivo, ella halaba con tanta fuerza que en su mano ya se podían avistar
marcas rojas, finalmente el logró que salieran pero fue más su sorpresa, pues lo que vio lo dejo sin
palabras, confundido y desamparado; lo que creyó que era su esposa no era más que otro
muñeco, que al salir perdió estabilidad y cayo; ahora no solo su hijo era un muñeco sino también
su esposa y fue ahí donde empezó a recordar …”Su esposa estaba cada vez menos cuerda a causa
del muñeco, así que decidió esconderlo, ella entró en un estado de extrema frustración, aun mas
irreconocible que antes, estuvo una semana buscando el muñeco, sin éxito alguno, su más grande
fuente de felicidad había desaparecido y ella no pudo soportarlo, se quitó la vida arruinando toda
oportunidad de liberación de esa magia maligna, con ello, también logró arrebatarle toda
motivación de vida a su esposo, sintió que se adentró a lo más profundo de ese escalofriante
mundo que había intentado evitar a toda costa las últimas semanas, lo único que quería era
traerla de vuelta y consigo un poco de tranquilidad y paz a su vida.

Fue así, que después de pensar un rato se le ocurrió una idea, que aunque el sentido común le
decía a gritos que no la ejecutara, él se dejó guiar por sus emociones, de nuevo estaba en aquel
sótano de ultratumba, con un conjunto de ropa, un mechón de pelo y el objeto al que su esposa le
había agarrado más cariño, “su hijo”, esta vez exigió que no le dieran el reloj de arena, pues
pensaba quedarse con ella para toda la vida.

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