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El parque de los gruñones

Había una vez un barrio llamado “Colaboración”, allí vivían cinco vecinos

muy gruñones a los cuales el resto de los vecinos no les hablaban mucho por

ser personas muy pendencieras y egoístas. Estos cinco gruñones vivían

alrededor de un parque, por ello, los otros habitantes del barrio, no visitaban

aquel lugar, incluso le llamaban el “parque de los gruñones”.

Cierto día, al parque llegaron unas visitas muy indeseables, se trataban de

unos indigentes, que al ver el abandono de aquel parque lo tomaron como

centro de operaciones para traficar estupefacientes y robar a los vecinos, fue

entonces, cuando la vecina de la tienda la señora María les envió a cada

gruñón una invitación para saber de qué forma podían ayudar en el beneficio

del parque, pues ella conocía lo que hacía cada uno de ellos, uno era

arquitecto, otro eléctrico, otro soldador, el otro pintor y el ultimo jardinero,

María veía en estos el talento y el potencial para que juntos transformaran el

parque en un nuevo lugar.

Un viernes en la mañana María logró reunirlos en su tienda, ella les invito a

tomar un café, sin embargo, estos gruñones iniciaron una riña, discutían y

discutían sobre las diferencias entre ellos y sobre el poco beneficio que les

resultaría de renovar aquel parque, entonces después de algunos gritos y

reproches cada uno se devolvió a su casa, cuando entraron a sus

respectivas viviendas cada uno de los cinco gruñones encontró su casa en

desorden y sin electrodomésticos, frustrados por la respuesta de la policía,


cada uno de ellos fue a lamentarse a la tienda de María aquella noche, allí

ella les invito unos tragos, y en medio de su nuevo encuentro los cinco

gruñones comprendieron que era hora de arreglar el problema de raíz.

Al día siguiente muy temprano, cada uno de ellos estaba en aquel parte

trabajando fuertemente, el eléctrico conectando farolas en los árboles y

postes, el arquitecto había diseñado como sería el nuevo parque y dirigió el

proyecto, el soldador reparo las bancas y juegos para niños, el pintor hizo

una obra de arte en cada rincón de ese lugar y el jardinero corto la maleza y

trasplantó nuevos árboles y flores que le daban un aspecto muy agradable, y

María les llevo unos refrigerios para apoyarlos en su trabajo comunitario.

Al llegar la tarde, los otros vecinos estaban sorprendidos por la obra de los

gruñones, pues nadie esperaba tal cosa, cada vez que alguien se acercaba

los gruñones los invitaban a la inauguración del nuevo parque esa misma

noche, la gente se alegró mucho. Aquella noche fue de fiesta, el parque

estaba espectacular y los vecinos llevaron música y comida, armaron un

sancocho y los niños del barrio jugaban por primera vez juntos, los indigentes

fueron invitados, algunos estaban tan conmovidos por ser recibidos en la

comunidad que se comprometieron a cambiar gracias al apoyo de los

vecinos que se organizaron para donar ropa y encontrar una vivienda cerca

de allí, para ellos, era una nueva oportunidad.

Desde aquella noche el parque de los gruñones cambió de nombre, ahora lo

llamaban como el barrio, el parque de la colaboración y los gruñones al ver el


aprecio de los vecinos, entendieron que el trabajo colaborativo era necesario

para la convivencia y que las personas al igual que ellos merecen una

segunda oportunidad.

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