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MAESTRÍA EN ADMINISTRACIÓN – UNIVERSIDAD DEL VALLE

El imaginario managerial: el discurso de la fluidez en la sociedad económica.


Política y sociedad (Alonso, L. E. & Fernández, C. (2006)).
Arley Betancourt Ríos / Código: 202000713

Hace más de cien años se comenzaron los estudios de avanzada hacia el “entendimiento”
de las teorías “manageriales” que permitirían administrar los recursos de una forma
eficiente en primera instancia (inicios de las teorías administrativas) y posteriormente
efectiva para alcanzar la rentabilidad máxima. En estos periodos, grandes
acontecimientos sacudieron al mundo y en este proceso de crisálida cognitiva la especie
humana empezó a dar pasos hacia la profundización (o al menos eso parecía) de los
conocimientos administrativos que le permitieran responder a sus nuevas realidades.

Es de esta forma como los autores nos presentan el flujo (o influjo) histórico de los
acontecimientos que llevaron a la administración al nivel de entendimiento del cual goza
hoy, y en forma de mito o quizá fábula enseña a un ser humano primitivo y voraz, al
acecho de su objetivo organizacional1.

De esta forma emerge en el libro la figura de un Capitalismo Sólido 2, burdo, tosco y quizá
sombrio frente al entendimiento emocional del ser humano, y cual herramienta de mano
hace uso de este, en su forma más básica, cuasi cavernícola 3; y un Capitalismo Líquido,
flexible, dinámico, adaptadas a un nuevo contexto de gestión organizacional que
permitiera alcanzar la racionalidad tan anhelada del manager en una nueva realidad de
dominio y “empoderamiento” del antes trabajador ahora colaborador o “emprendedor
laboral”4. Con una transición en el medio de ambas corrientes, que se representa como un
Shock para la administración tradicional producto de una incertidumbre que atentó y
fulminó la racionalidad de aquella época, en la que la eficiencia en la gestión de los
recursos quedaba en entre dicho cómo la panacea organizacional. A partir de aquí, sólo
habría algo seguro en el entorno managerial, el cambio es ineluctable.

Los primeros pasos dados hacia la administración se presentan en forma de “libertad” 5. El


capitalismo se introduce en el dominio de la razón sobre la realidad, el cual como
consecuencia ulterior lleva a la burocratización del trabajo, generando una división de
funciones (el manager y el empleado) que genera dispares racionales. Es así como los
ideales manageriales primarios se enfocaron en llevar a potenciar sus recursos a
disposición (incluyendo los recursos humanos) para alcanzar una sobreproducción que le

1
El contexto empresarial se orienta pero no se limita a los cuadros citados por los autores Alonso, L. E. & Fernández, C.
(2006) en relación a lo descrito por Boltanski y Chiapepllo (2002) pág. 128.
2
Referencia que hacen los autores Alonso, L. E. & Fernández, C. (2006) pág. 128, al tipo de administración que desde el
laissez-faire hasta inicios de los años sesenta (60) dominaron el entorno managerial.
3
Este periodo es marcado por algo los autores Alonso, L. E. & Fernández, C. (2006) pág. 128 denominan Tecnocracia
Dirigente, lo cual representa los ideales de control y dominio, desde lo técnico, del manager para con sus trabajadores.
4
Emprendedores por ser seres empoderados, autónomos, interconectados y a su vez conscientes de que el cambio es lo
único seguro en la vida, los convierte en seres líquidos (livianos y flexibles), expresado de forma indirecta por los autores
Alonso, L. E. & Fernández, C. (2006) pág. 135.
5
Referencia a la filosofía popular del Laissez – Faire, Alonso, L. E. & Fernández, C. (2006) pág. 129.
permitiera aumentar su utilidad. En este contexto histórico el control del recurso constituye
la máxima del pensamiento, puesto que la demanda de productos aceptaba el máximo de
oferta presentada.

En este entorno surgen las organizaciones como diamantes infranqueables en forma de


pirámide, las cuales jerarquizaban la organización y lentamente evolucionaba hacia una
administración “científica”6 que fiel a su jerarquización, generaba estructuras de control
rígidas (sólidas en definitiva) y los cuerpos que habitaban en ellas, inertes ante cualquier
tipo de emoción que en estas circunstancias se pudieran implementar. En estos inicios de
la administración vemos figuras como Taylor & Fayol (1971). desde diferentes puntos de
vista comienzan a pensar que el quehacer administrativo no se limita a la simple ejecución
“libre” de labores. Comienza entonces, el gobierno de lo técnico con fines de control, a
regir en las empresas del primero cuarto de siglo XX. Allí, el análisis concienzudo de los
puestos de trabajo, la medición del rendimiento en la que se efectúa una tarea, la
planeación, la dirección, la documentación, la protocolización, los métodos y tiempos
efectuados, emergen como olas respondiendo a movimiento lunar.

Pero los mercados, los seres humanos, el mundo como tal, van cambiando, y con ello la
forma en la que se piensa la organización. El tiempo arrastraría consigo las premisas de
una demanda infinita, y con ello emergían en las empresas la necesidad de “gerenciar” a
largo plazo. Se incorpora, como elemento del imaginario managerial de aquella época,
pensamiento de tipo militar que permitiera controlar situaciones futuras con el fin de
imponer la racionalidad de la organización.

Es así como lentamente, las nuevas olas de la administración nos llevan a entender la
naturaleza del ser humano que ejecuta una tarea, más allá de la “tecnocracia dirigente”.
Nos invita a estudiar su comportamiento, y los motivos que lo llevan a alcanzar un mayor
nivel de conexión con la organización y de esta forma, entendiendo y respetando su
individualidad y su ser como tal, hacer de este sujeto un cooperante continuo en la misión
empresarial. Estamos pues, inmersos en un nuevo mundo en el entendimiento de las
organizaciones, que más allá de ser mecánicas, son humanas y sienten porque sus
integrantes se emocionan (positiva o negativamente) al conectarse con el trabajo. La
holgazanería natural7 ya no es la respuesta ante la “improductividad” de un empleado.
Ahora se habita en un mundo lleno de emociones, deseos, niveles de desarrollo, seres
emprendedores y auto-impulsados, que en definitiva robustecen la esencia del ser y le
dan una connotación de importancia en el estudio managerial.

En este escenario de cambio filosófico - administrativo tenemos una irrupción que cambió
la forma de pensar las organizaciones. En un escenario de alta competitividad económica,
la rentabilidad en las organizaciones se empezó a ver afectada, dejando rezagos en la
economía que serían notorios finalizando la década de los sesentas (60´s) y los setentas
(70´s). Una nueva forma de administrar cambiaría el imaginario actual de los managers.
Desde Japón llegaron tendencias de administración “flexible” que adaptaba la producción
a una demanda variable y no predecible o controlable. Estas empresas asumían la

6
Principios generales de administración científica Taylor & Fayol (1971) pág. 7 - 101.
7
Referencia usada en los principios de administración científica Taylor & Fayol (1971) pág. 22.
incertidumbre como una certeza, y frente a ello gestionaban modelos “Lean” de trabajo,
los cuales sólo se podían lograr con organizaciones livianas y dinámicas.

Con estos dos antecedentes cercanos se forja el nuevo ser predominante en las
organizaciones, un ser que asumen la incertidumbre, que siente y que piensa por sí
mismo, que razona y que su razonamiento no necesariamente está alineado a los ideales
del manager; un ser fluido. Los imaginarios de esta época se orientan hacia un dominio
sobre lo desconocido. Un nuevo tipo de ser que ha sufrido una mutación producto de la
dialéctica natural de la vida (el pasar de los años) y que necesita ser direccionado para
seguir en línea con el nuevo propósito managerial.

Estos nuevos propósitos se nos presentan aparentemente devenidos de un sentido


filantrópico de la vida. “Satisfacer las necesidades de nuestros clientes”,
“Comprometernos con el bienestar del consumidor” y todo tipo de retórica discursiva, se
presenta en un mundo en el que los propósitos egocéntricos no conectan con un ser
líquido que no se ata a un manager, sino que se adhiere a un propósito.

En definitiva y de alguna forma, se podría concluir que se ha democratizado las nuevas


formas del capitalismo, logrando con ello la perfecta adaptabilidad al entorno en el que se
encuentre en conflicto. Como dicen los autores “Detrás de estos modos semánticos están
las intenciones de naturalizar un modelo de gestión fuertemente desregulado, donde los
únicos que se creen con derecho a la seguridad blindada son los que prescriben
inseguridad y precariedad para todos los demás”8. Cómo bien se cita al inicio a Jean –
Paul Sartre en su libro L´Imaginaire, “Es por tanto, la forma como aprehendo lo dado
como propongo como real lo que no está dado”.

BIBLIOGRAFÍA
Alonso, L. E. & Fernández, C. (2006). El imaginario managerial: el discurso de la fluidez en la sociedad
económica. Política y sociedad, 43, (2), 127-151.

Taylor & Fayol. (1971). Principios de la administración científica. Administración industrial y general.
Argentina: El Ateneo, p. 7 - 101.

8
Cita del libro Alonso, L. E. & Fernández, C. (2006) Página 147.

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