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Universidad Distrital Francisco José de Caldas
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Lista de fotografías 13
Lista de abreviaturas 15
Introducción 17
Horizonte analítico 25
Políticas de la memoria 27
El olvido 29
Cultura de la memoria 29
Discurso y acontecimiento 31
Memoria social 50
Memoria colectiva 53
Procesamiento de la documentación 89
Epílogo 151
Referencias 155
Lista de fotografías
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Lista de abreviaturas
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Introducción
Hay cosas que me gustaría olvidar, por ejemplo, los cientos de ros-
tros de viudas e hijos huérfanos, los hogares destruidos y lo que más
me repugna, ver la cara de cientos de niños y niñas llorando porque
les arrebataron a su padre, mientras él los cargaba.
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Orlando Silva Briceño, Nathalia Martínez Mora
memoria, que corresponden con las luchas políticas que se establecen alrede-
dor del sentido de la memoria colectiva del conflicto.
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Introducción
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Orlando Silva Briceño, Nathalia Martínez Mora
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Introducción
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Valle_del_Cauca.
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Orlando Silva Briceño, Nathalia Martínez Mora
Fuente: http://www.valledelcauca.gov.co/publicaciones.php?id=29.
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Aspectos teóricos y metodológicos
para el estudio de las luchas
políticas por la memoria
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Orlando Silva Briceño, Nathalia Martínez Mora
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Aspectos teóricos y metodológicos para el estudio de las luchas políticas por la memoria
Horizonte analítico
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Orlando Silva Briceño, Nathalia Martínez Mora
Las luchas políticas por la memoria inician por el interés de narrar o interpretar
un acontecimiento violento o conflictivo, en el caso de la historia oficial de una
guerra o golpe militar sobre el cual generalmente se presenta la versión de los
vencedores que en el relato o interpretación se asumen a sí mismos como salva-
dores. Las luchas se dan por la representación de este acontecimiento, bajo las
reflexiones acerca de cómo debe ser transmitido y comunicado y quién decidirá
qué y cómo se hará; también se generan en relación con las acciones judiciales
emprendidas, los reconocimientos simbólicos y las fechas, los aniversarios y las
conmemoraciones. En palabras de Jelin (2002)
En suma, se podría decir que estas luchas no se expresan alrededor del acon-
tecimiento conflictivo, sino por el significado que se le otorga a dicho aconte-
cimiento, formando parte de las estrategias e iniciativas de memoria que se
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Aspectos teóricos y metodológicos para el estudio de las luchas políticas por la memoria
Políticas de la memoria
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Orlando Silva Briceño, Nathalia Martínez Mora
Por su parte, como se señaló anteriormente en relación con las luchas polí-
ticas por la memoria, existe una multiplicidad de actores que, de acuerdo con
sus expectativas políticas, pretenden definir el campo de estas luchas, los cua-
les son concebidos como emprendedores de memoria, desde la propuesta de
Jelin (2002) que retoma esta categoría de Howard Becker. Las preguntas que se
proponen alrededor de dichos actores son: ¿quiénes son?, ¿qué buscan?, ¿qué
los mueve?, sugiriendo ubicarse en el contexto particular que los convoca para
determinar las intenciones y estrategias que asumen. La acción de estos em-
prendedores comporta “el uso político y público que se hace de la memoria
[pues] un grupo humano puede recordar un acontecimiento de manera literal
o de manera ejemplar” (Jelin, 2002, p. 50); el primer uso provoca el ensimisma-
miento del hecho e imposibilita así la acción de proyectar su experiencia en un
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Aspectos teóricos y metodológicos para el estudio de las luchas políticas por la memoria
El olvido
Cultura de la memoria
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El autor introduce dos categorías que sirven como otro elemento de análisis
del contexto actual: las memorias imaginadas y las memorias traumáticas. Las
primeras no parten de la experiencia de los sujetos sociales, sino de la comer-
cialización del pasado, que hoy vende más que el futuro; las memorias trau-
máticas o vividas poseen la potencial carga de la experiencia y del componente
político; por lo tanto, son activas, están arraigadas a la vida social y posibilitan
la creación de futuros posibles en el marco de la sociedad global.
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Aspectos teóricos y metodológicos para el estudio de las luchas políticas por la memoria
Discurso y acontecimiento
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Foucault concibe el discurso “como una práctica, (que actúa como forma de
producir un saber y ejercer un poder) como un conjunto de enunciados que
dependen de una misma formación discursiva, referida al conjunto conseguido
cuando las condiciones de existencia de una dispersión es descrita por el análi-
sis enunciativo” (Cyberia, 2009, p. 190). Cuando se recurre al análisis enuncia-
tivo del discurso se aproxima a la episteme propia de una época, por medio del
análisis de instituciones, sujetos y saberes.
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Aspectos teóricos y metodológicos para el estudio de las luchas políticas por la memoria
Por su parte, hacer genealogía no consiste en buscar el origen (en relación con
su significado etimológico), que implica la búsqueda de la verdad y la conti-
nuidad. Contrario a esto, Foucault sugiere, retomando algunos postulados de
Nietzsche al respecto, que se trata es de
Así pues, podría ser considerada una anticiencia, si se mira como una in-
tervención contraria a lo que producen las teorías totalitarias que promueven
saberes dominantes, excluyentes de los saberes sometidos; por tanto, para esta
procede “una tarea indispensable: percibir la singularidad de los sucesos fue-
ra de toda finalidad monótona: encontrarlos allí donde menos se espera y en
aquello que pasa desapercibido por no tener nada de historia –los sentimientos,
el amor, la conciencia, los instintos‒” (Foucault, 1992, p. 7), lo que genera una
ruptura frente a los efectos de poder producidos por los llamados discursos
científicos, con el propósito de apartarlos de instancias teóricas universalizan-
tes, que los ubican dentro de regímenes de verdad.
Con todo esto, el enfoque debe ser entendido como una ruta que brinda
orientaciones teóricas y metodológicas, y en el cual el propio proceso de inves-
tigación es una actividad de carácter reflexivo que retroalimenta y reorienta la
acción, por lo que cada experiencia tiene un sentido singular e irrepetible.
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Superficies de emergencia
Enunciado
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Aspectos teóricos y metodológicos para el estudio de las luchas políticas por la memoria
Archivo
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Aspectos teóricos y metodológicos para el estudio de las luchas políticas por la memoria
Se trata de “una forma de poder que hace a los individuos sujetos […] sujeto
a alguien por el control y la dependencia, o ligado a su propia identidad por
una consciencia o autoconocimiento. Ambos significados sugieren una forma
de poder que subyuga y crea sujeto para” (Foucault, 1991, p. 60).
Entonces, más allá de referirse al sujeto como un agente social, se piensa como
una posición o lugar que se ocupa en relación con diversos juegos de verdad y
de poder, mediante los cuales el sujeto ha llegado a ser objeto de conocimiento.
Los juegos de verdad hacen alusión a las reglas que permiten enlace de discur-
sos susceptibles de ser nominados como verdaderos o falsos y se establecen
regímenes de verdad específicos.
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Aspectos teóricos y metodológicos para el estudio de las luchas políticas por la memoria
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La memoria en el lugar oficial: la
apuesta por la reconciliación nacional
En el ámbito oficial, desde hace algunos años se observa un interés por abor-
dar los procesos de desmovilización como un imperativo, al que posteriormen-
te suman el fenómeno de la memoria del conflicto armado por medio de la
creación de instituciones para este fin, la realización de eventos académicos y la
promulgación de leyes, que van configurando un lugar político para la memo-
ria desde las propuestas estatales. En este capítulo se trabajan, en una primera
parte, las disposiciones que se establecen en relación con la memoria en la Ley
975/05, también sobre verdad, justicia, reparación y reconciliación. En una se-
gunda parte, se muestra el análisis realizado al informe “Trujillo: una tragedia
que no cesa” (2008), de la Comisión de Memoria Histórica, particularmente
sobre la configuración de la memoria establecida en él, siendo un área de inves-
tigación perteneciente a la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación.
Igualmente, es abordada la categoría de sujeto, que tal y como se observará
aparece configurada desde dos órdenes discursivos: sujeto-víctima y sujeto de
derecho, expresando distintas confrontaciones entre el lugar oficial y las orga-
nizaciones de víctimas y defensoras de derechos humanos.
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Orlando Silva Briceño, Nathalia Martínez Mora
Así pues, con el fin de abordar dicha ley dentro de las complejas dinámicas
de poder y saber en que se estableció, es necesario realizar una breve presen-
tación de cada una de estas condiciones. Finalizando el periodo de administra-
ción del ex presidente Andrés Pastrana, la población colombiana pasaba por un
momento de desconfianza frente al tratamiento del conflicto armado por los
acuerdos fallidos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia farc
que para ese entonces era considerado como el grupo insurgente con mayor
influencia militar en el conflicto armado, el cual pierde su reconocimiento como
negociador político ante el gobierno debido a la violación del cese de hostili-
dades, acompañado de atropellos en las zonas de despeje habilitadas para los
diálogos. Del mismo modo, se percibía un ambiente de desesperanza en cuanto
a la consecución de la paz por estos medios y de escepticismo hacia el manejo
de los asuntos públicos a causa de la corrupción e ineficacia que se apreciaba en
las actividades políticas del país.
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La memoria en el lugar oficial: la apuesta por la reconciliación nacional
Como parte de las funciones que debe cumplir dicha Comisión se encuentra
la verdad histórica, que toma como marco normativo la sentencia C-370/06 de la
Corte Constitucional, en la cual se estipulan los principios que deben tener los
procesos de reparación y su relación con la memoria; igualmente, lo señalado
en la Ley de Justicia y Paz referente a la verdad, la conservación y acceso a los
archivos, la elaboración de un informe público sobre la aparición y evolución de
los Grupos Armados Ilegales gai y el deber de memoria. Finalmente, se ciñe a la
normatividad internacional, de manera particular, lo contemplado en el Dere-
cho Internacional Humanitario y del Derecho Internacional de Derechos Huma-
nos acerca del derecho a la investigación, la verdad y la justicia.
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Los propósitos del área de Memoria Histórica a cargo de la cmh son los si-
guientes:
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to; memoria de género y guerra; economía política del conflicto; análisis cuan-
titativo del conflicto; actores y políticas estatales frente a la paz, y la guerra y
formulación de propuestas de política pública. A partir de estos ejes se genera-
ron distintos proyectos de investigación.
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La memoria en el lugar oficial: la apuesta por la reconciliación nacional
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La memoria en el lugar oficial: la apuesta por la reconciliación nacional
la verdad y preservar del olvido la memoria colectiva. Del mismo modo, debe
permitir el acceso público a los registros de casos ejecutoriados y disponer una
Oficina de Comunicaciones para revelar la verdad de lo sucedido.
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Memoria social
Según la cmh, la memoria social se refiere a las maneras como las víctimas
o los testigos del terror recuerdan, elaboran e interpretan los acontecimientos
del pasado, cuyo abordaje permite una aproximación a la “cara humana” de
la masacre. La memoria social está conectada con los hilos narrativos, com-
puestos por los testimonios que surgieron de los talleres con mujeres de la re-
gión y de las entrevistas realizadas a víctimas e integrantes de la Asociación
de Familiares de las Víctimas de Trujillo ‒afavit3‒, que fueron tejidos por la
Comisión (cmh, 2008). El contenido de los hilos narrativos, su organización y
la manera como son dispuestos se determinan de acuerdo con los criterios de
reconstrucción del pasado, evaluación del impacto de la guerra, el presente del
pasado y del futuro y perspectivas del futuro4. Mediante estos criterios la cmh
va reconstruyendo las narraciones que surgen de los ejercicios de activación y
construcción de memoria, y va estableciendo para cada proceso investigativo la
pertinencia organizativa y la orientación.
Para la cmh, es a través de dichos hilos que son construidos los sentidos acer-
ca de los sucesos ocurridos en Trujillo e identificados sus impactos en el medio
social por parte de las víctimas; es decir, “más allá de un desnudo recuento his-
tórico o de reconstrucción de datos, el examen de las memorias sociales con sus
diversos énfasis y versiones del pasado, discierne las relaciones entre los acon-
tecimientos acaecidos hace dos décadas y los modos como se revisten de sen-
tido en el presente” (cmh, 2008, p. 175). La memoria social es expresada en un
vínculo permanente con el poder, en la medida en que desde este los habitantes
elaboran los hilos narrativos donde otorgan responsabilidad a los actores prin-
cipales5, estiman sus decisiones de forma moral y ética, establecen un grado de
legitimidad o ilegitimidad a los actores colectivos como los partidos políticos
o las instituciones, realizan reclamos y se sitúan desde un lugar propio en el
plano de la reparación. Tales elaboraciones del pasado influyen en sus posiciones
políticas adoptadas en el presente ante la Iglesia, el Estado, las guerrillas, las éli-
tes políticas locales y el Ejército.
3 La Asociación de Familiares de Víctimas de Trujillo (Valle del Cauca, Colombia) es una entidad
con Personería jurídica reconocida en 1995; está integrada por familiares de las personas vícti-
mas y, en otros casos, por personas que fueron víctimas de los hechos conocidos como
la Masacre de Trujillo ocurridos desde 1980 hasta 1994.
4 Entrevista a Martha Nubia Bello, integrante de la Comisión Nacional de Reparación
y Reconciliación- Grupo de Memoria Histórica. Octubre 19 de 2010.
5 Los actores responsables de la Masacre de Trujillo son definidos por la Comisión de Memoria
Histórica como grupos de narcotraficantes que operaban en la zona y fuerzas armadas
del Estado.
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La memoria en el lugar oficial: la apuesta por la reconciliación nacional
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No obstante, una de las críticas que plantea la cmh a la manera como los tru-
jillenses narran la tragedia se refiere a que estos no mencionan “la responsabili-
dad de miembros de la propia comunidad en el desencadenamiento de los he-
chos y el mantenimiento de la violencia no se problematiza” y que menos aún
“se visibilizan los contextos de violencia pública y doméstica que antecedieron
la tragedia” (cmh, 2008, p. 177). Paradójicamente, ni en este ni en ningún estu-
dio se ha evidenciado la responsabilidad a la que alude la Comisión, así como
tampoco se sabe o se conoce de la violencia doméstica y la violencia pública
(sobre la cual no hay claridad a qué hace referencia), que según la Comisión de
Memoria Histórica es un antecedente de la masacre.
Así, pareciera que se atribuye a los pobladores, las mismas víctimas, parte de
la responsabilidad en la masacre y censura que en sus narraciones no aluden a
estos hechos previos, que hasta el momento no tienen algún soporte. Para ali-
vianar estas afirmaciones la cmh sostiene que las memorias sociales, en el caso
de Trujillo, permiten “acercase a la cara humana de las masacres” e “impactan
las posturas presentes de los trujillenses frente al Estado, la Iglesia, las guerri-
llas, el Ejército y las viejas y nuevas elites políticas” (cmh, 2008, p. 173), como se
mencionó anteriormente.
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La memoria en el lugar oficial: la apuesta por la reconciliación nacional
El lugar de enunciación de los sujetos que van constituyendo los hilos narrati-
vos es vaciado, pues no se evidencia claridad en lo que la Comisión de Memoria
Histórica llama como mediación. Podría entonces decirse que este es asumido
desde una perspectiva de trabajo con mujeres, correspondiente en parte a lo
realizado en los talleres y no necesariamente a un análisis a aquellos que en
la comunidad han sido legitimados para agenciar los discursos y producir las
claves narrativas.
Memoria colectiva
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La Orden Perdida, por su parte, adopta la imagen del padre Tiberio como
emblema de la resistencia del municipio antes y luego de la masacre, para re-
saltar ciertos aspectos de su filosofía comunitaria, y en alianza con otros jóvenes
que hacen parte del Proyecto Colombia Nunca Más fomentan una galería de
la memoria que se materializó en el 2007, junto con la promoción de un centro
de documentación y una Carreta de la Memoria que iba por las calles de Cali
con el fin de escuchar los relatos de las víctimas del paramilitarismo. Dice la
Comisión que estas tensiones en las iniciativas generadas por las distintas orga-
nizaciones, y a su vez los puntos en común entre ellas, configuran la memoria
colectiva que se ve atravesada por procesos de mediación orientados por dichas
organizaciones.
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La memoria en el lugar oficial: la apuesta por la reconciliación nacional
Desde estos postulados, son los sujetos que hacen parte de un grupo los que
recuerdan y determinan lo que es memorable y la manera de recordarlo, no
las instituciones o las comunidades a las que pertenecen. De igual forma, la
memoria colectiva está asociada a etapas vitales de los sujetos: “la memoria se
mantiene viva mientras seguimos activamente vinculados a las ‘comunidades
afectivas’ de las que formábamos parte cuando el recuerdo se produjo. Son
los individuos los que recuerdan gracias a su adscripción social” (Halbwachs,
2004, p. 29), lo que muestra el carácter móvil del recuerdo, que es reconstituido
en concordancia con los filtros del presente en que se evoca.
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aunque censura lo que denomina como “la presencia compulsiva del pasado
en las acciones y propuestas de las víctimas”, que desde su lectura muestran
la existencia de unas memorias de carácter público que están en permanente
cambio y movilidad, y que a su vez presentan contradicciones y manifiestan
la continuidad del trauma. Resulta paradójico que la Comisión, por un lado,
mencione la pluralidad de memorias como componente de la memoria colecti-
va y, por otro, se refiera a estas disputas como expresión de la resistencia a los
incumplimientos estatales permanentes.
6 Para Elizabeth Jelin los emprendedores de memoria, categoría que retoma de Howard Becker
(moral entrepreneur), son aquellos agentes que participan y pretenden definir el campo de las
luchas por las memorias, cuyo emprendimiento es de carácter social o colectivo, lo cual implica
que se involucran personalmente en su proyecto y producen la participación colectiva. Dicha
categoría también hace referencia a las organizaciones sociales relacionadas con los trabajos de
la memoria y por tanto sus proyectos están orientados hacia esto. Cabe anotar que en la acción
de estos emprendedores es tácito el uso público y político de la memoria.
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Cabe anotar que en el informe de Trujillo se presentan solo tres ejes, mien-
tras que en otros aparecen los cuatro enunciados al inicio del apartado número
dos. Así mismo, en cada uno se amplían las preguntas que los orientan. Por
ejemplo, en el primer eje aparece: ¿cómo pasó?, ¿dónde pasó?, ¿cómo se vivió?,
¿quiénes fueron?, ¿por qué lo hicieron?, ¿por qué pasó aquí y no en otro lado?,
¿por qué en ese momento? En el segundo eje se encuentran: ¿qué sucedía en la
comunidad o región en ese momento?, ¿qué pérdidas personales, familiares y
comunitarias ocasionó?, ¿qué daños económicos, culturales, emocionales y es-
pirituales significativos generó?, ¿cómo se afrontó lo que pasó? En el tercer eje
están las preguntas: ¿quiénes somos después de lo que pasó?, ¿qué dificulta la
convivencia hoy?, ¿qué acciones se pueden emprender para alcanzar la realiza-
ción de los derechos vulnerados?, ¿qué se debe hacer para que esto no se repita?
Por último, en un cuarto eje llamado “Presente del pasado y del futuro” están
los cuestionamientos: ¿qué y a quiénes recordamos?, ¿de qué manera debemos
recordarlos y conservar su legado como hombres y mujeres, amigos, miembros
de la comunidad?
Para abordar estas cuestiones, además de consultar los textos antes mencio-
nados, se realizó el Taller de Memoria durante los días 20 y 21 de febrero del
2008 con 30 participantes. El objetivo central de este taller residió en “facilitar
un proceso de construcción de sentido y memorias desde la perspectiva de las
mujeres de Trujillo con el propósito de que contribuyeran a la reconstrucción
de una memoria histórica integradora de las voces diversas de las víctimas y re-
sidentes del municipio” (cmh, 2008, p. 201). En la medida en que se desarrollaba
el taller se reconoció un nivel de consenso (narrativo) sobre lo sucedido, los mo-
jones significativos en la memoria histórica de los residentes y se fueron produ-
ciendo unos hilos narrativos que componían sus relatos. El principio orientador
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La memoria en el lugar oficial: la apuesta por la reconciliación nacional
La segunda estructura, sobre la elaboración del duelo que conforma las me-
morias de las víctimas, precisa la organización de las conmemoraciones y la so-
cialización de los recuerdos de parte de las organizaciones de víctimas; de esta
manera se posibilita la conservación, comunicación y el reconocimiento de los
efectos e impactos de lo sucedido. A este respecto, en el informe este elemento
se resalta como núcleo central de afavit, cuya expresión se manifiesta en el pla-
no de lo simbólico, político y personal. Como parte de esta estructura narrativa,
se percibe que la demanda de justicia y los trabajos de recuperación de memo-
ria han generado la estigmatización de las víctimas, que reconocen la presencia
de temor y miedo que persiste en Trujillo como una de las grandes dificultades
para la participación en las conmemoraciones y procesos de reconstrucción de
memoria de una buena cantidad de víctimas.
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del caso Trujillo en el ámbito público, a fin de legitimar y posicionar las versio-
nes que resulten del proceso anterior, y 3) resistencia al olvido desde el cual se
construyen las memorias de las víctimas, con actividades de trasmisión entre
generaciones en la familia, la escuela y las organizaciones. En un ejercicio de
contraste entre la pregunta inicial planteada por la Comisión acerca de cómo
los residentes de Trujillo relatan, recuerdan y simbolizan los eventos trágicos
que allí tuvieron lugar, y el procedimiento metodológico llevado a cabo por
esta (consulta de algunos documentos producidos por afavit, la Comisión de
Justicia y Paz y varios textos académicos y el taller con mujeres de Trujillo) po-
dría afirmarse que la información recabada no resulta suficiente para abordar el
interrogante que orientó el trabajo de la Comisión en esta región.
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También se aduce que las muertes en combate son efecto de operaciones mili-
tares que hacen parte de sus funciones como actor legítimo en el conflicto arma-
do y porque la fuerza pública ha participado y ejercido prácticas de represión
sobre individuos o grupos víctimas de crímenes en distintas regiones del país.
Paradójicamente, en el proceso investigativo que produjo el informe de Trujillo
no se adelantó ningún trabajo con miembros de las fuerzas militares, que en
este caso jugaron, según la misma cmh, el papel de víctimas por una emboscada
producida por la guerrilla; aspecto con el cual quedó inconclusa una lectura de
la posición de este grupo frente a lo precisado sobre la caracterización de las
víctimas en la ley.
3. A una pronta e integral reparación de los daños sufridos, a cargo del au-
tor o partícipe del delito.
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La memoria en el lugar oficial: la apuesta por la reconciliación nacional
De igual modo ocurre con la reparación, pues si bien en la Ley 975 están
estipulados algunos elementos que constituirían una garantía a este derecho,
lo que se ha evidenciado a partir de los procesos judiciales adelantados en el
marco de Justicia y Paz es que existen vacios jurídicos que no han facilitado
el cumplimiento de este9. Sucede lo mismo con el derecho a que las víctimas
sean oídas y a que sea facilitado el aporte de pruebas, pues lo que indican las
versiones libres y los juicios es que sus testimonios se hallan excluidos del pro-
ceso; por lo tanto, en las indagatorias las víctimas se encuentran en un lugar se-
parado del auditorio y deben realizar preguntas o réplicas por medio de notas
escritas que son escogidas, y así se evita la confrontación directa y se privilegia
la versión del victimario, como se señaló anteriormente.
Otro factor que ha contribuido con la revictimización (concepto que será ex-
plicado más adelante) está relacionado con las controversias que ha suscitado
la tan discutida Ley de Víctimas, que en la Ley de Justicia y Paz aparece como
garantía, pero que en las prácticas judiciales se trata de disminuir su alcance,
principalmente cuando se refiere a la restitución de tierras. No hay que olvidar
que tales discusiones se adelantan desde el 2007 y que solo hasta mediados del
2011 fue promulgada, pero que a la fecha no ha mostrado efectividad y viabili-
dad para superar esta problemática.
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Las víctimas son aquellas personas que hayan sufrido o sufran desaparicio-
nes forzadas, detenciones arbitrarias, torturas, homicidios selectivos y masa-
cres de forma sistemática y generalizada, a manos de estructuras criminales de
los narcotraficantes (Diego Montoya y Henry Loaiza) y fuerzas de seguridad
10 A esta referencia, la Comisión presenta la versión dada por el Ejército, mostrando las tensiones
con la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz frente a las características de las acciones de
violencia y la identificación de las víctimas.
11 En el informe no se determina quiénes fueron esos civiles.
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del Estado como la Policía y el Ejército, según la cmh, llevadas a cabo a través de
un acuerdo regional y temporal, en correspondencia con el designio criminal
de la contrainsurgencia.
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La cmh también enuncia que las “batallas por la memoria” no sólo se producen
en las instancias judiciales, “la memoria se traduce igualmente en un proceso
organizativo entre y para las víctimas […] se inicia un proceso de recuperación
de la confianza, de fortalecimiento de la cohesión interna de las víctimas, en
suma, la creación de una comunidad de duelo que asume por sí misma tareas
básicas de reparación” (2008, p. 24), que además cuenta con una red de apoyo
social de afavit y de la Comisión Intercongregacional de Justicia y Paz. Para la
Comisión, la memoria es considerada un dispositivo que les permite a las víc-
timas asumir un papel activo en los procesos de justicia y reparación. Estos tra-
bajos de memoria posibilitan el paso de víctimas individualizadas a “víctimas
organizadas, víctimas-ciudadanos, creadoras de memorias ciudadanas” (cmh,
2008, p. 28). La violencia se configura como un mecanismo que, si bien genera
efectos devastadores en las poblaciones, crea movilización y liderazgo.
Con todo esto, podría afirmarse que las víctimas de Trujillo son constituidas
en sujetos, por un lado, a partir de la continua reiteración victimizante que ope-
ra sobre estas y, por otro, mediante la puesta en marcha de procesos de cons-
trucción de memorias que, dice la Comisión, se hallan amenazadas. A partir de
lo anterior, se expresa la ejecución de acciones sobre otras acciones (Foucault,
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1991) que pueden ser analizadas desde dos planos: el proceso de victimización
que afecta a las víctimas de Trujillo y la definición de la Comisión de Memoria
Histórica como un proceso continuo. Cerrar el círculo de vulnerabilidad, per-
cibir la desmemoria nacional, evidenciar compromisos inacabados del Estado,
la postergación del duelo público (cmh, 2008) son actos que generan múltiples
procesos de revictimización e impunidad.
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Estado o asesinos a sueldo, escinden a las poblaciones civiles que han sufri-
do las masacres de otros grupos poblacionales y establecen una distinción con
otros sujetos. Este hecho otorga fundamento al régimen que lo crea, es decir,
aparecen separados de otros, bien sea por sus prácticas, por los dominios en los
cuales se desenvuelve o por los saberes que lo determinan. Estas separaciones
en la constitución de sujeto son llamadas por Foucault (1991) como “prácticas
de escisión”.
Las relaciones de poder deben ser entendidas como “una forma en la que
ciertas acciones modifican otras” (Foucault, 1991, p. 83). El poder “es una es-
tructura total de acciones llevada a actuar sobre otras acciones posibles; incita,
seduce, vuelve más fácil o más difícil […] es siempre una manera de actuar
sobre un sujeto o sujetos actuantes en virtud de su actuación o de su capacidad
de acción. Un juego de acciones sobre otras” (p. 85). En tanto, la constitución
del sujeto-víctima pasa por el ejercicio de una forma de poder que, en todo
caso, produce resistencia; esta forma de poder crea sujetos, en el sentido de
sujeción a alguien por control o de vinculación a su identidad por un autoco-
nocimiento, para individualizar o totalizar sus acciones, comportamientos o
representaciones.
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Verdad Histórica
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a que las violaciones de derechos humanos por parte del Estado13 son estableci-
das por dichos tribunales como la Corte Interamericana y cuyas sentencias van
proporcionando el contenido de los derechos. En el trabajo adelantado por la
Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, en manos de la Comisión de
Memoria Histórica, se indica que se trata es de una práctica de reconstrucción
de acontecimientos vinculados al nacimiento y desarrollo de los grupos arma-
dos al margen de la ley y los procesos de desvinculación. Según lo determinado
por la Ley 975 las funciones que dicha Comisión deberá cumplir están en el
orden de la verdad histórica, que claramente y como se mostró en los apartados
anteriores desconoce el sistema normativo de derechos humanos desde donde
se estipula el contenido de este derecho.
En otro plano, la verdad es vista como un derecho adquirido por las víctimas
y promovido por el proceso de reconciliación que pretende generar la ley a
través de estudios que giran alrededor del cuándo, cómo y dónde. No se con-
templa como lugar de la verdad el estudio del porqué o para qué se generaron
estos sucesos violentos o las condiciones de violencia generalizada en el país;
tampoco se toman en cuenta los testimonios de las víctimas que podrían con-
formar el archivo que estima la Ley y la Comisión Nacional de Reparación y
Reconciliación. El esclarecimiento de la verdad se realiza mediante el mecanis-
mo de análisis del testimonio y la investigación, relegando en gran medida al
testigo (víctima) sus razones y reclamos.
13 Se entiende por violación de derechos por parte del Estado cuando éste es el directamente res-
ponsable de hechos de violencia, sea por acción u omisión y cuando no presupone las garantías
de protección de estos derechos.
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La memoria en el lugar oficial: la apuesta por la reconciliación nacional
En la ley se estipula que el papel que juegan las Comisiones Regionales para
la restitución de bienes es crucial en este aspecto, así como las medidas suscita-
das por el Fondo para la Reparación de las Víctimas14 que estará bajo la admi-
nistración de Acción Social. Otro de los aspectos importantes que debe encarar
la Comisión es la búsqueda de los desaparecidos, junto con los organismos del
Estado, ONG, asociaciones de víctimas y, en particular, con la Comisión Nacio-
nal de Búsqueda de Personas Desaparecidas, ya que la demanda de estos es un
punto central dentro de sus funciones.
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Orlando Silva Briceño, Nathalia Martínez Mora
Por parte de la Ley 975 Artículo 8°, la reparación aparece en tres ámbitos: in-
dividual, simbólica y colectiva. La individual hace referencia a los aspectos con-
signados en la Comisión, es decir, restitución, indemnización, rehabilitación,
satisfacción y garantías de no repetición, haciendo hincapié en las funciones que
debe cumplir dicha institución. La reparación simbólica alude a la preservación
de la memoria histórica15, la no repetición de los sucesos victimizantes, el recono-
cimiento público de estos, el perdón público y la restitución de la dignidad de
las víctimas. La reparación colectiva comporta la reparación psicosocial de las
poblaciones afectadas por la violencia (sistemática). En cualquiera de los tres
ámbitos serán las autoridades judiciales las encargadas de determinar qué tipo
de reparación corresponde según el caso, a partir de lo consignado en la ley.
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La memoria en el lugar oficial: la apuesta por la reconciliación nacional
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La memoria en el lugar oficial: la apuesta por la reconciliación nacional
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de derechos por ejercer trabajos de memoria. Desde esta perspectiva, son las
comunidades las que cumplen una función de reparación a sí mismas.
Este poder pastoral dentro de la lógica de la salvación actúa sobre los dis-
tintos ámbitos que constituyen la vida: “la palabra salvación asume diferentes
significados: salud, bienestar, (es decir, suficiente riqueza, un nivel de vida),
seguridad, protección contra accidentes” (Foucault, 1991, p. 66). La memoria,
entonces, se configura en medio de los discursos de la salvación a través de
la superación de los sucesos conflictivos y su tramitación, en la búsqueda de la
justicia, la reparación y en procura de un futuro mejor para esta población, que
pasa por procesos de individualización ligados al poder pastoral.
Por su parte, las víctimas como sujetos de derecho son ubicadas en este plano
debido a la continua victimización a la cual están expuestas; por tanto, le son
otorgados otros derechos que les serían exclusivos: a la verdad, a la justicia y a
la reparación, los cuales están orientados hacia el proceso de reconciliación na-
cional, y que los escinde o separa de los demás sujetos. Para las organizaciones
80
La memoria en el lugar oficial: la apuesta por la reconciliación nacional
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La memoria: una estrategia política
desde las organizaciones sociales
afavit
17 Se hace mención a la Comisión Intercongregacional de Justicia y Paz, pues fue esta institución
la que realizó el proceso de acompañamiento en Trujillo, poco tiempo después de la masacre, y
fue bajo su nombre que se hizo la publicación del texto “Parque por la vida, la justicia y la paz.
Monumento a las víctimas de los hechos violentos de Trujillo 1987-1994”, que fue analizado
en este capítulo. Sin embargo, la caracterización que se presenta en el próximo apartado toma
como base los documentos producidos por la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz y el ex-
tenso archivo sobre el proceso judicial de Trujillo que reposa en esta última. Cabe anotar que la
Comisión Intercongregacional fue reemplazada por la Comisión Intereclesial, según lo afirma
la cmh en su informe.
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La memoria: una estrategia política desde las organizaciones sociales
El Proyecto Colombia Nunca Más, que inició con el apoyo de diez organi-
zaciones sociales y no gubernamentales de derechos humanos, terminó agru-
pando diecisiete organizaciones18, cuyo propósito se estableció sobre la base de
recuperar la memoria de las víctimas de la última etapa de violencia política
en Colombia y aportar en la lucha contra la impunidad de los crímenes de lesa
humanidad cometidos en este periodo. Desde el 10 de abril de 1995 se convino
diseñar dicho proyecto y tras una cantidad de reuniones establecidas desde
este momento se puso en marcha en agosto de 1996 a la cabeza de un primer
equipo de trabajo, en el marco de una política estatal constante de ejecución de
crímenes de lesa humanidad.
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Orlando Silva Briceño, Nathalia Martínez Mora
Los anteriores son algunos de los obstáculos que se le han presentado a este
proyecto19.
19 De la misma manera, han debido enfrentar varias dificultades en el terreno metodológico, de-
bido a la magnitud de denuncias, la recolección y evaluación de la información y al tratamien-
to de cada caso o víctima de crímenes de lesa humanidad, quienes reclaman acción, denuncia,
acompañamiento y reparación para afrontar las consecuencias psicológicas de estos hechos.
20 Actualmente, el proyecto cuenta con un proceso de documentación de más de 41.000 víctimas
de desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y torturas en las distintas regiones de Co-
lombia, en una base de datos diseñada para registrar y analizar los crímenes de lesa humanidad.
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La memoria: una estrategia política desde las organizaciones sociales
lucha contra la impunidad y la puesta de ello en el debate público, sino que además
brindan elementos de análisis que permiten la comprensión de los contextos par-
ticulares de tiempo y lugar, las causas económicas y políticas de estos crímenes,
los actores implicados, los hechos, los mecanismos empleados para cometer actos
criminales y asegurar su impunidad y los efectos provocados en las poblaciones
y organizaciones.
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Orlando Silva Briceño, Nathalia Martínez Mora
Así mismo, se encuentra una serie de cartillas pedagógicas como “La estra-
tegia de la memoria”, que se constituye en un documento metodológico que
busca proporcionar herramientas prácticas para recuperar la memoria de crí-
menes de lesa humanidad a las comunidades; están también las cartillas titula-
das “¿Cuál verdad, cuál justicia, cuál reparación?”, “Verdad, memoria y lucha
contra la impunidad 1966-1998”, “Decreto 1290 del 2008 sobre la Reparación
Integral por vía administrativa a las víctimas de los grupos armados organi-
zados al margen de la ley”, y las revistas “Verdad, justicia y reparación” y “La
impunidad”.
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La memoria: una estrategia política desde las organizaciones sociales
Valle del Cauca” (pcnm, 2007, p. 6), donde se establece el periodo entre 1966
y 1993 como un momento de múltiples ataques que sufrieron los habitantes
de estas regiones y los procesos sociales que habían impulsado. Metodológi-
camente, para este ejercicio se acudió a los testimonios de los perseguidos, de
sus familias y compañeros, con el fin de rescatar sus voces que sirvieran para el
establecimiento de la verdad, pero sobre todo para restituir sus sueños y pro-
yectos. Así mismo, se tomaron los archivos de varias organizaciones sociales,
los registros de prensa y algunas fuentes secundarias ‒libros y revistas‒.
Procesamiento de la documentación
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Orlando Silva Briceño, Nathalia Martínez Mora
4. La descripción del contexto, que inicia con una hipótesis de partida que
sugiere que estos crímenes reseñados tienen el carácter de lesa humani-
dad y por tanto expresan una sistematicidad y carácter masivo. Luego, las
pautas metodológicas en las cuales se debe ubicar el hecho, determinar el
tipo de conflicto que dio como resultado el crimen, precisar los intereses
en juego, aclarar la relación de la víctima con los intereses identificados,
90
La memoria: una estrategia política desde las organizaciones sociales
• En los sitios, tanto urbanos como rurales, donde convergen y/o conviven
intereses económicos y políticos, con grupos sociales considerados como
“problemáticos” o “anormales” como son pobladores de la calle (adultos y
niños), drogadictos, prostitutas, homosexuales, bandas juveniles, recicla-
dores, entre otros. Estas personas se convierten en víctimas de crímenes
de lesa humanidad, bajo la modalidad de la llamada “limpieza social”.
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La memoria: una estrategia política desde las organizaciones sociales
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Orlando Silva Briceño, Nathalia Martínez Mora
En el tercer capítulo debe registrarse: 1) los datos genéricos sobre las estruc-
turas, esto es, si pertenecen al campo estatal, si son agentes directos, parami-
litares, sicarios, personas jurídicas no estatales, autor estatal extranjero o un
actor no identificado; 2) la descripción de dichas estructuras referida a la orga-
nización a la que corresponden los victimarios y/o estructuras responsables, las
cuales son: división, brigada o comando operativo, batallón, fuerza de desplie-
gue rápido fudra, fuerza de tarea, comando conjunto, unidad táctica, grupo es-
pecial o élite, compañía, pelotón, unidad especial (para los militares); comando,
estación, grupo, unidad (para la Policía) y nombre del grupo paramilitar. En
caso de no poder precisarse la estructura como tal, se deben incluir los datos
genéricos de los que se tenga conocimiento. En este ámbito se encuentra un
listado extenso y detallado sobre la estructura militar, la sede, otras estructuras
relacionadas y sus sedes; 3) los datos de los responsables individualizados, ape-
llidos, nombre, seudónimo(s), documento(s) de identidad, rango, jerarquía del
Ejército, jerarquía de la Armada, jerarquía de la Fuerza Aérea, jerarquía de la
Policía, sin dato del rango, cargo, estructura a la que pertenece, ocupación, tipo
de responsabilidad de acuerdo con una codificación establecida por el proyecto
que está por niveles (sin que ello implique la exclusión entre estos), descripción
de lo que pasó con los responsables después del crimen (en relación con inves-
tigaciones y con otras situaciones) e itinerario.
21 Es importante señalar que desde el criterio de sexo cada uno está codificado por el proyecto;
allí solo debe indicarse a cuál ítem pertenece la víctima. Este criterio de antecedentes hace
referencia a anteriores agresiones que haya sufrido la persona, estén relacionados o no con la
denuncia actual.
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La memoria: una estrategia política desde las organizaciones sociales
En los datos sobre las fuentes (penúltimo capítulo) deben aparecer los datos
generales de todas las fuentes, los cuales comprenden la clase de fuente, el tipo
(fuentes jurídicas o documentales), los archivos donde se pueden ubicar, la fe-
cha de la fuente, la localización de la fuente jurídica donde se indica el radico,
el oficio, el despacho y el departamento y municipio, y otros datos referidos
a la clave que se le asigna a las fuentes testimoniales y la referencia, en el caso
de las fuentes documentales.
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Orlando Silva Briceño, Nathalia Martínez Mora
23 Distinta a la exigibilidad ética que debe ser respetada y cumplida por todos los seres humanos,
situándose en el campo de relaciones: ciudadano/ciudadano.
24 Colombia Nunca Más establece una ruptura radical con las elaboraciones que sobre esta cate-
goría se han venido desarrollando en el plano internacional, marco por el cual se rige Colom-
bia, de manera particular frente al Proyecto de Código de 1996 (formulado por la Comisión
de Derecho Internacional) y al Estatuto Tribunal Penal Internacional (aprobado en Roma en
1998), en donde se expresa una ampliación del sujeto activo del Crimen de Lesa Humani-
dad, afirmándose que éste puede ser cometido, fuera de los gobiernos, “por una organización
política o grupo”, llevando este derecho al terreno de las relaciones ciudadano/ciudadano y
desconociendo la posibilidad de agresión por parte de un Estado. Por tanto, señala cómo estos
incisos rompen la base conceptual (filosófico-jurídico-histórico-político-operativa) de los
derechos humanos y del crimen de lesa humanidad.
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La memoria: una estrategia política desde las organizaciones sociales
[…] se puede afirmar que las acciones criminales como parte integral
de una estrategia de terror tienen objetivos que pasan por la idea de
sociedad, de bienestar y de seres humanos; es decir, que apuntan a la
consolidación y creación de un tipo de generación, de imponer y per-
petuar formas de vida basadas en sometimiento arbitrario del poder,
a la conservación de su estructura y del status quo (pcnm, 2007, p. 10).
Lo que se espera con este proceso es, por un lado, apoyar la consolidación de
las organizaciones sociales que resisten constantemente a la imposición de un
modelo hegemónico en el país, basado en el desarraigo de las poblaciones y la
fundación de la muerte como mecanismo de control; por el otro, avalar la supe-
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Orlando Silva Briceño, Nathalia Martínez Mora
25 El padre Tiberio de Jesús Fernández Maf la fue nombrado párroco de la iglesia de Nuestra
Señora del Perpetuo Socorro en Trujillo, en septiembre de 1985, siendo líder campesino
en su juventud y estando interesado en el cooperativismo debido a sus experiencias académicas
y comunitarias.
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La memoria: una estrategia política desde las organizaciones sociales
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Además del papel de los medios masivos de comunicación, sobre dicha con-
dición, se adiciona la ausencia de justicia frente a estos acontecimientos, que se
manifiesta no solo en la falta de acción del Estado en el momento en que esta-
ban sucediendo los crímenes, sino además en la puesta en juego de montajes
judiciales cuando se iniciaron las investigaciones, aspecto que desarrolla una
maquinaria de la impunidad que caracterizaría los procesos adelantados en
Trujillo. Las protestas, las denuncias o la participación en eventos de rechazo y
resistencia se convirtieron en un delito que sería fuertemente castigado, la po-
blación tuvo que aceptar y reconocer que en la vida práctica no se manifestaba
la existencia de un Estado de derecho.
Un ejemplo de esto fue el manejo que le dieron las instancias judiciales al tes-
timonio de Daniel Arcila, testigo presencial, pues fue aislado y no se confrontó
su declaración con los demás testimonios; luego fue declarada su ineptitud psí-
quica y moral, lo cual destruyó moral y judicialmente su declaración y puso en
evidencia la conjunción de ofrecimientos monetarios con amenazas de muerte
a quienes se encargaban de los procesos: “solo de manera excepcional, las in-
vestigaciones judiciales sobre crímenes de Estado cuentan con algún testigo
presencial que escapa a los calculados controles de los victimarios […] por eso
buscan constancias legales en libros oficiales” (pcnm, 2007, p. 66) y se prioriza
la identificación de los victimarios, hecho que desconoce las amenazas y los
mecanismos utilizados para su ocultamiento, culpabilizando a los testigos por
falta de informaciones especificas y útiles.
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La memoria: una estrategia política desde las organizaciones sociales
acontecimientos que marcaron a esta región. Así mismo, generan una fuerte
contradicción por las fechas que marcan dichos sucesos con otras institucio-
nes como la cnrr que también agencian políticas de la memoria. Enunciar que
desde 1966 hasta 1993 los habitantes de las zonas rurales y urbanas de Trujillo,
Bolívar y Riofrío vivieron una práctica sistemática y masiva de violación a los
derechos humanos –por lo cual se reconoce el carácter de crímenes de lesa hu-
manidad– produce grandes rupturas con lo manifestado por la cnrr y genera
posturas antagónicas en el campo e implicaciones distintas en el campo políti-
co, judicial y social.
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Orlando Silva Briceño, Nathalia Martínez Mora
Nacional26 y, por tanto, para fortalecer lo que los autores citados llaman “me-
moria de la guerra”. Esta función pasó de la vindicación de la guerra interna o
sucia contra la subversión a la puesta en juego del “show del horror”, lo que sig-
nificó un beneficio mediático de las pruebas y los testimonios de las víctimas, y
los torturadores sobre lo ocurrido en este periodo, que cobró fuerza con el adve-
nimiento de las elecciones presidenciales que condujeron a la transición en 1983.
26 Proceso que sería la bandera de gobierno de la Junta Militar que se instaló en el poder tras el
Golpe, encabezado por Jorge Rafael Videla.
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La memoria: una estrategia política desde las organizaciones sociales
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Orlando Silva Briceño, Nathalia Martínez Mora
evitar así su trasgresión o violación por parte de dicho ente; todo esto for-
mulado sobre la base de la definición del estado de derecho consignada
en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos. También perciben
la integralidad e indivisibilidad de los derechos en relación con lo que las
comunidades afirman como derechos de los pueblos, que hacen parte de
las apuestas de sociedad y sujetos colectivos que determinan las relacio-
nes con los otros y con el medio ambiente.
Esta Comisión, al igual que el pcnm, asume como uno de los principios
básicos que conforman su razón de ser la defensa de los derechos huma-
nos desde la relación Estado-ciudadanos, que como se anotó previamen-
te se inscribe en la base de la exigibilidad operativa. El Estado, a partir
de esta relación, se concibe como el garante de los derechos de los ciu-
dadanos y se le confiere el derecho, en el marco jurídico de los derechos
ciudadanos, de instaurar códigos punitivos, sistemas carcelario, policial
y judicial, y de esta manera procura controlar, contener y subsanar las
agresiones de unos ciudadanos contra otros. No obstante, la Comisión
no hace énfasis en la categoría de crímenes de lesa humanidad, lo cual
es fundamental para el trabajo del Proyecto Colombia Nunca Más en
este plano.
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La memoria: una estrategia política desde las organizaciones sociales
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La memoria: una estrategia política desde las organizaciones sociales
Esto sugiere que mientras la guerra continúe, así como los medios que
se expresan en ella, es necesaria la humanización del conflicto armado
interno o la disminución de este en sus distintas vertientes, por medio
de mecanismos y de proyectos que adviertan las causas integrales de la
guerra y los estándares que la rigen.
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La memoria: una estrategia política desde las organizaciones sociales
Constancias
Esta área cuenta con aproximadamente 230 constancias y 320 informes desde
1998 hasta el presente que documentan procesos de retornos, amenazas, opera-
ciones militares y empresariales que afectan a los pobladores, abusos de auto-
ridad policial, militar y administrativa, persecuciones paramilitares, asesinatos
a líderes comunitarios, ejecuciones extrajudiciales, desplazamientos forzosos,
desapariciones y demás violaciones a los derechos humanos ocurridas en dis-
tintas poblaciones víctimas del conflicto armado interno colombiano.
Acompañamiento
Dever (sic)
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Memoria
2. Por lo menos la verdad: con seis artículos que narran las medidas dis-
puestas en los procesos judiciales y algunas versiones libres que rin-
dieron paramilitares desmovilizados, como prueba de la ausencia de la
verdad en tales procesos, en las cuales reclaman el derecho a saber con-
templado, entre otras instancias, en los Principios Joinet de la onu, donde
se plantean las directrices sobre los derechos a la verdad, la justicia y la
reparación de las víctimas de crímenes de lesa humanidad.
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La memoria: una estrategia política desde las organizaciones sociales
Fe y política
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De derecho
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La memoria: una estrategia política desde las organizaciones sociales
Partiendo del reconocimiento del extenso material tanto físico como virtual
producido por la Comisión Intercongregacional de Justicia y Paz, se abordó el
texto “Parque por la vida, la justicia y la paz. Monumento a las víctimas de los
hechos violentos de Trujillo, 1987-1994”, el cual fue elaborado en conjunto con
afavit, ya que en este se trata de forma específica la Masacre de Trujillo (Rio-
frío y Bolívar) desde un trabajo de memoria. El proceso realizado en la región
por la Comisión Intercongregacional de Justicia y Paz, inició con el trabajo de
acompañamiento en los procesos jurídicos, educativos, psicosociales, producti-
vos y de construcción de memoria, abanderados por el sacerdote Jesuita Javier
Giraldo, defensor de derechos humanos y considerado como el interlocutor en
las instancias internacionales sobre el caso de Trujillo. A partir de su trabajo y
estímulo surgió afavit, que con el apoyo de la hermana Maritze Trigos conti-
núan la labor en la región, pues el padre tuvo que salir exiliado del país. Como
parte del trabajo posterior a esto, se sumaron las exhumaciones de cadáveres
debido a la inoperancia de las instancias oficiales encargadas. La hermana Ma-
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27 La Comisión de Investigación de los Sucesos Violentos de Trujillo se creó en 1994 por pedido
de la cidh para realizar las investigaciones sobre lo sucedido en esta región, con una duración
de cuatro meses y la participación de la Defensoría del Pueblo, Fiscalía General de la Nación,
Procuraduría, Ministerios de Gobierno y Relaciones Exteriores, Comisión de Derechos Hu-
manos del Senado y la Cámara, Defensa Nacional, Consejería Presidencial para los Derechos
Humanos, Departamento de Seguridad Nacional, Fuerzas Militares y Policía Nacional, como
instituciones oficiales, y la Conferencia Episcopal Colombiana, la Comisión Intercongregacio-
nal de Justicia y Paz (hoy Intereclesial), Cruz Roja, Asociación de Familiares Detenidos
y Desaparecidos, Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, Comisión Andina de Juristas y
Comité de Solidaridad con los Presos Políticos, como instituciones no gubernamentales y de
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La memoria: una estrategia política desde las organizaciones sociales
la sociedad civil, las cuales elaboraron un informe final presentado en enero de 1995.
28 En la visita realizada a Trujillo, se pudo constatar que uno de los mayores reclamos por parte de
las víctimas, en relación con las medidas de reparación, son el incumplimiento de los planes
de vivienda, de los cuales se vieron beneficiados muy pocas familias, mientras que la mayoría de
ellas deben seguir esperando los recursos. En los casos en que sí fueron beneficiadas, denuncian
que las construcciones no son aptas para habitarlas.
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La memoria: una estrategia política desde las organizaciones sociales
el cual falta la persona fallecida que permita, a través del apoyo grupal que
comparte la misma experiencia, invertir el sistema de valores que se legitima
socialmente, donde la culpa es lo que orienta la mirada a las víctimas, y generar
espacios de confianza para reconstruir el tejido social deshecho; 4) Retirar la
energía emocional y reinvertirla en nuevas relaciones sociales, lo cual se con-
sidera un reto en la conciencia de cada persona. En este camino se pretende
propagar la identidad individual en nuevos proyectos de vida en los distintos
ámbitos (personal, grupal y social), y permitir de esta manera que el recuerdo
adquiera un valor distinto que impulse las fuerzas de la vida y de sentido nue-
vo a la vida.
En casos como éste el duelo implica resignificar los espacios, los tiem-
pos y los ritos: reconstruir y resaltar la dignidad de las víctimas que
fue aniquilada, con un homenaje extraordinario a sus despojos, a sus
oficios, a su memoria y a sus sueños; darles lugar físico de reafirma-
ción social; ubicarlos en un contexto de lectura social de los hechos
que estigmatice frente al futuro lo que destruyó esos lazos y tejidos
(cijp, 1998, p. 45, 46).
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Fotografía 3: Osarios
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La memoria: una estrategia política desde las organizaciones sociales
Fotografía 4: Siembra
29 Hermana Maritze Trigos, acompañante en Trujillo. En: Encuentro-Diálogos con las víctimas en
clave Psicosocial, organizado por el Ministerio de Protección Social, la Conferencia Episcopal
de Colombia y el Secretariado Nacional de Pastoral Social Cáritas Colombiana. Cali-Valle,
noviembre 22 del 2010.
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La memoria: una estrategia política desde las organizaciones sociales
30 El Muro hace parte de un proyecto del artista, nominado “la Sombra del Amor”, en el que
aspira construir 7 muros de amor alrededor del mundo que formarían un círculo imaginario,
iniciando en Trujillo.
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Fotografía 6: Auditorio
Está pendiente por construir el área de los hechos, aunque el lugar está dispues-
to, pero no se ha podido intervenir por falta de dinero; el Área de la Historia y
la Utopía, que se propone acomodar en la parte del terreno dividido por una
carretera interveredal, al cual no hay acceso todavía (en las visitas). Además de
la sede de afavit, falta también el museo regional, el hospedaje, las cafeterías y
ampliar el parqueadero. Esto se debe, según miembros de afavit y la hermana
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El eje puesto en la reconstrucción del tejido social en las víctimas como suje-
tos de derecho propende por la dignificación de estas víctimas y la exigencia
de los derechos a la verdad, la justicia y la reparación, y se constituye en una
de las principales banderas de acción que son comunes a todas las organiza-
ciones, tratando de impulsar desde sus directrices y propósitos específicos la
apropiación de las mismas víctimas –que en el caso del movice son ellas quienes
conforman este organismo– de los acontecimientos vividos y, por tanto, de los
proyectos que se emprendan en relación con estos.
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La memoria: una estrategia política desde las organizaciones sociales
miliares de las víctimas y en población que quisiera hacer parte una concien-
cia y expresión de lo sucedido, tratando de reaccionar y clarificar los hechos
con cuestionamientos como ¿qué pasó?, ¿por qué pasó?, ¿quiénes fueron los
victimarios?, ¿qué estrategias usaron?, ¿qué contexto se vivía en Colombia? y
¿cuáles son las consecuencias de estas masacres? Seguido a ello, se favoreció
la recuperación de memoria, en un proceso personal y comunitario mediante la
escritura de biografías y dibujos de las víctimas34, como también la recupera-
ción de los rostros a partir de fotografías de las víctimas donadas por sus fami-
liares. Posteriormente, gran parte de los esfuerzos se concentraron en el diseño
y la construcción del Parque Monumento en 1998, que inicia como una especie
de viacrucis con el análisis del contexto para comprender las causas de los he-
chos violentos y propender para que nunca más se repitan. Luego se trabajó en
la ubicación de los osarios y las labores alrededor de las esculturas que después
fueron puestas en las lápidas, la recopilación de testimonios orales y los prime-
ros escritos sobre las expectativas que los habitantes tenían con el Parque.
34 Cuenta la hermana Maritze que una abuela iba narrando la historia de su hija, mientras su
nieto la escribía. Al terminar Maritze solicitó al niño que colocara como autora el nombre de
su abuela y el niño replicó que él había colaborado así que firmaría como el escribiente, lo
cual muestra la participación conjunta de los familiares en este proceso. En Encuentro-Diálo-
gos con las víctimas en clave Psicosocial, organizado por el Ministerio de Protección Social,
la Conferencia Episcopal de Colombia y el Secretariado Nacional de Pastoral Social Cáritas
Colombiana. Cali-Valle, noviembre 22 del 2010.
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Propósitos fundamentales
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En este sentido, el movice está compuesto por dos clases. Por un lado, las or-
ganizaciones de sobrevivientes de los crímenes de Estado, o bien de familiares
de víctimas de estos ‒son sujetos de derechos y sujetos activos‒; por otro lado,
las organizaciones de acompañantes de víctimas de violaciones de derechos
políticos, sociales, económicos, culturales y ambientales. Allí es posible ubicar
organizaciones de corte social, político y jurídico que han sido victimizadas y
afirman su derecho al esclarecimiento a la memoria, la verdad, la justicia y la
reparación en escenarios dentro y fuera del país.
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La memoria: una estrategia política desde las organizaciones sociales
éstas muchas veces producen la victimización en las poblaciones del país, se-
gún lo sostenido por el movice.
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Memoria, luchas políticas
y políticas de la memoria
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armados al margen de la ley […] [que debe ser] mantenido mediante procedi-
mientos adecuados, en cumplimiento del deber a la preservación de la memoria
histórica que corresponde al Estado” (Ley 975, 2005, p. 30).
Los efectos políticos que se pueden avizorar al agenciar este tipo de memo-
ria –ubicándola como sustituta de la justicia en caso de que esta no se logre,
al igual que sucede con la reparación– es que se superpone el espacio ético y
38 Algunos de los casos al respecto son: Caso Comunidad indígena Yakye Axa vs. Paraguay, Sen-
tencia del 6 de febrero del 2006; caso la Cantuta vs. Perú, Sentencia del 29 de noviembre del
2006.
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Memoria, luchas políticas y políticas de la memoria
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40 Conversatorio sobre Memoria Histórica. Cátedra Ciro Angarita Baron. Defensoría del Pueblo.
Bogotá, 28 de septiembre de 2010.
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Memoria, luchas políticas y políticas de la memoria
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Memoria, luchas políticas y políticas de la memoria
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De allí que sostengan, tal y como lo hace el movice, que se trata de la manifes-
tación del terrorismo de Estado, como forma de instaurar un tipo de violencia
parainstitucional que no se limita a lo sucedido en esta región, sino que esto se
halla inserto en el ámbito más extenso de las dinámicas nacionales. Justicia y
Paz y afavit destacan la participación de primer orden de agentes directos e in-
directos del Estado, que se apoyaban en la complicidad institucional del sector
oficial, el narcotráfico y el “sicariato”; los cuales son responsables de uno de los
episodios más sangrientos de la historia del país.
Otros de los horizontes que orientan las luchas políticas por la memoria son
la promoción de acciones judiciales y espacios simbólicos, la nominación de las
personas y poblaciones afectadas (sujetos-víctimas, sujetos de derecho), la pre-
sencia de distintos actores políticos, que buscan un reconocimiento social y la
legitimación de su versión o narrativa del pasado, el sentido y el contenido do-
minante de los acontecimientos, la búsqueda de reivindicaciones y reparaciones
y alrededor del papel de la memoria en estos procesos; aspectos que han sido
ampliados a lo largo del presente documento.
Finalmente, vale decir que las luchas políticas podrían apuntar a la confi-
guración de una(s) política(s) de la memoria del conflicto armado conforme
con el nivel de negociación que se logre en el terreno de la memoria colectiva.
Algunos de los consensos colectivos que se evidencian están relacionados con
la descripción de los acontecimientos violentos, que en parte se podría explicar
debido a la investigación que adelantó la cisvt y que permitió identificar y re-
construir los hechos, los mecanismos utilizados en estos, parte de los móviles y
la referencia a los efectos que produjeron en la población, tales como la fractura
del tejido social, la supresión de proyectos vitales, desplazamiento o desarraigo
forzoso (cmh).
Las políticas de la memoria, para Paloma Aguilar, son aquellas acciones e ini-
ciativas públicas (oficiales o no oficiales) que pretenden fortalecer una interpre-
tación de ciertos sucesos del pasado importantes para un país o para algunos
grupos sociales o políticos (Aguilar, 2008). Su búsqueda puede realizarse en
los discursos, los monumentos, la legislación y en otras iniciativas que mate-
rializan la formulación de las políticas de memoria de acuerdo con la puesta
en juego de un sentido sobre los acontecimientos conflictivos o la negociación
de este por parte de los actores políticos, referidos por Aguilar, como emisores de
memoria.
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42 Para citar un ejemplo de ello, las víctimas de Trujillo que pertenecen a afavit, pero no hacen
parte de su núcleo organizativo, reconocen lo sucedido en este municipio, pero en menor
medida tienen un acercamiento a masacres o crímenes de lesa humanidad cometidos sobre
otras poblaciones del país. El nivel de relación entre estas se ha convertido en un proceso que
se pretende generar, pero que se encuentra aún en una etapa incipiente.
43 El profesor Alejando Castillejo (Ph.D. en Antropología), dentro de sus trabajos de antropología
de la memoria y su experiencia de trabajo con las Comisiones de la Verdad en Dubái, Sudáfri-
ca y algunos países de América Latina, se refiere a la versión oficial consolidada en Sudáfrica
como una política del pasado, gracias al reconocimiento de lo sucedido allí, entre otras cosas,
como un crimen atroz para la humanidad, que es rechazado en todo el mundo. En Cátedra
Ciro Angarita, realizada por la Defensoría del Pueblo, 21 de septiembre del 2010.
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Epílogo
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Referencias
Colombia Nunca Más. (s.f). Criterios Ético-políticos del proyecto Colombia Nunca
Más. (Archivo personal, sin dato de imprenta).
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Orlando Silva Briceño, Nathalia Martínez Mora
(2008) Trujillo: una tragedia que no cesa. Bogotá: Editorial Planeta Co-
lombiana S.A.
Congreso Nacional de Colombia. Diario oficial 45.980. Ley 975 (julio 25 de 2005).
Godoy Arcaya, O. (2001). Analítica del poder: en torno a Michel Foucault. Revis-
ta Centro de Estudios Públicos, 44, pp. 102-135.
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Referencias
Ricoeur, P. (1999). La lectura del tiempo pasado: memoria y olvido. Madrid: Edicio-
nes de la Universidad Autónoma de Madrid.
Todorov, T. (2002). Memoria del mal, tentación del bien. Indagación sobre el siglo xx.
Barcelona: Ediciones Península.
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Este libro se
terminó de imprimir
en noviembre de 2013
en los talleres de impresión
de la Editorial UD
Bogotá, Colombia