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Tras una cultura solidaria en la academia: Iniciativas para el

fomento de prácticas económicas de reciprocidad al interior la


Universidad del Cauca, Colombia

Fabián Enrique Salazar Villano


Miguel Andrés Ibarra Bermúdez
Malen Yudeli Solís Montenegro**
Francy O. Samboní Hoyos **

Resumen

Este artículo resume la experiencia emergida de la necesidad de pensar la


Economía Solidaria “desde”, “con” y “para” la comunidad, en este caso la académica
en una institución de educación superior pública como es la Universidad del Cauca
en el suroccidente de Colombia, máxime en un contexto donde el país ha colocado
a este enfoque de las ciencias económicas en tanto mecanismo para alcanzar una
paz estable y duradera en el horizonte del posconflicto. En ese sentido se logra
concluir, a partir de una experiencia de trabajo local, que la Economía de la
solidaridad puede y debe ser revitalizada desde la construcción de espacios abiertos
al interior de la academia (pero fuera del aula), que susciten la reflexión y
apropiación social de sus principios y prácticas, para que así trasciendan a otras
realidades productivas y sociales como convencionalmente se ha abordado en la
literatura, dinamizando circuitos y redes de reciprocidad territorial.

Introducción

El modelo de desarrollo económico capitalista caracterizado por el desequilibrio


micro y macro económicos ha tenido como correlato la emergencia de prácticas
solidarias, para ilustrar esto sólo basta con dar una mirada al caso argentino y
español: en el primero, la crisis derivada del colapso del sector financiero en el año
2001 trajo consigo la promoción de iniciativas solidarias para la subsistencia local
tales como el uso de una moneda social, la banca popular y las empresas auto


Magister (c) en Organizaciones y Proyectos, Especialista en Gerencia de Proyectos, Economista.
Coordinador del Semillero “Economía Social y Cultura de Paz”, Grupo Pensamiento Económico,
Sociedad y Cultura, Universidad del Cauca, E-mail: fesalazar@unicauca.edu.co.

Estudiantes programa de Economía Universidad del Cauca líderes del Semillero “Economía Social
y Cultura de Paz”. Los autores agradecen el apoyo de los estudiantes Carlos Trujillo, Angie
Mosquera, Nathalie Serna, Yeison Murcia y Jhonatan Tobar, y de los egresados de la Facultad de
Ciencias Contables, Económicas y Administrativas: Erika Ruiz, Yamile Jiménez, Isabel Sánchez y
Enerieth Montenegro por sumarse activamente en el diseño y ejecución de las actividades en el
marco del Proyecto “Cultura Solidaria”, y fundamentalmente se reconoce el apoyo dado por la
Vicerrectoría de Cultura y Bienestar de la Universidad del Cauca como financiadora de la iniciativa.

1
recuperadas por sus ex trabajadores, mientras en el país europeo la crisis - efecto
dominó de la desaceleración económica en Estados Unidos - suscitó acciones de
bancos de tiempo e intercambios no monetarios que resultaron cruciales para
reavivar las sinergias socio-económicas territoriales. No obstante, la profunda
convicción existente en los autores de este artículo en relación a que la solidaridad
no solo debe emerger en periodos de crisis, sino que debe vivirse en todo momento
y nivel por tratarse de una condición connatural al ser humano, este documento
aterriza en primer lugar al papel de la academia en tanto gestora y promotora de un
pensamiento solidario gracias a los cruciales aportes de autores como Luis Razeto,
Jose Luis Coraggio, Pablo Guerra, Eloiza Primavera, Paul Singer y Rodolfo Pastore,
entre otros. Mas luego intenta plantear un punto crítico y es que “la solidaridad
empieza por casa”, haciéndose referencia con ello a la coherencia que debe existir
en los discursos económicos solidarios de la academia iniciando por su focalización
en las comunidades que las conforman.

En estos términos el texto muestra la experiencia desarrollada por un semillero de


investigación del departamento de Ciencias Económicas de la Universidad del
Cauca, al sur occidente de Colombia, denominado “Economía Social y Cultura de
Paz” (en adelante ESyCP). Esta iniciativa pedagógica es una respuesta local a la
discusión en el país frente a la construcción de paz estable y duradera a partir de
las negociaciones entre el gobierno nacional y grupos armados insurgentes y cuyo
acuerdo plantea una economía más social y solidaria como camino de paz; pero
más allá de ello, es un espacio para construir y sustentar desde lo micro local la
necesidad de hacer de los fundamentos y prácticas solidarias, elementos de la
cotidianidad para de esta forma lograr su apropiación y difusión más allá de la
coyuntura. Con esta mira, a mediados del año 2016 se estructura un proyecto
enfocado en la “Cultura Solidaria” de la Facultad de Ciencias Contables,
Económicas y Administrativas de la Universidad del Cauca, como radio de acción
del grupo, contemplando, entre otras intervenciones, el establecimiento de los
denominados “Tableros solidarios” en sitios de uso público y la realización de un
espacio de rescate del valor de uso de las cosas llamado “Gratiferia”.

La experiencia sistematizada coloca en evidencia la importancia de revitalizar la


Economía solidaria desde acciones locales que dejen una profunda huella en el
imaginario colectivo, para que de esta manera se disemine en acciones de
reciprocidad trasversales a los procesos económicos de los que hacen parte los
integrantes de la comunidad académica, pero también da cuenta del buen recibo
que tendría la continuidad de estos momentos en Universidades públicas más allá
de lo pedagógico para consolidar un escenario de paz local desde la solidaridad.
Así, el texto inicia mostrando algunas premisas teóricas, luego se centra en describir
la intencionalidad del proyecto “Cultura Solidaria” gestado por el semillero ESyCP y
sus resultados más significativos, para cerrar con algunas reflexiones y propuestas.

2
Algunas reflexiones sobre la Economía Solidaria y el papel universitario

En la literatura sobre Economía Solidaria mucho se ha hablado al menos en las


últimas tres décadas. Uno de sus pioneros en América Latina Luis Razeto (1993)
plantea la complementariedad entre el “hacer economía” y la “solidaridad” y no como
elementos aislados; a su criterio existen diversos caminos que dan cuenta de una
economía de la solidaridad, algunos de estos son: 1. La economía popular como
una forma de insertar a aquellos que el sistema capitalista ha vulnerado (pobres en
materia monetaria y desempleados), siendo algunas alternativas: trabajadores por
cuenta propia, microempresas familiares y organizaciones constituidas por
pequeños grupos de personas o familias; 2. Las donaciones económicas como un
actitud de determinadas personas que asumen de su ingreso algunas necesidades
ajenas; 3. El redescubrimiento del sentido del trabajo a partir de figuras asociativas
(empresas auto gestionadas y cooperativas de trabajadores); 4. El reforzamiento de
los poderes locales (marginados, “pobres”, jóvenes, mujeres, etc.) a partir de
organizaciones que ayudan a la toma de decisiones atendiendo a la voluntad
comunitaria; 5. El potenciamiento de las energías transformadoras que posee la
sociedad civil organizada ante problemas críticos a nivel social de manera formal
como informal; 6. Los modelos que se escapan del paradigma de la
industrialización; 7. La creación de nuevo modelo de desarrollo centrado en la
satisfacción de necesidades superiores: la convivencia y relación con los demás, la
participación e integración comunitaria, el desarrollo humano integral, el
perfeccionamiento cultural y espiritual, entre otras; 8. Un accionar ecológico para
hacer frente a los efectos negativos sobre la naturaleza; 9. Dando un papel a la
mujer como pilar de los procesos desde el hogar (hoy denominada economía del
cuidado) hasta otras esferas de lo social, y recuperando por esta vía la unidad
familiar fragmentada por el actual modelo de desarrollo como vital para transmitir
valores comunitarios en la producción, distribución, consumo y acumulación; 10.
Recuperando los principios identitarios propios de los pueblos originarios, quienes
más allá de lo étnico, han presentado desde sus inicios elementos comunitarios y
de integración solidaria. En otras palabras, frente a un modelo capitalista de
individualidad, la economía de la solidaridad tiene una propuesta distinta de
comunalidad, perspectiva que trasciende incluso a la forma como se trabajan
convencionalmente los eslabones económicos.

En esa dirección José Luis Coraggio (2013) ha planteado la relevancia de la


Economía Social y Solidaria (como este autor le denomina) como aquella vertiente
que involucra iniciativas populares en pro de la inclusión de los marginados, pero
más allá, en el establecimiento de una economía de solidaridad que transforme la
realidad de una economía de mercado a una economía con mercado, es decir un
estado de cosas donde no prime el capital por encimas de las personas.

3
Para Coraggio (2011) la solidaridad vivida en el proceso económico debe dar cuenta
de las siguientes características:

Producción: aquí el trabajo es más que el simple número de unidades contratadas,


pues hay un interés en los individuos y el desarrollo de sus capacidades, al ser estos
generadores de conocimiento; por esto para la economía solidaria son tan
importantes los grupos auto-gestionados y asociativos.

Distribución y Redistribución: hace referencia a la inclusión de los marginados por


el sistema dominante, en diversas formas de auto trabajo y apropiación y
distribución del excedente económico.

Circulación: en la economía solidaria la circulación es más que el simple tránsito de


bienes, pues atiende a la satisfacción de las necesidades en un sentido amplio, en
donde tienen lugar por ejemplo las prácticas de soberanía alimentaria, pero también
los intercambios recíprocos (comercio justo).

Coordinación: se refiere a la concertación a través de la organización social.

Consumo: se habla aquí de un consumo justa y responsablemente medido.

Eslabones transversales: se toman en cuenta criterios como la libertad en creación


de gestiones solidarias diversas y la generación de sinergias y redes.

En una línea semejante se han pronunciado autores como Pablo Guerra (2014),
quien fundamentado en su maestro Razeto plantea un campo bastante amplio de la
para él denominada “Socioeconomía de la solidaridad”, tendiendo puentes con otras
apuestas teóricas de la sociología, la filosofía y la política, y dando hincapié en un
concepto de Razeto (1988) denominado el “Factor C”. Con esta categoría se
designan aquellas actividades relacionadas con las acciones en colectivo, el
compañerismo, el compartir, la cooperación… y pueden tener una serie de
manifestaciones que van desde las presentes en la vida cotidiana (desde la familia,
pasando por las acciones vecinales, de amigos, etc.) hasta trascender a una serie
de modos de organización económica. Para Pastore (2010), en tanto modos de
ordenamiento económico aquí se encuentran: a) iniciativas de asociatividad en
emprendimientos de Economía popular (“micro emprendimientos”); b) Experiencias
impulsadas por movimientos sociales y trabajadores sin empleo; c) empresas y
fábricas recuperadas; d) iniciativas de trabajo cooperativo; e) Desarrollo de formas
de intercambio equitativo, mercados solidarios y monedas sociales; f) Expansión de
diferentes experiencias de finanzas solidarias; g) Diversas iniciativas de inserción
social o desarrollo comunitario (“emprendimientos sociales” o “empresas sociales”).

4
De acuerdo con Cecchi, et. al. (2010), el papel de la Universidad en la promoción
de dinámicas de desarrollo local desde la promoción de la Economía solidaria viene
dada por la proyección social y la formación de profesionales comprometidos con
ese propósito; en sus palabras: “Pensar en términos de responsabilidad en ámbitos
universitarios, implica hoy más que nunca la responsabilidad de las universidades
de intervenir en los problemas de los problemas de los pueblos que las sostienen.
Pero también es responsabilidad de las instituciones de educación superior, formar
profesionales sensibles, comprometidos, activos y participativos, capaces de
responder a las demandas de una sociedad compleja e inequitativa” (Cecchi, et. al.,
2010: 3), un proceso en doble vía como quiera que mediciones hechas para
estudiantes universitarios incluso por fuera de la formación en Economía o
negocios, muestran un incremento en la adquisición de competencias solidarias y
mejores resultados en su rendimiento académico (Morales, 2013).

Tradicionalmente la intensión de gestar acciones de formación con perspectiva


solidaria desde la academia e impacto en comunidades externas a la misma es el
de “establecer lazos de interdependencia y reciprocidad con organizaciones de la
sociedad civil orientadas al mejoramiento de la calidad de las personas de la zona
de influencia (…) [acompañando al llamado] micro emprendimiento en su creación
en algunos casos y en su puesta en marcha y monitoreo en otros, logrando que
algunos pequeños emprendedores comiencen a hacer productivo su trabajo. En
todos los casos las actividades de los estudiantes están organizadas a
organizaciones sin fines de lucro o bien a micro emprendimientos de la economía
social” (Cecchi, et. al., 2010: 4).

Este tipo de acciones podrían considerarse incluso innovadoras en la medida que


acuden a metodologías distintas para ejercer la docencia e investigación en el
marco de ejercicios solidarios como son “(…) educación popular, diálogo de
saberes, co-construcción de conocimientos y desarrollo de comunidades de
aprendizajes y prácticas entre los participantes” (Pastore y Altschuler, 2015: 2).
Dicho proceso aunado a un entorno de políticas podría traer una diseminación
mayor de los principios y prácticas de la Economía Social y Solidaria (ESS), como
lo argumenta Pastore y Altschuler (2015) quienes argumentan cómo “(…) la
articulación de estas estrategias y capacidades universitarias con políticas públicas
orientadas a la promoción de la ESS y el desarrollo de las comunidades y territorios,
constituye una herramienta potente en el camino de construcción de la ESS”
(Pastore y Altschuler, 2015: 6).

Sin embargo, antes que pensar en acciones de Economía Solidaria con


comunidades externas a la academia, es lógico pensar que las medidas más
inmediatas deben iniciar de manera interna a la comunidad académica, recordando
que según Primavera (2002) se puede revalorizar los principios de reciprocidad sin
que ello represente una ruptura de rigor académico de las acciones implementadas,

5
y es aquí donde surge una óptica de construcción de solidaridad desde los entornos
locales: con las personas que rodean el ambiente académico. Esta idea se
desarrolla como práctica en el siguiente numeral.

Del dicho al hecho: un ejercicio de cultura de solidaridad autogestionado

La Universidad del Cauca, institución de educación superior en el suroccidente


colombiano fue creada en 1827, trazándose desde entonces la proyección del
ejercicio académico para el beneficio de la región; de manera específica su
Departamento de Ciencias Económicas creado en el año 2000 ha desplegado
acciones de intervención territorial para el buen vivir de las comunidades urbanas y
rurales de la región, en particular llevadas a cabo desde grupos de investigación
como el denominado “Pensamiento económico, Sociedad y Cultura” (GPESC)
creado en el 2006 con el objetivo de analizar en una perspectiva de carácter
interdisciplinario los problemas económicos en el ámbito regional y local, y
comprender la diversidad cultural y su articulación con la construcción de economías
locales. Este interés ha llevado a sus integrantes a “(…) acompañar organizaciones
y grupos sociales en aspectos asociativos y solidarios, temas productivos,
comerciales o de consumo” (Corredor, 2015: 62), esto con el fin de hacer práctica
las apuestas sociales de la Economía en contraparte a un modelo de desarrollo
económico mundial caracterizado por la exclusión.

Conscientes de la importancia del paradigma de la Economía solidaria, el cual


privilegia la acción colectiva con el fin de mejorar la condiciones de vida en un
territorio, el papel del Departamento de Economía ha consistido en fomentar la
apropiación de valores humanos, sociales, culturales, artísticos, institucionales y
ambientales en clave de solidaridad para la construcción de tejido social
generalmente por fuera de las aulas, pero bajo la premisa que las acciones de
solidaridad deben proyectarse también al interior de la academia, se empezaron a
promover desde hace 5 años acciones solidarias como el “trueque estudiantil” y de
manera reciente la venta de bonos solidarios para el apoyo a productores
agropecuarios rurales convocados a mercados interculturales en la Universidad.

Es en este contexto que surge el Semillero de investigación ESyCP, cuyo propósito


es repensar el camino hacia la paz promulgado en el país pero desde la solidaridad,
y al igual que se planteara arriba, siendo consecuentes con que ello se construye
desde lo local, en este caso, en las instalaciones de la Universidad del Cauca y de
una facultad como la de Ciencias Contables, Económicas y Administrativas, para de
esta forma garantizar la sensibilización de estudiantes y demás miembros de la
comunidad en el enfoque social y solidario, y de esta forma, hacer contraparte a un
modelo de formación disciplinar que conduce al egoísmo y la competitividad,
subvalorando el accionar conjunto propio de la humanidad1.
1 Según el viceministro de salud pública y prestación de servicios en el país, de acuerdo con la
encuesta nacional de salud mental del año 2015: “Estamos empezando a ser cada vez más
individualistas y la construcción de capital social muestra bajos porcentajes porque se están

6
Es así como los integrantes del semillero y autores de este documento, formulan el
proyecto “Cultura solidaria”, financiado por la Vicerrectoría de Cultura y Bienestar
de la Universidad del Cauca para favorecer la construcción de tejido social de
manera progresiva: primero, generando reflexiones sobre el gran valor de la
solidaridad, la justicia e inclusión sociales, que parten del reconocimiento de las
condiciones de vida de los demás, incentivando en un segundo momento la
construcción de un movimiento cooperativo en la comunidad universitaria a través
de acciones de solidaridad como los “Tableros solidarios”, y que pueda incidir, en
tercera y última instancia, en la transformación de nuestro modelo de organización
social y consumo actuales a través de actividades como la “Gratiferia”.

Los denominados “Tableros solidarios” surgen como una estrategia utilizada en


otras latitudes para motivar la solidaridad en los consumidores en pro de los menos
favorecidos, se hacen famosos a partir de la experiencia de “cafés pendientes”, una
práctica surgida en Nápoles (Italia), consistente en que los consumidores dejan
pago un café para el consumo de quienes no pueden pagarlo, siendo esta una
iniciativa desplegada en muchas latitudes en especial en España2, y en otros
productos como Pizza, tal como se aplica en Filadelfia (Estados Unidos) 3. Para el
caso de la Universidad del Cauca, se creó un tablero ubicado en la cafetería de la
FCCEA con un listado de 10 productos y los correspondientes espacios para los
días de la semana; en la caja se ubicó la venta de bonos solidarios para una
variedad de 10 productos, bonos que al ser cancelados se sellaban4 y ubicaban en
la casilla del producto y día correspondiente. Así, quedaban visibles para aquellos
estudiantes que no tuviesen del dinero para comprar un alimento de la lista,
haciéndose un ejercicio de pedagogía del don y también del consumo consciente.

También se llevó a cabo una “Gratiferia”, esto es, un encuentro social donde prima
el valor de uso de los objetos sobre su valor de cambio (monetario), puesto que en
ellos no se busca obtener ningún beneficio económico de los productos sino resaltar
la utilidad de los mismos en buen estado. Como lo indica Rodríguez (2016): “La idea
es tener un lugar de reunión y encuentro, al que cada uno lleve, si puede, algo que
no use más. Y donde cada uno puede también llevarse lo que necesite, pero
siempre sin dinero de por medio”.

perdiendo las acciones de carácter comunitario. Se evidencia una limitada participación en grupos,
dado que el 53,7% no participa de 12 a 17 años; el 65,3% de 18 a 44 años; el 60,5% de 45 a 59
años; y 60% de 60 y más años”, develando esto que la sociedad colombiana cada vez es más
individualista. Ver: Boletín de Prensa No 252 de 2015. Ministerio de Salud y Protección. Ver:
https://www.minsalud.gov.co/Paginas/Colombia,-una-sociedad-cada-vez-m%C3%A1s-
individualista.aspx
2 Ver: http://cafespendientes.es/informacion/
3 Ver: http://www.playgroundmag.net/food/fenomeno-pizza-solidaria-papel-gratis-

porcion_0_1865813435.html?utm_source=facebook.com&utm_medium=post&utm_campaign=feno
meno-pizza-solidaria-papel-gratis-porcion
4 El sello aplicado fue propio de nuestro Departamento de Ciencias Económicas y se aplicó como

una medida visible para quien donara. También debe anotarse fueron emitidos 20 bonos por cada
producto para llevar el control al final de cada semana de los comprados: redimidos y no redimidos.

7
Ambas actividades se llevaron a cabo como parte de la estrategia de comunicación:
“noviembre mes de la solidaridad”, siendo los resultados del tablero solidario de la
cafetería, los que se muestran a continuación (Tabla 1), todos los cuales se
consumieron en su totalidad.

Tabla 1. Resultados de los tableros solidarios (noviembre de 2016)

SEMANA 1 SEMANA 2 SEMANA 3


Producto
Donados Redimidos Donados Redimidos Donados Redimidos
Almuerzo 5 3 2 4 6 6
Albóndiga 7 1 3 4 3 6
Arepa 7 3 6 4 1 6
Aromática 1 0 3 0 0 2
Café 3 2 5 3 1 3
Cacerola de
4 4 0 0 2 2
huevos
Jugo natural 0 0 1 1 1 1
Panzerotti 0 0 1 1 0 0
Sandwich 1 1 1 1 0 0
Tamal 3 3 1 0 4 4
Valor
monetario $46.800 $26.800 $39.500
donado
% Donación
acumulada
sobre 15,60% 24,53% 37,70%
donación
esperada
Fuente: Elaboración propia

Con igual lógica otro tablero fue instalado en el centro de fotocopiado de la FCCEA,
que funcionó no bajo la lógica de bonos, sino de una urna abierta al público para el
depósito y utilización de los aportes monetarios. Los conteos de cada semana
dieron un total acumulativo de $14.350, de los cuales tan solo $2.000 quedaron en
la urna al final de mes.

Por último, la Gratiferia llevada a cabo a finales del mes de noviembre del 2016,
permitió generar una dinámica distinta a la de la donación, en la medida que rescató
el valor de uso de ciertos productos que no estaban siendo usados por los
participantes. Aquí se encontró una gran motivación de parte de toda la comunidad
académica, como quiera que además de ser un espacio innovador, fue un lugar de
encuentro, de pedagogía fuera del aula, y de concientización frente al potencial
solidario que podemos ejercer desde nuestros hogares, pasando por el lugar del
trabajo y trascender a otros procesos productivos.
8
Fotografías actividades Proyecto Cultura Solidaria II-2016 FCCEA Unicauca

9
Fotografías: Fabián Salazar

El balance de la Gratiferia fue bastante diverso, contándose con los productos


reseñados en la Tabla 2. Del total de productos compendiados, 2 diccionarios, un
forro de raqueta, 11 libros, 1 película, calcomanías y 1 carcasa para celular.

10
Tabla 2. Oferta de productos en Grafiteria Universitaria (Noviembre 24 de 2016)

Programa /
Nombre del Cargo en FCCEA
asistente Unicauca Producto que trae
2 manillas - 1 Boina - 1 base enfriante - 1 cepillo de
lustrar - 2 mug - 2 individuales - 3 llaveros - 1
estuche gafas - 1 protector teclado - 1 espejo - 1
Fabián Salazar Economía correa - 1 apoyo para mouse - 3 libros - 1 walkman
Katherine Admon.
Vanesa Diaz Empresas 18 libros - 1 kit infantil - 1 cuaderno
Francy 1 blusa - 1 manilla - 1 libro - 1 gafas - 1 algebra de
Samboní Economía Baldor - 1 cargador
Margoth
Arenas Administrativa 7 bufandas
1 estuche gafas - 1 carcasa celular - 4 películas - 1
Erika Ruiz Administrativa taco x 500 calcomanías
German Tola Administrativo 2 libros
Yudeli Solís Economía 1 cactus
Miguel Andrés
Ibarra Economía 1 cubo rubgy, 1 calculadora, 1 cargador
Julián
Guañadito Administración 2 portaminas
Alejandra
Riascos Economía 1 Adorno
Patricia
Zambrano Economía 1 portalápices
Brainer Torres Economía 2 dulces, 1 libro, 1 mug
Samuel Vivas Asistente 2 dulces
Carlos Andrés
Trujillo Economía 1 bolso, 1 buso
Angie Garces Economía 1 bufanda, 7 blusas
Marilyn
Pantoja Turismo 1 libro
Gabriela
Montenegro Turismo 1 forro para raqueta
Diego
Benavidez Ing. Automática 1 borrador
Ginna Ruiz Administración 1 lapicero
Anny Carolina
López Contaduría 1 par de audífonos
Marcela
Angarita Ing. Electrónica 2 blusas y un chaleco
Daniel Díaz Contaduría Candado para bicicleta
Jhonatan
Tobar Ing. Electrónica 2 correas
Yeison Murcia Ing. Electrónica 2 correas
Fuente: Elaboración propia

11
Conclusiones y recomendaciones

Los ejercicios solidarios adelantados por el Semillero de investigación ESyCP en el


marco del Proyecto “Cultura Solidaria” dan cuenta de la alta factibilidad de realizar
futuras actividades a desarrollarse en la FCCEA de la Universidad del Cauca; esto
se sugiere a razón de los mismos aportes hechos por quienes participaron de las
actividades del Proyecto “Cultura Solidaria”, en primer lugar, sobre la trascendencia
de fortalecer los vínculos de interacción entre los administrativos o funcionarios de
la universidad con el estudiantado por la vía de los aportes realizados en los tableros
solidarios ubicados en sitios públicos (en donde se materializó la donación de unos
individuos con voluntad de donar y otros con la necesidad de ser apoyados), y en
segundo término, por la pedagogía hecha en la comunidad en general, despertando
la inquietud en ellos frente a las acciones implementadas y su aplicabilidad en otros
escenarios de acción.

A nivel de recomendaciones se encuentra necesario que estas actividades se


realicen con mayor frecuencia dado por una parte las necesidades del consumo de
buena parte del estudiantado cuyos bajos ingresos limitan su consumo diario; no
obstante todavía se requiere de una mayor sensibilización a las dinámicas de
solidaridad para que haya una nutrida participación, siendo posible incluso la
vinculación de nuevas Facultades.

Bibliografía

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