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“<<Tenemos un gran campo de acción en el que hemos de sentirnos unidos al servicio de

los valores fundamentales>>”1.


<<Juntos, cristianos y musulmanes, hemos de afrontar los numerosos desafíos que nuestro
tiempo plantea. No hay espacio para la apatía y el desinterés, y menos aún para la
parcialidad y el sectarismo. (…) El diálogo interreligioso e intercultural entre cristianos y
musulmanes no puede reducirse a una opción temporal. En efecto, es una necesidad vital de
la cual depende en gran parte nuestro futuro>> (ib.).”2
“Recogiendo la fecunda herencia de su predecesor el Papa Juan Pablo II, de venerada
memoria, mensajero de Dios y peregrino de paz a través de las naciones, usted nos ha
llamado a todos, en el alba de un nuevo milenio, a actuar con una nueva simbiosis de la fe y
de la razón en el diálogo confiado y sereno de las religiones y de las culturas que llevan en
sí mismas, en el corazón mismo de sus diferencias, el testimonio de la apertura específica
del hombre al mayor de los misterios, el misterio de Dios.”3
“Santísimo Padre, nos alegra testimoniar con este encuentro que su mensaje de amor y de
paz ha sido escuchado; y pedimos al Dios misericordioso y lleno de compasión que nos
ayude a ponerlo en práctica, respetando nuestras indiferencias.”4

1
Encuentro con los musulmanes en Castelgandolfo. Discurso del 20 de agosto de 2005.
2
Ibíd.
3
Ibíd.
4
Ibíd.

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