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Las Siete Maravillas Del Mundo
Las Siete Maravillas Del Mundo
Según la leyenda, cuando Fidias terminó su obra pidió al dios una señal de su
conformidad con el trabajo realizado, y entonces del cielo despejado llegó un
rayo hasta los pies del escultor. Fanáticos cristianos incendiarán el templo
durante el reinado de Teodosio II, y los terremotos del siglo VI d.C. lo abatirán
haciendo desaparecer la estatua.
EL COLOSO DE RODAS
Desde el 292 a.C. y durante doce años, los arquitectos Chares de Lindos y
Laches dirigieron las obras de construcción de una gran estatua a la entrada
del puerto de Rodas. El primero de ellos terminó suicidándose bajo la presión
que le suponía no estar seguro de poder lograr la estabilidad de la estatua.
EL TEMPLO DE ARTEMISA
Artemisa era la diosa griega de la fertilidad, que los romanos llamaron Diana.
Desde tiempos inmemoriales era adorada en un templo situado en Efeso, cerca
de la actual aldea turca de Aia Soluk.
El intento de invasión de los cimerios en el siglo VII a.C. tuvo entre otros el
resultado del incendio del templo. Creso, rey de Lidia e inventor de las
monedas decidió reconstruirlo y abrió una suscripción pública, a la que todos
los ciudadanos aportaron algo. El resultado fue magnífico.
Veinte años después, y utilizando los mismos planos, Alejandro Magno lo hizo
reconstruir gracias a la coincidencia de que había sido incendiado el mismo día
de su nacimiento. Fue terminado en el 323 a.C., pero ya nunca recuperó su
antiguo esplendor.
Entre los años 260 y 268 d.C. los saqueos de los godos destruyeron gran parte
del monumento. El ingeniero inglés J.T.Wood descubrió los restos demostrando
la veracidad de la descripción de Plinio y que había sido puesta en entredicho
durante siglos.
Hacia el año 600 a.C., Nabucodonosor II, rey de Caldea, quiso hacer a su
esposa Amytis, hija del rey de los medos, un regalo que demostrara su amor
por ella y le recordara las montañas de su tierra, tan diferentes de las llanuras
de Babilonia.
Estaban situados junto al palacio del rey, hacia el lado que daba al río para que
pudieran contemplarlo los viajeros que tenían prohibido el acceso. Sobre la
más alta de las terrazas se situaba un depósito de agua desde el que se nutría
un genial sistema de irrigación.
Flavio Josefo, escritor judío que vivió en el primer siglo de nuestra era dejó
constancia del aspecto histórico: "Nabucodonosor ordenó levantar cerca de su
palacio elevaciones de piedra, darles la forma de montaña y plantarlas con toda
clase de árboles. Por deseo de su mujer instaló además un jardín como los
había en la patria de ella."
Según una leyenda, en cambio, los jardines habrían sido construidos en el siglo
XI a.C. Por entonces reinaba en Babilonia Shammuramat, llamada Semíramis
por los griegos, como regente de su hijo Adadnirari III. Es una reina valiente,
que conquista La India y Egipto, pero no resiste que su hijo conspire para
derrocarla, y termina suicidándose.
Durante los veinte años que duraron las obras, Egipto sufrió privaciones y
miserias, se impuso el pago de fuertes impuestos y la reducción de las
ceremonias religiosas. Incluso se ordenó a los hombres libres ayudar a los
esclavos.
Muchos esclavos murieron por las fatigas y el trato de los guardianes, y el resto
fue sacrificado una vez terminado el trabajo para evitar que los ladrones de
tumbas tuvieran más fácil descubrir la entrada a la pirámide.
EL MAUSOLEO DE A HALICARNASO
Al cabo de dos años, la reina murió por fin y su pueblo quiso hacerla compartir
con su marido aquella suntuosa tumba, repleta de los tesoros con que el
pueblo de Caria quiso mostrar su gratitud hacia ellos.
Los Caballeros de San Juan, en el siglo XIV utilizaron sus materiales para el
castillo de San Pedro de Halicarnaso, que hoy se llama Bodrum. Y lo hicieron
con tanto detenimiento que en la actualidad apenas se distingue la forma en la
roca donde se asentó.
EL FARO DE ALEJANDRIA
Sobre la parte más alta se colocó un gran espejo metálico para que su luz no
se confundiera con las estrellas. Durante el día reflejaba la luz del sol, y por la
noche proyectaba la del fuego a una distancia de hasta cincuenta kilómetros.