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El objetivo de la ética es crear una convicción moral en el sujeto que, más allá de creer en

esté, además debe ponerlo en práctica pues se espera que todos sus actos estén acordes
con sus creencias.
Ahora bien, en las situaciones en las que es indudable que debe haber un
posicionamiento moral y que este debe nacer de la deliberación con otras personas (como
en el caso de la actividad realizada en clase), se pone a prueba al sujeto ya que este
siempre tendrá la tentación de falsear sus convicciones para sentirse parte de un grupo,
para obtener un beneficio o se desvela como una actitud necesaria, consecuencia de una
traición. Aunque aberrante, tal abatimiento a la moral interna hace parte de la vida
cotidiana de casi los seres humanos.
La ética es una parte integrante de una comunidad, pero no es algo único y ubicuo. Varía
según la comunidad que se trate, sin importar su tamaño ya que podría ser una familia,
una religión o un estado; cada una de estas comunidades tiene un sistema moral diferente
al otro, así por ejemplo lo que para una es bueno para la otra es malo, lo que para una es
una barbarie para lo otra no es más que una práctica común, y así se van encontrando
más y más diferencias.
Además, no puede olvidarse el papel activo del individuo que, como ser racional observa
la ética de la dimensión colectiva y la hace suya propia, ya sea mediante la aceptación, la
negación o la modificación, pero sus actos siempre se ciñen a unos límites que son dados
por el derecho (que no es más que moral política de una sociedad). Es por medio de esta
aprehensión, que el sujeto espera de sus decisiones integridad moral.
Pero, en todo caso no puede llegar a ejecutar de su tarea sino lo más superficial, enarbola
como una bandera ante los demás y así mismo su integridad, en pro de sentirse bien
consigo mismo, pero sus actos delatan su falta. Y aun así seguirá contento consigo
mismo, pues siguiendo la teoría de la disonancia cognoscitiva que fundamenta que al
tomar una decisión se rechaza automáticamente las otras opciones denotando sus rasgos
negativos y acentuando los positivos de la tomada, el sujeto usa su razón o la desusa
para engañarse a si mismo.
Para mi esta acción no es más que un intento desesperado por racionalizar nuestros
impulsos casi instintivos de egoísmo, buscando sentirse confortable consigo mismo y
buscando la aprobación exterior en un proceso de falsación colectiva.
La integridad ética es una cualidad del que todos debemos hacer gala, el ideal es que
nuestros actos correspondan a nuestras convicciones, aun así, son pocos los actos que
cada persona hace bajo esta regla, y son aún menos las personas que en la historia de la
humanidad que sus vidas se han visto regidas por esta convicción. De estos últimos, la
mayoría son considerados unos mártires y su destino ha sido fatídico.

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