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Reforma tributaria: otra burla a la

movilización ciudadana
“El mejor modo de decir, es hacer” José Martí.

Previo a la jornada de paro nacional del 21 de noviembre, Iván Duque,


los funcionarios de su gobierno y los defensores de su gestión
pregonaron hasta el cansancio que los promotores del paro lo habían
justificado con mentiras, pues el gobierno no había radicado proyecto
de ley alguno en contravía de las demandas que están siendo exigidas
hoy en las calles. Pues bien, el pasado martes los congresistas de las
comisiones terceras de Senado y Cámara, reunidos en sesión
conjunta, aprobaron en primer debate la Ley de crecimiento –la
rechazada por la corte la habían bautizado como Ley de
financiamiento–, nombres con los que este gobierno pretende llamar
eufemísticamente a la reforma tributaria en trámite.

Varios de ellos habían dicho ante los medios que no lo harían y otro
Partido, el Liberal, había publicitado su voto en contra. A lo Martí, el
mejor modo de decir esto, sin el barniz mediático, era hacer que el
proyecto se hundiera. De nuevo le mintieron a la ciudadanía. Los
$2.400 millones de Sarmiento Angulo y los $3.958 millones de Ardila
Lule, con que financiaron respectivamente a las campañas del Centro
Democrático y Cambio Radical, además del 65% de la financiación de
la campaña de la fórmula presidencial Iván Duque – Martha Lucia
Ramírez por parte de Sarmiento Angulo, no se podían perder. Solo los
votos negativos, honrosos y loables de Gustavo Bolívar, Iván
Marulanda, Katherine Miranda y David Racero, y la abstención de
algunos como Andrés Cristo, estuvieron a tono con los tiempos de
indignación que recorren las calles colombianas.

Si a lo anterior se le suma el Decreto presidencial 2111 de 2019 que


crea el holding financiero llamado “Grupo Bicentenario”, la aprobación
en primer debate del proyecto de ley “Andrés Felipe Arias” en la
comisión primera del senado, e igualmente la aprobación en primer
debate al Proyecto de ley de reforma laboral del partido de gobierno
en la Comisión séptima del senado, no cabe duda de que estamos
frente a una gran farsa, digna se ser parte de una antología de la
mentira y el engaño, luego de que Iván Duque, obligado por la gran
movilización ciudadana del 21 de noviembre, anunciara “una agenda
social con todos los sectores” y el inicio de una conversación nacional.
Y es que precisamente la reforma tributaria, el holding financiero, la
reforma laboral y pensional y la corrupción, hacen parte de las más
sentidas preocupaciones del pueblo colombiano, todas ellas recogidas
en el petitorio del Comité Nacional de Paro. A continuación, algunas
consideraciones respecto al primero de estos puntos.

Incremento de impuestos a los pobres y clases medias, reduccion


de impuestos a los poderosos

La Ley de crecimiento económico en trámite tiene el mismo propósito


que tenía la de financiamiento, hundida por la Corte: cubrir el déficit
fiscal, producido por el otorgamiento de un variado menú de beneficios
y exenciones tributarias a un puñado de poderosos, que en lo
aprobado en primer debate, están por el orden de 10 billones de
pesos. Exenciones y beneficios que se han justificado en las sucesivas
reformas tributarias de este periodo neoliberal, inaugurado desde
aquel bienvenidos al futuro Gavirista, con la tesis de que las cargas
tributarias del empresariado son muy altas desestimulando así la
inversión y por ende la creación de empleo. Esta falacia, que de tanto
repetirse por décadas ya hace parte del sentido común, se ha
soportado en las tasas de tributación nominal, cuando la verdad
monda y lironda es que las tasas efectivas, reales, que paga el gran
empresariado, dicen lo contrario. Dos ejemplos tomados del libro
“Dinámica de las desigualdades en Colombia” de Luis Jorge Garay y
Jorge Enrique Espitia, de reciente publicación: las 447 empresas
donde están los más poderosos del país, solo tributan efectivamente
(es decir, con exenciones y beneficios) 4.5% y no los 33% nominales
que tanto repite tramposamente el Ministro Carrasquilla, y la reducción
del impuesto de renta nominal a las empresas, del 33% al 30%,
reduce la tasa efectiva de tributación del 1 % de las empresas más
ricas que hoy está en 3,93%.

Esta reforma contempla la posibilidad de deducir el 100% del IVA de


inversión en bienes de capital, esto beneficia a esas mismas empresas
que son las que tienen el músculo para hacer inversión intensiva en
bienes de capital; la supresión gradual del impuesto por renta
presuntiva, desde 1,5% al 0%, esto beneficia a las personas jurídicas
que tienen activos improductivos, en especial a los latifundistas
improductivos; la tarifa del 0% de impuesto de renta para las
inversiones millonarias en el sector agroindustrial durante 10 años,
que beneficia directamente a Sarmiento Angulo e Ingenios azucareros;
el beneficio tributario a las mega inversiones de más de 340 millones
de dólares –Corficolombiana, Sarmiento Angulo –  de pagar 27% de
renta en lugar de 33%; la deducción del 50% del Gravamen a los
Movimientos Financieros (GMF); el régimen especial para empresas
Holding –nuevamente Sarmiento Angulo – y la resurrección de los
controvertidos contratos de estabilidad jurídica, que permiten a las
grandes empresas tener privilegios tributarios durante el periodo
pactado, dejando de contribuir al país grandísimos recursos, tanto que
por uno de estos contratos Odebrecht pagó un soborno por 3 millones
de dólares; eliminación de la tarifa al impuesto de patrimonio para
patrimonios superiores a 5 mil millones, este último beneficio viene en
combo con el régimen de zonas francas. Además, deducción de
regalías dentro del impuesto de renta desde el 2005 hasta el 2017
gracias a un concepto emitido desde la DIAN en 2005 cuando
Carrasquilla era también ministro de Hacienda, a pesar de que una
sentencia del Consejo de Estado (2017) dice que no se puede deducir
las regalías en el impuesto de renta. Esto último beneficia
directamente a MINEROS S.A, GRAN COLOMBIA GOLD MARMATO,
financiadores del Centro Democrático y Cambio Radical. Y la tapa que
sella el desprecio de este gobierno por el trabajo digno y un abuso con
los trabajadores; la tributación de un de 19% a los contratos de
prestación de servicios que afecta a miles de contratistas.

Como era de esperarse, esta reforma tributaria contiene propuestas


“gancho” que permite ser vendible ante la opinión: reducción de las
retenciones por seguridad social en salud que actualmente se le hace
a los pensionados, beneficios tributarios a empresas que vinculen
jóvenes, tres días sin IVA al año, devolución del IVA a sectores
pobres, impuestos al sector de bebidas azucaradas, impuestos a los
dividendos de los socios de las grandes empresas, sobretasa al sector
financiero, impuestos a las remesas de utilidades al exterior.

Pero la impugnación de inequitativa que seguimos haciendo a esta


reforma, es al resultado que después de sumas y restas que beneficia
a los poderosos del país agrupados en el decil 10 de las empresas
más ricas que concentran el 94% de los ingresos, dejando el 6% a
miles de empresas grandes, medianas y pequeñas
De ahí la importancia de parar para avanzar; parar la reforma
actualmente en trámite y avanzar en una verdadera reforma estructural
que sea equitativa, progresiva y eficiente.

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