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LAS POLÍTICAS SOCIALES EN CRISIS O EN DIÁLOGO CON LA REALIDAD

LATINOAMERICANA: CASO COLOMBIANO

Eucaris Olaya1

Resumen
Las políticas sociales buscan la superación de la pobreza y las desigualdades sociales. Sin embargo, el panorama
social, político y económico que se presenta para la mayoría de los países de América Latina es desalentador. La
democracia se debilita, los gobernantes fragmentan y focalizan las políticas, y los Estados no responden a las
demandas de la ciudadanía. El contexto colombiano no se escapa de la realidad latinoamericana y
adicionalmente, suma esfuerzos para cerrar un conflicto de más de cincuenta años con la guerrilla de las FARC,
considerado uno de los conflictos armados más antiguos del mundo. La agenda política en América Latina está
en debate, se requiere fortalecer la democracia, las garantías de los derechos humanos, y el buen vivir. Colombia,
incluye en ésta agenda la construcción de la paz.

Palabras clave: Pobreza, desigualdad, Política Social, Tercera Vía y Ciudadanía

Introducción

La ponencia que presentaré en el: “Programa Especial: Escola de Altos Estudos”


(Cooperação internacional/multinacional) a ser realizada no período de 11/12 a 15/12/2017 na
Unioeste/Campus de Toledo/PR, recoge algunos elementos de discusión sobre las políticas
sociales en el contexto latinoamericano, y especialmente, ahonda en el marco conceptual del
Plan Nacional de Desarrollo en Colombia, el cual se fundamenta en el marco teórico de "La
Tercera Vía", considerado el paradigma para lograr la paz, la equidad y la justicia, según Juan
Manuel Santos, actual presidente de la República (2010 -2014 y 2014-2018).

De otra parte, se retoman algunos elementos de contexto que se trabajan en la cátedra


de Políticas Sociales II en Trabajo Social de la Universidad Nacional de Colombia, y se
constituyen en insumos para la reflexión y el análisis del quehacer profesional de
Trabajadoras y Trabajadores Sociales en el contexto latinoamericano.

Un primer aspecto que se presenta en este artículo, se refiere al papel que tienen las
Políticas Sociales para cumplir con las exigencias que hace la banca multilateral, bilateral, y
organismos internacionales que propenden por el desarrollo económico, así como la respuesta

1
Docente Asociada, Coordinadora Maestría en Trabajo Social, enfasis en Familia y Redes Sociales - Facultad de
Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Colombia. Magíster en Educación y Doctora en Servicio Social con
énfasis en Política Social y Movimientos Sociales, de la Pontificia Universidade Católica de Sao Paulo. PUC-SP.
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dada por muchos gobernantes con programas ceñidos y focalizados para los más pobres y
"vulnerables". En los últimos años, Colombia ha pretendido ingresar a la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico -OCDE, entidad que le exige ampliar el libre
mercado, mejorar los niveles educativos, y ajustar el sistema fiscal y pensional, entre otros. Se
defiende que “el sistema educativo de Colombia del presente será su economía y sociedad del
mañana” (OCDE, 2015).

Un segundo aspecto, es el caso colombiano, que no es particular ni alejado de los


paradigmas globalizados y hegemónicos. En el continente latinoamericano gran parte de los
países están supeditados a políticas macroeconómicas y acciones geopolíticas internacionales
que trazan el devenir, el futuro, el progreso, el desarrollo y afirman, que todo contribuirá a
elevar los niveles de vida mediante acciones económicas y de consumo, siendo la educación,
la salud y la vivienda, unos servicios que pueden ser prestados por el sector público en alianza
con el privado, o solo por el privado, y donde se mide la cobertura sin reconocer la garantía de
los derechos y la calidad de los mismos.

Actualmente, la relación Estado -Sociedad Civil- Mercado adquiere una profunda


relevancia para el estudio de las políticas, dado que va más allá de conocer el papel que
cumplen estas instancias en un mundo globalizado; evidenciando profundas tensiones y
contradicciones que se mantienen en el sistema capitalista con un modelo económico
neoliberal, un modelo que se "maquilla" permanentemente, y en algunos países del Norte lo
han denominado la Tercera Vía, afirmando que es "la alternativa para la búsqueda de un
nuevo norte y la defensa de la primacía de las libertades individuales en una economía de
mercado para el Siglo XXI", en palabras de Juan Manuel Santos (2000).

El Plan Nacional de Desarrollo 2014 -2018 "Todos por un nuevo país" en sus
postulados señala construir una Colombia en paz, equitativa y educada, en armonía con los
propósitos del gobierno nacional y con los estándares de la OCDE. En todo el Plan se
identifica su fundamento teórico desde la Tercera Vía, que tanto ha insistido el gobierno de
Santos.

Es relevante para el estudio de las Políticas Sociales, analizar su contenido, su relación


con el contexto, sus efectos en las poblaciones y evidenciar los verdaderos alcances. Abordar
los supuestos que fundamentan los discursos, develar los sustentos teóricos y metodológicos
3

de las propuestas que están en la agenda política y en la visión de acciones diseñadas para
lograr la eficacia del sistema político. Desde las diversas disciplinas se debe hacer un ejercicio
riguroso sobre los contenidos y los efectos que tienen las políticas en las poblaciones, es
necesario divulgar ampliamente estas reflexiones y debates en el ámbito social con el fin de
avanzar en la incidencia que tiene la ciudadanía en la exigibilidad de sus derechos y la
construcción de un buen vivir.

El presente artículo, cuenta con cuatro partes: la primera aborda el contexto


latinoamericano en cifras, la situación que preocupa a los organismos internacionales para
trazar acciones desde los Estados, con el fin de "superar" los efectos de la crisis y no agudizar
situaciones de pobreza y conflicto social. En la segunda parte se muestran las principales
políticas sociales que se han diseñado y puesto en marcha para América Latina en las tres
últimas décadas. El tercer punto, es el marco conceptual de la Tercera Vía, escrita por
Giddens (2000), implementada en Inglaterra por Tonny Blair y defendida por el gobierno
colombiano en su Plan Nacional de Desarrollo, y en la última parte del artículo se presentan
unas inquietudes y reflexiones que asaltan el panorama latinoamericano para "empezar de
nuevo" como lo señaló Boaventura de Sousa Santos.

Pobreza y desigualdad en el Continente Latinoamericano

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2016) presentó en


su informe "Panorama Social de la Región 2015" los problemas que aquejan a los países de la
región, especialmente las situaciones de desigualdad, el aumento de la pobreza y las crisis de
gobernabilidad en algunos países. En ese mismo informe, convoca a las naciones para
proteger los avances logrados en las últimas décadas e impedir retrocesos sociales.

La CEPAL, es un organismo de Naciones Unidas, encargado de analizar las


condiciones económicas, sociales y políticas de la región. En el informe se presenta una serie
de datos que confirman el aumento de la pobreza e indigencia, y advierte que esta situación
puede elevarse en los próximos años. Así mismo, la Comisión, considera que en la última
década hubo serios avances en la protección social, en políticas sociales y económicas que
beneficiaron a la mayoría de habitantes de la región, sin embargo, no se logró erradicar
problemas estructurales de corrupción, evasión, concentración de riqueza y tierras, así como
tráfico y narcotráfico.
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En el año 2015, la tasa regional de pobreza aumentó el 30%, lo que significa que "son
175 millones de personas en pobreza y 75 millones en indigencia, siendo México y Costa
Rica los que registran mayores alzas de estos fenómenos" (CEPAL 2016, p 10). En las
estadísticas de población, la región de Latinoamérica y el Caribe, cuenta con más de 640
millones de personas, de los cuales 250 millones enfrentan situaciones de pobreza, y las más
profundas desigualdades económicas y sociales, todo esto se observa sustancialmente en el
aumento del desempleo, hambre y las peores condiciones de servicios básicos.

De otra parte, y haciendo memoria en las últimas décadas, "el gasto social en los años
noventa del Siglo XX, se constituyó en un 12,6 por ciento del Producto Interno Bruto, el cual
aumentó a 19,5 por ciento del PIB regional entre 2013 y 2014" (CEPAL, 2016, p 23). Es
necesario observar con detenimiento dicha situación, e insiste que se debe interpretar el
momento en el que se encuentra la Región:

Estamos ante un cambio en el ciclo económico y por tanto, hay que estar alerta, definiendo
políticas y programas que se consideren prioritarios —particularmente aquellos de lucha
contra la pobreza y la exclusión social, y los dirigidos a proteger a la población más vulnerable
frente al ciclo económico y otras contingencias—, asegurando la estabilidad del
financiamiento de las funciones de salud, educación y protección social. (CEPAL, 2016, p 30)

Así mismo, el organismo de Naciones Unidas recomienda a los gobernantes de la


región, generar empleos de calidad, ser prudentes con políticas asociadas a derechos como
salud y educación, proteger el gasto social y aprovechar el llamado bono demográfico
correspondiente al periodo en que la población en edad de trabajar es mayor que la
dependiente. Insiste en repetidas ocasiones en no dejar de lado los programas de
transferencias condicionadas o de transferencias dirigidos a los más pobres.

Es relevante señalar el énfasis que se hace en Brasil, un país que se ha mostrado como
un modelo a seguir, su desempeño económico ha sido destacado, no solo por la disminución
de la pobreza, sino porque contribuyó al crecimientos económicos más importante de la
Región y generó una de las políticas más amplias de protección social y protección al empleo.

El informe de la CEPAL, presentado en el mes de marzo de 2016, manifestó su


preocupación por lo que viene ocurriendo en el escenario político brasileño: existe una
amenaza a la democracia, y los efectos de ésta crisis aumentarán las situaciones de pobreza e
indigencia, siendo que, Brasil logró entre 2013 y 2014 sacar de la pobreza a dos millones de
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personas. La mayor preocupación es por el efecto negativo que puede causar la crisis en los
demás países de la región, agudizando problemas de gobernabilidad, recesión y pobreza.

De otra parte, existen otras interpretaciones que señalan: las desigualdades de ingreso
se han reducido durante los últimos años, y las condiciones de vida de las poblaciones del
contexto latinoamericano se han mejorado gracias a políticas de gobiernos de izquierda y de
propuestas progresistas. Sin embargo, diversos estudios demuestran que América Latina sigue
siendo la región más desigual del mundo. Según Bárcena (2016) "En 2014, el 10% más rico
de la población de América Latina había amasado el 71% de la riqueza de la región. Según
Oxfam (2016), si esta tendencia continúa, dentro de seis años el 1% más rico de la región
tendría más riqueza que el 99% restante".

Retomando las cifras de Oxfam (2016) entre 2002 y 2015, las fortunas de los
multimillonarios de América Latina crecieron en promedio un 21% anual, es decir, un
aumento seis veces superior al del PIB de la región. Los escándalos de paraísos fiscales y
cuentas de grandes fortunas que se mantienen en el extranjero por unos pocos
multimillonarios de la Región, "demuestra que los beneficios del crecimiento de América
Latina está siendo acaparado por un pequeño número de personas muy ricas, a costa de los
pobres y de las clases medias." (BÁRCENA, 2016)

Las denuncias que existen sobre los sistemas tributarios, así como la evasión y la
elusión de impuestos, representan el reflejo de una minoría poderosa que se niega a dirigir sus
acciones para luchar contra la pobreza y la desigualdad. Es una minoría aliada a las
complicidades de gobernantes que no tienen interés de redistribuir su riqueza, ni aportar al
país donde obtienen gran parte de sus ganancias.

Es preocupante el panorama que se presenta en la región de Latinoamérica y El


Caribe, y más cuando los mismos gobernantes no han tomado medidas necesarias para
detener estos fenómenos que no contribuyen al bienestar de los países. Un último aspecto que
preocupa en los informes de la Organización Internacional del Trabajo OIT, es el aumento del
desempleo en la región, calculado en 19 millones de personas para el 2016, siendo Brasil el
que sufrirá los mayores efectos de los últimos años (OIT, 2015).
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Las mujeres representan el mayor porcentaje de quienes enfrentan el desempleo y se


incorporan a la economía informal. Los bajos salarios que reciben y la precarización de las
condiciones laborales las convierte en la población más pobre de la región, existiendo
agudización de sus condiciones de vida en las zonas rurales. Así mismo, existe preocupación
por el aumento del desempleo en la población joven, agravando aún más por la situación
social y económica.

Ante este panorama surgen muchas preguntas: ¿Qué medidas éticas deberían tomar los
líderes políticos para enfrentar la crisis en América Latina?, ¿Se podrá construir una agenda
política con los movimientos sociales que contribuya a la defensa de la democracia y la
superación de la pobreza en la región?, ¿Como aunar esfuerzos colectivos entre la academia,
organizaciones sociales y representantes de la sociedad civil, para construir un nuevo pacto
social y superar las desigualdades y la injusticia social en la región?.

A modo de cierre de este primer aspecto, sin alcanzar una respuesta a las inquietudes
que se presentan, la evidente crisis de la región confirma lo señalado por el Prof. Netto: "la
crisis es constitutiva de la dinámica capitalista. No hay capitalismo sin crisis (…) de la crisis
capitalista solo sale más capitalismo, con distintos rasgos. (…) pero generalmente se convive
bien con las crisis, y por qué, porque no afectan el patrón de acumulación" (NETTO, 2005, p.
31 - 32)

Políticas Sociales implementadas en el Siglo XXI en América Latina

El Estado ocupa una posición subalterna en la actual crisis de coyuntura, denominada


por la racionalidad del capital. No tiene cómo sobreponerse a los factores que determinan el
orden social, pero al mismo tiempo es llamado a interferir en ella y es llamado a cumplir con
funciones de regulación, que se mantienen aún de modo marginal.

En el marco político-ideológico, denominado por algunos como neoliberalismo y para


otros como liberalismo radical, el cual guarda intima relación con el proceso de globalización
económica, justificando la desigualdad social a partir de la idea de las diferencias naturales e
implícitas por el sistema. El Estado está en el centro de la disputa neoliberal, pues como
movimiento político-ideológico busca esencialmente usar el poder político para dar libertad
de acción al gran capital, no existe interés de superar las profundas desigualdades e injusticias
generadas por el sistema económico. En palabras de la Profesora Cortes:
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Los derechos conquistados en décadas anteriores, pasaron a un proceso de ‘reformas’ en las


funciones del Estado, disminución de protección social, reducción del gasto social, cambios en
las leyes de trabajo y disminución de la regulación, permitiendo el libre flujo de capitales. Esta
perspectiva es retomada de los ideales del liberalismo clásico, desde la idea de que el
individuo es el responsable de su desenvolvimiento, que los salarios comprometen los lucros,
que la nueva base tecnológica exige cambios en el mundo del trabajo y que es preciso
dinamizar el mercado reduciendo el Estado” (CORTES, 2006,74)

De acuerdo con la CEPAL, el BID y el Banco Mundial, las políticas sociales son
“instrumentos y dispositivos de desmercantilización y desfamiliarización estructurados en
torno a principios de necesidad, de solidaridad y ciudadanía, puestos en ejecución por el
Estado para dar respuesta a las necesidades sociales de la población" (MOLINA, 2006) Se
destacan cuatro sectores privilegiados de la política social: educación, salud, pensiones y
asistencia social.

En el escenario latinoamericano se han incorporado varios enfoques de Política Social


acordes con los modelos de desarrollo y las condiciones económicas de cada país. Según José
Antonio Ocampo (2008) -exsecretario ejecutivo de la CEPAL- se distinguen dos
concepciones en el escenario latinoamericano respecto a la Política Social, la primera, ha
puesto énfasis en la focalización de los subsidios del Estado hacia los sectores más pobres y el
diseño de esquemas entre lo público y lo privado. La segunda, es una política social
cimentada en principios de universalidad y solidaridad considerando la focalización como un
instrumento de universalización.

En términos de cómo se ha puesto en práctica estas concepciones, se podría señalar


que el sistema mantiene una vocación estrictamente universal con la educación primaria y
secundaria, tiene diferentes grados de descentralización y mantiene la competencia con
entidades privadas. Respecto a la educación superior, las políticas deben contemplar leyes del
mercado -oferta y demanda- para dar respuesta a las necesidades del sector productivo, así
como a los intereses técnicos y científicos que requiere el país.

Las políticas sociales contemplan niveles segmentados y corporativos entre lo público


y lo privado: la seguridad social (pensiones, salud, seguros profesionales) y se ha hecho
énfasis en focalizar con Programas de Subsidio Condicionado. Según Ocampo (2008), es
necesario fortalecer la -economía mixta de bienestar- la cual consiste en “ofrecer servicios
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sociales desde el sector público, el sector privado sin fines de lucro, y el sector empresarial
lucrativo.”

Para el BID, la Política Social no puede entenderse si no se ocupa explícitamente del


fortalecimiento ciudadano. Su fundamento viene de la teoría del Universalismo Básico, que
insiste en la inclusión social, como una categoría que valora y reconoce el potencial de la
participación ciudadana, siendo agentes de su propio cambio.

Así mismo, la propuesta del Universalismo Básico toma como referencia fundamental
la equidad. Insiste en la necesidad de la consecución de la equidad tanto por sus implicaciones
y consideraciones éticas. La equidad “no sólo es un enunciado, la equidad se desprende
claramente del imaginario de los derechos universales, y también ofrece un camino para
conseguirla, propone el cumplimiento de prestaciones universales con estándares de calidad”.
(MOLINA 2006)

Otro organismo que ha trazado políticas sociales para la región ha sido el Banco
Mundial, quién posicionó una de las teorías más fuertes para América Latina en los últimos
15 años. La Teoría del Manejo Social del Riesgo, señala "la protección social como
intervenciones públicas para (1). Asistir a personas, hogares y comunidades en el manejo
social del riesgo y (2). Proporcionar apoyo a quienes se encuentran en la extrema pobreza o
estén en alta vulnerabilidad”. (HOLZMANN, 2003)

El Manejo Social del Riesgo, según algunas/os estudiosas/os en el tema, entre ellas
Rodríguez (2004) señalan que se justifica desde los supuestos que afirman que, las economías
en desarrollo, tienen escasos recursos públicos y que es poco lo que pueden gastar en proveer
seguridad de ingresos a su población, y más cuando existen altos niveles de pobreza. En otras
palabras, existe una notoria inseguridad en los ingresos de las personas en los mercados
laborales tanto formales como informales.

La reflexión relacionada con la “Crisis – Estado- y Mercado” en la lectura del sistema


capitalista y el modelo neoliberal toma fuerza y se fundamenta teóricamente para que el
Estado sea eficiente económicamente centrando sus acciones con políticas focalizadas
dirigidas a poblaciones “vulnerables” que se encuentran en mayor riesgo y que están en
extrema pobreza. Sin embargo, se insiste en señalar que no se cuestiona el modelo económico,
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ni los graves problemas estructurales que aquejan al conjunto de la sociedad. (OLAYA,


GUIMARAES, 2014)

El caso de Colombia: Políticas Sociales desde la Tercera Vía

Las iniciativas políticas de las últimas tres décadas en el contexto latinoamericano no


están alejadas de las exigencias de organismos bilaterales y multilaterales que propenden por
el desarrollo económico en la región, como se ha venido señalando a lo largo del texto. El
caso colombiano no es ajeno a dichas exigencias, y más, cuando sus gobernantes han hecho
alianzas económicas y militares con países como Estados Unidos e Israel, y han firmado
Tratados de Libre Comercio -TLC- con países como Canadá, Corea del Sur y la Unión
Europea.

Una de las políticas lideradas por algunos mandatarios colombianos, especialmente


por el actual presidente Juan Manuel Santos (quién cumple su segundo mandato) se denomina
"La Tercera Vía". Este paradigma teórico se fundamentada en los escritos del sociólogo
británico Anthony Giddens. En su obra, Giddens (2000) cuestiona el fracaso del
neoliberalismo liderado por Margaret Thatcher y las posturas socialistas que implementó el
partido laborista británico. El mismo Giddens, señala que "el término no tiene particular
significado en sí mismo, ni por sí mismo, pero ha sido utilizado para referirse a la renovación
socialdemócrata" (2000, p.8) Según Giddens, la propuesta la han asumido grandes
mandatarios como Bill Clinton y Tony Blair, y era de esperar, que en el contexto
latinoamericano lo asumiera el dirigente liberal Juan Manuel Santos, amigo cercano de Blair.

La meta general de la política de la Tercera Vía, es "ayudar a los ciudadanos a guiarse


en las grandes revoluciones de nuestro tiempo: la globalización, las transformaciones de la
vida personal y nuestra relación con la naturaleza," (GIDDENS, 2000, p.80) El autor señala
las bondades de la globalización económica, pero también de sus efectos egoístas y
probablemente belicosos. Muestra su preocupación por la justicia social, la cual se
fundamental en la superación de izquierda - derecha, y su lema es que no puede haber
derechos sin responsabilidades, dado que el individualismo creciente debería venir con una
extensión de las obligaciones individuales.
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Indiscutiblemente, uno de los puntos que se analizan sobre el contexto donde se


implementó la Tercera Vía, lo constituyen países europeos que contaron con el modelo de
Estados de Bienestar, así como el posicionamiento de mercados fuertes y grupos poderosos de
la economía mundial. Este discurso de Tercera Vía, cuestiona e interpela las posturas de
izquierda y derecha, hace un llamado a "desideologizar" el debate político y cuestiona el papel
paternalista de los Estados frente a la hostilidad de los mercados. Según Giddens, se debe
tomar lo mejor de los modelos, tanto socialistas como liberales, y avanzar en los valores
fundamentales para fortalecer el Estado y la sociedad en su conjunto.

El caso colombiano, no es muy compatible con la propuesta de la Tercera Vía por


varios motivos; el primero, porque no hace parte de los países que tuvieron un Estado de
Bienestar, tampoco cuenta con mercados fuertes, ni ha construido una democracia real, y lo
más grave, no cuenta con partidos políticos de izquierda reconocidos. Existe una derecha
muy bien acomodada, que ha gobernado por cientos de años. Los partidos de izquierda en
Colombia han sido perseguidos, estigmatizados y uno de ellos denominado la Unión
Patriótica -UP-, fue casi exterminado, siendo uno de los genocidios más grandes de la historia
del país, donde asesinaron a más de 3 mil seguidores de dicho partido. Entonces, de ¿qué
Tercera Vía se puede hablar en Colombia?

Sin embargo, la Tercera Vía, como marco conceptual y metodológico se incorpora en


el Plan Nacional de Desarrollo, desde el primer mandato de Juan Manuel Santos: 2010 - 2014
y posteriormente, da continuidad al segundo mandato 2014 -2018. En este último Plan de
Desarrollo “Todos por un nuevo país”, insiste en los estándares que exige la OCDE y el deseo
de hacer parte del grupo de países que conforman dicha organización.

La OCDE, exige que el país debe cumplir con una serie de mandatos para poder
ingresar, y el Plan Nacional de Desarrollo indica en sus apartes varias acciones que se deben
realizar para ingresar a la OCDE: (a) una economía de mercado abierta; (b) democracia
pluralista; (c) respeto por los derechos humanos y (d) elevar niveles de educación y educación
superior; (e) cumplir con la reforma tributaria y pensional. Cada una de estas exigencias se
convierten en postulados que afianzan un sistema económico capitalista, donde los
planteamientos de la Tercera Vía se constituyen en el maquillaje de un modelo neoliberal sin
límite.
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Sumado a estas exigencias internacionales, el gobierno viene adelantando un proceso


de negociación con las FARC, un grupo guerrillero que nació en la década de los sesenta del
Siglo XX, considerado el conflicto armado más largo del mundo, pues supera los 50 años. La
guerrilla de las FARC, está conformada por población campesina de diferentes regiones del
país, según las estadísticas supera 11 mil personas armadas y la mayoría de los campamentos
se ubican en zonas selváticas y montañosas. Las negociaciones se adelantan en La Habana
-Cuba y tienen una agenda política que contempla los siguientes puntos para el acuerdo y la
firma de la paz: (1) Reforma Agraria Integral, (2) Participación en Política, (3) Narcotráfico y
cultivos ilícitos, (4) Sometimiento a la justicia (5) Acuerdo definitivo sobre las víctimas, (6)
implementación, verificación y refrendación.

Este proceso entre el gobierno de Juan Manuel Santos y los representantes de la


guerrilla que se inició en el año 2013, y que completa cerca de 40 meses, se convierte en el
epicentro de la discusión política, sin embargo, para la mayoría de la población colombiana la
paz no se logra con la firma entre el gobierno y la guerrilla. El debate se amplía cuando se
analizan las causas del conflicto, ¿por qué nació el conflicto armado en Colombia?, ¿cuáles
fueron las causas que dieron origen a la confrontación armada en el país?, el cual tiene raíces
históricas muy profundas en los conflictos por la distribución desigual de las tierras, por el
abandono y ausencia de Estado en muchas regiones del país, y por las alianzas que han hecho
los gobernantes con multinacionales para beneficio de unos pocos y en detrimento de
comunidades y del mismo territorio.

Como señala William Ospina (2016) "el gobierno se obstina en declarar que la paz no
pondrá en entredicho el modelo económico, el modelo político, el orden institucional (...) por
eso la paz parece a cada instante todo y nada, un conjunto de decisiones que no comportan
ninguna transformación sustancial" Es necesario lograr un acuerdo de paz, es fundamental
para evitar más muertes y daños a la población civil. Sin embargo, es un paso que requiere
reconstruir el país, un país que ha sido devastado por la guerra, que ha dejado más de 2
millones de refugiados, 7 millones de personas desterradas / desplazadas de sus territorios,
miles de desaparecidos y miles de violaciones a mujeres, niñas y niños. Un país que se debe
reconstruir con acciones que superen los altos niveles de pobreza y profundas desigualdades.

Por tanto, la propuesta de la Tercera Vía, se muestra como una alternativa que no
contribuye a transformar los problemas estructurales del país, por el contrario, en términos
económicos y sociales comparte las exigencias que hace la OCDE y de organismos
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internacionales, especialmente de empresas multinacionales que avanzan en la explotación de


minerales y materias primas como el carbón, oro y níquel. La Tercera Vía que plantea el
gobierno de Santos "es más de lo mismo", es la continuación de un modelo económico que en
parte ha sido el generador de los múltiples conflictos que ha tenido el país.

Consideraciones finales

El modelo económico ha limitado el accionar del Estado y las políticas sociales


evidencian las profundas contradicciones del modelo. El papel de las políticas sociales en las
últimas décadas se ha focalizado a grupos poblacionales que se encuentran en condiciones de
pobreza y vulnerabilidad social. Sin embargo, como lo señala (OLAYA, GUIMARAES 2014)
"las políticas sociales son el resultado de luchas y reivindicaciones que a lo largo de la historia
humana han buscado la garantía de los derechos y la satisfacción de las necesidades".

Las políticas sociales no pueden estar reducidas o limitadas a la compensación de los


efectos que tiene el sistema económico capitalista. Es necesario salir de la lógica matemática
de disminuir desigualdades, reducir la pobreza, minimizar conflictos y aumentar la inclusión.
Se hace indispensable dirigir las políticas sociales en contextos democráticos y de
participación ciudadana. Las políticas deben contribuir al fortalecimiento del Estado Social de
Derecho y al cumplimiento de los principios de igualdad y soberanía.

América Latina ha dado pasos importantes en la garantía de los derechos y en la


construcción de democracias representativas, sin embargo, existen clases políticas dirigentes
que detentan el poder para beneficio propio. Su propuesta de desideologizar la política,
fomenta la permanencia de un modelo neoliberal maquillado con discursos que se han
denominado de "Tercera Vía" posicionando lógicas tecnocráticas y administrativas, negando
la intencionalidad de las políticas y presentándolas como neutras, lógicas y objetivas.

Son innumerables las preguntas que surgen para las próximas décadas sobre las
proyecciones de los países latinoamericanos, una de ellas se refiere al cumplimiento de la
nueva agenda con los "Objetivos de Desarrollo Sostenible", ¿Se cumplirá con las metas que
exigen los organismos de Naciones Unidas?. Así mismo, nos preguntamos por las medidas
que tomarán los gobernantes para dar cumplimiento a dichos objetivos. ¿Se tomarán medidas
internacionales para perseguir los paraísos fiscales de los más ricos?, y ¿Se propenderá por
fortalecer las democracias y la garantía de los derechos de los pueblos?, ¿Cómo se controlará
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el ingreso y permanencia de las empresas multinacionales en los territorios?, ¿Qué efectos


tendrá en los territorios y sus comunidades la continuidad de un modelo económico
neoliberal?

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