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Resumen
El presente estudio tiene por objeto poner en evidencia la consciente ruptura
que operó John Locke respecto del proyecto filosófico general precedente.
De modo específico, se propone un examen de la formación de aquellos
conceptos filosófico políticos centrales, a partir de la Gnoseología lockeana, de
la recepción del modelo físico de Demócrito y de la nueva Teología de Locke
elaborada sobre la base del modelo de Epicuro. El trasfondo valorativo del as
ideas de Locke exigirá ampliar su propio horizonte filosófico de modo tal de
comparar brevemente sus ideas capitales con las de Tomas de Aquino al que
Locke recurre a propósito de su noción de lex naturae.
Palabras-clave: Lex naturae; Gnoseologia; Materialismo; Ordo
Abstract
The present study aims to highlight the rupture aware that operated John Locke
on the draft general philosophical precedent. Specifically, we propose a review
of the training of those concepts central political philosophy, from epistemology
Locke, receiving physical model of Democritus and the new theology of Locke
elaborated on the basis of the model of Epicurus. The background evaluative
ideas of Locke as broaden their own horizons require philosophical so briefly
compare their ideas with capital of Thomas Aquinas to Locke draws about his
notion of lex naturae.
Key words: Lex naturae; Epistemology; Materialism; Ordo
1 El punto de partida
1
Si bien Locke se muestra tolerante respecto de todas las religiones, y ello
en directa relación con el relativismo que emerge de su sistema, no obstan-
te, deja siempre a salvo su crítica tajante respecto de la Religión Católica
Apostólica Romana, en función de sus pretensiones de universalidad.
2
Un estudio muy completo y breve al mismo tiempo puede leerse en
STRAUSS L., …..ps…….
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3
La intención de Locke y su debido contexto pueden leerse en estos térmi-
nos: …en lo que sigue de este discurso me propongo levantar un edificio
uniforme y bien trabado en todas sus partes, hasta donde me ayuden mi
experiencia y observaciones, tengo la esperanza de edificarlo sobre tales
bases que no me obliguen a apuntalarlo con soportes y contrafuertes que
descansen en cimientos pedidos de prestado; o, por lo menos, si lo mío
resulta sr un castillo en el aire, trataré que sea todo de una pieza y que
no se desmorone. An Essay Concerning Human Understanding, Ed. por
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Peter H. Nidditch, Oxford, 1982, I, Cap. IV-25, p. 103. Locke pone aquí
de manifiesto dos cosas. En primer lugar, no apenas la intención de fundar
una Filosofía Política, sino una Filosofía general completamente nueva.
La segunda cuestión, Locke hace claro su propósito de romper con toda la
tradición metafísica precedente.
4
Parece por tanto, que no hay principio alguno, ni practico ni especulativo,
que este inscrito por naturaleza en las almas de los hombres. LOCKE J.
Essays on the Law of Nature, III, p. 100
5
Nada hay que exista en los cuerpos mismos que se asemeje a esas ideas
nuestras. En los cuerpos a los que denominamos de conformidad con esas
ideas, solo hay un poder para producir en nosotros con esas sensaciones;
y lo que en idea es dulce, azul o caliente, no es, en los cuerpos que asi lla-
mamos, sino cierto volumen, forma y movimiento de las partes insensibles
de los cuerpos mismos. LOCKE J., An Essay Concerning Human Under-
standing, Ed. de Peter Nidditch, Oxford, 1982, II, Cap. VIII-14, p. 137
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6
La idea de solidez la recibimos por nuestro tacto; y surge de la resistencia
que advertimos en un cuerpo a que otro cuerpo ocupe el lugar que posee
hasta que cede. No hay otra idea que recibamos más constantemente por
vía de sensación que la solidez….Esta, entre todas, parece ser la idea más
íntimamente unida con lo corpóreo y esencial a este; de tal suerte que no
es de encontrarse o de ser imaginada en ningún otro lugar, sino solo en la
materia. LOCKE J., op. cit., II, Cap. IV-1, ps. 122-123
7
...es evidente que habrá algún movimiento en esos objetos que, afectando
nuestros nervios o espíritus animales hasta el cerebro o el asiento de la
sensación, para producir allí en nuestra mente las ideas particulares que
tenemos acerca de dichos objetos. Y puesto que la extensión, la forma, el
numero y el movimiento de cuerpos de grandor observable pueden perci-
birse a distancia por medio de la vista, es evidente que algunos cuerpos
individualmente imperceptibles deben venir de ellos a los ojos, y de ese
modo comunican al cerebro algún movimiento que produce esas ideas que
tenemos en nosotros acerca de tales objetos. LOCKE J., op. cit., II, Cap.
VIII-12, p. 136
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no tendría sino una pequeña abertura para dejar que pe-
netraran las semejanzas externas visibles, o si se quiere,
las ideas de las cosas que están afuera8
8
LOCKE J., op. cit., II, Cap. XI-17, ps. 162-163
9
Cfr. LOCKE J. op. cit., II, Cap. II-2, p. 119
10
El infinitamente sabio autor de nuestro ser…se ha dignado unir a diversos
pensamientos y a varias sensaciones una percepción de deleite. Si esta
estuviere completamente separada de todas nuestras sensaciones externas
y de todos nuestros pensamientos internos, careceríamos de motivo para
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preferir u pensamiento a otro, una acción a otra; para preferir, por ejem-
plo, la negligencia a la atención, o el movimiento al reposo. LOCKE J., op.
cit., II, Cap. VII-3, p. 129. Antes había aclarado que….placer y dolor….
significan todo lo que nos deleita o nos molesta, ya sea que proceda de
los pensamientos en la mente, ya de cualquier cosa que opera en nuestros
cuerpos. LOCKE J. II, Cap. VII-2, p. 129
11
Cfr STRAUSS L., op. cit., p. 240. In voluptas and dolor, pleasure and pain,
I mean principally that of the mind, there are two roots out of which all
passions spring and a centre on which they turn. Where they are removed,
the passions would cease, having nothing left to wind them up or set them
going. To know our passions, then, and to have riht ideas of them, we ought
to consider pleasure and pain and the things that produce them in us, and
how they operate and move us. LOKE J., Pleasure, Pain, the Passions
(1671), en: LOCKE Political Essays, ed. Por Mark Goldie, Cambridge,
2006, p. 238. Como se verá más adelante, en orden a la Filosofía Política,
esta posición ética de raíz hedonista, alcanzara su completa proyección en
la doctrina lockeana de la propiedad.
12
Cfr. LOCKE J., op. cit., II,Cap. I-25, p. 118
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13
Cfr. LOCKE J., op. cit., II , Cap. XI-8, ps. 158-159
14
LOCKE J. op. cit., IV, Cap. I-2, p. 525
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LOCKE J. op. cit., II ,Cap. XI-9, p. 159
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16
No se trata de una ausencia de referencia a la realidad en términos absolu-
tos, sino de una comprensión meramente superficial de la realidad. Al res-
pecto afirma Locke: Pero con relación a las ideas mismas es fácil advertir
que aquellas a menudo refrescadas…por el frecuente regreso de los objetos
o de las acciones que las producen son las que mejor se fijan en la memoria
y las que permanecen en ella de un modo más preciso y duradero; y por
lo tanto, son aquellas que provienen de las cualidades originales de los
cuerpos, a saber; solidez, extensión, forma, movimiento, reposo, y asimis-
mo aquellas que constantemente afectan nuestros cuerpos, como el calor
y el frio, y también las que son afecciones d toda clase de seres, como la
existencia, la duración y el numero, las cuales traen consigo casi todos los
objetos que hieren nuestros sentidos, y todas las ideas que ocupan nuestra
mente. LOCKE J., op. cit., II, Cap. X-6, p. 152
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17
Cfr. LOCKE J., Two Treatises of Government, editado por Peter Laslett,
Cambridge, 1988, I, Cap. II, ps. 144 y sgts.
18
Dice Locke: Habiendo hecho Dios a los padres instrumentos en su gran-
dioso proyecto por perpetuar la raza humana y los propiciadores de la vida
de los hijos, así pues, como progenie, también les impuso a los hijos una
perpetua obligación de honrar a los padres, obligación esta que, portan-
do en si una estima y reverencia internas que deben ser demostradas por
todas las expresiones externas, aparta el hijo todo cuanto pueda venir a
perjudicar…perturbar o poner en peligro la felicidad o la vida de aquellos
a quien debe su propia existencia. Así mismo, los obliga a todas las ac-
ciones de defensa, alivio, asistencia y consolación de aquellos por cuyo
intermedio paso a existir el hijo y se torno capaz de usufructuar todos los
deleites de la vida. De tales obligaciones ningún estado, ninguna libertad
puede librar a los hijos. LOCKE J., op. cit., II, Cap. IV, 66, ps. 311-312
19
Cfr. LOCKE J., op. cit., I, Cap. VI-63, ps. 186-187
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20
Cfr. LOCKE J., Essays on the Law of Nature, I, ps. 85-86. En este mismo
lugar Locke expresa claramente su tendencia anti-democratica en estos ter-
minos: Hence, in this matter, not the majority of people be consulted but
those who are more rational and perceptive than the rest
21
Leo Strauss ha puesto de manifiesto la dificultad que por momentos se pre-
senta, al intentar distinguir si la línea argumental desarrollada por Locke es,
en rigor, tradicional, como parece darlo a entender, o más bien, se trata de
una doctrina auténticamente moderna y revolucionaria. Cfr. STRAUSS L.,
op. cit., ps. 171 y 201
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22
Esta afirmación puede parecer controvertida si es que se leen los textos
de Locke en forma fragmentaria. Bastara no obstante, uno, para mostrar
la plausibilidad de mi interpretación. Dice Locke: …no es cualquier pacto
el que pone fin al estado de naturaleza entre los hombres, mas apenas un
acuerdo muto y conjunto de constituir una comunidad y de formar un cuer-
po político. Los hombres pueden celebrar entre si otros pactos y promesas
y, aun así, pueden continuar en el estado de naturaleza LOCKE J., Two
Treatises of Government, editado por Peter Laslett, Cambridge, 1988, II,
Cap. II-14, ps. 276-277
23
Friedrich Schlegel llamo a Locke el pre-Rousseau. Cfr. SPEHCT R., John
Locke, Muenchen, 1989, p. 185
24
Cfr.LOCKE J., Two Treatises of Government, editado por Peter Laslett,
Cambridge, 1988, II, Cap. IV-22, ps. 283-284
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Mas aun cuando sea ese un estado de libertad, no es un
estado de licenciosidad (¿), pues, aun cuando el hombre
en ese estado tenga la libertad incontrolable de disponer
de su persona o de sus posesiones, no tiene la libertad de
destruirse o de destruir a cualquier criatura en sus po-
sesiones (¿) a menos que un uso más noble que la mera
conservación de esta lo exija. El estado de naturaleza está
gobernado por una ley de la naturaleza25
25
LOCKE J., Two Treatises of Government, editado por Peter Laslett, Cam-
bridge, 1988, II, Cap. II-6, p. 270-271
26
LOCKE J., Ibidem
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27
Cfr. LOCKE J., op. cit., II, Cap. II-14, ps. 276-277
28
Cfr. Locke J., Two Treatises of Government, editado por Peter Laslett,
Cambridge, 1988 Segundo Tratado , II, Cap. IV-23, p. 284
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29
Cfr. LOCKE J., An Essay Concerning Human Understanding, Ed. por Pe-
ter H. Nidditch, Oxford, 1982, I, Cap. II-16, ps. 55-56
30
Cfr. LOCKE J., Ibidem.
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bio, desde una lectura escolástica, debe destacarse que fue pre-
cisamente Alberto Magno quien, refiriéndose al problema de la
Ley Natural, defendió la tesis opuesta a la de Locke, afirmando
la existencia de aquellos principios evidentes por sí mismo, que
el filósofo inglés se empeñó siempre en negar. Dice Alberto que
tales principios no son otra cosa que potencialidades las que se
actualizan tan pronto nos confrontamos con la presencia de los
objetos pertenecientes al mundo exterior. Un niño, por caso, dice
el Doctor universalis, no nace sabiendo escribir. Sin embargo,
cuando se le presenta el lápiz, el papel y se le enseñan las letras,
es ciertamente capaz de escribir. Esas operaciones, las de pre-
sentar el papel, el lápiz y la de ensenar a escribir, jamás podrían
tener por resultado inmediato la concreta capacidad de escribir
en el caso de los animales irracionales. Del mismo modo pues,
Dios ha creado a los hombres, imprimiéndoles Su sello, esto es,
ordenándolos hacia la perfección, mediante la presencia de los
primeros principios, tanto prácticos, como especulativos, los que
deben ser entendidos también como potencialidades actualizables
bajo determinadas condiciones. Luego, si nos encontramos frente
a una situación concreta, basta conocer debidamente el bien de
cada cosa en su recta constitución, para dar lugar a la elección
que nuestra inteligencia realizará en pos de ese bien operable.
Cale decir, negando las afirmaciones de Locke, Alberto Magno
sostendría que efectivamente los niños poseen un cierto criterio
valorativo embrionario, aun cuando acrezcan de la capacidad de
desarrollar correctamente la facultad de la razón.
El primer principio practico de la moralidad- obrar el
bien y evitar el mal- se torna actual, toda vez que se incorpora
como enunciado a nuestras máximas de conducta individual. Aquí
y ahora debo obrar de este modo y no de este otro. La presencia
pues, de los primeros principios, tanto en nuestras conclusiones
de orden teorético, como en las de orden práctico, garantizan la
rectitud de las acciones de los hombres. Ciertamente en la base
del pensamiento de Alberto Magno, que es también el de Tomas
de Aquino, se ubica una Metafísica del Bien, de tal modo que el
conocimiento del bien de cada cosa y el de su estructura ontoló-
31
Cfr. THOMAE AQUINATIS, Summae theologiae, I Pars., Q. I, art. III, ed.
Leon., Roma, 1888, ps. 12 y sgts.
32
De tal importancia es el deísmo de Locke que las primeras palabras de
la primera cuestión acerca de la lex naturae son estas: Como Dios se nos
muestra como un ser presente en todas partes y, por asi decirlo, se impone
a los ojos de los seres humanos tanto en el curso de la naturaleza ahora es-
tablecido como en la frecuente evidencia de milagros en el tiempo pasado,
supongo que nadie negara la existencia de Dios siempre que se reconozca
la necesidad de dar alguna explicación racional a nuestra vida, o a que
hay algo que merece ser llamado virtud o vicio. Dando esto por supuesto,
seria un error dudar de que un ser divino preside sobre el mundo…..LO-
CKE J., Essays on the Law of Nature, I, p. 81
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33
Cfr. LOCKE J., Political Essays, ed. por Mark Goldie, Cambridge, 2006,
p. XX. Aquí Goldie contextualiza la posición de Locke, por referencia a la
adoptada por F. Suarez.
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34
Cfr. SPECHT R., op. cit., p. 164
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35
Cfr. STRAUSS L., op. cit., ps. 224 y 228
36
Cfr. STRAUSS L., op.cit., ps. 222-223
37
Cfr. LOCKE J., Two Treatises of Government, II, Cap. VII, 87-88, ps.
LOCKE J., Essays, I, p. 82
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38
Cfr. LOCKE J., Two Treatises of Government, II, Cap. V-25, ps. 285-287.
Allí cita el Salmo de David 115-61 Dio la Tierra a los hijos de los hombres,
la dio para la humanidad en común…
39
LOCKE J, Two Treatises of Government , II, Cap. I-3, p. 268
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40
En efecto, Locke afirma que..cuando la propia preservación no estuviera
en juego, cada uno debe, tanto cuanto pudiere, preservar al resto de la
humanidad y no puede, a no ser que sea para hacer justicia a un infractor,
quitar o eprjudicar la vida a otro. Cfr. LOCKE J., Two Treatises of Govern-
ment, II, Cap. II-6, p. 271
41
Cfr. LOCKE J., op. cit., II, Cap. III-16-17, ps. 278-279
42
Cfr. LOCKE J., op. cit., Cap. V-27, ps. 286-287
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43
Cfr. LOCKE J, Carta sobre la tolerancia, trad. al castellano de Bravo
Gala, Madrid, 1985, ps. 8-9. El marco de fondo tanto de la delimitación del
orden político como del religioso es ofrecido por Locke del modo siguien-
te: …La iglesia en si es una cosa absolutamente distinta y separada del Es-
tado. Las fronteras en ambos casos son fijas e inamovibles. Ponen el cielo
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Cfr. LOCKE J., Political Essays, ed. por Mark Goldie, Cambridge, 2006,
p. XV
46
Dado que para Locke el objeto de la fe no es otro que un dios de la razón o
bien de la Filosofía, la iglesia, o incluso de un modo más coherente en su
pensamiento, las iglesias, quedan definidas en estos términos: Estimo que
una iglesia es una sociedad voluntaria de hombres, unidos por acuerdo
mutuo con el objeto de rendir culto públicamente a Dios de la manera
que ellos juzgan aceptable a Él y eficaz para la salvación de sus almas.
…cada uno se une voluntariamente a la sociedad en la cual cree que ha
encontrado la profesión y el culto que es verdaderamente aceptable a Dios.
LOCKE J, Carta sobre la tolerancia, p. 13. En la Iglesia Católica Apos-
tólica Romana en cambio, cuyo fundador es Cristo y no los hombres, las
reglas del culto reciben sus fundamentos de las Sagradas Escrituras, así
como ciertas y determinadas formas de ceremonial litúrgico. Locke alude
claramente a la Iglesia Católica cuando afirma: Si la religión de cualquier
Iglesia se convierte en verdadera y salvadora porque el jefe de esa secta,
sus prelados y sacerdotes y todos los de esa tribu, con todo su poder, la en-
salzan y alaban…que religión podrá nunca ser considerada errónea, falsa
o destructiva? LOCKE J, Carta sobre la tolerancia, p. 31
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