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Mecanismos de defensa

Represión: una persona que se recuperó del Covid-19 trata de olvidar lo que pasó
cuando estuvo internado en un hospital para evitar que el sufrimiento regrese.

Negación: la persona niega que el Covid-19 es real o que podría contagiarse de


este aún cuando las autoridades sanitarias advierten sobre las consecuencias de
no tomar las medidas necesarias.

Formación reactiva: fingir estar tranquilo ante la pandemia para tener control
propio y no propagar el pánico cuando la realidad es que “por dentro” la persona
se mantiene en un estado de preocupación o ansiedad.

Desplazamiento: las personas de pronto tienen miedo o fobia a tener las manos
sucias o tocarse la cara desplazando el medio de ser contagiado.

Proyección: los sistemas de salud adoptan medidas de otros sistemas de países


cuyo control de la enfermedad ha sido efectiva.

Regresión: las personas regresan a la época de la influenza AH1N1 pensando que


la situación actual es la misma que en aquella vez y pasará igual de “rápido”.

Racionalización: salir indiscriminadamente a cualquier lugar con cubrebocas y gel


antibacterial justificando que estos son suficientes para evitar la propagación o
contagio del virus.

Aislamiento: una persona que presenta síntomas de estornudos y dolor de cabeza


cree tener Covid-19, pero para no preocuparse decide aislar estos pensamientos y
no pensar en ello.

Identificación: algunos piensan que pueden ser como los otros: ya que salen y no
se contagian o les pasa algo; suponiendo así que para ellos será la misma
situación.

Introyección: las personas hacen parte de su rutina el lavado de manos, respetar


la “sana distancia”, el confinamiento, y demás medidas pues significa mucho en su
vida, ya que delimitan la línea entre el contagio o no.
Sublimación: cuando una persona se desespera de estar encerrada en casa,
busca actividades como dibujar, leer o hacer ejercicio para liberar el estrés y no
desquitarse con alguien más.

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