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LOS GRIEGOS
H. D. F. KITTO

LOS GRIEGOS

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l 11! CAPÍTULO 1

INTRODUCCIÓN
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Título de la obra original: The Greeks El lector debe aceptar. por el momento como
Publicado por Penguin Books Ud. , razonable la afirmación empírica según la cual, en
Harmondsworth, Middlesex, Inglaterra, 1951 una parte del mundo, beneficiada durante siglos
© H. D. F. Kitto, 1951 por un intenso proceso civilizador, surgió poco a
poco un pueblo, no muy numeroso, ni tampoco te-
Traducida por: Delfín Leocadio Garasa mible por su poder, ni por cierto bien organizado,
Diseño de tapa: Carlos Pérez Villamil que forjó una concepción absolutamente nueva so-
bre la vida humana y que mostró, por vez primera,
cuál debía ser la función del espíritu del hombre.
Décimo octava edición: 1995 Esta proposición será ampliada, y espero que tam-
Décimo octava edición, primera reimpresión: julio de 2001 bién justificada, en las páginas siguientes. Pode-
mos empezar ahora mismo esta ampliación obser·
vando que los propios griegos se sintieron, de un
modo simple y natural, diferentes de los otros pue-
© 1995
blos por ellos conocidos. Los griegos, por lo menos
Editorial Universitaria de Buenos Aires
los del período clásico, dividían habitualmente la
Sociedad de Economía Mixta
familia humana en heleno s y bárbaros l. Un gr~ego
Av. Rivadavia 1571/73 (1033) Ciudad de Buenos Aires
preclásico, Homero por ejemplo, no se refiere a los
Te!.: 4383-8025 I Fax: 4383-2202
"bárbaros" de esta manera, y no porque fuese más
w\V\V.eudeba.com.ar
cortés que sus descendientes, sino porque esa dife-
rencia no se había aún manifestado en toda su
ISBN 950-23-0590-6 fuerza.
Impreso en Argentina
Hecho el depósito que establece la ley 11.723
1 Usaré el término "clásico" para designar el período
que va aproximadamente desde la mitad del siglo VII antes
de Cristo hasta las conquistas de Alejandro en la última parte
No se permite la reproducción tata] o parcial de este libro. ni su almacenamiento en un del siglo IV.
sistema informático, ni su transmisión en caualquier forma o por cualquier medio. c1ec-
trónico, mecánico, fotocopia tI otros métodos, sin el permiso previo del editor.
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En realidad, esto nada tenía que ver con la cor-
tesía. La palabra griega "bárbaros" no significa
"bárbaro"· en su sentido moderno; no es un término
que denota aborrecimiento o desdén; no designa
a gente que vive en cuevas y come carne_cruda.
Significa simplemente gente que profiere 'sonidos
tales como "bar, bar", en vez de. hablar en griego.
Quien no hablaba griego era "bárbaro", ya perte-
neciera a alguna tribu salvaje de Tracia, o a una

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de las fastuosas ciudades de Oriente,. o a Egipto
que, como bien sabían los griegos, era ya un país
organizado y civilizado muchos siglos antes de que

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existiera Grecia. "Bárbaros" no implicaba necesa-
riamente menosprecio. Muchos griegos admiraban
el código moral de los persas y la sabiduría de los
egipcios. La deuda -material, intelectual y artís-
tica- de los griegos con los pueblos de Oriente
rara vez fue olvidada. Sin embargo, esos pueblos
eran bárbaroi, extranjeros, y fueron agrupados
(aunque nunca confundidos) con los tracios, los
o... escitas y otros semejantes. ¿Solo porque no cono-
cían el griego? No, pues el hecho de que no habla-
.rap griego señalaba una separación más profunda:
significaba _que no vivían como griego~ y que
-tampoco pensaban como éstos. La actitud que te-

o
~O·
nían ante la vida parecía ser distinta y, por mucho
......
que un heleno pudiese admirar y hasta envidiar a
un· "bárbaro" por tal. o cual razón, no podía evitar
o tener la certeza de esta diferencia.
Señalemos al pasar que otra raza (aparte de nos-
otros) había hecho esta tajante división entre ella
!.
y los demás ~xtranjeros. Nos referimos a los he-
breos. He aquí dos ~azas, cada una con plena con-
ciencia de ser distinta de sus vecinos, dos razas que
"'""', no vivían muy lejos una de otra y que, sin em-
bargo; se ignoraron casi por completo y no se in-
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fluyeron entre sí hasta el período siguiente a las q'Je existe entre un niño y un hombre que no solo
conquistas de Alejandro, cuando el pensamiento es capaz de comprender algo sino también de ha-
griego gravitó considerablemente sobre el pensa- cerlo comprensible a los qemás. La poesía épica,
miento hebreo, tal como puede verse en el Ecle- la historia y el drama, la filosofía en sus distintas
siastés. No obstante, ]a fusión de lo que ambas ramas, desde ia metafísica hasta la economía polí-
culturas tenían de más característico -el sentimiento tica, la matemática .y muchas ciencias naturales,
religioso de los hebreos con la razón y el huma- empiezan con los griegos.
nismo de ~os griegos- fue lo que constituyó la Si pudiésemos preguntar a un griego antiguo qué
base de la cultura europea. posterior: la religión lo distinguía de un bárbaro, no creo que nombrase
cristiana. Las concepciones gentil y bárbara eran, en primer término estas conquistas de 'la mente he-
empero, muy diferentes: la una racial y religiosa, lena, aunque él sabía muy bien que había resuelto
la otra sólo incidentalmente racial y de ningún la mayoría de sus problemas de un modo más inte-
modo religiosa. ¿Qué fue entonces lo que llevó a ligente. (Demóstenes, por ejemplo, al reprender a
los griegos a establecer tan aguda división? ¿Acaso sus conciudadanos por su blanda política para con
se justificaba de alguna manera? Filipo de Macedonia, dice: "Vosotros no sois mejo-
Habría para este interrogante una respuesta, tal res que un bárbaro que intenta boxear. Le pegan en·
vez verdadera y suficiente. Se podría decir que un sitio y sus manos acuden a ese sitio, le pegan
mientras las viejas civilizaciones orientales eran en en otro y allí van sus manos:') Tampoco se le
extremo eficaces en la resolución de sus problemas ocurriría inmediatamente pensar en los templos,
prácticos, y en su arte a veces se mostraban en el estatuas y dramas que con sobrada justicia admi-
mismo nivel que los griegos, resultaron, sin embargo, ramos. Diría, como ha dicho en realidad: "Los
estériles desde el punto de vista intelectual. Duran- bárbaros son esclavos; nosotros los helenos somos
te siglos, millones de personas habían adquirido una hombres libres."
expei _.,cia de la vida y ¿qué habían hecho con ¿Qué quería. él expresar con esta "libertad" .del
ella? Nada. La experiencia de cada generación griego y esta "esclavitud" del extranjero? Debemos
(salvo en ciertas cuestiones prácticas) moría con tener cuidado de no interpretarla solo en términos
ella, y no como las hojas del bosque, pues éstas al políticos, si bien tal referencia es asu importan-
menos fertilizan el terreno. Lo que afina, pre- te. Desde el punto de vista político quería de-
serva y amplía la experiencia de un pueblo es la cir, no necesariamente que gobernara él mismo,
literatura. Antes de los griegos, los hebreos ya ha- pues muy a menudo no era así, sino que, como
bían elaborado una poesía reHgiosa, una poesía quiera que fuese regida su comunidad, el gobierno
erótica y además la poesía religiosa y la oratoria respetaba sus derechos. Los asunros de estado eran
de los profetas, pero la literatura en todas sus for- asuntos públicos, no de la incumbencia. privada de
mas conocidas (excepto la novela) fue creada y un ~éspota. El griego era gobernado por la Ley,
perfeccionada por los griegos. La diferencia entre una .ley conocida que respetaba la justicia. Si su
las crónicas hisfóricas "bárbaras" y Tucídides es la estado era una democracia integrar el ciudadano
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participaba en la administración pública -la de- blemente al hombre que imitase a la divinidad y
mocracia, según el, griego la entendió, llegó a, ser que entre las cualidades humanas les complacían
una forma de gobierno que el mundo moderno no sobre todo la modestia y la veneración. Recor-
ha conocido ni puede, conocer-; mas si no llenaba daba, sin embargo, que el dios y el hombre tenían la
esa exigencia, él, por lo menos, se convertía en misma prosapia:
"miembro" y no en súbdito' dentro del sistema y "Una es la raza de los dioses y de los hombres;
los principios por "los cuales éste se regía eran de una sola madre 2 obtenemos ambos' nuestro
conocidos. El gobierno' arbitrario constituía p!lra aliento. Pero nuestros poderes son polos separa-
el gtiego una ofensa que lo hería en lo más íntiúlO. dos, pues nosotros no somos nada y para ellos el
Por eso cuando consideraba los países orientáles, refulgente cielo brinda por siempre segura morada".
,más ricos y civilizados, veía en realidad cómo un .Así dice Píndaro en un admirable pasaje, a veces
régimen de palacio, encabezado por un rey,abso- mal traducido por los eruditos que deberían cono-
luto, gobernaba no según las normas de los'primi- cerlo mejor, y que le hacen decir: "Una es la raza
tivos monarcas griegos, normas procedentes de de los dioses y otra la de los hombres." Pero el
Temis o que respondían a una ley derivada del pensamiento fundamental de Píndaro es aquí la
Cielo, sino de acuerdo con su voluntad personaf, dignidad y la fragilidad del hombre, lo cual cons-
la cual no era responsable ante los dioses, porque tituyt'J el origen primordial de esta nota trág~ca
él mismo resultaba dios. El súbdito de' tal amo
que resuena a lo largo de toda la literatura griega
vivía en la condición de esclavo. clásica. Y esta conciencia de la d,ignidad .de ser
Pero eleuthería -de la cual "libertad" es solo hombre es lo que infunde tal impulso y tal inten-
una traducción incompleta- encerraba una concep- sidad a la palabra que impropiamente traducimos
ción más amplia que la que da a entender ~sta por "libertad".
palabra moderna, aun cuando ella significa mucho. Pero hay algo más. Existían otros bárbaroi
La esclavitud y el despotismo constituyen estados además de los-que vivían bajo el despotismo orien-
que muplan el alma, .pues, como dice Hornero, tal. Estaban, por ejemplo, los pueblos del Norte,
"Zeus despoja al hombre' de la mitad de su hom- que vivían en tribus, estado del que no hacía mucho
bría,si llega para él el día de la servidumbre". 'habían salido los propios griegos. ¿En qué residía,
La modalidad oriental de la obediencia chocaba entonces, la gran diferencia entre tales bárbaroi
al griego como algo no eléutheron; como algo y los griegos, si ello no se basaba en la superior cul-
que a sus ojos afrentaba la dignidad humana.· In- tura de éstos?
cluso ante los dioses oraba el griego erguido como Era la siguiente: los griegos habían desarrollado
un hombre, aunque conocía tan bien como cual- una forma de comunidad que grosera y errónea-
quiera la diferenCia entre lo divino y l~ humano. mente traducimos por "ciudad-estado", debido- a
Sabía que no era un dios, pero tenía, por lo menos,
,
,
conciellcia de ser hombre. Sabía que los dioses
que ninguna lengua moderna puede hacerlo mejor.
se hallaban siempre dispuestos a castigar implaca- 2 La Madre Tierra.
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tes como carente de significación, sino por el con-
La pólis estimulaba y satisf.:lCía a la vez los más trario, a que la creo demasiado importante para
elevados instintos y aptitudes del hombre. Mucho resumida en un somero capítulo final, tal como
tendremos que decir sobre la "ciudad-estado"; baste suele hacerse por lo general. Si los dioses me son
señalar aquí que éste, en su origen un:¡ asociación propicios, me referiré a la Grecia helenística y
local para la seguridad común, se convirtió en el romana en el segundo volumen. "
centro de la vida moral, intelectual, estética, socia]
Me he esforzado en hacer hablar a los griegos
y práctica de un nuevo hombre, aspectos que des- por sí mismos, siempre que me ha sido posible, y
arrolla y enriquece como ninguna sociedad lo hizo espero que del conjunto ofrecido surja un cuadro
antes o después. Ha habido otras formas de socie- claro y ecuánime. No he querido idealizar; aun-
dad política de tipo estable; la "ciudad-estado" fue que me refiero más a los grandes hombres que a
el medio por el cual los griegos se esforzaron en los pequeños y trato preferentemente con los filó-
hacer la vida de la comunidad v del individuo más
sofos y no con pícaros. Los panoramas deben divi-
excelente que antes. sarse desde las cumbres; los bribones, por lo demás,
"Lo que un griego antiguo hubiese puesto en son casi iguales en todas partes, si bien en la índole
primer término entre los descubrimientos de sus del pícaro griego la dosis de malignidad parece
conciudadanos era, por cierto, que ellos hábían haber sido superior a la de estupidez.
hallado el mejor modo de vivir. LAristóteles en
todo caso pensaba así, pues la frase suya que ha-
bitualmente se traduce por "El hombre es un ani-
mal político': quiere en realidad decir: "El hombre
es un animal cuya esencia es vivir en la "ciudad-
estado". Si no vivía así, el ser humano se colocaba
muy por debajo de su verdadera condición en
cuanto tiene de más elevado y característic~os
bárbaros no alcanzaron este nivel de existencia; en
ello residía la valla que separaba ambas con-
cepciones.
Al compilar esta reseña de un pueblo sobre el
que tantas cosas pueden decirse, me he permitido
el lujo de escribir acerca de algunos puntos que
me interesan personalmente, en lugar de intentar
abarcar el ámbito total de un modo sistemático y
tal vez apresurado. Además, me he detenido en
Alejandro Magno, es decir, en el período de
declinación de la"ciudad-estado. Esto no se debe a
que considere a la Grecia de las centurias siguien-
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lada, o también pudo incorporarse al ejército y al

CAPÍTULO II imperio persas. e

Ninguna de estas presunciones se cumplió. Los


expedicionarios deseaban regresar a sus hogares,
LA FORMACIÓN DEL PUEBLO GRIEGO mas ·no a través del Asia Men()r, que a pesar de
.ser conocida ya no era una ruta conveniente.' Resol-
vieron ~rrumpir hacia el norte, con ·la esperanza de
alcanzar el Mar Negro. Eligieron general al propio
Jenofonte, un caballero ateniense que resultó tanto
presidente de la junta de' gobierno como coman-
Jenofonte cuenta una historia imperecedera que, dante de las fuerzas, pues el plan de acción se
precisamente por tener ese carácter, puede volver decidía en común acuerdo. Gracias a la autodis-
a contarse aquí. Se refiere a un incidente en la ciplina que los turbulentos griegos solían a veces
expedición de los Diez Mil a través de las terri- mostrar, lograron mantenerse unidos, semana tras
bles montañas de Armenia rumbo al Mar Negro. semana, y prosiguieron su camino a través de aque-
Estos hombres eran soldados mercenarios recluta- llas montañas desconocidas, haciendo buenas migas
. dos por Ciro el Joven para que lo ayudasen a echar con los naturales cuando podían y luchando con
a su hermanastro del trono de Persia. Ciro no les ellocs cuando fallaban sus procedimientos conci-
liatorios ..
había dicho tal cosa, pues sabía muy bien que nin-
gún ejército griego marcharía voluntariamente ha- Algunos perecieron, pero no muchos; pese a todo
cia un punto distante tres meses del mar. Sin em- sobrevivieron como fuerza organizada. Un día,
según leemos en la Anábasis de' Jenofonte -un re-
bargo, con engaños y halagos consiguió llevarlos lato totalmente despojado de la tonalidad heroica-,
a la Mesopotamia. Los disciplinados y aguerridos éste se hallaba al frente de la retaguardia mientras
griegos derrotaron fácilmente al ejército persa, pero las tropas de exploración trepaban hacia la cima
Ciro fue muerto. Sobrevino entonces para todos de un desfiladero. Cuando los exploradores llega-
una situación apremiante. De pronto ·los persas se ron 'a la cumbre, empezaron de pronto a dar voces
encontraron en posesión de un ejército experimen- y a hacer gestos a los que venían detrás. Éstos se
tado con el que nada podían hacer y los griegos apresuraron, pensando 'que tenían ante sí alguna
se hallaban a tres meses de marcha de su hogar, otra tribu hostil. Al llegar, a su vez, a la colina,
sin conductor, sin paga y sin propósito, como un empezaron también a gritar y lo mismo hicieron
tuerpo no oficial, internacional, que no debía obe- después 'las sucesivas compañías: todos gritaban y
diencia a nadie fuera de sí mismo. Bien pudo esta señalaban animadamente hacia el norte.' Hasta que
fuerza convertirse en un instrumento de locura y por fin la ansiosa retaguardia pudo oír lo-que todos
de muerte, impulsada por la desesperación; ya de- decían: "¡Thálassa!, ¡thálassaf". La prolongada pe-
generar en bandas de ladrones, hasta verse aniqui- sadilla había terminado, pues thálassa significa
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en griego el "mar". A la distancia se divisaba el qué era eso. Los nativos, más bien confuhdidos,
cabrilleo del agua salad¡:t y donde hubiese agua dijeron: "Bueno, thálassa por cierto." Así fue como
salada, el griego era comprendido. El camino al quedó thálassa, después que perecieron casi todas
hogar se hallaba expedito. Como expresó uno de las palabras de aquella lengua.
los Diez Mil: "Podemos terminar nuestro viaje como Sería demasiado imprudente basar sobre una sola
Odisea, reposando sobre nuestras espaldas." palabra cualquier teoría sobre los orígenes de nD
Refiero este relato, en parte por seguir el exce- pueblo. Los vocablos extranjeros son adoptados y
lente principio de Heródoto según el cual una bue- pueden desalojar fácilmente a los nativos. Pero si
na historia nunca está de más. para el lector jui- esta civilización fuese heredera directa de otras
cioso, en parte a causa de un hecho sorprendente: dos anteriores, existen entonces muchos' rasgos en
que esta palabra thálassa, "agua salada", tan la madura cultura griega del siglo v y los siguien.
eminentemente griega al parecer, no es en absoluto tes (antes de Cristo) que podrían explicarse muy
una palabra de este Qrigep. Para ser más precisos: fácilmente. Y no faltan indicios d.e que así es en
el griego es un miembro de la familia de las lenguas realidad.
indoeuropeas, junto con el latín, el sánscrito. y las Examinemos otros pocos vocablos. Hay en griego
lenguas célticas y germánicas. Estas lenguas fueron dos clases de palabras que no reconocen ese ori-
llevadas por migraciones desde algún lugar de Eu- gen: las terminadas (como thálassa) en -aSsos
ropa central hacia el sudeste, hacia Persia y la o -essos, por lo general nombres de lugar -Hali-
India, de suerte que el ra; indio es pariente del carnaso, donde nació Heródoto, es un ejemplo- y
rex latino y, del roi francés; hacia el sur, a las las terminadas en -inthos, tales como hyákinthos,
penínsulas balcánica e itálica, y hacia el oeste hasta Kórinthos, labyrinthos, todas conocidas por nos-
Irlanda. Sin embargo, la voz empleada para de- otros. ¿Son importaciones extranjeras? ¿Fue Corinto
signar una cosa tan griega como el mar no es indo- en su origen una colonia extranjera? Es posible.
europea. ¿Dónde la encontraron los helenos? Pero hay algo_aún más sorprendente que Corinto:
Un cuadro similar al de Jenofonte puede explicar "Atenas" no es un nombre griego y tampoco la
el hecho, aunque la autoridad más primitiva para diosa Atenea. El sentimiento se rebela contra la idea
esta historia es el mencionadQ escritor. Unos diez de que Atenas deba su nombre a extranjeros
o quizás quince siglos antes de la expedición de considerados intrusos entre los griegos. La tra-
los Diez Mil, cierta partida de hombre,; que habla- dición también, pues los atenienses eran uno de
ban griego emprendía su camino rumbo al sur, más los dos pueblos griegos que pretendían ser autókh-
~llá de los montes balcánicos, más allá del Struma o thones, o "nacidos en la región". El otro pueblo
del valle del Vardar, en procura de una morada eran los arcadios, los cuales se habían establecido
más confortable. De pronto divisaron frente a ellos en Arcadia antes del nacimiento de la luna.
una inmensa cantidad de agua. Nunca ellos ni sus Existen razones, según veremos oportunamei1te,
antepasados habían visto tanta agua. Asombrados, para considerar las tradiciones con respeto, y hay
se las arreglaron para preguntar a los naturales por lo menos cierto elemento de verdad en estas
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leyendas arcádica y ateni.B~se, pucs Arcadia se ha1\a seguridad cuál fue el idioma utilizado por los pe-
en la montañosa región central del Peloponeso, lasgos, pero conjeturando por los que todavía exis-
harto difícil de conquistar (como lo comprobaron ten ... parece que hablaban un idioma bárbaro."
mucho más tarde los turcos), y Ática, el territorio "Bárbaro" quería decir simplemente. "no helénico".
La referencia está bastante de acuerdo con nues-
?e los atenienses, posee un suelo pobre, poco atrac-
( tivo para los invasores o inmigrantes. Atenea, en- tras conjehlras acerca de los atenienses, pues ellos
tonces, no es griega, y hay motivos para suponer pretendían ser los conductores y la metrópoli de
que ella y su pueblo son anteriores a los griegos, lo los griegos -jónicos, y también pr'etendían ser in-
\ cual es una cosa muy distinta. dígenas.
"- Otra leyenda ateniense puede llevamos un poco Éste sería, pues, el cuadro, si pudiésemos confiar
más lejos. Una de -las historias atenienses mejor en las tradiciones. Una raza indígena no helénica
conocidas relataba que hubo una vez un conflicto habitaba el Ática y el Peloponeso. En un momento,
entre Atenea y el dios Poseidón por la posesión de imposible de determinar, unos pueblos que habla-
la Acrópolis. Atenea salió airosa, pero también el ban griego procedentes del distante norte emigra-
dios obtuvo un lugar allí. Ahora bien, Poseidón ron a esta región -sin duda muy gradualmente- e
- parece ser un dios griego -quizá resulte menos impusieron su idioma a aquéllos, más o menos
confuso decir "helénico" - y Atenea no helénica. como hicieron los sajones en Inglaterra. No fue
La interpretación de tales tradiciones no constituye ésta una invasión repentina y catastrófica, Los in-
un criterio de certeza, pero resulta tentador ver
formes arqueológicos no ~eñalan una brusca. rup-
en esta leyenda él recuerdo del cho\lue, en el Ática,
tura en la culhlra antes de la invasión doria, alre-
entre un pueblo helénico que llegaba ylQS aborí-
genes adoradores de Atenea, choque que tuvo des- dedor de 1100. Restos aislados de pelasgos, que
enlace pacífico, pues los naturales absorbieron a 'se sustrajeron a la influencia de estos recién lle-
los recién llegados. gados, prosiguieron hablando un idioma ininteli-
Los propios gríegos posteriores creían en una gible para Heiódoto.
primitiva población no helénica, a la que consi- He dicho que es imposible determinar la fecha
deraban pelásgica, cuyos ~obrevivientes se conser- de estas migraciones; sin embargo, puede estable-
vaban puros en los. tiempos clásicos y hablaban en cerse un límite inferior. Seguramente estos griegos
su propio idioma. Heródoto, atraído por casi todo darías de alrededor de 1100 no fueron los porta-
lo que llegó a su conocimiento, se 'interesó. también dores de la lengua griega a Grecia, puesto que
en el origen de. los griegQs. Al referirse a las dos fueron precedidos, por lo menos en dos siglos,
ramas principales del posterior pueblo griego, los por los griegos aqueos, sobre los que sabemos algo,
jónicos y los doríos, afirma que los jónicos eran aunque no bastante.' Algunos nombres de éstos
de ascendencia pelásgica. Y así, para distinguirlos resultan más familiares a generaciones de ingleses
de los jónicos, llama a los darías "helénicos". Pro- que los nuestros Egbert, Egwith y Aelfric, pues los
sigue con estas palabras: "No puedo decir con hijos de Atreo, Agamenón y Menelao eran aqlleos,
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y también AquiJes y otros héroes a quienes cantó gobernadores. Muy probablemente, limpió el mar de piratas,
Hornero unos tres siglos más tarde. en la medida que le fue posible, para a~egurar sus propios
bienes.
¿Fueron entonces estos aqueos los primeros que
hablaron griego en Grecia? Nada nos obliga a pen-
sar así; nada fuera de la tradición nos induce a Tucídides, como la mayor parte de los griegos,
pensar que se hubiese hablado en Grecia un len- creía en la verdad general de las tradiciones; los
guaje que no f.uese el griego puesto que es con- modernos escritores no compartieron esa creencia.
Pero la admirable historia de Grote no había al-
cebible, aunque quizás no muy probable, que los
nombres no he1énicos como Atenas sean palabras canzado muchas ediciones, cuando Schliemann fue
intrusas. a Micenas y a Troya y desenterró algo tan excep-
cional como las dos ciudades de Hornero. Poste-
Pero ¿hay alguna razón para dar crédito a estas
tradiciones? Hace cien años, los historiadores afir- riormente Sir Arthur Evans fue a Creta y práctica-
maban que no. Grote, por ejemplo, escribió que mente exhumó al rey Minos y su imperio insular.
las leyendas fueron inventadas por los griegos, es Es, pues, bastante claro que entre los comienzos
decir que eran un producto de su inagotable fan- del tercer miJenio y más o menos el año 1400 a.C.
tasía, para llenar los espacios en blanco de su -un período tan extenso como el comprendido
pasado desconocido. Así parecía necio creer que entre la caída de Roma y nuestros días- Creta,
un rey Minas había gobernado alguna vez en Creta, particularmente la ciudad de Cnossos, fue el centro
o que tuvo lugar la Guerra de Troya. Pero tam- de una brill~nte civilización que se expandió por
'én resultaba necio negar su posibilidad. Un an- el mundo egeo en todas direcciones. Como Cnossos
tiguo historiador griego, Tucídides, trataba las no estaba fortificada, sus amos tuvieron que vigilar
tradiciones de manera muy. distinta, como datos los mares, tal como dice Tucídides.
históricos -de cierta especie- que debían ser Éste es un· importante ejemplo de la gmera1 vero-
s.ometidos a la crítica y utilizados de un modo similitud de la tradición en el mundo griego. No
adecuado. es difíciJ encontrar en otras partes casos análogos.
El relato de la Guerra de Troya, en los primeros Algunas veces las leyendas han sido corroboradas
capítulos de su historia, es un hermoso ejemplo en un grado casi absurdo. La historia del Mino-
. de tratamiento apropiado del material histórico, tauro constituye un ejemplo. Refiere esta historia
puesto que nunca se le ocurrió a Tucídides que - Tucídides es demasiado austero para mencionar-
no se estaba ocupando de un material de ese ca- la- que todos Jos años los atenienses debían pagar
rácter. Acerca de Minas, el legendario rey de Creta, un tributo de siete mancebos y siete doncellas a un
escribe: terrible monstruo, el Minotauro, que vivía en
el laberinto, en Cnossos, hasta que fueron liberados
Minas es el primer gobernante del que tenemos noticia, el
por el príncipe Teseo, quien mató al Minotauro,
cual poseyó una flota y controló la mayor parte de las aguas
que ahora son griegas. Gobernó las Cícladas y fue el colo- ayudado por Ariadna y el ovillo de hilo que ella
nizador de muchas de ellas. Puso a sus propios hijos como le dio para que pudiese salir del laberinto. Tal
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vulnerable: las murallas de Troya VI eran más
es la, leyenda, pero he aquí algunos hechas. La débiles en un punto (donde el acceso era más di-
primera mitad del nombre "Minotauros" es evi- fícil) , y esto coincide con la descripción homérica.
dentemente Minos, y la segunda mitad, "tauro s",
También acontece así con muchas genealogías.
significa en griego toro. De los hallazgos de Evans La mayoría de los héroes homéricos podían ras-
en ,Cnossos -frisos, estatuillas y otros objetos- se
trear su ascendencia a través de tres generaciones,
desprende claramente que estos cretenses adora-
luego venía un dios. Con cierta irrespetuosidad se
ban el toro. Ahora bien, si algo de la antiguedad
ha sugerido que esto quiere significar: "y solo Dios
parece un laberinto es el plano del vasto palacio
sabe quién era el padre de él." Con mayor reve-
desenterrado por Evans. Además, existe harta evi-
rencia uno puede sugerir a su vez que esto re-
dencia de que estos cretenses del tiempo de Minos
utilizaban, como símbolo de la divinidad o de la presenta un pedido de favor divino hecho por el
fundador de una dinastía: "Vuestro nuevo rey, por
autoridad, un hacha bicéfala del tipo de la que
la gracia de Dios." En otra dirección, estas genea-
los griegos llamaron más tarde lábrys. Segura-
logías desaparecen dos generaciones después de
mente el Ática estuvo sujeta a la influencia cultural
la Guerra de Troya; lo cual 'nos llevaría a la fecha
cretense y es muy posible que también estuviese tradicional de la invasión doria, alrededor de
sometida a su dominio político. No es, por con-
1100, en cuyo tiempo (como lo han demostrado las
siguiente, aventurado suponer que los señores de
excavaciones) todas las ciudades del continente
Cnossos exigiesen jóvenes de las familias nobles
fueron destruidas. Además, las más largas genea-
de Atenas como rehenes, en previsión de cualquier
eventualidad, tal como lo hicieron los turcos mu- logías conocidas fueron las de las casas reales de
Ática y de Argos, las cuales nos harían remontar
chos siglos después. En cuanto a Teseo, parece ser
aproximadamente hasta 1700 a. C. Ya hemos vish;(
una interpolación errónea, pues procede de un
que los atenienses, con cierta probabilidad, pre-
período posterior, y hasta ahora nadie ha verifi-
cado la existencia de la romántica Ariadna ni tendían ser los habitantes más antiguos, pero hay;
también otra cuestión: Atenas y Argos se distin-i
I encontrado el hilo; en lo demás la leyenda resulta
I digna de crédito. guían entre las C!'.: Jades griegas en la época clásica
por tener como deidad principal no a un dios, sino
Lo mismo sucede con Troya. De las nueve ciu-
f

a una 'diosa, Atenea y Hera argiva. Ahora bien, mu-'


daq.es superpuestas en aquel sitio, Troya VI fue
chas imágenes del culto han sido descubiertas en
destruida por el fuego más o menos por la fecha
tradicional de la Guerra de Troya (1194-1184). Creta y ellas muestran patentemente que este pue-
blo adoraba a una diosa. Si había un dios, estaba
Uno de los constantes epítetos homéricos para subordinado. La diosa era sin duda una diosa de
Troya es "la del ancho camino": Troya VI tenía
la natural~za, un símbolo de la fertilidad de la tie-
una calle ancha en torno a la ciudad, en el inte-
rior de las murallas. Estas murallas fueron edifi- rra. Las deidades helénicas fueron preferentemente
masculinas. Es por 10 menos sugestivo que estos dos
cadas por dos dioses y un mortal, y el sector cons-
truido por este último era más débil y resultó pueblos, los atenienses y los argivos, que poseían
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las más extensas genealogías, adorasen deidades un mero matrimonio dinástico. Además, existía toda
femeninas, una de las cuales, y posiblemente las una zona de culto y creencia que solo mantenía con
dos, tenían nombres no helénicos. Zeus (latín deus, el Olimpo una conexión accidental. Los verdaderos
"dios" ) es puramente helénico. Tenía una consorte cuItas olímpicos se basaban en ideas de un dios que
helénica muy misteriosa, Dione, cuyo nombre es protegía la tribu, el estádo o la famIlia, que tomaba...-c,
semejante al suyo propio. Pero en la mitología grie-
ga su consorte era la argiva Hera, y un Himno ho- estaba, en realidad,
al huésped íntimamente
o~al suplicante bajo surelacionado
custodia. Elcondios'
el 1
mérico nos asegura que ésta se había resistido a organismo social. Era también un dios de la natur~::-J
desposarse con él, no sin razón, según se expresa. leza, pero solo en el sentido de que explicaba cier-
Una vez más acude una interpretación evidente; tas fuerzas naturales: Zeus enviaba la lluvia y el
se trata de la fusión de dos pueblos de diferentes rayo; Poseidón irritaba el mar y sacudía la tierra.
culturas, en apariencia de distintas lenguas, y po- Atenea fue enteramente absorbida dentro de estei
siblemente también de otro origen racial. sistema: se convirtió en la hija de Zeus, la protectora'
Vemos, entonces, que de ningún modo deben armada de la ciudad, la dispensadQra de la sabidu-l
descartarse de entrada las tradiciones que preten- ría social. Pero su lechuza nos recuerda su origen;
den ser históricas. Heródoto, un ávido averiguador fue una diosa de la naturaleza y no una diosa de
que no carecía de crítica, consideraba a los grie- la tribu. Junto a los cultos olímpicos y en abierto,
gos jónicos como un pueblo "bárbaro" que había contraste con ellos, existían en Grecia otros basa-'
sido helenizado. Es posible mostrar que tenía ra- dos en los misteriosos poderes vivificantes de la
zón. En tal caso, no debe sorprendemos comprobar naturaleza. Y así, por ejemplo, estos misteriosos
que el proceso se cumplió en forma muy gradual. cultos interesaban al individuo, mientras que los
Sólo la invasión doria pres~nta la apariencia de una olímpicos atañían al grupo; aquéllos admitían a
conquista general. cualquiera, esclavo o libre, éstos solo admitían a
Nuestra breve exposición ha abordado otro pun- los miembros 'ge la colectividad; aquéllos enseña-
to: los dioses y las diosas. En las observancias re- ban doctrinas de reencarnación, de regeneración,
ligiosas de la Grecia clásica existe una especie de de inmortalidad; éstos no enseñaban nada: solo les
dualismo. Esto resulta extraño en un pueblo tan concernía la celebración de los honores debidos a
filosófico, aunque se comprende muy bien si ad- los inmortales e invisibles miembros de la comuni-
mitimos que la cultura griega desciende de otras dad. Se trata de concepciones religiosas completa-
dos profundamente distintas. Visto a la distancia, mente distintas y nos aproximaremos a la verdad si
el Panteón olímpico de los doce dioses, presidido decimos que la concepción del dios es europea y la
por Zeus, parece de una imponente solidez, pero,
si observamos más de cerca, esta solidez se des- concepción endelínea
procedían la diosa mediterránea.
recta de Las diosa~~; ~
la Creta minoica.
vanece. Ya vimos que las diosas ni siquiera tienen Ya es tiempo de decir algo de esta antiquísima
nombres griegos, y que el punto clave de esta cons- civilización, que era un confuso recuerdo para los
trucción, el matrimonio de Zeus y Hera, parece ser griegos de la historia y una mera fantasía para
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nuestros abuelos. Cronológicamente, comienza en cretenses de un friso: Maís ce sont des Parí.síen-
la edad neoIítica, alrededor del año 4000 a. c., ha nes/ y además -para referimos a otro aspecto de
alcanzado la Edad de Bronce hacia el año 2800, y la cultura humana- el sistema de desagiie del gran
posteriormente florece, con períodos de gran esplen- palacio fue aclamado como "absolutamente inglés".
dor alternando con épocas de relativo estancamien- La alfarería, grande y pequeña, muestrá en sus
to, hasta que, a la postre, Cnossos es saqueada y mejores períodos una maravillosa artesanía y sen-
destruida alrededor de 1400. Geográficamente, se tido del diseño. Parece a veces recargada, colmada
inicia enCnossos; se extiende a otros lugares de de adornos' donde debería haber espacios vacíos;
Creta; luego en forma gradual a las islas del Egeo y pero, por otra parte; suele emplear esos espacios
a muchas partes no solo de la Grecia meridional y con una"audacia y una seguridad que recuerdan al
central sino de las costas de Asia Menor y hasta de mejor arte chino. En general, nuestra impresión es
Palestina. A partir de 1600 algunas zonas del de una cultura alegre, aristocrática, en la que se
continente griego éomienzan a rivalizar con la pro- destacan en primer plano la caza, las acometidas
pia Cnossos como centros de civilización y después' de toros y las acrobacias.
de la destrucción de esta ciudad se convierten en
Pero otros aspectos de su civilización eran tan
sus herederas: entre éstas la principal es Micenas; de
importantes para estos minoicos como su arte y
aquí que a esta tardía rama de la antigua ,cultura
minoica o egea (aunque la primera en ser redes- posiblemente, aún más. En los libros sobre las ci-
cubierta) se la conozca por civilización micénica. vilizaciones pretéritas suele darse al arte un espacio
excesivo. Ello se debe a dos razones. En primer lu-
Una antigua etapa de ,esta 'civilización, imperfecta-
mente recordada, es lo que constituye el fundamen- gar, es más fácil fotografiar un templo o una pintura
to de la IHada. que un credo moral o una filosofía política; y en
No es posible aquí decir mucho sobre esta civili- segundo lugar, muchos pueblos han sido desar-
zación. La ausencia de fortificapiones confirma ticulados en t9do, menos en su arte. En realidad,
que se asentaba políticamente en el poder maríti- los griegos y los judíos fueron los primeros pueblos
mo; los vastos edificios dan fe de su riqueza. El antiguos que no sufrieron tal desmembración. Eso
complejísimo plano del palacio en Cnossos sugiere es lo que sucede también con los minoicos. Su arte
que era un centro de administración más que una nos habla directamente; las demás cosas lo hacen
fortaleza. Podemos atribuir sin reparos a estos an- en forma indirecta, mediante inferencias., Sus ves-
tiguos cretenses un gobierno de palacio; es imposi- tigios son abundantes e incuestionables, en ambos
ble descubrir entre las ruinas cualquier tipo de go- sentidos de la palabra. Pero lo qué pensaban sobre
bierno popular. Los vasos pintados, los frisos, las la vida, cómo enfrentaban· sus problemas, no lo sa-
estatuillas y otros vestigios muestran que esta ci- bemos. Conocieron por cierto el arte de la escritura;
vilización poseía gran elegancia, vigor, alegría y poseemos muestras de ello, pero no podemos leerla.
bienestar material. Se cita a menudo la observación Esperemos que alguien alguna vez .logre descifrar-
de un estudioso francés al contemplar las damas la y traducirla, para decimos quizás por qué un

l
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oficial estaba enojado con su subalterno o cuál era donaron una Creta en decadencia y se establecie-
el precio de la carne en el siglo XVII a. C. ron entre los rudos helenos ejerciendo su arte para
ellos? ¿O bien estamos (lo que parece más pro-
Pero, aunque no sepamos nada, excepto por de-
bable) ante una población .predominantemente no
ducción, sobre sus ideas y experiencias, sabemos
griega, ya muy influida por Creta y semejante al
algo sobre su linaje. Han dejado representaciones pueblo cretense, pero dominada por una aristocra-
de sí mismos y ellas nos muestran claramente que cia griega de aurigas reCién llegados? Si esta última
pertenecían a esa raza "mediterránea" de hombres
suposición es cierta, ¿es posible que Heródoto ten-
delgados, de piel oscura y cabellos negros, que fue- ga razón y que la masa de los "micénicos" fuesen
ron oriundos del norte de África. Estos hombres jónicos, ya helenizados o no? Estas preguntas po-
ya habían pasado la era paleolítica cuando alf,lU10s drán responderse algún día. Entre tanto, cualquiera
de ellos arribaron a la deshabitada Creta. ¿Siguieron sea el cuadro que intentemos bosquejar, será pru-
otros más adelante y se establecieron en regiones dente no hacerla demasiado ordenado, pues, sin du-
de Grecia? Esto es lo que en realidad desconocemos. da, las inmigraciones casuales y las conquistas lo-
.El último arte cretense lleva directamente a la cales han proseguido durante largo tiempo. Algún
cultura "micénica" del continente, casi sin interrup- lugar de. este cuadro debe reservarse para los "aque-
ciones, aunque con el agregado de nuevos rasgos. os de cabello rubio" de Homero, hombres de cabe-
El plano del palacio típico era diferente. No solo llos rojizos (xánthoi), que se distinguíañ de los de
tenía éste más aspecto de fortaleza (circunstancia cabellera negra a quienes gobernaban. Los reyes
que explicarían las condiciones más turbulentas nacidos de Zeus que aparecen en Homero cons-
del continente), sino que los cuartos parecen haber tituían una aristocracia casi feudal cuyos súbditos
sido menos abiertos, como si el estilo hubiese teni- inertes desempeñaban un pequeñísimo papel en la
do origen en un clima más riguroso; además, a me- guerra o en la política, algo así como la aristocracia
dida que se desarrollaba, este estilo logró una si- normanda que §e estableció en la Inglaterra sajona.
metría sin parangón en la arquitectura cretense. El "palacio" que Atreo edificó en Micenas y legó a
Otra diferencia es la gran importancia que ad- su hijo Agamenón era más una fortaleza que una
quiere la figura humana en la pintura de vasos. residencia en el centro de un sistema de caminos
Los artistas cretenses habían .utilizado principal- estratégicos que brindaban seguro dominio de las 'e

mente modelos lineales y dibujos (sean natura- distintas partes del Peloponeso y de la Grecia cen-
listas o estilizados) derivados de la vida animal o tral: y en estas partes de Grecia había otras for-
vegetal; los artistas micénicos continuaron los di- talezas de la misma índole. Las -armas aqueas de
seños lineales, péro utilizaron con más frecuencia hierro habían demostrado ser superiores a las micé-
la figura humana, como ser en escenas de procesio- nicas de bronce, pero en general la cultura mi-
nes y de carreras de carros. cénica era más elevada. Desde este punto de vista,
¿Quiénes eran los hombres que forjaron esta cul- es interesante señalar una de las inexactitudes de
tura micénica? ¿Eran artistas y artesanos que aban- la tradición que siguió Homero tres o cuatro siglos
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más tarde. En algunos aspectos, esta tradición re- tal pregunta importa, sin duda, simplificar de-
produce la edad micénica. con notable fidelidad, masiado la cuestión. Cnossos fue destruida, segu-
especialmente en su geografía política. Cuando Ho- ramente por invasores de ultramar, hacia 1400 y
rnero escribió -quizás ahededor de 850- la invasión los relatos egipcios dicen que las "islas del mar"
doria de 1100 había cambiado por completo el mapa fueron perturbadas y las costas de Egipto invadi-
de GreCIa. La propia Micenas, por ejemplo, era ya das por akhaiwashi, nombre que se aproxima lo
un lugar de escasa importancia, y la costa de Asia, bastante- a los akháivoi homéricos como -para
patria de Hornero, se había hecho griega. Sin em- asegurar la _identificación, Más adelante sabemos
bargo, la Ilíada conserva con plena fidelidad una por fuentes hititas que existen merodeadores en
descripción de Grecia del siglo XITI; nada en ella Asia mandados por un hombre cuyo. nombre se
denota la J onia que el propio Hornero conoció en parece sospechosamente a "Atieo". El' padre de
Asia. Pero lo interesante de la inexactitud es que Agamenón se llamaba Atreo. No hay necesidad de
el arte y los artículos de lujo que describe Hornero identificados. El Atreo que conocemos era el rey
son atribuidos a los fenicios. Su fabricación nacio- de Micenas, hijo de Pé10ps que dio su nombre al
nal se había olvidado por completo y hubiese Feloponeso ("isla de Félops"), y tal vez no fuese
parecido algo increíble. Los agueos eran rudos con- la persona a propósito para andar cazando hititas
quistadores sin ningún arte y más todavía los do- en Asia Menor. "Pélops" es un nombre griego que
rios que vinieron después. Han sido comparados significa "rostro rojizo", y él vino desde Lidia,
con un hombre que recibe una herencia y malgas- Asia Menor, de modo que el otro Atreo pudo haber
ta todo su capital. sido de la misma familia. '
Otras contradicciones apuntan en la misma di- Todo esto sugiere dilatados disturbios durante
rección. En Hornero los muertos son quemados, los siglos xv Y' XIV, circunstancias en que un
, pero la costumbre nativa -y también la habitual pueblo llamado aqueo toma la primacía., Si da-
'-costumbre clásica- era sepultarlos. En Hornero en- mos crédito ~ las genealogías, Pé10ps atravesó el
contramos la religión olímpica de los dioses celes- Egeo y se unió por matriinonio con la familia real
tiales; no hay huellas, de las diosas terrestres de de Elis, cerca de Olimpia, en la primera mitad del
_Creta y del Egeo. En Hornero hay cacerías a granel, siglo XIII, en tanto que su nieto Agamenón con-
pero ni rastros de luchas con toros,' tan importan- dujo hasta Troya a los aqueos unidos muy a co-
r tes en el arte micénico. Podrían citarse más ejem- mienzos del siglo XII ( tradicionalmente, 1194) .

,
s
plos. La tradición homérica es exacta hasta donde
llega, pero es la tradición de una pequeña clase
conquistadora, separada por un abismo de la vida
Además, si las 'genealogías son de fiar, durante el
mismo siglo decimotercero se fundaron otras dinas-
tías aqueas.
de los sojuzgados más civilizados, aunque no des- Pero todas ellas sucumbieron y la decadent~
r truyese bruscamente ni siquiera modificase esta Edad micénica llegó a su fin, al concluir el siglo
vida: superior. XII. Otros conquistadores, los dorios,' bajaron de
t ¿Cuándo llegaron los aqueos? La formulación de la Grecia septentional y central. Esta vez no se
30 31
trataba de aventureros prósperos que capturaban lugar de torso; todo muy primitivo en cuanto a su
o saqueaban pequeños reinos, sino de un destructor técnica, pero en extremo logrado en el diseño ge-
alud de hombres, que tenriinó súbitamente con neral, que muestra, como algupos vasos micénicos,
una larga civilización e inició una Edad Oscura, tres· el interés típicamente helénico en el hombre y sus
obras.
siglos de caos, después de la cual empieza a surgir
la Grecia. clásica. Los jónic05 buscaron refugio al Lo que antecede ha sido un examen externo y
otro lado del mar (con excepción de los atenienses); por cierto inconcluyente, pero ha puesto de relieve
el nombre «Acaya" se 'redujo a la estrecha planicie un punto importante: que el arte de la Grecia clási-
a lo largo de la costa meridional del golfo de Co- ca no era una creación totalmente nueva, sino más
rinto,y los aqueos "de cabellos rojizos" -junto con bien un Renacimiento. Un Renacimiento en condi-
los dorios que los tenían de igual tono, si es que eran cio~es muy diferentes y de índole muy diversa. Al-
de ese color- fueron absorbidos por el tipo de ca- go ha Sido-agregado al arte primitivo; la confusión
bello oscuro que produce Grecia, del mismo modo que acabamos de describir produjo una fusión: un
como los celtas rubios de Galia se convirtieron en nuevo pueblo con los dones de sus dos progenitores.
los morenos franceses. He sugerido, quizás un tanto temerariamente, que
Hace cien años esta Edad Oscura era completa- tenemos indicios de esto en la predilección que
mente desconocida, a no ser por el subitáneo e inex- muestran los pintores micénicos en primer lugar y
plicable resplandor de Homero; y la Era Clásica luego los atenierises, por las actividades humanas
que siguió representaba el milagroso florecimien- y sin duda esta simpatía por el hombre es una de
to de la civilización y el arte en Europa. Ahora esta las características dominantes del pensamiento grie-
oscuridad es menos densa, ya que pode~os obser- go. Pero tal vez podamos calar más hondo. La gran-
var a través de ella las artes del" alfarero y el for- deza del arte griego -la palabra está usada en su
jador de metales. Este último arte realizó verdade- sentido más amplio- reside en que concilia acaba-
ros progresos, estimulado por la introducción del damente dos principios que a menudo se oponen:
hierro y la pintura de la alfarería; aunque ésta per- por una parte dominio, claridad y una fundamental
dió la elegancia, libertad e invención de la primera seriedad y por la otra, esplendor, imaginación y pa-
época, produjo en el siglo IX los excelentes va- sión. Todo el arte clásico griego posee en grado su-
sos Dípylon de Atenas. Como la antigua alfa- mo esa cualidad intelectual que se manifiesta en la
rería minoica, estos vasos están decorados con lógica y la certidumbre de su constnicción. A nos-
l.
modelos geométricos; pero, además, descubrimos un otros el intelectualismo en el arte nos sugiere cierta
motivo que no era tan común en Creta: la figura aridez, pero el arte griego -sea el Partenón, una tra-
humana, Así encontramos temas tales como guerre- gedia de Esquilo, un diálogo platónico, una pieza de
ros con sus carros, escenas fúnebres, hombres re- orfebrería, Ja pintura que la adorna o un pasaje de
mando en naves de guerra. Las figuras son estili- difícil análisis en Tucídides- posee, con todo su
zadas, cón finas líneas en lugar de brazos y piernas, intelectualismo, una energía y una pasión que se
un cfrcúlo en lugar de cabeza y un triángulo en 33
32
destacan precisamente por estar regidas con tanta lenguas clásicas no tarda en descubrirlo, con alegría
inteligencia. o con pena, según su temperamento. Por consiguien-
Ahora bien, si comparamos el arte de 'la Grecia te, está en la naturaleza del griego expresar con
clásica con el arte minoico o egeo, hallamos suma exactitud no sólo la concordancia entre ideas,
una significafiva diferencia. Lo mejor del arte mi- sino también matices de significación y de senti-
noico posee todas las cualidades que el arte puede miento. Pero más cerca de nuestro punto está una
tener, menos este consumado intelectualismo. Es consecuencia de esto -a no ser que se trate de una
difícil imaginílrse un arquitecto griego que conciba, causa-: el estilo periódico. Tanto en griego como
ni aun por accidente o bajo pena de muerte, un en latín, si una expresión es compleja, por constar
edificio de plano tan caótico como el palacio de de una o más ideas principales, acompañadas de
Cnossos. El arte griego obtuvo algunos de sus triun- cierto número de ideas explicativas o modificadoras,
fos más brillantes en la más rigurosa y seria de todas todo el complejo expresivo puede formularse, y así
sus expresiones: la escultura de gran tamaño; y no se hace normalmente, con la mayor claridad en una
es casual que, hasta el presente, entre las obras per- sola oración. Esto significa que ambos idiomas po-
tenecientes a la escultura minoica sólo se hayan en- seen una cualidad señaladamente arquitectónica.
contrado obras pequeñas. Por cierto que todo arte Pero existe entre ellos una importante diferencia.
digno de tal nombre debe ser serio y reflexivo; sin Los romanos parecen haber obtenido el estilo perió-
embargo, uno se siente inclinado a atribuir estas dico a fuerza de empeño y denuedo; los griegos
cualidades al arte griego y no al minoico. A este arte nacieron con él. No sólo posee el griego muchas
parecen convenir otros adjetivos tales como brillan-- más formas para deslizarse dentro de una cláusula
te, sensitivo, elegante, alegre, pero no "intelectuaY'. subordinada -por ejemplo, el verbo regular griego
Esta .condición intelectual del arte griego nos tiene diez participios (si he contado bien) y el
remite a los helenos, y no sin pruebas. Cuando latino tres- sino que también se halla este idioma
bajaron de las montañas del norte, no traían consigo bien provisto de pequeñas palabras -conjunciones-
arte alguno, pero sí traían un idioma y en este idio- que funcionan en parejas o en grupos y cuya única
ma griego -en su íntima estructura- se encuentran tarea es hacer clara la estructura sintáctica. f;stas
esa claridad, ese equilibrio y esa exigencia de rigor actúan, según puede verse, como hitos indicadores.
que advertimos primordialmente en el arte clásico El lector habrá tenido más de una vez la molesta
y echamos de menos en el anterior. En primer tér- experiencia siguiente. Al leer en alta voz una oración
mino, el griego, como su primo el latín, es un idioma en inglés, llega un punto en que baja la voz, creyen-
rico en inflexiones, con una sintaxis elaboradísima do que la oración llega a su término, pero en ese
y delicada. Cuando más nos remontamos en la his- momento crítico no encuentra un punto, sino un
toria del lenguaje, lo más elaborado son las inflexio- punto y coma o una coma, de modo que tiene que
nes y (en muchos aspectos) lo más delicado es la retroceder una o dos palabras, retomar aliento y
sintaxis. La sintaxis griega es mucho· más variada, luego proseguir. Esto no le pasaría nunca en griego,
mucho menos rígida que la latina. El estudiante de porque el escritor griego habrá puesto al comienzo
34 35

, ---- ------ - -------


la palabra te, la cual significa: "Esta oración La menta'lidad de un pueblo se expresa tal vez
(cláusula o frase) va a tener por lo menos dos más directamente erl ~a estructura de su idioma que
miembros coordinados, y el segundo (y los siguien- en cualquier otra de sus realiz'aciones, pero en toda
tes, si los hay) será una simple adición del primero", obra griega encontraremos estaJirme compresión de
o bien la palabra mén, la cual significa lo mismo, la idea y su enunciado en forma clara y económica.
salvo que esta vez el segundo (y los siguientes) Junto C(;Jll esta lucidez, poder constructivo y serie-
miembros no serán una continuación, sino una opo- dad, descubriremos también una aguda sensibili-
sición. En inglés puede, .por supuesto, empezar una dad y una invariable elega.ncia. He aquí el secreto
oración con "Mientras, por otra parte ... " Pero el de ]0 que se ha llamado "el milagro griego", cuyo
griego hace esto con mayor facilidad, por instinto esclarecimiento -o una buena parte de él- reside
y siempre. No poseemos transcripcio~es directas de en la ,fusión de culturas, si es que no también de
la conversación en griego antiguo, pero hay pasajes, pueblos.
en los dramaturgos y en Platón, en que el escritor
se esf:!erza en dar la impresión del habla improvisa-
da y en ellos no es excepcional una estructura pe-
riódica magníficamente elaborada; pero, aunque no
encontremos esto, hallamos un ordenamiento de la
oración perfectamente nítido y libre de toda ambi-
giíedad como si el hablante viese en un destello el
plano de su idea, y por consiguiente de su expresión,
antes de empezar a formularla en palabras. Está en
la naturaleza de la lengua griega el ser exacta, sutil
y clara. La imprecisión y la falta de claridad en que
ocasionalmente suele incurrir el inglés 1 y de la
cual a veces sale a flote el alemán, es en absoluto
ajena al griego. No quiero con esto decir que no
puedan expresarse desatinos en griego, pero el des-
atino se hace patente en seguida. El vicio griego en
lo que respecta al idioma no es la vaguedad o la bo-
rrosidad, sino una especie de claridad artificial, un
trazo firme donde no hay distinciones.

1 Cuando digo "inglés" no me refiero a la len~a de los


empleados, los políticos y la gente importante que envía
cartas a The Times. En este lenguaje la imprecisión suele
ser la cualidad saliente, debido a su fatigosa pomposidad y
su infantil complacencia en metáforas tontas.
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--
los atenienses, más inteligentes, solían apodar a sus
vecinos "cerdos beocios".
CAPÍTuLO III Grecia es una región de gran variedad. Las condi-
ciones mediterráneas y subalpina existen a pocas
millas de distancia entre sí; llanuras fértiles alternan
EL P AtS
con zonas de abruptas montañas. Más de una em-
prendedora comunidad de marinos y comerciantes
tiene por vecino a un pueblo de tierra dentro, agri-
cultor, que apenas si conoce el mar y el comercio,
un pueblo tan tradicional y conservador como lo son
Tal vez sea éste el lugar adecuado para considerar el trigo y el ganado. Los constrastes en la Grecia
brevemente la geografía de Grecia. ¿Cuál es la na- de hoy pueden resultar sorprendentes. En Atenas
turaleza del país que atrajo a estas sucesivas bandas yel Pireo, uno tiene a su disposición -o tenía, antes
de rudos nórdicos, alguna vez de orientales, y qué de la guerra- una amplia y moderna ciudad euro-
hizo por ellos? , pea, con tranvías, ómnibus y taxis, aviones que llegan
El lector se hallará sin duda familiarizado con con intervalo de pocas horas y un puerto atestado
la configuración general de Grecia -tierra de mon- de buques que se dirigen a los más diversos rumbos:
tañas calizas, valles angostos, golfos extensos, esca- a Egina, al otro lado de la bahía, a la costa oriental,
sos ríos y numerosas islas-, elevaciones sobrevivien- a la costa occidental o, a través del canal, a Alejan-
tes de un sistema de montañas sumergido, según dría, a los principales puertos de Europa, a América.
sugiere una ojeada sobre el mapa de la península. Pero pocas horas después uno puede encontrarse
Hay unas pocas llanuras, no muy extensas pero en zonas de la Grecia central o del Peloponeso, don-
extremadamente importantes en la economía y la de en muchas millas a la redonda los únicos caminos
historia del país. Algunas de éstas son costeras, tal son las huellas' de las cabalgaduras y el único ve-
como la angosta y fértil llanura de ACliya que se hículo rodante es la carretilla. En Calamata, me
extiende a lo largo de la costa meridional del Golfo; mostraron un grande y moderno molino harinero,
otras se hallan en el interior, como L~cedemonia al que llegaba el grano directamente, por succión,
(Esparta); otras quizás casi totalmente aisladas de las bodegas del buque que lo había traído. Dos
del mar por cadenas de montañas, como las llanuras días antes, a menos de veinte millas de allí, había .
de Tesalia y Beocia. La llanura beocia es especial~ visto hacer la trilla al estilo del Antiguo Testamento,
mente feraz 1, Y con una atmósfera muy cargada; con caballos o mulas corriendo alrededor de una
era éircular en un rincón del campo y el ahecho
1 El nombre Beocia significa "tierra de vacas". No eran efectuado en el mismo lugar con la infaltable ayuda
muy abundantes en Grecia las buenas tierras de pastoreo del viento. En la a.ntiguedad los contrastes tal vez
para estos animales.
no fuesen tan grandes, pero s6n también sorpren-
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dentes. Tropezamos con la variedad por doquier y escasamente 2 las torpes veleidades de la multitud
urbana.
esto constituye un hecho de gran significación.
Tiene gran importancia para el desarrollo de la Con tal variedad de suelo y clima, el estado griego
cultura griega el hecho de que la mayoría de los normal se bastaba a sí mismo, y podía disfrutar
estados tuviese su franja de llanura fértil, de tierras una equilibrada vida social. Los griegos tenían una
altas de pastoreo, de laderas boscosas y de cumbres . palabra para designar esta autosuficiencia, al/tlÍ/'-
áridas, y además en muchos casos acceso al mar. keia o autarquía, que hemo~ aprendido a utilizar
, en estos Últimos mlos, pero en un contexto más
No había estados como Birmingham o \Viltshire;
tampoco comunidad, es decir, no' imperaba un modo deprimente; para el griego, como luego veremos,
de vida uniforme; había incluso menos uniformidad ella era una parte esencial de la idea del Estado y
las condiciopes físicas de su país lo capacitaban para
que en la Inglaterra medieval. Estados que conside- hacerla efectiva ..
ramos primordialmente comerciales e industriales,
Había otra importante consecuencia de la cons-
tales como Corinto y Atenas, eran por lo menos tan
tante variedad que se da en este pequeI10 mundo
agrícolas como comerciales. El esplendor de la vida
griego. Aunque la mayoría de los estados pudiesen
cívica ateniense en el siglo v nos hace olvidar, fácil-
bastarse a sí mismos, gracias a las variantes de al-
mente que la maY9ría de los ciudadanos atenienses titud muchos tenían sus productos especiales, por
se dedicaba con preferencia a la granja. De las pri- ejemplo, la aceituna de1 Ática, el mármol de Melos,
meras comedias de Aristófanes surge con evidencia el vino de la islita de Pepareto. Esto fomentaba un
que Atenas conservó mucho de ciudad campesina activo comercio y un intercambio incesante. Ade-
y Tucídides subraya que los que poseían tierra en más, las comunicaciones por mar eran fáciles y
Ática vivieron en ella hasta que la guerra del Pelo- bastante seguras, salvo en el invierno. Junto a esto,
pones o los impulsó a la ciudad por razones de pro- debemos considerar otro hecho de importancia deci-
tecció- Así fue como las invasiones espartanas los siva: que (;recia en su conjunto mira hacia el sud-
convirtieron en residentes urbanos. este. Las montañas siguen en esa dirección; en con-
Si esto es cierto para los atenienses, lo es mucho secuencia también los valles y los puertos, y las
más para los otros estados. La ciudad y el campo series de islas, prolongación de las cadenas de mon-
se hallaban íntimamente unidos, salvo en aquellas tañas, sirven de guía al tripulante de cualquier
zonas más remotas, como Arcadia y la Grecia occi- esquife, el cual, sin auxilio de la brújula, puede
dental, que carecían por completo de ciudades. La arrib~r sano y salvo a Asia o a Egipto, cúnas de
vida urbana, donde la hubo, tuvo siempre concien- anteribres y más ricas civilizaciones. Greda fue así,
cia de su vinculación con el campo, la montaña y en sus días prehistóricos, tentadoramente accesible
el mar, y la vida rural conocía los usos de la ciudad. 2 Hacen necesaria esta distinción algunas locuras de los
Esto fomentó una sana y equilibrada perspectiva. atenienses durante la guerra del Pelopol1esO, pero para esta
La Gr.ecia clásica no conoció la resigI!ada inmovi- fecha, ya los atenienses, según vimos, estaban plenamente
lidad de los hombres de la estepa y experimentó muy urbanizados.
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para los comerciantes y para otros navegantes pro- conjunto, es muy agradable y estable. Grecia es uno
cedentes de Creta y luego de Fenicia y más tarde, de esos países que tienen un clima y no simplemente
cuando, en los tiempos históricos, los propios he- un estado atmosférico. El invierno es severo en las
lenos cobraron afición al mar, sus derroteros los montañas; en otras partes, bonancible y soleado.
llevaron a tierras más antiguas que la suya. La dife- El verano comienza pronto y es caluroso, pero, salvo
rencia con Italia aclarará este punto. Los Apeninos en las llanuras cerradas, el calor no es abrumador,
se yerguen cerca de la costa oriental; por consi- pues la atmósfera es seca y su rigor es mitigado por
guiente, los ríos y valles corren. hacia el oeste, y las la diaria alternancia de las brisas terrestre y marina.
llanuras fértiles y los puertos se hallan en la costa La lluvia es casi desconocida en verano; el final del
occidental. La costa italiana del este es de lo más invierno y el otoño son las estaciones lluviosas.
inhóspita. A consecuencia de esto, la civilización Entre los escritos médicos griegos atribuidos a
llegó tardíamente a Italia; la influencia minoica fue Hipócrates hay un breve tratado titulado Aires,
escasa y los griegos, cuando a su vez estable<ieron aguas, lugares. Este opúsculo da una triste impresión
colonias, prefirieron bordear la costa meridional y del clima griego. El desconocido escritor nos dice
subir por el oeste. Las grandes diferencias entre la que si un lugar está situado entre el sudeste y el
civilización griega y la romana se debe en gran sudoeste, abierto a los vientos calientes y resguar-
medida al hecho de que los latinos, a la inversa de dado del n()rte, las aguas serán calientes en verano,
los helenos, no se encontraron con la antigua cul- frías en invierno y muy saladas, porque estarán cer-
tura del sudeste del Mediterráneo firmemente afin- ca de la superficie. Los habitantes padecerán de
cada en la península que invadieron. Los Apeninos flema, y en consecuencia de trastornos digestivos;
habían servido en gran parte de muralla. comerán y beberán escasamente; las mujeres serán
Otro contraste podría establecerse entre el archi- enfermizas y propensas a tener abortos; los niños
piélago griego y las islas Hébridas. Las diferencias se verán atacados por convulsiones, asma y epilepsia
existentes entre ambos en cuanto a clima y fertilidad y los hombres estarán expuestos a disenterías, dia-
son bastante evidentes, pero hay otra circunstan- rreas, escalofríos; fiebres crónicas, eczemas y hemo-
cia: que los productos de una de las islas Hébridas rroides y, después de los cincuenta años, quedarán
son los mismos que los de la otra y también que los paralíticos a causa de humores que bajan de la
del continente. Por consiguiente, en condiciones cabeza. Sin embargo, la pleuresía,'la neumonía y
primitivas el comercio era flojo, y no había oposi- otras pocas enfermedades se dan muy raramente.
ciones agudas que ensancharan la mente; además, Si uno está situado hacia el lado del norte, padecerá
las rutas marinas llevaban no a Fenicia o a Egipto, los trastornos contrarios. Las aguas serán duras y el
sino a un continente escasamente distinto, o al At- físico del hombre también. Éste será delgado y
lántico norte, de donde un hombre, si tenía la suerte musculoso, comerá bastante, pero beberá poco, "ya
de sobrevivir, no volvía más sabio que cuando había que es imposible ser al mismo tiempo un individuo
partido. de buen apetito y un bebedor resistente", y estará
Otro factor de importancia es el clima. Éste, en propenso a la pleuresía y a los desgarramientos
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internos. Los partos serán difíciles y la crianza de larga vida, sino también la energía prolongada. Jun-
niños parece poco menos que imposible. Lo mejor to a Sófocles, que compone su magnífico Edípo en
es estar situado hacia el este; lo peor hacia el oeste. Colono a la eda,d de 90 años, podemos colocar la
No es cuadro muy grato, pero los libros de medi- figura de Agesilao, rey de Esparta, peleando duro
cina son siempre horripilantes, y de todos modos en el campo de batalla y no simplemente dirigién-
este escritor es evidentemente un hombre que no dola, a la edad de 80. La madurez vigorosa parece
controla su imaginación, es decir, nO es el arquetipo haber sido más. común en Grecia que en cualquier
del científico griego. país moderno, al menos hasta épocas recientes.
Busquemos otra clase de pruebas. Tomemos al El régimen tenía, sin dupa, mucho que ver con
azar los siguientes nombres pertenecientes a una esto. Grecia es hoy un país pobre; en la antigi.ie-
época reciente: Haydn, Mozart, Beethoven, Goethe, dad era más rico y sustentaba a una mayor pobla-
Schubert, Mendelssolm, Wordsworth. Coleridge, ción, pero carecía de lujo. Un acemilero griego
Keats, Shelley. De la época griega, una lista similar actual puede aguantar días enteros con una hogaza
de nombres. Esquilo, Sófocles, Eurípides, Aristófa- de pan y unas pocas aceitunas; su antepasado de
nes, Sócrates, Platón, Isócrates, Gorgias, ProtÚgoras, la época clásica era igualmente frugal. Pan de ce-
Jenofonte. La edad de la muerte de los que figuran bada, aceitunas, un poco de vino, pescado como
en la primera lista es, respectivamente: 77, 35, 57, un regalo, carne solamente en los feriados impor-
83, 31, 38, 80, 62, 26, 30; de la segunda, 71, 91, 78, tantes; ésa 'era la dieta habitual. Como ha dicho
por lo menos 60, 70, 87, 98, 95 (?), alrededor de 70, Zimmern, la comida ática corriente constaba de dos
76. Shelley murió ahogado, pero Esquilo y Eurípi- platos, el primero una especie de potaje y el se-
des tuvieron (a juzgar por las apariencias) una muer- gundo, también una especie de potaje. Era una
dieta bastante escasa, aunque debidamente inte-
te accidental; Sócrates fue ejecutado y Protágoras
murió en un naufragio; los tres poetas trágicos se rrumpida por libaciones, pero que, unida a la vida
mantuvieron activos y a su muerte estaban en la al aire libre. del griego común, nutrió una vigorosa
raza de hombres.
cúspide de su genio (nadie diría lo mismo de Words-
worth), y la muerte interrumpió a Platón su redac- ¿Por qué era Grecia tan pobre? Para poder dar
ción de las Leyes. Si alguien tiene interés en este te- una respuesta por 10 menos parcial, nos remitimos
ma, que examine la interesante Vida de los filósofos, a la interesantísima descripción de Ática que trae
escrita por Díógenes Laercio, y quedará asombrado PIatón en el Critias. Ática, dice, es sólo el esque-
ante la longevidad aHí descrita. Algunas fechas son leto de lo que era en el pasado, "pues se sale del
evidentemente legendarias; nadie creerá que Empé- continente y se interna en el mar, como un pe-
do.cles vivió realmente hasta los 150 años, pero de ñasco" -que es lo que significa Ática- "y el mar
todos modos éste apenas si es un figura histórica. que lo rodea es profundo. Durante estos nueve mil
En los demás, no hay ninguna razón para dudar de años han tenido lugar muchas grandes tormentas,
B

la exactitud de la mayor parte de las cifras estable- 3 No debe tomarse demasiado a la letra. Platón era afi-
cidas. Es evidente cIue Grecia favorecía no sólo la cionado a una especie de misticismo matemático.
44 45
y el suelo inundado desde las alturas no ha for- o un peñasco saliente cuando es herido por el rayo
mado, como en otros sitios, una Hanura aluvial humeante de Zeus". Quien esto escribe ha visto
digna de menci6n, sino que ha sido barrido por algo de la furiosa obra de Zeus. Iba yo por un
doquier y se ha perdido en el fondo del mar; de valle de Arcadia, cuya exuberancia ya resultaba
modo que 10 que ha quedado, exactamente como opresora. De pronto llegué a un paraje, de unos
en las islas pequeñas, comparado con 10 que exis- doce acres de extensión, tan cubierto con cantos
tía entonces es como los huesos de un cuerpo con- rodados grandes y pequeños, que no se distinguía
sumido por la enfermedad; el suelo fértil se ha el suelo. Parecía una costa escarpada. En el medio
marchitado, sólo ha quedado el esqueleto de la yacía una casa, medio sepultada entre escombros.
tierra. Cuando todavía no había sido asolado, tenía Dos días antes allí existía una gra'nja, pero había
altas colinas en lugar qe cerros pelados, y la Ha- estallado una tormenta a unas millas del lugar sobre
nura que ahora se Hama Feleo 4 era una planicie el monte Tourtovano y esas ruinas eran el resultado.
de tierra profunda y rica. Y había grandes bosques Sin duda, dentro de dos años, volvería a levantarse
en las montañas, cuyos restos aún pueden verse: una granja, pues el esforzado y trabajador campe-
hay montañas que hoy no tienen más que abejas, sino griego sabe cuál es el único remedio contra
pero no hace mucho que en ellas se cortaba madera Zeus.
para techar los mayores edificios, y estas maderas El propio Hesíodo no tiene gran amor por el clima
para techos todavía están buenas. Además, había de su suelo natal, y como hasta ahora hemos brin-
abundancia de elevados árboles y las montañas dado al clima griego la más ,alta calificación, es
proporcionaban campos de pastoreo a los innu- justo que escuchemos a una autoridad tan distin-
merables rebaños". guida del otro bando. Hesíodo no gusta del sofo-
De aquí la manifiesta diferencia entre la dieta cante calor del' verano y odia el invierno, "el mes
del griego homérico y la del griego clásico; en Ho- de Leneón, con sus días malos, que diezman el
mero, los héroes se comen un buey cada doscientos ganado, cuando las heladas cubren la tierra al so-
o trescientos versos; comer pescado es un rasgo de plo del Bóreas, éste agita el vasto mar de Tracia, y
extrema miseria; en los tiempos clásicos, el pescado entonces rugen la tierra y la selva. Derriba en las
era un lujo y la carne casi desconocida. gargantas de la montaña las encinas de hojas altas
Platón se refiere a las tormentas. El clima griego y los pinos tupidos, los que caen pesadamente, y
tenía también sus aspectos dramáticos: Zeus, el dios a su impulso retiembla la tierra toda. Se espantan
celestial, era irascible y Poseidón, el sacudidor de las bestias feroces y hasta aquellas que tienen pelaje
la tierra ya sea con olas o con terremotos, era un espeso recogen la cola entre las piernas; pero el
ser temible. Hesíodo, el segundo poeta antiguo frío les atraviesa su dura piel y les oprime con
que sobrevive, describe cómo Hércules derribó al rigor. Penetra el cuero del buey, y aun la piel de
gigante Cicno, y dice que cayó "como cae un roble la cabra velluda, pero no la de las ovejas a causa
de su abundante lana. Y el viento encorva al an-
4 Significa "pedregoso". ciano". Hesíodo odia a cuatro de los ocho vientos.
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Los demás "son de la raza de los dioses y repre- vida griega y en especial sobre la vida ateniense.
sentan una gran bendición para los mortales. Pero En primer término, esa forma de existencia capa-
aquéllos son vientos inÚtiles, soliviantan el mar, y citaba al griego para reducir al mínimo sus com-
precipitándose sobre el oscuro abismo, terrible plicaciones. En' Grecia se puede llevar una vida
azote de los hombres, forman tempestades violen- activa con mucho menos alimento que el que s~
tas. Y soplan acá y allá, dispersan las naves y necesita en los climas más rigurosos; pero, además,
extravían a los marineros; pues no hay remedio para el griego -el 110mbre griego- podía pasarse y se
la ruina de aquellos a quienes sorprende en el pasaba la mayor parte de sus horas de ocio fuera
mar.. Y sobre la superficie de la tierra inmensa y de su casa. Esto significa que tenía más tiempo
florida, destruyen los hermosos trabajos de los hom- libre; no necesitaba trabajar para comprar sillones
bres, llenándolos de polvo y horrible confusión 5". y carbón. Después de todo, la razón pOl" que nos-
Pero Hesíodo era granjero y beocio, "de Ascra, un otros los ingleses hemos inventado le confort
lugar penoso cerca de Helicón; malo en invierno, anglais reside en que solo podemos sentimos có-
pesado en verano, nunca bueno". Mas un hombre modos y tibios dentro de las casas. El ocio que
no debe escribir esto de su tierra, aunque su padre disfrutaban los atenienses suele atribuirse popular-
haya llegado hasta allí desde Asia Menor y le haya mente a la existencia de la esclavitud. La escla-
referido, sin duda, innumerables veces cuánto vitud tenía algo que ver con ello 6, pero no tanto
mejor se estaba en esta Última. como el hecho de que los griegos pudieran pres-
Un ateniense, podemos estar seguros, le habría cindir de las tres cuartas partes de las cosas cuya
dicho que se lo tenía bien merecido por vivir en obtención nos quita el tiempo.
Beocia. En Atenas, se celebraba el primer festival De esta manera, al emplear fuera de su casa el
dramático del año -al aire libre- en febrero; para ocio que en buena parte había obtenido gracias
entonces ya había terminado la estación lluviosa, a esa facilidad de prescindir de tantas superficia-
si bien aÚn no había comenzado el tiempo de la lidades que nosotros juzgamos necesarias, o..las con-
navegación. Por eso era un festival doméstico, sen- sideramos así, el griego, ya en la ciudad o en la
cillo en Qomparación con la espléndida celebración villa, logró afinar su ingenio y depurar sus formas
dionisíaca que la ciudad realizaba a principios de de convivencia mediante la asidua comunicación
abril, cuando solían acudir visitantes de todas las con el prójimo. Pocos pueblos han sido tan plena-
ciudades de Grecia. Evidentemente, Atenas tenía mente sociables. La conversación era para el griego
mejor clima que el descrito por Hesíodo; pero ya el aliento vital -y lo es todavía, si bien menos-
hemos dicho que Grecia es sobre todo una tierra cabado por la persistente inclinación a la lectura de
de contrastes. los periódicos-o ¿Qué sociedad sino AteI)as pudo
No debemos abandonar este punto referente al haber producido una figura como Sócrates, el hom-
clima griego, sin considerar sus efectos sobre la bre que cambió la corriente del pensamiento hu-

5 Trad. de A. W. Mair. 6 Véase más adelante, pág. 180 Y sigo


48 49

i
1 •••
malla sin escribir una pa]aIJra, sin predicar ulla naturales de! país y la índole de su economía en '
doctrina, simpkmente conversando en las canes de condiciones primitivas.
la ciudad que solo al1flTldonÓ dos veces para ir a la Hoy las cuatro quintas partes de Grecia son ári-
guerra? ¿En qué otra sociedad se advierte tan poco das; en los tiempos primitivos (según hemos visto),
la diferencia entre el hombre cultivado y el que las laueras 'de las montaÚas estaban cubiertas ue
no lo es, entre quien posee buen gusto y el vulgar? bosclues, los cuales producían madera y caza, tanto
La verdadera educación del ateniense y de mu- mayor como menor. Puede inferirse fácilmente que
chos otros griegos era impartida en los lugares de las' precipitaciones pluviales eran más abundantcs
reunión: en las horas de charla en la plaza del y menos catastróficas, y que, por consiguiente, ha-
mercado, en el peristilo o en el gimnasio, en las bía mÚs y mejores campos de pastoreo Cjlle hoy
asambleas políticas, en el teatro, en los recitales SegÚn pruebas evidentes -en particuJar brindadas
pÚblicos de Hornero, y en las celebraciones y pro- por Homero y Hesíodo- parece ser que Grecia se
cesiones religiosas. Quizás el mayor galardón que abastecía a sí misma en lo qlle respecta a los ar-
su clima había otorgado al Ática era que sus gran- tículos de primera necesidad. Además ue los pro-
des reuniones podían realizarse al aire libre. Por ductos agrícolas, había piedra en abundancia para
liberales que pudicsen ser los instintos políticos euiticar y buena arcilla de alfareros. Los olivos
del ateniense, su democracia no se hubiese des- constituían una importante cosecha, entonces como
arrollado como lo hizo -ni tampoco su drama- ahora, y proveían aceite para cocinar y para cn-
si hubiesen sido necesarios un techo y unas paredes. cemler las lámparas, y también el antiguo e(lui\'a-
Dentro de nuestras condiciones sociales, que pro- lente uel jabón. Se cultivaba además la vid.
mueven la rec:lusiÓn y el individualismo y exigen En minerales, Grecia era pobre. Se había encon-
gastos para frecuentar cursos de enseñanza o espec- trado oro, plata, plomo y cobre, pero no en can-
táculos, la existcncia de la gente acomodada debe tidad, y carecía de hierro. Tampoco había carbón.
ser potencialmcnte más rica que la del pobre, y :\. mi parecer, este hecho simple de que ninguna
sólo seiscientos consiguen tener libre acceso a los civilización antigua tuviese carbón no ha sido te-
negocios de la nación. En Atenas la vida pÚblica, nido suficientemente en cuenta por los historiadores
sociales. La miel es nn buen sucedáneo del azúcar;
con su sabia estructura, era accesible a todos por-
el vino abundante compensa por lo menos la au-
que estaba expuesta al aire y al sol. Explicar la
sencia ue té y de café. Uno puede vivir sin tabaco,
cultura ateniense como el producto del clima ate-
con tal que no sepa que éste existe, pero ¿qué
niense sería ingenuo, aunque no fuera de moda; puede remplazar al carbón? Como fl'ente de calor
no obstante, puede demostrarse que en un clima y luz, el carbón se substituye por el sol medite-
diferente no se habría desarrollado como lo hizo.
rráneo ,y por leña, pues con carbón vegetal se
Este detenido examen de las condiciones físicas
cocina muy bien; pero para el carbón como fuente
en que vivieron los griegos puede muy bien con- de energía no eXistía un sucedáneo satisfactorio.
cluir con algunas observaciones sobre los recursos En esas circunstancias se contaba sólo con el tra
50
51

1,-..
árboles'no se pierden ni faltan, ni en invierno ni en verano;
bajo de los esclavos, el cual es antieconómico desde son perennes; y el Céfiro, soplando constantemente, a un
el punto de vista' mecánico y malo por otras razones. tiempo mismo produce unos y madura otros. La pera enve-
Homero y Hesíodo nos enseñan algo sobre la jece sobre la pera, y la manzana sobre la manzana, la uva
vida económica de esta época oscura. Es evidente sobre la uva y el higo sobre el higo. Allí han plantado una
~iña muy fructífera y parte de sus uvas se secan al sol en
que la agricultura estaba dirigida con gran inteli- un lugar abrigado y llano, a otras las vendimian, a otras las
gencia; el cultivo de la vid, en particular, pese pisan, y están delante las verdes, que dejan caer la flor, y
a no ser nada simple, era entendido a fondo. En las que empiezan a negrear. Allí, en el fondo del huerto,
la Odisea, al describir la ciudad de los feacios, crecen liños de legumbres de toda clase, siempre lozanos.
Homero nos pinta huertos y jardines bien cuidados, Hay en él dos fuentes: una corre por todo el huerto; la
otra va hacia la excelsa morada y sale debajo del umbral,
abundosos y pulcros: adonde acuden por agua los ciudadanos 8.
A la mitad del, camino hallaréis un hermoso bosque de
álamos, a Atenea consagrado, en el cual mana una fuente y La tierra de los feacios tiene algunos rasgos de
un prado se extiende alrededor: allí tiene mi padre un cam- paisaje de cuento de hadas; pero, por mucho que
po y una viña floreciente, tan cerca de la ciudad que puede Homero haya retocado su cuadro, éste representa
oírse el grito que en ella se dé. Siéntate en aquel lugar y algo que ha visto.
aguarda que nosotras, entrando en la población, lleguemos
al palacio de mi padre. Y tan pronto como nos creas llega- En el último canto de la Odisea, encontramos
das, entra en la ciudad de los feacios, y busca la morada de otro viñedo y esta vez sin magia. Después de matar
mi progenitor, el magnánimo Alcínoo. Fácil te será reco- a sus rivales, Odisea sale a buscar a su anciano
noceda y hasta un niño podría guiarte, porque ninguna otra padre, que en su desesperación ha abandonado la
, parece a la suya. Así que entres en palacio y cruces el ciudad:
patio, atraviesa la mansión y ve adonde está mi madre. En
su estancia, junto al fuego, hilando purpúrea lana, admira- y bajando al grande huerto, no halló a Dalia, ni a nin-
ble a la vista, la hallarás. Sobre una columna estará apoyada guno de los esclavos, ni a los hijos de él, pues todos habían
y rodeada de esclavas. A par suyo aparece el trono de mi salido a coger espinos para hacer el seto del huerto, y el
padre, donde él se sienta para beber vino, semejante a un anciano Dalia los guiaba. Por esta razón halló en el bien
inmortal 7.
cultivado huerto a su padre solo, aporcando una planta.
Vestía Laertes una túnica sucia, remendada y miserable; lle-
Así es como la princesa Nausícaa instruye al náu- vaba atadas a las piernas unas polainas de vaqueta cosida
frago Odisea. Cuando éste llega al palacio, he para reparo contra los rasguños y en las manos guantes por
causa de las zarzas; y cubría su angustiada cabeza con un
aquí lo que ve: gorro de piel de cabra 9.
En el exterior del patio, cabe las puertas, hay un gran
jardín de cuatro yugadas, y alrededor de él se extiende un En la Odisea todo es grande y observamos la
seto por entrambos lados. Allí han crecido grandes y flore- vida de los reyes en sus dominios, aunque el rey
cientes árboles: perales, manzanos, granadas de espléndidas de ítaca es más bien un señor feudal. Utiliza tra-
pomas, dulces higueras y verdes olivos. Los frutos de estos

8 Odisea, canto VII.


7 Odisea, canto VI. Traducción directa del griego por
9 Odisea, canto XXIV.
Luis Segalá y Estalella.
52 53
bajadores libres y l'sc1a\"os, pero no tiene a menos son los únicos oficios (llle tienen representantes di-
trabajar ól mismo en la tierra. Laertes sabe cómo vinos: Hefesto (Vulcano), el forjador, y Prometeo,
se cava alrededor de la vid y cJ propio Odisea se también dios del fuego pero en el culto clel Ática
jacta de poder abrir un suréo tan derecho como. f-
el dios de los a]farerÓs. No hay ningún dios de la
el que más. En Hesíodo encontramos al pequeño zapatería o de ]a labranza o de la construcción.
granjero, que trabaja su tierra, con sus hijos y un Resu]ta claro que cualquiera sabe cómo hacer estas
esclavo, cuando puede tenerlo, o eventualmente cosas, pero algo muy distinto acontece con los tra-
con mano de obra asalariada. En todos los casos, bajos de metal labrado o con la confección de una
la finca, sea grande o pequeña, se abastece por lo elegante pieza de alfarería. "¿.Cómo ha sido ela-
general a sí misma: la "economía doméstica" es la borada? - Algún dios debe haberla inventado."
regla. Así vemos a Areté, la reina feacia, tejiendo Por ello Hefesto, en la historia deliciosamente,
junto a la lumbre, en tanto que Penélope de Ítaca escandalosa de Ares y Afrodita, que Homero cuenta
es quizás la tejedora más famosa, con su enorme en el octavo canto de la Odisea, forjó una red de
sudario en el cual destejíapor las noches ·10 que hierro, tan ligera como una gasa y tan fina que ni
había adelantado durante el día. los bienaventurados dioses podían verla; y fingió
El palacio de Alcínoo "tiene cincuenta doncellas que se iba a Lemnos; y Ares dijo: "Ven, amada
de servicio: unas quebrantan con la muela el rubio mía, tu esposo ha ido a Lemnos a visitar a sus
trigo; otras tejen teJas y, sentadas, hacen girar los bárbaros amigos los sintia s"; y Afrodita fue; pero
husQs, moviendo las manos cual si fuesen hojas d~ la ,red cayó sobre ellos y los aprisionó tan firme-
excelso álamo, y las bien labradas teJas relucen mente que no podían mover, ningún miembro, y
como si destilaran aceite líquido 1 ()". entonces Hefesto llamó en su rabia a los otros dio-
En ambientes más humildes, todos los vestidos ses, quienes acudieron a presenciar el ultraje que
y alimentos para la casa eran hechos por las mu- le habían inferido; y cuando vieron el astuto ardid
jeres de la familia, (luizás con la ayuda de una de Hefesto, los acometió una risa inacabable. Apolo,
muchacha esclava, si la fm'nilia estaba en próspera hijo de Zeus, se volvió hacia Hermes y le dijo:
situación; además, la mayor par'te de los utensilios "-Hermes, hijo de Zeus, ¿crees que aquello mere-
de la granja se hacían allí mismo. cía esto?" Y el matador de gigantes respondió: "Ya
Solo conocemos dos oficios especializados, el de lo creo, gustoso ocuP4ría yo su lugar en este mo-
forjador y el de alfarero. Éstos eran demiotlrgói, mento". Pero tal vez nos hemos alejado un poco
"hombres que trabajan para el pueblo", que no de la primitiva economía griega.
consumen eJlos mismos el producto de su trabajo. En aquellos días los griegos no eran comercian-
El demiurgo es el artífice; en Platón, el creador; tes. Los artículos de lujo que tan profusamente
de ahí el Demiurgo de SheJley en su Prometheus encontramos en los hogares de la gente rica pro-
Ul1boul1d. Es interesante señalar que estos dos cedían de oriente, venían en barcos fenicios, los
cuales también.· traían esclavos. Eumeo, el fiel
10 Odisea, VII, trad. inglesa de E. V. Bicu. porquerizo de Odisea, fue uno de ellos. Su padre
54 55
era rey de Siria, muy distante de Sicilia, y este rey fenicias, y en ciertas regiones del Mediterráneo
tenía una esclava procedente de Sidón, comprada siguió siendo una prerrogativa fenicia hasta fines
a los viles piratas tafios que la habían robado. Un del siglo 1lI a. C. Cartago era una colonia fenicia
día llegó a Siria una nave fenicia con un carga- -de aquí el nombre de "Guerras púnicas"- y los
mento de fruslerías; y uno de los tripulantes ena- cartagineses se las compusieron para mantener a
moró a esta muchacha sidonia. Oyó su historia y los comerciantes griegos fuera del triángulo for-
le insinuó que se volviera con ellos, pues él sabía mado por el extremo occidental de Sicilia, el estre-
que sus padres vivían y eran gente pudiente. La cho de Gibraltar y el extremo oriental de los Piri-
muchacha. por supuesto, accedió y completó el
neos. Pero -para volver al período primitivo- los
plan de fuga con una sugestión: ella podría llevar
griegos ya se venían ocupando del tráfico costanero.
consigo al hijo del rey, un niñito muy despierto,
Hesíodo da instrucciones (en Los trabajos y los
que tenía a cargo suyo, y él ganaría una bonita can-
días) sobre las estaciones del año en que se puede'
tidad. El fenicio estuvo plenamente de acuerdo.
Durante un año entero el barco se demoró en comenzar a navegar, y en las que es necesario abs-
Siria, mientras vendían sus galas y cargaban otras tenerse, salvo que alguien sea demasiado necio -o
mercancías: ganado, pieles, metalés en bruto y en extremo codicioso- como para hacerse insensa-
vino eran los artículos de exportación más corrien- tamente a la mar, pues Hesíodo juzgaba una "abe-
tes. Cuando ya estaban listos para zarpar, el per- rración congénita" el navegar y el enriquecerse con
verso fenicio vino a la morada real con un collar el comercio. Hesíodo era un granjero, acostum-
de ámbar para vender, y en tanto la reina y las. brado al ritmo regular y el pausado curso de la
otras mujeres lo examinaban y discutían su precio, naturaleza. Poseía esa sólida riqueza que se ex-
la esclava sidonia se escabullía por oscuras calle- trae de la tierra y no esa otra amasada con el
juelas con el niño .. Cuando el hecho se supo, ya comercio, ocupación poco segura y amenazada por
estaban en alta mar. La sidonia pagó su culpa; toda 'suerte de peligros. "Mantente lejos del mar
pues se cayó a la bodega, fue rescatada muerta y cruel", era el consejo de Hesíodo. Sin embargo,
luego arrojada al agua. El barco se dirigió hacia en la Odisea, poema anterior, según parece, encon-
ltaca y allí el niño fue vendido al padre de Odi- tramos la descripción de una ciudad, evidentemente
sea, Laertes, y criado por éste y Anticleia ·casi como griega, que es un puerto en regla:
si fuese su propio hijo. Una vez crecido, le dieron
una túnica y un hermoso manto y lo hicieron ma- Al llegar a la ciudad, rodeada de alto y torreado muro, y
yordomo de la granja. Éste fue un aspecto del partida en dos por hermoso puerto de estrecha boca, donde
comercio del Mediterráneo, no solo en aquella edad los bajeles hallan seguro refugio, verás ante él 4n magnífico
oscura, sino en' cualquier otra época en que no templo erigido a Poseidón junto al ágora, cuyo pavimento
es de piedras de acarreo profundamente hundidas. Allí es-
haya habido un gobierno lo bastante fuerte para tán los aparejos de las negras naves, las gúmenas y los ca-
vigilar las costas y controlar los mares. bles, las antenas, los aguzados remos, porque los arcos y el
El comercio internacional estaba, pues, en manos carcaj no los usan los feacios, sino los mástiles y los remos
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y los bien proporcionados navíos, sobre los que surcan gozo-
sos la espumosa mar 1] .
CAPÍTULO IV
No cabe duda de que Homero ha vistú esta ciudad
grjega; pero podemos inferir que no había muchas
HOMERO
ásí, pues en 'tal caso no valía la pena describirla
tan minuciosamente, ni tampoco el arte de nave-
gar -al menos como lo practicaban los feacios-
gozaría de tan mágico prestigio. Así, mientras en
un pasaje leemos que "ellos se confían a los barcos
que los llevan a través del alborotado mar, pues El primero y el más grande de los poetas euro-
Poseidón los ha hecho un pueblo navegante y sus peos merece un capítulo aparte por su valor intrín-
barcos son tan veloces como un pájaro o como el seco, porque en él vemos todas las cualidades qúe
pensamiento", en otro su rey dice: "Pues nuestras caracterizan el arte helénico y por la influencia
naves no llevan pilotos, ni timones como los demás que sus poemas han ejercido en muchas genera-
bajeles, y no por ello ignoran los deseos de los ciones de griegos.
hombres; ellas conocen las ciudades y los fértiles Sobre la famosa cuestión homérica, quién fue
campos de todos los países, cruzan velocísimas el Homero y qué partes de la Ilíada y de la Odisea
profundo mar, cubierto de bruma o nubes, sin temor escribió, diré lo menós posible. La tradición griega
a ningún tropiezo ni pérdida." era muy vaga, puesto que un primitivo escritor
Homero era un griego jónico. ¿Será demasiado jónico, Helánico, lo sitúa en el siglo XII, y Heró-
prosaico suponer (lue una determinada ciudad jó- doto en el IX, "cuatro siglos antes de mi época
nica, más osada que las otras, las sobrepujó en el y no más". No caben dudas de que Heródoto es
arte de la construcción de navíos, de la náutica y sustancialmentc exacto; Helánico acepta sin dis-
de la navegación y que las otras quedaron deslum- cusión que un poeta que describe con tanta inten-
bradas? La Odisea está llena de referencias sobre sidad la guerra de' Troya, tuvo que haberla visto
la vida de mar, y la gran época de la colonización él mismo. Pero la cuestión importante no es quién
griega se acerca ya; pero todavía falta (Iue llegue era Homero, sino qué era . .J..a-ll.íad.a.:..y. lá Odisea
Hesíodo, el curtido granjero, con su calendario la- han sido llamadas la Biblia.-fleJos_griegos ..J)ur.ante
boral del año y su consejo: "Ve a la mar, si debes SIglos estos dos p~~_fueron_l~base-.de.la edu-
hacerla, pero solo entre mediados de junio y sep- ca.ci6nJri~,=-tán..!.'?. de la educac.ión_formal-de-Ia
tiembre, y aÚn así serás un insensato", para recor- escuela, como de la 'Vlaacultural-del-ciudadallQ
damos (lUC hay más de una clase de griegos y (IUC CO'iñún.-Los recitales&-H-;~ero, acompañados por
cualquier generalización sobre ellos es peligrosa. C'XEiOiciones, estaban a cargo de profesionales que
iban de ciudad en ciudad. Platón trae una animada
1] Habla i'\ausÍcaa, Odisea, VI. descripción, no carente de malicia, de uno de estos
S8 59
recitales en su Ion: "Debe ser maravilloso, Ion, sobre Hornero, este primer europeo individualiza-
andar, como haces tú, de sitio en sitio, arrastrar do, que de pronto resplandece como una gran
una densa multitud adonde quiera que vayas y llamarada en medio de aquella era de tinieblas.
tener a todos pendientes de tus labios, y ponerte El comienzo de la Ilíada no es una mala intro-
tus mejores ropas." Mientras esta Biblia no fue rem- ducción a Hornero. Veamos, entonces, una simple
plazada por otra, una cita de Hornero era el trascripción en prosa de ]a tremenda escena con
modo natural de dirimir una cuestión de moral o que se inicia la Ilíada: un pasaje que el griego
de conducta. Hornero podía ser alegado, lo mismo medio debía saber todo o casi todo de memoria.
que el Domesday Book ••, en apoyo de un reclamo Éstas son las cosas que los hombres de acción como
territorial en cualquier trato diplomático. Cundió Pericles o Alejandro, los poetas, los escultores, los
una especie de Fundamentalismo, semejante a las .pintores, los filósofos, los hombres de ciencia, los
interpretaciones de la Biblia de algúnas sectas pro- 'políticos, los comerciantes, los caballeros de provin-
testantes: Hornero atesoraba toda la sabiduría y cia y los artesanos habían metido en sus cabezas
todo el conocimiento. Platón se mofa de esto, desde su más temprana adolescencia:
cuando hace proclamar a Ion que, por ser un ex- Canta, oh musa, la cólera de Aquiles el Pelida; cólera
perto en Hornero, es experto en todo; una ciudad funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó
puede muy bien convertido en su general, puesto .al Hades muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo
que ha aprendido en el poeta el arte de la guerra. presa de perros y pasto de aves -cumplías e la voluntad de
Mas es necesario aceptar que Hornero sostuvo y Zeus- desde que se separaron disputando el Atrida, rey
de los hombres, y el divino Aquiles.
nutrió la mente y la imaginación de los griegos ¿Cuál de los dioses promovió entre ellos la contienda para
generación tras generación, tanto de artistas y pen- que pelearan? El hijo de Leto y de Zeus, Apolo. Airado con
sadores como también de los hombres comunes. el rey, suscitó en el ejército maligna peste, y los hombres
Los pintores y los poetas acudían a Hornero .en perecían por el ultraje que el Atrida infiriera al sacerdote
procura de inspiración y también de temas. Se Crises. 'Éste, deseando redimir a su hija, se había presen-
tado en las veloces naves aqueas con un inmenso rescate y
dice que Esquilo calificaba modestamente su pro- en la mano las ínfulas de Apolo, el que hiere de lejos, que
pia obra como "migajas del banquete homérico", pendían de áureo cetro; y a todos los aqueos, y particular-
y no hay en el drama europeo una figura más mente a los dos Atridas, caudillos de pueblos, así les su-
plicaba:
grandiosa que este autor. Finalmente, junto con
"¡Atridas y demás aqueos de hermosas grebas! Los dioses
el propio idioma, la común herencia de Hornero que habitan las moradas del Olimpo os permitan destruir
infundía a los griegos la convicción de que, pese la ciudad de Príamo y regresar felizmente a la patria. Poned
a las diferencias y odios que los separaban, for- en libertad a mi hija y recibid el rescate, venerando al hijo
maban un solo pueblo. Debemos, pues, saber algo de Zeus, a Apolo, el que hiere de lejos."
Todos los aqueos aprobaron a voces que se respetara al
sacerdote y se admitiera el espléndido rescate; mas el Atri-
•• El Domesday Book es el registro del gran catastro da Agamenón, a quien no plugo el acuerdo, le despidió de
hecho en Inglaterra en 1086 por Guillermo el Conquista- mal modo y con altaneras voces:
dor. (N. del T.) "No dé yo contigo, anciano, cerca de las cóncavas naves,
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ya porque ahora demores tu partida, ya porque vuelvas <¡lIe se <¡uiera, pero <iue en esencia hubiera resul-
luego, pues quizás no te valgan el cetro y las ínfulas del tado el fragmento de un informe. una representa-
dios. A ella no la soltaré; antes le sobrevendrá la vejez en ción. IImnero no lo ha hecno y tampoco han
mi casa, en Argos, lejos de su patria, trabajando en el telar
y aderezando mi lecho. Pero, vete; no me irrites, para que procedido así los poetas clásicos griegos 1. La Ilíada
puedas irte sano y salvo." no relata un episodio de la guerra, amenizando la
Así dijo. El anciano sintió temor y obedeció el mandato. descripción con reflexiones al pasar sobre talo cual
Fuese en silencio por la orilla del estruendoso mar. aspecto de la vida. El poeta ha tomado más bien
su "tema", esta fase de la guerra, como una mate-
Así es como se inicia la obra más primitiva de la ria prima, para elaborarla dentro de una estructura
literatura europea. Dentro de un momento nos totalmente nueva de su propia invención. No va
aventuraremos un poco más en ella; entre tanto, a escribir sobre la guerra ni sobre una parte de
interrumpamos la traducción a fin de señalar un ella, sino sobre el asunto que con tanta lucidez
punto fundamental. expone en los primeros cinco versos. Ld que de-
Ha sido siempre un lugar común de la crítica termina el poema no es nada exterior, como el con-
homérica afirmar que Hornero se precipita directa- f1icto, sino la trágica concepción de que una pelea
mente en el tema; in medias res, como decía Hora- entre dos hombres acarreará dolor, muerte y des-
cio. Esto se considera un signo del genio literario honor a muchos otros 2. Así "cumplías e el plan de
de Hornero, y por supuesto lo es; pero tal vez Zeus". ¿Qué significa esto'? ¿Que todo estaba ya
nosotros podamos avanzar un poco más. Trae im- dispuesto por los inescrutables designios de Zeus'?
plícitas muchas cosas el hecho, ya de por sí impor- ~Iás bien lo contrario, que es parte de un Plan
tante, de que Hornero no componga una extensa universal, que no es algo que sucede sólo en esta
divagación épica sobre la Guerra de Troya, sobre ocasiÓn, sino algo que proviene de la verdadera
sus diez míos completos, sino que se contente con índole de las cosas. No es, pues, una referencia
una fase de ella. Hasta tal punto su sentido de la a lo particular, sino a lo universal. No nos corres-
forma disciplina su arte que él puede concluir su ponde a nosotros decir si Homero llegó a esta
poema, y su tema, sin llegar siquiera a la toma concepción al reflexionar sobre este episodio bélico,
de Troya. Este dominio instintivo de la forma es o si su experiencia de la vida lo llevó a ella, la
en efecto notable, pero su origen lo es aún más. cual podía expresarse, a su parecer, mediante la
No reside éste en la feliz inspiración ni es un
mérito meramente "artístico"; su origen es más 1 Utilizo esta fórmula para ganar tiempo. No caben du-
profundo, está incrustado en cierto hábito mental, Jas de que había mucha mala poesía griega. Aristófanes, '
el cual no es solo homérico sino helénico en el por lo menos, siempre se ríe de ella. Pero la que ha llegado
a nuestros días es la mejor, cuidadosamente seleccionada
fondo. Hornero pudo muy bien haber circunscrito por los críticos muy competentes de la época alejandrina y
su tema de este modo y a pesar de eso tratar lo posteriores.
a la manera semihistórica. Habría compuesto así 2 Ver más adelante, página 254, llna simi1ar composi-
un poema todo lo brilJante, ágil y bien construido ción del Agamenón.
G3
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~I
1,

L
historia de A(luiles. Lo importante es (lue éste es lo puso en el corazón Hera, la diosa de los blancos brazos,
(¡U e se interesaba por los dánaos, a quienes veía morir,'
su tema, que tal causa tiene tal efecto, y que la Acudieron éstos y, una vez' reunidos, Aquiles, el de los pies
esencial unidad de la Ilíada, a pesar de su dila- ligeros, se levantó y dijo:
tación épica y de adiciones posteriores, procede de - "¡Atrida! Creo que tendremos que volver atrás, yendo
este argumento tan bien concebido y no simple- . otra vez errantes, si escapamos de la muerte; pues si no, la
mente de un artificio literario a. Por consiguiente, guerra y la peste unidas acabarán con los aqueos. Mas, ea,
consultemos a un adivino, sacerdote o intérprete de sueños
si se nos permite una momentánea pedantería, no -pues también el sueño procede de Zeus-, para que nos
es en verdad exacto decir que Hornero, al omitir diga por qué se irritó tanto Febo Apolo: si está quejoso con
los primeros nueve años de la guerra, se precipitó motivo de algún voto o hecatombe, y si quemando en su
inmediatamente en medio de su asunto. Empieza, obsequio grasa de corderos y de cabras escogidas, querrá
libramos de la peste."
por el contrario, en el principio de él y así lo Cuando así hubo hablado, se sentó. Levantóse entre ellos
manifiesta con toda claridad.
Calcas el mejor de los augures -conocía lo presente, lo fu-
Muchos miles de hombres fueron muertos y des- turo y lo pasado, y había guiado las naves aqueas hasta
honrados a causa de una pelea. El lector tendrá Ilión por medio del arte adivinatorio que le diera Febo
una idea muy incompleta de la concepción de Apolo-, y benévolo les arengó diciendo:
"¡Oh Aquiles, caro a Zeusl Mándasme explicar la cólera
Hornero, si no vemos cuál fue la causa de la pelea. de Apolo, del dios que hiere de lejos. Pues bien, hablaré;
Dejamos a Crises, el sacerdote, caminando muy pero antes declara y jura que estás pronto a defenderme
afligido por la orilla del mar. Ahora Crises pide de palabra y de obra,. pues temo irritar a un varón que goza
a Apolo que lo vengue: de gran poder entre los argivos todos y es obedecido por
los aqueos. Un reyes más poderoso que el inferior contra
quien se enoja; y si bien en el mismo día refrena su ira,
Así dijo rogando. Oyóle Febo Apolo, e irritado en su en su pecho guarda luego rencor hasta que logra ejecutarlo.
corazón, descendió de las cumbres del Olimpo con el arco Dime, pues, si me salvarás."
y el cerrado carcaj en los hombros; las saetas resonaron so·
bre la espalda del enojado dios, cuando comenzó a moverse.
Iba parecido a la noche. Sentóse lejos de las naves, tir6 una Aq~iles promete que protegerá a Calcas, aun-
flecha, y el arco de pláta dio un terrible chasquido. Al prin-~ que el príncipe a que se refiere sea el mismo Aga-
cipio el dios disparaba contra los mulos y ágile~ perros; mas - menón. Al punto Calcas declara que Apolo está
luego dirigió sus amargas saetas a los hombres, y continua- enojado por el tratamiento que Agamenón ha dado
mente ardían muchas piras de cadáveres.
Durante nueve días volaron por el ejército las flechas del a su sacerdote; que la peste no cesará, hasta que
dios. En el décimo, Aquiles convocó al pueblo al ágora; se la muchacha sea restituida, sin rescate alguno, pero
con abundante ganado para el sacrificio.
3 La unidad de la Odisea es mucho más clara, y es
exactamente de la misma naturaleza. Por ningún concepto Dichas estas palabras, se sentó. Levantóse al punto el
se debe a que el material esté sagazmente dispuesto, si bien poderoso héroe Agamenón Atrida, afligido, con las negras
el diseño de la intriga es extraordinario. Lo cierto es que entrañas llenas de cólera y los ojos parecidos al relumbrante
la intriga está así urdida a fin de hacer resaltar una idea: fuego; y encarando a Calcas la torva vista, exclamó:
la desobediencia es contraria a la voluntad de los dioses y, "¡Adivino de males! Jamás me has anunciado nada grato.
por consiguiente, castigada. Siemprp- te complaces en profetizar desgracias y nunca di-
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jiste ni ejecutaste nada bueno. Y ahora, vaticinando ante prender la marcha o' para combatir valerosamente con otros·
los dánaos, afinnas que el que hiere de lejos les envía cala- hombres? No he .venido a pelear obligado por los belicosos
midades, porque no quise admitir el espléndido rescate de troyanos, pues en nada se me hicieron culpables -no se lle-
la joven Criseida, a quien anhelaba t.ener en mi casa. La vaban nunca mis vacas ni mis caballos, ni destruyeron jamás
prefiero, ciertamente, a Clitemnestra, mi' legítima esposa, la cosecha en la fértil Ftía, criadora de hombres, porque
porque no ·le es inferior ni en el talle, ni en el natural, ni muchas umbrías ·montañas y el ruidoso mar nos separan-,
en inteligencia, ni en destreza. Pero aun así y todo, con~ sino que te seguimos a ti, grandísimo insolente, para darte
siento en devolverla, si esto es lo mejor; quiero que el pue- el gusto de vengaras de los troyanos a Menelao y a ti, ojos
blo se salve, no que perezca. Pero preparadme pronto otra de perro. No fijas en esto la atención, ni por ello te tomas
recompensa, para que no sea yo el único argivo que sin ella ningún cuidado, y aun amenazas con quitanne la recompen-
se quede; lo cual no parecería decoroso. Ved todos que sc sa que por mis grandes fatigas me dieron los aqueos. Jamás
va a otra parte la que me había correspondido." el botín que obtengo iguala al tuyo cuando éstos entran a
Replicóle en seguida el divino Aquiles, el de los pies li- .~aco en una populosa ciudad de los troyanos: aunque la
geros: parte más pesada de la impetuosa guerra la sostienen mis
"¡Atrida gloriosísimo, el más codicioso de todos! ¿Cómo manos, tu recompensa, al hacerse el reparto, es mucho ma-
pueden darte otra recompensa los magnánimos aqueos? No yor; y yo vuelvo a mis naves, teniéndola pequeña, aunque
sabemos que existan en parte algunas cosas de la comuni- grab, después de habenne cansado en el combate. Ahora
dad, pues las del saqueo de las ciudades están repartidas, y . me iré a Ftía, pues lo mejor es regresar a la patria en las
no es conveniente obligar a los hombres a que nuevamente cóncavas naves: no pienso permanecer aquí sin honra para
las junten. Entrega ahora esa joven al dios, y los aqueos te 'procurarte ganancia y riqueza."
pagaremos el triple y el cuádruple, si Zeus nos permite algún Contestó en seguida el rcy de hombres, Agamenón:
día tomar la bien murada ciudad de Troya." "Huye, pues, si tu ánimo a ello te incita; no te ruego que
Y, contestándole, el rey Agamenón le dijo: por mí te quedes; otros haya mi lado que me honrarán, y
"Aunque seas valiente, deifonne Aquiles, no ocultes así especialmente el próvido Zeus. Me eres más odioso que nin-
tu pensamiento, pues no podrás burlanne ni persuadinne. gún otro de los reyes, alumnos de Zeus,· porque siempre te
¿Acaso quieres, para conServar tu recompensa, que me que- han gustado las riñas, luchas y peleas. Si es grande tu fuer-
de sin la mía, y por eso me aconsejas que la devuelva? za, un dios te la dio. Vete a la patria,Ueválldote las naves
Enhorabuena, si los magnánimos aqueos me dan otra con- y ]os compañeros, y reina sobre los mirmidones; no me
importa que estés irritado, ni por ello me preocupo, pero te
fonne a mi deseo para que sea equivalente ... Y si no me
haré una amenazá: Puesto que Febo Apolo me quita a
la dieren, yo mismo me appderaré de la tuya o de la de
Criseida, la mandaré en mi nave con mis amigos; y enca'mi-
Ayax, o me llevaré la de Odisea, y montará en cólera aquel
nÚndome yo mismo a tu tienda, me llevaré. a Briseida, la de
a quien me llegue. Mas, sobre csto deliheraremos otro día.
Ahora, ea, echemos una negra nave al má't divino, reuna- hennosas mejillas, tu recompensa, pata que sepas bien cuán-
mos los convenientes remeros, embarquemos víctimas para to más poderoso soy y otro tema decir que es mi igual y
compararse conmigo."
una hecatombe y a la misma Criseida, la de ·hennosas me-
Así dijo. Acongojóse el Pelida, y dentro del velludo pecho
jillas, y sea capitán cualquiera de los jefes: Áyax, Idomeneo
su corazón discurrió dos cosas: o, desnudando la aguda
o el divino Odisea o tú, Pelida, el más portentoso de todos
espada que llevaba junto al muslo, abrirse paso y matar al
los hombres, .para que nos aplaques con sacrificios al que
Atrida, - o calmar su cólera y reprimir su furor. Mientras
hiere de lejos." . tales pensamientos revolvía en su corazón y en su mente, y
Mirándole con torva faz, exclamó Aquiles, el de los pies sacaba ~e la vaina una gran espada, vino Atenea del cielo;
ligeros: envióla Hera, la diosa de los blancos -brazos, que amaba
"jAh, impudente y codicioso! ¿Cómo puede estar dispuesto cordialmente· a entrambos y por ellos se inte¡esaba. Púsose
aohedecer a tus órdenes ni un aqueo slqu1era, para em- detrás del Pelida y le tiró de la blonda cabellera, aparecién-
GG 67
dose a él tan solo; de los demás, ninguno la veía. Aquile!, evitable resultado de los acontecimientos. La causa
sorprendido, se volvió y al instante conoció a Palas Atenea, es la "perversa arrogancia" de Agamenón, y la "fu-
cuyos ojos centelleaban de un modo terrible. Y hablando nesta ira" de Aquiles; esto es 10 que queda expre-
con ella pronunció estas aladas palabras: sado sin ambages.
"¿Por qué nuevamente, oh, hija de Zeus, que llevas la
égida, has venido? ¿Acaso para presenciar el ultraje que me Pero Hornero no nos presenta dos cualidades
infiere el Atrida Agamenón? Pues te diré lo que me figuro abstractas en pugna, sino que vemos a dos hombres'
que va a ocurrir: Por su insolencia perderá pronto la vida." disputando violentamente. Nada podría ser más
"real", menos intelectual. Como en la vida, las dos
Atenea le dice -para abreviar la traducción- partes sé dicen algo, solo que estos dos hombres
que ella ha venido para mitigar su cólera: algún llegan demasiado lejos. La pelea estalla porque
día, por esta afrenta, se ofrecerá a Aquiles el triple cada uno de ellos es como es. Es cosa de un mo-
y el cuádruple de 10 que ahora le quita Agamenón. mento, pero "precipitó al Hades muchas almas
Aquiles, como es natural, obedece, pues observa valerosas de héroes, cuyos cuerpos fueron presa
sucintamente: "Proceder así es 10 mejor." Atenea de perros y pasto de aves. Y así se cumplía el
regresa al Olimpo y Aquiles se inflama contra Aga- plan de Zeus".
menón, y su parlamento empieza así: "Borracho, No es exclusivo, pero sí característico del griego
que tienes cara de perro y corazón de ciervo" ... este poder de percibir el acontecimiento inmediato
He incluido tan extenso pasaje por varias razo- con tanta penetración y al mismo tiempo apre-
nes. Una, porque así tendremos un texto para las hender la ley universal que él ejemplifica. En un
futuras referencias; otra, porque el lector- puede hecho particular se nos muestra, parte de la estruc-
quizás recibir alguna impresión de la vivacidad de tura del universo total; sin embargo este suceso
toda la obra. Ya hemos hablado, y volveremos a está tratado con la vivacidad propia del más exce-
hablar, de la intelectualidad del arte griego; por lente relato. Hornero no necesita empañar el movi-
consiguiente, era menester mostrar al lector con miento de su descripción con comentarios genera-
toda claridad que ello no implicaba de ningún lizadores; su generalización ya se ha realizado en
modo aridez o abstracción. Esta disputa entre el plano fundamental de todo el edificio.
Aquiles y Agamenón está referida con tanta viva- Hay algo más. En este pasaje, como en todo el
cidad que no resulta extraño que Helánico haya arte clásico griego, se advierte una notable ausen-
cia de marco natural. No vemos las torreadas
supuesto que Hornero fue contemporáneo de la
Guerra de Troya. Y no solo los exteriores están murallas de Troya ni el Escamandro riel ando a la
distancia; no sabemos dónde trascurre esta asam-
presentados con sugestiva fuerza. La función ar-
tística de este pasaje, como el propio Hornero nos blea de los griegos, si en una tienda o en una la-
lo dice, es describir aquel episodio -la pelea- dera, o en la costa junto a las cóncavas naves. Lo
del cual sobrevino tanto sufrimiento para los grie- mismo que frente a un vaso griego pintado, toda
gos, de acuerdo con lo que Hornero considera "el nuestra atención se concentra en las figuras huma-
plan de Zeus", y que nosQtros llamaríamos el in- nas. Esto también sucede en la tragedia griega.
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El sol y las tormentas shakespearinos están ausentes chosas e irresponsables. Sin embarg0, es difícil
por completo; si un personaje habla del paisaje conciliar esta idea con la descripción de agentes
que lo rodea, es para poner de relieve que él se humanos autónomos y responsables que Hornero
halla aislado de sus semejantes. Sería fácil y có- forja para nosotros con tanto esfuerzo. Este Aga-
modo si pudiésemos decir que el griego era insen- menón y este Aquiles son auténticos hombres adul-
sible a la naturaleza y dejar así las cosas. Pero' tos, tratados de un modo también adulto. En rea-
no es posible. Limitémonos a Hornero: un hombre lidad, teniendo ten cuenta la primitiva ferocidad
insensible a la naturaleza no pudo haber utilizado con que tropezamos a cada paso en las descripcio-
tanta riqueza de símiles naturales, todos exactísi- nes homéricas de la vida, esta madura adultez nos
mas en sus detalles, símiles tomados de animales, resulta por momentos casi desconcertante. Pero
aves, el mar, el cielo y las tormentas, láminas en toda la acción es acompañada de una maquinaria
pequeño que recuerdan a la distancia las ilumi- divina que parece un tanto infantil, como en aquel
naciones de los manuscritos medievales. Está, pues, momento de nuestro pasaje en que Atenea des-
fuera de toda duda que el griego tenía conciencia ciende del Olimpo, da un tirón a los cabellos de
de la belleza y la variedad de la naturaleza. Ade- Aquiles y le espeta una retahíla de buenos con-
más, no es solamente el marco natural lo que está sejos. Así en la tragedia posterior -si bien de un
ausente. Según hemos visto, la Ilíada comienza sin modo mucho menos pintoresco- los dioses, por
la más leve insinuación sobre dónde transcurre la
medio de oráculos, sueños y todo lo demás, pafe-
acción; debemos hallarnos e.n.algún lugar del terri- cen controlar y dirigir las acciones de los hombres,
torio troyano, pero ¿dónde? Hornero no muestra incluso cuando éstos son presentados como agentes
demasiado interés en decírnoslo. Tampoco nos da plenamente independientes y responsables.
ese marco que un escritor moderno podría difícil- Esta cuestión del marco es, pues, confusa, y
mente omitir: los demás, los actores más pasivos aunque no es éste el lugar para el examen sobre
en la escena, los otros jefes griegos y el ejército. la religión griega, el lector tiene derecho a un
Solo las figuras esenciales están descritas. esclarecimiento provisional. Hornero carece, natu-
Pero el lector moderno no solo echa de menos
ralmente, de una teología dogmática; en realidad,
el marco que espera, sino que se encuentra con todavía no existe ni la mera idea de pensamiento
otro que, en~un principio, no comprende: el de la sistemático. Además, él está utilizando una forma
acción divina. No vemos las murallas de Troya, tradicional, pues con seguridad hubo muchos auto-
pero asistimos a deliberaciones en el Olimpo y res de poemas épicos antes de Hornero; de modo
observamos cómo los dioses particulares int,ervienen que lo antiguo y lo nuevo se dan de consuno. En
en la batalla o -como en nuestra .pasaje~ en la un momento Zeus decide que los griegos deben ser
disputa. No es de sorprender que se dé así la castigados; por consiguiente, los troyanos logran
impresión de que los personajes humanos en el rechazarlos hasta sus naves. Por otra parte, un
poema no son sino piezas movidas sobre un tablero dios o una diosa desciende en medio de la refriega
de ajedrez por Una camarilla de deidades capri- para salvar a un predilecto suyo que se halla en
70 71
grave peligro, y esto es realizado en oposición al otros podríamos decir: "por un sobrehumano es-
deseo de leus. Como contraste encontramos a fuerzo de ;utodominio ... ,.; los heknos expresa-
principios de la Odi$ea un pasaje en que se hace ban: "por la ayuda de aJgÚn dios ... "; )' el griego
decir a Zeus: "¡Cuán insensatos son los hombres! poeta o pintor de vasos retrataría a Atenea, en
¡De qué modo culpan los mortales a los dioses! forma corporal, aconsejando a AquiJes. La dife-
Dicen que todos los males les vienen de nosotros, rencia no es grande; y el hecho de que Aquiles
y son ellos quienes se atraen con sus locuras infor- deba su fuerza a alguna divinidad o tome una pru-
tunios no decretados por el destino." Dicho en dente decisión con la ayuda de Atenea, no dismi-
términos modernos: la vida es siempre dura, pero nuye en lo más mínimo su grandeza; los dioses no
nuestras faltas y errores la hacen más dura de lo favorecen así a los hombres insignifícantes, y aquel
necesario. La grave y filosófica sabiduría de este a quien ayudan está por encima de la vulgaridad.
pasaje no se concilia fácilmente con el capricho No debemos pensar que los dioses escogen a cual-
divino que encontramos en otros, y mucho menos (luier flojo y le otorgan fuerza. Jamás procederían
con la jocunda irreverencia que emana del relato ellos de ese modo.
sobre los amores de Ares y Afrodita. Tal es entonces el m'U'co en que vemos los hom-
Todo este proceso parece muy sorprendente. bres y los acontecimientos, no solamente de la épi-
La azarosa mezcla de lo viejo y lo nuevo explica ca griega sino también de la mayor parte del arte
una parte del acontecer general; para lo restante griego clásico. Éste degeneró, por supuesto, en tri-
puede ella también ayudar al lector si éste recuerda vialidades mitológicas. Fue un desarrollo posclási-
que los dioses constituyen una temprana creación, ea, pero fascinÓ' a Roma y encantó al siglo XVIII,
con la que se ha querido dar cuenta del porqué con el resultado de que el lector moderno, antes
de ciertos hechos, particularmente de aquellos de (lue pueda obtener una visión directa de Hornero
carácter extraordinario. Así, según vimos en el y los posteriores clásicos griegos, debe primero de-
último capítulo, la habilidad del forjador de meta- sembarazarse de cierto aspecto de la cerámica
les exigía condiciones que sobrepasaban la destreza inspirada en \Vedgwood y de otras expresiones ar-
del hombre común. Entonces, puesto que tal apti- tísticas similares. Pero para los griegos este marco
tud resultaba excepcional, no cabe duda de que . no era decoración; era más bien una especie de
era de origen divino; por consiguiente, debía existir perspectiva, no en el espacio sino en su significado.
un dios del fuego. En nuestro pasaje de la Ilíada Él nos permite ver la acción particular que estamos
nos enteramos de que Aquiles tiene más fuerza que observando no como un hecho aislado, casual, úni-
lo común: esto, dice Agamenón, es el don de algún co; lo vemos más bien en relación con la estruc-
dios, y la explicación trae consigo una verdadera tura moral y filosófica del universo.
inferencia filosófica. No hay nada de qué jac- Esta estructura, repito, no es expuesta consciente-
tarse; lo que un dios da,' también él puede qui- mente, por Hornero; él no tiene ningún sistema fi-
tarlo. Además, dos fuerzas se debaten en la mente losófico integral. Sin embargo, percibe que hay
de Aquiles, la rabia ciega y el freno prudente. Nos- una unidad en las cosas, que los acontecimientos
72 73
tienen sus causas y sus resultados, que existen cier- que luchaban. "Pero él les encargó que orasen a los
tas leyés morales. Ésta es la estructura en la que dioses, y a muchas produjo gran pena." Prosiguió
encaja la acción particular. El marco divino de la 'su camino hacia el palacio del rey Príamo, su padre.
épica significa en última instancia que las acciones Hécuba, la reina, lo ve y le pregunta, en un estilo
particulares son al mismo tiempo Únicas y univer- francamente heroico: "¡Hijo! ¿Por qué has venido
sales. dejando el áspero combateP'Sin duda los aqueos, de
Los griegos que durante miJ años acudieron a aborrecido nombre, deben de estrechamos mucho,
Homero para la enseñanza de sus jóvenes y para y tu corazón te ha implilsado a orar a Zeus. Pero
deleite e instrucción de los adultos, no se dirigían aguarda, traeré vino dulce como la miel para que
a meras reliquias venerables o a históricas sagas primeramente lo libes al padre Zeus y luego te
patrióticas o a encantadores cuentos de hadas, sino aproveche también a ti, si lo bebes. El vino aumen-
. a poemas que ya atesoraban todas las cualidades ta mucho el vigor del hombre fatigado, y .tú lo
que habían dado un carácter distintivo a su cultura. estás de pelear por los tlLYOS."
Hemos considerado un pasaje con algún detalle; Pero Héctor rehúsa: "El vino puede hacerme
hemos visto, quizás, parte de aquella fuerza intelec- olvidar de mi deber, y no me está permitido realizar
tual instintiva que con tanta firmeza organiza todo una sacra libación con sangre en mis manos". Pide
el poema; algo, sin duda, de la esencial seriedad a su madre que ofrende a Atenea las más hermosas
que lo anima; un atisbo de la agudeza con que Ho- vestiduras que posee el pala~io. Así lo hace ella y
Hornero nos dice dónde las había obtenido Hé-
mero contempla su objeto yde la vivacidad y
economía con que nos lo hace ver también a noso- cuba. Fueron compradas en Sidón a mercaderes
tros. Pero Homero y todos sus grandes sucesores fenicios. Héctor encuentra a Paris, y severamente
tienen otra cualidad de que no hemos hablado, una lo envía de regl:eso a la batalla. Paris había sido he-
cualidad que. no debemos permitir que permanez- rido y i desde entonces pasa sin preocupaciones su
ca oscurecida por esta fama de intelectualidad y de tiempo con Helena. "Ojalá que se lo trague la tie-
seriedad moral. Es su humanidad. Prefiero que rra", dice Héctor. También ve a Helena. Ella se
Homero mismo la muestre, pues él es mejor escritor reprocha su inconducta y dice: "Ven, siéntate a mi
que yo. lado, pues tus hombros soportan más que otros el
Una batalla encarnizada tiene lugar en la llanura peso de mi desverguenza y la salvaje locura de Pa-
que se extiende al pie de Troya, y el héroe griego ris." Pero Héctor no se queda; sus compaiíeros en
Diomedes causa terribles estragos entre los troya- la batalla lo necesitan y claman por su regreso. "Y
nos, tan grandes que Héctor abandona el campo de -dice- debo ir a mi casa y ver a mis criados, a mi
batalla para pedir a las mujeres de la ciudad que querida esposa y a mi tierno hijo; ignoro si volveré
imploren a Atenea una ayuda contra este hombre de la batalla, o si los dioses dispondrán que sucum-
tan temible. Al pasar Héctor por las puertas Esceas, ba a manos de los aqueos."
fue rodeado inmediatamente por las esposas y las Pero Andrómaca no está allí. Ella había oído
hijas, ansiosas de tener noticias de los hombres (lue los troyanos eran rechazados y corrió, como una
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l
loca, nena de ansiedad, hacia las murallas de la espos.a de Héctor, el guerrero que más se señalaba 'entre los
ciudad, a mirar; y la nodriza la siguió con el niño . troyanos, domadores de caballos, cuando peleaban en torno
Allí la encontró Héctor. Andrómaca asió su mano . de Ilión.' Así dirán, y sentirás un nuevo pesar al verte sin
el hombre que pudiera librarte de la esclavitud. Pero ojalá
y le dijo: un montón de tierra cubra mi tumba, antes que oiga tus
clamores o presencie tu rapto."
"¡Oh Héctor! Tu valor te perderá. No te apiadas del tier- Así diciendo, el esclarecido Héctor tendió los brazos a su
no infante ni de mí, infortunada, que pronto seré tu viuda; hijo, y éste se recostó, gritando, en el seno de la nodriza de
pues los aqueos te acometerán todos a una yacabarán con- la bella cintura, por el terror que el aspecto de su padre
tigo. Preferiple sería que, al perderte,.la tierra me tragara, le causaba: dábanle miedo el bronce y el terrible penacho
porque .si mueres no habrá consuelo para mí, sino pesares; de crines de caballo, que veía ondear en lo alto del yelmo.
que ya no tengo padre ni venerable madre. A mi padre Etión Rió el padre y también la madre. Héctor se apresuró a' dejar
lo mató Aquiles cuando tomó la poderosa ciudad de los el casco en el suelo, besó y meció en sus brazos al hijo
cilicios, Tebas, la de las altas puertas; pero [aquí un dejo amado, y rogó así a Zeus y a los demás dioses:
de orgullo] sin despojade, por e! religioso temor que le entró "¡Zeus y demás dioses! Concededme que este hijo mío
en el ánimo; quemó el cadáver con las labradas armas y le sea, como yo, ilustre entre los troyanos e igualmente esfor-
hizo un túmulo. Mis siete hermanos, que habitaban en el zado; que reine poderosamente en Ilión; que digan de él
palacio, fueron muertos por Aquiles, el de. los pies ligeros. cuando vuelva de la batalla: 'Es mucho más valiente que su
Mi madre, que era reina de Hipoplacia, murió en la. casa padre; y que, cargado de cruentos despojos del enemigo a
de mi padre. Héctor, ttÍ eres ahora mi padre; mi madre y mi quien haya muerto, regocije e! alma de su madre."
hermano; tú, mi altivo esposo. ¡Pues, ea, sé compasivo, qué-
dat~ aquí en la torre! ¡No hagas a un niño huérfano y a una Este pasaje nos da un reflejo de la verdadera
mujer viuda!" [Luego, como es una mujer inteligente y ha alma del héroe homérico. Lo que lo impulsa a rea-
estado observando las cosas a través de sus lágrimas, dice: I lizar actos de heroísmo no es un sentido del deber,
"Pon e! ejército junto al cabrahígo, que por allí la ciudad tal como nosotros lo entendemos: deber hacia los
es accesible v el muro es más fácil de escalar."
Contestóle' e! gran Héctor, e! de tremolante casco: demás. Éste es' más bien un deber para consigo
"Todo esto me da cuidado, mujer, pero mucho me son- mismo. Él se esfuerza por lo que nosotros traduci-
rojaría ante los troyanos y las troyanas de largas vestiduras, mos cohIo "virtud", pero que en griego es f;lreté,
si como un cobarde huyera de! combate; y tampoco mi co- "excelencia". Lo que Agamenón y Aquiles disputan
razón me incita a ello, que siempre supe ser valiente )- pe-
lear en primera fila entre los troyanos, manteniendo la no es simplemente una muchacha: es el "premio"
inmensa gloria de mi padre y de mí mismo. Bien lo conozco que constituye el reconocimiento público de su
y tengo por seguro: día vendrá en que perezcan la ciudad areté. Tendremos mucho que decir de la areté,
de Troya, y Príamo y el pueblo del rico Príamo. Pero la pues ella discurre a través de la vida griega.
futura desgracia de los troyanos, de la misma Hécuba, del
rey Príamo y de muchos de mis valientes hermanos que Esta escena -al menos en griego- es tal que el
caerán en el polvo a mimos de los enemigos, no me importa estudiante que la sabe de memoria expone primero
tanto como la que padecerás tú cuando alguno de los aqueos, las variantes de los manuscritos, los matices ~xactos
de broncíneas corazas, tc Heve llorosa, privándote de liber- del significado de las paiabras, las complejidades
tad, y luego tejas tela en Argos, a las órdenes de otra mujer,
o vayas por agua a la fuente de Meseida o Hiperea, muy con- gramaticales, y luego no puede confiar en su voz
trariada, porque la dura necesidad pesará sobre ti. Y quizás para traducirla con seguridad; y no es ésta la Única
alguien exclame, al verte derramar hígrimas: 'Ésta fue la de su especie en la Ilíada. Tampoco esta humani-

L
76 77
dad independiente del tiempo se limita a los gran- Sería un error describir la Ilíacla como una tra-
des pasajes, tal como lo mostrarán uno o dos rasgos gedia, puesto que es (como muchas cosas griegas)
casuales. Consideramos este breve extracto 4: prccisamente lo que se propone ser, un poema épi-
co, con todo el sosiego y la Ólatabilidad que éste
Diomedes dejólos muertos y fue al encuentro de Abas y
Políido, hijos de Euridamante, que era de provecta edad e
exige. No obstante, es intensamente trágica, y en
intérprete de sueños. Enderezó luego sus pasos hacia Janto esto es también plenamente griega: el sesgo trágico
y Toón, hijos de Fénope -éste los había tenido en la triste del pensamiento era habitual en los griegos. Antes
vejez que lo abrumaba y no engendró otro hijo que here- de intentar explicar esto, siempre utilizando como
dara sus riquezas-; y a entrambos Diomedes les quitó la ilustración la potencia omnicomprensiva de Home-
dulce vida, causando lIanto y triste pesar al anciano que no
pudo recibidos de vuelta de la guerra y más tarde los extra- ro, convendría señalar uno o dos puntos negativos.
¡íos se repartieron su herencia. En primer lugar, la razón de esta vena trágica no
reside en que el griego pensaba que la vida era una
Considérense los versos pronul).ciados por .Diome- pobre cosa. Ya hemos mencionado el aparente placer
des poco después 5. "El joven héroe Glauco contem- con que Homero relata escenas de combate; todo lo
pla el desastre que aquél está haciendo entre los demás está descrito con el mismo entusiasmo. El vio
troyanos y decide empeñar un combate con él. Dio- todo con intenso interés, ya a Odisea que construye
medes -tal como lo exige el código cabal1eresco- le su nave, o a los héroes que preparan y comen sus
pregunta quién es, "pues jamás te vi en las batal1as, suculentos alimentos en el campo, y sea o no proba-
donde los varones adquieren gloria, pero al presente, ble, acompañando la comida con canciones. Muy
a todos los vences en audacia cuando te atreves a pocos griegos creían que la vida era un valle de lá-
esperar mi fornida lanza". Ahora viene el detal1e grimas, en el cual nada importaba demasiado. Sen-
significativo. Diomedes podría haber dicho natural- tían la más vehemente atracción por la actividad
mente: "Malhadados aCluellos cuyos hijos se opo- en todos sus aspectos: física, mental, emocional; un
nen a mi fuerza". Las escenas de batal1as son des- inagotable placer en realizar hazañas y en con-
critas con una especie de placer; se nos informa templar cómo se hacían. Casi todas las páginas de
con toda precisión por dónde. entra la lanza mor- Hornero constituyen un testimonio de esta afirma-
tífera en el cUerpo del guerrero vencido y muy a ción. Ese fondo trágico no debe interpretarse como
menudo también por dónde vuelve a salir; el ven- que la vida es indigna de vivirse; es un sentimiento
cedor se gana para sí una gloria que lo sobrevivirá. de tragedia, no de melancolía.
Pero Hornero tiene también un pensamiento para la Tampoco debemos suponer que una inclinación
amplia vida de los hombres; él no olvida -ni tam- hacia lo trágico significa una aversión por lo cómi-
poco introduce a la fuerza- a aquellos a quienes co. Sin duda, hay poca comedia en la Ilíada, así
la gloria de otro hombre acarrea dolor. como hay poquísimos intervalos festivos en las tra-
gedias que se representaron posteriormente en el
4 Ilíada, V, 149. escenario ático; pero ya hemos conocido un notable
5 Ilíada, VI, 127. relato jocoso en la Odisea; y no olvidemos que,
78 ~ 79

." LI!TRA9
F-IL6$OFIA
T

así como el teatro ateniense ·tuvo su Aristófanes po no se le ocurrirá a nadie; y aunque así tuera, los
junto a su Esquilo -y Esquilo go'Zó en la antigiie- .diúses seguirían dando un pesar por cada beneficio.
dad de gran reputación como autor de un drama La vida continuaría siendo lo que es, en todos sus
satírico- así también la épica tiene su reverso en rasgos primordiales.
la épica burlesca, de la cual sobrevive la Batra- Solo podemos imaginamos esta perspectiva, tan
comiomaquia o Batalla de las ranas 1} los ratones. ostensiblemente despojada de ilusiones, desarro-
Este acento de tragedia que se advierte en el pen- llándose dentro de una religión árida y engendran-
samiento griego no tiene nada que ver con la me- do un resignado y desesperanzado fatalismo; sin
lancolía: el griego amaba tanto la risa como la vida. embargo, tal concepción se hallaba combinada con
Creo que ello· es un producto de esas dos grandes un gozo casi feroz de vivir, con un incoercible jú-
cualidades que vimos en Hornero: intelectualismo bilo ante la actividad del hombre y una orgullosa
y humanidad. La primera permitiría a los helenos, fe en la personalidad humana. Muy lejos estaba
según he intentado demostrar, ver más claramente el griego de pensar que el hombre representa la
que otros el marco en que debía vivirse la vida nada a los ojos de la divinidad; por eso siempre
humana, marco que Hornero precisa, en parte, debía recordarse a sí mismo que el Hombre no era
como la voluntad y las actividades de los dioses; Dios y que es una impiedad caer en este pensa-
en parte, como una sombría Necesidad a la cual miento. Nunca más, hasta que el espírihl griego con-
también los dioses se ven precisados a someterse. taminó a la Italia del Renacimiento, volveremos a
Las acciones producen sus consecuencias; las juz- encontrar esta magnífica autoconfianza en la hu-
gadas malas han de provocar resultados desagra- manidad, la cual, en aquella brillante época vivida
dables. Para los griegos, los dioses no son necesa- por la península, no estaba reprimida por la mo-
riamente benévolos. Si son ofendidos, castigan sin destia que su instintiva creencia religiosa imponía
piedad. Como dice Aquiles al afligido Príamo, al griego.
ellos dan dos. pesares por una gracia. Esta nítida La nota trágica que percibimos en la Ilíada y en
apreciación del escenario humano no se ve mitiga- la mayor parte de la literatura griega era producida
da por la halagadora esperanza de un futuro mun- por la tensión entre estas dos fuerzas: un apasiona-
do mejor o por la creencia en el progreso. En cuan- do deleite por la vida y una clara comprensión de
to a lo primero, el griego homérico podía prever su estructura inalterable:
una vida confusa y tenebrosa en el Hades; y como
Aquiles dice: "Preferiría ser esclavo en la tierra y Tal como la vida de las hojas, así es la de los hombres.
no rey en el Hades." La única esper&nza real de El viento esparce las hojas por el suelo; la selva vigorosa
inmortalidad quedaba librada a la que solía brin- produce otras y éstas crecen en la primavera. Pronto viene
dar la fama en una canción. En cuanto al progreso, una generación de hombres y otra termina.
era imposible, pues la esencia de los dioses no pue-
de cambiar y el que la naturaleza de los hombres Ni el pensamiento ni la imagen pertenecen a
se modificase es una idea que durante mucho tiem- Hornero; su mordacidad sí le pertenece y emana
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del contexto. No la cnconlramos en Sil magnífico Has de 1'roya, contemplada por Príamo y otros
ancianos:
paralelo hebreo:
Tales estaban sentados eQ la torre los caudillos de los tro-
En cuanto al hombre, sus días son como la hierba. Como yanos. Cuando vieron a He}ena, que hacia ellos se encami-
una flor cn el campo, así florece. Pero el viento pasa sobre naba, dijéronse unos a otros, hablando quedo, estas aladas
ella, y desaparece, y ya 110 se conoce el lugar donde estuvo. palabras:
"No es reprensible que troyanos y aqiIc&s, de hermosas
Aquí la nota es de humildad y resignación: ~l grebas, padezcan largos años por tal mujer: terriblemente
hombre no es más que hierba, en comparación con se parece su semblante al de las diosas inmortales. Pero, aun
siendo así, váyase en las naves, y no quede para futura des-
Dios. Pero la imagen homérica adquiere un matiz gracia nuestra y de nuestros hijos."
muy distinto a partir de su unidad de esfuerzo y Así hablaban. Príamo llamó a Helena y le dijo:
realizacióli heroicos. El hombre es Único; sin em- "Ven acá, hija querida; siéntate a mi lado para que veas
a tu anterior marido y a sus parientes y amigos, pues a ti
bargo, a pesar de su elevada condición y su brillan- no te considero culpable; fueron los dioses quienes promo-
te 'variedad, debe obedecer a las mismas leyes vieron contra nosotros la luctuosa guerra de los aqueos."
(Iue las innumerables e indiferenciadas hojas. No
hay aquí una protesta romántica -¿cómo podemos "Fueron los dioses" no significa zafarse de respon-
11

~I protestar contra la primera ley de nuestro ser'?- ni sabilidad en tono sentencioso, sino un reconocimien-
tampoco resignada aceptación, tal como la e1,lcon- to de que tales cosas forman parte del destino hu-
fl
tramos, por ejemplo, entre los chinos, para quie- mano. La belleza, 10 mismo que la gloria, deben
nes el individuo es solo un antecesor en vías de buscarse, aunque su precio sean lágrimas y destruc-
formación, un manojo de hojas en un árbol del ción. ¿Acaso este pensamiento no está en el propio
bosque. En cambio, en el poeta griego se revela esta meollo de la leyenda de la guerra troyana? Los
tensión apasionada que representa el espíritu dioses hapían propuesto precisamente esta elección
trágico. a Aquiles, el arquetipo de la hidalguía griega. Ellos
Podrían citarse otros muchos ejemplos de Ho- le ofrecían una vida dilatada y mediocre o la gloria
rnero, particularmente de la Ilíada. Baste con uno, con una muerte temprana. El primero que forjó este
que 10 mostrará desde otro punto de vista. Como mito expresó en él la esencia no solo del pensamien-
un ejemplo típico de las limitaciones, e incluso de to griego, sino también de la historia griega.
las contradicciones de la vida, se presenta el hecho He escrito tanto sobre la Ilíada, en parte porque
de que 10 que es más digno de tenerse puede ser contiene mucho del espíritu griego esencial: en
poseído solamente con peligro de la propia vida. parte a fin de mostrar al lector los elementos bási-
El héroe demuestra su valor y obtiene la gloria solo cos en que los griegos fueron educados durante
quizá en su muerte, para dolor de sus deudos. La siglos. La Odisea debe ser sacrificada, si bien cons-
Belleza tiene como vecinos el peligro y la muerte. tituía asimismo una parte de esta educación y era,
He aquí un intervalo en la descripción que hace en muchos aspectos, el complemento necesario de
Hornero de una fiera lucha en torno a las mUfa- 1<1 Ilíada. La Odisea, dice Longino,· es un po~ma
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82
de carácter más (lue de pasión, lleno de ese amor que rehízo e incorporó mucho material anterior, si
tan griego por la aventura y los cuentos extraños; hien la 1liada actual contiene algunos pasajes que
y, como la Ilíada, un poema que pudo haber sido no formaban parte del plan de este "Homero". Si
un costal de historias añejas y, en cambio, tiene una fue o no el mismo poeta quien escribió ambos poe-
unidad artística e inteligente que surge inevitable- mas, es un punto controvertido y quizás lo seguirá
mente de una sola idea central: en este caso, una siendo siempre. La diferencia de tono y de trata-
creencia en una justicia trascendente. ¿Escribió un miento es grande. Longino, el crítico más fino de
solo poeta ambos poemas? ¿Escribió un solo poeta la antigucdad, ya observÓ esto y señaló: "Hornero
uno de los dos? En caso afirmativo, ¿cuándo vivie- en la Odisea es como el sol poniente; posee aún
ron él o ellos? Ésta es la famosa Cuestión homérica grandeza, mas no intensidad." Tal vez sea el mismo
que los eruditos han discutido durante un siglo y sol. Pero un hombre tiene derecho a opinar, cuando
medio; no espere el lector que la resolvamos aquí. se ha sumergido en Homero hasta el punto de tra-
Los propios griegos posteriores poseían un ciclo ducir uno de los poemas. Por consiguient~, es in-
completo de poemas épicos sobre la guerra tro- teresante observar que de los dos últimos traduc-
yana. Dos de ellos fueron de aventajad'a excelen- tores ingleses, T. E. Lawrence, está tan seguro de que
11

i1i
cia y se atribuyeron a Hornero. Esta paternidad los dos poetas no son el mismo individuo, que ni si-
fue sinceramente aceptada hasta los tiempos mo- quiera considera esa posibilidad; en tanto que E.
[Ir
dernos, cuando una investigación más prolija mos- . V. Rieu dice: "Sus lectores pueden estar tan segu-
tró toda clase de discrepancias de realización, es- ros de que ambas obras pertenecen a una sola ma-
tilo y lenguaje tanto entre las dos epopeyas como no del mismo modo que no dudan de la presencia
entre las distintas partes de cada una. El resultado de Shakespearc cuando, después de conocer el Rey
inmediato de este examen fue la minuciosa y te- Juan, vuelven sus ojos a Como gustéis."
meraria división de los dos poemas, pero en particu- Debemos dejar las cosas aquí, pues no puede per-
lar de la Ilíada, en cantos separados de períodos di- mitirse que la cuestión homérica, por atractiva que
ferentes, adecuadamente llamados "estratos" por crí- resulte a los eruditos, nos haga perder de vista a
ticos que a veces no distinguen bien entre la sínte- Hornero. Sería interesante, aunque inútil, meditar
sisartística y la conformación. El estudio de la poe- qué nos pasaría si todos nuestros reformadores, re-
sía épica de otras razas, y de los métodos utilizados volucionarios, autores de proyectos, políticos y arre-
por los poetas que operan en este medio tradicio- glalotodo en general estuviesen empapados en Ho-
nal, ha contribuido mucho a restablecer la confian- mero desde su juventud, como los griegos. Quizás
za en la estructura intrínseca de cada poema. Esto comprendiesen que cuando llegue el feliz día en
significa que lo que tenemos en cada caso no es un que haya una helad era en cada hogar y en ningu-
poema breve compuesto por un "Hornero" primiti- no dos, en que- todos tengamos la oportunidad de
vo y aumentado, según el gusto de cada uno, por trabajar para el bien general (cualquiera que éste
poetas posteriores, sino un poema concebido como sea), en que el Hombre Común (quieñquiera sea)
una unidad por un "Hornero" relativamente tardío triunfe, aunque no se haya cultivado, todavía los
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hombres vendrán y desaparecerán como las genera-
ciones de hojas en el bosque; y que aún seguirá la
criatura humana siendo débil y los dioses fuertes (;APÍTULO V
e inconmensurables. Tal vez reconociesen también
que la cualidad del hombre importa más que sus LA "PÓLIS"
hazañas; que la violencia y la indiferencia llevarán
siempre al desastre y que éste caerá tanto sobre el
inocente como sobre el culpable. Los griegos tu-
vieron suerte al poseer a Hornero y fueron pruden-
tes en el uso que de él hicieron.
Pólis es la palabra griega que traducimos como
"ciudad-estado". Es una mala traducción, puesto
que la pólis normal no se parecía mucho a una ciu-
dad y era mucho más que un estado. Pero la tra-
ducción, como la política, es el arte de lo posible y,
como n.o tenemos la cosa que los griegos llamaban
pólis, tampoco poseemos una palabra equivalente.
De ahora en adelante, evitaremos el engañoso tér-
mino "ciudad-estado" y utilizaremos en su lugar la
palabra· griega. En este capítulo indagaremos pri-
mero cómo surgió tal sistema político, luego tra-
taremos de reconstituir la palabra pólis y res~
catar su Significado real al observarla en acción.
Puede ser una tarea larga, pero mientras dure nos
servirá para mejorar nuestro conocimiento sobre los
griegos. Sin una clara concepción de lo que era ia
pólis y de lo que significaba para los griegos, es
completamente imposible comprender adecuada-
mente la historia, el pensamiento y las realizacio-
nes de los helenos.
Empecemos, pues, por el principio. ¿Qué era la
pólis? En la Ilíada distinguimos una estructura po-
lítica, al parecer, no fuera de lo común; una estruc-
tura que puede considerarse como una forma ade-
lantada o degenerada de organización tribal, se-
gún se prefiera. Hay reyes, como Aquiles, que
86 87

1'..\
gobiernan su pueblo, y existe el gran rey, Agame- Es importante hacerse cargo de su tamaño. El
nón, rey de los hombres, que es algo así como un lector moderno descubre por allí una traducción
gran señor feudal. Tiene la obligación, establecida de la RepÚblica de Platón o de la Política de Aristó-
por el derecho o por la costumbre, de consultar a teles y se encuentra con que Platón establece que
los demás reyes o caudiIlos en los asuntos de in- su ciudad ideal tendrá cinco mil ciudadanos, en tan-
terés común. Ellos integran un consejo regular y to que el Estagirita sostiene que cada ciudadano de-
en sus debates el cetro, símbolo de la autoridad, es bería conocer de vista a todos los demás. Quizás son-
tenido por el que habla en ese momento. Esto es, ría entonces ante tales fantasías filosóficas. Pero
como puede verse, europeo, no oriental; Agamenón Platón y Aristóteles no son unos visionarios. Pla-
no es un déspota que gobierna con la indiscutidá tón se imagina una ciudad de acuerdo con la esca-
autoridad de un dios. Hay también indicios de una la helénica; con ello expresa que muchas póleis
indefinida Asamblea del Pueblo, que debía ser griegas existentes eran harto pequeñas, pues las ha-
consultada en las ocasiones importantes; si bien bía con menos de cinco mil ciudadanos. Dice Aristó-
Hornero, poeta cortesano y de ningún modo histo- teles en su manera tan divertida -a veces Aristóteles
riador constitucional, dice en realidad muy poco se parece mucho a un dómine- que una pólis de
sobre ella.
diez ciudadanos sería imposible, porque no podría
Tal es, a grandes rasgos, la tradición sobre la bastarse a mí misma, y que una pólis de cien mil
Grecia anterior a la conquista. Cuando se levanta sería absurda, porque no podría gobernarse adecua-
nuevamente el telón después de la Época Oscura, damente. Y no debemos pensar que estos "ciuda-
vemos un cuadro muy diferente. Ya no hay un danos" son una "clase dominante" que posee y rige
"Agamenón de amplio poder" que gobierne en Mi- miles de esclavos. El griego común en estos siglos
cenas señorialmente. En Creta, donde Idomeneo ha primitivos era granjero, y si poseía un esclavo, ello
gobernado como único rey, encontramos más de se debía a que las cosas andaban más o menos bien.
cincuenta póleis independientes, cincuenta "esta- Aristóteles habla de cien mil ciudadanos; si permi-
dos" pequeños en lugar de uno. No importa mu- timos que cada uno de ellos tenga su mujer y
cho que los reyes hayan desaparecido; lo impor- cuatro hijos, y luego agregamos un amplio número
tante es (lue también los reinos han seguido la mis- de esclavos residentes extranjeros, llegaremos a casi
ma suerte. Lo que sucede en Creta 'pasa también en un miIlón, más o menos la población de Birmin-
toda Grecia, o al menos en aquellas partes que des- gham; y para Aristóteles un "estado" independiente
empeñan un papel considerable en la historia grie- tan populoso como Birmingham es un chiste escolar.
ga: Jonia, las islas, el Peloponeso (con excepción Pero dejemos a los filósofos y vayamos a un hombre
de Arcadia), Grecia central (excepto las regiones práctico. Hipodamo, el que construyó el Pireo en
occidentales), y el sur de Italia y Sicilia cuando se el más moderno estilo americano, dice que el nÚ-
volvieron griegas. Todas ellas se dividieron en una mero ideal de ciudadanos es de diez mil, lo cual
enorme cantidad de unidades políticas independien- implicaría una población tal de unos cien mil.
tes y autónomas. De hecho, solo tres póleis tenían más de 20.000
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1

ciudadanos: Sirac:usa y Acragas( Agrigento) en Si- ción. A veces, escritores modernos hablan con
cilia, y Atenas. Cuando estallÓ la Guerra delPc- magnífico desprecio de "aquellos insignificantes
lopon~so la población de Atica erá probablemente estados griegos, con sus interminables luchas".
de unos 350.000, de los cuales la mitad eran ate- Es exacto: Platea, Sición, Egina y el resto eran
nienses (hombres, mujeres y niños); una décima insignificantes si se los compara con los esta-
parte eran residentes extranjeros y el resto escla- dos modernos. También la Tierra es insignificante,
yos. Esparta, o Lacedemonia, tenía un cuerpo ur- comparada. con Júpiter; pero la atmósfera de Júpiter
bano mucho más pequeño, aunque era mayor en su es principalmente amoníaco y esto ya es una dife-
superficie. Los espartanos habían conquistado y rencia. A nosotros no nos gusta respirar amoníaco
anexado a Mesenia y poseían 8,200 km cuadra- y a los griegos, a su vez, les habría iesultado into-
dos de territorio. Para un griego era un área enor- lerable la atmósfera de los vastos países modernos.
me; un~buen caminador pondría dos días para cru- Ellos conocían un gran estado, el Imperio persa, y
zada. La importante ciudad comercial de Corinto les parecía muy conveniente ... para los bárbaros.
tenía un territorio de 855 km cuadrados, más o La diferencia de escala, cuando es 10 bastante acen-
menos e] tamaño de Huntingdonshire. La isla de tuada, equivale a diferencia de condición.
Ceos, la cual es tan grande como la de Butc, estaba Pero antes de ocuparnos de la naturaleza de la
dividida en cuatro póleis. Tenía, por consiguiente, pólis, al lector le agradaría conocer qué sucedió pa-
cuatro ejércitos, cuatro gobiernos, posiblemente ra que la estructura relativamente espaciosa de la
cuatro calendarios diferentes, y quizás cuatro dife- Grecia predoria se convirtiese en un mosaico de
rentes tipos de monedas y. sistemas de medidas, pequeños fragmentos. Al erudito clásico también le
aunqi.Ie esto Último es poco probable. Micenas era gustaría saberlo, pero no hay datos y todo lo que
en los tiempos históricos un triste vestigio de la podemos hacer es sugerir razones plausibles. Exis-
capital de Agamenón, pero seguía siendo indepen- ten razones históricas, geográficas y económicas.
diente. Envió un ejército para ayudar a la causa Cuando ellas hayan sido debidamente explicadas,
griega contra Persia en la batalla de Platea. El ejér- tal vez lleguemos a la conclusión de que la razón
cito constaba de ocho hombres. Incluso· para. el cri- más importante de todas es que así les gustaba vi-
terio griego era una ciudad pequeña, pero no he- vir a los griegos.
mos oído que se hiciesen bromas sobre un ejército La llegada de los dorios no fue un ataque de una
que compartía un carro. nación organizada a otra. El invadido tenía su or-
Pensar en esta escala nos resulta difícil a nosotros, ganización, aunque indefinida; algunos de los inva-
que consideramos pequeño un país de diez miHones sores -el grup,o principal que conquistó Lacede-
y estamos acostumbrados a estados como USA y monia- debe haber poseído una fuerza coherente;
la URSS, que son tan grandes que deben ser pero también hubo seguramente pequeños grupos
designados con sus iniciales. Pero cuando el adap- de invasores que aprovecharon el tumulto general
table lector se acostumbre a la escala, no cometerá y se apoderaron de buenas tierras donde pudieron
el vulgar error de confundir tamaño con significa- encontrarlas. Un indicio de esto es que hallamos
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miembros de un mismo clan en diferentes estados.
venir a la ciudad cuando tiene que hacerla. En sus
Píndaro, por ejemplo, era un ciudadano de Tebas ratos libres le agrada dedicarse a la satisfactoria
y miembro de la antigua familia de los Egidas. Pero ocupación de mirar a través de la puerta. El griego
había Egidas también en Egina y en Esparta, pó- preferia vivir en la ciudad o en la aldea, ir andan-
leís completamente independientes, y Píndaro se di- do hasta su ocupación y pasar sus ocios más amplios
rige a ellos como a parientes. Así, pues, este clan conversando en la ciudad o epla plaza de la aldea.
particular se había fragmentado durante las inva- Así el mercado se convierte en un mercado-ciudad,
siones. En un país como Grecia, esto resultaba muy situado naturalmente al pie de la Acrópolis. Éste
natural.
llegará a ser el centro de la vida comunal del pue-
En un período tan incierto, los habitantes de blo y ya veremos en seguida cuán importante era
cualquier valle o isla podían de un momento a otro eila.
verse obligados a luchar por su territorio. Por con- Pero ¿por qué estas ciudades no constituyeron
siguiente, era menester un punto firme, normalmen- unidades más amplias? Ésta es la cuestión pri-
te la cima de una colina defendible en algún lugar mordial.
de la llanura. Ésta, la "Acrópolis" (la ciudad alta), Hay un aspecto económico. Las barreras físicas,
fue fortificada y sirvió como residencia al rey. Llegó tan abundantes en Grecia, hacían difícil el trans-
a ser también el lugar natural de la Asamblea y el porte de mercancías, salvo por mar; pero al mar to-
centro religioso .. davía no se le tenía confianza. Además, la variedad
'He aquí el comienzo de la ciudad. Ahora nos a que nos referimos antes permitía que un área muy
corresponde dar las razones de por qué creció la pequeña pudiera bastarse a sí misma, sobre todo
ciudad y por qué un puñado de personas siguió para un pueblo como el griego, tan sobrio en sus
siendo una unidad política independiente. Lo pri- exigencias de la vida. Es decir que ambos factores
mero es simple. Para comenzar diremos que el natu- tienden a la misma dirección. No había en Grecia
ral crecimiento económico hizo necesario un mer- una gran 'interdependencia económica, ni puja re-
cado central. Ya vimos que el sistema económico cíproca entre las distintas partes del país, lo bas-
que surge de Hornero y Hesíodo era una "estrecha tante fuertes como para contrarrestar el deseo de
economía doméstica"; el estado, grande o pequeño, los griegos de vivir en pequeñas comunidades.
producía todo lo que necesitaba y si no obtenía de- Hay también un aspecto geográfico. Se ha ase-
terminada cosa se arreglaba sin ella. Cuando la si- gurado alguna vez que el sistema de póleiS indepen-
tuación se volvió más estable, fue posible también dientes fue impuesto a Grecia por las condiciones
una economía más especializada y se produjeron físicas del país. La teoría es atractiva, especialmen-
más mercancías para la venta. De ahí el auge del te para los que prefieren tener una explicación im-
mercado.
ponente de cualquier fenómeno, pero no parece
En este punto, debemos recordar los hábitos so- ser verdadera. Es obvio que la subdivisión física del
ciales de los griegos, antiguos o modernos. Al gran- país contribuyó a ello; tal sistema no podría haber
jero inglés le gusta construir su casa en sus tierras y existido, por ejemplo, en Egipto, país que dependía
92 93

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totalmente del adecuado aprovechamiento de las que eventualmente venció a Lidia, era' aún
crecientes del Nilo, y que tenía, por consiguiente, embrionario en los lugares apartados del conti-
un gobierno central. Pero hay países tan divididos nente; Egipto se hallaba en decadencia; Mace-
como Grecia -Escocia por ejemplo- que nunca han donia, destinada a poner en quiebra el siste-
desarrollado el sistema de la pólis; y a la inversa, ma de la pólis, permanecía en la penumbra y
hay en Grecia muchas ciudades vecinas, como Co- siguió por mucho tiempo debatiéndose en un esta-
rinto y Sición, que fueron independientes una de do de semibarbarie inoperante; la hora de Roma to-
otra, aunque entre ambas no hay una barrera física davía no había llegado ni se conocía ilingún otro
que pueda incomodar a un ciclista moderno. Ade- poder en Italia. Existían, por cierto, los fenicios, y
más, son en efecto las regiones más montañosas de su colonia occidental, Cartago, pero éstos eran ante
Grecia las que nunca desarrollaron póleis o por lo fodo mercaderes. Por consiguiente, este vivaz e
menos no lo hicieron hasta fecha posterior: Arcadia inteligente pueblo griego pudo vivir durante algu-
y Etolia, por ejemplo, que- tenían algo así como un nos siglos de acuerdo con el sistema aparentemen-
sistema de cantones. La pólis floreció en regiones te absurdo que satisfizo y desarrolló su genio en
donde las comunicaciones eran relativamente fáci- lugar de ser absorbido en la densa masa de un di-
les. De modo que proseguimos buscando nuestra latado imperio, que habría sofocado su crecimien-
explicación. to espiritual y 10 habría convertido en lo que fue
La economía y la geografía sin duda ayudaron, después, una raza de individuos brillantes y oportu-
pero la verdadera explicación reside en el carácter. nistas. Seguramente algún día alguien crearía un
de los griegos, el cual podrá ser aclarado por aque- firme poderío centralizado en el Mediterráneo orien-
llos deterministas que tengan la necesaria fe en su tal, sucesor del antiguo dominio marítimo del rey
omnisciencia. Como esto ha de llevarles algún tiem- Minos. ¿Sería éste, griego, oriental o de otro origen?
po, nosotros primero dilucidaremos, al pasar, un Esta pregunta se convertirá en el tema de un capí-
importante punto histórico. ¿Cómo sucedió que tan tulo posterior; pero ninguna historia de Grecia po-
absurdo sistema pudiese durar más de veinte mi- lrá entenderse si no se ha comprendido lo que la
nutos? pólis significaba para los griegos. Cuando hayamos
La historia tiene muchas y amargas ironías, pero dilucidado este punto, descubriremos también por
ésta debe ser puesta en el saldo a favor de los dio- qué los griegos la desarrollaron y procuraron man-
ses, quienes dispusieron que los griegos tuviesen tenerla con tanta porfía. Examinemos, pues, la pa-
casi para ellos solos el Mediterráneo oriental du- labra en acción.
rante el tiempo suficiente para efectuar esa expe- Ya me referí a lo que luego se llamó la Acrópolis,
riencia de laboratorio, tendiente a mostrar hasta qué el fuerte de toda la comunidad y el centro de su vi-
punto y en qué condiciones la naturaleza humana da pública. La población que casi siempre creció a
es capaz de crear y sustentar una civilización. En su alrededor fue designada con otra palabra: ás-
Asia, el Imperio hitita había sucumbido; el reino de ty. Pero pólis muy pronto pasó a significar la ciuda-
Lidia no se mostraba agresivo, y el poderío persa, dela y también todo el pueblo que "utilizaba" esta
94 95
l'
hombre." Esta respuesta pone de manifiesto otro
ciudadela .. -\sí leemos en TlIeídides: hEpidamnos es
aspecto importante de la concepción total de la
una pólis situada a la derecha del quc navega por
pólis, a saber que es una comunidad, y que sus
el golfo d,e Corinto." Esto no es lo mismo que decir:
asuntos competen a todos. La real tarea de gober-
"Bristol es una ciudad situada a la derecha del que
nar podía ser confiada a un monarca, quien actuaba
navega por el Canal de Bristol", puesto que Bristol
en tal caso en nombre de todos, según los usos tra-
no es un estado independiente que pueda cstar en
dicionales; o a los jefes de ciertas familias nobles;
guerra con Gloucestcr, sino solamente una área ur-
también a un consejo de ciudadanos, elegidos de
bana con una administración puramente local. Las
acuerdo con un censo de propiedad, o de lo contra-
palabras de Tucídides implican (lue hay una ciudad
-aunque posiblemente muy pequeña- llamada rio, a la totalidad de los ciudadanos. El conjunto
de éstas y muchas de sus modificaciones eran formas
Epidamnos, la cual es centro político de los epidam-
nios que viven en el territorio del (lue la ciudad cs naturales de "comunidad política" que los griegos
el centro -no la "capitar'- y son epidamnios si distinguían claramente de la monarquía oriental.
viven en la ciudad o en alguna aldea de su territorio. Dentro de esta última el monarca no era responsa-
Algunas veces el territorio y la ciudad tienen ble ante la ley ni depositario del poder por la gracia
nombres diferentes. Así, el Ática es el territorio ocu- de un dios, sino que él mismo se consideraba dios.
pado por el pueblo ateniense, inclusive Atenas -la Si el gobierno no estaba obligado a responder de
sus actos es indudable que la pólis no existía. He-
pólis en su sentido más restringido-, el Pireo y mu-
chas aldeas; pero sus habitantes en conjunto eran món acusa a su padre de hablar como un ryran-
atenienses, no áticos, y un ciudadano era ateniensC' nos 1 y, en consecuencia, de destruir la pólis, no
"el Estado" ..
cualquiera fuese el lugar del Ática en que vivía.
En este sentido pólis es nuestro "estado". En la Prosigamos nuestra exposición de la palabra. El
Coro en los Acarnienses de Aristófanes, al admirar
Antígona de Sófocles, Creón se adelanta para for-
mular su primera proclama como rey y dice: "Seño- la conducta del héroe, se dirige al auditorio con una
res, en 10 que atañe a la pólis, los dioses la han glli'l- exhortación que traduzco literalmente: "¿Ves tú, oh
do a salvo a través de la tormenta, sobre firme na- ciudad entera?" Estas palabras se traducen a ve-
ve". Es la imagen familiar de la Nave del Estado ces: "tú, ciudad tumultuosa", lo cual suena mejor,
y creemos saber dónde nos hallamos. Pero más ade- pero oscurece un punto esencial, cual es que el ta-
lante en la tragedia expresa lo que traduciríamos maño de la pólis posibilitaba que un miembro ape-
naturalmente por: "Se ha dado una proclamaci<'m lase a todos sus conciudadanos personalmente, si
pública" ... Él dice, en realidad: "Se ha hecho sa- es que pensaba que otro miembro de la pólis lo ha-
ber a la pÓlis ... ", no al "estado", sino al "pueblo". bía injuriado. Los griegos suponían por lo común
Cuando, más tarde, disputa violentamente con su
1 Prefiero usar la forma griega de esta palabra (aparen-
hijo, exClama: "¿Qué, hay algÚn otro fuera de mí temente) oriental. Es la equivalente griega de "dictador",
(lue gobierna en esta tierra?" Hemón le responde: p'e.ron? tiene por cierto la misma coloración que la nuestra
- "No es una ,)(ílis la que es gobernada sólo por un tIrano •
96 97
, I

que la pólis tuvo su origen en el deseo de justicia. mas decir "ayudar al estado",. porque esto no des-
Los individuos no tienen ley, pero la pólis hará que pierta ningÚn entusiasmo; el estado nos saca la
se enderecen los entuertos. Y no por medio de una mitad de nuestros ingresos. Tampoco podemos de-
elaborada máquina de la justicia del estado, pues- cir "]a comunidad", pues para nosotros "la comu-
to que esta máquina sólo puede ser manejada por nidad" es demasiado grande y variada y sólo puede
individuos, tal vez tan injustos como el que comete ser aprehendida teóricamente. La aldea en que uno
los desafueros. La parte agraviada sólo estará se- viv<" el gremio a que está afiliado, la clase a que
gura de obtener justicia, si puede declarar sus ofen- pertenece, son entidades que para nosotros signifi-
sas a la pólis cntera. Por consiguiente, la palabra can algo inmediato; pero eso del "trabajo para la
significa ahora "pueblo", nítidamente distinguida comunidad", aunque sea un sentimiento admirable,
de "estado". sÓlo nos representa algo vago y déhil. En los aÚos
Yocasta, la trágica reina en el Edipo, nos mos- anteriores a la guerra, ¿qué sabían muchas regio-
trará otro aspecto del alcance de la palabra. Se tra- nes de Gran Bretaña sobre las áreas de depresión?
ta de que, después de todo, su marido Edipo no es é.I Iasta qué punto se comprenden mutuamente ban-
el hombre condenado que ha matado al rey anterior <lUCros, mineros y trabajadores de granjas? Pero
1 Laya. "¡No, no -:-grita Yocasta- no .puede ser! El todo griego conocía la pólis, pues ella estaba allí,
'i
esclavo dijo que eran 'b~ndidos' quienes los ataca- completa, ante sus ojos. Podía él ver los campos qne
J
,. l' ron y no \m bandido'. No puede ahora desdecirse.
No 10 oí yo sola; 10 oyó la pólis,' Aquí la palabra
le hrindaban su sustento -o que se 10 negaban, si
las cosechas se' malograban-; podía ver cómo la
está usada sin ninguna asociación pO'1ítica,está, por agricultura, el comercio y la industria marchaban
t " así decido, fuera de servicio, y significa "todo el acordes entre sí; conocía las fronteras, sus puntos
11

pueblo". Éste es un matiz significativo no siempre fuertes y sus puntos débiles; si algunos descontentos
destacado, pero nunca ausente por completo. planeaban un golpe, les era muy difícil ocultado. La
También Demóstenes, el orador, habla de un vida integral de la pólis, y la relación entre sus par-
hombre que, literalmente, "evita la ciudad", traduc- tes, era mucho más fácil de abarcar, debido preci-
ción que haría suponer al lector despn·venido que samente a esta pequeña escala. Por consiguiente,
aquél vivía en un sitio similar a Lake District o Pur- decir "Cada uno tiene el deber de ayudar a la pólis"
ley. Pero la frase "evita la pólis" nada nos dice sobre no era expresar un hermoso sentimiento, sino hablar
su domicilio; significa simplemente que él no parti- segÚn el más llano y urgente sentido comÚn 2. Los
cipaba en la vida pública y que, por consiguiente, asuntos pÚhlicos tenían una inmediatez y una con-
tenía algo de excéntrico. Los asuntos de la comuni- creción que para nosotros resultan extraÚos.
dad no le interesaban. Un ejemplo específico ayudará a comprender
Ya sabemos bastante sobre la palabra pólis co- esto: La democracia ateniense imponía contribucio-
mo para damos cuenta de que no es posible la ver-
sión inglesa de una frase tan común como: "Cada 2 De esto no se sigue, naturalmente, que los griegos obe-
uno tiene el deber de ayudar a la p6lis," No pode- deciesen al sentido común con más frecuencia que nosotros.
98 99
nes a .los ricos con tan desinteresado entusiasmo lis". Hoy, éste sería nombrado por el Primer Minis-
como la inglesa, pero esto podía hacerse de una tro, o por la Academia Británica o por la B.B.C. En
manera más grata, simplemente porque el Estado Atenas, la Asamblea elegía a alguien que había ha-
era tan pequeño e íntimo. Entre nosotros, el contri- blado a menudo en ella. En esta ocasión Pericles
t
buyente importante paga (se supone sus impuestos habló desde una plataforma lo. bastante alta para
tal como lo hace el pequeño contribuyente: firma un que su voz llegara al mayor número posible. Consi-
cheque y piensa: "¡Vaya! ¡Esto ya está liquidado!" deremos dos frases usadas por Pericles en esta
En Atenas, el hombre cuya riqueza excediese de- oración.
terminada suma debía, dentro de una rotación anual, Compara la pólis ateniense con la espartana, y se-
realizar ciertas "liturgias", literalmente: "obras po- ñala que los espartanos admiten a los visitantes ex-
pulares". Tenía que sostener una nave de guerra en tranjeros de mala gana y que de tiempo en tiempo
servicio durante un año (con el privilegio de ser su los expulsan, "mientras que nosotros permitimos
comandante, si así lo deseaba), o financiar la repre- que nuestra pólis sea común a todos". Pólis no es
sentación de tragedias en el Festival, o dotar una aquí la unidad política; no se trata de naturali-
1,. "
:-, ",jIt'
procesión religiosa. Era una pesada carga, y sin du- zar a los extranjeros, cosa que los griegos hicieron
i
l lii ",
III

\ '"
'
da no bien recibida, pero al menos de ella podía muy rara vez, simplemente porque la pólis era una
obtenerse algún placer y hasta ciertó orgullo. Ha- unión tan íntima. Pericles quiere decir aquí: "Nos-
l' bía una satisfacción y. un honor en destacarse por otros abrimos de par en par a todos nuestra común
presentar ante sus conciudadanos una digna trilo- vida cultural", como puede verse en las palabras
gía. Así, en otros incontables casos, el tamaño de la que siguen, aunque sean difíciles de traducir: "ni
ciudad hacía vivas e inmediatas cosas que para les negamos ninguna instrucción o espectáculo", fra-
nosotros son sólo abstracciones o fastidiosos deberes. se ésta que casi carece de sentido hasta que nos en-
Naturalmente, esta modalidad tenía sus inconve- teramos de que el drama, trágico y cómico, la eje-
nientes. Por ejemplo, un jefe incompetente o des- cución de himnos corales, los recitales públicos de
afortunado no era sólo objeto de una difusa e ino- Homero, los juegos, eran partes necesarias y nor-
fensiva indignación popular, sino de una acusación males de la vida "política". Esto es lo que Pericles
directa; podía ser procesado ante la Asamblea, mu- piensa cuando habla de "instrucción y espectáculo",
y de "abrir la pólis a todos".
chos de cuyos miembros anteriores habían muerto
Pero debemos ir más lejos. Una detenida lectura
por su causa.
La Oración fúnebre de Pericles, registrada o re- de la oración mostrará que, al ensalzar a la pólis ate-
niense, Pericles está ensalzando algo más que un
creada por Tucídides, ilustrará esta inmediatez y
estado, una nación o un pueblo; está ensalzando un
completará un poco más nuestra concepción de la
modo 'de vida. Otro tanto quiere significar, cuando,
pólis. Dice Tucídides que todos los años si algunos
un poco más adelante, llama a Atenas la "escuela de
ciudadanos habían muerto en la guerra -lo cual su-
la Hélade". ¿Qué tiene esto de particular? ¿No ala-
cedía las más de las veces- era pronunciada una
bamos nosotros "la manera inglesa de vivir"? La di-
oración fúnebre por "un hombre elegido por la pó-
101
100

---------. _._~--
I I

ferencia es la SIguiente: nosotros esperamos que son deidades tribales, y existen simultáneamente
nuestro Estado permanezca completamente indife- en dos planos, como dioses de la pólis individual y
rente a este "modo ingli's de vida", y por cierto la como dioses de toda la raza griega. Pero, además de
idea de que el Estado fomente activamente este estos olímpicos, cada pólis tenía sus deidades loca-
modo de vida nos llena de alarma a casi todos. Los les menores, "héroes" y ninfas; cada una adorada
griegos concebían la pólis como una cosa activa, con su rito inmemorial y que difícilmente podía ser
formativa, que educaba la mente y el carácter de imagin~do fuera de la localidad en que tal rito se
los ciudadanos; nosotros la concebimos como una cumplía. De modo que, a pesar del panhelénico sis-
pieza de maquinaria para la producción de segu- tema olímpico, y a pesar del espíritu filosófico que
ridad y conveniencia. El aprendizaje de la virtud, hacía imposible para los griegos la existencia de dio-
que el estado medieval encomendaba a la Iglesia, ses puramente tribales, en cierto sentido puede afir-
y la pólis consideraba como empresa propia, el esta- marse con seguridad que la pólis es una unidad in-
do moderno lo deja a la buena de Dios. dependiente tanto en su aspecto religioso como po-
La pólis, pues, en su origen "la ciudadela", puede lítico. Los poetas trágicos podían al menos utilizar
,1'
'~: significar tanto como "toda la vida comunal, polí- la antigua creencia de que los dioses abandonaban
.J tica, cultural, moral", incluso "económica" de un una ciudad cuando estaba a punto de ser captura-
¡r

pueblo, pues ¿de qué otro modo podemos entender da. Los dioses son. los copartícipes invisibles en el
"'1
Ilil
esta otra frase de este mismo discurso: "el producto bienestar de la ciudad.
i~1
df)l mundo entero llega a nosotros, a causa de la En la Orestíada de Esquilo podemos ver mejor
magnitud de nuestra pólis"? Esto debe significar cuán íntimamente ligados estaban el pensamiento
"nuestra riqueza nacional". "político" y el religioso. Esta trilogía está compuesta
También la religión estaba vinculada a la pólis, en torno a la idea de la Justicia. Ella lleva del caos
si bien no toda forma de religión 3. Los dioses olím- al orden, del conflicto a la reconciliación; y obra en
picos eran adorados por los griegos en todas partes, dos planos á la vez, el humano y el divino. En el
pero cada ciudad tenía, si no sus propios dioses, al Agamtmón vemos una de las Leyes morales del uni-
menos sus propios cultos particulares de estos dio- verso: que el castigo debe seguir al crimen, y ser
ses. Así, Atenea de la Casa de Bronce era adorada realizado en la manera más cruel posible; que un
en Esparta, pero para los espartanos Atenea no fue crimen exige otro crimen para vengarlo, y así en •
nunca lo mismo que para los atenienses, "Atenea una sucesión inacabable, pero siempre con la sanción.
Palias", Atenea guardiana de la Ciudad. Así Rera, de Zeus. En las Coéforas esta serie de crímenes lle-
en Atenas, fue una diosa adorada especialmente por ga a su culminación cuando Orestes venga a su
las mujeres, como la diosa del corazón y del hogar; padre matando a su madre. Comete el matricidio
pero en Argos "Rera Argiva" era la la suprema dei- con repugnancia, pero Apolo, el hijo y vocero de
dad del pueblo. Lo mismo que Jehová, estos dioses Zeus, le ordena hacerla. ¿Por qué? Porque al asesi-
nar a Agamenón, el rey y su esposa, Clitemnestra ha
3 No las religiones de los misterios (ver pág. 24 Y sig.). cometido un crimen que, de quedar impune, que-
102 lÓ3
brantarÍa el edificio social. Corresponde a los dio- los ciudadanos atenienses, reunidos en el teatro al
ses olímpicos defender el orden, puesto que son pie de la AcrópoJis -y seguramente guiadas por
especialmente los dioses de la pólis. Mas el delito de ciudadanos que oficiaban de maestros de ceremo-
Orestes ofende los más profundos instintos huma- nias- ellas salían del escenario rumbo a su nuevo
nos; por consiguiente Orestes será implacablemente hogar en la otra ladera de la ciudadela. Algunos de
perseguido por otras deidades, las Furias. Las Furia,s los más agudos problemas morales y sociales del
no tienen interés alguno en el orden social, pero hombre han sido resueltos, y el medio de recond-
no pueden permitir esta afrenta a la santidad del liación es la pólis.
vínculo consanguíneo, pues su deber es protegerlo. Pocos minutos después, en aquella temprana
En las Euménides hay un tremendo conflicto entre primavera del 458 a. c., los ciudadanos abandona-
las antiguas Furias y los ólímpicos más jóvenes so- ban también el teatro, y por el mismo lugar que las
bre el desdichado Orestes. La solución está en que Euménides. ¿Cuál sería su estado de ánimo? Segu-
Atenea viene con una nueva dispensa de Zeus. Se ramente ningún público ha vuelto a tener esa ex-
. elige un' jurado' de atenienses para juzgar a Orestes periencia. Por aquel tiempo, la pólis ateniense se
en la AcrópoJis, a donde él ha huido para protegerse; sostenía confiadamente en la cresta de la ola. Esta
i~1.~;
,:1'
,; "Ii, I~II
;
i'I!I' trilogía exaltaba la concepción de la vida de las he-
, "1,
,1"
esta es la primera reunión del Consejo del Areópa-
¡UI
go. En la votación hay empate; por lo tanto, como lenos, pues ellos habían visto su pólis surgir como
un acto de misericordia, Orestes es absuelto. Las el dechado de la Justicia y el Orden, de lo que los
Furias, despojadas de su legítima presa, amenazan griegos llamaban el Cosmos. La pólis que contem-
al Ática con la destrucción, pero Atenea las persuade plaban era -o podía ser- la coronación y la cum-
de que se establezcan en Atenas, con su antigua bre de su ideal político. Su propia diosa había ac-
dignidad no suprimida (como ellas pensaron al tuado como Presidenta del primer tribunal judicial;
principio) sino acrecentada, pues en adelante casti- ello representaba un firme y sobrio pensamiento.
garán la violencia en la pólis, no solo en la familia. Pero había (algo más que esto. La naciente deroo-
Así para Esquilo la pólis perfecta se convierte en cracia ateniense lograba disminuir los poderes de
el medio por el cual la Leyes satisfecha sin provocar la antigua Corte del Areópago, y el estadista refor-
el caos, ya que la justicia pública remplaza a la mador había sido asesinado por sus enemigos polí-
venganza privada; y los derechos de la autoridad ticos. ¿Qué pasaría con las Euménides, las terribles
se concilian con los instintos de la humanidad. La habitantes de la tierra, las transformadas Furias, cu-
trilogía termina con una imponente escena de ale- ya función era vengar el derramamiento de la san-
goría. Las horrendas Furias cambian sus ropajes gre de parientes? En la idea de que la pólis tiene
negros por otros rojos; ya no son las Furias, sino sus miembros divinos y sus miembros humanos, ha-
las "diosas benévolas" (Euménides); ya no son ene- bía tanto una advertencia, como una exaltación. Por
migas de Zeus, sino sus colaboradoras honradas y un lado se hallaba Atenea, una de las deidades
complacientes, defensoras de su orden social per- olímpicas que había presidido la formación de la
fecto contra la violencia interior. Ante los ojos de sociedad ordenada, por otro las deidades más primi-
104 105
tivas, que habían sido persuadiJas por ac!uélla para cesidades del medio que solo podían ser satisfechas
que aceptasen este modelo de vida .civilizada, y es- gracias a la pólis y no -como entre nosotros- con
tuviesen dispuestas a castigar a quienquiera que, la ayuda de asociaciones voluntarias de personas
con violencia interior, amenazase su estabilidad. clue comparten idénticos esquemas mentales, o bien
Hasta este punto estaba el pensamiento religioso por la acción de organizadores que mueven a los
de Esquilo entrelazado con la idea de la pÓlis; y no individuos. (Esto explica parcialmente la diferen-
solamente el de Esquilo, sino el de muchos otros cia entre drama griego y el cine moderno). Además,
pensadores griegos, especialmente el de Sócrates, él deseaba desempeñar su propio papel en el curso
Platón y Aristóteles. Este último hizo una observa- de los asuntos de la comunidad. Cuando advertimos
ción que solemos traducir impropiamente por "El cuántas actividades necesarias, interesantes y ex-
hombre es un animal político". Lo que en realidad citantes disfrutaba el griego mediante la pólis, to-
dijo Aristóteles fue: "El hombre es una criatura <¡ue das ellas al aire libre, con la brillante Acrópo1i~ a la
vive en una pólis"; y lo que va a demostrar en su vista, con el mismo cerco de montañas o de mar
Política es que la pólis es el único marco en que el rodeando visiblemente la vida de cada miembro del
hombre puede realizar plenamente sus aptitudes estado; entonces es posible entender la historia
espirituales, morales e intelectuales. griega, comprender' que a pesar de las insinuacio-
Tales son algunas de las resonancias de esta pa- nes del sentido común, el griego no podía aceptar
labra; luego veremos otras implicaciones, pues he el sacrificio de la pólís, con su vida tan animada y
dicho poco adrede sobre su simple aspecto "polí- amplia, por una unidad mayor pero menos atrayen-
tico", a fin de subrayar el hecho de que es mucho te. Quizás resulte apropiado registrar aquí una con-
más que una forma de organización cívica. La pú- versación imaginaria entre un antiguo griego y un
lis era una comunidad viva, basada en el parentesco, miembro del Ateneo. Este último lamenta la falta
real o presunto; una especie de dilatada familia de sentido político que mostraron los helenos. El
que convertía la mayor parte de la existencia en vida griego pregunta: -¿Cuántos clubes hay en Lon-
íntima y que por ello, sin duda, tenía"sus rencillas, dres? Su interlocutor, calculando, dice que unos qui-
tanto más amargas por tratarse de diferencias en- nientos. Entonces el griego expresa: -Si todos ellos
tre miembros unidos por la misma sangre. se reunieran, qué espléndida mansión construirían.
Esta circunstancia explica no solo la pÓlís sino Podrían tener un local para el club tan grande como
también mucho de lo que este hombre singular, Hyde Park. -Pero -arguye el miembro- esto ya
destinado por imperativo étnico a vivir en sociedad, no sería un club. -Exactamente -replica el grie-
realizó y pensó. En la manera de ganar su sub- go-, y una pólis tan grande como la vuestra ya no
sistencia reveló el griego una aguda tendencia in- es una pólis.
dividualista, mas por el contenido con que llenó su Por cierto, la moderna Europa, a pesar de su
concepción social fue esencialmente "comunista". cultura común, sus intereses coincidentes, y sus fa-
La religión, el arte, los juegos, la discusión de gran- cilidades de comunicación, no se atreve a aceptar
des temas, todo ese animado cuadro, resultaban ne- la idea de limitar la soberanía nacional, aunque por
106 107
tal medio lograse acrecentar la seguridad de la vi-
da sin aumentar demasiado su estolidez. El griego
tenía posiblemente mucho que ganar si disolvía la CAPÍTULO VI
pólis; pero mucho más que perder. No fue el sentido
común lo que hizo grande a Aquiles, sino otras cua-
lidades. LA GRECIA CLÁSICA: EL PERíODO PRIMITIVO

En el mapa moderno del Mediterráneo yaguas


adyacentes hay muchos nombres griegos. Sebasto-
poI, Alejandría, Benghazi -y por consiguiente la
vecina Apolonia, que nuestros diarios nunca logran
escribir correctamente, pues el culto de Apolo no
es muy firme en Fleet Street-, Siracusa, Nápoles,
Mónaco. Todos estos nombres, y cien más, son de
origen griego, aunque muchos de ellos han sido des-
figurados después de ser utilizados durante siglos
en otras lenguas. No todos se remontan a los pri-
mitivos tiempos clásicos. Alejandría conmemora a
su fundador, Alejandro Magno, con quien ter-
minará este volumen. Sebastopol es en griego "ciu-
dad de Augusto", por consiguiente una fundación de
los tiempos de la Roma imperial; Benghazi es Be-
renike (en griego macedónico Fereníke, portador
de la victoria"), nombre de una de las reinas de la
dinastía macedónica de los Ptolomeos que gobernó
a Egipto desde los tiempos de Alejandro (320 a. C.)
hasta Cleopatra, la que fascinó a César, a Shake-
speare y a Bernard Shaw. Sin embargo, gran número
de estos nombres datan del período que ahora nos
concierne, es decir de los siglos VIII, VII y' VI. Marse-
lla nació como Massilia y fue fundada por los grie-
gos alrededor del 600. Esta costa es en realidad un
museo de nombres griegos. Mónaco tomó su nom-
108
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bre de un altar de Heracles Monoikos, "Heracles el Estamos muy mal informados sobre las causas :'
que vive solo". Niza era Níkaia, "Victoria", Antibes el curso del gran movimiento colonizador que se ini-
es Antípolis "la ciudad opuesta"; Agde es Agathé, "el ció alrededor de 750 y prosiguió durante unos dos
buen lugar". También el sudoeste de Italia está siglos. La superpoblación parece haber sido la cau-
lleno de nombres griegos: Nápoles, por ejemplo, es sa principal, si bien otros factores desempeñaron
Neápolis, "Ciudad nueva", y Reggio es Rhégion, también su papel: el desasosiego político, entre ellos,
"la Grieta", así llamada por el angosto estrecho. y los desastres provocados por acontecimientos ex-
El poeta jónico Homero conocía poco y nada del ternos. Por ejemplo, cuando Ciro el Grande con-
Mediterráneo occidental y del Mar Negro. De estas quistó a Jonia en el afío 545, los habitantes de dos
regiones se tenían escasas informaciones y aparecían ciudades, Tenos y Focea, resolvieron emigrar en
pobladas con maravillas. ftaca, fuera de la costa oes- masa antes que vivir -'iometidos a Persia. Los te-
te de Grecia, era el límite de su conocimiento hacia nias se establecieron en la costa de Tracia, y funda-
occidente, y no parece estar muy seguro incluso ,so- ron Abdera, pero los focenses fueron mucho más
bre esa isla. Sin embargo, no más de trescientos lejos. Y así resolvieron irse a Córcega. Sumergieron
l' años después, encontramos ciudades griegas firme- un gran pedazo de hierro en su puerto (según el
~
i mente establecidas no solo alrededor del Egeo, sino encantador relato en Heródoto) y juraron que no re-
I
también en los lugares más accesibles del Mar gresaríap hasta que el hierro flotara. Pero antes de
Negro (inclusive en Crimea), a lo largo de la costa mucho tiempo, algunos de ellos, abrumados por la
libia, al sur y al oeste de Italia, en Sicilia, en la nostalgia de su ciudad, volvieron. Los demás con-
costa sur de Francia y en la costa oriental de Espa- tinuaron y se incorporaron a la ya existente colonia
. fía. Sicilia y las regiones vecinas de Italia fueron co- de Alalia en Córcega (luego se llamó Aleria y aún
nocidas como la Magna Grecia; fue de allí y no de existe con ese nombre un villorrio).
la madre patria de donde llegó a Roma la civiliza- Una cosa parece segura, al menos con respecto a
ción griega. las primitivas' colonias: no fueron fundadas por ra-
Ésta no fue la primera gran expansión de Grecia, zones de comercio, ni fueron "factorías", Todo lo
ni tampoco la última. Ya hemos visto cómo los jo- que de ellas sabemos sugiere que lo que buscaban
nios (y otros) habían emigrado a través del Egeo los colonos era tierra. El granjero griego, que traba-
cuando vinieron los dorios; siglos más tarde los jaba con un margen muy pequeño, llevaba una exis-
griegos se establecieron en los nuevos dominios de tencia precaria. La subdivisión de la propiedad fa-
Alejandro; y en la última centuria se dirigieron a miliar pronto llegaba a un punto en que tornaba
América en tanta cantidad que el dinero que envia- imposible el trabajo provechoso, y -como veremos
ban a su patria fue un importante renglón en la en seguida al hablar de Atenas- las fincas grandes
economía nacional. Los griegos han sido habitual- practicaban el poco escrupuloso hábito de absorber
mente una raza fecunda y la naturaleza del país im- a las pequeñas. El clamor por nuevos repartos de la
pone una limitación definida de la población. To- tierra se hizo oír a menudo en Grecia y la coloniza-
davía hoy sucede esto en tierras del Mediterráneo. ción era una válvula de seguridad. El empobrecido
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campesino acaso renunciaba a su disminuido e hi- llanura Lelantina. ~IÍU(;]¡os otros estados acudieron
potecado predio en el país natal por una parte en de parte de uno y otro bando, sin tener !In interés
la tierra vacante de ultramar. Y así la lucha podía manifiesto en el territorio en litigio. Es posible, pues,
empezar; o él y sus· descendientes prosperaban y que ya hubiesen entrado a jugar su papel las riva-
llegaban a constituir la nobleza terrateniente de la lidades comerciales.
flamante pólis, o fracasaban y se aprestaban una vez Veamos algunos detalles sobre el aspecto político
más para la colonización o la revuelta. de la colonizaciÓn. La palabra "colonia" es desorien-
Pero aunque fue la tierra y no el comercio el ob- tadora, pero como suele suceder, es la mejor qne se
jeto primordial, la colonización estimuló en sumo nos ocurre. La voz griega apoikía significa, lite-
grado tanto aquella actividad como la industria, ralmente, "un hogar lejano". La apoikía no era eil
hasta el punto que algunas colonias posteriores se ningún sentido una extensión o dependencia de la
fundaron con miras al intercambio más que a la metrópoli; era una fundación nueva e independien-
agricultura. En las nuevas tierras se recogían a me- te. La metrópoli organizaba la expedición; con fre-
nudo frutos que las viejas no ofrecían y las colonias cuencia miembros de otras póleis eran invitados a
l'
rI pusieron a los griegos en estrecho contacto con los
pueblos "bárbaros", quienes solían tener interesan-
incorporarse. Aquélla debía elegir entre sus propios
miembros un conductor oficial. Éste asumía la ta-
tes artículos para vender. Alguna de las antiguas ru- rea de vigilar la distribución de las nuevas tierras
tas comerciales, por ejemplo, la ruta del ámbar pro- entre los colonos y debía ser honrado perpetuamen-
cedente del Báltico, podía ahora ser alcanzada más te como el fundador. Se acostumbraba consultar el
cerca de su origen. El intercambio de productos se oráculo de Delfos antes de emprender el estable-
hizo así más activo y los nuevos contactos aportaron cimiento de una nueva colonia. Este requisito no se
otras ideas y distintas técnicas. Gradualmente, de un reuucía a una simple confortación religiosa contra
modo nada espectacular, fue surgiendo un tipo de peligros desconocidos. Delfos había alcanzado cier-
civilización material, en algunos lugares más que ta preeminencia entre los lugares sagrados griegos,
en otros. Corinto, por ejemplo, ciudad tan favora- y com.o el oráculo era consultado por interesado,s,
blemente situada para el comercio, construía barcos, proceucntes de todas las zonas del mundo griego
trabajaba el bronce y desarrollaba, en su alfarería, -y a veces también por "bárbaros"-, lo~ sacerdotes
un estilo pictórico naturalista como Grecia no veía de ese santuario adquirieron Lln gran caudal de in-
desde, hacía siglos; mientras tanto las aldeas de Ar- formación sobre las más diversas cuestiones (sin
cadia, a menos de 50 kilómetros, no fueron afecta- mencionar una considerable influencia poJítica):
das en lo más mínimo por estas novedades. Otras Al acudir a Delfos, por consiguiente, el griego es-
ciudades que participaron en este crecimiento del peraba recibir no solo la bendición de los dignata-
comercio y la industria fueron Egina, Calcis en Eu- rios religiosos sino también algún experimentado
bea y Mileto en Jonia. Calcis participó en la prime- consejo de la Oficina de Investigaciones Coloniales.
ra guerra griega de los tiempos históricos, contra Una vez fundada la colonia, los vínculos entre' és-
su vecina Eretria, por la posesión de la colindante ta y la metrópoli eran puramente religiosos y senti-
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mentales. El fuego (lue ardía en su hogar público simples listas de magistrados o sacerdotes, apenas
había sido encendido con fuego traído de la ciudad apunta antes del siglo v. Y cuando aparece, ya tene-
originaria; a los ciudadanos de esta última se les mos, casi inmediatamente, no un simple registro,
acordaban, por lo general, ciertos privilegios com- sino también una interpretación de los acontecimien-
plementarios cuando visitaban la colonia; si la co- tos. Pero aun para el siglo v nuestros registros son
lonia daba a su vez nacimiento a otra, era convenien- harto escasos. En cuanto al anterior período, nos pa-
te invitar a la ciudad de origen a que nombrara un rece lo más razonable considerarlo por turno, y de
fundador. No existía ninguna conexión estrictamen- un modo muy general, en tres direcciones: primero
te política; la guerra entre la ciudad y su colonia Jonia, después Esparta y finalmente Atenas. Los pe-
(como entre Corinto y Corcíra, en el libro primero ríodos posteriores concentrarán sin duda alguna
de Tucídides) podía parecer desnaturalizada e in- nuestra atención más y más sobre Atenas.
decorosa, pero no era una rebelión o secesión; por
consiguiente esta dispersión de griegos desde Jonia
y Grecia metropolitana, aunque llevase la influeJ:}- JONIA
cia helénica a todo el Mediterráneo, salvo doncae
Cartago y los etruscos le atajaban el camino, no ten- Se pensó durante mucho tiempo que la civiliza-
día a crear un imperio o estado griego. Significaba ción griega comenzó entre los jonios su renacimiento
sólo que el número de póleis griegas independientes a partir de la Época Oscura; que fueron éstos los
se veía aumentado grandemente y que las sim- primeros que exploraron los mares, fundaron colo-
patías y las enemistades de las tierras metropolita- nias, desarrollaron las artes y vivieron aquella vida
nas eran repetidas a la distancia. plena y libre que habría de convertirse en un rasgo
El lector puede quizá preguntarse con desaliento característicamente helénico. En Jonia se refugió la
si ha de verse obligado aquí a seguir la evolución de antigua cultura minoica y allí se produjo el contacto
varios centenares de estados independientes. No. íntimo con las civilizaciones más antiguas de Orien-
En primer término, la historia política debe mante- te. Este punto de vista es ahora rebatido seriamente
nerse en su lugar cuando se escribe sobre un pueblo. (en especial por R. M. Cook, Joumal of Hellenic
Ella es tal vez un marco, una expresión del carácter Studies, 1946). La evidencia es por cierto escasa e
de una comunidad y representa, para bien o para insegura, pero resulta clarísimo que la Grecia euro-
mal, una de sus realizaciones; pero no es toda la pea tuvo prioridad en la colonización, y que la in-
historia. En segundo lugar, sobre la mayoría de es- fluencia oriental gravitó desde el principio, tanto
tos estados no sabemos nada. Hoy en día, en inte- sobre los griegos del continente como sobre los jó-
rés de la Historia, registramos todos los hechos con nicos: Hornero, el primer gran poeta, era jonia;
tan escrupulosa pasión que estamos volviendo im- pero fue en el Ática donde surgió el arte de la pintu-
posible la tarea de escribirla. Grecia sitúa a su his- ra de vasos.
toriador frente a la desventaja opuesta. La idea de No obstante, cuanto sabemos de Jonia en este
registrar los hechos contemporáneos, fuera de las primitivo período s'ugiere en verdad a nuestra men-
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te la aparición en ese lugar de tendencias más "mo- el sol abrasador de Grecia. Los jónicos, no acostum-
dernas" que las que representan a la cultura griega brados a tales ejercicios, los toleraron durante sie-
del continente, y es indiscutible que el poderoso te días, pero luego se dijeron mutuamente: "¿A qué
movimiento intelectual del que luego hablaremos se dios hemos ofendido que se venga con este casti-
originó en esa región oriental del Egeo. Esta sensa- go? ¿Hemos olvidado ya que nos hemos entregado
ción de "modernidad" puede muy bien ser efecto a un loco vanidoso de Focea -un lugar que solo
del carácter y el temperamento jónicos antes que un pudo contribuir con tres barcos- y que él se ha
estado más avanzado de civilización, puesto' que el apoderado de nosotros y nos martiriza de un modo
jónico era mucho más individualista que el griego insoportable? La mitad de nosotros ya estamos en-
europeo. En Heródoto, por ejemplo, hay una agra- fermos y el resto lo estará pronto. Ninguna esclavi-
dable historia sobre los jónicos. No es necesario que tud puede ser peor que esto. ¡Ea! ¡No aguantemos
sea verdadera, pues Heródoto, natural de Halicarna- másl" Y así fue que -dice Heródoto- en lugar de
so, ciudad caria, era vecino de aquéllos y por consi- trabajar en los barcos, se pasaban los días en la
guiente, según la casi universal ley de vecindad, costa, en sus tiendas, con el resultado inevitable.
tenía prejuicios contra ellos. Sin embargo, se trata- Es una historia con su dosis de insidia, pero la
ba de un relato destinado a ganar crédito entre los exageración maliciosa debe tener algún asidero. Los
otros griegos. Sucedió que los jónicos fueron con- jónicos pasaban ante los otros griegos como gente
quistados por Ciro el Grande de Persia alrededor carente de seriedad y disciplina. En realidad tu-
del año 550, y se rebelaron poco después del 500. vieron una valerosa actuación contra Persia y, aun-
Se reunió una flota jónica en la pequeña isla de que sus ciudades separadas no mantuvieron la co-
Lade y el comandante del destacamento procedente hesión política que los hubiese salvado, no eran mu-
de Focea -según Heródoto- pronunció un discur-
chos los griegos que podían reprocharles esta con-
so típicamente griego, en el que la modestia no era ducta.
un rasgo prominente. "Las cosas han llegado a un
momento de crisis, señores. Seremos libres o escla- Un pasaje del Himno "homérico" a Apolo traduce
vos, y además esclavos fugitivos. Ahora bien, si es- una impresión de Jonia formulada por un hijo de la
tierra:
táis dispuestos a aceptar penurias por un tiempo,
podréis derrotar al enemigo y obtener vuestra li-
Pero es Delos la que mejor deleite te ofrece, ioh Apolo!
bertad, pero si persistís en la pereza y la indisciplina, En la sagrada isla se reúnen los jónicos de túnicas flotantes,
temo que pagaréis caro por vuestra rebelión. Escu- con sus hijos y sus virtuosas esposas, y te da placer verlos
chadme y confiad en mí, pues yo os aseguro que, si celebrar sus juegos de pugilato, danzas y canciones, cuando
los dioses no favorecen al enemigo, nosotros lleva- llega el día del festival.
remos la mejor parte." "Al escuchar esto -dice He- Si alguien llegara mientras los jónicos se hallan reunidos
en tu honor, creería que están libres de la vejez y de la
ródoto-, los jónicos se confiaron a Dionisio." Salió muerte. Y admiraría la gracia de todos ellos y se regocijaría
al mar de día, adiestró a los remeras en las manio- contemplando los hombres y las mujeres de hermosas vesti-
bras y mantuvo a los marinos con sus corazas bajo duras, y las naves rápidas y sus numerosas riquezas.
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La gracia y el encanto son los rasgos del arte jó- de Arquíloco (un jónico) para comprender por
nico, así como la fuerza y la belleza 10 san del dóri- qué los antiguos lo ponían cerca de Hornero.
ea. Para apreciar esto, no hay más que comparar la
Me cnamoré de ti una vez, Athis, hace: tiempo.
arquitectura jónica con la dórica: la general leve-
dad del estilo jónico, destacada por las grácil es vo-
Este verso, hermoso en el griego eólico de Safo,
lutas del capitel, forman un sorprendente contraste. ha sobrevivido porque en el siglo II a.C. fue citado
En la escultura, si bien los dorios y los jónicos se es-
por Hefestión, un versificadúr común y, además,
forzaban a la par en expresar el ideal atlético, estos sumamente tónto.
Últimos se complacían también en problemas plan-
teados por el cincelamiento de las figuras vestidas Cuando mueras yacerás en tu tumba, para siempre olvidada
ponlue has dcsdeíiado las flores de la Musa; en el Hades
y trataban, con sumo éxito, de representar en piedra [-como aqul-
las diferentes contexturas de la carne, la lana y el tu sombra vana dará vueltas con todo lo demás, ignorada,
lienzo. Existe en la obra jónica una delicada sen- [oscura.
sualidad que no vemos en 'la dórica. Sus festivales
fueron también menos austeros; la mÚsica y la poe- Estas feroces líneas están citadas por Plutarco
sía tuvieron en e]]os mayor importancia. En general, en su ensayo moral y él dice que Safo las escribió
Jonia produce una impresión muy grata y muy ale- "contra cierta dama rica". Algo similar parece
gre, con una sugestión -no más- de molicie orien- haber sido el contexto de otro despectivo frag-
talo por 10 menos meridional. No sorprende que mento (citado en un comentario sobre Píndaro):
"En estas mujeres el espíritu se ha helado y las alas
Platón, en el siglo IV, rechace las modalidades jó- se han roto."
1.1icasen la música y el ritmo por voluptuosos y ener-
La más famosa oda de Safo es el apasionado
vantes, si bien debemos recordar que Platón ha re-
chazado muchas cosas buenas. poema de amor muy logradamente traducido al
latín por Catulo -el único poeta latino que podía
El siglo VI fue la gran época de la poesía HÚca, hacerla en absoluto-; pero el amor y el odio no
y la lírica personal provino casi exclusivamente de son sus ún'icos temas:
J onia, si se nos permite, por una vez, utilizar este
nombre con un sentido geográfico muy vago, a fin Las lucientes estrellas
cabe la bella luna
de poder incluir a los poetas de la eólica Lesbos, de plateados rayos,
cuya mayor gloria es Sara. De toda esta poesía su clara faz ocultan,
]írica sólo nos quedan míseros vestigios. Tenemos cuando su faz descubre,
buena muestra de la de Safo (algunos versos cita- y muy más llena ilustra
de los alzados montes
dos por escritores posteriores; otros, descubiertos las profundas honduras".
últimamente en las arenas de Egipto) para apre-
ciar por nuestra cuenta cuán apasionada y con- Versión castellana de Canga-Argiielles y José Antonio
movedora es esta poetisa; pero no tenemos mucho Conde. (N. del T.)
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Los verdaderos poetas jónicos, hasta donde los mujer de tobillos gruesos", dará por supuesto· in-
conocemos, no escriben con la intensidad de la mediatamente que aHí hay un error. Por cierto
eólica Safo, pero se le parecen, y son distintos a que los espartanos tenían ·su opinión sobre los to-
sus contemporáneos de Esparta" y Atenas, pues es- billos femeninos, pero e]]os no escribieron tales
criben sobre temas que les interesan como indi- cosas en el Pe]oponeso. Los dorios eran más gra-
viduos. Su poesía es rara vez "política", como la ves y menos individualistas. Mientras los poetas
poesía de Tirteo y de Solón.Arquíloco fue renom- jónicos y eólicos escribían libremente sobre sus
brado por su cáustica sátira personal; Anacreontc amores o sus odios personales, Tirteo en Esparta
cantó gazosamente al vino y al amor, o con tristeza incitaba a sus conciudadanos a elevarse a las ci-
sobre la llegada de la vejez. El poeta jónico Pitermo mas heroicas en la lucha contra sus enemigos en
sólo sobrevive por este verso:
Sólo el dinero importa, nada más, Mesenia, y Alemán _debían
hi~!ln~es~que componía
-entonar delicio_?Q1~y.J
g~y _Jas_muehachay
espartanas-en_sus_festivales. Mientras los filósofos
muy semejante al verso de Belloc: jónicos abrían nuevos y excitantes caminos al pen-
Mas el dinero me da placer en todo instante.
samiento, guiados solo por el imperativo de su
razón individual, los dorios continuaban siendo pe-
Otro fragmento típico es: sadamente tradicionales en sus ideas y sus pers-
Odio a una mujer de tobillos gruesos. pectivas. En tanto los arquitectos y los escultores
de J onia buscaban ]a elegancia y ]a variedad, los
Es conocida la anécdota" de aquella espartana del Peloponeso se esforzaban por alcanzar la per-
que dijo a su hijo que iba a El guerra: "Regresa fección dentro del estrecho ámbito de unas pocas
con tu escudo o sobre él", pues arrojar el escudo y severas pautas. Lo jónico y lo dorio representan
era la mayor desgracia que a uno podía ocurrirlc. en estado de pureza dos concepciones opuestas de
Pero Arquíloco pudo escribir, jubilosamente, sen- la vida: lo dinámiéo y lo estático, lo individualista
tando una moda literaria que Horacio seguiría más y lo comunitario, lo centrífugo y lo centrípeto, se-
de quinientos aí'ios después: gún las diferencias que hoy podemos comprobar
Algún feliz tracio tiene mi noble escudo: entre el Oeste y el Este. Durante un tiempo, estas
para poder huir lo arrojé en un bosque. oposiciones haUarán en Atenas la conciliación que
Así me quité estorbos, a Dios gracias. ¡Así queda necesitaban; de allí la perfección de la cultura
mi escudo! Conseguiré otro, tan h'H'Il0 como ése. ática en la época de Pericles.
Hay en ]a vida jónica algo sumamente atractivo. Del mismo modo que la escultura y la arqui-
tectura áticas combinaron la austeridad doria con
ESPARTA
la gracia jónica, y el drama logró en Atenas una
armoniosa y orgánica síntesis entre el himno coral
Si un erudito encuentra, en cualquier fragmento colectivo y el arte del actor, así también por un
atribuido a un poeta dario, el verso: "Odio a una breve período la vida ateniense pudo concertar la
120 121
libertad jónica y el brillo individual con el sentido
dorio de la disciplina y la coherencia. Mas en los
comienzos de la época clásica esta
se hallaba todavía distante.
conciliación

La cultura y la historia política del Peloponeso


-la principal aunque no la única patria de los
-
podemos ver que era una consecuencia natural de
lo que advertimos en toda su historia: el vivo sen-
timiento de que ellos constituían una comunidad
estr~c.hamente-unida. Deben de haber constitUido
un grupo tan altamente Qrganizado..:.y con tanta
conciencia de sí mismos (lue conquistaron el valle
dorios- estuvieron regidas por Esparta y no es del raudo Eurotas y permanecieron tal cual: no
fácil formular un juicio sobre ést~. Esparta es una eran individuos dispuestos a adaptarse a un mó-
ciudad llena de extrañas contradicciones, no fácil- dulo de vida ya existente, sino portadores de sus
mente accesibles "[Iara una mente" moderna. Su his- propias pautas y determinados a conservadas. Así,
toria. p\:hni..ti..va. e\; C\\;~\:n:a.,'rS:\i", 1:k'<\ en. \eyen.Q'<\'i> j>,'>.e'i>, h~,~ Lé\~e'\\em\m.\o.1.~_e'i,\'.i.o.~\h~{).~~
(lue en hechos, y de estos hechos aparentes mu- un modo excepcionaL(aunque-hubo un_ paralelo
chos son debidos a reconstrucciones hipotéticas de erT'TesalEl3::en _la __cima, Jos_espartia tas, los _únicos
filósofos posteriores. Una de las muchas paradojas e:sparr-~~rdadill:.Qs; .lueg~ los periecos ("veci-
de Esparta es que esta ciudad, conocida entre los nos~'T-una_clase. que_era.libre, pero sin derechos
griegos por su esterilidad en las cosas del espíritu, p~;_y_en_Ia_.pg,r-!.~ má~nferior _los-ilotas,
ha ejercido una perpetua fascinación sobre los filó- ({ue no eran esclavos personales.-de~los_espartanos,
sofos griegos. ,iliO ~i~eJa_comunidad., La mayoría de ellos
Ya hemos visto cómo los dorios invasores toma- tralmjaha la tierra y entregaba la mitad de lo pro-
ron posesión de la mayor parte c1el Peloponeso y ducido a los ciudadanos a quienes estaban asig-
cómo los espartanos, una minoría dominadora y nados.
orgullosa, se instalaron en uno de los valles meri- . Del segt;ndo acontecimiento crítico sabemos algo
dionales más fértiles del continente europeo. Sería más, pero no suficiente. Según hemos visto, la
muy satisfactorio si ahora pudiésemos escribir: "En solución normal para la supm:p-º_bla.~ era su en-
el curso de pocos siglos esta aguerrida raza mon- vío a una colonia. También Esparta_nmdéU:Q12!!h1s
tañesa, vencida por el calor y el lujo, se sumió en - Tar,ento fue una de ellas- pero no muchas. Su
un letargo casi oriental." Pero no sucedió esto, sino remedio para enfrentar la codicia despertada por
todo lo contrario. Cuando Esparta descaeció y la posesión de tierra fue mucho más drástico: con-
sucumbió, no fue por falta de energía, sino por quistó a su vecina occidental M;~senia; se anexó el
carencia de ciudadanos y de ideas. Y de esto ella territorio y redujQ_sus_habitantes ,aJa_seLvidumbre.
misma era la única responsable. Tal anexión era sumamente rara en Grecia, por el
Dos fueron los acontecimientos críticos en la simple motivo de que no se podía aprovechar el
historia espartana. De ninguno de los dos sabemos territorio de un vecino sin un eJ~p_eJ:I11-ª~
demasiado. El primero fue su determinactón_de_ que lo ocupase. Esparta era el }.Ínico_eJJado_que
mantenerse ~ejados-de-Ia-poblaéi6n-conquistada. tenía un_ejército en'.esa5:_condiciones,-integrado
De estct sólo sahemos el hecho escueto, si bien por su clase ciudadana, sostenida por~,el_tra1>ajo
p" 123
_.
de los ilotas. La tarea de mantener dominada a
Mesenia resultó muy onerosa para Esparta. Una
o dos generaciones después de la conquista, vale
dadano. La vida familiar se hallaba severamente
limitada. Loslllnos oe15iles eran suprimidOS¡-i;;-s
demás ;i;íañ - coñ -sus madres hasta los 7 ~años;
desoeesa- edad ha~ta los 30 recibían la adecuada

--
decir hacia fines del siglo VIII, los mesenios se re-
belaron y la rebelión fue provocada por la deses-
peración. Costó unos veinte años extirparla y las
exhortaciones de Tirteo muestran cuántos esfuerzos
también
~-
debían_someterse
-
tramien.to físico._
- -
clas; d~ instrucción militar pública. Las~j6v~~~s
a un cuidad~o adies-

tuvo que realizar la ciudad del Eurotas para con- ~ticaban juegos y las E1uchachas-usaban.tan
servar su botín. poca=-r~e hasta los _griegQLs.~rprendían. ,_
Esta esclavitud de Mesenia hizo de los espar- No había X!!Qguna edQcaci6n_intelectuaJ, aunque
tanos, más que nunca, una minoría en su propio s~s~t~ en la mod~stLa~de-la conduct~ y_tam- _
país y por cierto una minoría amer!azada. Tal pién, naturalmente, en el valor y en la. yirtud-de V--
la...:obediencia:-Los ilotas vivían en el más absoluto
vez !..t!e_la_¡:eQelióI1---.!llesen~ qu~ujo a l~
espartanos-a- adoptar las f~mosas instituciones -de sometimiento; una policía secreta tenía a su cargo
Licurgo. Nada se sabe de Licurgo, ni siquiera si matar a cualquiera de ellos que llegase a ser peli-
I~ fue una realidad o una ficción (J. B. Bury, un groso. Así lo dice Plutarco, pero puede no haberlo
entendido bien.
definido "racionalista", lo caracterizaba muy expre-
sivamente: "No fue un hombre, sino sólo un dios"). Pero "LicUJ;go" no se propuso sólo hacer del
11
Muchas de estas instituciones eran, claro está, mu- cuerpo d<D':iifdadanos_una efi9iente máquina bélica
cho más antiguas, pero sin duda un cambio impor- siempre_preparada._Realiz6 también esfue.rzos ex-
tante sobrevino por ese tiempo en la vida espartana. tr~narios. para convertirlo en un instrumento-
Es entonces, a fines del siglo VII, cuando la gracia a~s1!fu:iente_e-inmutable. Se desaprobó el comer-
y el encanto desaparecen por completo de la vida cio, los visitantes extranjeros fueron admitidos s6lo
espartana y la ciudad empieza a cobrar su cono- de mala gana y de tiempo en tiempo expulsados
cido aspecto de cuartel. "Licurgo" encara la situa- sin consideración alguna; ~s ideas extranjeras_de-
ción con una lógica irreprochable: el cu~po_de_ bí~~r e~idas a cualquier precio. (Una com-
ciudadanos estaba organizado para lo .que__e!,ª, una paraciónreferida-a nuestra-época puede ser suges-
minoría dominanteq~e ~jll.zgaba_y_explotaba-a-una __ tiva e ilustradora al respecto.) Cuando Atenas tenía
población mucho más numerosH de siervos actiVOs una moneda corriente fiscalizada con inteligencia
y peligrosos.-~ y aceptada en todas partes, hasta en la distante
El esp-ª~tan9 ~enía prohibid~ de_dicarse¿ la agri- Galia, y además un útil sistema bancario, Esparta
~, el comerciO:OCualquier.otro_trabajo;-oEi15.oc- todavía utilizaba, de intento, una antig1Ja-e:incó~-
s~r ~~ado p~ol~s~~Tenía_su_granja,trabajacla ~da_moneda.de_hierro, aunqueeruso compulsivo
para-él""por los ilotas, comía-en-comedore.<rpúblicos: de este metal entre casa no impedía a los esparta-
a los cuales contribuía.con una.parte de s~ g~aEja: nos en el extranjero ver el superior atractivo del
oro.
si dejaba de contribuir, perdía su condición de ciu':- -"
124 125
La constitución política resultaba también algo lidad, Esparta, al menos hasta la Guerra del Pelo-
absurda. Hubo dos reyes, los que recordaban a los poneso, produce una singular impresión y hubo
dos cónsules iguales-dela República romana. El muchos griegos que, aunque veían claramente las
origen e'ra posiblemente distinto, pero el efecto faltas de esa ciudad,.tenían sin embargo una gran-
deseado no dejaba de ser el mismo: en ambos casos de e incluso -eriViCliosaadmira~ión por la modalidad
la dualidad ponía freno a la autocracia. En el eSEartau.a._ .... -
aspecto -interno,-los-reyes, esta ban_su peditados -a-los Es menester comprender, pues, que esa vida
éforos-(SuPf!Yisores ), cinco_magistrados_ anuales era, para el eS12artan~~~ea1. Me he referido
más_o. menos elegidos p()}:votación; pero eLejército~ (para adaptarme aestos tiempos) a la "exp.!?ta-
espartano en el exterior era siempre g:¡aI)dado F.or ""'-- ción" de los ilotas. Si este término moderno tuviese
uno dejos reyes, queen_tal.caso-tenía-poderes-su- ta:mbié~u c~~notación adecuada, eso significaría
pr~~<?s.. Había también un S~ y. una:.~~ q,:!~loLciudadanos de Esparta_vivían con cierta
21ea",dSL.!9.dos.Jos_espa~os, pero ésta n~podía ~ura-de1-prod1J9Jo_de~jo_servi1.. Pero en
e~~u<!r_deºates, Y expresaba sus d~c~siones -para realidad su vida era tari~ter!) que un hombre
mofa de los otros "griegos- no con votos, sino QW.. de hoy, puesto a elegir, preferiría vivir como un
g~1>: eLgrito_más-.fu.erte salía triunfanfe. Tan ilota y no como un ciudadano. Son innumerables
extraña constitución desconcertó a los posteriores las historias sobre Esparta y los espartanos, muchas
teorizadores griegos, acostumbrados como estaban de ellas registradas por escritores reconocidamente
a clasificar todo lo divino y lo humano. No sabían filoespartanos; pero las que se refieren al modo
si se hallaban ante una monarquía, una aristocra- espartano de vida apuntan todas a una sola direc-
cia, una oligarquía o una democracia. Esta consti- ción. Un sibarita, huésped en los comedores pú- .
tución no abolía nada antiguo (los reyes, por ejem- blicos de Esparta, observó: "Ahora comprendo por
plo) y tampoco desarrollaba nada nuevo hasta sus qué los espartanos no temen a la muerte". Otro
conclusiones lógicas. visitante, al ver un caldo negro espartano, dijo:
El historiador, compelido por su obligación, se "Uno necesita nadar un rato en el Eurotas antes
ve precisado a señalar que este árido y ~gativo de poder tragar esto". Cuando le preguntaron al
modo de vida fue.forzoso_para_lo5-espartanos_pw. rey Agesilao cuál era el mayor beneficio que las
sú' determinación de vjvir del ya~ajo de los ilotas; leyes de Licurgo habían otorgado a los espartanos,
mas. su_rigidez-resultó-aL fin mqral, intelectuaLy respondió: "El desprecio del placer". Diógenes el
económi.9amente ruinosa, ya que la vida a que Cínico, hallándose en Olimpia, observó a un joven
condenó a los siervos debe haber sido funesta si de Rodas que llevaba ropas muy hermosas y pro-
bien cabría la sospecha de que la historia, como de firió: "¡Afectación!" Luego vio a algunos esparta-
costumbre, ha registrado lo peor y olvidado todo nos con sus ropas raídas y dijo: "¡Más afectación!"
10 demás. Pero si el historiador se detuviese aquí, . El que muchos individuos espartanos no viviesen
no habría cumplido con todo su deber. No obs- conformes al ideal de su ciudad es un fenómeno
tante los ilotas, y a pesar de su rigidez y esteri- que podemos entender fácilmente, pero Esparta
126 127
sido tan influido por Roma que nos cuesta mucho
tenía un ideal y éste era muy exigente, puesto que esfuerzo considerarla en su condición creadora o
daba sentido a su vida y permitía a cada uno

-
sentirse orgulloso de ser espartano. El heroísmo como agente plasman te; sin embargo ésta es la

----
doctrina normal aceptada por los helenos. Los
-.--
per~onal-de-Ios~soldado~~e~moni03ry
délas mJ:!jeres, es juntament~eyenda
"tañibiéñ
X realidad.
Podemos estar menos seguros de la conducta es-
romanos consideraban la ley de un modo eminen-
temente empírico; ella regía las relaciones entre
partana en la vida corriente, p'orque muy pocos la gente y sus ncgocios, y consistía en una codi-
ficación de la práctica. Solo cuando la influencia
griegos conocieron a Esparta lo bastante como para
informar sobre ella, pero el siguiente relato de griega se dejó sentir sobre los abogados romanos,
Plutarco es típico. Un anciano andaba por los éstos empezaron a deducir de sus leyes los funda-
juegos olímpicos buscando un asiento y el popu- mentos generales que constituyen la ciencia jurí-
lacho se burlaba de él. Pero cuando llegó al lugar dica y a desarrollarlos a la luz de los principios
en que estaban sentados los espartanos, todos los
filosóficos. ~ó~!,
colectivas;'" Pero) de el su
griego
pólis consideraba las leyes
como una fuerza mo-
jóvenes y otros mayores se levantaron para ofre-
cerle un lugar. La muchedumbre aplaudió a los ral y creadora. Ellas estaban destinadas no solo
espartanos, pero el anciano dijo suspirando: "Todos a asegurar la justicia en los casos individuales, sino
los griegos saben lo que está bien, pero solo los también a inculcarla. gsta es la razón por la cual
espartanos lo hacen". un joven ateniense, durante los dos años que pasaba
En realidad, lo que impresionaba a los griegos, bajo bandera, era instruido en los nómoi, que son
incluso a aquellos que no gustaban del estado l~leyes-básicas del estado y deben distinguirse
lacedemonio, era el hecho de que ellos imponían de las disposiciones espec[ic,?s que regula!:! otra.!'
a sus vidas una cierta forma o norma y por ella c~~Jales como las luces que deben ponerse en
renunciaban a muchas cosas. Cierto que esta nor~ los<automóviles: esas ordenanzas no eran más que
ma les era en gran parte impuesta desde afuera, psephísmata o "decretos votados". Los griegos no
por el peligro ilota; pero también es cierto que tenían una Iglesia o religión doctrinal, ni siquiera
ellos convirtieron esa compulsión extrema en volun- lo que para nosotros sería un sustituto satisfactorio,
taria. En la historia, hay que estar en guardia para tal como un Ministerio de Educación; la pólis en-
no ver sólo lo obvio y pasar por alto lo significativo señaba a los ciudadanos sus deberes íii'Ofales_y
y 10 significativo es aquí que las L~yes de Licillgo Só~por inteI;!J)edio_de_las Leyes.
no tendían simplemente a la sujeción de los ilotas Por consiguiente, ~p~ta_era-admirada_p_oL..s!l...
al estado espartano sino a la creasión del ciuda- Eunomía, por su "buena legislación~, porque -gús-
dano ideal. Era un ideal estrecho, pero ideal al fin~ tele a uno su ideal o no- mediante sus leyes edu:
caba a sus ciudadanos en este ideal con una eficacia
Para los griegos llegó a ser objeto de admiración
que las leyes de Esparta realizaran cumplidamente comproba~ Ella consiguió que s~~ cjud~d~os_
lo que ellos creían que era la más alta finalidad desip.teresadaI)Jente_se_cQnsªgraran al bien _común.
de éstas. Nuestro propio concepto de la ley ha y, si fra.s..a_só_en_algunos_~~p2.rtant~s, la falta
128
129
está tal vez en las imperfecciones de la naturaleza ATENAS

humana y no en las leyes. Esparta fue elogiada


por no haber cambiado su legislación durante si- Los atenienses ocupaban. el territorio del Atica,
glos, o por lo menos tal era la creencia admitida. algo más pequeño que Gloucestershire, y en su
A nosotros esto nos parece pueril; pero si algún período de esplendor fueron tan numerosos como
rasgo de la conducta griega nos resulta así, debe- los habitantes de Bristol o quizás menos. Tal fue
.mos considerarlo con mayor detenimiento. Para el tamaño del estado que, en dos siglos y medio,
nosotros es axiomático que las leyes deben cam- dio nacimiento a Salón, Pisístrato, Temístocles,
biar si se modifican las condiciones dadas. Quizás Arístides y Pericles entre los estadistas; a Esquilo,
los griegos no fuesen tan humildes como nosotros Sófocles, Eurípides, Aristófanes y Menandro entre
frente a las circunstancias. Tenían menos razones los autores dramáticos; a Tucídides, el más fasci-
para serlo, en su mundo más estático. Ellos prac- nante de todos los historiadores, y a Demóstenes,
tic..aban,_en_grad9s_variabl~s, la idea de que hay el más grandioso de los oradores; a Mnesicles e
que imponeLuna.!!2.rma a la vida y_no acomodarse Ictino, arquitectos de la Acrópolis, y a Fidias y
a las exigencias de ésta. Así hizo Esparta -según a Praxíte1es, los escultores; a Formio, uno de los más
se afirmaba- cuando aceptó las Leyes de Licurgo, brillantes jefes navales; a Sócrates y a Platón; lista
aprobadas por el santuario de Delfos. ¿Por qué que no incluye a los simples hombres de talento.
entonces cambiarlas? Cuando oímos que los dog- En ese período, rechazó a los persas, con la única
mas de la Iglesia no se han modificado .en el curso ayuda de mil hombres de Platea, en Maratón;
de los siglos, no se nos ocurre sonreír. Las_ l~ye~ hizo más que todo el resto de Grecia junta para
de. Ljcurgo eran, para los espartanos, una norma obtener la decisiva victoria de Salamina; y dio
de "Virtud~, es decir de _a1:e#-->. de excelencia hu- forma al único imperio griego conocido." Durante
mana~ considerada estrictamente A-e~e_dinterior una considerable parte de esta época los vasos ate-
del cuerpo ciudadano. Esta concepción de la "vir- nienses, exquisitamente dibujados y pintados, eran
tud" es más estrecha que la ateniense e irrita a los buscados y cotizados en todo el Mediterráneo y en
modernos humanitaristas casi en la misma medida Europa Central, -y -tal vez el hecho más extra-
que los hubieran aterrorizado sus imposiciones; ordinario- c2nvirtió el entretenimiento popular, lo
mas, aunque cruel en algunos aspectos y brutal en que corresponde a nuestro cinematógrafo, en el
otros, tiene una definida ~lid~.J!eroica. Nadie drama más excelso y exigente que jamás haya
puede decir que Esparta cayó en la vulgaridad; existido. Este acontecimiento se encuentra tan ale-
tampoco ningún espartano hubiese aceptado el re- jado de nuestra propia experiencia que hasta un
proche ~e que su ciudad fuese artísticamente esté- historiador moderno ha expresado que el ateniense
ril. El arte, la. póiesis, -es creación y J!:sparttl no común hubiese aceptado con placer cualquier es-
modeló las palabras o la piedra, sino que modeló pectáculo inferior si le hubiera sido ofrecido. Esta
hombres.
...
- - opinión es inadmisible en absoluto. No existe
prueba alguna de que el ciudadano corriente lle-
130 131
gase al teatro al finalizar el. día, cuando· la repre- demostrar, si podemos, que la realización de la
sentación de las tragedias había terminado y la Atenas de Pericles es justamente tan milagrosa y
farsa estaba por comenzar. Por el contrario, tan tan natural como la de cualquier otro tiempo y lu-
bien conocidos eran los temas trágicos, que las gar. En este capítulo nuestra tarea consistirá en
comedias de Aristófanes dejan suponer siempre observar el desarrollo de Atenas durante el primi-
que una rigurosa parodia de Eurípides o de Esquilo tivo período clásico.
habría de promover la hilaridad general. Si en Hemos visto que la leyenda ateniense aseguraba
Atenas el hombre de la caBe ~ubiese deseado algo que el pueblo de Atenas era oriundo del Ática, y
más "popular" lo hubiese logrado, sin duda, puesto la lista tradicional de !!ty-es- de esa región -que,
que él fiscaJizaba en forma directa estas activida- por lo menos, tiene -álgún valor- nos remontaría
des. En resumen, el aporte realizado por esta sola
ciudad - ---
en veraad asombrQs_Q,y, a menos que preten-
---
--. en favor de fa~cultura griega· y europea es
quizás hasta el siglo XIV. Es sabido que hubo una
ciudad micénica en Atenas, pero Atenas no tiene
gran importancia en la Ilíada. Fue la posterior
damos elevar a· la categoría de arquetipos de civi- unión de las doce pequeñas póleis en Ática lo que
lización la comodidad y la destreza en el diseño facilitó el camino a la grandeza ateniense. Es inte-
de artefactos, Atenas debe ser considerada, sin dis- resante señalar que cuando la alfarería empieza a
cusión alguna, en el período comprendido desde resurgir de la decadencia de la última época mICé-
el año 480 a 380, como la comunidad más~cJllta nica y del endeble provincialismo de la Era Oscura,
I
"j
forjada hasta -el presente; este resurgimiento comienza en Atenas y alrededor
"HaZañas intelectuales de esta cualidad y este del año 900. Los vasos Dípylon (así llamados por
"1
alcance suponen, daro está, un pueblo muy rico en el Dípylon, puerta en cuyas cercanías fueron en-
genio natural, pero también implican algo más, tan contrados) están decorados en el estilo geométrico
importante como eso, es decir, las condiciones de
del período micénico, pero de pronto han reco-
vida que capacitaron a este genio para desarro- brado energía: la ornamentación sin sentido, propia
Barse y expresarse plenamente. Por lo tanto, en éste de la decadencia, ha sido abandonada Parece ser
y en los dos capítulos siguientes rastrearemos con
que el Ática, menos perturb'ada que otras regiones
cierto detalle el desarrollo de la pólis ateniense. El por la conmoción doria, fue la primera en reanudar
floret'imiento de la cultura ateniense en el siglo v relación con la antigua cultura.
cs a menudo considerado un "milagro". Del mismo
Entre el 900 y el 600, cuando Esparta afirmaba
modo, ciertas enfermedades eran llamadas "miJa-
su primacía en el Peloponeso, y se convertía en
grosas" o "enviadas por un dios" en el habla griega el guía reconocido de la raza helénica, Atenas era
corriente; plero uno de los escritores médicos mani-
una potencia de segunda o de tercera clase. Segu-
fiesta muy razonablemente que ninguna enferme-
ramente en este período algún estadista genial
dad 'es excepcional; todas son naturales y al mismo
propuso y llevó a cabo la unión de Ática, la pri-
tiempo "enviadas por un dios". Nos e~forzaremos en
mera de las importantes realizaciones políticas de
imitar a este eminente hombre de ciencia y en
este pueblo. Sin duda los atenienses tenían genio
1.'32
133
los niños o los fanáticos, por medio de la violencia.
para la actividad propia de~tadist~! Es absurdo
comparar en este punto a los Tomanos con los ate- Una y otra vez vemos que S\}S. clases privilegiadas
nienses. Los romanos tenían muchas condiciones, está!!.dispuestas a discutir, y ...:...cmcoñjurito-acep--'
pero aquella aptitud no figuraba entre las suyas. tan lealmente el veredicto. Había en la vida atenien-
Nunca se llevó a cabo en Roma una reforma im- se un cabal. sentido deUnt~réiS.9II]ún tó koimoñ,
portante sin guerra civil. La obra de la República el-cual era tan raro en la Grecia antigua como lo
consistió en llenar a Roma con un populacho em- es en la Grecia moderna y por supuesto en la Europa
pobrecido, en arruinar a Italia y provocar rebe- contemporánea.
liones de esclavos y en gobernar sus dominios Es atinado referirse a la Unión de Ática como la
-o sus regiones más ricas- con una rapacidad per- primera manifestación de esta política. Tucídides
sonal tan desenfadada que un monarca oriental no da el relato tradicional de tal episodio, por cierto
la habría tolerado. La obra del Imperio, en cam- inexacto en un detalle importante. Así describe có-
bio, consistió en aceptar el hecho de que la vida mo, al estallar la guerra, el pueblo de Ática tuvo que
polítíca era imposible y en crear, en su lugar, una refugiarse dentro de las fortificaciones de Atenas y
~~:I

máquina. No ignoro que e.!É!!perio-ateniense-4uró el Pireo:


_cincuenta.año~ y el romano quinientos, pero la Procedieron a recoger sus mujeres y sus hijos, y todos los
posesión de un Imperio no significa necesariamente muebles que tenían, sacando incluso el maderaje de sus
éxito político, y en todo caso estoy hablando de casas. Enviaron los ganados y rebaños a Eubea y a las islas
genio, no de éxito. Durante los intervalos en que adyacentes. Pero hicieron esta mudanza a disgusto, porque
se consumaba el caos completo, el estado romano la mayoría estaba acostumbrada a vivir en el campo. Esto
sucedía con los atenienses más que con los otros. En tiem-
realizó buenos esfuerzos para estabilizar y proteger pos de Cécrope y de los primeros reyes que siguieron a
las vidas de sus miembros; no olvidemos que en Teseo, Ática había estado poblada por comunidades inde-
el siglo 1 d. C. el mundo mediterráneo europeo era pendientes, cada una con su ayuntamiento y sus magistra-
dos. Salvo en tiempos de peligro, no consultaban al rey; sino
más pacífico y estaba mejor organizado que en
cualquier otro tiempo, antiguo o moderno. Pero que cada comunidad regía sU.spropios asuntos, e incluso'
alguna vez hacían la guerra al rey. Pero cuando fue rey.•
nunca el estado romano, como tal, transfiguró la Teseo, hombre poderoso y prudente, reorganizó el Ática
vida de sus miembros como lo hizo la pólis ate- de varias maneras; y uno de sus actos fue abolir los consejos
niense durante los siglos VI, V, IV Ytambién después. y las magistraturas de las otras ciudades, y unidas a Atenas,
Si un sistema de gobierno pudo desarroU~. insti- asignándoles un ayuntamiento y un consejo. y así, mientras
disfrutaban de su propiedad como antes, se convertían en
tuciones del carácter de las mencionadas, estamos miembros de esta sola ciudad ... y de entonces acá 105
autorizados a atribuir genio político al pueblo que atenienses celebran, a costa del estado, un festival en honor
lo forjó, sin que por eUo se pretenda que éste es de la diosa Sinecia 1.
el sistema ideal. Creo que el rasgo más importante 1 La diosa Sinecia (Synoikía, "unión de casas") fue
de este geni2 er~a .disposicióngeneral. de-los.ate- creada para tal ocasión o surgió de ella. Este festival era
nieñses_para tratar los,disturbios sociales comoqn algo más que un regocijo anual; resultaba un solemne reco-
pueblo-razonabl~, actuando en conjunto, y no como nocimiento y aceptación por todos del acto de unión.
135
134
El error de Tuddides es naturalmente la fecha: Pero no era s~~ficiente. Muchos pe.C}ueñosgranje-
la atribución a Teseo situaría este acontecimiento r~o.deLha~_~!:l!ente_ "LSUS_ compromisos,h<l-
antes de la Guerra de Troya. En 10 demás, la tra-
bían ~ipotecado.gt-!ierra ~l ~~ico; luego, como
dición es digna de crédito. Encontramos la monar-
quía en vías de disolución, completamente iñefille
c~~p-oderosO.Ljffes de las familias nobles (Q
esc~--~
tnmw~Existía
~.-
no pagaba~sus dtu.d~, habían sido reducidos a la
por aquél e incluso vepdidos en el ex-
un pedido general para la condona-
cla,nes-),--quienes habían fragmentado la antigua ción de las deudas, la libertad de los esclavizados
monarquía é:qiíéa> en pequeñas póleis; cªd~~ y un nuevo reparto de la tierra. El descontento de
abarcaba-vai;ios~elanes". (Estos grupos de clanes la época produjo gran impresión en un mercader
continuaron siendo un estorbo hasta que fueron ex- ateniense, un hombre que había viajado y tenía al-
terminados por Clístenes alrededor del 500 a. C.) go de filósofo, otro tanto de estadista y era, además,
En el Ática, y casi únicamente allí, hubo bastante un excelente poeta. Hemos mencionado a Salón.
sentido común para- ver que éste era un sistema ab- Aunque Salón ha sido llamado el más grande eco-
surdo, aunque resultara agradable a los griegos. y nomistácIXantiguedad, en rea1idad no sabía mu-
así tuvo que haber terminado por un esfuerzo com- cho de economía política, pues para su mente sen-
binado de habilidad política y no por obra del pru- cilla la fuente de. disturbios no era el sistema, sino
dente y poderoso Teseo, pues por ese entonces la la voracidad y la injusticia. Así lo dice, con suma
monarquía existía sólo nominalmente, como la pro- elocuencia, en sus poemas. El resultado fue nota-
pia tradición 10 muestra bien a las claras.
ble. En el modo simple y directo que podían em-
Otra cosa que oímos es que el c2_digo-legal_ÍlliL plear estos pequeños estados, las facciones opuestas
promulgado,~I_~!.....a_C., P2! kDr~cón..:.La Lex.. se pusieron,de acuerdo para otorgar a Salón pode-
hasta entonces haola dependido de la tradición y_la_ res de ~ctadoL durante el tiempo necesario para
costum~d~. !,:1Ias€i. n9!.?1€que::s.!.l~_edió:7t._mo- solucionar el malestar.
narquíaera-al_mismo tiempo-guardiana y admi- Muchos estados griegos, conducidos a este pun-
ni~trac!ora .d~_e~~ley.Jradiciona1. Ya Hesíodo había to, no hacían nada hasta que la clase insatisfecha se
escrito~rutalmente sobre "príncipes que devoran vengaba mediante la revuelta 'y la confiscación, con
dádivas y cuyas decisiones son torcidas", y sin duda el natural resultado de nuevos disturbios y contra-
;n el Ática las cosas habían llegado al colmo. Los rrevoluciones hasta el final. Salón no llegó a este
jefes patriarcales de Escocia se volvieron amos co-
extremo. PlJ~o_t~no, de una vez por todas, ~
diciosos; algo similar sucedió en el Ática y las víc- esclavitudp.Qr deuº-ª.s: redujo éstas, limitó la'-§E:-
timas protestaron. Indudablemente la unión de tensión de las_proptedades,rest~~~ó las tierras ~e
Ática las hizo más conscientes de su fuerza y de sus habían sido p_erdidas por los deudores e hi~ re.;
errores: de cualquier modo, l~ ley_t!a~n31 fJle tm;;r al Ática a los que habían sidQ-venrlIdos en el
promulga.da, en_todo su. rigor. Por 10 menos en su e~jeIQ;:Pero él-granservicio a la economía áti-
forma escrita brindaba alguna protección contra las
decisiones arbitrarias.
136
----
ca fue establecer su agricultura sobre una nueva
base. En 'buena medida-los conflictos· habían sido/.
137
puramente económicos, como resultado de intro- mayores cargos y con ~l tieQlPo s~ mQdli"icarta_e1.
ducirse l~ a~ión c!.e.Iponcla; mas la causa prin- cará~ a.eI-=-Consejo-:-_Tod~s
los ciudad~nos fueron
cipal residía en que el Ática no podía abastecerse adn:!.i~idosen la Asamblea, y sus poderes se vieron
por sus propios medios; la mayor parte de su suelo acrecentados en forma no siempre clara, pero por
resultaba demasiado débil para producir granos. En lo menos la Asamblea era 10 bastante importante
cambio, era apto para el o!ivo y_~lYil2Q.,Por consi- como para poseer un consejo electivo de cuatrocien-
guiente, Salón fomentó la especialización: _prom.?.:_ tas personas -una especie de comité ejecutivo-
que preparaba sus tareas.
v~~~P-!E~ICC?
y _alentó la m ustria;exp-ortación de aceite de_oliva
artesanos extranjeros fueron Después de consolidar e~tos profundos cambios,
invitados, con la promesa de la ciudadanía atenien- Salón abandonó su extraordinario cargo y con gran
se, para que se establecieran en el Ática, y ordenó tacto volvió a sus viajes.
que los padres enseñasen a sus hijos un oficio,pun: Sería sumamente satisfactorio si lihorase pudie-
to~ debe ser recordado-por los que están con- ra decir: "Apenas había salido Salón de su país,
l' vencidos de que el griego era esencialmente un aris- cuando estalló la gran tormenta. Los pobres estaban
} tócrata que despreciaba el trabajo. Resultado in- irritados por haber recibido tan poco; los nobles por-
mediato de este cambio fue el auge de la artesanía que habían tenido que dar tanto. Ambos bandos
y el arte del alfarero ateniense, cuya habilidad y solo tenían en común un odio feroz a Salón, pero
buen gusto le brindaron muy pronto el monopolio esto no impidió que s,e produjeran insurrecciones en
de aquellos magníficos vasos que recorrieron todo toda el Ática." Nos ,hallaríamos así en terreno cq-
el mundo mediterráneo e incluso Europa central. nocido y tendríamos el tranquilizador sentimiento
El problema económico traía aparejado, natu· de que estos atenienses eran, al fin y al cabo, igua-
ralmente, un problema político. Atel!.M.era3gtda_ les a todos los demás. Pero esto no sucedió. Por
por ~rcontes ("gobernantes:) anuales,~elegidos_eI:!.tre una parte, las leyes marxistas no habían sido toda-
algunas familias nobles por la AsambJea de todos vía promulgadas; y por otra, los atellÍenses tenían
los -é"iudadanos propietarios, y estos arcontes, des- alguna idea de que el bien común era más impor-
pués del año de su mandato, pasaban a ser miembrós tante que cualquier ventaja de partido. Quizás en
del añtiguo Consejo del Areópago ("Colina de Mar- este aspecto, si no en otros, se parecieran a los bri-
te") . Estos aristocráticos arcontes constituyeron, tánicos .
desde el punto de vista histórico, la antigua monar- Por otra parte, la historia del Ática no es un cuen-
quía en servicio activo, y el Consejo que pasaban a to de hadas y Salón no poseyó la varita mágica. La
integrar llegó a ser algo similar al Senado Romano, inquietud política sobrevino nuevamente y esta vez
un cuerpo cerrado y poderoso. Salón no se metió originó en Atenas 10 mismo que por ese tiempo pro-
para nada con el antiguo Consejo, pero abolió la dujo en otras ciudades griegas: el tirano.
prerrogativa del nacimiento y la sustituyó por una Pisístrato fue un tirano de tipo corriente. La téc-
condición relativa a la propiedad. De ese modo ISl _ nica y la política del tirano griego eran muy simi-
nueva clase de los cOI11e1:..ciante~
P2día aspirar_a .los lares a las de nuestro tiempo. La guardia personal,
138 139
el incendio del Reichstag, los juegos olímpicos de mulas; condujo su carro hacia la plaza como si es~
Berlín, el desecamiento de los pantanos pon tinos, el capara de enemigos exteriores y pidió una guardia
acondicionamiento del Foro, todas estas cosas tie- personal. Como era un ciudadano ilustre, que había
nen sus estrechos paralelos en la historia de Pisís- tomado Nisea a los megarenses, entre otras cosas,
trato y de otros tiranos griegos. Pero hay una di- los atenienses le permitieron elegir algunos ciuda-
ferencia importante. Los tiranos griegos fueron ca- danos, armados no con venablos, sino con garrote's.
si siempre hombres aristocráticos y cultivados. Tan Con ellos se apoderó de la Acrópolis y del gobierno.
lejos estaban de los vulgares y feroces enemigos de No molestó, sin embargo, a los magistrados existen-
la inteligencia que hemos conocido que varios de tes ni cambió las leyes, y administró bien la ciudad.
ellos ocupan un lugar en la posterior nómina de los El suceso obligó a entrar en razón a los nobles ri-
Siete Sabios. Pisístrato era un buen ejemplo de vales, Megacles y Licurgo, quienes hicieron las pa-
tirano. ces y derrocaron a Pisístrato. Después de consumada
Heródoto (que escribió más de un siglo después) la revuelta, comenzaron de nuevo la lucha, hasta que
describe su aparición en estos términos: "Hipócrates, Megacles ofreció a Pisístrato (ahora en el exilio) su
un noble ateniense, que se hallaba como espectador ayuda si éste se casaba con su hija. El trato se rea-
en los juegos olímpicos, había preparado un sacri- lizó, pero lo difícil era hacer la trampa una segunda
ficio. Puso la carne en una caldera de agua, la cual vez. Heródoto refiere, con cierta aspereza, esta se-
hirvió inmediatamente, aunqLle todavía no la había gunda estratagema:
puesto al fuego." Quilón de Esparta -uno de las
Ellos idearon el plan más ridículo que, a mi parecer, pue-
'1 "," Siete Sabios- interpretando el prodigio aconsejó a de darse, en especial si se considera, en primer término,
Hipócrates que no tuviese nunca un hijo; pero Hipó- que los griegos se han distinguido siempre de los bárbaros,
crates engendró un hijo y éste fue Pisístrato. Por tan cándidos e insensatos, por su astucia y su desprecio por
ese, entonces hubo en Ática una lucha entre los que las simples formas mentales de supersticiones; en segundo
vivían en la costa, mandados por Megacles, y los de lugar, que esta trampa fue hecha a los atenienses, que son
la ciudad, al mando de cierto Licurgo. (Otras au- considerados los griegos más inteligentes. Había una mujer
Jlamada Fíe 2, de un, metro y ochenta aproximadamente de
toridades se refieren a bandos de la Costa y la Lla- estatura, y además muy hermosa. La vistieron con una arma-
nura. Esto puede implicar algún choque de intere- dura, la adiestraron en el papel que debía representar, la
ses entre mercaderes y terratenientes; pero es po- pusieron en un carro y la llevaron a la ciudad, donde unos
sible que racionalicemos demasiado la política grie- heraldos (enviados allí antes) proclamaron: "¡Atenienses,
ga. Los grkgos han l~brado siempre con gran celo dad la bienvenida a Pisístrato, a quien la propia Atenea
luchas puramente locales y personales.) Pisístrato, honra sobre todos los hombres y ahora conduce a su propio
baluarte!" Propalaron esta especie por toda la ciudad y el
aspirante al poder supremo, constituyó un tercer pueblo, creyendo que esta mujer era la diosa, recibió a Pi-
partido. Reunió a sus partidarios con el pretexto de sístrato y adoró a un ser humano.
proteger a los hombres de las colinas (que consti-
tuirían la clase rural más pobre) y maquinó el si- 2, Nombre conveniente, pues Phye en griego significa
guiente ardid: Se infligió heridas a sí mismo y a sus "desarrollo" o "estatura".
140 141

L:3,r ~ _ I
El relato puede ser verdadero; no olvidemos la uno <le los panoramas mÚs grandiosos <le Atenas.
seriedad con que algunos de nuestros diarios trata- Así fue cómo Pisístrato elevó a Atenas de pequeña
ron. a los Ángeles de Mons. Si se realizó esta trampa, ciudad campesina a capital de importancia interna-
podemos estar seguros de qu~ Megacles y Pisístrato cional; pero otro aspecto de su política cultural fue
se divirtieron con ella más que Heródoto. aún más significativo. Él reorganizó algunos de los
Este noble tan ingenioso tuvo que tramar otro festivales nacionales en gran escala. Uno de eHos
retorno, pues se peleó con Megacles antes de asen- fue el festival de Dioniso, un dios de la naturaleza
tarse con firmeza en su sitial. Esta vez usó métodos (y de ningún modo sólo el dios del vino). Al ampliar
francamente militares, ayudado por la negligencia este festival, Pisístrato concedió carácter colectivo
de sus opositores y la sumisión de los ciudadanos. a un nuevo arte: el drama trágico. Varias formas de
y ya no soportó ninguna tontería de parte de sus drama fueron pecÚlia:réS'""de"Gr~ia,por ejemplo, las
colegas los nobles, aunque no hubo derramamiento danzas dramáticas, representaciones rituales en ho-
de sangre. Muchos huyeron; tomó los hijos de otros nor de Dioniso, las que eran miméticas, esto es, pan-
como rehenes y los confinó en una de las islas que tomimas. Dentro de estas formas, en particular el
tenía bajo slÍ dominio. Hecho esto, realizó durante himno ditirámbico y la danza dedicados a Dioniso
veinte años una beneficiosa administración (546- empezaron a adquirir jerarquía dramáticCi (al menos
527). Ayudó a los granjeros más pobres de varias así dice Aristóteles) cuando el director del coro se
maneras, .distribuyó la tierra de las fincas confisca- separó de él para mantener un diálogo lírico con
das, construyó un acueducto para dar a Atenas el el resto de sus integrantes. En el Ática, esta expre-
agua que tanto necesitaba, y en general, contribuyó sión teatral rudimentaria había alcanzado ya perfiles
" ¡
juntamente al bienestar del Ática y a la estabilidad artísticos gracias principalmente a Tespis, un drama-
de su régimen. Y también se preocupó en acrecen- turgo casi legendario del que bien poco sabemos;
tar la reputación internacional de Atenas. Otros ti- Pisístrato le otorgó dignidad al incorporarla a su
ranos tenían cortes de gran esplendor; PisÍstrato nuevo festival. El primer cer~amen trágico se cele-
no sería menos. Los vestigios de la escultura y de la bró en 534 y el premio fue adjudicado al citado
alfarería de este tiempo muestran que tales artes Tespis. Nada expresó mejor o ennobleció más el
florecieron con suma elegancia y ufanía. Sabemos espíritu de la nueva Atenas que este drama público,
del cual tendremos ocasión de hablar más tarde.
que atrajo a su corte a los poetas jónicos Simónides
. y Anacreonte, así como Hierón, tirano de Siracusa, Este ilustr.ado~ gobernante dio también estado'
atrajo más tarde a la suya al propio Simónides, a público tanto a la poesía épica como al nuevo dra-
Baquílides, al grave Píndaro y hasta a Esquilo. ma trágico: los recitales de Hornero fueron inclui-
También él, como todos los tiranos, realizó construc- dos en el gran Festival panatenaico, el "Festival de
ciones. Su proyecto más gigantesco fue un templo la Atenas Unida". Hay una tradición, sin testimonios
a Zeus Olímpico; pero la realización de éste tuvo anteriores a Cicerón (quinientos años después de
que esperar a un gobernante más poderoso, el em- Pisístrato), que atribuye al estadista ateniense el
perador Adriano. Sus ruinas constituyen aún hoy mérito de haber fijado el primer texto definitivo de
143
142
r

Homero. Esto es muy poco probable, pero al menos ta que fue expulsado por una familia noble deste-
refleja la impresión que Pisístrato dejó en la historia rrada, los Alcmeónidas, con la ayuda de Esparta y
cultural griega. el apoyo general de los atenienses.
"Todo esto era algo más que la simple compla- La tiranía, aunque todos celebraron su término,
cencia de los instintos estéticos de un tirano. Era había hecho mucho por Atenas. Como Pisístrato ha-
parte de una política que solo un hombre de au- bía mantenido las formas de la constitución demo-
téntica visión pudo haber concebido. Hasta e,nton- crática moderada de Salón, el pueblo ateniense en
ces, la apreciación d~!_~,~.!~y.-:.hL1iteraturaseJlab..í-ª-=. el lapso de una generación adquirió el hábito de
reducido a un círculo muy- estrecho. L.,aclase media administrar sus propios asuntos, bajo una prudente
ateñiense era, en3~idad, la here.Qe@ de la !..e~a tutela. Así aconteció que después de la caída de la
edad-hero~a s.;uandoJos__~jllglares de dulc~o(:.que. tiranía, la vida pública de Atenas siguió su ritmo
cañt'á.hiñ los _poemas homéricoslº!:~parte del normal. Era de esperar, por cierto, una reacción
personaLde los palacios y-actuaban_enJasJ~e aristocrática: un tal Iságoras intentó llevada a cabo
-los g!5lndes. El propósito de Pisístrato fue poner a con la ayuda armada de Esparta. Pero apareció otro
¡I
disposición de muchos 10 que hasta entonces había grupo aristocrático mandado por el tercer estadista
sido privilegio de unos pocos 3." importante de este siglo, Clístenes. Éste se puso del
La palabra "tirano" -no griega, sino tomada de lado del pueblo y la intentona fracasó.
Lidia- no tuvo en su origen ninguna de las odiosas Clístenes hizo aún mucho más. Realizó una re-
connotaciones que adquirió y ha conservado poste- forma completa de la constitución. El poder de los
riormente, y los griegos recordaban complacidos lo nobles dentro de la ciudad centralizada en forma
; ,

l.' que debían a los tiranos. Sin embargo, era duro pa- nominal procedía del hecho de que para la elección
ra un griego que no se le permitiera administrar sus de arcontes la pólis se dividía en "tribus", o grupos
propios asuntos públicos y, por supuesto, las tira- de familias, de modo que el jefe re~cido de cada
nías degeneraron. Cierta vez Dionisio de Siracusa grupo tenía asegurada la elección. Estos grupos ha-
reprochó a uno de sus hijos por su conducta insolen- bían mostrado ser demasiado fuertes para la segu-
te con un ciudadano. "Yo nun'ca me he portado de ridad de la ciudad. Clístenes encaró este peligro
ese modo." "Ah, pero tú no tienes por padre a un 'con la creación de una extraña constitución teórica
tirano." "¡No, y si tú te comportas así, tendrás un que se ajustó con precisión a los hechos ·previstos.
tirano por hijo!" Pocas tiranías sobrevivieron a la Creó diez "tribus" completamente nuevas -todas
tercera generación: ésta de Pisístrato terminó en la con sus respectivos antepasados- integrada cada
segunda. Su hijo, Hiparco, fue asesi~ado en una pe- una por un número más o menos igual de" demos .
lea particular; <i-otro, Hippias, sospechó -no sin (o "parroquias"), pero no contiguas: éste era el
fundamento- motivos políticos. Su autoridad se punto principal. Clístenes dividió el Ática aproxima-
volvió, por consiguiente, cada vez más opresora, has- damente en tres áreas: la capital, el interior y la
costa; cada una de las nuevas "tribus" c01}tenía "pa-
~ C. E. ROIJINSON, Zito Hellas, pág. 5+. rroquias" pertenecientes a las tres divisiones; por
144 145
consiguiente, cada una era un corte transyersal de- "tribus". De modo que esta nueva creación era asi-
hi. población total. Cuando se trataba de ventilar ~u regimiento; y como los certámenes dra-
sus asuntos, e-llugar natural de reunión era Atenas máticos fueron también realizados por tribus, 'el
lo cual de por sí ya contribuía a unifi<:ar la pólis. sistema encaminaba esta pasión de la rivalidad ha-
Además, como cada tribu estaba integrada por cia un fin deliberadamente creador.
granjeros y montañeses, artesanos y comerciantes de • Pero esta alteración de los fundamentos políticos
Atenas y del Pireo, y hombres que vivían en barcos, suponía también un cambio en la superestructura.
las adhesiones locales o familiares intervenían poco Las reformas de Salón hicieron que todo ciudadano
en la elección de los arcontes: ellas solo podían ha- desempeñara su papel en el estado, aunque el de
llar expresión en la Asamblea pública, donde podían las clases más pobres era muy restringido. El aris-
ser reconocidas como tales. tocrático Clístenes continuó y casi completó lo co-
La circunstancia de que un sistema tan extraño menzado por Salón. Se redujeron considerablemen-
funcionase, requiere cierta explicación. Su aparien- te los poderes del Consejo del Areópago. La Asam-
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cia es infantil y los atenienses eran un pueblo ma- blea de todos los ciudadanos fue el único y decisivo
duro. Entre nosotros, ese proyecto hubiese sido de- cuerpo legislativo, y los magistrados fueron respon-
sechado de entrada por ser tan artificial, tan "elabo- sables ante ella o ante sus miembros que actuaban
rado", Pero los griegos no ponían objeciones a lo como cuerpos judiciales. Solo le quedaba a la gene-
nuevo: el hecho de ser una creación deliberada y ración siguiente abolir la última de las discrimina-
lógica de la mente humana hablaba en su favor. Ya ciones, la que se basaba en la propiedad, y dar el
l. hemos visto que ésta era una de las razones por la paso final y aparentemente contraproducente para
¡. cual los griegos admiraban la constitución esparta- elegir a los arcontes por sorteo Así el sistema polí-
nao Debemos recordar además que a los helenos, tico de Atenas fue tan democrático como lo permitió
pese a ser individualistas, les agradaba trabajar en el talento del hombre. ?
grupos, ya sea porque deseaban tomar parte en lo Tales fueron, en breve bosquejo, los aconteci-
que se hacía, ya porque los atraía la emulación. mientos que transformaron a Atenas, en menos de
Todos estos instintos fueron satisfechos por el un siglo, de una pólis de segundo orden, desgarrada
sistema de Clístenes. Fue creado astutamente Dara por las rivalidades económicas y políticas, en una
llenar una necesidad inmediata, la integració~ de capital floreciente con una nueva unidad, una nueva
la pólis. Dejaba a los atenienses_ su":d~mo" para la meta y una nueva confianza. Esparta había hallado
gestión de los asuntos locáles, de los cuales uno de un ideal; Atenas otro.
losmás importantes era la;dmisión de nuevos ciu- Me he referido extensamente al siglo VI de Ate-
dadanos, pues el niño recién nacido tenía que ser nas, porque sólo así podrá entenderse el siglo V. Una
aceptado como legítimo por'=los_l:ijief11bros-d~h::le- cultura elevada se origina, desde el punto de vista
jño. Además les brindó una solidaridad más amplia ,histórico, con una clase aristocrática, porque solo
~ntro de la pólis; no solamente el ciudadano vo- ella tiene el tiempo y la energía para crearla. Si con-
taba por "tribus", sino que también l~chaba por~ tinúa durante demasiado tiempo siendo patrimonio
146 147
de los aristócratas, se vuelve primero artificial y lue- una clase nueva demasiado numerosa Y demasiado
go insignificante. También en la historia política, la confiada en sí misma para ser contenida en los an-
aristocracia se vuelve un mal si persiste en durar tiguos moldes culturales. Por eso, tanto en Inglate-
más (Iue su función social. En la esfera política, el rra como en Europa (con excepción de los países
predominante sentido común de Atenas, que se E:le- escandinavos) las sociedades democráticas del pre-
vó hasta el genio con Salón, Pisístrato y Clístenes, sente carecen, por razones distintas, de un contacto
logrÓ (lue ]a nobleza ateniense -en su conjunto- real con 10 mejor de su propia tradición. Atenas se
se interesase sinceramente por ]a poJítica democrá- salvó de esto, en parte por la sabiduría política del
tica mientras su areté era aún vigorosa. La mayoría siglo VI, en parte por la política' cultural de Pisístra-
de los grandes estadistas atenienses de las dos ge- to .. El resultado fue que la cultura ateniense del
neraciones siguientes procedían de las mejores fa- siglo v tuvo la solidez y la seriedad de la buena so- '
milias; Pcric1es es el ejemplo más saliente. La Fran- ciedad burguesa, unidas ~tla elegancia, el primor y
cia moderna ofrece un contraste: la aristocracia, al el desinterés de la aristocracia.
durar más que su utilidad, tuvo que ser guillotinada,
con el resultado de que los que qued~ll'on, aunque
hubieran podido contribUÍ>' con algo a la Francia
republicana, se mantuvieron desdeñosamente apar-
tados. En la esfera espiritual, el pueblo ateniense
fuc IIevado a la cultura aristocrática mientras ésta
¡,,' era aún fresca y creadora. Compárese con Inglate-
rra: una de las razones por que el siglo XVIII resultó
tan es.:.ncialmente civilizado se debió a que nunca
tm'imos una tajante división entre la clase media
superior y la aristocracia, de modo que la cultura
de ésta fue absorbida por la primera y por eso con-
servó su vigor. 8e ahí las buenas maneras y el buen
sentido de la arquitectura y las artes menores de
este período, tan contrarios a los torpes excesos, en
Europa, del barroco tardío, los cuales por sí solos
casi justifican la Revolución francesa. La sociedad
burguesa que sucedió a la aristocracia en Europa no
tuvo nada valioso que aprender del barroco. En In-
glaterra, la incipiente c1ase media del siglo XIX po-
dría 'haber absorbido y continuado pacíficamente la
cultura del XVIII, a no ser por la catás~rofe de la Re-
volución industrial, que lanzó con excesiva rapidez 149
148
La segunda guerra fue iniciada por Creso. Consultó
el oráculo de DeIfos, por el cual tenía el mayor res-
CAPÍTULO VII peto (así dicen los griegos) y se le dijo que siatra-
vesaba el río Halis, la frontera entre él y Ciro, des-
LA GRECIA CLÁSICA: EL SIGLO QUINTO
truiría un poderoso imperio. Atravesó, en efecto, el
Halis y desh'uyó mi imperio poderoso. Pero, por
desgracia, este imperio era el suyo. El muy tonto se
había olvidado de preguntar cuál era el imperio que
iba a destruir 2. Esto llevó el poderío persa hasta el
Egeo, allá por el año 548 a. C.
Durante el siglo VI sucedieron en As~a algunos La narración que hace Heródoto de estos hechos
acontecimientos que gravitarían íntimamente sobre es uno de los pasajes más interesantes de su libro.
, {
los griegos. En el año 560, el reino de Lidia, en la Es singular que la primera historia de la Mesopota-
¡¡ parte occidental de Asia Menor, tuvo un monarca mia haya sido compuesta por un griego. Esta his-
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cuyo nombre aún nos resulta familiar, el fabuloso toria está repleta de excelentes leyendas. Tenemos
Creso. Logró someter a las ciudades griegas de Jo- el relato -demasiado extenso para contarIo aquí-
nia; pero Creso era un hombre civilizado y un tan- del nacimiento de Ciro. En resumen; se trata del ni-
to helenófilo, de modo que ser conquistado por él ¡la maravilloso que va a nacer y realizará hazañas
no era una calamidad irreparable. Se sentía feliz extraordinarias. Alguien intenta impedir el nacimien-
de gobernar las ciudades por medio de tyrannoi to o matar al niño. Falla el propósito y la profecía
griegos que le eran adictos.
se cumple inexorablemente. Una forma griega de es-
Por aquel entonces un persa llegó al trono del rei- ta fábula es el mito de Edipo y es interesante com-
no de Media, situado más al este. Fue Ciro el Gran- parar el relato de Ciro narrado por Heródoto con
de. Siendo rey en el norte de la Mesopotamia, se el Edipo Rey· de su amigo Sófoc1es, esencialmente el
apoderó de Babilonia, gobernada a .Ia~sazón por el mismo, si bien Sófoc1es 10 ha dotado de una signifi-
hijo de otra figura conocida, "Nabucodonosor, el rey cación mucho mayor.
de los judíos". Una vez conquistada Babilonia, Se nos presenta después el encuentro de Creso y
se dispuso a hacer lo mismo con Lidia. Estas dos
SolQn;~a este relato debemos concederle espacio,
potencias ya habían estado en guerra en tiempos de pues arroja cierta luz sobre el espíritu griego. Salón
los predecesores de Ciro y de Creso, guerra que en uno de sus viajes fue agasajado en, forma mag-
había terminado con un eclipse total del sol. Se di- nífica por Creso, quien le mostró además la inmen-
ce que los ejércitos fueron tan impresionados por el sa riqueza de sus tesoros. (Si el relato es histórica-
fenómeno que se negaron a seguir luchando. Este
fue el eclipse pronosticado por Tales de Mileto 1. 2 Puede conjeturarse que la 'política del oráculo era com-
plicar a Creso y a Ciró en una larga guerra, para ventaja
1 Véase pág. 244 Y sigo de Grecia.
150 151

j
mente exacto, Solón por ese tiempo ya había muer- un hombre vive muchos días y caela día trae algo
to.) Entonces Creso dijo: --;-"Solón,conozco tu fa- distinto. Por consiguiente, no elebe llamarse "feliz"
ma de filósofo y sé que has viajado y visto mucho. a un hombre, mientras esté vivo. Nunca se sabe qué
Dime una cosa: ¿quién es el hombre más feliz 3 que puede suceder.
has conocido?" Preguntó esto, dice Heródoto, pen- Pero la historia no termina aquí. Andando el
sando que él era "el más feliz" de los hombres: Pe- tiempo, Creso, ante el asombro de todos, fue derro-
ro Solón contestó sin vacilar que ese mérito corres- tado por Ciro y tomado prisionero. Ciro lo ató y lo
pondía a Tela de Atenas, pues este hombre vivió puso sobre una pira para quemarlo vivo, se,l (dice
en una pólis bien gobernada, tuvo hijos valerosos y Heródoto) para cumplir una promesa, sea como un
buenos, contempló el nacimiento de nietos sanos, y al sacrificio por la victoria, o bien para ver si algún
fin, después de una vida tan feliz como lo permite dios salvaba a un hombre tan religioso como Creso.
la naturaleza humana, murió peleando gloriosamen- La pira ya estaba encendida y Creso, recordando
te por Atenas contra Eleusis; fue sepultado con todos las palabras de Salón, profirió un gemido y lo llamó
, ( los honores y es recorcJado con gratitud.
i~ tres veces por su nombre. Se le preguntó la razón
r
Creso preguntó entonces quién le seguía en fe- de esta conducta y Creso relató su entrevista con
licidad, esperando que serí~ mencionado en segundo aquél. Entonces Ciro S6 compadeció y es interesan-
término. "Cleobis y Bitón de Argos", dijo Salón. te ver por qué esta leyenda, ele indudable origen
Éstos eran dos jóvenes ricos que habían obtenido griego, muestra arr(:;pentido al soberano persa. Ello
triunfos en los Juegos y su muerte fue memorable. no fue por n,ingún escrúpulo de carácter moral; él
Su madre tenía que ser llevada al templo de Hera, no se daba cuenta de que estaba obrando en forma
a cinco millas de distancia, para un festival. Como abominablemente cruel. Ciro reflexionó que era
los bueyes no llegaron a tiempo del campo, ellos también un hombre y estaba a punto de quemar vi-
mismos tiraron del carro. Todos los que estaban en vo a otro semejante, a un hombre que había sido
el festival aclamaron la fuerza de los jóvenes y fe- tan aventajado como él. En suma, siguió la máxima
licitaron a su madre. Ésta, en un arrebato de fe- griega: "Conócete a ti mismo", la cual significa:
licidad, rogó a la diosa que concediese a sus hijos la . recuerda que eres- hombre, y estás sujeto a todas las
mayor bendición que un hombre puede tener, y la condiciones y limitaciones de la condición humana.
plegaria fue escuchada; piles luego del sacrificio )' Por consiguiente, dice Heródoto, temió una retribu-
la fiesta, los dos jóvenes se quedaron dormidos en ción, y reflexionando que nada humano es constan-
el propio templo y nunca se despertaron. te, ordenó extinguir el fuego. Pero ya no era posi-
Creso se molestó al ser considerado menos "fe- ble. Entonces Creso invocó a Apolo que 10 salvara,
liz" que cualquier ciudadano; pero Solón seiíaló que si sus ricas ofrendas le habían otorgado algún favor
con el dios. Inmediatamente algunas nubes se arra-
;¡ "Feliz" cs una palabra precaria, pero es la mejor que.
tenemos a mano. Si dispusiéramos de 1a expresión '\velI- cimaron en el diáfano azul, cayó un torrente de llu-
starred" (bienhadado) como contraria a "ilI-starrcd" (mal- via y el fuego se apagó. Luego de este episodio, am-
hadado) traduciría mucho mejor el texto griego. bos soberanos se hicieron amigos y Creso dio a Ciro
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algunos atinados consejos sobre el modo de tratar lo escuchara otra vez. Cleómenes accedió a escu-
a los lidias. Así es como pensaba Heródoto que de- charlo, pero sin ale\ar a la niña. Entonces Aristá-
bía escribirse la historia. goras le prometió diez talentos si obtenía la ayuda
En el año 499 ocurrió un acontecimiento que de-' espartana; luego fue aumentando la cantidad, hasta
terminó el curso del nuevo siglo: las ciudades jó- que finalmente le ofreció cincuenta. Entonces Gorga
nicas se rebelaron contra el rey persa Daría. Otra exclamó: "Padre, despide a este extranjero o te co-
vez aparece oportunamente Herócloto. C¡¡enta có- rromperá." Así fue como Cleómenes se retiró y
mo Aristágoras, tirano de Mileto, acudió a CJeóme- Jonia no recibió ayuda de Esparta.
nes, el rey de Esparta, en busca de ayuda. Aristá- Sin embargo, consiguió algunos barcos de Ate-
goras describió detalladamente las razas de Asia nas, y otros de Eretria, en Eubea. Estas fuerzas es-
sometidas a Persia, todas muy ricas, la mayoría pa- taban interesadas en el saqueo de Sardis, la anti-
cíficas y presa fácil para los espartanos. Para con- gua capital de Creso. Pero la rebelión fracasó y
firmar su argumento "llevó consigo, según dicen los Persia vio claramente que nunca mantendría en paz
espartanos, una plancha de bronce en que estaban a Jonia, si no hacía antes una manifestación de su
grabados la circunferencia de toda la tierra, todo poder en el mar Egeo. Y así en el 490 fue enviada
el mar y todos los ríos", es decir, el primer mapa de una expedición contra las dos ciudades insolentes.
que tengamos noticia .. En suma, comparó la pobre- Eretria fue saqueada y algunas tropas persas des-
za de la vida en Grecia con la abundancia de Asia. embarcaron en la costa oriental de Ática, en Mara-
I
Cleómenes le prometió una respuesta para el tercer tón. Los persas tra-ían consigo al amargado hijo de
J;¡
" día. Al tercer día Cleómenes le preguntó qué dis- Pisístrato, Hippias, expulsado de Atenas hacía vein-
tancia había desde la costa jónica hasta la ciudad del te años. Se proponía ser impuesto como tirano, bajo
Rey. Pero aquí Aristágoras, aunque había sido muy la protección persa.
astuto en todo lo demás, y lo había engañado con Pero los atenienses tuvieron que enfrentar solos
habilidad, dio un traspié, pues nunca debió decirle a los persas, con excepción de una pequeña tropa de
la verdad, si quería llevar los espartanos a Asia, y mil hombres, procedentes de Platea. Y los vencie-
le dijo lisa y llanamente que había un viaje de tres ron, con una pérdida de 192 soldados. Esquilo estuvo
meses. A lo cual Cleómenes, cortando la descripción en esta lucha, junto con su hermano. Éste fue
que el milesio hacía del viaje, lo interrumpió: muerto, pero Esquilo regresó, y podemos estar con-
-"Huésped de Mileto, abandona Esparta antes del tentos de que así sucediera, pues todavía no había
anochecer, pues dices cosas desagradables para los escrito los Persas, los Siete contra Tebas, el Prome-
espartanos, cuando tratas de llevados a tres meses teo y la trilogía de Orestes.
de viaje lejos del mar." Era evidente que Persia intentar~a otro ataque,
Pero el jónico jugó entonces otra carta. Volvió pero afortunadamente una rebelión en Egipto y la
a Esparta, dispuesto a la súplica, y encontró a Cleó- muerte de Daría mantuvieron a los persas ocupados
menes en compañía de su hijita, la cual se llamaba durante diez años. Esta década decidió el futuro de
Gorga. Pidió a Cleómenes que alejara a la niña y Atenas. Sucedió que en la zona minera de Sunio se
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155
descubrió un rico filón de plata. Estas pequeii.as ciu- de podían ver cómo los per:¡as incendiaban sus ca-
dades griegas tenían ideas muy simples y directas sas y destruían los templos de la Acrópolis.
sobre las finanzas públicas, lo mismo que sobre la y así llegamos a uno de los más importantes com-
moralidad pública y sobre muchas otras cosas. Así bates de la historia. Quizás Heródoto se haya con-
se propuso que el dinero debía distribuirse entre fundido un tanto en los detalles y haya aceptado
los ciudadanos, como un dividendo. Pero Temísto- como un hecho 10 que solo fue una recriminación de
des vio más lejos. Atenas había estado en guerra posguerra, pero es la descripción de un aconteci-
durante un tiempo con la cercana isla de Egina, un miento griego, hecha por un griego y además esen-
importante centro comercial, y se había visto traba- cialmente verdadera para Grecia. Los griegos del
da por falta de barcos. Entonces Temístodes per- norte se habían sometido y ahora luchaban del lado
suadió a los atenienses de que gastasen su inespera- de Persia. Nadie enfrentaba ya a los invasores excep-
da fortuna en una flota. Egina era el objetivo inme- to los del Peloponeso, unas pocas islas y Atenas. El
diato, pero él pensaba en el peligro persa y sin duda Ática estaba perdida también. Las fuerzas terrestres
también vislumbró que Atenas tenía un gran por- del Peloponeso se hallaban en el istmo, ocupadas
venir como potencia comercial y naval. en fortificarlo, y muchos de sus jefes navales eran
La flota fue construida a tiempo. El segundo ata- partidarios de sacar la flota aliada de Salamina,
que persa tuvo lugar en el 480, y éste no fue una pues temían ser bloqueados allí parIas persas. Te-
simple expedición punitiva, sino una invasión en místocles vio que el estrecho de Salamina daba a
gran escala, por tierra. Por este tiempo ya se había los griegos .una probabilidad de victoria, mientras
realizado una especie de unidad griega, aunque en que en el istmo serían seguramente derrotados, in-
el Peloponeso Argos se mantenía apartada, a causa cluso si la flota se mantenía unida, lo cual era in-
de los odiados espartanos. No contaremos aquí la verosímil. Temístocles persuadió urgentemente a
historia de la guerra de dos años; Heródoto 10 hace Euribíades, comandante en jefe espartano, de que
mucho mejor, aunque este historiador tan humano reanudara la lucha. (Así lo refiere Heródoto.) Euri-
no entendió realmente la estrategia de esta guerra. bíades accedió y Temístocles comenzó a hablar an-
Las defensas del norte cayeron una tras otra. Las tes que aquél plantease formalmente la cuestión a
Termópilas fue un episodio glorioso; mas una acción la Asamblea. "Temístocles -dijo el jefe corintio-
naval en las aguas vecinas al Cabo Artemisio alentó los que en los juegos empiezan demasiado pronto'
a los griegos, pues mostró que sus barcos más pesa- son derrotados." "Y los que empiezan demasiado
dos y más lentos -los dos tercios eran atenienses- tarde -fue réplica- no ganan ningún premio."
podían luchar con cierta esperanza cor.tra la flota Él expuso el caso, pero Adimantos, el corintio, le di-
enemiga (principalmente fenicia y jónica) en aguas jo que no tenía derecho a hablar, pues ya no repre-
reducidas donde los otros no podían maniobrar. Pe- sentaba a una capital. Entonces Temístocles -cuen-
ro negó el tiempo en que los atenienses tuvieron que ta Heródoto- habló con gran severidad tanto de
abandonar Ática y transportar a los no combatientes Adimantos como de Corinto, y dijo que los atenien-
y sus pertenencias a la isla de Salamina, desde don- ses incluso entonces tenían una pólis mayor y más
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territ6ri~ que Corinto, pues mientras tuviesen dos- una elevada opinión de sí mismos, que se tornaba
cientos barcos bien armados podían conquistar el más viva cuando se comparaban con los "bárbaros";
territorio de cualquiera. Luego se dirigió a Euribía- este parecer se veía ahora confirmado. Siempre pen-
des y le dijo a este desventurado que si no accedía saron que sus instituciones libres eran mejores que
a quedarse y combatir en Salamina, los atenienses el despotismo oriental; los hechos probaron que la
zarparían y volveríañ a fundar su pólis en Italia. verdad estaba de su parte. El amo asiático exigía
Ante esto, Euribíades tuyo que consentir. obediencia apelando para ello al uso del tormento y
Lo que ahora faltaba era inducir a Jerjes a luchar el látigo; los griegos tomaban sus decisiones median-
en mares angostos. Esto era muy sencillo ... para te el debate y la persuasión, y luego actuaban co-
Temístocles. Envió a un esclavo suyo en un bote al mo un solo hombre y vencían. No' es de extrañar que
bando persa y dijo allí que venía de parte de Te- la genera.ción siguiente colmase los frontispicios 'de
místocles, quien secretamente estaba con los per- sus templos con representaciones escuItóricas de las
sas, lo cual era bastante admisible. Los griegos se antiguas batallas míticas entre los gigantes hijos de
retirarían durante la noche, por la salida occiden~ la tierra y los dioses olímpicos. Los dioses griegos
tal del lado de la bahía de Salamina; así los persas habían triunfado otra vez; la libertad y la razón
podrían bloquear el estrecho por el oeste y sorpren- habían derrotado a la autocracia y al terror.
derían a los griegos en una trampa. Pero los persas Atenas tenía especiales razones para sentirse exal-
fueron por completo engañados. Un destacamento tada. Ante esta victoria los atenienses recordaron
fue enviado a bloquear la salida oeste, el rest;:>se haber oído de boca de sus padres cómo Salón ha-
amontonó en la zona angosta. "Y al ponerse el sol bía liberado el suelo de Atenas de la esclavitud im-
¿dónde estaban?" puesta por los ricos, y asentado así el fundamento
Fue una victoria aplastante y a Atenas le corres- de la democracia. Ellos mismos habían sido testi-
pondió la mayor parte de la gloria. El verano si- -gas de las reformas de Pisístrato quien facilitaba
guiente fue el turno de Esparta. En Platea, el semilla de cereales a los pobres y convirtió gradual-
ejército persa fue derrotado, no debido a la habili- mente a la tranquila Atenas en J.ma ciudad de la
dad de los estrategos de Esparta, que era precaria, cual los demás griegos tenían alguna noticia; an-
sino a la magnífica entereza de las tropas esparta~ o dando el tiempo asistieron a la terminación de la
nas (los tebanos pelearon con bravura en el bando tiranía y vieron surgir una nueva constitución li-
perdedor) y así terminó la gran invasión. Solo fal- beral forjada por Clístenes. Estallaron conflictos
taba liberar a Jonia y asegurarse de que jamás vol- amargos y el sentimiento de partido era aún muy vi-
vería un Rey persa a enfrentarse con los griegos li- vo, dramatizado en el relato que alguien contó a
bres. Pero ¡ay! cilim años después el Rey pudo im- H'eródoto acerca del gran Arístides, un jefe de par-
poner una paz a su arbitrio sobre los estados griegos tido sometido al ostracismo'\ que vino a Salaminá,
en guerra, sin ·librar ninguna batalla.
Entre tanto, los efectos de la victoria fueron pro- 4 El "oslracismo" era un recurso inventado por Clíste-
fundos en Grecia. Los griegos se habían formado nes, como freno contra las animosidades personales de la .
158 F~A
Y L~TRAS
durante la noche, desde SI temporaria residenci •. en
t
dividualidad, que apenas empezaba a despuntar, era
Egina, poco antes de la bataJIa; IJamó a Temístocles un incentivo para mayores hazañas. Con motivo de
la guerra con Persia, Atenas acababa de encontrarse
en un aparte de aquel consejo de guerra y le dijo:
"Tú y yo hemos sido ,los más encarnizados enemigos; a sí misma. ¿Qué es 10 que no podría hacer? Existe
ahora nuestra rivalidad es sobre cuál de nosotros un paralelo entre la Atenas del 480 y la Inglaterra de
puede prestar a Atenas un servicio mayor. ~fc he 1588: hacia cualquier dirección que mirasen sus
deslizado por entre las líneas persas para prevenir- hombres veían posibilidades incitadoras; pero el
ateniense veía aún más que el inglés. Desde el pun-
te que estamos rodeados por la flota enemiga. \' e y
díselo a los demás." "¡Gracias!, respondió Temísto- to de vista político, existía la posibilidad de llegar
cles, pero irás tú y 10 dirás .. A ti te creerán." El atc- a cOI}vertirsu ciudad en la conductora de una alian-
niense de esta época había visto a la joven democra- o za marítima comparable a la Liga del Peloponeso
cia sortear conflictos decisivos como éstos: el triun- dirigida por Esparta; y los hO{Ilbres de Atenas po-
fo de su ejército en 11aratón, y luego había compro- dian sentirse orgullosos de que aquello que la pólis
bado cómo su capital se lanzaba al mar sin vacilar lograse no 10 harían poderosos magistrados que ac-
tuaban en su nombre, sino ellos mismos en su Asam-
y 10 arriesgaba todo para afirmar su poder en este
nuevo escenario. Ahora observaba las ciudades y al- blea soberana. Des<le el.punto de vista intelectual,
deas del Ática incendiadas, y la inmemorial Acró- todo un mundo de pensamiento y de saber se ini-
polis, sitial de Cécrope, Erecteo, Teseo, de la pro- ciaba, debido en gran parte a sus propios parientes,
pia Atenea, reducida a una ruina irreparable; pero los jónicos. En el comercio y la industria, Atenas su-
la pólis había triunfado y, sQbre todo, su soberbio peró a aquellas ciudades griegas que habían emp_e-
esfuerzo había salvado a la IIélade. Grecia no tenía zado mucho antes. La combinación del gusto y la
un solo conductor, sino dos: la tranquila ciudad de inteligencia ática con su posición central, sus puer-
su juventud se erguía, admirada de todos, junto a tos excelentes, y su ahora dominante poderío marí-
la heroica ciudad de Esparta. Un triunfo como éste, timo, eran extraordinarios por cierto; y además
obtenido no por la buena suerte, sino por el buen Atenas gozaba, como Londres, de ciertas ventajas
sentido, y por la fe en el esfuerzo disciplinado y cau- imponderables derivadas de su probidad y del sen-
teloso más que por la: gravitación de la propia in- tido común de sus métoQos. También de~de el p~n-
to de vista artístico se iniciaba un mundo nuevo. La
larga lucha con el bronce y el mármol había lleva-
vida pública en Atenas. Todos los afíos la Asamblea podía do la arquitectura y la escultura al umbral de su
decidir la aplicación del "ostracismo", sin mencionar nom-
bres. Aprobada la medida, cada ciudadano tenía derecho a • perfección clásica, y la tarea de los artistas atenien-
escribir en una "conchilla" (óstrakon) el nombre de cual- ses, que casi siempre trabajaban para la pólis, debía
quier ciudadano a quien quisiese ver honorablemente
o des- ser combinar la elegancia jónica con la fuerza doria.
terrado por diez allOS. Si se reunían 6.000 votos o más Los alfareros y pintores atenienses estaban por lo-
contra cualquier prevenido éste tenía que expatriarse sin grar sus mayores triunfos y el arte más ateniense de
sufrir otro castigo. Era el medio de alejar a los jefes de una
o tendencia peligrosa. todos, el drama trágico, crecía cada año más firme y
]60 161
más jncitante, y se advertían interesantísimas posi- preponderancia de Atenas: ésta tenía una flota 'de
bilidades en una hilarante farsa rústica que pronto 200 barcos y muchos miembros solo contribuían con
dio nacimiento a 1a brillante y elaborada comedia de uno. No pocas ciudadt,s pequeñas preferían pagar
Aristófanes y sus rivales. Tal fue el espíritu de la su aporte en dinero y quedarse tranquilas:
auroral era de Pericles -si recordamos también que Las operaciones contra Persia prosiguieron du-
ella se hallaba sumergida en el perenne Hornero, rante algunos alias. Luego surgió el problema in-
que enseñó este hábito mental-; esencialmente aris- soluble del derecho de secesión. La importante is-
tocrático, en cualquier clase social, el cllal anteponía la de Naxos se negó a continuar siendo miembro de
la cualidad a la cantidad, la noble lucha al simple la Liga. La amenaza persa había terminado, ¿por
logro y el honor a la opulencia. qué continuar aportando contribuciones a un orga-
Debo referirme a la historia política de un modo nismo que solo encubría la preponderancia atenien-
muy sumario. La Alianza griega había cumplido su sp? A esto replicÓ Atenas, con toda razón, que si des-
misión inmediata expulsando a los persas de Euro- aparecía la Liga no tardaría en resurgir la amenaza
pa, pero aún faltaba liberar a Joriia y derribar el persa. Consideró esta secesión como un levanta-
poderío marítimo persa. En este punto, Esparta no miento; lo sofocó e impuso a Naxos un tributo en di-
mostraba mucho interés debido a su condición de nero. Otros "rebeldes" recihieron igual trato. Luego
potencia terrestre, con una economía agrícola; se algunos estados egeos, que se habían mantenido
sentía satisfecha de que ningún estado griego o com- aparte, fueron obligados a ,plegarse a la Confedera-
binación de estados fuesen lo bastante fuertes para ción. Y parecía justificarse esta conducta, pues ¿por
amenazarla en el Peloponeso o para despertar el ([ué un estado egeo iba a disfrutar de la seguridad
eterno fantasma de una rebelión de los ilotas. Ade-
que otros garantizaban, sin contribuir a ella?
más, la liberación de Jonia y la defensa del Egeo era Se tomaron otras dos decisiones, ambas razona-
empresa marítima, por consiguiente propia de Ate- bles, aunque tendientes a transformar la Liga en
nas. y Atenas se hallaba dispuesta a esta tarea, la un Imperio. El cuartel general de la Liga fue tras-
cual (no lo había olvidado) le correspondía a ella, ladado de Delos a Atenas, es decir, desde una isla
por ser la cuna de la raza jónica. pequeIia, adonde la gente concurría principalmente
Así pues, Atenas organizó una confederación na- con fines religiosos, a la capital adonde la gente se
val, cuyos cuarteles generales estaban en 1a sagra- sentía muy feliz de ir con cualquier motivo. Este
da y central isla; de Delos. Todos sus integrantes ,. hecho sospechoso podría calificarse como "conve-
-prácticamente todas las ciudades marítimas del niencia administrativa" y también alegarse que él
Egeo- contribuyeron con un número fijo de barcos tesoro de la Liga estaba más seguro en Atenas, ra-
y de hombres, o, si lo preferían, su equivalente en zones muy atendibles, pues esta ciudad acababa de
dinero. Las contribuciones fueron fijadas por A.rís- perder dos flotas en una aventpra en Egipto; pero
tides de Atenas, "Arístides el Justo"; y su justicia de todo este cambio surgía la certidumbre de que
se demuestra en que ninguna contribución suya la llamada Liga era en realidad un Imperio. Además,
fue discutida. El hecho principal resultó la enorme . las disputas comerciales entre los miembros se ven-
162 163
tilaban ante los tribunales atenienses. Esto significa- en lugar de barcos y tripulantes, buena parte que-
ba realmente una gran simplificaciÓn en el proce- daba, legítimamente, en manos de los atenienses co-
. dimiento. En ausencia de un sistema de derecho in- mo retribución de servicios.
ternacional, los procesos legales entre los miembros Otros hechos, quizás más discutibles,· gravitaron
de ciudades diferentes solo se sustanciaban si los para ahondar este creciente malestar entre los alia-
dos litigantes tenían un tratado que contemplase tal dos y ellos hallaron expresión concreta en el plan de
situación; en caso contrario, la represalia directa reedificación de Pericles.
-una especie de piratería oficial- resultaba el úni- Los fondos de la Liga aumentaban y los templos
co medio de asegurarse de que las quejas serían es- destruiQ.os por los persas no habían sido levantados ..
cuchadas. Los tribunales atenienses eran bastante Una parte de la política de Peric1es -continuación
honestos y desinteresados. Se ponía gran cuidado pa- de la de Pisístrato- era hacer de Atenas el centro
ra garantizar que un ateniense no tuviese ventaja artístico, además del intelectual y político, de toda
alguna en cualquier litigio con un miembro de una Grecia. Atenas tenía, asimismo, un problema de des-
ciudad aliada. No obstante., todo esto creaba des- ocupación. El Partenón, el magnífico pórtico de la
confianza.
Acrópolis, las galerías de pinturas que la flanquea-
La general eficiencia y honestidad con que Atenas ban, estos y otros edificios eran el resultado de tales
dirigió la Liga se ponen de manifiesto en el hecho necesidades y deseos. Hubo protestas, incluso inter-
de que las ciudades continuaron incorporándose a nas, pero Pericles replicó que los aliados pagaban a
ell~ por su propia voluntad, y en que cuando sobre- Atenas para su protección, y no pagaban una suma
vino la guerra con Esparta los miembros pennane- exorbitante; que estaban protegidos, dada la efi-
cieron sorprendentemente leales a Atena~, aun cuan- ciencia de la flota ateniense, y que había una amplia
do se los llamase súbditos de una ciudad imperial. reserva de dinexo. Atenas estaba pues autorizada
Mas no se podía evitar que la mentalidad atenien- para gastar el excedente en esos edificios y orna-
se creciese en dimensión imperial, sobre todo cuan- mentos que honrar.ían a ena y a toda Grecia. Pudo
do el ciudadano observaba que los miembros de la también haber argumentado -y tal vez lo hizo-
Liga debían acudir a Atenas siempre que iniciaban que solo Atenas había expuesto su ciudad a la des-
un pleito; cuando pensaba que el tesoro de la Con- trucción para proseguir la lucha por la libertad grie-
federación se hallaba depositado en su Acrópolis o ga y posiblemente dijo entonces lo que repitió más
que la política de aquel organismo debía ser, por tarde en el Discurso fúnebre: "Abrimos de par en
lógica consecuencia, grata a la gran ciudad, y que p~ ~ todos las puertas de nuestra pólis".
su fuerza militar estaba constituida, casi en su to- Pero ¿por qué Atenas no negó a ser la capital de
talidad, por barcos y hombres del Ática. Este pano- un estado egeo unificado? Roma otorgó su~ciudada-
rama resultaba halagador para el orgullo local y nía sucesivamente a las otras ciudades latinas, a to-
también provechoso, pues los jurados que actuaban da-Italia, a todo el Imperio. Si Roma pudo-hacerla,
en los juicios recibían paga y así, de la contribución =
¿por qué no también Atenas? -
en' dinero que los aliados entregaban cada vez más
164
"-
Hablar de incapacidad política o de falta de visión
165
· frente 4 lo porvcnir no basta para explicar esta apa- vida le parecía inferior a la de un verdadero hombre.
rente ceguera. Existe una razón profunda que la Para la mentalidad moderna esta teoría es extraña.
justifica y que a menudo tratamos de eludir: cada Sin duda a muchos ruSoS que conocen algo sobre
aCto del hombre produce sus consecuencias a veces nosotros les resulta inexplicable que prefiramos las
irreparables; y hay muchas cosas, deseables en si nociones de libertad personal a los triunfos reales
mi~mas, por las cuales debemos pagar un precio Ue- o futuros de su sistema. Pero frente a los griegos se
má~iado alto. Si así no fuera, la existencia humana presentaba la siguiente disyuntiva: o aceptaban
no sería trágica. Nosotros tenemos alguna expe- una vida de condición muy inferior que exigía prác-
riencia de esto. Ciertos políticos sueñan con una ticamente diluir la pólis y enajenarla o bien corrían
economía nacional muy bien planeada y de gran el riesgo de perecer. Si reflexionamos -segÚn el
eficiencia, programa por cierto excelente. Pero el espíritu de Ciro ante la hoguera de Creso- que
resultado es el trabajo dirigido y el inglés, con su también nosotros formamos una sociedad política
extrajio apego a la libertad individual, no acepta que se aferra deseperadamente a cierta concepción
pagar ese precio. de la vida, nuestro juicio sobre los griegos tal vez
En el capítulo anterior se intentó mostrar que los se torne un poco menos complaciente. La política
griegos tenían un amor similar a la pólis indepen- de Pericles -es decir, la que prevaleció en la Asam-
diente. Para el modo de pensar griego, la pólis seña- blea ateniense- trataba de obtener la mayor ventaja
laba la diferencia entre él y el bárbaro; la pólis lo posible de ambos mundos a fin de disfrutar al máxi-
capacitaba para vivir la vida plena, inteligente y mo, a la vez, de la pólis y del Imperio. Tal vez po-
responsable que ansiaba alcanzar. Atenas no podía damos juzgarlo cQn mejor espíritu cuando nosotros
extender su ciudadanía a los aliados sin cercenar mismos hayamos logrado reconciliar el amor a la
las actividades políticas y las responsabilidades de libertad con la supervivencia.
cada ciudadano ateniense. El gobierno en este ca~o Durante el medio siglo que corrió entre la guerra
debía haber sido delegado en representantes y en- de Persia y la del Peloponeso, la política de Atenas
tonces el ateniense hubiera comprobado que la pólís fue dirigida primero por el aristocrático Cimón (hijo
ya no le pertenecía. La vida hubiera perdido su de Milcíades, el véncedor de Maratón) y luego por
sabor. Los romanos -severamente presionados, di- Pericles. La política de Cimón consistió en rechazar
cho sea de paso- pudieron incluir en su cívitas a los a los persas y mantenerse en buenos términos con
latinos porque ésta era solamente una máquina de Esparta. Lo primero era más fácil que lo segundo.
gobierno: mientras los protegiera, no les importaba El rápido resurgimiento de Atenas, más aun, la trans-
mucho quién la manejaba. El ateniense no pensaba formación de la Liga en un Imperio, apenas disimu-
así, ni tampoco los aliados de Atenas, pues es tan lado, suscitaron temor y resentimiento: hasta tal
seguro como pueden serlo estas cosas, que si Atenas punto que la política de Cimón ya no podía conti-
les hubiese ofrecido la ciudadanía común, ellos no nuar. Pericles, cuyo predominio en la Asamblea fue
la habrían aceptado, puesto que si un griego no casi indiscutido desde el 461 hasta su muerte en
estaba a un día de camino de su centro político, su 429, aceptó la hostilidad espartana como algo inevi-
167
166
table; IIegó a un acuerdo con Persia y se propuso sa por realizar sus planes y ponerlos por obra. Vosotros
hacer de Atenas una ciudad excepcional en Grecia. estáis CGntentos con lo que tenéis' y os resistís hasta a lo
La energía desplegada por los atenienses durante necesario. Ellos son osados, intrépidos, ardientes; vosotros
sois cautelosos y no confiáis en vuestro poder ni en Vuestro
estos años es casi increíble; ellos aspiraban, y duran- juicio, Ellos aman las aventuras lejanas, vosotros las odiáis;
te un tiempo lo tuvieron, a un imperio que abarcara elJos peregrinando ganan,' y adquieren con su ausencia; y
o controlara no sólo todo el Egeo, sino también el a vosotros, si salís fuera de vuestra tierra, os parece que lo
golfo de Corinto y Beocia: y hubo quienes soñaron, (lue dejáis en ella queda perdido. Cuando han vencido pa-
y siguieron soñando, con conquistar la distante Si- san adelante y prosiguen la victoria, y cuando son vencidos
no desmayan ni pierden el ánimo. Entregan sus cuerpos a
cilia. Nuestras referencias sobre los debates, los Atenas como si fueran propiedad pública, y utilizan sus
teatros, los tribunales de justicia y las procesiones, mentes en pro de Atenas del modo más individual posible.
no deben hacemos perder de vista el hecho primor- ElJos forjan un plan: si fracasa, creen que han perdido algo;
dial de que d ateniense del siglo vera ante todo si tiene éxito, este éxito no es nada en comparación con lo
que van a hacer después. Les es imposible disfrutar de la
un hombre de acción. En 456, los atenienses debie-
paz y estarse tranquilos o perinitírselo a otros cualesquiera.5
ron hacer frente a un cúmulo de responsabilidades
domésticas, pero esto no los disuadió de enviar Ahora oigamos al propio Pericles, dos aí10s des-
doscientos barcos para ayudar a Egipto en una pués, en su Discurso fúnebre. Primero alaba la libe-
rebelión contra Persia, y cuando éstos fueron des.
ralidad de Atenas: la leyes imparcial; las distin-
truidos, enviaron otra fuerza similar que corrió la ciones públicas se otorgan al mérito, no al partido
misma suerte. ~Un monumento bélico de la época o a la clase. En lo social, reina la tolerancia, y en los
registra los nombres de los de la tribu Erecteida asuntos públicos hay autodominio y ausencia de
"que murieron en guerra en Chipre, Egipto, Fenicia, violencia. Atenas es además rica en las cosas espiri-
Halies (en el Peloponeso), Egina y Megara". De los tuales, intelectuales y materiales propias de la civi-
atenienses no puede decirse que explotaron un im- Hzación.
perio obtenido con el esfuerzo y el sacrificio de los Hasta aquí Pericles compara a Atenas con Grecia
otros. La guerra que toda Grecia juzgaba inevita- en general; a cont~nuación se dirige en particular
ble estalló en el aí10 431. Diremos algo sobre eIJa en a Esparta:
el capítulo siguiente: éste se éerrará con un breve
examen de las instituciones democráticas vigentes Nosotros permitimos a cualquiera la entrada en nuestra
cuando Atenas la dirigió, precedido de dos esbozos ciudad y no echamos a los extranjeros porque puedau ver
demasiado, pues en la guerra confiamos más en nuestro va-
del carácter ateniense, tomados de la historia de lor y osadía que en las estratag€mas y aprestos. Nuestros
esa guerra escrita por Tncídides. El primero lo rea- enemigos se preparan para la guerra desde la mocedad con
lizó una delegación corintia que vino a Esparta para pesados adiestramientos. Nosotros vivimos holgadamente,
incitarla a declarar la guerra: ' pero no tenemos menos entereza para enfrentar el peligro.
Los lispartanos nunca se han atrevido a atacamos sin contar
Vosotros tenéis idea (dicen los eorintios) de qué clase de con la ayuda de sus aliados. Y así, con un valor que procede
gente son estos' atenienses, tan totalmente distintos a vos-
otros. Se pasan siempre pensando cosas nuevas y tienen pri- 5 Paráfrasis de Tucídides, 1, 70.
168
169
de la disposición natural más que de las leyes, nosotros te- mostración exacta, pero cuando hemos contemplado
nemos dos ventajas, pues evitamos el esfuerzo preliminar y
somos tan buenos como ellos cuando llega la ocasión. Ama- cualquier aspecto de la actividad de la Atenas de
mos las artes, sin ostentaciones superfluas, y las cosas del Pericles, podemos volver a este discurso, a su noble
pensamiento, sin volvemos por dIo blandos. elogio de la pólis, y sentimos la convicción de que
los atenienses de este período deben haber sido así
Después de esta oposición directa con respecto en lo primordial. Evoquemos, para probar este aser-
a Esparta, Pericles habla nuevamente en general. to, la asombrosa belleza del Partenón -de tamaño
En Atenas, la riqueza brinda una oportunidad para tan modesto, solo 67 n1etrosde largo- que produce
la acción, no un motivo para la vanidad, y así es una impresión tan abrumadora. En las fotografías
desventurado el ocioso, no el pobre. Un hombre tie. es un templo griego entre otros, pero en la realidad,
ne tiempo para sus asuntos privados y para los el edificio que con mayor fuerza estremece el ánimo.
asuntos de la ciudad, y los hombres de negocios Tornemos la mirada a las tragedias de Sófocles, com-
están capacitados para juzgar en materia política G. puestas para el pueblo ateniense y premiadas por la
Al hombre que no -participa en los negocios públicos, ciudad. Yo mismo -permítaseme una referencia per-
algunos lo llaman indiferente; nosotros los atenien- sonal- he dado prolijas clases sobre ellas durante
ses lo llamamos inútil. No consideramos el discurso treinta años, y las he encontrado ahora más lozanas,
como un impedimento para la acción, sino como un más excitantes, más llenas de ideas que nunca. Nada
preliminar necesario. Otros pueblos son temerarios en ellas es superficial, ni hecho por ostentación
por ignorancia, tímidos por cálculo; nosotros éaIcu- I (a pesar de la soberbia técnica utilizada), ni secun-
lamas y seguimos siendo audaces. Somos támbién dario. Contemplemos, quizás más elocuentes que
generosos, no por conveniencia, sino por convenci- otros monumentos, las simples piedras sepu1crales,
miento. En realidad, nuestra pólis es un sistema de talladas por escultores anónimos, tan conmovedoras
educación para toda Grecia. en la expresión de su sentimiento y en su serena
Este discurso de Pericles ofrece sin duda un cua- dignidad. Veamos, por fin, los objetos comunes,
dro idealizado de Atenas, pero en lo que respecta de uso doméstico, los cuales poseen las mism:is
a su sentido general es una descripción sustancial- cualidades. En ninguna parte como en la Atenas
mente verdadera, y de todos modos los ideales de de Pericles, uno está tan seguro de que no encontra-
un pueblo constituyen una parte importante de rá cosas vulgares, grotescas, caducas o superficiales.
lo que ese pueblo es. La verdad esencial que trans- Lo más característico es la comedia: tiene tremen-
mite esta pieza oratoria no es susceptible de una de- das obscenidades que hoy no podrían imprimirse,
pero nada que provoque la risa grosera. La razón
6 Esto encierra, evidentemente, una crítica a otras ciu- reside en que aquel pueblo de tan fina condición
dades mercantiles e industriales, tales como Corinto, lo cual vivía en un ambiente que lo acostumbraba a los
implica que estas ciudades no eran gobernadas por hombres
de negocios. El Conservative Central Office puede sentirse
grandes esfuerzos espirituales, mentales y físicos.
feliz de poseer la referencia exacra de este pasaje: Tucídi- Volvamos a la pólis. En todas partes ella dio ple-
des, I1, 40. nitud y significación a la vida, pero muy principal-
170 171
mente en Atenas, donde la democracia política fue mas; en el siguiente las veremos actuar a impulsos
llevada a sus extremos lógicos. Hay quienes niegan de una guerra desesperada
que Atenas fuesc, una democracia, ya que las muje- La Asamblea era soberana, y se hacía todo lo po-
res, los residentcs extranjeros y los esclavos no tenían sible para mantener esta preeminencia en la reali-
voz en la conducción de los asuntos públicos. Si dad tanto como en la teoría. No existía en Atenas
definimos la democracia como la participación en el riesgo de que este organismo asumiera el poder
el gobierno de toda la población adulta de un país, absoluto, otra ventaja de su pequeña escala. La
entonces 1\tenas no era una democracia. Ni tampoco Asamblea estaba constituida por todos los atenien-
lo es ningÚn estado moderno, pues debido a su ses adultos varones, aceptados como legítimos por
extensión todo estado moderno debe delegar el .' su demo y que no hubiesen ~ido privados de sus de-
gobierno en administradores representativos y pro- rechos por algún grave delito. No quedaba ningún
fesionales, lo cual es una forma de oligarquía. vestigio de la discriminación por propiedades, salvo
~i la definimos como la participación en el go- en el ejército. Esto es significativo. Hasta tal pun-
bierno de todos los ciudadanos, entonces Atenas era to era la pólis una comunidad de ciudadanos, tan
una democracia -y debemos recordaigue el requi- reducido el "estado" como entidad abstracta, que
sito griego normal para la ciudadanía era que por aquéllos tenían que proveerse de su propio equipo.
lo menos el padre, si no ambos progenitores, tenían En consecuencia, el que era bastante rico para pro-
que haber sido ciudadanos- pues el "estado" griego curarse un caballo servía en la caballería, en su pro-
era (en teoría y en sentimiento) un grupo de pa- pio caballo, aunque mientras duraba su servicio la
rientes y no simplemente una población que ocupa- pólis pagaba por su mantenimiento. Los más o me-
ba cierta superficie. nos acomodados formaban en la infantería pesada
Pero para nuestro propósito la definición exacta (hoplitas ), aportando su propia armadura; y el po-
de democracia carece de importancia 7: solo nos bre, que no podía contribuir con nada, fuera de él
interesa ver cómo las instituciones políticas de mismo, servía como auxiliar o remaba en la escua-
Atenas gravitaban sobre la vida y el pensamiento dra. Los residentes extranjeros servían junto a los
de los atenienses. En este capítulo las presentare- ciudadanos, pero los esclavos_nunca fueron admiti-
dos en el ejército o en la marina, salvo una vez en
7 Como el significado de la palabra "democracia" tiene momentos de gran peligro en que se les invitó a alis-
cierto interés local, puede agregarse aquí una nota sobre
el uso griego. En el habla corriente, demokratía (literal- tarse con la promesa (luego cumplida) de la Jiber-
mente: dominio del pueblo) significaba la democracia polí- tad y el pleno ejercicio de los derechos civiles (no
tica arriba mencionada, pero los teorizadores políticos, es- poIí ticos ) .
pecialmente Platón y Aristóteles, la utilizaban en el sentido Esta Asamblea, una reunión en masa de todos los
de "gobierno de los pobres", y en consecuencia la condena- varones nativos residentes en Ática, era el único
ban por ser una forma inversa de la oligarquía o tiranía,
gobiernos inspirados por intereses egoístas. Politéia era el cuerpo legislativo, y tenía, de varias maneras, el
nombre que se daba al gobIerno constituido por el consenso control completo de la administración y de la judi-
general, sin referencia a ninguna clase. catura. Primero, la administración. El antiguo Areó-
172
173
pago, compuesto de ex arcontcs, ya no hacía nada que, como Grecia era un país esencialmente dra-
saIYo intervenir en casos de homicidio. Los arcontes, mático, Sócrates ocupó estc puesto un día hacia el
otrora tan poderosos, eran ahora elegidos por vota- fin de la guerra, cuando la Asamblea estaba enloque-
ción anual de la Asamblea. Cuakluier ciudadano, en cida -a veces pasaba esto, pero no a menudo- y
un momento dado, podía encontrarse entre los nue- exigía ilegalmente (lue se acusara a la Junta de Ge-
ve arcontes; esto significaba, naturalmente, q uc el nerales por no haber rescatado a los sobrevivientes
arcontado, aUI1(lue tenía responsabi1idad adminis- de la exitosa batalla naval de Arginusa. Sócrates de-
trativa, no poseía poder rea1. El poder residía en la safió a la multitud y se negó a someter a votación
Asamblea. Ésta se reunía una vez por mes, a no ser una propuesta tan irregular). Para una fiscalización
que fuese convocada especialmente para tr<;iJaralgo más estricta sobre la administración todos los ma-
importante. Todo ciudadano podía hablar, si lograba gistrados salientes debían someter a la Asamblea
quc la Asamblea lo escuchase, y tenía derecho, ade- un informe de sus actos oficiales y su responsabilidad
más, a presentar proyectos, con ciertas estrictas sal- solo cesaba cuando pasaban esta "prueba". Si no
vaguardas constitucionales. Pero un cuerpo tan am- cumplían este requisito, no podían salir de Atenas
plio necesitaba una comisión para preparar su ta- ni vender ninguna propiedad.
rea, y para tratar los asuntos urgentes. Esta comisión Un cargo importante, como el de comandante de
constituía el Consejo (Boldé) de los quinientos, cu- las fuerzas de mar o de tierra, no podía quedar li-
yos miembros no se designaban directamente, sino brado al capricho de la vOtación. Los diez strategói
por un procedimiento secreto de votación, y en la ("generales" o "almirantes") se elegían anualmen-
cantidad de cincuenta por cada tribu. Como este te. La reelección estaba permitida y hasta se acepta-
Consejo' era elegido al azar y estaba compuesto to- ba como procedimiento normal, pero sucedía no po~
dos los aÚos por gentes diferentes no podía desarro- cas .veces que un ateniense era general en una
11m'seun sentimiento de cuerpo. Éste era el propó- campaña y soldado raso en la siguiente. -Este hecho
sito: nada debía hacer sombra a la Asamblea. La ilustra el caso extremo de la concepción fundamen-
mayoría de las juntas administrativas (departamen- tal de la democracia: "gobernar y ser gobernado";
tos de gobierno) estaban integradas por miembros resultaba como si el miembro de la comisión de un
de la Boulé. Pero como quinientos hombres no po- sindicato, cumplido su término, volviese en forma
dían estar en sesión permanente y eran muchos para automática a su trabajo. Estos estrategos, por ser los
constituir una comisión ejecutiva eficaz, había otro únicos magistrados exclusivamente elegidos en vir-
consejo interno, el pritáneo, compuesto, a su vez, de tud de su competencia técnica, y puesto que des-
los cincuenta hombres procedentes de cada una de empeñaban funciones de gran significación, ejercían,
las diez tribus, el cual permanecía en sesión una dé- según es lógico suponer, notoria influencia sobre la
cima parte del año. Uno de éstos era elegido por vida pública. Merced a su designación para uno de
votación para presidir cada día. Si había una reu- estos empleos y a su ascendencia personal en la
nión de la Asamblea, él presidía; durante veinticua- Asamblea, PericIes gobernó a los atenienses d11l'antc
tro horas era la Cabeza titular de1 Estado. (Sucedió largo tiempo.
174
lí5
La Asamblea fiscalizaba no solo la legislación y categoría; en realidad, el experto era por 10 general
la administración, sino también la justicia; pues así un esclavo público. Todo ciudadano llegaba a ser
como no había gobernantes profesionales, tampoco a su turno, soldado (o marino), legislador; juez, ad-
había jueces o defensores profesionales. Era man- ministrador, si no como arconte, seguramente como
tenido el principio de que el hombre vejado apela- miembro de la Boulé. Este extraordinario empleo
ba directamente a sus conciudadanos en procura de que se hacía de los aficionados puede sorprender al
justicia, en los tribunales locales para los asuntos sin lector como ridículo; fue severamente criticado por
mayor importancia, en los tribunales atenienses, ci- Sócrates y Platón, no tanto porque fuese ineficaz,
viles o criminales, para los de mayor envergadura. sino porque entregaba la principal función del "arte
El jurado era en realidad una sección de la Asam- de la política", es decir, el hacer mejore!. a los hom-
blea; su número variaba entre 101 y 1001, según bres, a ignorantes. Pero no nos apartemos.
la importancia del caso. No había juez; solo un Debajo de esta aversión general al profesional
presidente puramente de fórmula, algo parecido a había una teoría más o menos consciente de la pólis:
nuestro presidente del jurado. No había defensores: a saber, que este deber de tomar parte, en la época
las partes dirigían sus propias causas, si bien el de- más indicada de la existencia, en todos los asun-
mandante o el acusado podían recurrir a un "escri- tos públicos era lo que el individuo se debía a sí
tor de discursos" para que les hiciera el suyo, pero mismo y a la pólis. Esto formaba parte de la vida
luego ellos mismos debían aprenderlo y pronunciar- plena que solo la pólis podía brindar. El salvaje, el
10. Este jurado popular era juez legal y de hecho, y que vivía solo para sí, no podía tenerla, y tampoco el
no había apelación. Si la ofensa era tal que la ley no "bárbaro" civilizado que vivía en un vasto imperio
establecía una penalidad precisa, como un jurado gobernado por un rey y sus servidores personales.
tan amplio no podía formular la sentencia, el acusa- Para el ateniense el auto gobierno mediante la dis-
dor proponía una pena, el acusado ofrecía una al- cusión, la auto disciplina, la responsabilidad perso-
ternativa, y el jurado debía elegir entre las dos. Es- nal, la participación directa en la vida de la pólis
to explica el procedimiento de la Apología de Platón: en todos sus aspectos eran cosas que constituían una
Cuando Sócrates ha sido condenado, la acusación exigencia vital.
exige la pena de muerte, pero Sócrates sugiere al y todo eso era incompatible con un gobierno re-
principio, como alternativa, la posibilidad de aco- presentativo que administrase una superficie dila-
gerse a la munificiencia de la Ciudad y luego pro- tada. He aquí la razón por la cual Atenas no podía
pone, formalmente, no el destierro, el cual hubiese crecer como lo hizo Roma, mediante la incorporación
sido aceptado con gusto por el jurado, sino una de otras póleis. Para el ateniense, la responsabilidad
multa casi irrisoria. de adoptar sus propias decisiones, de llevarlas a
Este examen, por breve que sea, pone de mani- cabo y aceptar sus consecuencias constituía una ne-
cesidad en la vida del hombre libre. Por esta causa
fiesto un punto esencial, que los asuntos públicos en
Atenas estaban manejados, hasta donde era posible, el arte popular de Atenas fue la tragedia de Esquilo
por aficionados. Al profesional se le daba la menor o de Sófocles y la comedia de Aristófanes, en tanto
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_n ••••• _ ••••••• =
(lue el nuestro es el cinc. El ateniense estaba Labi-
secuente? Creo (lue a esta pregunta debemos res-
tuacIo a ocuparse de cosas trascendentales; un arte
ponder en forma negativa, si elegimos para compa-
que no se refiriese a temas de importancia le ha-
rarlo no un modelo ideal, sino el gobierno que se
bría parecido pueril.
estila normalmente entre los hombres. El régimen
Esta explicación sobre la constitución ateniense,
demostró ser estable; se recobró con facilidad de
por fuerza harto breve, sugerirá al lector dos refle-
dos revoluciones oligárquicas, provocadas por el
xiones por lo menos: (lue todo esto parece muy pro-
desgaste de una guerra desventurada. Obtuvo y
pio de aficionados y que el ateniense debía dedicar
mucho tiempo a la cosa pÚblica, si cs que el sistema rigió un imperio, recaudó impuestos, administró su
había de dar resultado. economía, sus finanzas y su circulante con admira-
ble firmeza; y al parecer conservó un sistema de
Empecemos por el primer punto. Era un gobierno
ejercido por aficionados en el sentido estricto de la justicia pública no alcanzádo por algunos gobiernos
de nuestro tiempo. Perdió una guerra importante,
palabra, es decir, por personas a quienes gustaba el
gobierno y la administración. Presentar el problema no por falta de ~nimo o de vigor, sino debido a
graves errores de criterio y a esto se halla expuesto
así puede resultar engañoso, pues las palabras "go-
bierno" y "administración" se escriben entre nosotrQs cualquier gobierno. Juzgado, pues, por todas estas
con mayúsculas: son cosas en sí, actividades a la5- pautas corrientes de idoneidad, debe declararse que
(lue algunas personas descarriadas consagran sus tal experimento de democracia lógica no ha fra-
casado.
vidas. Para los griegos, formaban solo dos :lspectos
El ateniense habría aceptado todas estas pruebas
de esa cosa polifacética: la vida de la pólis. Ocupar-
se de los asuntos de la pólis no era solo un deber del de eficacia como legítimas, pero habría agregado
hombre para con ella, sino un deber del hombre otra más: ¿aseguraba una vida razonablemente bue-
na al ciudadano común? Es decir, además de hacer
para consigo mismo, poseía también un interés ab-
lo que hoy también pretendemos de nuestro gobier-
sorbente. Representaba una parte de la propia vida.
Ésta es la razón porque el ateniense jamás empleó no, ¿estimulaba su intelecto y satisfacía su espíritu?
el administrador o el juez profesional, SI le fue po- No puede vacilarse en contestar a esta pregunta.
sible evitarlo. La pólis era una especie de superfa- Algunos filósofos como Sócrates y Platón emplean
un criterio más exigente: ¿educaba esta forma de
milia, y la vida de famiJia implica participar direc-
tamente en sus asuntos y en sus consejos. Esta acti- gobierno a los hombres para la virtud? Platón dice
tud hacia la ]J(ílis explica, además, por qué el griego en el Gorgi<1s, que Temístocles, Cimón y Peric1es
"llenaron la ciudad con fortificaciones y otras cosas
nunca "inventó" el gobierno representativo. ¿Por
qué iba a "inventar" algo (1ue la mayor parte de los inútiles por el estilo", pero fracasaron lastimosamen-
te en el primer deber de un estadista: hacer a los
helenos pugnaban por abolir: el ser gobernado por
algÚn otro? ciudadanos más virtuosos. Son muy pocos, sin em-
¿Pero era estc sistema propio de aficionados tam- bargo, los gobiernos que han aspirado a esta clase
bién en otro s('ntido~ ¿Hcsultaba ineficaz o incon- de objetivos.
Si consideramos esa eficiencia en forma más am-
17S
179
Esto nos ¡¡eva a la segunda consideración. ¿Dc
pHa, deben tenerse en C\lenta dos puntos: Uno es
la pequeñez del estado. La Asamblea, esa reunión dónde sacaba tiempo el ateniense común para todo
esto? Elateniense no era un superhombre y el día
del distrito ateniense, lo mismo que un vigoroso con-
tenía entonces veinticuatro horas lo mismo que hoy.
cejo municipal actual, consideraba asuntos que mu-
Ésta es una cuestión importante. Los griegos, como
chos miembros conocían en forma directa y per-
sonaL Además, la complejidad de los problemas era todos los pueblos civilizados de la antigiiedad y
mucho menor que hoy, y no me refiero a la com- muchos otros después, eran dueños de esclavos. De
plejidad intelectual o moral, la cual es siempre la esto han inferido algunos que no han leído a Aris-
misma, sino a la complejidad de organización. Si se tófanes, aunque hayan leído La cabaña del tío T01l1,
declaraba la guerra, no se trataba de "movilizar to- que la cultura de Ática era la obra de una clase
dos los recursos nacionales", por medio de comisio- ociosa, sostenida por esclavos. Esta creencia puede
nes incontables y un enorme gasto de papel; se es- sernos consoladora, pues nosotros ten.emos mucho
peraba simplemente que cada hombre fuera a su más poder económico y mucho menos civilización,
casa a buscar su escudo, su lanza y su ración, y se pero es esencialmente falsa. Hay una similit~ld muy
presentara a recibir órdenes. La Asamblea cometió escasa entre la esclavitud en los siglos v Y IV Y los
sus. peores errores cuando tomó decisiones sobre latiful1dia rom~nos, dilatadas fincas trabajadas por
puntos que escapaban a su conocimiento personal. esclavos, creadas por la despoblación del campo.
Así en medio de la guerra adoptó la desastrosa rc- En primer término, la esclavitud agrícola en
s<;>lución de invadir a Sicilia, aU11CluC(como lo sc- Grecia casi no existió. La tradición sostiene que
iíala Tucídides) muy pocos sabían dónde estaba al ciudadano poseedor de tierra el trabajo servil
Sicilia y la extensión de la isla. le brindaba pocas ventajas en explotaciones de pe-
Entonces, es menester recordar clue todos los clueña escala, pues el esclavo comía casi tanto como
miembros de esta Asamblea, salvo los mÚs jÓvcnes, lo que producía. El granjero acomodado, lo mismo
poseían una experiencia de primeta mano en el que el ciudadano rico, tenía así pocos esclavos, en
desempeño de los distintos cargos tribales y locales su mayor parte dedicados a tareas personales y ho-
y en los tribunales de justicia, y que quinientos gareñas. El atcniense que salía de compras poseía
hombres nuevos prestaban anualmente servicio en
un esclavo -si sus medios se lo permitían--=-.Pªra
la Boulé, proyectando las leyes que eran sometidas
acarrear las mercancías, y en la casa había dos,
a la Asamblea, rccibiendo embafadas extranjeras,
hombre y mujer, que actuaban como doméstico y ni-
manejando las finanzas, y las restantes funciones. Si
ñera. Estos esclavos hacían la vida más -amena y
estimamos el nÚmero. de ciudadanos en 30.000, se
hasta cierto punto fomentaban la civilización, así
comprobará que para cada uno existía la posibilidad
de Ilegal' a cumplir su término anual en la BOl/le:. como nuestras sirvientas permiten que las señoras de
la clase media jueguen al bridge por las tardes y
La Asamblea estaba, pues, compuesta en su mayor .
que los profesores escriban libros; p_er~ode ningúI!
parte por hombres c1ue tenían una expcrjencia lJer- modo constituían las bases de la vida económica de
sonal de lo cluC trataban.
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181

~"'-----
Ática. Una moderna autoridad en la materia ~ estima
a aquello de :'ojos cIue no ven, corazón que no sien-
que poco antes de la guerra del Peloponeso había te"; en parte, a que las minas no hubiesen podido
en Ática unos 125.000 esclavos, de los cuales apro- ser explotadas sin apelar a ese medio. ~.'luchas civili-
ximadamente 65.000 -más de la mitad- se dedica-
zaciones tienen sus horrores privados: nosotros ma-
ban a tareas domésticas. El profesor Gomme estima tamos 4.000 ciudadanos por año en los caminos,
que por ese período había 45.000 atenieI!.ses varones porque nuestro modo de vivir no podría continuar
mayores de 18, y por consiguiente una población de otra manera. Comprender no es necesariamente
total de algo más de 100.000. Esto daría un prome- perdonar, pero no es malo intentar comprender.
dio de medio esclavo por persona; pero es imposible En lo que respecta a la mano de obra servil ocu-
calcular la distribución por familias, pues mientras pada en la industria, compuesta por unos 50.000
muchas casas carecieron, sin duda, de estos servi- individuos, parece una cifra enorme frente a la po-
dores, otras poseyeron varios. El· profesor Gomme blación total. Si nosotros en Gran Bretaña tuviéramos
calcula, además, que de los otros esclavos, unos una cantidad equivalente de esclavos industriales
50.000 estaban asignados a la industria y otros -digamos diez millones- viviríamos todos con las
10.000 a las minas. El trato de estos últimos era mayores comodidades, si no fuera por las leyes de
muy duro, la única mancha grave en la condición la economía, que ya se encargarían seguramente de
humana de los atenienses. Los esclavos gozaban en que estuviésemos peor que ~unca. Pero al calcular
general de una considerable libertad y. tenían mu- el efecto económico y social de estos 50. 000 escla~
~ha más protección legal que, por ejemplo, los ne- vos, debemos recordar que sin la ayuda de maquina-
gros en los Estados Unidos; esta conducta liberal rias su trabajo no producía un gran excedente para
debería ser bien conocida porque los espartanos se que otros vivieran de él; rendía, sí, mas en pequeña
burlaban de que en las calles de AtenasJos esclavos escala. Existía un límite efectivo para el empleo de
no se distinguían de los ciudadanos. Pero en las esclavos industriales; en épocas de inactividad el
minas se les obligaba a trabajar hasta_quy morían. esclavo ocioso era pura pérdida. Había que alimen-
Las condiciones allí imperan tes fueron peores que tarlo y su valor como capital disminuía. Por consi-
las de nuestras propias fábricas en los períodos más guiente, vemos que la "fábrica" común empleaba a
horrendos, aunque un apologista de Atenas podría la vez esclavos y ciudadanos; estos últimos podían
legítimamente señalar que los atenienses no. consi- ser despedidos. La fábrica era invariablemente un
deraban a estas víctimas como ciudadanos, con al- negocio muy pequeño; si ocupaba más de veinte es-
mas inmortales, y que solo los esclavos más tóscos clavos constituía ya una gran empresa. Gracias a
eran enviados a esos lugares. Pero de todos modos descubrimientos recientes, de ciertas inscripciones,
nos es ahora más· fácil conocer diversos detalles
se trataba de un horrible cuadro. En parte, se debía
sobre el aspecto comercial de algunos de los edifi-
cios de la Acrópolis. Atenas, ya lo sabemos, era un
8 A. W. GOMME, "History oE Greece", vol. 1, en· History
of European Civilization (Eyre). Quizás sea ésta la mejor estado poseedor de esclavos; por tanto, esperamos
historia breve que existe de la civilización de Grecia. confiadamente que el Partenón, el Erecteo y todas
182 183
las demás obras hayan sido construidas por un con- alimento serían rechazados con desprecio por un
tratista que empleaba equipos serviles. Mas si re- artesano inglés; y ciertamente aquéllos no podrían
flexipnamos un instante, resulta, sin duda, muy haber soportado con esos elementos domésticos el
clima británico.
ingenuo suponer que una arquitectura y una escul-
tura que expresan soberbias cualidades de gravedad, Es innegablemente cierto que las maquinarias
inteligencia y sentimientos humanos hayan sido crea- producen para nosotros miles de cosas que los grie-
das ppr poseedores de esclavos; tan lejos se hallan gos no tenían, pero este argumento nada decide
estas realizaciones de tolerar una comparación con aquí. No nos refe:rimos ahora 'a la comodidad, sino
las Pirámides. Y descubrimos, en efecto, que el plan al tiempo disponible -apreciado por el griego más
a que se ajustaron siguió directivas que a primera que todo, excepto la gloria- y no podemos afirmar
vista parecen increíbles. Estos edificios fueron eri- que las maquinarias hayan acrecentado nuestro
gidos por medio de miles de contratos separados: ocio. La vida se ha vuelto mucho más complicada y
un ciudadano con su esclavo se comprometía a traer gran parte del tiempo que n!Js ahorra la producción
diez carraclas de mármol desde el Pentélico; o un de las máquinas nos lo quitan los trabajos extras
ciudadano empleador de dos atenienses y dueño de originados por la era mecánica.
tres esclavos es contratado para la estría de una En tercer lugar, cuando el lector haya calculado
columna. Existía la esclavitud, y ella contribuía con la cantidad de horas de trabajo insumidas para pa-
su ayuda, como una máquina auxiliar; pero sugerir garcosas que el griego ni conocía -sofás, cuellos y
que era el principal sostén de la economía ateniense corbatas, ropas de cama, agua corriente" tabaco, té
es una grave exageración, y decir que daba el tono y administración pública- refleXione luego en el
de la sociedaq y apartaba al ciudadano común del tiempo que perdemos en ocupaciones ajenas a aquél:
trabajo duro es sencillamente ridículo. Permitió, leer libros' y periódicos, trasladamos diariamente
sin duda, mantener bajo el valor de los salarios, al trabajo, dar vueltas por la' casa, y cortar el césped,
porque si hubiese resultado provechoso, a la larga, operación esta que constituye en nuestro clima uno
comprar esclavos, a nadie le hubiese convenido em- de lQs más acérrimos enemigos de la vida social e
plear mano de obra, libre. Pero poseer esclavos era, intelectual. Además, el horario del día no estaba
por cierto, asunto espinoso. regido por el reloj, sino por el sol, pues no había
Así, pues, en nuestra investigación sobre el ori- luz artificial. La actividad empezaba al alba. En el
gen de los ratos de ocio, que los atenienses parecen Protágoras de Platón, un joven impaciente desea ver
haber tenido con tanta abundancia, debe darse a la a Sócrates con urgencia" y lo llama tan temprano
esclavitud la trascendencia debida, pero no más. En que éste está en la cama todavía (o más bien "so-
su mayor parte, ésta solo acrecentaba el ocio de los bre" la cama, envuelto en su manto) y así el visi-
que ya gozaban de una situación cómoda. Creo que tante tiene que acercarse a tientas para descubrir!a
debemos dar más importancia al nivel de vida tan porque todavía no ha aclarado: Platón piensa que
simple con el que se conformaban incluso los ate- esta llamada era demasiado temprana, pero no tenía
nienses ricos. Su casa, sus muebles, sus vestidos, su nada de impertinente. Tal vez nosotros envidiemos
184 185
al ateniense común que podía disponer de un par jan estados independientes que sean bastante pe-
de horas por la tarde para asistir a los baños o al queños como para que puedan cruzarse a pie en dos
gimnasio (centro atlético y cultural espacioso que días. El modo tan confiado en que los atenienses
el público proveía para su propio esparcimiento). llevaban a su lógica consecuencia su afán de parti-
Nosotros no podemos disponer de ese tiempo en la cipar directa y personalmente en todo aspecto del
mitad del día. Pero nds~levantamos a las siete, y gobierno da la impresión de un deliberado desafío
entre afeitamos, desayunamos, y ponemos nuestras a la debilidad de la naturaleza humana. ¿Es posible
complicadas corazas, no estamos listos hasta las 8.30. que todo un pueblo tenga la profunda sabiduría y
El griego se levantaba no bien empezaba a clarear, el autodominio suficientes para administrar con pru-
sacudía la manta con que había dormido, se envol- dencia sus propios asuntos? ¿Puede un pueblo con-
vía en ella con la mayor elegancia como si fuera un trolar un imperio y sus propias finanzas, sin corrom-
traje, usaba barba y no tomaba desayuno, y estaba perse? ¿Puede dirigir una guerra? ¿Cuáles son las
listo en cinco minutos para enfrentar al mundo. La tentaciones y peligros que acometen a una demo-
tarde no era realmente la mitad de su jornada, sino cracia? Atenas brinda poco menos que un laborato-
casi el final.
rio experimental en lo que atañe al gobierno popular.
Además, muchas formas de servicio público eran Si no fuera porque todo sucedió hace tanto tiempo y
remuneradas, incluyendo eventualmente la asisten- tan lejos, y en un lenguaje cuyo sentido a menudo
cia a la Asamblea. Atenas ya conocía lo que hemos es inaccesible, casi valdría la pena que le prestára-
descubierto en este siglo, que si queremos que el mos hoy. alguna atención ..
ciudadano común se dedique a la función pública
debemos indemnizarIo por la pérdida de tiempo, si
bien todavía no hemos establecido un fondo público
para que el pobre pueda pagar su <localidad en un
teatro estatal que no poseemos. Los miembros de la
BOlllé, los arcontes y otros funcionarios, y los jura-
dos que actuaban en los tribunales recibían paga,
aunque modesta, de los fondos públicos, los cuales
estaban constituidos, en cierta medida, por las ga-
nancias del imperio. Parece estar bien establecido
que en el siglo IV los ciudadanos atenienses desem-
peñaban en el comercio y la industria un papel mu-
cho menor que los residentes extranjeros y ello no
se debía a que vivieran preferentemente de la es-
clavitud, sino a que percibían salario del estado.
Este experimento en un gobierno democrático
jamás podrá repetirse, a no ser que una vez más sur-
186

/
187
de la pólis griega. Duró en forma casi ininterrumpida
desde el 431 al 404, unos veintisiete años. Salvo en
CAPÍTULO VIII brevés treguas, la lucha se desarrolló en casi todo el
mundo griego, en el Egeo, en Calcidia, en Beocia,
en las costas del Peloponeso, en el noroeste de
LOS GRIEGOS EN LA GUERRA
Grecia, en Sicilia, donde fueron destruidas dos pode-
rosas fuerzas expedicionarias de los atenienses, sin
quedar casi ningún sobreviviente. El Ática, excepto
la ciudad y el Pireo, defendidos por una línea de
fortificaciones, quedó a merced de los ejércitos es-
El mundo griego se hallaba a la sazón dividido. partanos y fue arrasada sistemáticamente. En el se-
Por un lado estaba. el Imperio ateniense, que los gundo año de guerra, cuando los campesinos del
hombres llamaban una "tiranía"; por el otro, Esparta, Ática habían buscado refugio dentro de las murallas
la Liga del Peloponeso, y un cierto número de. esta- y vivían donde podían, comenzó una peste e hizo
dos (especialmente en Beocia) simpatizantes de estragos durante meses. Tucídides (que la tuvo y se
Esparta. El primer grupo ejercía el dominio en el curó) hace, con su aparente calma, un relato de
mar, el segundo en tierra; el primero era en su ma- ella que aún nos estremece. Señala especialmente
yoría jónico, el segundo dorio sin que esta división el abatimiento moral que esto produjo, pues en tal
importara demasiado en sí misma. Atenas favorecía, agonía la obediencia a la ley, la religión, la hones-
e incluso insistía, en que sus aliados tuviesen una tidad y la decencia desaparecieron. Pereció una
constitución democrática; el otro grupo ayudaba a cuarta parte de los habitantes de la pólis (incluyen-
las oligarquías, o bien a las democracias restringi- do a Pericles). Sin embargo, Atenas se recuperó, re-
das. Es una situación· conocida. El sentimiento ge- corrió los mares, importó su trigo con regularidad,
neral juzgaba insoportable la conducta de Atenas lanzó ejércitos y escuadras, yen dos o tres ocasiones
por coartar la autonomía de sus aliados nominales. pudo haber celebrado la paz en términos favorables;
Esto permitía que Esparta se erigiera en campeona hasta que, veinticinco años después de la peste,
de la libertad griega. Además existía una rivalidad perdió su flota con gran humillación y tuvo que en-
comercial entre Atenas y Corinto y el temor por tregarse a la merced de Esparta.
parte de esta última de que su tráfico con los esta- No obstante, en todo este tiempo continuó la vida
dos occidentales se viera amenazado. En tal ocasión, de la pólis. Nada importante se decidió sin la inter-
fueron los corintios quienes persuadieron a los es- vención del pueblo en la Asamblea. Esta Asamblea
partanos a que aceptas en el desafío de los atenien- de todos los ciudadanos elegía a los generales, abría
seso Ya citamos antes la descripción que sobre el un segundo, un tercero o un cuarto frente, discutía
pueblo ateniense dio en su momento un vocero co- . los términos de la paz, consideraba los partes de
rintio en Esparta. guerra. Solo una vez durante el conflicto flaqueó su
Esta guerra fue un hito decisivo en la historia ánimo, después de la catástrofe de Sicilia, cuando
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la Asamblea cayó en la trampa de entregar sus po- Durante todo este tiempo Sócrates filosofaba en
deres a un cuerpo más pequeño, que en realidad su ciudad natal, discutiendo, arguyendo, criticando
servía de pantalla a determinado grupo de oligarcas. -salvo mientras estuvo en Potidea, en donde luchó
Gobernaron éstos por el terror durante unos pocos heroicamente como simple soldado- tratando de
meses; luego fueron derrocados y se reimplantó una convencer a quien quisiere escucharlo que la virtud
democracia limitada (muy elogiada por Tucídides); del alma era el supremo bien y la dialéctica riguro-
mas no tardó en volverse a la antigua Asamblea, sa el único medio de alcanzarla.
abierta a todos. Por otra parte, cuando consideramos los últimos
Pero no solamente continuó la vida política, lo años de la guerra, nuestra admiración se trueca en
propio sucedió con la vida intelectual y artística. piedad y en condena, al ver a este mismo pueblo,
Para los que recordamos el abatimiento de nuestra desgarrado en facciones, que se entrega al brillante
vida cultural durante la primera guerra mundial -la e inescrupuloso Alcibíades, traidor a Atenas y a
nerviosa ansiedad de las autoridades para detener Esparta; que convierte en victoria manifiesta la de-
toda actividad· (excepto los negocios, que debían rrota y luego malogra ese triunfo y se vuelve feroz-
continuar "como de costumbre"), el frenesí popular mente contra los generales que la obtuvieron; capaz
que juzgaba antipatriótico escuchar a Beethoven y de ardorosa energía y de perderlo· todo -según pa-
a Wagner, las locuras de los censores, la decadencia rece- en un momento de negligencia. Pocos episo-
del teatro- resulta humillante contemplar a Atenas dios hay en la historia más reveladores del carácter
durante la lucha. En una situación no menos deli- humano, en su fortaleza y en su debilidad; que esta
cada, con el enemigo aún más cerca, incluso acam- guerra, y el hecho de que así podamos sentirlo se de-
pado en el Ática, con una proporción no menor de be casi íntegramente al genio de su historiador coe-
ciudadanos muertos y de familias acongojadas, los táneó, Tucídides.
atenienses prosiguieron sus festivales, no como En vez de hacer un prolijo relato de las contien-
desahogo y regocijo, sino como una parte de la vida das, prefiero traducir o parafrasear unos pocos
por la cual luchaban. En el drama compuesto para pasajes de Tucídides. Espero que esto brindará al
ellos, y en su nombre, Sófocles, sin aludir para nada lector una pintura del hombre en general, de los
a la guerra, reflexionaba profundamente sobre los . griegos y de la As'amblea ateniense en actividad, de
problemas esenciales de la vida y del carácter hu- su ascendiente en la vida de los ciudadanos, y de la
mano; Eurípides exponía la vanidad de la victoria trágica decadencia del espíritu ático, socavado por
y la fealdad de la venganza; y, lo más asombroso, la presión de la guerra. Tucídides era un ateniense
Aristófanes seguía ridiculizando a los jefes popula- rico, de buena familia, admirador de Pericles pero
res, a los generales y al propio pueblo soberano, no de sus sucesores, un estratega en las primeras
proclamando su aborrecimiento de la guerra y las etapas de la lucha, y un escritor cuyo talento ejerce
delicias de la paz en comedias compuestas con in- una irresistible atracción sobre el lector. Por su po-
genio, fantasía, comicidad, bellezas líricas, chocan- der de síntesis, por su profunda inteligencia de los
tes indecencias y arrogantes parodias. hechos, solamente dos escritores pueden parango-
190 191
s¡¡ceder que b.s ;j('cionl'~ y la, decisiones tengan resultados
narse con Tucídides: uno es Esquilo y el otro el imprevistos. Por esta razón cuando nos ocurre alguna cosa
poeta que escribió la Ilíada. contraria a nuestros dkuJos la atribuimos a la Fortuna.
Empecemos con la referencia que hace Tucídides
a una deliberación que tuvo lugar en la Asamblea Con este exordio, en que recomienda constancia
poco antes de estallar la guerra. Había llegado una )' modestia en el juicio, Pericles inicia un argumento
embajada de Esparta a formular a los atenienses sumamente razonahle tendiente a probar que la
algunos requerimientos diplomáticos, especialmente concesión, aunql\e insignificante, sería interpretada
que debían anular una prohibición que pesaba sobre como temor y engendraría nuevas exigencias; y que
el comercio con Megara, miembro de la alianza del en caso de l1egar a una guerra los del Peloponeso
Peloponeso. Finalmente, llegaron los últimos em- no ganarían, debido a su falta de recursos y de uni-
bajadores de Esparta, que eran Rafio, Melesipo y dad: "Si fuésemos habitantes de una isla -dijo-
Agesandro, quienes, sin mencionar para nada lo ¿quiénes serían más inexpugnables? Debemos en-
tratado antes, solo dijeron estas palabras: "Los es- tonces consideramos como isleños; abandonar nues-
partanos quieren que continúe la paz, y ello sería, tra tierra y nuestras casas y proteger los mares y la
posible si respetaseis la independencia de los grie- capital 2, y no librar batallas inútiles por defender
gos". Los atenienses 1 convocaron una Asamblea y el Ática. No debemos lamentar las casas y la tierra,
sometieron esto a su consideración, pues decidieron sino las vidas perdidas, pues las posesiones no ad-
deliberar y responder a estas exigencias de una vez quieren a los hombres, sino los hombres a las pose-
por todas. Hablaron muchos representantes de uno siones. Y si me hicieraIS caso, os incitaría· a que vo-
y otro bando; unos sostenían que debía irse a la sotros mismos las destruyerais para mostrar a los
guerra; otros que era necesario anular el decreto so- peloponenses que no obtendrán con ellas ninguna
bre Megara y no permitir que fuera un obstáculo victoria. Tengo otros motivos de confianza, si no os
en el camino de la paz. Por último, se adelantó Pe- proponéis obtener más territorio, pues ciertamente
rieles, hijo de Jantipo, que a la sazón era el hombre temo más los yerros de los. nuestros que los planes
principal de la ciudad y con más autoridad para del enemigo." Dicho esto, después de haber suge-
decir y obrar. Aconsejó en estos términos: rido una respuesta firme sin ser desafiante, Pericles
tomó asiento. A la Asamblea le tocaba decidir: "y
Mi opinión es y fue siempre no otorgar concesiones a
Esparta, aunque sepa muy bien que los hombres no hacen los atenienses pensaron que su consejo era el mejor
la guerra con aquella ira y ardor de ánimo con que la em'- y aprobaron su recomendación". Los enviados es-
prenden y que, según los sucesos, mudan de parecer. En lb partanos regresaron a su ciudad y ya no volvieron
que al presente se consulta, persisto en mi anterior opinión a Atenas.
y pido a aquellos de vosotros que estéis dispuestos a votar La guerra fue precipitada por un sorpresivo ata-
por la guerra, que me ayudéis a sostener nuestra resolución
común si es que encontramos obstáculos, y si triunfamos,
que no lo atribuyáis a una inteligencia especial, pues suele 2 Esto implica, evidentemente, que el auditorio de Pe-
rieles, en su mayoría, vivía en Ática y no en Atenas o en el
Pireo.
1 Es decir, la Boulé
193
192
clue de los tebanossobre Platea, a que nos referire- sin duda impulsó a Tucídides a hacerla, es decir pa-
mos más adelante. Los espartanos invadieron el ra mostrar clue Atenas, en su sistema de vida, tenía
Ática y emprendieron el saqueo de las tierras cer- muy pocas defensas contra las decisiones desatina-
canas a la importante aldea o ciudad de Acarnes. das: en realidad, ninguna, salvo el buen sentido cIel
"Cuando los atenienses vieron que el ejército enemi- pueblo. Un fuerte movimiento popular -"Abrir un
go estaba sobre Acarnes, distante solo seis millas de segundo frente"- no se agotaba en leyendas con tiza
lá ciudad, y que ante sus ojos devastaban sus tierras, en las paredes o en la agitación periodística; podía
lo cual nunca habían visto los jóvenes, y los mayo- ser llevado en forma directa a la Asamblea y puesto
res solo en las guerras contra los persas, parecióles en acción inmediatamente. Esto fomentaba el sen-
cosa intol~rable y muy indigna. Y así, todos, en es- tido de la responsabilidad; pues cualquier ciudada-
pecial los más jóvenes, determinaron no aguantar no que pidiese, por ejemplo, "un segundo frente"
más y marchar contra el enemigo. Reunidos en debía mostrar cómo, dónde y con quc' fuerzas se
grupos, hubo un ardoroso debate porque unos los abriría éste. El "Estado" no era un hada madrina, ni
incitaban a combatir y otros querían contenerlos. tampoco estaba administrado por expertos. Lo cons-
Los augures proferían toda clase de oráculos y eran tituían el propio ciudadano y los hombres que se
ávidamente escuchados. Los acarnienses, que forma- sentaban a su alrededor y lo escuchaban.
ban una buena parte del ejército, viendo que les Cuando la guerra prolongada ensanchó la brecha
destruían la tierra, daban prisa a los atenienses para existente, no entre nobles y plclJC)'os, ni entre ricos y
que saliesen a pelear. La ciudad estaba sumamente pobres, sino entre la clase comcrcial e -industrial,
revuelta. Se ensañaban contra Pericles y le injuria- quc prosperaba, y la clase agrícola que padecía; y
ban, porque no quería sacados al campo siendo su cuando la ciudad tuvo por conductores no ya al
general, sin acordarse del consejo que les había perspicaz e independiente Peric.:Ies,sino a hombres
dado, y lo hacían responsable de todo lo que le<; imprudentes y mezcluinos, m,ls dispuestos a incitar
estaba sucediendo. Pero Pericles, viéndolos irritados y cxplotar los estallidos de la emoción popular que
y muy lejos de la prudencia, pensó clue lo propio a refrenarlos, entonces esta's defensas contra la in-
era negarse a atacar al enemigo y no convocó a la sensatez dejaron d~ ser eficaces.
Asamblea ni a ninguna otra reunión (informal), te- Un acontecimiento similar ocurrió al año siguiente
miendo que determinasen obrar algo, antes por ira de la guerra, durante una de las pruebas más dolo-
que por juicio y razón. Por consiguiente, se preocu- rosas cluCsoportó Atenas. No solamente estaban por
pó de la defensa de la ciudad y de tenerla lo más segunda \'CZ los espartanos en el Ática, sino que Ate-
tranquila posible. Empero, mandó salir al campo nas acababa de ser arrasada por una terrible peste,
alguna gente de a caballo para impedir que el ene- la Única consecuenCIa de la estrategia de Peric1es
migo se acercase a la ciudad." Posteriormente, en cluC éste no pudo prever. " ... Entonces cambiaron
el curso del año, contraatacó con el envío de una flo- de parecer y criticaron a Perides, creyendo quc él
ta destinada a saquear las costas del Peloponeso. los había persuadido a que fuesen a la guerra y que
He referido este incidente por la misma razón que era el origen de todas sus desgracias, Estaban im-
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pacientes por 11egar a un acuerdo con Esparta y Tenéis una gran pólis y una gran reputación; debéis ser
enviaron mensajeros, pero no tuvieron éxito. En su dignos de ellas. Os pertenece la mitad del mundo: el mar.
desesperación, se pusieron violentos contra Peric1es. Pensad que el Ática es solo un pequeño jardin que rodea
una mansión. Si os apartáis de los esfuerzos de la soberanía,
Por consiguiente, éste convocó una Asamblea (pues no reclaméis ninguno de sus honores: y no creáis que po-
todavía era general) viendo que estaban irritados dréis abatir sin peligro un imperio que en realidad es una
y en realidad hacían 10 que él esperaba que hi- tiranía. Para vosotros, la alternativa del imperio es la es-
cieran." clavitud.

El discurso de Peric1es (demasiado largo para Debemos soportar los ataques del enemigo con valor; los
de los dioses, con resignación. No debéis criticarme por las
citado, incluso en el resumen de Tucídides) es no- desgracias que exeedev. a los cálculos, a no ser que también
table y también lo es la acogida que tuvo por parte me ponderéis por los éxitos que no se previeron.
del pueblo desesperado. Es en verdad excepcion,al
encontrar un dirigente popular que hable en un "Con este discurso, dice Tucídides, Pericles pro-
tono tan elevado y que se fíe tan íntegramente en curaba mitigar la ira de los atenienses y hacerles
la argumentación; si esta argumentación es buena olvidar los males que habían sufrido. En lo tocante
o mala no nos interesa por ahora. El tenor general a la política, fueron por él persuadidos y ya no tra-
del discurso es el siguiente: taron de celebrar la paz ... pero no cesaron en su
He convocado esta Asamblea especial para recordaras repudio contra él, hasta que lo condenaron a una
ciertos hechos y también para quejarme por algunos de fuerte multa. Pero como la multitud es tornadiza,
vuestros errores. Recordad que es más importante para la
lo eligieron de nuevo su general y pusieron todo en
pólis su prosperidad y no el provecho de sus miembros in- sus manos." .
dividuales. Porque si a éstos les va bien y la pólis es destrui-
da, tambi':'n ellos serán arrastrados a la ruina. Por el contra- Cuando reflexionamos que esta peste fue tan
rio, si un ciudadano ve aumentar sus dificultades, mientras terrible como la Peste de Londres, y que los ate-o
la ciudad progresa, aquél puede tener esperanza de mejorar nienses estaban además acorralados en sus fortifi-
'iU suerte.
Vosotros, en vuestras aflicciones íntimas, estáis irritados caciones por el enemigo, no podemos menos que
contra mí porque os p'ersuadí a declarar la guerra. Por con- admirar la grandeza del hombre que pudo hablar a
siguiente, estáis irritados también contra vosotros mismos, sus conciudadanos en estos términos, y la grandeza
por haber votado mi consejo. Vosotros me aceptasteis por del pueblo que pudo en tal instancia no solo escu-
lo que creo ser, superior a la mayoría en perspicacia, en
capacidad oratoria -pues si un hombre no atina a expresarse char tal discurso, sino ser en lo esencial persuadido
con claridad es como si no fuera perspicaz-, en patri.)tismo por él. La democracia ateniense tuvo muchas faltas
y en honestidad personal. Si me votasteis porque me juzgas- y muchos fracasos, pero una apreciación justa debe-
teis así, no podéis achacarme honestamente que he cometido rá tener en cuenta su efecto sobre la fibra mental y
con vosotros algo injusto. Yo no he cambiado; vosotros ha-
béis cambiado. Ha sobrevenido una desgracia, y no podéis
moral del pueblo ateniense. Puede sostenerse que
ya perseverar en la política que elegisteis cuando todo iba ha fracasado, pero para ser verdadero este juicio de-
bien. Midiendo mi consejo segÚn vuestra flaqueza, resulta be referirse no tanto al sistema político como a las
equivocado. !'\ada como lo inesperado para quebrantar el aptitudes de la naturaleza humana.
ánimo de un hombre.
Pericles murió pocos meses después, porque no
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alcanzó a reponerse de un ataque de la peste. TucÍ- cruel el decreto y pareciéndoles injusto matar a toda
dides a continuación, en su modo tan conciso, rinde una pólis y no solo a los culpables." Los enviados de
un magnífico tributo a este auténtico gran hombre, Mitilene aprovacharon esta ocasión y, con la ayuda
oponiéndolo a sus sucesores, quienes desoyeron el de algunos atenienses, persuadieron a las autorida-
consejo de Pericles de no extender el imperio durante des de que debía reunine inmediatamente la
la guerra, "e hicieron todo lo contrario; llevados por Asamblea.
la ambición personal y las ganancias particulares, Después de algunos discursos de ambas partes (no
siguieron una mala política tanto en Atenas co- referidos por TucÍdides), se levantó Cleón. Su dis-
mo con los aliados, en puntos que nada tenían que curso puede resumirse así:
ver con la guerra, la cual, si marchaba bien, redun-
daba en honra y provecho para los particulares,
pero, si salía mal, el daño recaía sobre la pólis". Este debate no hace más que confirmarme en mi creencia
de que una democracia no puede regir un imperio. Vuestros
Debemosdetenernos en otro "debate parlamenta- aliados no se sienten unidos a vosotros por su gusto sino por
rio". En el año 428, Lesbos se levantó en armas. Esta vuestro poder, de modo que si ahora mostráis alguna com-
extensa isla, que tenía por capital a Mitilene, era pasión no obtendréis su gratitud, sino que será considerada
uno de los pocos aliados "independientes", y la re- como un signo de debilidad, y otros se levantarán al ver que
belión constituía para Atenas una mortal amenaza. es posible rebelarse impunemente. De todas las faltas polí-
ticas, la peor es la incertidumbre. Es mejor tener leyes malas
Los de Lesbos habían confiado en la ayuda espar- que estar cambiándolas continuamente; lo que se resuelve
tana, pero ésta nunca llegó. El levantamiento flJ.e una vez debe quedar. El ciudadano tardo de ingenio admi-
aplastado, los lesbianos quedaron sometidos a la nistra mejor que el agudo, pues aqÚél se siente contento
de obedecer a las leyes y juzga los discursos de un modo
merced de los atenienses. ¿Cómo debían ser trata-.
honesto y práctico, mientras que éste considera los discursos
dos? A la Asamblea le correspondía decidir. Ahora como piezas oratorias que como tales deben ser criticadas.
ese cuerpo se hallaba dominado por un ·curtidor Éstos son los hombres que han reabierto este debate; sin
que se llamaba Cleón (a quien Arisfófanes sati- duda intentarán probar que los de Mitilene nos han hecho un
rizó cruelmente como un payaso violento e igno- servicio en vez de lIna afrentá. La culpa es vuestra, pues
consideráis una asamblea deliberante como si fuera una re-
rante). No le faltaban condiciones a este político y presentación teatral. Mitilene os ha ofendido más que nin-
sobre todo hablaba bien -aunque no según la tra- guna otra ciudad. Su rebelión ha sido vergonzosa, no tiene
dición de Pericles- pues de otro modo no hubiese excusa ni justificación. Castiguémoslos como se merecen; su
influido sobre la Asamblea, pero era un hombre de delito fue deliberado y solo lo involuntario debe perdonarse.
carácter tosco y mente vulgar. Persuadió a los ate- y no hagáis distinciones estúpidas entre aristócratas y ple-
beyos. Los plebeyos se unieron a los demás contra nosotros.
nienses de que debían proceder con dureza y aque- Si la rebelión hubiese triunfado, ellos hubiesen aprovechado
lla tarde fue enviada una nave a ~Jitilene, cuyo ca- bien; como fracasó, deben pagar o no os quedará ningún'
pitán tenía instrucciones de e1atar a todos los hom- aliado. La piedad debe ejercerse con los compasivos, no con
bres y vender como esclavas a las mujeres y a los los enemigos jurados. La moderación debe mostrarse con los
niños. que en el futuro puedan reconciliarse con vosotros, no con
aquellos cuyo odio no cesará. Y en c;uanto a este tercer im-
"Al día siguiente se arrepintieron, considerando pedimento dd imperio, el placer de la oratoria -y la orato-
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ria pueele co!nprarse- dejemos que los oradores hábiles meridad a través de la necesidad, y la riqueza engendra
desplieguen su talento en eosas de pequeña importancia. ambieión a través de la hyhris y el orgullo, y otras situa-
ciones de la vida despiertan tambien sus pasiones. La Espe-
ranza impulsa a los hombres; el Deseo asiste a la Esperanza;
Un discurso hábil, con la dosis de verdad sufi-
la Suerte es lo que más incita, al brindar a veces éxitos
ciente para ocultar, en parte, su halago al vulgo y su inesperados, y así anima a los hombres más allá de sus posi-
incitación a Ja violencia; pero ¿se hubiera atrevido bilidades. Además, todo individuo, unido a otros más, lleva
C1cón a hahlar así en presencia de Pericles? sus ideas a los extremos. No debemos, en consecuencia, caer
Le respondiÚ un hombre clue no se menciona en en la simpleza de confiar en la pena de muerte, y quitar así
ninguna otra parte, pero cuyo nombre merece vivir, toda oportunidad de arrepentirse a quienes se han levantado
como Tucídjdcs lo ha dispuesto: Diodoto, hijo de contra nosotros. Suponed que ahora umi ciudad se rebelase
Éuerates. contra nosotros y que se diese cuenta de que ne puede triun-
far; en tal caso capitulará mientras pueda pagamos una in-
El apwsuramiento es hermano de la locura; la pasión, de dertmizaci6n; pero la política de Cleón obligará a 1,. ciudad
la vulgaridad y de la mezquindad de pensamiento; ambos rebelde a resistir hasta el final y a dejamos solo ruinas.
son enemigos de la prudencia. El que sostiene que los hechos Además, en la actualidad los plebeyos de las ciudades están
no deben ser expuestos en discursos es estúpido o deshones- bien dispuestos para con vosotros; si los aristócratas se re-
to; estÚpido si picnsa (Iue uno puede expresarse de otro belan, no se unirán a ellos o lo harán de mala gana. En Miti-
mudo sobre el futuro e incierto, deshonesto si deja de defen- lene el pueblo no ayudó a la rebelión, y, cuando obtuvo ar-
der una causa desacreditada y en cambio trata de confundir mas, os entregó la ciudad. Si ahora matáis a los plebeyos, les
a su adversario y a los oyentes con calumnias. Los más per- haréis el juego a los aristócratas.
versos de todos son los que insinúan que los oradores son Yo tampoco deseo que os dejéis guiar solo por la compa-
sobornados. La imputación de ignorancia puede tolerarse, sión y la piedad, pero os pido que hagáis un juicio severo
pero no la de soborno, pues si el orador triunfa, es sospe- a los cabecillas y" no castiguéis a los demás, Ésta es una
choso y, si es derrotado, se lo juzga incapaz y deshonesto. política conveniente y una políticá fuerte, porque el partido
Así es corno los homhres buenos se sienten acobardados y que juzga prudentemente a su enemigo es más temible que
no brindan a la ciudad su consejo y así es corno el buen el que actúa con una violencia rayana en la temeridad.
consejo, ofrecido con honestidad, ha llegado a ser tan sos-
pcchosó como el mal consejo,
Pero yo no n1e he levantado para defender a los mitilenes,
Se realizó la votación y ganó Diodoto.
ni para acusar.a nadie, ;\0 está en discusión su culpa, sino
nuestros intereses, :' no estamos deliberando sobre el pre- En seguida enviaron otra galera eon premura, para que
sente )' ]0 que eJlos merecen, sino sobre el futuro, y el no encontrase la ciudad ya completamente destruida, pues
modo como pucden sernos más Útiles. Cleón afirma que la primera llevaba un día y una noche de ventaja. Los en-
matarlos nos .será de más pro\'echo, pues escarmentará a viados de MitiJene la abastecieron de vino y provisiones
otros que quieran rebelarse. Yo soy contrario a este parecer. para la tripulación y les prometieron grandes recompensas si
En muchas ciudades existe la pena de muerte para dis- llegaban antes que la otra. La tripulación mostró suma dili-
tintos delitos, y a pesar de ello hay hombres que los come- gencia, comiendo mientras remaba )' durmiendo por tandas.
ten, con la esperanza de escapar de ella. Ninguna ciudad se Corno no tuvieron viento de frente y corno la primera había
ha rebelado jami\s sin la convicción de que su rebelión sal- navegado sin apresuramiento debido a la triste misión que
dria triunfante. Los hombres tienden naturalmente a obrar llevaba, ]a segunda llegó cuando Paques (el capitán ate-
maJ, en su vi,la pÚblica o privada, y las penas cada vez más nicnse) había ya leído el decreto y se disponía a ejecutado.
Así se libró Mitilene de ]a destrucción. '
s('\'eras no han logrado impedido, La pobreza engendra te-
:200 201
Este debate, SllS circunstancias y sus resultados, En otro aspecto, ambos discursos son típicamente
sugieren muchas reflexiones: sobre la ferocidad de griegos, aUJ1(luc mi resumida paráfrasis no hay:'!
la lucha entre estos gdegos tan cultivados, no igua- hecho justicia a este carácter: la pasión de genera-
lada hasta nuestros civilizados tiempos; sobre la lizar. La Última frase de Diodoto servirá como ejem-
satisfactoria plenitud de la vida en Atenas, la cual plo. El griego no estaba satisfecho hasta que refería
autorizaba que un ciudadano común fuese llamado el caso particular a la ley general. Solo en la genera-
a decidir en asuntos de tal magnitud y tal compleji- lidad podía apreciarse y atestiguarse la verdad.
dad. No es de extraÍ'íar que este hombre repudiase Sería interesante seguir, en Tucídides, la conducta
la tiranía y la oliganluía, las cuales, además de de- de la Asamblea durante el curso de la guerra: ver
jarlo indefenso en otros aspectos, despojaban su vi- cÓmo fue aumentando una cierta irresponsabilidad
da de esta actividad absorbente y llena de responsa- -las observaciones de Clcón sobre el teatro ya son
bilidad. Pero considerem:-Js el discurso de Diodoto. indicio dé esto-; cÓmo le resultó insufrible cual-
En primer lugar, se advierte una ausencia total de (luier clase de control, sea de la prlH)encia o de las
sentimentalismo. Se han desechado deliberadamente propias leyes; cÓmo fue prevaleciendo cada vez más
los llamamientos a la piedad; Diodoto no describe la doctrina de la Fuerza, proclamada por Cleón,
las hileras de cadáveres tirados en la costa de Les- especialmente en el bárbaro tratamiento contra
bos, el llanto de las viudas y los huérfanos reducidos ~1c!os, un estado neutral inocente; cómo la Asam-
al cautiverio. Defiende su causa basándose única- blea descargó su furor en los jefes que no triunfaban
mente en la oportunidad, esto es, en el sentido co- y aun en los que triunfaban; hasta que uno empieza
mún. Sería un grave error inducir de esto que Dio- a preguntarse por qué algún general se arriesgaba
doto y los atenienses en general eran fríos partidarios en servicio de su país. A pesar de unos pocos ejem-
de la razón de estado. Esa misma muchedumbre de plos de mesura y verdadera nobleza, predomina en
ciudadanos que tomaba parte en este debate, se conjunto una agobiante decadencia provocada por
hallaba a la semana siguiente en el teatro y asistía a la guerra y la conducción oportunista. Y así la historia
una representación de Eurípides, a una tragedia co- trágica de Tucídides debe interpretarse como él 10
mo Hécuba o Las troyanas, sobre este mismo tema, (luiso, no como un simple registro de lo que un
la crueldad y la inutilidad de la venganza; una tra- pueblo particular hizo en circunstancias especiales,
gedia compuesta por disposición oficial y escogida sino como un análisis de la conducta humana en la
por un arconte responsable. No tenemos derecho a política y en la guerra.
afirmar que Diodoto era inaccesible a la emoción. Pero como esto requeriría por sí solo un libro, no
Pero, según su parecer, la ocasión requería razones, puede hacerse aquí; y como hasta ahora nos hemos
no conmovedoras metáforas. No refutaría a Cleón atenido a una ciudad griega, debemos cerrar este
exhibiendo sentimientos bellos, sino utilizando ar- capítulo con dos incidentes que nos alejarán de
gumentos más hábiles. En este aspecto, su discurso ella.
es como la poesía griega y el arte griego: el dominio El primero es una especie de instantánea. Nos
sobre el sentimiento acrecienta el efecto total. mostrará parte de las vicisitudes de la pólis griega
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Brasidas era un hombre honesto y su discurso, da-
común durante la guerra, y de una región del Impe- das las circunstancias, resultaba conciliatorio. Ade-
rio ateniense desde el punto de vista del súbdito
más, Grecia aún no conocía el valor de las promesas
aliado. Esparta produjo durante la guerra solo un
espartanas, el cual se reveló más tarde. Así "los acan-
hombre que unía a su talento una personalidad
atrayente: Brasidas. Llevó a cabo una brilIante tos, después de discutir mucho de ambas partes,
campaña en el norte de Grecia, donde los ateniense votaron en secreto; y debido a que las promesas de
Brasidas se consideraron muy atractivas y también
tenían muchos aliados marítimos, en especial en la
por el temor de perder sus frut05, la mayoría decidió
importante ciudad de Anfípolis, capturada por este
separarse de los atenienses. Con la promesa del
general. (Digamos de paso que el propio Tucídides
juramento de Brasidas, según el cual las autoridades
era el comandante ateniense en aquel momento y
espartanas antes de enviarIo habían asegurado res-
en aqueIla zona, y que por no haber Ilegado a tiem-
petar la libertad de los aliados que él ganase, admi-
po para salvar a Anfípolis fue desterrado de Atenas,
tieron a su ejército dentro de la ciudad. Poco
y no volvió hasta que la guerra terminó, veinte años
después, la ciudad de Estagira se unió a la rebelión.
después. Sin embargo, narra este episodio de una Éstos fueron los acontecimientos del verano".
manera severamente objetiva, sin una palabra de
autodefensa, y solo menciona su destierro mucho Sea nuestro último cuadro de los griegos en gue-
más tarde, en un pasaje totalmente difE:rente.) rra el comienzo de la trágica historia de Platea. Ésta
era una pequeña cilldad de Beocia, cercana a la
Aquel mismo verano Brasidas, junto con los calcidenses, frontera de Ática. Las ciudades beocias en su con-
marchó sobre Acanto, poco antes de la vendimia. Los de
junto eran oligárquicas, y habitualmente estaban
Acanto estaban divididos sobre si lo recibirían o no; algunos
se habían unido a los calcidenses en la invitación que le aliadas con Tebas, la más importante de eIlas. Platea
habían formulado, pero los plebeyos se oponían a esto. Sin era democrática y estaba en cordiales relaciones con
embargo, cuando Brasidas pidió entrar él solo y que deci- los atenienses; se recordará que los platenses fue-
diesen después de oír lo que tenía que decides, lo recibie- ron los únicos grieg9s que ayud<\ron a los atenienses
ron, por temor, sin duda, pues los frutos aún no habían en Maratón. Esta vinculación entre una ciudad beo-
sido cosechados. Y así llegó a hablar ante el pueblo; era, en
verdad, un orador muy competente, para ser espartano. cia y Atenas constituía una constante irritación para
Tebas, y en el año 431, en medio de la tensión que
Brasidas hace la defensa espartana; eIlos están precedió inmediatamente a la guerra, el siguiente
liberando a la Hélade de la tiranía ateniense. Se acontecimiento contribuyó a precipitarla:
siente asombrado de que, al cabo de una peligrosa
A prinCIpIOS de la primavera, unos 300 tebanos entraron
marcha a través de Grecia, encuentre las puertas al oscurecer en la ciudad de Platea bajo el mando de dos
de Acanto cerradas para él. Promete que, si se alían generales de la Confederación beocia. Habían sido invitados,
con Esparta, tendrán completa independencia y y fueron recibidos dentro de la ciudad, por algunos platen-
Esparta no intervendrá para nada en su política SCS, entre ellos Nauclides y sus compañeros, quienes querían

interna. Si se niegan, se verá en la necesidad, pese destruir a sus opositores y entregar la ciudad a los tebanos,
a fin de lograr dIos el poder. Los tebanos, por su parte,
a no desearIo, de saquear la región.
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veían que la guerra se avecinaba y tenían prisa por asegu- cuyas puertas estaban abiertas, y ellos creyerop que por
rarse la alianza de Platea antes de que aquélla estallara. allí se llegaba al exterior. Viendo entonces los platenses
Como era tiempo de paz, no había guardia, lo cual les facili- atrapados a sus adversarios, deliberaron si pegarían fuego
tó la entrada en la ciudad. LJegaron a la plaza del mercado. al edificio y los quemarían donde estaban; pero por fin
Quienes los habían traído los incitaban a ir inmediatamente aceptaron la rendición incondicional de éstos y de otros
a casa de sus enemigos; pero ellos resolvieron intentar la tebanos que andaban por la ciudad.
conciliación y apoderarse de la ciudad de común acuerdo,
pensando que éste era el mejor método. Por consiguiente Estos desdichados fueron utilizados como rehenes
hicieron una proclama según la cual todo aquel que quisiese
ser aliado de los beodos, de acuerdo con los usos tradicio- para obligar al ejército tebano sitiador a que aban-
nales, trajese sus armas y se uniese a ellos. donase Platea; luego los mandaron matar sumaria-
Cuando los platenses supieron que los tebanos estaban en mente. El consejo más prudente de Atenas llegó
la ciudad, fueron presa del terror. Como no podían verlos demasiado tarde. El fin de esta historia y el fin de
en la oscuridad, imaginaron que sumaban más que los que
Platea puede ser contado en forma breve. La ciudad
en realidad eran, y aceptaron su petición sin resistencia, ya
que los tebanos no hacían violencia a nadie. Pero, mientras fue bloqueada por los peloponenses. Al promediar
estaban en tratos, comprobaron que aquéllos no eran mu- el sitio, una parte de los habitantes huyó audazmen-
chos, y pensaron que podrían veneerlos fácilmente, pues la te a través de las líneas enemigas y se refugió en
mayoría de los platenses no deseaba abandonar su alianza Atenas. Por fin, el resto se entregó, con la condición
con Atenas. Decidieron hacer una tentativa. Empezaron por
reunirse, después de hacer huecos en las paredes medianeras de que "aceptarían a los espartanos como jueces,
de sus casas, de modo que no fuesen vistos desde fuera, (luienes castigarían a los culpables, sin cometer nada
pusieron carretas atravesadas en las calles para que les sir- contrario a la justicia". La concepción espartana de
viesen de trincheras e hicieron otros aprestos. Cuando estu- la justicia consistía en preguntar a cada platense
vieron listos, caveron sobre los tebanos antes del amanecer,
los cuales se vi~ron en desventaja, puesto que se hallaban
en particular si durante la guerra actual había hecho
en una ciudad extraña. algo para ayudar a Esparta o a sus aliados. Un vo-
Cuando los tebanos comprobaron que habían sido enga- cero platense señaló que no tenían por qué haberlo
ñados, estrecharon filas e intentaron rechazar el ataque. Dos hecho, pues ellos tenían un tratado de alianza con
o tres veces tuvieron éxito, mas los platenses los acometieron
Atenas; recordó los notables servicios que su ciudad
con gran estrépito, y al mismo tiempo las mujeres y los
esclavos desde los techos, chillando e insultando, les arroja- prestó a Grecia durante las dos guerras médicas
ban piedras y tejas, y una espesa lluvia cayó durante toda y un servicio posterior prestado a Esparta; advirtió
la noche, de modo que los tebanos fueron presa del pánico también a los espartanos que incurrirían en la infa-
y huyeron por toda la ciudad. Pero muchos de ellos no la mia y el odio a los ojos de toda Grecia, si destruían
conocían y, con la oscuridad y el barro, no sabían adónde
ir, así que la mayoría encontró la muerte. Un platense cerró
una ciudad tan renombrada como Pbtea, pero todo
la puerta por donde habían entrado los enemigos, utilizando fue en vano. Los espartanos repetían su pregunt.a:
el mango de una jabalina como tranca, de modo que por "¿Has prestado a Esparta alguna ayuda en esta gue-
ese lado no podían escapar. Algunos treparon a las murallas rra?" Los hombres que contestaban negativamente
v saltaron; muchos de ellos fueron aniquilados en esas cir-
eran ejecutados y las mujeres vendidas como es
~unstancias. Unos pocos huyeron por una salida sin guardas,
pues una mujer les dio un hacha con que cortaron el cerrojo~ clavas. "Tal fue el fin de Platea, a 105 noventa y
Los más fue~on a parar todos juntos a un edificio grande tres años de su alianza con Atenas."
206 207
Tucídidcs, (le 1ihcradanwnte, descrihe este episo-
dio horrible a continuaciÓn del de Mitilene. El con-
tra<;f.ces notable. En Atenas, había podido escu- CAPÍTULO IX
charse una voz humanitaria, tanto en la .-\.samblea
como en el teatro. Esparta no tenía poetas por en-
tonces. Es probable que este trato de los espartanos LA DECADENCIA DE LA "PóLIS"
con los platenses movió a Eurípides a escribir su
Amlrómaca, una tragedia sobre la esposa de Héctor
cautiva, que el poeta convierte en un vehemente
ataque a la crueldad y la doblez espartana. Sin
embargo, hasta tal punto los atenienses se entrega- La guerra del Peloponeso significó virtualmente
ron a la filosofía de la pura fuerza que ellos mismos, el fin de la ciudad-estado como una fuerza creadora
unos diez años después, cometieron un crimen peor, que adaptaba y conformaba la vida de todos sus
cuando atacaron a la neutral e inofensiva isla de
miembros. Durante el siglo IV Grecia se desplaza
Melos y mataron o esclavizaron a sus habitantes.
con firmeza hacia nuevos modos de pensar y de
Tucídides, de un modo antihistórico, expone en vivir. Tanto fue así que a los nacidos a fines del si-
forma de diálogo los resultados políticos y morales
glo la época de PericIes debió parecerles, desde el
que se deducen. No hace ningún comentario, pero punto de vista intelectual, tan remota. como a noso-
pasa inmediatamente a la locura, tal como él lo veía, tros la Edad Media.
del desastroso ataque ateniense a Sicilia. Tucídides,
La historia política de Grecia durante este siglo
como la mayoría de los artistas griegos, es interprc- es confusa, tediosa y deprimente. Un brevísimo re-
tativo, no representativo, y expresa sus pensamien-
sumen será suficiente. Esparta había ganado la gue-
tos más profundos en la disposición arquitectónica
de su material. rra, no tanto debido a su propio esplendor, sino a
los errores de los atenienses y a que tuvo más suerte
que Atenas en obtener la ayuda persa, cuyo precio
fue el abandono de Jonia. Lo que Atenas y Esparta
juntas habían ganado a Jerjes, Atenas y Esparta en
guerra se 10 devolvieron a Artajerjes. El Imperio
ateniense negaba a su término, pero la "liberación"
prometida por los espartanos hacía añorar a muchos
griegos la "tiranía" ateniense, pues implicaba casi
en todas partes la imposición de oligarquías, con un
gobernador espartano para mantener el orden. Es
en este período cuando vemos a Esparta mostrar
el peor aspecto de su carácter. El espartano no
aprendió nunca a conducirse en el extranjero. En
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209

,
su patria, era por fuerza obediente y frugal; en el que la traición de Alcibíades y la furia oligárquica
extranjero, no se le podía confiar mando o dinero. de Critias y sus secuaces fuesen consecuencia de la
La "libertad" que áhora imperaba en Greda era la enseñanza de Sócrates. y no pocos que atribuían
libertad que tenía Esparta de provocar a quien le no sin razón las calamidades de la ciudad al derrum-
pareciese. La verdadera beneficiaria de la guerra be de las normas tradicionales de conducta y mora-
era Persia; había recobrado Jonia, y Grecia desunida lidad, achacaban parte de la responsabilidad a]
jamás podría rescatarIa. Por consiguiente. todos interrogatorio continuo y público sobre todo lo
deseaban la plena autonomía de cada ciudad helena. existente que formulaba Sócrates. En tales circuns-
Lo deseaban los mismos griegos y, además, Esparta tancias, ¿habría sido hoy Sócrates absuelto por una
y Persia. encuesta popular del tipo de la de Gallup, especial-
Entre las oligarquías establecidas o sostenidas mente después de su intransigente defensa? Duda-
por Esparta hubo en Atenas un grupo cmel y san- mos que las cifras le hubiesen favorecido más; un
guinario, conocido por los "Treinta", dirigido por total de 60 sobre 501. La pena de muerte que siguió
un tal Critias, que había sido compañero de Sócra- dependió en gran parte de él mismo; se rehusó deli-
teso Gobernaron por el terror unos pocos meses, beradamente a proponer el destierro y, también en
pues la oligarquía no podía durar mucho tiempo en forma terminante, se negó a ser sacado de la prisión.
el Ática. La democracia fue restaurada, y con un Nada es más sublime que la paciencia de Sócrates
valor y una moderación que compensó u~ tanto la durante y después del juicio y esta sublimidad no
locura y la ocasional violencia que ella había mos- debe ser dramatizada representando a Sócrates co-
trado durante la guerra. Es cierto que esta demo- mo una víctima del populacho ignorante. Su muerte
cracia restaurada fue persuadida, en el año 399 a. C., fue algo así como una tragedia hegeliana, un con-
de que había que condenar a muerte a Sócrates, pe- flicto en el cual ambas partes tienen su derecho.
ro éste distó mucho de ser un acto de brutal estupi- El dominio de Esparta no duró mucho; su violen-
dez. Recuerde el lector lo que había visto y sopor- cia despótica suscitó contra ella una coalición de
tado el jurado que juzgó esta causa: su ciudad de- otras ciudades cuya-lucha se conoce como la Guerra
rrotada, maltratada y desmantelada por los esparta- de Corinto. La paz se restableció en 387 en la desdi-
nos; la democracia derrocada y el pueblo asolado chada forma de un edicto del rey de Persia, según
por una cruel tiranía. Piense que el hombre que cau- el cual, una vez más, todas las ciudades griegas
só más daño a los atenienses y prestó más importan- debían disfrutar de autonomía. Las tres ciudades
tes servicios a Esparta fue el aristócrata ateniense Al- principales eran ahora Atenas, Esparta y Tebas;
cibíades y que éste habí~ sido compañero perma- dos cualesquiera de ellas estaban dispuestas a unir-
nente de Sócrates y que el temible Critias había sido se para impedir que la tercera llegase a ser dema-
otro. Piense que, aunque Sócrates había sido un ciu- siado poderosa. Atenas se reponía lentamente, en lo
dadano eminentemente leal, resultó también un económico y en lo político. Incluso llegó a formar
franco crítico del principio democrático. No es de una segunda Liga; tan necesaria era para los esta-
sorprender que muchos atenienses simples pensaran dos egeos alguna forma de autoridad central. En
210 211

~-
371 ocurrió un acontecimiento que sacudió a Grecia de Pelópidas. Las adoptó y las perfeccionó; y así
hasta sus cimientos. Tebas derrotó al ejército espar- nació la famosa falange macedonia que· dominó el
tan o en abierta lucha en Leuctra. Había en ese campo de batalla hasta que fue batida por la legión
romana. El designio del joven Filipo era dominar
momento algo que era raro en Tebas, dos hombres
de genio, Pelópidas y Epaminondas, y estos hombres el mundo griégo, con Atenas si era posible, sin ella
habían inventado una nueva y audaz táctica militar. si era necesario. Mirado superficialmente, esto pare-
cía imposible. Macedonia estaba amenazada desde
En lugar de formar la infantería pesada en una hi-
lera de ocho hombres (con la caballería y los guerri- el noroeste por las salvajes tribus ilidas; era un país
lleros en los flancos), ellos reducían un ala y. el atrasado; estaba separada del Egeo por un circuito
de ciudades griegas y la escuadra ateniense era
centro y formaban la otra ala con una profundidad
.extraordinaria de cincuenta hombres. Esta masa de insuperable otra vez. Pero Fi]ipo tenía grandes ven-
infantes, actuando como un scrum de rugby, se a- tajas. Entre e11asel amplio material humano dispo-
bría paso por las filas espartanas por su propio peso, nible y una mina de oro recién descubierta, pero,
y así sucedió lo increíble. Pero Tebas no tenía una junto con esto, contaba con otros recursos que están
nueva idea política para ofrecer. Epaminondas se siempre a favor clel autócrata: el secreto, la rapidez
encaminó cuatro veces al Peloponeso a fin de crear, y la falta de escrúpulos. Trató con los ilirios y ase-
contra Esparta, una nueva pólis centralizada con los guró así las espaldas de Macedonia en muy poco
habitantes de las montañas de Arcadia. En la última tiempo; se apoderó de la ciudad griega de Anfípolis,
campaña ganó otra batalla campal, en Mantinea, la cual hubiese obstruido su paso hacia el sur. Anfí-
pero pereció en ella, y se derrumbó la preeminencia polis era la colonia ateniense qúe Tucídides no ha-
de Tebas. Había dado a Esparta su merecido, pero bía podido defender frente a Brasidas; Filipo, natu-
a Grecia no le convenía este tipo parcial de justicia, ralmente, la conquistó solo para evitar disgustos a
pues por el norte· surgía una amenaza inesperada. los atenienses; pues se la entregaría en seguida o
Macedonia nunca había sido considerada como dentro de poco. Estuvo atento a otras ciudades grie-
gas, especialmente. a Olinto. Esta ciudad había
perteneciente a Grecia. Era un país agreste y pri-
mitivo, precariamente unido por una familia real sido el centro de una formidable confederación, pe-
con pretensiones de ascendencia he1énica -.procla- ro Esparta no gustaba de las confederaciones. Al
maban tener por antecesor nada menos que a Aqui- disolver la Liga olintia, facilitó las cosas para Filipo.
les- y poseía una corte que llegó a ser lo bastante Comienza ahora un largo y trágico duelo entre dos
civilizada como para tentar a E-urípides hacia el grandes figuras de la política en el siglo IV, el propio
fin de su vida. En 359 a. C. llegó al trono Filipo II Filipo y un ciudadano ateniense, un escritor profe-
mediante el procedimiento habitual, una serie de sional de discursos, un patriota formado en Tuckli-
asesinatos familiares. Era ambicioso, enérgico y des, quizás el más grande orador de todos los tiem-
astuto. Había pasado parte de su jmTentud en Tebas, pos, Demóstenes. Advirtió el peligro, un tanto
y allí pudo ver cómo se había debilitado Grecia, y ~ardíaniente, y no en toda su magnitud al principio,
también aprendió algo sobre las tácticas militares pero al final lo vio y, en discurso tras discurso, con
212 213

l
creciente desesperación, lOgÚ a los atenienses que capaz de pensar que la historia griega puede decir
adoptaran una firme actitud. La :\tenas del 350 for- algo sobre los problemas contemporáneos y que lo
ma un triste contraste con la del 450. Entonces las sucedido hace más de una semana no es ya necesa-
fuerzas atenienses estaban en todas partes, sus ciu- riamente inaplicable.
dadanos dispuestos a cualquier sacrificio; ahora Por fin, cuando la lentitud ateniense, los odios
Demóstenes tenía que suplicarJes que defendieran griegos y la absoluta deshonestidad de algunos ami-
sus intereses más vitales, e implorarJes que enviasen gos atenienses de Filipo habían hecho el mayor
una fuerza, integrada al menos en parte, por ciuda- daño posible, Demóstenes venció. Atenas realizó un
danos -pues ya era comÚn el empleo de mercena- esfuerzo considerable y digno de elogio; había ter-
rios- y obligar al ejército a permanecer en el lugar minado la antigua lucha con Tebas y los ejércitos
de la guerra, para que no se fuera a cualquier otra combinados marcharon contra Filipo. Pero el re-
región a una campaíJa m[ts lucrativa. Tenía que sultado fue
pedir1es que no enviasen más ejércitos "nominales",
constituidos por un general comisionada para em- aquella deshonesta victoria
plear mercenarios, los cuales con eierta frecupncia en Queronea, fatal para la libertad.
se quedaban sin paga. "Vuestros aliados, expresa,
tiemhlan de pavor por esta clase de expediciones." Finalmente los griegos tuvieron que aceptar lo que
Pero los atenienses no estaban dispuestos a \'er Jas se les ordenó; Filipo instaló guarniciones macedo-
111' verdades desagradables y sí a creer a Filipo .-"os nias en tres ciudades estratégicas: "las cadenas de
Grecia".
aseguro que es mi Última exigencia"-; dispuestos
a creer a los prudentes ministros de finanzas, y a Dos años más tarde murió. Si hijo y suceSor
los consejeros menos honestos <[ue ridiculizaban ,( hubiese sido un rey macedonia común, el país
Demóstenes y aseguraban a los atenienses (lue Fili- habría caído en la insignificancia y Grecia habría
po era un buen homhre, culto y su mejor amigo, En recobrado su caótica autonomía, por algún tiempo.
1937, un diario inglés traía este título:¿lIA lvIUER- Pero el sucesor de .Filipo no era un gobernante co-
TO HITLER? En 357 a. c., Demóstenes decía a sus mún; fue Alejandro Magno, uno de los hombres más
conciudadanos: "Corréis de aquí para aIJá pregun- asombrosos que hemos conocido. Era un joven de
tándoos unos a otros: ¿Ha muerto FiJipo? -No; no 20 años y ya se movía con la rapidez del relám-
ha muerto, pero está enfermo. ¿Qui' importa (lue pago. En quince meses sofocó una insurrección en
esté muerto o no? Pronto se levantaría contra voso- Tesalia, marchó a Grecia y asustó a las ciudades que
tros otro Filipo, si continuáis manejando así vuestros habían enviado sus plácemes a los asesinos de Filipo
asuntos." Este paralelismo tan estrecho hace amarga y pensaban rebelarse; realizó una rápida campaña
la lectura de la oratoria política de Demóstenes. La hasta el Danubio para asegurarse la retaguardia y,
historia reciente pudo haber -sido muy distinta si como el oro persa persuadió a Tebas a levantarse
hubiésemos tenido un estadista conductor (lue cono- contra su guarnición macedonia y a otras ciudades
ciera 'su Demóstenes y una Cámara de los Comunes a que se rehelaran, fue por segunda vez a Grecia;
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se apoderó de Tebas y la destruyó. Dejó una sola similares, Europa Occidental intenta hallar su ca-
casa en pie: mino hacia una unidad política mayor, del mismo
modo en el siglo IV había algunos que se apartaban
La casa de Píndaro, cuando el Templo y la Torre
habían sido derribados. de la p6lis o del principio democrático. Isócrates,
el "elocuente anciano" del soneto de Milton, se ha-
Todo esto llevó solamente quince meses. Tanto llaba bien dispuesto hacia el principio monárquico;
los griegos como los vecinos septentrionales de escribió un panegírico de un tal Evágoras, tfrannos
Macedonia habían aprendido su lección. Durante de Chipre, y pidió con ahínco que las ciudades
la primavera siguiente (334 a. C.) Alejandro pasó griegas, en lugar de pelearse entre sí, se uniesen,
a Asia. Once años después murió, a la edad de bajo el mando de Filipo,para caer sobre el deca-
33 años; pero todo el Imperio persa era ahora ma- dente Imperio persa. Platón había perdido toda
cedonia, y durante un breve tiempo, también el esperanza en la democracia; formuló la idea del
Panjab, nunca dominado por los persas. Alejandro "rey filósofo", y no solo la formuló, sino que hizo
no fue arrastrado simplemente por el torbellino de dos visitas a Sicilia con la vana esperanza de con-
la guerra; dondequiera que fue consolidó sus con- vertir en este rey filósofo a Dionisio el Joven, gober-
quistas mediante la meditada fundación de ciudades nante de Siracusa.
:1...
griegas, algunas de las cuales, en especial Alejan- Pero no solo exteriormente evidenciaba la pólis
dría, en Egipto, llevan hasta el día de hoy el una falla, al no brindar a Grecia un modo de vida
nombre que él les dio. tolerable; también en lo interno estaba perdiendo
Cuando murió Filipo, estados como Atenas y su garra, como podemos ver con claridad en el caso
Tebas eran, para la mente griega, grandes y pode- de Atenas. El contraste entre la época de Demós-
rosos; cuando murió Alejandro, los griegos del solar ten es y la de Pericles es sorprendente; para el
nativo contemplaban un imperio que se extendía ateniense de la época de Pericles la idea de utilizar
desde el Adriático al Indo, y desde el Caspio hasta mercenarios le habría parecido la negación de la
el alto Egipto. Estos trece años habían producido pólis, como lo era ~n efecto. La Atenas del siglo IV
un gran cambio. La Grecia clásica había llegado a da una impresión de letargo político, casi de indife-
su fin, y a partir de aUí la vida tenía una forma rencia. Los hombres se interesaban en otras cosas
y un significado completamente distintos. y no en la pólis. Hasta su fatal último día los ate-
Ante un derrumbamiento tan súbito de todo un nienses no actuaron en una forma digna de su
sistema político, buscamos, por supuesto, una expli- renombre, y entonces ya era, en la realidad de la
cación. No es difícil ver por lo menos una causa situación, demasiado tarde.
inmediata: que las continuas guerras de un siglo El contraste entre ambos períodos tiene raíces
O más habían agotado a Grecia, material y espiri- profundas. No se trata solo de que Atenas haya
tualmente. Las cosas no podían contir,uar así; la sido agotada por la larga Guerra del Peloponeso.
ciudad-estado ya no brindaba un modo de vida Las comunidades se recuperan de tales agotamien-
tolerable. Así como hoy, en circunstancias \In tanto tos, y en realidad la Atenas del siglo IV era activa
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y emprendedora en otras direcciones. No podemos y así evitaban la pÓlís, En realidad, la palabra
atribuir el cambio a mera decadencia. Ni tampoco "cosmópolis" fue acuñada en ese tiempo, para ex-
a una simple reacción a partir de la energía de la presar la idea de que la comunidad a la que el
vida política en el siglo V; pues ese movimiento, sabio debía obediencia era nada menos que la co-
80n el tiempo, pierde su fuerza. Lo que encontra- munidad del hombre; el hombre sabio, dondequiera
mos en el siglo IV es un cambio permanente en el viviese, era el conciudadano de todos los demás
temperamento del pueblo; es la aparición de una sabios. Pero, aparte su sentido filosófico, el "cosmo-
actitud diferente ante la existencia. En el siglo IV politismo" era el complemento necesario del nuevo
existe un mayor individualismo. Podemos verIo individualismo. La CosmópoJis empezaba á rem-
doquiera cIue miremos: en el arte, en la filosofía, plazar a la PÓlís.
en la vida. La escultura, por ejemplo, empieza a Si vamos del arte y la filosofía a la vida y a la
ser introspectiva, a atenerse a los rasgos individua- política, encontramos esencialmente lo mismo. El
les, con su índole transitoria, en vez de intentar ciudadano comÚu está más interesado en sus asun-
expresar lo ideal o lo universal. En una palabra, tos privados que en la pólis. Si es pobre, tiende a
empieza a representar hombres, no el Hombre. Lo mirar a la pólis como una fuente de beneficios. Por
mismo sucede con el drama, y el drama muestra ejemplo, Demóstenes luchó mucho para persuadir al
que el cambio no es tan súbito. Ya en las dos últi- pueblo de que emplease en la defensa nacional las
mas décadas del siglo V la h'agedia había empezado contribuciones que se habían entregado regular-
a apartarse de los temas importantes y universáles, mente para el "fondo teatral"; éste no era un fondo
y a interesarse en los personajes anormales (como para representar obras, sino para' permitir que los
en la Electra y el Orestes de Eurípides) o en ciudadanos a,istieran al teatro y a otros festivales
relatos románticos de peligros y fugas conmovedo- libres (\e cargo. El mantenimiento de este fondo
ras (como en Ifigenía en Táuride y Helena). En podía defenderse, pero solo en la suposición de
la filosofía de la época encontramos escuelas como que el ciudadano mostrase más celo en servir a la
los cínicos y los cirenaicos. La gran pl egunta era: pólis que en acep~ar sus favores. Si el ciudadano
¿Dónde reside el Bien para el hombre? Y la res- poseía fortuna, estaba más absorbido en sus pro-
puesta dada no tenía en cuenta a la pólis. Los cí- pios negocios; Demóstenes compara desfavorable-
nicos, cuyo ejemplo extremo era el famoso Diógenes, mente las casas espléndidas edificadas por los po-
decían que la Virtud y la Sabiduría consistían en tentados de su propio tiempo con las viviendas
vivir de acuerdo con la naturaleza, y en abandonar sencillas con que se contentaba el rico del siglo
vanidades tales como el deseo de honores y la co- precedente. La comedia muestra con claridad el
modidad. Así Diógenes vivía en un tpnel y la cambio de temperamento. La comedia antigua
pólis tuvo que prescindir de él. Los cirenaicos, mostraba su carácter político de parte a parte; era
una escuela hedonista, sostenían que la sabiduría la vida de la pólis lo que se criticaba y ridiculizaba
consiste en la recta elección de los placeres y en en el escenario. Ahora toma su materia de la vida
eludir lo que podría perturbar el fluir de la vida, privada y doméstica, y hace chistes sobre los coci-
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neros y el precio del pescado, las mujeres malil\1- década o de una generación. ¿Qué había sucedido?
moradas)' los médicos incompetentes. Hemos visto algunos síntomas, pero ¿cuáles son
Al comparar la Atenas de Pericles y la de Demós- sus causas? ¿Por qué la pólis se desmoronó en el
tenes, encontramos otras diferencias significativas, siglo IV y no en el v? ¿Por qué pudo Grecia unirse
aunclue al parecer tienen poco (¡ue ver con el creci- contra Persia y no contra Filipo? ¿Existe algún
miento del individualismo que hemos señalado. Las nexo entre esta declinación y el individualismo que
figuras dirigentes en la Asamblea ya no son tampo- señalamos? ¿O entre aquélla y el empleo ominoso
co los funcionarios responsables del estado. Menos de soldados mercenarios? Si consideramos una vez
aÚn son los funcionarios responsables del estado más lo que la pólis significaba e implicaba, creo
comandantes en el campo de batalla. La separación que podremos clescubrir una conexión íntima entre
de estas [unciones no es, empero, absoluta; es típico, todas estas contradicciones.
por ejemplo, que veamos a oradores profesionales La pólis estaba hecha para el aficionado. Su ideal
como Demóstenes y Esc¡uines, su eminente rival era que cada ciudadano (más o menos, según la
en la Asamblea, integrar legaciones, aun cuando pólis fuese democrática u oligárquica) desempeña-
no desempeíiaban cargos representativos ni ejercían ra su papel en todas sus múltiples actividades, un
el mando en la guerra; un estadista como Eulmlo, ideal que procedía de la generosa concepción homé-
c¡ue consagró su gran talento a la prndente admi- rica de la areté como una excelencia completa y
nistración, no alcanzó ninguna otra preeminencia; una actividad total. Esta filosofía encierra un res-
generales como Ifícrates y Cabrias, qnc fueron peto por la totalidad o la unicidad de la vida, y un
prácticamente profesionales, sirvieron a potencias consiguiente desagrado por la especialización. Su-
extran jeras cuando :\ tenas no los necesitaba, y en pone el desprecio por la eficiencia, o, mejor dicho,
realidad vi, ían fuera de la ciudad. Ifícrates se casó una idea más elevada de ella, una aptitud que no
con Ja hija de un rey tt'acio, y en cierta ocasión existe en un compartimiento de la vida, sino en la
ayudó a éste contra Atenas; cn tanto que otro yerno vida misma. Ya hemos visto hasta qué punto la de-
de este mismo monarca, un tal Caridemo, fue a mocrática Atenas fue restringiendo el campo de
menudo empleado como general por. los atenienses, acción del experto profesional. Un hombre tenía
aum¡ue él no era de esta ciudad, sino simplemente que ser todo a su debido tiempo: tal era su obliga-
un talentoso jd e de mercenarios. ción para consigo mismo y para con la pólis.
Si contemplamos, pues, a Grecia en general ad- Pero esta concepción del aficionado implica ade-
vertimos que el sistema de las ciudades autónomas más que la vida, fuera de ser una totalidad, es tam-
se dcrrnmhaha; por otra parte, cuando observamos bién simple. Si un hombre es constreñido a des-
a Atcnas por dentro comprobamos también la des- empeñar en su época todos los papeles, éstos no
integración de la pólis. En realidad, el colapso de deben ser demasiado difíciles de aprender para el
1& ciudad-estado parece haber sido mucho más rápi- ciudadano común. Y aquí comenzó la crisis de la
do que lo que fue. No se produjo como consecuencia pólis. El hombre occidental, empezando por los
de una batalla ni por los acontecimientos de una griegos, nunca ha podido dejar de enfrentarse con
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]os hechos. Tiene que investigar, averiguar, experi- nas 11evó el proceso más lejos. Su. estructura eco-
mentar, progresar; y el progreso destruyó a la pólis. nómica, en conjunto, contradecía la ley de la
Considcrcmos primero el aspecto internaciona1. autárkeia, ya que, desde los tiempos de Salón, pasó
El lector moderno que acude a esos dos filósofos a depender cada vez más de la exportación de vino,
políticos tan diferentcs que son Platón y Aristóteles, aceite y artículos manufacturados, y de la impor-
se sorprende, sin duda, ante la pertinacia con que tación de cereales del Mar Negro y de Egipto. Por
proclaman que la pólis debe bastarse a sí misma consiguiente, tuvo que controlar el Egeo de cual-
económicamente. Para ellos, la autárkeia, la auto- quier manera y en especial los Dardanelos; pero
suficiencia, es la primera ley de la ciudad; en la este control, tal como a Grecia se le manifestó brus-
práctica pretendían abolir el comercio. Por lo me- camente, era incompatible con el sistema de la ciu-
nos, desdc el punto de vista histórico, parece que dad-estado. En realidad, su organización empezó a
tenían razón. Ambos estaban convencidos de que resultar inoperante, cuando contradijo esta ley bá-
sica de su existencia.
el sistema griego de póleis pequeñas resultaba la
única base posible para una vida realmente civili- Pero la pólis imponía simplicidad también en asun-
zada, y era ésta una opinión correcta. Pero tal es- tos que no eran ecónómicos. Consideremos las tác-
tructura sólo podía funcionar si se cumplía una de ticas militares y navales, no demasiado diferentes.
estas tres condiciones: según la primera, las póleis Todos sabemos cómo pelean hoy los griegos, de
debían manejar sus asuntos con una inteligencia y cumbre a cumbre. Es un método de lucha que les
disciplina que la raza humana todavía no ha demos- ha sido impuesto por la naturaleza del suelo. Sin
trado poseer; la segunda -una exigencia más rigu- embargo, en ese mismo país, durante siglos, la gúe-
rosa aún- sostenía que la pólis tenía que ser lo rra de la ciudad-estado fue 11evada a cabo por la in-
bastante fuerte para mantener el orden, sin pre- fantería pesada que solo podía pelear en terreno
tender inmiscuirse indebidamente en las cuestiones llano. La caballería y, lo que es más sorprendente,
privadas de las demás. Durante algún tiempo, y las tropas ligeras solo se utilizaban como aDxiliares,
de un modo parcial, Esparta se ajustó a esta con- para proteger los flancos, cubrir la retirada y otras
ducta; la tercera exigía que el territorio fuese espa- maniobras semejantes. Al actuar de tal modo, este
cioso para que los sembrados de sus miembros no pueblo parece extrañamente torpe. La explicación
se molestasen unos a otros; en otras palabras, las es sencilla. El soldado era el ciudadano, y la mayor
ciudades estaban obligadas a practicar la autarquía. parte de los ciudadanos eran granjeros. Las cam-
En los primeros tiempos esta condición se cumplió pañas debían ser breves, porque si los cereales no
con cierta regularidad, pero las exploraciones del crecían ni se cosechaban, la pólis perecía de ham-
Mediterráneo y el crecimiento del comercio altera- bre. Por lo tanto se requerían siempre decisiones
ron las cosas. Las rivalidades comerciales muy rápidas, y las tropas de montaña rara vez podían
pronto suscitaron guerras de amplia escala. En llevarlas a cabo. Además, aunque era de esperar
efecto, el mundo griego se empequeñecía y los cho- que el ciudadano fuese un experto en el niancjo
ques se hicieron inevitables. El desarrollo de Ate- de la espada y el escudo, y que conociese la simple
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pero exigente disciplina del orden de batalla ce- que podía hacerse. Pero el peligro de esa medida
rrado, no podía disponer del tiempo necesario para resultaba obvio. Su principal adversario, Filipo,
dominar el más difícil arte de la guerra en terreno tenía en pie un ejército bien adiestrado en las últi-
montañoso. Únicamente Esparta poseyó un ejér- mas tácticas bélicas para atacar dondequiera y en
cito profesional de ciudadanos (sostenido con el cualquier momento, formado por rudos montañeses
trabajo de los ilotas), pero, como era imbatible en no contaminados por la civilización. La pólis no
podía oponer a este instrumento otro similar sin
el combate cuerpo a cuerpo, carecía de estímulos
perder sus atributos esenciales.
para cambiar sus métodos.
Sucedió que durante la Guerra del Peloponeso La táctica naval corrió la misma suerte. Aquí la
un emprendedor general ateniense dirigió, sin gran excesiva destreza se logró a un precio que la pólis
no pudo pagar. En las Guerras Médicas los barcos
éxito, una campaña en la región agreste de Grecia
occidental y descubrió que la pequeña infantería griegos eran lentos y pesados, barcos propios de
hombres de tierra adentro, como la flota romana
pesada estaba en grave desventaja con respecto a
en la primera guerra púnica. La idea era abordar
las tropas ligeras, capaces de acometer, retirarse y
la embarcación enemiga y luego pelear en cubierta.
volver a atacar. La lección resultó provechosa. Esa
táctica fue estudiaoa con tanta eficacia que En el Pero, cincuenta años después, en los primeros tiem-
pos de la Guerra del Peloponeso, el "trirreme" ate-
siglo siguiente el ateniense Ifícrates, con algunas
tropas ligeras, atacó a un destacamento espartano niense (que significaba "con tres bancos de remos")
en terreno fragoso y lo deshizo. No tuvo este inci- era un verdadero buque, construido como una em-
dente gran importancia en sí mismo, pero, a pesar barcación de carrera. El peso había sido sacrificado
de eso, latían en él enseñanzas revolucionarias. a la velocidad y a la movilidad, y los remero s -ciu-
Significó que la táctica militar se convertía en una dadanos, naturalmente, no esclavos- habían sido
especialización, fuera del alcance del ciudadano- adiestrados hasta alcanzar un alto grado de preci-
soldado y del ciudadano-general. Había ya pasado sión. Por ejemplo, una operación arriesgada con-
sistía en remar rápidamente hacia el barco adversa-
el tiempo en que un estadista como Pericles podía
ser también un eficaz comandante de las tropas. rio como si se tratara de atropellado; luego, cuando
el choque parecía inevitable el atacante viraba en
La guerra se transformaba en una profesión que re-
quería destreza. Ya hemos visto algunos generales redondo; a continuación dirigía los remos sobre el
profesionales y los ejércitos regulares se formaron lado más cercano de la víctima y realizaba una
fácilmente con hombres desplazados, desocupados pasada rasante a lo largo del costado que quebraba
o simple aventureros que la guerra prolongada ha- todos los remos de esa parte, mientras los arqueros,
bía dejado en pos de sí. Los famosos Diez Mil de instalados sobre la cubierta, hacían cuanto daño
Jenofonte fueron una fuerza de este tipo. Por con- podían; finalmente maniobraba con rapidez alre-
siguiente, los atenienses estaban en cierto modo dedor del desmantelado enemigo y lo embestía a
voluntad.
justificados por confiar demasiado en los mercena-
rios, es decir en profesionales. Era lo más eficaz Esta táctica, por supuesto, requería una gran
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exactitud y entereza en todos los que la aplicaban. pólis podía soportar. La pólís se apoyaba en la
Las tripulaciones tenían que ser casi profesionales. comunidad de intereses, pero éstos, y también el
Pero, ¿cómo formar tripulaciones profesionales con carácter, de los sectores comerciales y agrícolas del
ciudadanos que tenían que ganarse la vida? Si la pueblo ateniense empezaron a diferir agudamente.
productividad del trabajo era tan baja, ¿cómo podía El primer grupo estaba formado por los ultrademó-
Atenas dedicar tanto esfuerzo para su flota? Sola- cratas, los imperialistas, el partido de la guerra. Si
mente porque recibía los tributos de sus súbditos- eran ricos, la guerra les brindaba oportunidades de
aliados. En realidad, la gran unidad política, u sea expansión comercial; si eran pobres, ocupación y
el Imperio ateniense, brindaba medi"os para alcan- paga; pero al pueblo campesino les daba casas sin
zar este grado de especialización; la pólis no. Pero techo y olivos talados en sazón. Después de Peri-
este organismo imperial disgustaba a los demás, cles los conductores de la Asamblea procedían en
punto éste que tiene cierto interés hoy para la Eu- su mayoría de la clase del Pireo, afortunados hom-
ropa del oeste. Atenas logró así esta expertise naval bres de negocios, como Cleón; a veces, individuos
(entre otras cosas) explotando a las póleis confede- de gran capacidad pero oportunistas, quienes por
radas. Esto, empero, constituía una afrenta al senti- naturaleza y educación tenían puntos de vista par-
miento griego; negaba una de las leyes básicas de ciales y por consiguiente suscitaban adversarios con
todo el sistema, y esta negación tuvo su condigno opiniones aún más estrechas y violentas. Además,
castigo. la aguda complejidad de la vida proveniente de este
Ya vimos hace un momento que la complejidad desarroIIo comercial originó una especie de fuerza
económica, por ser la negación de la autárkeia, era centrífuga dentro de la ciudad. Los asuntos priva-
incompatible con la pólis en su aspecto internacio- dos de los hombres se volvieron más excitantes y
nal. Ahora que consideramos el caso en particular exigentes, de modo que se optó por separarlos de los
de Atenas, podemos observar que en lo interior sus negocios públicos. El letargo político de Atenas
efectos fueron también graves. En realidad, aunque en el siglo IV fue una consecuencia directa de este
la ley de Platón es válida exteriormente, fue sin nuevo ordenamiento.
duda la experiencia doméstica de Atenas la que lo Pero este desordenado progreso no se limitaba al
impulsó a formularla. Hacia mediados del siglo v aspecto material de la vida, y necio sería afirmar
el Pireo se había convertido en el puerto más activo que empezó allí. Aristófanes sostenía que todo pro-
del Mediterráneo. Pericles, repudiando por antici- venía por pretender ser demasiado inteligentes y
pado la ley de Platón, declaraba con orgullo: "Los sobre esta reflexión tan simple hay mucho que
decir.
productos del mundo entero llegan a nosotros". y
así era, incluyendo la peste. El Pireo y Atenas pros- Durante generaciones la moralidad griega, lo
peraban. Se establecieron en ellos extranjeros em- mismo que la táctica militar, había continuado sien-
prendedores, surgieron industrias; la ciudad gemela do severamente tradicional, cimentada en las virtu-
llegó a ser el centro del mundo. Este esplendor des cardinales de Justicia, F~rtaleza, Templanza:y
seducía y estimulaba, pero era más que 10 que la Prudencia. Un poeta tras otro habían predicado
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una doctrina casi idéntica: Ja belleza de la Justicia, jamás exIstió. Se había interesado en las especula.
los peligros de la Ambición, la locura de la Violen- ciones de los físicos, pero las abandonó por consi-
cia. Esta moralidad no fue ciertamente practicada deradas infructuosas y triviales en comparación
por todos los griegos, así como tampoco el cristia- con la importante pregunta: ¿Cómo debemos vivir?
nismo fue observado por toda la cristiandad. Sin Él no sabía la respuesta, pero se empeñó en hallada
embargo, 10 mismo que el cristianismo, era un ar- mediante el riguroso examen de las ideas de los de-
quetipo aceptado. Si un hombre obraba mal, sabía más hombres. Esta investigación mostró a Sócrates
que obraba mal. He aquí el fundamento, simple y y a los ávidos jóvenes que lo seguían que la moral
fuerte, sobre el cual podía edificarse una vida co- tradicional no estaba fundada en la lógica. Nadie
mún; he aquí también la fuente de la fuerza y de la en Atenas podía dar una definición de cualquier
simplicidad del arte clásico griego; y el único arte virtud moral o intelectual que sobreviviera a una
europeo que por estas cualidades se acerca a aquél, conversación de diez minutos con este formidable
es decir, el arte dp.l siglo XIII, se asentaba sobre un dialéctico. El efecto sobre algunos de los jóvenes
pedestal similar. fue desastroso; su creencia en la tradición fue des-
Pero el siglo v cambió por completo. Hacia su truida y nada se colocó en su lugar. La fe en la
término, nadie sabía orientarse mentalmente; el in- pólis se vio demasiado quebrantada, pues ¿cómo
teligente subvertía las concepciones y creencias co- podía la pólis educar a sus ciudadanos en la virtud,
nocidas, y el simple sentía que todo eso estaba ya si nadie sabía qué cosa era la virtud? Así Sócrates
pasado de moda. Si alguien hablaba de la Virtud, proclamó el extravío de la democrática Atenas,
la respuesta era: "Todo depende de 10 que entien- que se preocupaba de consultar a un experto para
das por Virtud"; y nadie lo comprendía, razón por una bagatela como la construcción de un muro o
la cual los poetas dejaron de interesarse en el pro- un dique, pero en una materia infinitamente más
blema. Así como en los últimos cien anos las nuevas importante como la moral o la conducta permitía
ideas y descubrimientos en las ciencias naturales que cualquiera diese su opinión indocta.
han modificado profundamente nuestra concepción El elevado designio de Sócrates, y de Platón
y han derribado, en muchos hombres, la religión y después, era poner a la Virtud sobre una base ló-
la moral tradicionales, al extremo de que el Diablo gica inatacable; convertida, no en materia de la
há abandonado su domicilio, la maldad ha dejado de opinión tradicional falta de crítica, sino del conoci-
existir y todas las faltas humanas son resultado del miento exacto para que pudiese ser aprendida y en-
sistema o producto del medio, de igual modo, pero señada. Era un designio loable, pero llevó directa-
más agudamente, las temerarias especulaciones de mente a la República, la antítesis profesional de
los filósofos jónicos de los siglos VI y v habían esti- la pólis amateur, puesto que el adiestramiento de
mulado la investigación sistemática en diversas di- los ciudadanos en la virtud -es decir el gobierno
recciones, con el resultado de que muchas ideas de la pólis- debía ser confiado a los que sabían qué
admitidas en punto a la moral se quebrantaron. cosa era la virtud. La insistencia de Platón sobre el
Sócrates fue, sin duda, el hombre más noble que conocimiento tiene el efecto de fragmentar la
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sociedad en individuos, cada uno de los cuales es biciosos o indagadores, y el efecto de su enseñanza
experto en una sola ocupación y debe limitarse a puede señalarse en dos casos importantes.
ella. El arte principal, el más importante y difícil En primer término, ellos, como Sócrates, critica-
de todos, es "el arte político", y el que llegue a ban la moralidad tradicional. Algunos hicieron
dominado, cuando ha sido descubierto, debe go- serios intentos para darle un fundamento sólido.
bernar. Estas doctrinas excedían los límites de la Otros enseñaban nuevas y excitantes doctrinas, co-
pólis y su teoría de que la vida buena significaba mo Trasímaco, que figura en el libro primero de la
tomar parte en toda su actividad. República. Este Trasímaco es representado como
Este fermento intelectual produjo, aparte de SÓ- un hombre obstinado e impaciente que tiene ideas
crates, multitud de personajes menores, los so- confusas sobre la Justicia. Veamos un caso claro
fistas, cuyo impacto inmediato sobre la pólis fue y preciso. Apremiado a formular su propia defi-
aún más importante. El término "sofista" no tiene nición, de manera concreta, exclama: "La justicia
un sentido completamente peyorativo. Fue Platón es simplemente el interés del más fuerte". Un
:~ hombre más grande que éste, Protágoras, sostuvo
quien se 10 dio, pues a él le desagradaban tanto sus
..'
que no existían el bien y el mal absolutos: "El
métodos como sus propósitos; ellos eran maestros hombre es la medida de todas las cosas". Esto
y no investigadores y así sus designios eran prácti-
significa que la verdad y .la moral son relativas.
cos y no filosóficos. La palabra significa "maestro
Los que hemos visto el mezquino LISO que se ha
de sophía" y "sophía" es una de esas palabras griegas
./.
hecho de la doctrina científica de la supervivencia
difíciles, que quiere decir "sabiduría", "inteligen- del más apto, podemos imaginamos sin demasiada
cia" o "destreza". Quizás "profesor" sería un apro- dificultad el empleo que harían de esta frase los
ximado equivalente moderno de "sofista". Existe hombres violentos y ambiciosos. Cualquier iniqui-
una categoría similar -desde profesores de griego dad podía así revestirse de estimación científica o
hasta profesores de frenología- y aunque algunos filosófica. Todos podían cometer maldades sin ser
profesores investigan, todos enseñan y reciben paga enseñados por los .sofistas, pero era útil aprender
por ello; esto constituía un gran reproche a los argumentos que las presentasen como bellas ante
sofistas. Algunos de ellos fueron filósofos serios, los simples.
educadores o eruditos; otros sólo mercaderes que' Pero los sofistas que no reflexionaban sobre pro-
profesaban la enseñanza del sublime arte de me- blemas éticos producían un efecto igualmente per-
drar. ¿Quiere usted mejorar su' memoria? ¿Quiere turbador. La educación había sido una consecuen-
usted ganar 1.000 libras por año? Un sofista se lo cia de la vida de la pólis, por consiguiente, comÚn
enseñará mediante una gratificación. Los sofistas a todos. Los hombres con capacidad natural llega-
iban de ciudad en ciudad, disertando sobre su tema ban más lejos que los demás, pero todos estaban
particular -algunos dispuestos a hablar sobre cual- en el mismo terreno; la pólis seguía siendo una.
quier cosa- pero siempre por una suma convenida. Con el advenimiento de los sofistas, la educación
Eran inmensamente populares entre los jóvenes am- se volvió especializada y profesional, accesible sólo
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-,
a los que podían y ql~erían pagar por ella. Por
primera vez se abría una brecha entre el ilustrado
y el ignorante, con el resultado lógico de que las
clases educadas en las diferentes ciudades empeza-
ron a sentir que tenían más en comÚn entre ellas
que con los no educados de su propia ciudad. La . LA MENTE GRIEGA
Cosr11ópolis se acercaba.
Entre las artes prácticas enseí1adas por los sofis-
tas la más importante era la retórica. El arte de la
persuasión, tan importante para el griego, había sido
analizado, elaborado y reducido a un sistema. Hasta
entonces esto había dependido de la agudeza natu- Ahora que hemos estudiado, muy brevemente, la
ral y la práctica; ahora podía enseilarse, mediante historia de los griegos hasta el virtual término de
un estipendio. Este cambio fue aceptado con entu- la ciudad-estado, podemos hacer una pausa y exami-
. siasmo. Los atenienses, que ya se complacían en el nar el carácter del pensamiento griego y algunas
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discurso bien urdido y bien expresado, se deslum- de sus realizaciones durante este período.
braron -al menes por un tiempo- con el estilo El sentido de la totalidad de las cosas es quizás
conceptuoso y la sutil argumcntación inventados y el rasgo más típico de la mente griega. Ya hemos
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y enseiiados por estos profesionales. Se hicieron así, encontrado algunas notables expresiones de esto:
como les dijo Cleón, más diletantes que ciudadanos; la resolución con que Homero, pese a su amor por
mientras tanto el hombre comÚn, derrotado en el el detalle particular y el carácter individual, encie-
debate y rechazado en su petición, se quejaba del rra firmemente esta tendencia dentro de un marco
modo como se había pervertido la justicia. ( Las universal; la versatilidad con que tantos griegos
Nubes de Aristófanes es una muestra de ello.) Si ejercieron diversas funciones a la vez, tal como Sa-
uno no aprendía el nuevo estilo, estaba, o podía lón, que es polític.o y reformador económico, hom-
estar, en seria desventaja en el caso de tener que bre de negocios y poeta; el modo en que la propia
pleitear con su conciudadano. He aquí el mismo pólis se convierte no en una máquina de gobernar,
fenómeno (lue ya hemos visto antes: el experto sino en algo consustanciado con la vida integral. El
avezado, el especialista, no tiene cabida natural en pensamiento moderno divide, especializa, piensa
la pólis, y cuando aparece, como sucede en tantos en categorías; el instinto griego era lo opuesto; pre-
sectores de la vida en el siglo v, se debilita la co- fería adoptar los puntos de vista más amplios, ver
hesión o se exceden los límites naturales de la las cosas como un conjunto orgánico. Los discursos
ciudad. de Cleón y Diodoto mostraban precisamente lo
mismo: los problemas particularés deben ser gene-
ralizados.
Trataremos de ejemplificar esta "totalidad" un
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poco más, empezando con una cosa tan griega como en efecto algo así como "digno de cálida admira-
el propio idioma. ción", y puede usarse indiferentemente en cual-
El que empieza a aprender griego se halla en quiera de estas categorías, como la palabra inglesa
constantes dificultades con algunas palabras que, fine. Tenemos en nuestro idioma vocablos como
según él piensa, deben ser simples, y en realidad 10 estos: "malo", por ejemplo, puede aplicarse a la
son, pero al principio parecen inesperadamente difí- conducta, a la poesía o al pescado, y en cada caso
ciles. Tal es la palabra kalós y su contrario aiskhrós. significa algo distinto, pero en griego es habitual
Le dicen que la primera significa "bello". Él conoce este negarse a especificar la significación.
su equivalente latino pulcher y se queda tan feliz. La palabra hamartía significa "error", "falta",
Lee kalé pólis, "una hermosa ciudad"; Hornero lla- "crimen" o "pecado"; literalmente, significa "errar
ma a Esparta Kalligynaikos, "ciudad de hermosas el blanco", "un tiro fallido". Entonces exclamamos:
mujeres"; hasta aquí todo marcha bien. Pero luego "¡Qué intelectualistas eran estos griegos!" El pe-
lee que la Virtud es "bella", que es "bello morir por cado es precisamente "errar el blanco". ¡Mejor
la patria", que el hombre de alma grande "se es- suerte otra vez! Esto parece confirmarse cuando ha-
fuerza por alcanzar 10 bello"; también que una llamos que algunas virtudes griegas parecen ser tan
buena arma o un puerto espacioso son "bellos". intelectuales como morales, circunstancia que las
Llega así a la conclusión de que el griego tenía un hace intraducibles, ya que nuestro vocabulario debe
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'!IJ
punto de vista esencialmente estético de las cosas. distinguirlas. Tenemos la palabra sophrosyne, lite-
"
Esta conclusión se ve confirmada cuando halla que ralmente "disposición total" o "disposición inva-
la palabra aiskhrós, en latín turpis, entre nosotros riable". Según el contexto significará. "sabiduría"
"ruin" o "desdichado", significa también "feo", de "prudencia", "moderación", "castidad", "sobriedad'
modo que un hombre puede ser ruin no solo en su "modestia" o "auto dominio", es decir, algo Ínte-
carácter sino en su aspecto. Es sumamente encan- gramente intelectual, moral, o intermedio. La difi-
tador de parte de los griegos el convertir la Virtud cultad con esta palabra, como con hamartía, consiste
en Belleza y el Vicio en Fealdad. en que nosofros pensamos más fragmentariamente.
Pero el griego no procedía así en realidad. So- Hamartía, "un mal tiro", no significa "mejor suerte
mos nosotros quienes forjamos esta interpretación otra vez"; significa más bien que un error mental
al dividir los conceptos en categorías diferentes, es tan culpable, y puede ser tan mortal como un
aunque quizás paralelas: 10 moral, lo intelectual, 10 error moral. Para completar nuestra educación, ha-
estético, 10 práctico. El griego no 'lo hacía, incluso llamos que en sectores donde usaríamos términos
los filósofos se resistían a ello. Cuando Platón hace intelectuales, en la teoría política, por ejemplo, el
a Sócrates empezar un argumento diciendo: "Esta- griego usa palabras cargadas de contenido moral.
rás de acuerdo en que existe algo llamado to "Una política agresiva" es posiblemente adikía, in-
KaZón, podemos estar seguros de que va a despistar justicia, aun cuando no sea hybris, "desenfrenada
al ipterlocutor deslizándose, sin esfuerzo, de kalón, maldad"; mientras que "engrandecimiento" o "ex-
"bello", a kalón, "honrado". La palabra significa plotación" es pleonexía, "intento de obtener más de
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lo que corresponde", lo cual es juntamente un error los dioses; y puede construir y tripular un barco,
intelectual y moral, un desafío de las leyes del uni- hacer un surco tan recto como el que más, vencer
verso.
a un joven bravucón en el lanzamiento del disco,
Volvamos a Hornero por un momento. El poeta desafiar a boxear a la juventud feacia, luchar o co-
de la !líada tenía lo que algunos extraviados actua-
rrer, desollar, clespedazar y cocinar un buey, y ser
les piensan que es la cualidad más necesaria para
un artista: conciencia de clase. Escribía solo sobre conmovido hasta las lágrimas por una canción. Es,
en realidad, un hombre completo; posee una areté
reyes y príncipes; el soldado común no desempeña sobresaliente. Lo mismo sucede con el héroe del
ningún papel en su poema. Además, esos reyes y
príncipes están retratados vivamente con todas las poema más antiguo, Aquiles, el más temible de los
limitaciones de su clase y su tiempo; son orgullosos, luchadores, el más veloz de los corredores, y la más
noble de las almas. Hornero nos dice, en un verso
feroces, vengativos, bravos en la guerra aunque la
odien. ¿Cómo pudo ser que estos héroes se con- notable, cómo fue educado. Su padre confió el
virtieran en ejemplares y en una inspiración viviente mozo al viejo Fénix y le pidió que lo ensei1ara a ser
para la burguesía que vino después? Porque, por "un hacedor de discursos y un realizador de haza-
ser griegos, no podían considerarse a sí mismos más ñas". El héroe griego intentó combinar en sí mismo
que en un contexto lo más amplio posible, es decir las virtudes que nuestra propia edad heroica divi-
en su condición de hombres. Su ideal no encerraba día entre el caballero y el clérigo.
nada específicamente caballeresco, como la Hidal- Ésta es una razón por la cual la épica sobrevivió
guía o el Amor; ellos lo llamaban areté, otra palabra como la educación de una época muc.ho más civi-
típicamente griega. Cuando hallamos esta palabra lizada. El ideal heroico de la al'eté, aunque firme-
en Platón, la traducimos por Virtud y por consi- mente arraigado en su propio tiempo y circuns-
guiente se pierde todo su sabor. "Virtud", al menos tancias, era tan profundo y amplio que podía llegar
en algunas lenguas modernas, es casi siempre una a ser el ideal de una época muy distinta.
palabra moral; areté, .en cambio, se usa sin dis- En el pasaje que traduje de la IlíacZo. hay un
tinción en todas las categorías y significa "excelen- detalle que me sorprende como sumamente griego.
cia". Se halla, por supuesto, limitada por su contex- "Acongojóse el Pelida, y dentro del velludo pecho
to; la al'eté de un caballo de carrera es la velocidad; su corazón discurrió dos cosas; o ... matar al hijo
la de un caballo de tiro es la fuerza. Si se refiere de Atreo o reprimir su furor." Tennyson, traducien-
a un hombre, en un contexto general, significará do a Virgilio, escribe refiriéndose a un momento
excelencia en las direcciones en que un hombre pue- similar:
de ser excelente: moral, intelectual, física o prác-
Su rápida mente dividida entre esta y aquella dirección.
ticamente. Así el héroe de la Odisea es un gran
luchador, un astuto intrigante, un orador sagaz, un La mente no es seguramente el -corazón; pero
hombre animoso y experimentado que sabe que mucho nos asombraríamos si Tennyson, o Virgilio,
debe soportar sin muchas quejas lo que le envían al mencionar el corazón o la mente, hubieran he-
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cho referencia al mismo tiempo a algún detalle Olimpia; los Juegos Piticos en honor de Apo]o, los
físico del cuerpo en que se hallaban estos órganos. Juegos Panatenaicos en honor de Atenea. Ademá~,
A Hornero le parece muy natural informar que el se realizaban en recinto sagrado. El sentimiento
pecho era peludo. Él ve simultáneamente al hombre que impulsaba esto era perfectamente natural. El
completo. No vamos a insistir demasiado sobre esto, torneo constituía un medio para estimular y des-
pero nos introduce en otro aspecto de esta totalidad arroBar ]a al'cté humana, y a la vez, una digna
del pensamiento, en que los griegos se diferencia- ofrenda a] dios. Asimismo, se celebraban juegos
ban agudamente de los "bárbaros" y de la mayoría en honor de un héroe muerto, como en el caso de
de los pueblos modernos. La tajante opbsición que Patroclo en la Ilíada. Pero como la al'cté es tanto
el mundo cristiano y el oriental han establecido de ]a mente como del cuerpo, no existe la menor
entre el cuerpo y el alma, lo físico y lo espiritual, incongruencia o afectación en combinar los certá-
era extraña para el griego, al menos hasta la época menes musicales con los atléticos; uno entre toca-
de Sócrates y Platón. Para el griego existía solo el dores de flauta era un punta original de los Juegos
hombre total. La idea de que el cuerpo es la tumba Píticos. ¿Acaso no era Apolo el "Señor de la Lira"?
del alma la encontramos en algunos misterios re- Los juegos estaban destinados a poner a prueba
ligiosos griegos, y Platón, con su doctrina de la ]a al'cté, ]a al'cté del hombre completo, no una ha-
inmortalidad, distinguía, por cierto, entre cuerpo bilidad meramente especializada. Las habituales
y alma; pero a pesar de todo esto, no es una idea pruebas eran una carrera, de unos 200 metros, la
típicamente griega. Para el griego el adiestramiento gran carrera (2,5 kilómetros) , la carrera con
físico constituía una parte importante de la educá- coraza, el lanzamiento de! disco y la _jabaHna, el
ción y no porque se dijera: "¡Cuidado, no debe salto en largo, la lucha, e] boxeo (muy peligroso)
olvidarse él cuerpo!", sino porque solo podía ocu- y ]a carrera de carros. E] gran acontecimiento era
rrírsele adiestrar al hombre total. Resultaba tan el péntathlon: carrera, salto, lanzamiento del disco
natural para la pólis tener sus gimnasios como po- y ]a jabalina, y lucha. Si uno vencía en. todo esto,
seer un teatro o barcos de guerra, y eran utilizados podía considerarse ~m hombre. No hace falta decir
por hombres de toda edad, no solo para ejercicio (lue ]a carrera hoy ]]amada Maratón fue descono-
corporal sino mental. cida hasta los tiempos modernos; los griegos la ha-
Pero son los Juegos, locales e internacionales, brían juzgado una monstruosidad. En ]0 que res-
los que más claramente ilustran este aspecto de la pecta a L;t destreza de los campeones modernos en
mente griega. Suele reprocharse entre nosotros e] juegos como e] golf o el !Ji11ar, los griegos la
que un hombre "haga de los juegos una religión". habrían admirado intensamente y considerado como
El griego no procedía así, sinu en forma tal vez tina cosa exce]ente ... para un esclavo; claro está,
más sorprendente: convertía los juegos en parte de siempre que a uno no se ]e ocurriera nada mejor
su religión. Para ser más explícitos, los Juegos Olím- para S11 esclavo quc adiestrado en esas actividades.
picos, el más grande de los cuatro festivales inter- Para UIl griego era imposible ad<luirir una pericia
nacionales, eran celebrados en honor de Zeus en de este tipo y al mismo tiempo vivir la vida ({ue
238 239
corresponde a un hombre o a un ciudadano. Este por medio de Zeus, y con el favor de Éaco el Héroe,
sentimiento sustenta la observación de Aristóteles y Peleo, y el fuerte Telamón, y Aquiles.
según la cual un caballero debe saber tocar la flau-
ta, pero no demasiado bien. Esto es gran poesía, aun desgajada de su original
El vencedor en uno de los grandes juegos era griego. Para hallar un digno paralelo, hay que acu-
un Hombre. Se le consideraba, además, un Héroe, dir al Eclesiastés. Ésta es la conclusión de una oda
y como tal recibía el homenaje de sus conciuda- e.scrita para celebrar la victoria obtenida en una
danos.~Se le tributaban honores públicos, los cuales lucha en Delfos por un mancebo de Egina.
podían incluir el privilegio de comer en el ayun- No todas las odas de Píndaro son tan sombrías
tamiento por el resto de sus días a cuenta del erario como ésta. Cuando la escribió ya era un anciano
público (algo para complementar la corona de olivo y los de Egina -un amable pueblo dorio que el
silvestre), y, especialmente entre los dorios, cundió poeta quería mucho- estaban amenazados por los
la costumbre de encomendar a un poeta que es- atenienses; de aquí la solemne invocación final a
cribiese un himno coral en su honor, para ser los héroes de Egina. Pero tampoco esta seriedad es
ejecutado en un banquete o en algún festival re- infrecuente. Píndaro no piensa en el simple acon-
ligioso. Así sucede que de los dos poetas más ma- tecimiento atlético -que nunca condesciende a des-
jestuosos y serios de la primera mitad del siglo v, cribir- sino en la al'eté que ha mostrado el ven-
Esquilo y Píndaro, este último nos es conocido cedor. Nada más natural para un poeta griego que
" enteramente (salvo algunos fragmentos de otros
'\1

pasar de ésta a cualquier forma de al'eté, ya sea


11

1,
poemas) como escritor de odas de victoria. A nos- en el individuo o en la pólis. La victoria está vista
.,.; otros nos resulta extraño que un poeta de esta en su contexto más amplio .
jerarquía escribiese odas a los atletas. Lo más sor- Para Píndaro, la excelencia física, moral e inte-
prendente es encontrar en una de esas odas, pasajes lectual -y, agréguese, la simple riqueza- eran par-
como éste:
tes de un todo; razón, quizás, por la cual puede
Píndaro hacer sentir, con su gran poder de atrac-
Quien obtiene de pronto un noble premio
ción, que él es el único verdadero poeta que jamás
en los fecundos años de juventud
se eleva lleno de esperanza; su hombría adquiere alas; haya escrito. Esta suprema concepción de los Jue-
posee en su corazón algo superior a la riqueza. gos, aunque trasmutada por Píndaro en algo más
Pero breve es la duración del deleite humano. elevado que la idea del hombre común, era bastan-
Pronto se derrumba; alguna horrible decisión lo quita de te real; mas a pesar de ello no cesaba de ser "flor
[raíz.
iFlor de un día! Esto es el hombre, una sombra en un
de un día". "Un resplandor brillante se cierne sobre
él, y un esplendor divino", pero esta fusión com-
[sueño.
Sin embargo, cuando el divhw esplendor lo visita, pleta de lo físico, lo intelectual, lo moral, lo espiri-
un resplandor brillante se cierne sobre él, y la vida es dulce. tual y lo sensorial se disgrega. Uno·s veinte años
-Egina, amada madre, guía a la ciudad por el camino de después de la muerte de Píndaro, Eurípides es-
[la libertad cribió un fragmento demoledor sobre los vencedores
240 241
olímpicos, hombres de fuerza muscular, si bien mentalidad griega, su firme creencia en la Raz6n.
carentes de inteligencia, que reciben adulaciones Hay una graciosa, aunque posiblemente ap6crifa,
de una ciudad sin contribuir a ella con nada; y el historia de un filósofo chino a quien se pregunt6
propio Píndaro escribió una oda, la Única superficial sobre qué reposaba- la tierra. "Sobre una tortuga",
entre las suyas, para un tal Jenofonte de Corintb, dijo el fi16sofo. "¿Y sobre qué "reposa la tortuga?"
que parece haber sido un deportista semiprofe- "Sobre una mesa". "¿Y sobre qué la mesa?" "Sobre
sional, cazador de premios y nada más. un elefante". "¿Y sobre qué descansa el elefante?"
Este instinto para ver las cosas como una tota- "No sea preguntón". Sea o no chino, 10 cierto es que
lidad es la fuente de la cordura esencial de la vida este cuento no es helénico. El griego jamás dudó
griega. Los griegos tenían sus pasiones; sus anales ni por un momento de que el universo no es capri-
políticos no están más libres del paroxismo y de choso: obedece a la Ley y, por consiguiente, es
la ferocidad que los de otros pueblos; los famélicos susceptible de una explicación. Hasta en el pre-
exilado s solían arruinar su ciudad si lograban re- filosófico Homero encontramos esta idea, pues de-
gresar y gobernar, fuesen oligarcas o demócratas. trás de los dioses (si bien a veces identificado con
Pero su norma, en todas sus actividades, era un ellos) hay un poder sombrío que Hornero llama
prudente e<luilibrio. Es difícil recordar a algún Anánke, la Necesidad, un orden de las cosas que
griego a <luicn pueda considerarse como fanático; ni siquiera los dioses pueden infringir. La tragedia
los excesos religiosos de Oriente o de la Edad Media griega está forjada sobre la fe en que la Ley reina
no tienen cabida en la vida· de la Grecia clásica, en los asuntos humanos y no el azar. En el Edipo
"
ni tampoco los menos interesantes excesos de nues- Rey, de Sófocles -para tomar un ejemplo un tanto
I :¡
tra época, tales como el mercantilismo. El griego difícil-, se profetiza antes del nacimiento de Edipo
conocía el éxtasis místico, y lo buscaba, en los (Iue él matará a su padre y se desposará con su
cultos de Dioniso, pero esto el'a parte de un definido madre. Ejecuta estas dos cosas, ignorándolo por
eS<luema de las cosas. Tiene una gran significación completo. Pero la obra sería una tontería si la in-
la leyenda religiosa de que durante tres meses al terpretamos como .que el hombre es juguete de un
ai'ío Apolo abandonaba a Delfos y Dioniso ocupaba destino maligno. Lo que Sófocles quiere decir es
su lugar. Eurípides bosqueja el retrato de un exal- que en la más compleja y aparentemente fortuita
tado: Ilipólito, el puro y virginal adorador de la combinación de acont'ecimientos existe un designio,
diosa virgen Artemisa, que no honra a Afrodita, la aunque no podamos llegar a comprenderlo. Como
diosa del amor. La Edad Media hubiese hecho de los dioses pueden ver el designio total, Apolo pudo
él un santo, Eurípides lo convierte en un trágico vaticinar lo que haría Edipo. En Esquilo, la Ley
inadaptado; el Hombre debe rendir culto a ambas es más simple: es la ley moral. El castigo sigue a
diosas, aunque puedan parecer antagónicas. Hipó- la hybris como la noche al día. Por esta firme fe en
lito es destruido por Afrodita, a quien desprecia, y la Ley considera Whitehead a los poetas trágicos
su Artemisa nada puede hacer para protegerlo. griegos, más que a los filósofos primitivos, como los
Debemos ahora considerar otro aspecto de la verdaderos fundadores del pensamiento científico.
242 243
Pero podemos ejemplificar esta instintiva creencia te, aferrado a los problemas morales, religiosos y
en la Razón más fácilmente a partir de los pri- sociales. La especulación sobre el universo físico
mitivos filósofos, por escasa que sea nup-stra in- se había dedicado más al inútil problema de cómo
formación sobre ellos. éste había llegado a la existencia que a la forma
como marchaba.
La especulación griega sobre el origen y natura-
leza del universo de ningÚn modo comienza donde Lo que sabemos de Tales es muy poco, extraído
la mayoría de las historias de la filosofía la hacen de posteriores filósofos e historiadores de la filo-
comenzar, es decir con Tales de ~'Íileto, pero sin sofía, pero es muy signibcativo. Había aprendido
duda él fue el primero que expresó sus ideas en bastante astronomía como para predecir que du-
términos lógicos y no mitológicos. Tales, en su con- rante el año 58.5 el sol sufriría un eclipse total. El
dición de mercader, había viajado a Egipto y allí eclipse se cumplió puntualmente, en el día que
aprendió algo de la matemática egipcia y de la para nosotros es el 28 de mayo. Aplicó sus conoci-
astronomía caldea. Los caldeos habían llegado a mientos de gcometría al problema de medir la uis-
un considerable conocimiento de la conducta de tancia ue un buque en el mar, y se dice que también
los fenómenos celestes, aunque el motivo que los contribuyó al progreso del arte de la navegación
impulsó a ello no fue la mera curiosidad. Eran un y perfeccionó el calendario. Era, sin duda, un hom-
pueblo práctico: utilizaban la astronomía para algo bre práctico; y -como buen griego- se interesaba
tan importante como la regulación del calendario; en la política, pues (segÚn Heródoto) sugirió a las
además, lo mismo que nuestros lectores de los pe- desordenadas ciudades jónicas que debían formar
riódicos dominicales, deseaban conocer lo que su- una liga política con su centro en Teas. Se cuenta
cedería próximamente y suponían (lue las estrellas de Tales la habitual historia del profesor distraído:
se lo contarían. (Los griegos -en la época clásica- que una vez iba caminando y por mirar al cielo se
tenían un formal desprecio por la astrología.) Los cayó en un pozo; pero Aristóteles refiere una his-
caldeas habían alcanzado excelentes resultados en toria de otra índole, en que aparece como un .filósofo
la aritmética comercial, así como los egipcios lo no tan desinteresado. Se le reprochaba a Tales que
habían hecho en la geometría práctica. ("Geome- perdiese el tiempo en tareas ociosas. Por consi-
tría" es en griego "medida de la tierra".) Los egip- guiente, previendo por ciertas señales que la pró-
cios constituían un pueblo muy inteligente; habían xima cosecha de aceitunas sería abundante, adquirió
medido la pendiente del Nilo sobre una extensi6n de anticipadamente una concesión sobre todas las
1.100 kil6metros con un error de solo unos pocos cen- prensas o lagares de Lesbos. Cuando llegÓ la abun-
tímetros; y habían descubierto, y utilizado, la solu- dante cosecha y todos quisieron obtener su aceite
ci6n del problema según el cual, en un triángulo rec- en seguida, tuvieron que acudir a Tales por el lagar.
tángulo, el cuadrado de la hipotenusa es igual a la Demostró así que un filósofo puede ganar bastante
suma de los cuadrados de los dos catetos. Los . dinero, si es que juzga conveniente hacerla.
griegos no habían logrado nada comparable a esto; Mas lo importante que hizo Tales fue formularse
su pensamiento había permanecido, invariablemen- una simple pregunta y dar tina respuesta incorrecta.
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T''''- --~---

La pregunta era: ¿De qué está hecho el mundo? vadas en las canteras de Siracusa. Estos hombres
La respuesta: De agua. eran muy capaces de utilizar á la vez sus ojos y
Hay aquí muchos puntos interesantes. El primero sus mentes, y no necesitamos suponer que la res-
es la simple formulación de la pregunta. Estos puesta de Tales se basaba sólo en el razonamiento
griegos, pese a ser hombres prácticos, tenían pasión abstracto.
por hacerse preguntas inútiles. Así, por ejemplo, Pero lo más significativo de todo es el hecho de
Heródoto va a Egipto, aHí encuentra un dios que que él supusiese que, a pesar de las apariencias, el
(para él) es Heracles, pero mucho más antiguo. mundo no consistía en muchas cosas sino en una so-
Llega a la conclusión de que los griegos conocieron la. Y aquí encontramos un aspecto permanente del
a Heracles a través de los egipcios, y así, ansioso pensamiento griego: el universo, tanto el físico como
de aclarar el enigma, hace un viaje especial a Tiro, el moral, no debe ser solo racional, y por consi-
donde se entera de que hubo un antiquJ5>imotemplo guiente cognoscible, sino también simple; la mul-
dedicado a este dios, y luego otro viaje a Tasas. tiplicidad aparente de las cosas es sólo superficial.
Esta indagación, guiada solo por el desinterés, es Veremos en seguida que los dramaturgos griegos
característica de los jónicos en particular. Pero pensaban precisamente del mismo modo: "No te
volvamos a Tales. Éste desea saber algo totalmente distraigas en la variedad y riqueza aparentes de
inútil -su pregunta jamás se le hubiese ocurrido a
la vida, desciende a la verdad simple." Si Tales
un romano- y presume que puedc ser respondida.
hubiese conocido a un químico del siglo XIX y le
¿Por qué método llegó a su respuesta? Lo ignora- hubiese oído decir que existían sesenta y siete ele-
mos en absoluto, pero, puesto que conocemos el
mentos (o cualquier otro número), llubiese obje-
modo cómo trabajaban algunos de sus sucesores
tado que esa cantidad era excesiva. Mas, por el
inmediatos, incluyendo al excelente Heródoto, po- contrario, si hubiese cambiado ideas can un físico
demos hacer algunas conjeturas. El agua es omni-
presente; rodea la tierra, cae del cielo, brota del del siglo xx y éste le hubiese exp1icado que los ele-
mentos son en verdad combinaciones distintas de
suelo. Además, forma deltas, como muy bien sabía
Tales. También es un componente de muchos cuer- una sola cosa, él hubiese replicado: "Esto es lo
pos, y tiene la propiedad de ser a. su vez sólida, que sostuve siempre." _
líquida o gaseosa. Con respecto a la común creencia Antes de abandonar a Tales quizás sea necesario
de que estos primitivos especuladores griegos eran señalar su completa liberación de cualquier forma
puramente teóricos, conviene señalar que Empédo- de misticismo religioso, contrariamente a lo que
cles utilizó un odre de vino para probar que el podía esperarse de un pensador cuyos predecesores
aire era una sustancia material, y un reloj de agua se han expresado todos en términos mitológicos. No
para demostrar la presión atmosférica, y que Jenó- nos hubiera sorprendido si este fil~sofo hubiese
fanes fudamentaba una teoría de los cambios geo- afirmado que los elementos del mundo· eran tres o
lógicos en la existencia de conchas marinas en las siete o algún otro número sagrado. Nada de esto
montañas y en las huellas de algas y peces obser- se ve entre los jónicos, aunque hay un misticismo
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.••...

bastante fuerte en una escuela que mencionaremos mente de los dioses y los Titanes. Este jónico su-
en seguida: los pitagóricos. ponía que todas las criaturas vivientes surgieron
Es imposible dar un resumen escueto del curso del agua cuando ésta se evaporó por la acción del
seguido por el movimiento filosófico iniciado por sol, y que el hombre fue en un origen un pez. Aquí
Tales. Podemos, sin embargo, mencionar algunos hemos de advertir, para ilustrar su capacidad men-
de sus desarrollos; en todos se advertirá una gran tal, que este filósofo n0 se limitó a aceptar una
audacia de pensamiento. Es como si la mente hu- nueva y quizá adversa hipótesis, constreñido por
mana dejara de hacer pie y empezara a nadar. y un cúmulo de pruebas científicas que no podía
nadase con asombrosa seguridad. rebatir, pues hasta la fecha en que Aristóteles dio
Anaximandro fue el sucesor inmediato de Tales, a conocer sus trabajos se careció, sobre estos temas,
otro hombre práctico. Hizo el primer mapa y con- de un conjunto de hechos observados y clasificados.
dujo una colonia desde Mileto a Apolonia. Parece Por otra parte, su teoría no es un hallazgo fortuito.
que sostuvo que la suprema realidad física no podía Se basa, parcialmente, sobre el razonamiento puro.
ser ella misma una de las sustancias físicas, y así Los demás animales muy pronto se bastan a sí mis-
sustituyó el agua por "algo indefinido", sin pro- mos, el hombre necesita un largo período de lac-
piedades, pero que contenía "oposiciones" dentro tancia; no habría sobrevivido, si siempre hubiese
de sí, tales como lo caliente y lo frío, lo húmedo sido así; por consiguiente -y éste es el punto in-
teresante- el hombre se ha' desarrollado de otros
y lo seco. Mediante estas oposiciones, y por la
influencia de un movimiento eterno, los objetos de animales. Distintas conclusiones son lógicamente
los sentidos son formados de lo Indefinido y a él posible, pero sucede que Anaximandro había ob-
vuelven cuando se destruyen. Tuvo también la servado las costumbres del tiburón liso (Galells
concepción de un equilibrio de fuerzas en la na- levis), un pez que tiene caracteres mamíferos. Igno-
turaleza, que expresa con el término díke, el cual ramos qué otros argumentos pueden haberlo im-
en un contexto diferente significa "justicia". El mo- pulsado, pero podemos ver que fue lina síntesis del
vimiento eterno estaba representado como un re- razonamiento pur~, con la observación 10 que lo
molino o vórtice con la tierra en el centro, una llevó a establecer una teoría que provocó espanto
idea que capacitaba a Anaximandro para mejorar cuando fue repetida a nuestros abuelos.
la doctrina de Tales de que la tierra (plana) reposa Una mayor confianza en la razón se dio en la
sobre el agua; Anaximandro sostenía que aquélla escuela eleática, especialmente en Parménides y
se halla libremente suspendida en el espacio, equi- Zenón, el inventor de las famosas paradojas. Éstos
distante en cualquier dirección de la periferia del sometieron las teorías físicas de los jónicos a un
vórtice. examen lógico, y, por razonamiento metafísico, lle-
varon a la teoría atómica. La reflexión de Parmé-
Éste era un notable adelanto, y la libertad del
pensamiento de Anaximandro se advierte sin es- nides puede formularse así: el no-sé no es; es
fuerzo en sus especulaciones sobre el origen de la decir que la nada no es. Por consiguiente, lo que
raza humana, que la mitología derivaba indirecta- es, es eterno, pues si así no fuera, debería haber
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surgido de la nada o terminar en e11a; y la nada dos y el invariable, perfecto y cognoscible mundo
no existe. El movimiento es una ilusión, pues una de la Realidad es el fundamento del platonismo.
cosa solo puede moverse avanzando en el espacio No solo los filósofos tienen este hábito mental de
vacío, es decir en la nada. La materia es uniforme, desdeñar lo que está en la superficie -las aparien-
pues no 'puede mezclarse con la nada para rarifi- cias transitorias de las cosas, su multiplicidad y
carse; el Universo es un plenum inmóvil, uniforme, variedad- y tratan de 11egar a la simple realidad
esférico. , interior. ¿Acaso no encontramos algo similar en
Un absurdo, naturalmente, pero el investigador la escultura griega, la cual, por lo menos hasta co-
moderno no desdei':ía el resultado negativo. La in- mienzos del siglo IV, no intentó para nada repre-
vestigación de las leyes de la lógica fue un resultado sentar al individuo y en cambio se esforzó en per-
del pensamiento de Parménides; el otro fue la teo- feccionar su representación del atleta o el dios?
ría de Leucipo y Demócrito, quienes aceptaron la También encontramos algo parecido en la tragedia
concepción de Parménides sobre el universo, pero griega. Entre el drama griego y nuestro drama clá-
postularon un número infinito de e110s y también sico existe la misma diferencia que entre la arqui-
un espacio vacío en que pudieran moverse. Éstos tectura griega y la gótica, y estas diferencias escla-
eran los átomos, que constituían todo lo que existe recen el hábito mental a que nos referimos. La
y que se reunían y separaban de nuevo por un arquitectura gótica se complace en la multiplicidad,
movimiento natural. en los mayores contrastes de luz y sombra, en la
Otro problema debatido fue la naturaleza, y ornamentación que extiende sobre todo el dominio
también la posibilidad del conocimiento. Había sido de la naturaleza: pájaros, animales y flores, figuras
universalmente aceptado que la Realidad· consti- de reyes, santos y ángeles y también figuras gro-
tuía algo estable, pero Heráclito, un escritor oscuro tescas. Igualmente la tragedia isabelina, en su
y sibilino, sostuvo la alarmante doctrina según la apii':íado y variado escenario, presenta tQda la com-
cual era verdad lo contrario: la esencia del universo plejidad y riqueza de la vida: reyes y ciudadanos,
es el cambio; todo se ha11a en estado de constante consejeros y solda?os, amantes, cómicos, nii':íos,ha-
fluir. No se puede entrar dos veces en el mismo río, das. Todo está allí. Se ha dicho que una catedral
pues la segunda vez no es ya el mismo, proposición . gótica nunca está terminada, y, a la inversa, Sha-
que un sucesor enmendó agudamente: "No se pue- kespeare ha sido a menudo abreviado; pero ¿quién
de estar una sola vez en el mismo río", pues éste podría agregar algo a un templo griego que no fuese
cambia mientras uno está en él. ¿Se puede sostener una excrecencia superflua, o cortar una escena de
que una cosa es, si siempre se está convirtiendo un drama griego sin volverlo ininteligible?
en algo diferente? ¿Es posible formular un juicio La razón de estas diferencias no reside en que
firmp. sobre cualquier cosa? Esta filosofía de He- los griegos tuvieran un superior sentido de la fonna,
ráelito tuvo una profunda influencia sobre Platón, o una imaginación inferior o sintiesen' menos inten-
pues la distinción entre el cambiante, imperfecto samente el goce de vivir, sino que pensaban de
y esencialmente incognoscible mundo de los senti- manera distinta. Tal vez un ejemplo aclare esto.
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El lector debe considerar, teniendo en su mente los los Cielos) siempre es inex:.Jrablemente castigada.
dramas históricos de Shakespeare, el Único drama En el drama, Jerjes es vencido por Zells, los griegos
griego existente sobre un asunto histórico, los Per- no son más que intermediarios, y también la ver-
sas de Esquilo, escrito menos de diez años después dadera alma de Grecia. Esquilo dramatiza no el
del acontecimip-nto de que trata, y representado hecho, sino su significación esencial; y si los acon-
ante el pueblo ateniense que tan importante papel t('cimientos históricos, en alguna circunstancia, no
desempeñó en la lucha, y por añadidura, justamente expresan con bastante claridad la situación íntima,
al pie de la Acrópolis que los persas habían sa- Esquilo los modifica, ejemplificando así por antici-
queado y profanado. Cualquiera de los dramaturgos pado la afirmación de Aristótcles de (Iue la poesía
isabelinos nos hubiera presentado un panorama es más filosófica que la historia.
de toda la guerra, sus momentos de desesperación, Ya empezamos a percibir la conexión entre mu-
esperanza y triunfo; veríamos en escena a los con- chas de las cualidades del griego, entre su confianza
ductores que planearon la victoria y algunos de en la Razón, su extraordinario sentido de la forma,
los soldados que la obtuvieron. En los Persas no su amor por la simetría, su propensión creadora o
vemos nada de eso. La escena transcurre en la constructiva, su tendencia a confiar en el razona-
capital persa, la acción es vista solo con ojos per- mientf) a priori. Sin duda hay varios senderos que
sas, se simplifica tanto el curso de la guerra que atraviesan esta selva de nociones, pero así como
la batal1a nayal de Artemisio no es mencionada, ni hemos recorrido la época de Tales a Esquilo, siga-
tampoco la heroica defensa de las Termópilas, y mos desde este punto.
ni un solo griego es Jlamado por su nombre. El He insinuado que el instinto que impulsó a )os
contraste no podría ser mÚs completo. primeros filósofos a través del aspecto exterior de
Alegar (IlIe el escenario ateniense y la forma la naturaleza hasta una supuesta realidad y unidad
dramÚtica griega no permitían un tratamiento realis- <Iue estaban debajo, es el mismo que muestra el
ta de la guerra, es sin duela cierto, pero no bastante poeta trágico que no dramatiza el curso de la gue-
convincente. El verdadero punto de la cuestión está rra, sino que usa los hechos de ésta -algunos de
aquí en que tanto el escenario coino la forma dra- el1os- a fin de presentar lo que él juzga ser su
mática son lo que son, debido a que los autores auténtica significación. Así pues, porque el artista
no tenían deseo alguno de ser realistas. Son los griego siempre percibe la realidad de esta manera,
dramaturgos (IlIienes hacen el teatro y la forma él, en un sentido especial, construye y crea cons-
dramática y no el teatro y la forma los que mandan tantemente. Es muy cierto que todos los artistas
a los dramaturgos. Pero todos los detalles de la rcalizan esto, pero no todos lo hacen del mismo
obra nos resultan naturales y también necesarios, modo. Hay una diferencia sustancial entre brindar
c(¡ando comprendemos que Esquilo no tenía inten- un cuadro de la vida forjando una síntesis, me-
ciÓn de escribir una pieza "histórica", sino un drama diante la selección significativa, la combinación y
sobre la idea de que la lrybris (en este caso el el contraste, e interpretarla a la manera griega. Lo
imperdonable desafío de Jerjes a la voluntad de uno llcva a ]a variedad y a la expansión, lo otro a la
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sencillez y a la intensidad. Como el griego no emprendiera; más tarde su amante, Egisto, viene
intenta dar un cuadro representativo de la vida, sino a decir que él 10 merece, por una razón distinta.
expresar una concepción, lo más enérgica y clara- Esto es todo. Tanto Esquilo como Shakespeare
mente que pueda, la forma lograda es mucho más disponían de un extenSo y complejo relato para
lógica y tensa. Quizás contribuya a aclarar este trabajar sobre él La diferencia reside en que Es-
aserto una comparación entre dos dramas que tie- quilo rompe el suyo en fragmentos y con ellos
nen en común su utilización de un enorme material empieza a construir un drama sobre cierta concep-
histórico: Antonio y Cleopatra y Aga11lenón. Sha- ción de la justicia: en pocas palabras, que la jus-
kespeare toma su asunto de _Plutarco y, dicho en ticia retributiva aplicada como venganza lleva al
pocas palabras, pone en su drama 10 que haBa caos. Su estructura no es el relato, sino aqueBa
en este autor. PIutarco, como historiador, refiere en concepción. Desecha los restos de la historia que
el curso de su narración que uno de los capitanes no le interesan, por ejemplo, el relato de la guerra
de Pompeyo le sugirió el ingenioso plan de embar- o la seducción de Clitemnestra por Egisto, y en
carse con los triunviros y arrojados al mar. Sha- cambio emplea los que desea, pero no en orden
kespeare lee esto, intuye que constituiría una buena cronológico, sino en el que a él le conviene. (Podía
escena y 10 pone íntegramente en su drama. No tratar la historia de este modo pórque su auditorio
está muy claro lo que esto tiene que hacer con la ya conocía su plan general. Una gran ventaja de
trágica pasión de Antonio y Cleopatra (que es, a utilizar el mito consistía en que el dramaturgo se
mi parecer, de 10 que trata la pieza), pero contri- libraba de la tediosa tarea de la exposición.) En
buye a dar profundidad y perspectiva a todo el este sentido especial, crea algo nuevo; la Forma
espectáculo, y como existen ciertamente seres bru- está totalmente bajo su control. Su tema, el crimen
tales como Menas, no hay nada que replicar. En castigado por el crimen que a su vez debe ser
lo que respecta al Agamenón, me costaría un lar- castigado por otro crimen, el poeta lo expone una
guísimo párrafo resumir 10 más brevemente posible primera, una segunda, una tercera vez, en una ten-
el material legendario utilizado realmente por Es- sión siempre creciente, y el resultado es una estruc-
quilo: el rapto de Helena, la expedición a Troya y tura lógica, bella y poderosa. Todas las tragedias
su triunfo, la historia de Casandra, el asesinato griegas están así forjadas sobre una concepción
de Agamenón y de Casandra, incluso la lucha en única y nada se admite que no contribuya directa-
la generación anterior entre Ateo, el padre de Aga- mente a ella. En realidad, en las obras griegas es
menón, y su propio hermano. Vemos aquí la ex- Menas el que es arrojado al mar. De aquí la fuerza
tensión del material, pero la intriga es muy breve. y claridad de estos dramas. Se ha dicho que hay
Se anuncia que Agamenón regresa al hogar, luego tantos Hamlets como actores capaces de representar
aparece y trae consigo a la princesa cautiva Ca- ese papel; esto no podría decirse de nipguna tra-
sandra; su mujer Clitemnestra los mata a los dos; gedia griega. La relación entre el sentido y la forma
ella dice que él lo merece por haber sacrificado es tan lógica que puede desecharse sin ninguna
su hija a Artemisa para que esta expedición se duda cualquier interpretación torcida. Si ella no
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da cuenta de todos los dctaIJes del drama, cs falsa, todas clases, 'incluyendo el ritmo, se vuelve inex-
pues la interprctación verdadera lo explica todo. presablemente tediosa. El vicio estilística griego
Tal es, a mi parecer, el origen de la lógica y la no era la incapacidad formal sino el formalismo
claridad, tan evidentes en el scntido griego de la espurio.
forma. El artista tiene una idea nítida de lo que Pero al griego no sólo le complacía que sus
va a decir y domina por completo su material. Es creaciones fuesen simétricas, o arquetípicas; tam-
igualmente evidente el amor griego por la simetría. bién creía que el universo en su conjunto debía
Esto tiene algunas ramificaciones intcre:::antes; adon- ser proporcionado. Esto· era lógico. En las obras
de quiera que miremos haIJamos la, atracción del del Hombre, la Razón y la Perfección asumen una
modelo y del equilibrio. Observemos primero uno forma armónica; el Hombre es parte de la Natu-
o dos sectores en que tal cosa salte a la vista. Ya raleza; por consiguiente también ésta, al estar ba-
hemos mencionado la arquitectura. La irregulari- sada ex hypothesi sobre la Razón 1, será simétrica.
dad del plan que se da en casi todas las catedrales No faltan indicaciones sobre la proporción de
góticas sugiere a nuestras mentes la idea de energía la naturaleza. En el curso del año la oscuridad
dinámica, de vida; a una mente griega esto sólo equilibra la luz y el frío hace otro tanto con el
le sugeriría algo detcstable, una imperfección. El calor. Hasta los vientos inconstantes observan una
edificio perfecto, ejecutado como ha sido concebido, estabilidad general y los movimientos regulares de
será naturalmente simétrico. Ahora vayamos a la las estrellas eran conocidos desde hacía mucho
prosa griega, con su pasión por el e(]uilibrio y la tiempo; sólo escapaban los planetas, los astros
l' antítesis, a menudo empleadas hasta el exceso. En "errantes". Simetría, Ley y Razón no son sino as-
los buenos escritores o hablantes, la antítesis pro- pectos distintos de una misma cosa.
cede directamente de la agudeza de la inteligencia Por consiguiente el griego tendía a imponer nor-
que analiza una idea en sus partes componentes. mas fijas donde en realidad no se encuentran, así
(Un buen ejemplo es una anécdota sohre Temís- como se fundaba en la Razón allí donde hubiese
tocles que sería una lástima no citar en algún lugar sido más prudente utilizar la observación y la de-
de este libro, pues es archigriega. Un hombre en- ducción. Los primitivos geógrafos son una prueba
vidioso de una isla insignificante, Ilamada Sérifo, de esto. Heródoto en Egipto fue sugestionado enor-
dijo a TemístocIes que éste debía su fama no tanto memente por el Nilo y realizó todas las indagaciones
a sus propios méritos como al hecho de ser ate- que pudo sobre sus fuentes. Alguien le contó una
niense. "Algo de eso hay -respondió TemístocIes-; historia, de origen desconocido, sobre ciertos jó-
yo nunca habría llegado a ser famoso si huhiera
1 La palabra griega para designar la Razón, en este sen-
sido de Sérifo, y tampoco hubieras negado tÚ si tido, es lógos, de donde procede el adjetivo "lógico". Haoi-
fueras ateniense.") Pero a veces, incluso en TucÍ- tualmente lógos se traduce mal por "palabra":. es más bien
dides, la segunda parte de la antítesis es puramente "discurso", o la idea comunicada por el discurso. "En e1
formal, y en el estilo en prosa elaborado por algunos principio era la Palabra" significa en realidad "En el prin-
cipio era la Concepción."
sofistas, la antítesis, reforzada por paralelismos de
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venes aventureros de tina tribu fluC vivía cerca de Así empieza un ensayo "Sobre la medicina anti-
Sirtis (el Golfo de Sutra). Estos jóvenes empren- gua", el cual ha llegado hasta nosotros con el nom-
dieron la marcha hacia el sur a través del desierto bre de Hipócrates de Cos, la figura más importante
de Libia y, después de un peligroso viaje, fueron en la medicina del siglo v. Si Hipócrates escribió
conducidos por unos pequeños hombres negros (los o no en realidad este' ensayo es cosa que ignoramos
Pigmeos). Detrás de la ciudad de éstos corría un y que carece d~ importancia; lo significativo es la
gran río, en dirección de oeste a este,. lleno de protesta del científico contra el filósofo a priori.
, cocodrilos. El informante de Heródoto sospechaba Este último, que llegaba a la medicina de las vastas
que este río fuese el Nilo y -decía Heródoto- "la regiones de la fiJosofía natural (tal cual ellos la
razón lo apoyaba", La razón es la simetría natural, entendían), forjaba "hipotesis" generales -no hi-
pues así como el Nilo divide en dos el África, pótesis científicas, que son teorías provisionales
también el Danubio divide en dos a Europa, y la urdidas para explicar los hechos observados-, sino
boca del Danubio es directamente opuesta a la generalizaciones sin apoyo, semejantes a los axio-
del Nilo. El Danubio nace en el lejano oeste, "en- mas matemáticos. Esto -agrega nuestro escritor-
tre los celtas, junto a Ja ciudad de Pirene", dice
se compadece muy bien con los impenetrables mis-
Heródoto, que había oído el nombre de los Piiineos, terios como los que suceden en el cielo o debajo
pero los asimilaba a un lugar o a un pueblo. Nada
de la tierra, pero no es el modo de ocuparse de
entonces más congruente que. el Nilo, por su parte,
un "oficio" (o un "arte"" pues la palabra griega
tuviese también su fuente, lo mismo clue su desem-
tékhne significa ambas cosas). La base de la medi-
bocadura, opuesta a la del Danubio. Esta manera
cina -prosigue diciendo- es conocida desde hace
de reflexionar es muy caractérÍstica de la primera
época de la geografía griega; el que hizo la tierra, largo tiempo, tanto sus principios como su método.
Este método ha facilitado muchos descubrimientos
cualquiera fuese, la hizo correctamente, es decir
en forma ~imétrica. excelentes, y lo que falta será descubierto, si el
El otro punto, el que los griegos utilizasen el investigador competente no ig~ora lo que ya se
Logos donde deberían haber utilizado métodos cien- ha aprendido y establece en ello la base de sus
tíficos, puede ejemplificarse con una controversia estudios posteriores. Pero el hombre es a la vez
en la historia de la medicina griega. la víctima y la causa del error, puesto (lue rechaza
Hay escritores de medicina que consideran, como la base y desprecia estos principios metodológicos e intenta
de su estudio, algunas hipótesis elegidas arbitrariamente proseguir la investigación de otra manera. Tal ca-
-lo caliente y lo frío, lo húmedo y lo seco-; cualquiera mino es intransitable y yo probaré por qué.
cosa que les parezca conveniente. Así reducen el número Esto equivale a decir que, en una ciencia en
de las causas de enfermedades o de muerte entre los hom-
bres, convirtiéndolas todas en una. Estos autores están equi- que existía la posibilidad de establecer un cuerpo
vocados en muchas de sus formulacioncs 2, pero su peor de verdades, mediante la observación y el experi-
error es que están ejerciendo un arte muy importante. mento, hubo griegos que pudieron mostrar su es-
2 El texto es aquí inseguro. píritu científico. Ya vemos esto en la descripción
que hace Tucídides de la peste. Relata menuda-
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mente sus efectos físicos, y también sus consecuen- ejercicios físicos fuera de lo habitual. Primer día: desarreglos
cias mentales y morales, e inicia su descripción intestinales, frecuentes aunque no muy abundantes; eva-
cuaciones biliosas, orina escasa, negruzca, insomnio, sed. Se-
con estas palabras: "Cualquiera, sea médico o gundo día: todos los síntomas empeorados; excreciones más
profano, puede opinar sobre el origen probable de desfavorables, insomnio, trasto:nDS mentales, ligero sudor.
la peste y sobre las causas que, según él, han pro- Tercer día: malestar, sed, náuseas, agitación constante, do-
ducido semejante desorden. Por mi parte, descri- lores, delirio, extremidades lívidas y frías; hipocondrio cons-
biré solamente cómo fue y seiíalaré los síntomas trei1ido en ambos lados y más bien fláccido (?). Cuarto
día: insomnio, empeoramiento. Quinto día: muerte. Alrede-
que permitirían reconoeerla si alguna vez volviese; dor de los 20.
pues yo fni atacado por ella y observé personal-
mente a otros que la padecieron." Hay un estudio crítico de las Epidemias, escrito
Ésta es la actitud científica; Tucídides no entrará en el siglo XIX (citado por el doctor Jones ), que
en generalizaciones sin apoyo. ¿Puede darse algo es sugestivo porque demuestra que su autor no ha
más científico que el siguiente pasaje de los Prc- entendido en absoluto el sentido de la obra. Para
ceptos? a este comentarista el médico anónimo que compuso
las Epidemias es deliberadamente un impasible
En medicina se debe prestar atención no a la teoría plau-
sible (logismós), sino a la experiencia y a ]a razón (higos) testigo del sufrimiento humano y nada hace para
juntamente ... Estoy de acuerdo con la teorización, siempre mitigarlo. En efecto, menciona una o dos veces su
(lue se base en hechos, y efectúe de manera sistemática sus tratamiento -por ejemplo, "los fomentos calientes
deducciones de 10 observado ... Pero las conclusiones extraí-
no daban ningún alivio"- pero la verdad es que
das de la sola razón no prestarán ningún servicio, sólo ser-
virán las extraídas de los hechos observados. él escribe como patólogo más que como médico y
se atiene a este punto. En este caso, el griego era
De esta cuidadosa observación de los hechos más científico de lo que creía su crítico moderno.
tenemos una excelente muestra en las Epidemias, Estas citas muestran claramente que había grie-
aparentemente el registro de casos de un médico gos que entendían y seguían procedimientos cien-
viajero. El escritor muestra su vigor expositivo. En tíficos, pero que otros utilizaban simples métodos
primer lugar anota el tiempo reinante, luego esta- a priol'i. Citemos al doctor Jones: "Cuando el origen
blece el curso general de la enfenueclad de sus divino de la enfermedad fue poco a poco descarta-
pacientes, señalando la edad, sexo y otros detalles do, s.e hizo sentir otro elemento, igualmente per-
turbador, y opuesto al progreso de la medicina
que pueden ser importantes. Doy el siguiente ejem-
plo típico porque es breve y señala el nombre de científica. La filosofía desalojó a la religión. La
un interesante lugar: filosofía griega buscaba la uniformidad en la mul-
tiplicidad de los fenómenos, y el afán de hallarla
El joven que se haIlaba enfermo en el Mercado de los
llevaba a la conjetura y al desprecio de los hechos
Mentirosos empezó a tener fiebre después de correr y hacer
con el intento de bosquejar una teoría omnicom-
3 Hipócrates (Locb Class., 1, sig.) editado por W. H.
prensiva. El mismo impulso que llevó a Tales a
S. Jones. afirmar que todo era agua, condujo al autor de un
;;¡60 261
tratado (Iue figura en el corpus hipocrático a sos-
tener que todas las enfermedades eran causadas
que ]a diferencia entre 6 X 6 Y i X 5 era la mis-
ma, y con creciente entusiasmo descubrí, y demos-
por el aire. Como dice Daremberg, los filósofos tré algebraicamente, la ley por la cual este pro-
trataban de comprender la naturaleza mientras ce- ducto debe ser siempre uno menos que el cuadrado.
rraban sus ojos." No se piense que los griegos El paso siguiente consistía en considerar' la con-
fueron los Únicos en obrar asÍ. La mente humana ducta que mostrarían los productos sucesivos calcu-
es muy propensa al emocionante ejercicio de saltar lados partiendo desde el cuadrado inicial, a cuya
por encima de ]os obstáculos como si no existieran. base se le fuera sumando y restando sucesivamente
La teoría nwdieval de la mÚsica, por ejemplo, es- una unidad;' y con gran satisfacción me revelé
taba a veces tan eOlnplicadamente confundida con a mí mismo todo un sistema de comportamiento
la doctrina de la Trinidad (Iue hoy nos resulta numérico acerca del cual mis profesores de mate-
un tanto incongruente. mática me habían dejado (me complazco en de-
Pero no nos creamos superiores a aquellos griegos cirio) en la más completa ignorancia. No sin
que "cerraban sus ojos". Ellos mantenían, en cam- asombro forjé la serie 10 X 10 = 100; 9 X 11 = 99;
bio, sus mentes muy abiertas, y aunque sus ojos 8 X 12 = 96; 7 X 13 = 91. .'. Y haHé que las dife-
cerrados hayan atrasado el desarroHo de la ciencia, rencias eran sucesivamente, 1, 3; 5, 7 ... : la serie
sus mentes abiertas los guiaron a dominios igual- de los nÚmeros impares. :\lás maravilloso fue el
mente importantes: la metafísica y la matemática. descubrimiento de que si cada producto sucesivo era
La matem<Ítica es quizás el más característico restado del original 100, se producía la serie 1,
de los descubrimientos helénicos, y uno de los que 4, 9, 16. ,. Nadie me había dicho nunca y. yo no lo
más entusiasmo provocó en e]]os. Comprenderemos había sospechado, (Iue los nÚmeros forjaran entre
mejor a (Iuienes cerraban sus ojos ante los hechos, si sí estos graves y hermosos juegos, de la eternidad
no olvidamos la convicción griega de que el uni- a la eternidad, independientemente (en aparien-
verso es un conjunto lógico, y por consiguiente cia) del tiempo, el espacio y la mente humana.
simple (a pesar de las apariencias) y probable- Era una impresion~nte ojeada en un universo nue-
mente simétrico, y luego tratamos de imaginamos vo y perfecto.
el impacto que la matemática elemental produjo Entonces comprendí cómo se sentirían los pita-
en sus mentes. góricos cuando realizaban estos mismos descubri-
Sucede que yo mismo (si puedo ser personal por mien'tos. en vano en lo que a mi respecta. La
un momento) tuve una experiencia parecida con suprema y simple Verdad (Iue los jónicos intenta-
una investigación matemática que me (Iuitó "el sue- ron encontrar en lo físico fue en efecto el NÚmero.
fío. (Los lectores especialistas en esa disciplina ¿No sostenía HcrácJito (Iue todo cambia siempre?
pueden sonreír.) Quería saber cuál era la diferen- Pues aquí hay cosas (Ille no cambian, entidades que
cia entre el cuadrado de un nÚmero y el producto son eternas, libres de la carne que se corrompe,
de sus dos nÚmeros más cercanos. 10 X 10 da 100, independientes de los sentidos engañosos, perfec-
y 11 X 9 = 99, uno menos. Fue interesante hallar tamcnte captables por medio de la mente. Además,
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263
/

como el NÚmero se concebía en forma espacial, una octava m:\s alta sea producida por uIJa cuerda
estas entidades matemáticas poseían una cualidad exactamente la mitad de larga, el caso más simple
que los griegos atribuían a las cosas perfectas: la de una serie de razones matemáticas i[ue son tam-
simetría; en e]]as el Logos era un arqu.etipo. Pode- hién intervalos musicales. En esto el griego veía
mos ejempJjficar esto invirtiendo la serie estable- mucho mÚs que una coincidencia y mucho más que
cida antes. La serie de los nÚmeros cuadrados pue- I1n intcresante hecho de física. La mente griega
de obtenerse sumando los sucesivos nÚmeros im- -de aCllerJo con 10 ya dicho- tendía a discurrir
pares: segÚn analogías, a saltar por sobre los obstáculos.
12 +3= 22; 22 + 5 = 32; 32 + 7 = 42 ... 1,;1 verdadera razón de tal conducta rcsidía en su
convencimiento de que todo el Universo, o la Na-
Para los pitagóricos estos hechos constituían pa- turaleza, es una unidad que incluía el universo físi-
radigmas, pues su pensamiento matemático estaba
co. moral y reJigioso juntamente. Si recordamos
forjado en términos geométricos; de ahí el "nÚme-
ro cuadrado": ('stas antecedentes, si tcnemos presente (¡U e los
<friegosconsideraban
b e la moral como un punto medio
entre contrarios, una adecuada "sintonización", una
--1
. . armonía del alma; si pensamos en el gran papel
...
:-:/ . que en la educación griega desempei'íaha la mOll-
sik(; (la cual incluía la poesía y la danza), y asi-
mismo, que las relaciones matemáticas ya habían
El posterior pensamiento de los griegos penetró sido dcscubiertas en el universo físico,. entonces
en este mundo nuevo, a medida que su intuición podemos comprender cómo los pitagóricos, entu-
descubría que bajo la apariencia múltiple subsiste siasmados por sus investigaciones sobre las propie-
la simplicidad; que gobierna la ley y no el cambio; dades de la cuerda afinada, dieron un salto y
que el universo se basa en la razón y que, mediante dedujeron que también les sería posible ha]]ar una
el razonamiento, puede descubrirse su íntima rea- hase matemática para la religión y la moral. Des-
lidad. El camin~ hacia la verdad no corre a través arrollaron así una doctrina mística de los nÚmeros,
de los sentidos sino a través de la mente. segÚn la cual Dios, o el Bien, era 1, la Unidad; la
Esta creencia se veía fortalecida por la índole Justicia el 4, el siguiente nÚmero cuadrado, y así
geométrica de la Naturaleza. AlgÚn pitagórico debe sucesi\:amentc. Era un intento osado; pero la his-
de haber observado la estructura geométrica de las toria humana ha mostrado cwínto mÚs fácil es regir
flores y de los cristales. No hay constancia de esto, el univcrso físico que el universo moral.
pero captamos los ecos del entusiasmo suscitado PlatÓn fue un ferviente estudioso de Ú1atemática.
cuando la escuela descubrió las bases matemáticas Sobre el dintel de la Academia se I('Ía:
de la armonía musical. Para una mente alejada de ~lH.~Ei~ 'AI'Em\IÉTPIlTO~ EI~íTn
estas disciplinas, parece un milagro de coincidencia
que 10 que el oído percibe como la misma nota lo cua], interpretado, quería decir "St.' requiere un
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certificado en matemática"; y uno de sus dichos la mente de los toscos objetos de los sentidos y la
era: "Dios está siempre practicando Geometría", guía a la contemplación de las cosas más reales.
expresión fiiosófica, similar en su inspiración a Solo con la mente podemos aprehender las realida-
aquella que provocó en Heródoto la conjetura ya des invariables; los sentidos únicamente pueden
mencionada sobre el Nilo. Pero junto con el im- mostramos copias provisionales e imperfectas de la
pulso matemático, Platón combinó la convicción realidad. De estas Realidades, o Ideas, la más alta
socrática de que el adecuado estudio de la huma- es el Bien, y aunque Platón no identifica formal-
nidad es el Hombre, y el supremo Bien para el mente el Bien con Dios, habla de su naturaleza
Hombre. Heredó también el método dialéctico de divina en tales términos que la identificación formal
Sócrates, es decir, la búsqueda mediante la inda- variaría las cosas muy poco.
gación lógica de la definición integral, del lógos Tal es el Conocimiento cuya posesión aparta al
de las virtudes. Creía, como Sócrates, (Iue la Virtud hombre del mal; es el Conocimiento del Ser, del
es conocimiento; que un hombre que sabe lo que Bien, virtualmente, de Dios. Es algo más rico y
es la virtud par fuerza la practicará, ya (Iue ella, amplio que nuestro común "conocimiento" pura-
por ser buena, es necesariamente preferible a lo mente intelectual; pues su fuerza impulsara es una
que es malo. Con respecto a ese punto quizás sea pasión tanto moral como intelectÚal, y su objeto es
cierto que Sócrates y PIatón desdeñaron la endeblez la Verdad que lo abarca todo; pertenece en efecto
de la voluntad, pero también es cierto que nos- al mismo orden de cosas, aunque sea de especie'
otros subestimamos lo que eJIos querían significar diferente, (Iue el estado de gracia cristiano. He
con el "conocimiento". Platón, lo mismo que algu- aquí la culminación de la búsqueda cfectl1ada por
nos de sus predecesores, señalaron una tajante dife- los pensadores griegos, en favor de la íntima rea-
rencia entre conocimiento y opinión. El conocimien- lidad, el lógos. El verbo era Dios.
to no es lo que se ha dicho, mostrado o enseñado a
un hombre; solo puede ser lo que él ha extraído
de sí mismo mediante una pesquisa larga y riguro-
sa. Además, solo lo permanente, y no lo transitorio,
puede ser materia de conocimiento; solo lo que "es"
y no los objetos de los sentidos que se están siem-
pre convirtiendo en alguna otra cosa. En realidad,
Platón llega a una posición no muy alejada de la
del salmista que dice: "El conocimiento cle Dios
es el comienzo de la sabiduría", aunque se aproxi-
me a eJIa por un camino muy diferente. El conoci-
miento de "lo (lue es" llega solo a través de una
vida de esfuerzo intelectual, cuya introducción es
el estudio de la matemática, pues ésta, aparta
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Éstas son dos serias dificultades. La explicación
CAPÍTULO XI consiste, brevemente dicha, en que la palabra grie-
ga theós no significa Dios; en que, en la época
MITO Y RELIGIÓN primitiva, el vínculo entre teología y moralidad
no era lo que nosotros pensamos que debería ser
-en realidad no existía virtualmente ninguna rela-
ción-; y en que tomamos los mitos en su mal
El objeto de este capítulo no es resumir una sentido y nos aproximamos a ellos por el extremo
parte amp1ia y compleja de la vida y el pensamiento erróneo, puesto que el primer encuentro queda re-
griegos, sino simplemente exp1icar ciertas aparentes ducido a una información sobre sus aspectos más
contradicciones que pueden perturbar al lector. tardíos y triviales. Aunque no siempre seamos
Hemos empleado algún tiempo en desarrollar la conscientes de ello, iniciamos el conocimiento de
idea de que el griego procuraba por instinto la este elemento de la vida griega con Ovidio y las
unidad y el orden en el universo, y esto podría ha- posteriores fuentes helenísticas. Mas, para entender
cemos esperar que fuese monoteísta. Y en cambio, bien el mito, es indispensable remontarse a su ori-
hallamos que profesa el más exuberante politeísmo. gen y no limitar el estudio a su etapa final.
Incluso en los tiempos clásicos, en los días de la Veamos primero el politeísmo. Los griegos de la
cultura ilustrada, los poetas parecen inventar nue- edad arcaica parecen haber 'pensado sobre los dio-
vos dioses sin pensarlo dos veces: la Esperanza ses tanto como cualquier otro pueblo primitivo.
o el Temor, 0- una docena de tales concepciones, Nuestra vida se halla en realidad sujeta a fuerzas
pueden convertirse en dioses sin que nadie se sor- exteriores que no podemos dominar -el tiempo at-
prenda. Todos sabemos que San Pablo (inexacta- mosférico, por ejemplo- y estas fuerzas son theói,
mente traducido por la Versión Autorizada) encon- dioses. Todo lo que podemos hacer es tratar de
tró a los atenienses "muy temerosos de Dios", pero estar en buenas relaciones con ellos. Tales poten-
en realidad temían a una multiplicidad de dioses. cias son, por cierto, heterogéneas y arbitrarias; la
Además hemos visto, así lo espero, que el fondo lluvia cae tanto sobre el justo como sobre el répro-
de la poesía y el arte clásicos es sumamente serio. bo. Entonces hay otros poderes -o así lo esperamos
No es que carezca de alegría y encanto, mas su al menos- que nos protegerán: los dioses de la tribu,
cua1idad sa1iente es el sentido de responsabilidad del clan, de la fami1ia, del hogar. Estos integrantes
moral. Sin embargo, los mitos sobre los cuales este invisibles del grupo social deben ser tratados con
arte se basa parecen de una impudicia increíble. escrupuloso respeto. Es necesario ofrendar sacri-
Las innumerables historias de caprichos, brutalida- ficios a todos los dioses en la forma prescripta;
des y enamoramientos divinos, pueden inducimos cualquier irregularidad puede irritarlos. No resulta
a creer que los griegos formaban un pueblo que manifiesto, además, que ellos estén limitados por
juzgaba sus deberes morales con harta ligereza. las leyes que rigen la conducta humana; en rea1i-
Pero esta impresión resultaría falsa en absoluto. dad, es obvio que algunas de las divinidad es no lo
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están. Esto c(luivalc a decir (Iue no existe una existe un ritmo regular en el universo (Iue puede
relación esencial entre la teología y la moral. forzarse, pero nunca romperse. En otras palabras,
Pero la índole del pueblo griego se advierte en hay un poder superior a los dioses; éstos no son
el modo en que se desarrolló esta religión primitiva, omnipotentes. Este poder sombrío era llamado
aun en los tiempos prehistóricos. Entre sus parien- Anánke "lo que debe ser", () Móira, "la fatalidad
tes los latinos, los poderes superiores continuaron distribuidora". Esta concepción de un poder uni-
siendo numerosos y anónimos y, mientras duró la versal e impersonal contiene el germen tanto de
religión, el ritual consistió en observar, con la exac- la religión como de la ciencia ..
titud más legalista, algunas fórlntdns cuyo signifi- La próxima etapa consiste en la combinación de
cado se había quizás olvidado. Existía un numen la teología con la moral; por supuesto que el rro-
puramente imaginado, mal traducido por un tér- ceso no es tan claro y sistemático como un breve
mino tan definido como "espíritu", al cual concer- resumen lo haría suponer. El griego nunca se
nían casi todos los actos de la vida humana, desde mostró tan respetuoso de las formas como el ro-
el primer vagido del niño hasta la final desapari- mano. Podemos advertir por lo menos dos modos
ción en la tumba; y si los ritos se cumplían con es- en que fue salvado el abismo entre la religión y la
trictez nada más importaba. Entre los griegos, las moral. El sacrificio a los dioses exigía una estricta
cosas sucedían de manera muy distinta. En primer pureza ceremonial; así por ejemplo, un hombre que
término, su sentido plástico y vivamente dramático había derramado sangre no podía tomar parte en
los impulsó a representar a esos "poderes" en una ellos hasta que estuviese purificado. Era natural
forma semejantc a la humana. Los dioses se con- (Iue con el tiempo esta divina exigencia de pureza
virtieron, por así decirIo, en reyes sublimados. En . exterior se extendiese a la pureza interior. Asimismo,
segundo lugar, el impulso hacia la unidad y el orden ciertas ofensas que la ley humana no podía castigar
redujo el nÚmero de dioses y los agrupó en una ni los hombres percibir, fueron puestas bajo la
familia y un consejo de familia. Bastará con un sanción divina. En las condiciones primitivas, el
ejemplo de tal agrupamiento. El gran dios tribal que estaba fuera de la ley, el refugiado, carecía
o nacional, Zeus, cra también un dios celestial. de protección legal, y las personas humildes no
Había además una deidad, Herkeios, que protegía podían obtenerla con facilidad. Por consiguiente
el hérkos de un hombre, o sea el "recinto de su el suplicante, el forastero, el mendigo eran consi-
granja". Estos dos dioses se convirtieron en uno derados como seres que estaban al cuidado especial
solo, bajo el nombre de Zeus Herkeios; H erkéios de los dioses. El perjurio es una ofensa que a veces
se transformó así en un simple adjetivo, un aspecto resulta imposible probar; por tal causa es de las
especial de Zeus en esta función particular de de- (Iue repugnan particularmente a la divinidad. Sobre
fender el recinto. todo, los griegos se negaban en forma term.inante
Pero este impulso fue más lejos. Aunque algunos a distinguir entre la Naturaleza y la naturaleza lm-
de estos poderes parezcan anárquicos y en ocasio- mana. Así, pues, las fuerzas que rigen el universo
nes en evidente conflicto entre sí, no obstante físico deben regir también' el universo moral. Por
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griegos" no constituían una nación coherente, sino
este tiempo los dioses se han espiritualizado; Anán- pequeños grupos de personas que durante siglos se
ke o Móira son ahora no ya los superiores de Zeus, empujaron y molestaron mutuamente, yendo a los
sino la expresión de su voluntad; y otros poderes tumbos de un lado a otro y reanudando siempre
divinos, como las Furias o .las Erinias que castigan contactos con nuevos vecinos. Pensemos también
la violencia y la injusticia, SOJ1 sus leales agentes. que sólo las religiones muy desarrolladas son exclu-
Pero ¿no había discrepancia entre tal concepción sivas e intolerantes: las religiones como el judaísmo,
de Zeus y los mitos que lo representaban cqmo vio- el cristianismo, el mahometismo. Una religión poli-
lento, irascible, enamorado? La había, en efecto. teísta es naturalmente hospitalaria con los nuevos
Pero antes de hablar de discrepancias, debemos in- dioses. Restos de la primitiva raza griega que se
dagar cómo nacieron los mitos. establecían entre nuevos vecinos, o imponían su
Dos clases de mitos no 110S interesan aqu~ el
dominio sobre ellos, seguían, por supuesto, con
histórico o pretendidamente histórico, como el ciclo sus propias deidades, pero también solían honrar a
troyano, y fábulas como la de Perseo que cortó la las deidades ya existentes en la localidad. Así -pa-
cabeza de la GOl'gona, las cuales son mitos popula- ra tomar un ejemplo entre mil- en Amicla, cerca
res, Marchen, cuentos de hadas, como la historia de Esparta, se celebraba un festival llamado Hia-
de Jack y el tallo de la haba. Nos interesan cosas cintia, en el cual eran honrados juntamente Jacinto
tales como el derrocamiento y la mutilación de y Apolo. El principal rasgo del sombrío ritual de
Cronos por su hijo Zeus, y la enorme cantidad Jacinto consistía en verter libaciones en el suelo;
de diosas, ninfas y mujeres mortales que fueron el segundo de los tres días festivos estaba dedicado
sucesivamente amadas por Zeus y Apolo. Son histo- a Apolo y era mucho más alegre. El origen remoto
rias que nos desorientan y ofendían a los griegos en de este doble festival reside seguram,ente en que
días de mayor reflexión. ¿Cómo surgieron? un pueblo nuevo, adorador del olímpico Apolo, se
En general, estos relatos asumían el carácter de estableció en Amicla, entre gente cuya religión era
interpretaciones de las cosas, representaban el color completamente di~tinta, pues rendía tributo a un
y el movimiento con que los griegos revestían lo más dios terreno y no a un dios celestial. La piedad y
saliente de su experiencia vital y cuya expresión sim- la prudenoia impedirían menospreciar el culto ya
bólica se veía impulsada por su inteligencia. existente; por lo tanto se unieron el viejo y el nuevo.
Eran explicaciones. Había un gran número de Con el paso de las generaciones, el origen de este
prácticas religiosas y tradiciones vagamente recor- doble culto fue olvidado, como sucedió también
dadas que requerían un esclarecimiento, y como. con la existencia de los dioses terrenos. Pero el
se había olvidado la verdad, fueron reemplazadas natural espíritu conservador y la piedad mantuvie-
por la ficción. Los párrafos precedentes solo han ron el rito vivo. ¿Qué pasó entonces? El verter
podido dar una idea muy imperfecta de la comple- las ofrendas en el suelo sólo podía ya encerrar el
jidad de la religión prehistórica en Grecia. Habla- sentido de un homenaje rendido a alguien que
mos en general del politeísmo entre los primitivos estaba muerto; y como Apolo tomaba parte en el
griegos, pero pensemos en que estos "primitivos 273
272
festival de Jacinto, el Jacinto muerto era un amigo Zeus, que ofendía tan en lo íntimo a los griegos
dilecto de Apolo. Surgió así el relato explicativo: posteriores, según la cual éste derrocó violentamen-
Jacinto había sido un joven amado de Apolo, a te a su padre Cronos y lo tuvo prisionero en las
quien éste mató accidentalmente mientras lanzaba remotas profundidades del Infierno? Para decirlo
un disco. Jacinto, como ya hemos visto, no es una en breves palabras, tales mires constituyen un in-
palabra griega, ni tampoco el culto de un dios tento de abordar el origen de las cosas, primero
griego de la tierra. En este rito y en esta historia del universo físico, y después de los dioses. En el
tenemos, por lo tanto, una prueba o un reflejo de comienzo existió el Caos, el "abismo tenebroso".
la fusión de dos culturas totalmente diferentes. Del Caos surgió la ancha y dilatada Tierra, la ver-
Muy a menudo la deidad primitiva fue una diosa, dadera madre de todas las cosas, de los diOses y
en cuyo caso resultaba natural convertirla en la de los hombres. Ella produjo a Uranós (el Cielo),
esposa del nuevo dios. Si era un dios, como Jacinto, y la Tierra y el Cielo al unirse produjeron la Noche,
podía llegar a ser el hijo de su remplazante, pero el Día y una raza de seres monstruosos, imágenes
esto suponía una madre, alguna ninfa o diosa local. estos últimos de fuerzas tanto físicas como psico1,S-
El resultado era muy natural y muy inocente; pero gicas. Este gradual paso de la confusió'n al orden
como algo similar sucedía en muchos de los innu- era expresado naturalmente en' términos humano:>.
merables valles e islas en que se establecieron los ¿Por qué la Tierra y Uranós no siguieron engen-
griegos, y como estos dioses sustitutos locales se drando esta prole primitiva? ¿Cómo llegó el orden?
identificaban cada vez más con Zeus y Apolo, re- Uranós fue vencido y encadenado por un hijo nuevo
sultó que Zeus y Apolo tuvieron una inmensa proge- y superior, Cronos, y e~ la plenitud del tiempo
nie en incontables diosas, ninfas o simples mujeres. Cronos fue a su vez vencido y superado por Zeus,
Pero estos amores divinos fueron consecuencia for- bajo cuyo mando se iniciaron el mundo y el orden
tuita, no la intención, de los mitos; y no ofendían .. moral que conocemos. Si fue Cronos hijo de Ura-
el sentimiento religioso precisamente porque se r;ós y Zeus hijo de Cronos fue puramente accidental;
sabía que representaban solo una explicación. No' no había nadie más de quien pudieran ser hijos.
tenían ningún alcance dogmático, apologético o Sólo una época posterior y más artificios a pudo in-
educativo; no iban más allá de "lo que se dice". sistir en este detalle y horrorizarse por la conducta
Eran aclaraciones, y aunque se revistieron del pres- tan "poco filial" de éstos dioses.
tigio de la tradición, ellas podían aceptarse o dese- El politeísmo griego fue entonces una religión
charse. Lo esencial consistía en honrar al dios "natural", que se volvió más compleja y politeísta
mediante el rito; nada obligaba a creer en las his- por la dispersión de la raza griega, y por la unidad,
torias que corrían sobre él. al menos en ciertas partes de Grecia, de dos dife-
Pero existía otro tipo de mito, mucho más tosco, rentes clases de religión, una vinculada con el grupo
que tenía distinto origen, aunque también se consi- social, y otra relacionada con el culto de la' natura-
déraba como una explicación. ¿Qué fue, por ejem- leza. El instinto griego en favor de la armonía y
plo, lo que motivó la invención de una historia sobre la lógica se advierte en la creación del sistema
274 27:)
olímpico presidido por Zeus, el padre de los dioses tón condena a los poetas por propalar historias
y los hombres. En él, los dioses helénico s tribales triviales, falsas y hasta perversas sobre los dioses,
y celestes, los dioses y diosas de la naturaleza, en como ser que ellos luchaban entre sí o estaban
apariencia no helénicos, toda una multitud de "dái- sujetos a emociones como el pesar, la ira, el rego-
manes" (espíritus y no "demonios") tales como cijo. Él no permitirá la enseñanza de Hornero en
las Erinias o "Vengadoras", las abstracciones perso- su República; le irritaba que los poetas trágicos di-
nificadas como Díke (la Justicia) y Thémis (la fundieran ideas indignas sobre la Deidad.
Ley) fueron reunidos dentro de un sistema, cohe- Bien pudiera ser que algunos poetas' trágicos
rente. Este instinto se advierte también en el modo inferiores mereciesen la severa censura de Platón;
en que la moral, en su origen un asunto de carácter pero en lo que atañe a los que conocemos, su re-
humano y social, es puesta bajo la protección de los proche raya en el absurdo. Es el ataque contra el
dioses; también en la concepción unificadora de artista por parte de un filósofo que no admite -que
Anánke o Móira, originariamente superior a los existan otros caminos hacia la verdad fuera del
dioses, pero luego identificada con la Voluntad de suyo propio. Es la reprobación de un filósofo rígi-
Zeus. Los numerosos mitos fueron explicaciones de- damente intelectual, más poeta que muchos, y
liberadas de los más variados hechos y fenómenos creador de algunos de los más profundos y más
y la vivaz imaginación griega no podía evitar el hermosos mitos griegos l. "Hay una lucha perma-
darles una forma dramática y personal. nente", dice Platón, "entre la filosofía y la poesía".
Pero cuando la religión y la moral empezaron a Así aconteció por iniciativa de los filósofos y gran
coincidir, cuando los dioses fueron no sólo poderes parte de esta lucha se libró en el alma de Platón.
naturales, sociales y psicológicos, sino también po- Pero los poetas no eran conscientes de esta pugna.
deres morales, el elemento amoral en el mito se Píndaro, Esquilo, SófocIes, Eurípides fueron poe-
convirtió en un obstáculo. j\fostraba una contra- tas filosóficos como nunca los hubo, y el mito,
dicción que fue considerada de un modo distinto incluso el mito "inmoral", constituía su medio de
por los filósofos y por los artistas. Los artistas qui- inspiración. Es importante comprender cómo lo uti-
taron u olvidamn lo que no les agradaba y conti· lizaron. Vistas las cosas superficialmente, los auto-
nuaron utilizando el resto con espíritu creador; los res dramáticos escribieron piezas "sobre" personajes
filósofos arrasaron con todo. Ya en el siglo VI un mitológicos; en realidad, no procedieron así. Estos
pensador jónico, Jenófanes, observó que si los asnos hombres no perdían su tiempo y el de su ciudad
fuesen religiosos imaginarían a sus dioses con apa- llevando a la escena figuras tomadas de un Arca de
riencia de tales animales. Lo mismo podía decirse Noé, aunque algo de eso parecen creer los críticos
del antropomorfismo que era el alma del mito. Has- (Iue sostienen (Iue ellos se veían "trabados" por los
ta Eurípides, aunque era un poeta, condena "las mitos que empleaban. Nada podría ser Illás falso
despreciables historias de los poetas". Si un dios y menos inteligente. Ellos construían sus dramas a
hace mal, no es dios; si desea algo, no puede ser
dios, puesto que Dios es perfecto y completo. Pla- 1 Ver algún ejemplo en las últimas páginas de su Gorgias.
276 277
partir de sus propias luchas con los problemas reli- y así podría continuarse y mostrar cómo en todos
giosos, filosóficos y morales de su época y se ser- los dramaturgos, y también en Píndaro, en dife-
vían del mito como Shakespeare utilizaba a Holin- rente manera, el mito siguiÓ siendo vital y se colmó
shcd, y con la misma libertad. Es muy conocida la de un profundo sentido religioso y filosófico. Con-
historia de M edea de Eurípides. Medea, traiciona- tinuó siendo en esencia lo que siempre había sido,
da por su esposo Jasón, mata no solo a la nueva una explicación; pero ahora, en manos de estos
mujer corintia de Jasón, sino también a sus propios poetas tan graves y poderosos, se convertía en una
hijos (Iue ha tenido de él. Este incidente centre;l, explicación de la vida y del alma humanas.
el asesinato de los nii10s por su madre, fue inven- Pero el futuro del pensamiento religioso griego
ción de Eurípides; en versiones primitivas de la no residía en la mitología, ni en los dioses olímpicos,
historia ellos son muertos por el pueblo de Corinto. ni siquiera en los "misterios" más personales que
Vemos así que, para expresar su propia concepción, complementaban los cultos olímpicos: yacía en los
Eurípides altera el mito completamente, mas con filÓsofos.
esto no pretendía, como parecen suponer algunos El elemento. griego en el cristianismo es mu;-
empresarios modernos, crear un papel para una ac- importante y deriva de Platón. El Zeus de Es-
triz trágica, ni tampoco escribir un estudio psicoló- quilo, tan puro y excelso, era todavía demasiado
gico un tanto improbable, sino demostrar cuán el dios de la pólis griega, como para que pudiera
devastadora es, para el que la padece y para la convertirse en el Dios de la humanidad; así como
sociedad, una pasión (Iue' no es regida por la razón. el Dios de los judíos no podía llegar a ser el Dios
Asimismo Esquilo recurre a los mitos antiguos más de los gentiles sin un cambio considerable. Fue la
violentos y les infunde una significación profunua. filosofía griega, especialmente ja concepción plató-
En PrometeD remoza el antiguo relato cosmogÓnico nica de lo absoluto, la deidad eterna, la que preparó
de la guerra entre los dioses; segÚn esta fábuld al mundo para recibir una religiÓn universal.
Prometeo desafió a Zeus y padeció como consecuen- En lo (1\1e concierne al mito griego, algunos de
cia un tormento de por vida. En la Orestía, la exi- los Últimos dramas de Eurípides muestran cuánto
gencia que formula Artemisa a Agamenón, que d .se estaba desviando el centro de gravedad. El pen-
debe sacrificarle su hija, es un mito (1ue procede samiento serio empieza a encauzarse por senderos
de los remotos días en que se hacían sacrificios puramente filosóficos. La era de la elevada poesía
humanos; y los tratos de Apolo con Casandra, m;l:; toca a su fin; la clásica unidad de mito y religión
adelante en 'el drama, no son menos sorprendentes. se quiebra.
Sin embargo, estos mitos están firmemente estruc~ A fines del siglo (luinto Eurípides (como pue-
turados en dos ciclos dramáticos -uno, por desgra- de verse en Ion, Ifigenia en Tállride y Helena)
cia, incompleto-- (Fle se cuentan entre las supremas empieza a utilizar el mito en forma satírica, reto-
realizaciones de la mente humana, dramas sobre el zona o romántica. Estamos ante la etapa final del
nacimiento y crecimiento de la razón, el orden y la mito griego, la (Iue, gracias a los poetas helenísticos
piedad entre los dioses y los hombres. y romanos, nos es más familiar. El divorcio entre
271) 279
el mito y el pensamiento se completó como conse- tas cs al principio muy grato, pcro pronto se torna
cuencia de las conquistas de Alejandro. Para los de una pesadez intolerable. Ha mucrto lo que es-
helenos que vivían f'n las nuevas ciudades griegas taba vivo en Píndaro, en Esquilo, en Sófocles y en
o semigriegas de Egipto o Asia, entre extranjeros ElIl'ípides.
y bajo el dominio de un rey remoto y poderoso,
los dioses inmemoriales y las deidades locales de
Grecia, sus propios ritos locales, les parecían lejanos
y horrosos.
'Así como entre nosotros se despierta el in-
terés por el folklore cuando el pueblo es des-
arraigado de su terruño y hacinado en ciudades, del
mismo modo en la nueva era helenística, en cir-
cunstancias en que los griegos se hallaban disemi-
nados y la antigua vida concluía, las leyendas
locales y los ritos de la patria fueron investigados
y catalogados cuidadosamente; pero ya no eran
mitos vivientes sino atractivas reliquias. Hacia ellos
se volvieron ansiosamente los poetas y los artistas;
poetas cultos -como algunos que hoy CLJnocemos-
que escribían no para una pólis viviente y visible,
sino para un pÚblico debidamente educado, donde
quiera que estuviese, diseminado por el ancho
mundo nuevo.
Esta época alejandrina fue la que vio desarro-
llar la mitología como una manía literaria y artísti-
ca, cuando las gratas o escandalosas historias de
amores divinos y metamorfosis extrañas eran narra-
das en versos elegantes por poetas que, por mala
suerte, no encontraban inspiración ni auditorio para,
nada más importante. Ésta es la época que se in-
terpone entre los griegos clásicos y nosotros y nos
da la impresión de que los griegos eran irremedia-
blemente frívolos. No faltaron en esta época pen-
sadores serios, pero éstos fueron filósofos y cientí-
ficos, no poetas.
El tratamiento que de los mitos hacen estos poe-
280 281
Jcnofonle en su cercano rdiro campeslre y le de-
"olviÓ el dinero de Arlcmisa. Con él Jenofonte
CAPÍTULO Xli comprÓ un terreno cn un lugar indicado por Apolo
en Delfos. "Sucede (Iue un río Sclinunle cruza por
esta propiedad y un río Selinuntc corre también
VIDA Y CARÁCTER
detrás del templo de Artemisa en Éfcso. y en ambos
hay peces y crustáceos. En la finca de Escilunta
hay caza, toda clase de presas que uno deseé." Con
el dinero Jenofonte construy(') también un altar y
un templo, y del producto de Ja propiedad destinó
Jenofonte, (Iue llegó a ser capitán de los Diez un diezmo anual para suministrar un sacrificio para
Mil, fue desterrado de Atenas por razones que no la diosa; y todos los ciudadanos y los vecinos, con
están muy claras. Era amigo personal de Agesilao, sus mujeres, eran j¡witados al festival. A los asis-
rey de Esparta, y Agesilao encontró para él una tentes la diosa les daba harina de cebada, pan, vino,
pequeila finca en el Peloponeso, en un lugar lla- tortas y una parte de los animales sacrificados de
mado Escilunta, cerca de Olimpia. No era un sitio la dehesa sagrada y de los obteniClos en la cacería.
malo para vivir, si es que uno no podía estar en Los hijos de Jenofonte iban a cazar antes del festi-
Átrca, pues todos iban a Olimpia tarde o temprano. val, junto con los de otros ciudadanos, y a ellos se
Aquí debe de haber escrito la mayoría de sus libros, unían los hombres que (IuerÍan. La caza se realizaba
incluso la Anábasis, y en eHa -el relato de la ex- é! veces en el terreno sagrado, a veces en Fóloe, y
pedición de Ciro y sus consecuencias- encuentra consistía en osos, gacelas y venados. La propiedad
la oportunidad para describir Sll retiro campesino. estaba en la ruta (Iue conducía de Esparta a Olim-
Es ésta una de las pocas descripciones que tenemos pia, a '1 kilÓmetros del tcmplo de Zeus en
de la vida en el campo. esta última ciudad. Comprendía una pradera, unas
Del botín ganado por los Diez I\Iil, una décima colinas muy arboladas (Iue mantenían jabalíes, ca-
parte se separó para Apo]o y Artemisa; los genera- bras, vacas y caballos; de modo que hasta las bes-
les eran severamente responsab]es de este dinero. tias de carga de los asistentes tenían abundante
Lo que Jenofonte recibió para Apo]o lo entregó en alimento. En torno al templo había sido plantada
De1fos, en c1 Tesoro de los atenienses; ]0 que co- una huerta con toda clase de árboles frutales. El
rrespondía a Artemisa de Éfeso (Diana de los efe- templo era, en pequeila escala, igual al de Éfeso,
sios) se 10 encomendó a un tal Mogabizo, sacerdote y la estatua una copia de madera de ciprés de la
de Artemisa, cuando marchaba con AgesiJao y el estal:ua de oro que había allí. Junto al templo
resto de los Diez Mil (ahora 8600) a una campaí1a existía un pilar con esta inscripción: "Esta propie-
contra Tebas, e incidentalmente contra Atenas. Pero dad está dedicada a Artemisa. El que la posee y
él salió con vida de las operacio1les. y Mogabizo, disfruta sus productos debe dar un diezmo todos
cuando vino a ver los juegos oJímpicos, visitó a los ailos y con lo que sobre refeccionar el templo:
282 283
que la_había elegido, y los padres de e11a a él,
Si así no lo hace, la diosa lo tendrá en cuenta." como el compañero más agradable para el cuidado
He a<Iuí un euadro encantador de un aspecto de de la casa en común y para tener hijos que fuesen
la vida campesina en una de las zonas más agra- excelentes en todos los órdenes y les sirviesen como
dables de Grecia. Uno se imagina que los "ciuda- sostén en su vejez. J.a misión de él es vigilar 10 que
danos )' vecinos" se hallarían un poco confundidos está fuera de la casa, y así nos enteramos' de cómo
por este extranjero tan importante que vivía entre deben escogerse el mayordomo y los trabajadores,
c1los, un gl'l1eral <Iue había traído ;1 aquellos nll'r- y qué medios se emplearán para adiestrarlos y
cenarios desdc cl extremo del mundo, y tenía amis- para que cumplan sus tareas con lealtad y contento;
tad con Agesilao de Esparta y estaba escribiendo _en_tanto que la misión de ella es aprovechar 10
un libro sobre ese acontecimiento. Preparaba tam- mejor posible 10 que él trae: Dios ha diferenciado
bién otros libros, segÚn se decía, incluso uno O dos cuidadosamente según esto las naturalezas respec-
sobre un extraño ateniense -hombre oscuro. aun-
tivas del hombre y de la mujer, si bien en lo que
que Jenofonte solía hablar a menudo de él-, un respecta a las virtudes morales ambos están en
filósofo de tantos, al parecer, Hamado Sócrates o
iguales condiciones. La esposa es comparada a la
algo así. Por cierto no había que dar mucho crédi- abeja reina. Su deber es cuidar que lo que se desti-
to a tales especies sobre Jenofonte, caba11ero su-
na para un año no se gaste en un mes, que seJl,!gan
mamente devoto, muy prudente y práctico, aun<lue
vestidos para los que necesHan, que los aHmentos
tal vez un poco punti11oso -siempre ponía tanta secos estén en buenas condiciones cuando se desean.
insistencia en que todo estuviera exactamente como
Q~izás sea menos grato su deber de cuidar los escla-
él lo quería-o
vos .cuando están enfermos; pero aquí .la joven
Esto se advierte muy bie!1 en un fo11eto suyo,
esposa se despoja de sus aprensiones. "Es ésta -di-
en griego titulado Economía, que quiere decir, a
ce eIla- la tarea más placentera, "pues los esclavos
la letra, el cuidado de la casa y la propiedad. Está
que son tratados bien suelen ser agradecidos y más
agradablemente escrito en forma de diálogo entre
adictos a mí que antes."
Sócrates y un terrateniente ateniense Iscómaco, y
La enseñanza prosigue con observaciones sobre
en esta ocasión es éste el que más habla. Iscómaco la instrucción de las criadas en las tareas domésti-
tiene algo que decir sobre la instrucción de la espo-
cas, y luego 11egamos a la casa en sí misma. Está
sa. La_suya no tenía (luince años cuando se casó
arreglada con gran previsión y sin ninguna extra-
-las mujeres del Mediterráneo se casan temprano-
vagancia. Todo cumple un propósito: cada cuarto
y había pasado su infancia en un estricto aislamien-
parece atraer lo que está dentro de él. Así el más
to, de modo que ignoraba muchas cosas. Sabía
íntimo contiene los tapices y vasijas de mayor va-
cómo hilar con lana un vestido, cómo vigilar a las
lor, por ser el más seguro. El grano está en el
criadas en el telar; pero en lo demás, su marido
debió instruida, ofreciendo primero un sacrificio cuarto más seco, el vino en el más fresco, los Jarro-
nes finos y otras obras de arte en el cuarto mejor
acompañado de oraciones, al cual se unió la esposa
iluminado porque nos agrada mirarlos. La casa se
con una piedad muy jenofóntica. Luego él le indicó
285
284
halla ubicada hacia el sur, de modo que los cuartos Y lo quitaba con el estrigil, un utensilio de metal
de estar tengan sol en invierno y sombra en verano especialmente curvado. Luego de esto, lscómaco
(sin duda tiene en su parte exterior un pequeño toma su colación -la primera comida del día- y
peristilo). Iscómaco insiste en el orden y la pulcri- trata de no comer mucho. No sabemos lo que hace
tud. ¿Qué parecerían un ejército o un coro sin UlJ el resto de la jornada; posiblemente se ocupa de
orden estricto? Cuenta a su mujer que una vez vio sus asuntos públicos y privados y de hablar con
un barco fenicio: sus diversos ,flvíos se abarrotaban I!ente como Sócrates. Éste admira su modo de
en un espacio sumamente pequeño, no mayor que ;ivir: "No es extraño que seas considerado uno de
un comedor de tamaño razonable, pero todo se en- nuestros mejores jinetes y uno de nuestros ciuda-
contraba al momento; en la mayor emergencia el danos más ricos, pues atiendes ambas cosas con
marinero podía alcanzar lo que deseaba. La pul- tanta diligencia". "Y sin embargo, dice Iscómaco,
critud es una cosa excelente Los vestidos, los no soy muy popular." Aquí no se dibuja ninguna
zapatos, hasta las cacerolas, lucen muy hermosos 1 sonrisa sobre su rostro y tampoco sonríe Jenofonte.
cuando están bien arreglados. ¿Hasta qué punto es todo esto típico? Si tuvié-
En cuanto a su propia norma de vivir, Iscómaco ramos mucho material de esta clase para compa-
explica. a Sócrates que él se levanta temprano (es rarlo, podríamos responder a la pregunta; pero no
decir, al amanecer) de modo que si desea ver a ocurre así. A mi parecer, no es típico ni mucho me-
alguien sobre cualquier negocio, es probable que nos, dejado aparte el hecho de que Iscómaco es un
lo encuentre en su casa y aproveche el paseo. (Es- hombre rico. Jenofonte tiene algo del siglo XVIII:
to es mejor que esperar hasta que ya entrada la su piedad cuidadosa, su amor por el orden,' su emi-
mañana se pueda encontrar al hombre en la plaza nente sobriedad, su afable insulsez. Hallaba grata
del mercado). Si no tiene negocios particulares en la compañía de los espartanos; es posible que haya
la ciudad, el criado saca su cáballo y se dirige a estado al servicio de los famosos Treinta Tiranos 2
la granja, mientras él camina para hacer ejercicio; que aterrorizaron a Atenas durante algún tiempo
esta práctica es mucho más provechosa que reco- después de la Guerra del Peloponeso. En suma, no
rrer de arriba a abajo las columnatas de la ciudad. era un ateniense típico y sería excesivamente inge-
En la granja observa lo que hacen sus hombres, nuo suponer que las opiniones sobre el matrimonio
y si se le ocurre alguna mejora, la explica ante y la educación de las muchachas que atribuye al no
ellos. Luego monta su caballo y cabalga a campo muy brillante Iscómaco representaban la práctica
traviesa como en la guerra, salvo que ahora cuida habitual ateniense.
de no estropearlo. Después le entrega él caballo Ya volveremos sobre este punto. Hay por cierto
al mozo y regresa a la ciudad, a veces éaminando, dos detalles característicos: la ausencia de desayuno
a veces corriendo, y se da un masaje; en efecto, y la íntima relación entre la' vida del campo y la
terminado el ejercicio, el atletc..se frotaba con aceite de la ciudad ..

1 Ka]ón; véase página 234. 2 Véase pág. 210.


286 287
Acabamos de ver un fragmento de la vida c'am- canciones; o al menog así 10 hacían, hasta que la
pesina en los primeros años del siglo IV, si bien por guerra les trajo otra~ ~reocupaciones. Los pastores
los ojos de un general retirado que sentía cierta .de Teócrito han sido idealizados, pero en dos de los
predilección por la historia y por 11). filosofía de ,idilios más realistas (el IV y el v) la idealización es
tono menor. ¿Podremos penetrar realmente en el menos aceptuada. Teócrito describe gratamente en
campo, entre los pastores de las montañas o los el VII idilio, un largo paseo y una excursión cam-
granjeros que trabajaban en los valles remotos? Es pestre en la isla de Cos durante un día caluroso.
muy difícil. No tenemos referencias- como las que
] Si nos adelantamos otros cuatro siglos hasta 'los es-
brinda la Edad Media sobre los monasterios y cas- critos de Dión Crisóstomo, un orador de moda dedi-
tillos feudales y que tanto divierten a los historia- cado a la filosofía, encontramos una detallada y
dores de ese período. La literatura de la ciudad-es- simpática relación de dos familias de cazadores que
- tado nunca fue gárrula o discursiva. Sabemos de fes- viven de sus manos en las vastas extensiones de
tivales rústicos, no todos tan decorosos como el de Eubea. Uno de ellos nunca ha visitado la ciudad;
Jenofonte, de antiguas supersticiones campesinas y el otro ha estado dos veces y el relato que hace es
extrañas creencias, pues las regiones salvajes de de 10 más entretenido 3.
Grecia permanecieron siempre en tal estado. Parece El drama nos brinda un breve boceto, más o
que en Arcadia se efectuaban hasta el siglo v ritos menos vívido, de un carácter rústico. En Electra de
tan primitivos que habrían llegado hasta los sacri- Eurípides la heroína ha sido desposada, por el per-'
ficios humanos. Aristófanes -especialmente en los verso Egisto, con un campesino inocente, a fin de
AcarnietIses y la Paz- nos presenta al campesino (Iue sus hijos no pretendan recuperar la corona del
ático obHgado por la ocupación espartana a refu- usurpador. Así la vemos al alba acarreando un cán-
giarse en la ciudad que odia. En los AcarnietI8es taro sobre su cabeza, aunque su marido protesta
nos encontramos con dos figuras procedentes del (Iue esa clase de trabajo no le corresponde. Pero
medio rural, campesinos de Tebas y Megara, ella dice: "Lo hago porque tú h~s sido tan amable
maltratados por la guerra; pero están totalmente conmigo. Tienes bastante que hacer afuera. Yo
ausentes las descripciones detalladas o al menos de debo mirar por la casa. Es grato al hombre que
cierta extensión. Tenemós que retroceder dos siglos trabaja volver al hogar y encontrar todG en orden." /f
o más, hasta Hesíodo, cuando la pintura del trabajo 7
Inmediatamente, al quedar sola un momento, para
continuo y su organización no estaban aún fuera cantar una lamentación por Agamenón, aparece el
de mO,da,o adelantamos un siglo hasta Teócrito y Coro, en forma de unas doncellas que vienen a
sus melodiosos pastores, quienes han dejado en pos invitarla al festival. "No, responde Electra, no pue-
una formidable progenie literaria de Damones, Daf- do bailar y alegrarme. Mirad mi cabellera desgre-
nes y Lícidas, o bien a esos verdaderos sucesores
que son los actuales pastores griegos, los que, aun-
que ya no improvisan mordaces o graciosos hexá- 3 Éste puede leerse (resumido) en J. A. K. TH<)MSON,
metros amebeos, tocan sus caramillos y componen Thc Greek Tradition.

-
288 289
ñada y mis vestidos rasgados. ¿Son dignos de Electra). ¡Es una gran cosa ser rico! Uno puede
Agamenón y de la ciudad de Troya que él capturó?" ser generoso con los huéspedes, y curarse cuando
"Pero la diosa es importante. iVen! Yo te prestaré cae enfermo. Pero mientras alcance el alimento, no
una tÚnica bordada y aderezos de oro ... " Poco . hay gran clifcrencia. Un rico no puede comer más
después, Orestes, su hermano tan esperado, apare- cIue un pobre." Cuando Hega el viejo esclavo, fa-
ce; viene con el fiel Pílades a vengar los crímenes, tigado por la ascensión -,pues el campesino no es
mas no con espíritu muy heroico. No declara quién el acomodado granjero de la Hanura-, trae un cor-
es y Electra se asusta al ver dos hombres armados dero, algunos quesos, vino añejo, no mUChO, pero
tan cerca de su casa. A su debido tiempo regresa dulce y fuerte, muy bueno para mezclado con algo
el campesino y se escanda1iza al ver a su esposa más liviano, y guirnaldas de flores, el gracioso equi-
conversando en la puerta con dos jóvenes; esto es valente helénico del traje de noche. Pero el hecho
de lo más impropio y contrario a todas las conven- más notable es que reconoce a Orestes, de modo
ciones. Electra explica que son amigos de su her- que el héroe ya no puede dudar más tiempo y el
mano; han traído un mensaje de Orestes, que es en drama avanza velozmente hacia su horrendo e ig-
realidad todo lo que éste ha dicho. "En tal caso, ' nominioso fina1.
responde el campesino, entrad. Mi casa es pobre, En el Orestes de Eurípides tenemos un honesto
pero sois bienvenidos a eHa." Él entra primero, y claro discurso que pronuncia ante la Asamblea
10 cual da a Orestes oportunidad para pronunciar argiva un trabajador del campo. Orestes es juzgado
I1n delicioso discurso moralizante sobre el tema por matar a su madre y a Egisto. Taltibio, el heral-
(Iel: 'nunca puede decirse': "Mirad este hombre, un do, se levanta y pronuncia un taimado y"ambiguo
individuo comÚn, nada parece importante en él, discurso. Es una de esas personas (dice Eurípides)
pero ¡cuánta nobleza!" Lo interesante es que el que están siempre con la facción dominante y así
propio Orestes -en este drama- muestra ser harto mira constantemente, sonriendo a medias, en di-
innoble. Los viajeros entran en la casa; sus esclavos rección a los amigos de Egisto. Luego Diomedes
Hevan el equipaje. Vuelve el campesino y su esposa (el torpe soldado) .dice: "No 10 condenéis a muerte,
le dice: "¡TÚ estás loco! Sabes que somos pobres, respetad las cosas sagradas y enviadlo al destierro".
¿por clué invitas a esos cabaHeros que están en me- Esto provoca aplausos y críticas. El siguiente ora-
jor posición?" "Bueno, dice este ,hombre razonable, dor fue vulgar, violento y torrencial; propuso que
si son cabaHeros, como 10 parecen, ¿no se contenta- muriese apedreado. "El que le siguió defendió la
rán con 10 que encuentren?" "Ya que has cometido tesis contraria: era un hombre valiente, aunque 110
ese error, ve y busca a mi viejo esclavo; Estará 10 parecía; uno de esos" que rara vez vienen a la
contento de saber que Orestes vive aún, y te dará ciudad, un trabajador de granja -y éstos y no otros
algo para a1imentados." "Muy bien. Pero "entra y son los hombres que sostienen la integridad de un
ren dispuestas las cosas. Cuando una muj~quiere,_ país- pero inteligente, dispuesto a argumentar con
haHa 10 necesario para preparar un a----comida. Hay cualquiera, honesto y por encima de reproches."
bastante en casa para alimentados por un día. (Sale Propuso que Orestes debía ser coronado pública-
290 291
mente por haber vengado a su padre y matado a
donar la cscena es un homhre destrozado, pues el
una mujer perversa, sin dios y traicionera, y Eurí- resultado de su sincera }Jondad para con el niño
pides sugiere que esta propuesta hubiese sido acep- dcsva]ido fuc <lue Edipo creciÓ para matar a su
tada, si al tonto de Orestes no se le ocurre hablar
rjadrc y casarse con su madre.
en defensa propia. Hay un soldado raso en la Antígona que es muy
Sin duda Eurípides admiraba al tipo campesino. parecido a cste corintio: independiente, conversa-
En Sófocles, en cambio, no encontramos el tipo sino dor vivaz, con una especie de zafia sutilez¡¡. mental
el hombre. Su mensajero procedente de Corinto en y un marcado gusto por ]a paradoja. Él es el que
Edipo Reyes un pastor que, años antes, pasaba tienc <lue decir a CrcÓn <lue alguien lo ha desobe-
veranos enteros con sus rebaños en el Citerón, como
decido y ha scpultado el cuerpo del traidor. Creón
todavía hacen los pastores en Grecia cuando se se- estalla en terrible cólera; brama sobre la traición
can los pastos de la llanura. y ]a corrupciÓn; luego se dirige al desventurado
Pasó tres de estos veranos con un pastor de la otra guarda y le dice <lue si no trae al culpable, será
ladera del Citerón, de Tebas, un esclavo de Laya, colgado; que estó le enseñará a aceptar sobornos.
el rey de esa ciudad. Cierta vez el tebano trajo
Guarda: ¿Puedo decir algo? ¿O debo inne en seguida?
consigo un niño con órdenes de abandonado; pero
Crcón: ¿No sabes todavía que cualquier palabra tuya
no pudo cometer esa acción horrible y el corintio me ofende?
se lo llevó. Entregóselo a su propio rey, que no Guarda: ¿DÓnde puede esto lastlmarte? ¿En tus oídos 'o
en tu alma?
tenía hijos y lo recibió con alegría como si fuera
suyo. Cuando el niño creció y se hizo hombre, Crcón: ¿Puedes tú indagar el lug2r donde algo te des-
agrada?
abandonó inesperadamente Corinto y ya no regresó, Guarda: Yo lastimo solo tus oídos. Es el culpable el
por razones que el pastor nunca alcanzó a compren- que lastima tu espíritu.
der. Edipo fue a Tebas y prestó a los tebanos un Crcón: ¡Bah! No eres más que un charlatán.
gran servicio, por lo cual, habiendo muerto el r~y Guarda (con viveza): ¿i\o prueba esto que yo no hice
tal cosa?
Laya a manos de unos bandidos, ocupó el trono va-
Crcón: Sí, tú lo has hecho. Has vendido tu alma por
cante y se desposó con la reina. Años después, mu- dinero.
rió el viejo rey de Corinto y se habló de invitar a Guarda: ¡Válgame Dios! Es terrihle que un hombre lle-
Edipo a que lo sucediera. Nuestro pastor vio al gue a una conclusiÓn errÓnea.
instante su oportunidad. Sale de Tebás lo más pron-
Pero la infinita fascinaciÓn de Sófocles nos aparta
to posible para ser el primero en dar a Edipo la demasiado de nucstro tema. Estábamos hablando
buena nueva. Sin duda le aguarda una buena re- de ]a vida rÚstica. Los testimonios son tal cual los
compensa .. Además, tiene otro derecho al favor de hemos descrito y no hay mucho más. Pero antes de
Edipo: él fue quien le salvó la vida cuando era un
niño. Así entra en la acción dramática imbuido referimos a la vida~ urbana, contemplaremos una
lápida. Fue encontrada en Acamea, la montañosa
de su importancia pero sumamente cortés y solícito
regiÓn de Ática de donde procedía el carbón vege-
y muy seguro de tener pleno éxito. Pero al aban- ta] :' recuerda (probab]emente) a un ex esclavo.
292 283

E _
Está cSt:rita cn prosa Jlana, salvo el rasgo literario "No llames feliz a ningún hombre hasta llue haya
muerto." Ya vimos antes esta máxima. Un conoci-
(y métrico) uel epíteto homérico referido a Atenas.
miento superficial del carácter griego o ateniense
Este hermoso monumento indica la tumba de Mannes
basta para explicar su difusiÓn. La vida, y en con-
el hijo de 6rimas. Era el mejor frigio en la Atenas de las
espaciosas pistas de baile. Y por Zeus que nunca vi un secuencia tamhién el pensamiento, tenían su base
talador mejor que yo. en el rocoso terrPno de la Necesidad, y el resultado
Fue muerto en la guerra. de ello era cierta dureza y por consiguiente un
Ahora ya podemos sumergimos en la turbulenta especial sentido de la adaptaciÓn al medio'. La se-
vida de Atcnas, donde la dificultad no reside en la <[uía o las inundaciones locales podían causar el ham-
escasez de pruebas sino más bien en sus ocasionales bre de la regiÓn. En 1930 andaba yo por el Pe-
y desconcertantes lagunas. ¿Cuáles son los testimo- loponeso. Estábamos comprando provisiones en
nios? En literatura se destacan las comedias de una aldea, y nuestro guía nos aconsejó adquirir pan
Aristófanes y los fundamentales vestigios de las co- de más i)orque en la regiÓn más cercana, a medio
día de allí, habían tenido mucha humedad durante
medias de Menandro (aunque no pertenecen .1
nuestro período); algunas obras menores de Jeno- la cosecha y era imposible comer su pan. Así fue.
fonte -la Economía ya mencionada, los ,Memora- El margen de la vida es tan pequeño y el costo del
bilia (recuerdos de Sócrates), el Simposio (Charla trasporte tan elevado que cuallluier eventualidad,
de sobremesa), y las Rentas (sobre las finanzas pú- con10 ser una mala cosecha, es algo irreparable.
blicas atenienses) -; los discursos privados ( ante Además cntonces había guerra, algo bastante ma-
los tribunales) de Demóstenes (no todos de Demós- lo para nosotros, pero para los griegos mucho peor.
tenes, pero eso no hace al caso); muchas escenas En los Memorabilia, Jenofonte reproduce una con-
animadas en Platón, y especialmente su maravilloso versación entre SÓcrates y un tal Aristarco. Aristar-
Banquete, y los tan agudos y divertidos Caracteres co había sido un rico terrateniente, pero toda su
de Teofrasto, que ningún interesado en la natura- propiedad se hallaba ocupada por el enemigo, de
leza humaná puede seguir desconociendo ni un mo- modo que no solo. habían cesado sus ingresos, sino
mento más. Todas estas obras constituyen una además tenía bajo su protección a catorce parientas
excelente lectura, aunque debe aclararse que algu- que habían huido del enemigo. El estado rnoderno
nos de sus traductores interponen un velo de pom- procura inventar algunos procedimientos pafa amor-
posidad literaria entre el lector y el original. Entre tiguar estos golpes sobre el individuo: la pólis grie-
los testimonios de otra índole está la gran cantidad ga, con sus finanzas rudimentarias y su individua-
de vasos decorados con escenas de la vida cotidia- lismo, ni siquiera 10 intentaba. "No sé cómo mante-
na, y algunas esculturas e inscripciones funerarias. nerlas", decía Aristarco. "No puedo pedir prestad.o,
Sería un desatino intentar resumir todo -esto en porque no tengo garantía alguna; no puedo vender
unas pocas páginas. Es preferible tomar algunos mis mueblcs, porque nadie compra." Sócrates su-
puntos generales y presentar, de paso, la informa- girió una solución sencilla. "Las inujeres saben
ción precisa que podamos obtener. naturalmente hilar y haecr vestidos. Hay tln merca-
294 295
do para las ropas. Compra lana y ponlas a trabajar." y por medio de (·1 hacer s~lh('l' a sus
C()l("IT~'lI)(,()
Aristarco así lo hizo y regresó luego para decir que allegados dÓnde se encontraba. En caso de tra-
las mujeres estaban trabajando con buena voluntad; tarse de una ficción, al menos su inventor esperaba
eran más agradables y amables y ganaban bastante ser creído.' Pero parece que presentÓ testimonios
dinero para vivir. Su única queja era que ellas lo de (lue decía la venlacl.
acusaban ahora a él por vivir en la ociosidad. "jAh!, AdemÚs de las even tualidades de Ja guerra exis-
dijo Sócrates, ¡cuéntales la historia de las ovejas tía cn el mar el peligro de los piratas, especjalmente
que se quejaban porque el perro guardián no hacía despul's de la caída del vigilante Imperio ateniense.
nada!" En Demóstenes (LIlI) un hombre sale a perseguir
He aquí otra historia, de origen bélico, tomada a unos esclavos fugitivos; es tomado prisionero por
de Demóstenes( LVI). Un tal Euxiteo había sido un corsario, encadenado (para gran daiio de sus
eliminado de los registros del demo por sus con- piernas). y vendido en Egina. El rescate suma 26
ciudadanos luego de riguroso examen por no poder minas, o 2,600 dracmas, y la dracma puede conside-
probar su condición de ateniense legalmente naci- rarse, en cuanto a su valor adquisitivo, como no
do. Él recurrió al Tribunal aduciendo que la deci- mucho menos ,que la libra en su valor actual. Acu-
sión era injusta. Si ésta se mantenía él estaba de a un amigo, el cual empeiia hienes y la propiedad
perdido; caería en la condición de residente ex- para ayudado a reunir el dinero. Incidentes como
tranjero y como tal no podría tener propiedades en éste nos hacen comprender la importancia que para
tierras y estaría sujeto a ciertas restricciones que le los griegos tenía la amistad. En un mundo así, el
quitarían sus medios de subsistencia. (Ha llegado hombre sin amigos estaba completame'nte inde-
a decirse que tales hombres podían ser vendidos fenso.
como' esclavos, pero esto parece ser un error.) Una Demóstenes (LIl) contiene otro incidEnte similar.
parte de las pruebas contra él consistía en que su Un tal Licón, de Heraclea, estando a punto de
padre tenía acento extranjero (no ático). Un de- embarcarse 'para Lihia, acudió a Pasion, su ban-
talle interesante: todos los auténticos atenienses, al quero 4, en compaiiía de testigos, contó su saldo
rev~s que los verdaderos londinenses, tenían el (1.640 dracmas) y dio instrucciones a aquél para
mismo acento y estahan orgullosos de él. En su que entregase el dinero al socio de Licón, Cefisía-
defensa alegaba <lue su padre había sido tomado , "
des de Esquiro, que se encontraba fuera del país
prisionero durante la Guerra del Peloponeso, luego en viaje de negocios. Como Pasion no conocía a
vendido como esclavo en Leucas (cerca de Corfú),
Cefisíades, los uos testigos <llle llevó Licón debían
y permaneció allí muchos años. Como consecuencia
identificado en el banco cuando regresase a Atenas.
la pureza de su aticismo se resintió. Consiguió su
Este zarpó; el l1arco fue tomado prisionero por los
liberación por medio de un actor que visitó casual-
mente a Leucas; sus parientes lo rescataron y así 4 Un interesante y vivaz relato de la banca se encuentra
regresó a su hogar. Si el relato era correcto, supo- CI1:T. S. CLoVEn, From Pericles fo Phillip, en el capítulo
nemos que el escJa,'o ateniense pudo ver al actor "The house of Pasion".
296
piratas y Licón, herida con una flecha, murió. El vitar a Arquedemo cada vez que hace un sacrificio
cónsul de Heraclea en Argos, adonde _aportó el y en la época de la cosecha, sea de trigo, aceite,
cor~;ario, tomó a su cargo los efectos de Licón y vino, lana o cualquier otra cosa,-le envía una parte.
algún tiempo después reclamó el saldo del Banco, En recompensa, Arquedemo acomete contra algunos
el cual ya lo había entregado a Cefesíades según de estos "sicofantes". Descubre delitos de que ellos
las instrucciones mencionadas. son culpables, y, con la ayuda de otros ciudadanos
El resultado de este pleito es, como sucede habi- víctimas de sus chantajes, los persigue judicialmen-
tualmente, desconocido, pues los eruditos poste- te sin piedad hasta que le prometen dejar á Critón
riores que han conservado estos discursos no tenían tranquilo, y además pagar cierta suma a Arquede-
interés en ellos como documentos, sino como ejem- mo. Algunos lo insultan llamándolo "sirviente de
plos del estilo de Demóstenes. Critón", pero él replicaba: "¿Qué es más honrado:
Podríamos continuar así mucho tiempo, sin men- ser amigo de los hombres honestos y enemigo de los
cionar siquiera los peligros de revolución, con con- malvados' o enemistarse con los honestos y hacerse
fiscación en gran escala y asesinato o destierro. amigo de los malvados?"
Atenas no sufrió estos males tan cruelmente como
Una descripción de una persona así -Estéfano-
algunos otros estados, pero en compensación pade- la tenemos en el indecoroso y ameno discurso
ció -o mejor dicho padecieron los ciudadanos ft Contra Neera (Demóstenes LIX, probablemente
quienes valía la pena atacar- a causa de un tipo no escrito por éste). En este violento ataque Esté~
de hombre cuya designación, "sicofante", quiere fano aparece como un chantajista que vive de las
decir en griego mucho más que en las lenguas mo- ganancias inmorales de su mujer cuyas hijas, dedi-
dernas. Tenemos amargas lamentaciones de esta cadas al comercio infamante, él ha casado ilegal-
peste social desde Aristófanes en adelante. Jeno- mente con ciudadanos del Ática haciéndoles creer
fonte (M emorabilia, n, 9) refiere una conversación que son sus propias hijas, nacidas de madre ate-
entre Sócrates y un amigo rico de nombre Critón. niense. "Este individuo, dice su acusador, no ha
Critón señalaba que para un hombre resulta harto obtenido ninguna ganancia digna de mención pro-
difícil vivir en paz: "En este mismo momento la cedente de su vida política, pues todavía no era
gente mete pleitos contra mí y no porque les haya uno de los oradores corrientes, sino solo un sico-
hecho ningún daño, sino porque creen que yo pa-
garé antes de tomarme la molestia de ir al tribunal". fante, que se sentaba junto a la plataforma y gritaba,
Sócrates (como siempre, en los Memorabilia) es haciendo acusaciones y brindando informaciones
sumamente práctico. Sugiere a Critón que debería mediante soborno, apoderándose además de las
cultivar l~ amistad de un tal Arquedemó, hombre propuestas de otras personas. Entonces Calístrato
de gran capacidad e integridad, buen orador, aun- 10 protegió." Este Calístrato fue uno de los princi-.
que pobre, porque desdeña los caminos fáciles que pales estadistas de su tiempo, aunque infortunado,
llevan a la riqueza. Por consiguiente Critón -ad- pues finalmente fue condenado a muerte en un mo-
viértase el caballeresco proceder- empieza por in- mento de indignación popular cuando un advene-
291\ 299
dizo de TesaJia llevó a cabo una incursiÓn naval mendicidad y nadie sc casaría con su hija. Sin
contra el Pireo. embargo, el jurado redujo la multa a un talento,
Las acusaciones formuladas en tribunales ate- que él pudo pagar, si bien con dificUltad. "y por
nienses no deben ser siempre creídas sin reservas; ello, dijo, estoy agradecido. Y vosotros, señores,
sin embargo, las demandas por conspiración y las debéis indignaras no con los miembros del jurado,
pruebas de soborno son tan comunes, y en alg!1nos que fue engañado, sino con el que los engañó. Y
casos tan bien sustentadas con argumentos y testi- así, agrega, tengo muy buenas razones para iniciar
monios, que no podían dejar de ser oídas. No re- esta acusación contra él." Los acusadores 'hablan
sultaría difícil para hombres resueltos y hábiles con toda franqueza de sus deseos de venganza.
sacar partido a costa de estos "tribunales del pue- Para ello tenían por lo menos dos razones: la ex-
blo", constituidos por aficionados. Una fórmula plicación, si era creída, los Jibraba de la sospecha
corriente era: "y vosotros, caballeros, habéis sido de de "impostura", y el procurar venganza constituía
tal manera engañados por estos bribones sin con- un asunto de honor personal.
ciencia que ... " Por ejemplo, Apolodoro, uno de los En el mencionado caso de Euxiteo hay lIn relató
acusadores de Estéfano en este discurso, cuenta es-
ta historia. Él era un miembro de la BOldé cuando interesante que parece ser verdadero. El deman-
dante (así lo manifiesta) ha ofendido a un violento
la Asamblea decidió enviar su fuerza íntegra a
e inescrupuloso político llamado Eubúlides, sir-
OJinto. Por lo tanto, Apolodoro propuso que, como
viendo de testimonio contra éste en un pleito qu~
Atenas estaba en guerra, el excedente de las rentas
púbIicas fuese separado del fondo para festivales perdió por una gran mayoría. La venganza de Eu-
y destinado a los gastos béJicos. Puesto que se ,ha- búIides consistió en tramar su expulsión del regis-
. lIaba de acucrdo con la ley, la propuesta fue apro- tro; si se probaba que el prevenido había sido
bada por la Asamblca sin oposición. Pero Estéfano inscripto en forma ilegal, estaba expuesto a ser ven-
la atacó como inconstitucional: presentó un testi- dido como esclavo y su propicdad podía ser con-
go falso que sostuvo que Apolodoro había estado fiscada. El método_de Eubúlides resulta vagamente
en deuda con el Tesoro durante muchos años y por famiIiar. Como era miembro de la Boulé, en su
consiguiente se hallaba impedido para formular eondición de tal convocó una reunión del demo
cualquier moción en la Asamblea, "y acumulando para examinar el registro. La mayor parte del día
cargos que no venían al caso se aseguró el vere- la ocupó él en pronunciar discursos y adoptar reso-
dicto". A pesar de las súpJicas, Estéfano propuso luciones, de modo que la votación real no comenzó
la enorme multa de 15 talentos (algo así como hasta muy tarde. Al tiempo en que se llamó por el
75.000 Iibras csterlinas), la cual, dice, resultaba
nombre al acusado -en apariencia todo se había
exactamente cinco veces más que lo que poseía. Si
vuelto de pronto contra él- ya había oscurecido y
la multa no era pagada dentro de un -año, sería
duplicada, y todas sus propiedades confiscadas; la mayoría de los hombres del demo se habían reti-
Apolodoro y su famiJia se verían reducidos a la rado, pues vivían casi todos realmente en su dis-
300 301
trito,5 que estaba a unas cuatro miJlas dc la ciudad. o de un Platón a la vida griega común, experimen-
En reaJidad, habían quedado mu:-' pocos, con tamos algo así como una dislocación mental.
excepción de los hombres subordinados a EubÚ' , La mayor parte de los hombres se interesan en
Jides, pero, pese a las protestas de la parte contraria, las mujeres y la mayorí? de éstas en sí, mismas.
aquél insistiÓ en (lue se ,·otase. "Ko votamos más V camas, por consiguiente: la situación de las muje-
de treinta, pero cuando se contaron ]os sufragios. res en Atenas. Es un punto de vista aceptado, solo
pasaron de sesenta, de modo (lue nosotros estÚba- rebatido en lo que yo sé por A. W. Gomme, 6 que
mas asombrados." Y no era para meno;,. la mujer ateniense vivía en una reclusión casi orien-
Al leer estos interesantísimos discursos, nos con- tal, considerada con indiferencia y hasta con menos-
precio. La prueba la tenemos, en parte, en el tes-
viene recordar dos cosas. Una es bastante obvia: que
timonio directo de la literatura; en parte, en la
sr; encuentran más bribones en los tribunales <[ue
c:.ondición legal inferior de la mujer. La literatura
en la sociedad en general. La otra es el período a nos' muestra una sociedad totalmente masculina: la
(lue ellos pertenecen: mediados del siglo IV. En
vida doméstica no desempeña, ningún papel. La
reaJidad nos brindan sobradas pruebas para el argu-
comedia antigua presenta casi únicamente hombres
mento expuesto en nuestro capítulo sobre la "Deca-
(fuera de las extravagancias de Lisístrata y Las
dencia de la pÓlis"; la complejidad de la vida de Muieres en el Parlamento); en los diálogos de Plafón
Atenas era tal (]ue la antigua cOl1cepciÓn amateur los interlocutores son siempre hombres; el Banquete,
de la pólis ya no resultaba adecuada. La teoría de tanto el de Platón corno el de Jenofonte, muestra
la constitución -como la del americano- estaba
claramente que cuando un c;aballero tenía invitados,
fuera de su tiempo.
las únicas mujeres presentes eran aquellas cuya
Mucho podrían decirse acerca de las imposicio-
reputación no tenía nada que perder, es decir, las
nes y molestias <Ol1que los servicios colectivos com-
profesionales; así, en el proceso contra Neera, el
plicaron al rico, y las angustias y peligros que Ull hecho comprobado de que una de las mujeres comía
cargo púbJico podría acarrear a un pobre, pero y bebía con los invitados de su marido se emplea co-
otros aspectos de la comunidad requieren nuestra
mo prueba de que ella era una prostituta.
atención y sería un error insistir demasiado en tales La casa ateniense estaba dividida en "cuartos de
detalles sin referimos a la vida normal y carente de los hombres" y "cuartos de las mujeres": la parte
acontecimientos importantes. Ya bastante se ha di- ~
I reservada a las mujeres estaba provista de cerrojos
cho tendiente a demostrar que la existenCia, incluso
y barrotes (Jenof., Economía). Las mujeres no sa-
en Atenas, no se veía empobrecida a causa de una !
lían si no era bajo vigilancia, a no ser que asistiesen
. monótona seguridad. Por cierto es innegable <lue si a uno de los festivales a ellas destinados. Dos veces
pasamos de la civiJizada perfección de un Sófocles en la tragedia (Electra y Antígona de Sófoc1es') se
ordena bruscamente a las muchachas que vayan
La l'ondiei<\Jl de mi<'mhro ue un c!"mo venía por linaje,
no por \'('sic!"ncia, 1-
I 6 En Essays in IIistory and Literature, Blackwell. 1937.
'302 303

I
¡~
adentro. al lugar (IU(' les corresponde. Jebh, comen- esposa sea una ignorante a fin de poder así ense-
tando a A/Jlígolla, ,379, cita un fragmento poético: iiarle lo que él deseaba que supiese. La educación
"Ni permitir que e]]a sea vista fuera de su casa antes de la muchachas no existía. El ateniense para tener
de su matrimonio", y repite un pasaje de la Lisítraia ::-K una ~ompañía femenina inteligente acudía a la
de Aristófanes: "Es difícil para una mujer (casada) educada clase de mujeres extranjeras, a menudo
e~capar~de su hogar". Era el hombre el q~e iba a jónicas, que eran conocidas como "compañeras",
comprar las cosas, que entregaba al esclavo para hetairas, las que ocupaban una posición intermedia
que las 11evara. (El "hombre mezquino" en Teo- entre la dama ateniense y la prostituta. Aspasi¡¡ la
frasto 11eva todo éJ mismo.) En las comedias de famosa amahte de Pericles,
'\. pertenecía a esta clase;
~Ienandro (sigJo III a. C.) el joven enamorado ro- digamos, de paso,>que su nombre significa "¡Bien-
mántioamente de una muchacha, la ha encontrado venida!" Así leemos en Demóstenes: "Tenemos
invariablemente en un }estival, lo cual implica que hetairas para el placer; concubinas (esto es, esclavas
no había gran ocasión de contraer ese mal en la vida mujeres) ,para el cuidado diario de nuestras perso-
corriente. (Sin embargo, no olvidemos ql~e el jui- nas; esposas .para damos hijo's legítimos y para que
cioso Iscómaco "eligió" a su joven esposa, lo que .~ea!1Jas seguras guardianas de nuestros' hogares."
!.ucc suponer por lo menos que la había visto, y y para terminar, no tendremos una concepCión com-
Tcofrasto nos dice que un joven podía dar serenatas pleta de la situación de las mujeres en Atenas sin
r. su novia.) En realidad Jas relaciones románticas una referencia de Pericles y Aristóteles. Pericles
(iue conocemos son entre adolescentes y hombres dice en su Discurso fúnebre: "La mejor reputación
jÓvenes. Esto se da con harta frecuencia: el amor que una mujer puede tener, es que no se !ulble de
homosexual era considerado una cosa normal y ella para bien ni para mal". Y Aristótdes sostiene
mencionado con tanta franqueza como el amor het~- (en la Política) que según la naturaleza el macho
rosexual. (Como la otra forma, tenía su aspecto eJe- es superior y la hembra inferior; .por consiguiente
vado y su aspecto más bajo.) Platón muest!a algunos el hombre gobier1l:ay la mujer es gobernada.
hermosos pasajes en que describe la belleza y la Por lo tanto, como he dicho, es opinión casi uná-
modestia de los mancebos, así como la ternura y el nime que la mujer ateniense gozaba de poquísima
respeto con que los hombres los trataban '. Los libertad. Algunos autores llegan hasta la afirmación
matrimonios eran m;reglados por los padres de l~ del "desprecio que los griegos cultos sentían por
muchacha y ya hemos visto en nuestra breve refe- sus esposas". Es de rigor comparar la restricCión
·1
rencia a Iscómaco, según Jenofonte, que él por Jo que pesaba sobre la vida de las mujeres en Atenas
menos no veía el matrimonio con ojos extáticos ..J:2.- con la libertad y respeto que disfrutaban en la
mujer es la administradora doméstica y no mucho sociedad homérica y en la Esparta histórica.
más; él dice expresamente que prefiere que su joven Esto parece confirmarse si acudimos a la prueba
legal. Las mujeres' carecían de derechos; es decir
7 Los que hallen este tema interesante o importante que no podían llegar a la Asa~blea y mucho me-
pueden ver HAJ-;S LrcHT, Sexual Lifc in Ancient Greece.
nos desempeñar cargos. No podían t~ner propieda-
104 305
des, ni manejar aSlIntos Icgak~si toda mujer, desde nable, aunque no completa, imparcialidad; por
su nacimiento hasta Sil muerte, debía estar bajo ejemplo. -cito fielmente términos de Jebb- "una
la tutela, por así decido, de Sil parientl' mascuJino unión sin hijos podía ser anulada a pedido de los
más próximo o de Sil marido y solo por medio parientes de la esposa".
<le él te_nía protección legaL Este "tutor" entregaba ¿Es necesario agregar algo más? Cuando la prue-
la mujer en matrimonio, y una dote con ella; si ba legal se suma a la literaria -y creo que mi
había divorcio, la dote era devuelta al tutor junto resumen forzosamente breve no expone mal ambas
con la esposa. La disposición legal más extraña posiciones- ¿no es evidente que el ateniense trata-
para nuestras ideas atañe a la hija que era única ba a su mujer con considerable indiferencia, por
heredera de un padre muerto abintestato: - el no decir con "menosprecio", palabra que no nos
parie!!te varón más cercano estaba autorizado a parece demasiado rigurosa? ¿Podr'mos dudar, ante
- pedida en matrimonio y, si ya estaba casado, podía las pruebas, de que en esta sociedad tan eminente-
divorciarse de su mujer para casarse con la here- mente masculina las mujeres actuaban en una es-
uera. (Debe aclararse que la ley ática reconocía fera tan restringida que podemos considerarla' con
el matrimonio entre tío y sobrina, e incluso entre justicia como un "área de depresión"? '
hermanastro yhermanastra.) O si no, el pariente En las novelas foliciales se da a menudo un
varón más cercano se convertía en guardián de la punto en que el detective está en conocimiento de
heredera; y debía casada, con una dote conve- los hechos, y ve que ellos llevan a una sola conclu-
niente. En realidad, un hombre que. no tenía hijos sión. No hay ninguna duda ... solo que todaví~
y (pIe era probablc<lue no los tuviera,'adoptaba faltan diez capítulos para termiDar el libro. En este
generalmente uno -no un niño varón sino un hom- caso el detective siente una vaga ansiedad; todo
bre hecho- por ejemplo, un cuíiado; ya que la encaja perfectamente, sin embargo parece lo con-
finalidad de la adopción no obedecía a un senti- trario: debe haber algo, en alguna parte, que toda-
miento ni tendía a curar una psicosis, sino a dejar vía no há sido descubierto.
en pos de sí un formal jefe de la famiJia para Confieso que me siento como ese investiga<;lor.
proseguir su existencia legal y ritos religiosos. Pero, La que está equivocada es la impresión que esto
como es natural, muchos hombres murieron antes da del hombre ateniense. Éste tenía sus faltas, pero
de juzgar necesaria la adopción de un hijo; así entre sus mejores cualidades estaban su viva inte-.
¡- pu~s, quedaban herederas en las condiciones ante- ligencia, su sentido social, su sensibilidad y su amor:: ".
dichas, e 1seo (un orador eSt,Jecializado en casos al saber. Decir que él trataba habitualmente a.la·
de herencias disputadas) nos asegura -o más bien mitad de su propia raza con indiferencia y hasta
asegura a Sil auditorio, lo cual puede no ser la con desprecio, es un reproche que, a mi parecer,
misma cosa- "que más de un hombre ha repudiado no tiene fundamento. Es difícil concebir al ate-
a su esposa" para casarse con una herederá. Fuera niense como al paterfamilias, con un desprecio ha-
de este caso particular,. las leyes d.e divorcio se cia la mujer mayor del que atribuimos a los romaI1os.
aplicaban a los maridos y a las esposas con razo- Para comenzar, propongamos algunas considera-o
10R
307
I
cioncs <1l\edespiertan en nosotros. cierta vacilaciÓn. ratura griega gl1anlasc tanto silencio sobre la vida
En 10 (l1\C concierne a Crecia, el más helénico dc doméstica, si ésta, tenía cicrta importancia? La res-
nosotros cs un extranjero, y todos sabemos cuán puesta esperada es no: la ver~ladera respuesta es
apartada de la verdad puede estar la opinión de sí. En la literatura moderna el argumento del si-
I1n extranjero por inteligente que sea. Él ve los lencia sería muy fuerte; ea la litel'atura griega ,1

hechos innegables, pero los interpreta mal porque cuenta muy poco. Ya hemos señalado cómo Hornero
su propia experiencia mental es diferente. Y hay omite pintar en el fondo de sus cuadros 10 que
otros hechos que no ve. Por ejemplo, una vez tuve esperamos y nos ofrece algo que ni barruntábamos.
la ventaja de conocer un análisis del carácter inglés Ya.señalamos también que los dramaturgos son más
hecho por un joven alemán que no era tonto, y
constructivos que representativos. En el Agame¡¡ón
conocía a Inglaterra bastante bien, tanto la ciudad
no nos muestra Esquilo las calles y el mercado,
como el campo. Me dijo, como algo que saltaba a casas de ciudadanos comunes, cabreros, cocineros
la vista, que nosotros jugábamos al éricket por el
bien de nuestra salud; y' cuando yo mencioné en y marmitones alrededor del palacio. No inferimos
el curso de la eonversaci6n las flores que los due- de esto que tales cosas no existían, ni que Esquilo
no tenía interés en ellas. Vemos inmediatamente
ños de los cottages cultivan con tanto agrado, com-
prendí que él suponía que eran flores silvestres. que estas cosas no entran en su drama porque no
. Como es natural, su descripción del hombre inglés hay ninguna razón para ello. Todo el arte clásico
era excesivamente extraña. Del mismo modo, todos griego tiene normas muy austeras sobre lo que
los franceses tienen su querida (prueba: las nove- corresponde.
las y el teatro); ningún francés ama a su esposa Un punto de referencia es el contenido de la
(todos los matrimonios franceses son "arreglados"); literatura de ese período. Si no estamos alerta,
no hay en Francia "vida de hogar" (los hombres pensamos, llevados por el hábito, que la literatura
se reunen en los cafés, cosa que no acostumbran incluye novelas, biografías, cartas, diarios; en re-
a hacer las mujeres respetables); y la condición sumen, literatura sobre individuos, sean reales 9
legal de la mujer francesa es mucho más baja que ficticios. La literatura clásica griega no gira en
la de la mujer inglesa. Las mujeres, en Francia torno al individuo; es una literatura "política". Prác-
son, pues, menos libres, menos respetadas y ejercen ticamente, la única literatura irregular que tenemos
menos influencia que en Inglaterra. Todos hemos son las Memorabilia y las Conversaciones de sobre-
escuchado estos argumentos y sabemos cuánta ton- mesa (el Banquete) de Jenofonte y éstas no pre~
tería encierran. El extranjero pierde de vista fácil- tenden dar una biografía intimista de Sócrates, sino
mente el rasgo significativo. ocuparse en forma directa de Sócrates el filósofo.
Otra cuestión general: la falacia de suponer que ¿Hallamos al Iscómaco de Jenofonte más bien an-
aquello de que no tenemos pruebas (por ejemplo, tirromántico? A ló ya dicho sobre este punto pode-
la vida de hogar) ]la existía. Puede haber existido mos agregar lo siguiente: que Jenofonte no escribía
o no; no 10 sabemos. Pero ¿es posible que la lite- sobre la vida matrimonial ateniense; lo mismo que
308 309
la señora Beeton, él escribía sobre el· buen go- mujer de Manchester puede votar y tomar parte
bierno de la casa. en la vida política, mientras que la ateniense ca-
Hay una peculiaridad sagazmente expuesta por recía de tales prerrogativas. Pero si decimos que
Gomme; que nuestras pruebas son escasas y po- porque otorgamos a la mujer el voto, somos más
demos interpretarlas mal. Gomme reúne unos doce cultos y corteses que el ateniense, afirmamos un
aforismo sobre las mujeres y el matrimonio extraí- disparate. Comparamos detalles en dos C'lladros e
dos de escritores del siglo XIX que nos darían una ignoramos el hecho de que ambos son esencialmente
impresión muy falsa, si no pudiéramos apreciarlos distintos. Si una mujer en Manchester desea ir a
-como poderrios- frente al fondo total y leerlos Londres, está en libertad de hacerlo en las mismas
según cada caso. Tomemos el juicio de péricIes, condiciones que un hombre; compra su pasaje, en
que tanto ha repercutido a través de las épocas. Es invierno o en verano, y el precio es el mismo -para
típico del desdén que los atenienses sentían por todos. Si un ateniense (un varón) deseaba ir a
las mujeres. Es PQsible que así sea. Pero suponga- Tebas, podía ir a pie o montar una mula, y en
mos que Gladstone hubiese dicho: "No me pre- invierno el viaje por las montañas resultaba agota-
ocupa que el nombre de una dama sea traído y dor )' peligroso. Si una mujer quería ir, era posible,
llevado en una conversación, para alabarlo o para si esperaba la estación apropiada, pero 'constituía
censurarlo." ¿Supondrían sus palabras desdén, o una ardua empresa. Es perfectamente razonable,
deferencia' y cortesía un tanto anticuadas? en un estado moderno, que las mujeres gocen de
- Se ha señalado además que era común en Atenas derechos. En primer lugar, la civilización -para
-' referirse á una mujer casada no por su nombre usar por una vez la palabra en su sentido impro-
(como sería, por ejemplo, Cleobule), sino como pio- hace que las diferencia~ físicas entre los sexos
"esposa de Nicanor". La mujer ateniense, la pobre- tengan muy escasa importancia política; las mujeres
cita, ni siquiera tenía un nombre conocido, tan pueden utilizar el tren, la bicicleta, el teléfono, el
oscura era su condición. Así es, pero entre nosotros, periódico, en las mismas condiciones que los hom-
cuando Sheila Jackson se casa, se convierte en Mrs. bres; y a la inversa, el empleado de banco o el
Clark. Para sus amigos es Sheila, pero no es Sheila rector de la universidad, siempre que sea dueño
Jackson para nadie. Debemos ser prudentes. de buena salud, no necesita tener una musculatura
Mi último punto general es quizás el más im- más poderosa que una mujer normal. Cualquiera.
portante. Al discutir este tópico, ¿de gué estamos de ellos sabe que no hay ninguna probabilidad. de
hablando en realidad? ¿Estamos comparando la. que la semana próxima tenga que andar 30 kilóme-
posición de las mujeres en Atenas con la de las tros bajo un sol abrasador dentro de una pesada
mujeres en Manchester? ¿O tratamos de estudiar armadura y luego luchar tan vigorosamente como
el carácter del ateniense y de su civilización, sobre el vecino, o bien poner· en peligro la vida de éste.
la base (en parte) de la jerarquía que asignaba En segundo lugar, la sustancia de la política y
\ a sus mujeres? La cosa cambia así de aspecto. Si la administración ha cambiado. Cierto es que la
, es lo primero, entonces corresponde decir que la decisión política, entonces como aho~a, afectaba a
310 311
cua1<luiera, con pres<;:indencia de su edad o sexo, niense restringida y mutilada? Y, en ca:;o afirmativo,
pero el campo que el gobierno abarcaba era mucho ¿por esa razón los hombres las considerabaIl can
más pequeño, y se extendía, en su mayor parte, indiferencia o desdén?
a cosas que, ineludiblemente, solo los hombres po- Hemos visto que el testimonio literario es bas-
dían juzgar según su propia experiencia y ejecutar tante pobre y, en cierto modo, demasiado unilateral,
según sus propios medios. Una razón por la cual para que confiemos hallar en él un cuadro com-
.·las mujeres tienen hoy el voto es que en muchos pleto. Cuando un hombre.da una comida, su mujer
puntos de la política corriente, quizá su juicio es no aparece. El ateniense gustaba de la compañía
tan bueno como el del hombre, y a veces mejor, -masculina, contrariamente a lo que acontece con
mientras que en otros puntos importantes su igno- el caballero de Londres, quien jamás ha oído que
rancia no resulta mayor. No debemos olvidar lo exista ,un club que no reciba con placer a las se-
que es tal vez una diferencia aún más importante. ñoras. Pero ¿acaso el ateniense era huésped o invi-
Nosotros pensamos que es normal considerar la @.cl.Q.tódas'las tardes del ap.o? ¿No celebrabaD las
sociedad como un agregado de individuos. Pero mJJjeres sus acontecimientos sociales? Eurípides p.er-
esto no es exacto desde el punto de vista histórico: mite....suponer que sí. Más de una v~z dice cosas
es un de~.arrollo local. La concepción lógica consi- como ésta: "¡Qué molestia es tener mujeres. que
dera la sociedad como. un agregado de familias, vienen a casa a chisrporrearl" Cuando los atenienses
cada una con su conductor o jefe responsable. Esta no recibían invitados, ¿comían solos como los cÍ-
idea no' es solamente griega, también es romana, clopes en sus cuevas? ¿Nunca soñaron con conversar
ohindú, china, teutónica. con sus esposas sobre otra :cosa que no fueran la
Es fácil supoper que ni por todo el oro del mundo administración de la casa y la procreación de hijos
nadie querría haber sido mujer en la antigua Ate- legítimos? Una vez más Esféfano y Neera levantan
nas; b~l vez tampoco lamente demasiado no haber sus despreciables cabezas. El acusador dice, en su
sido un hombre ateniense, pues la pólis, sin men- peroración, : a los cien, doscientos o trescientos
cionar las condiciones comunes de vida, tenía tam- jurados:
bién con ellos sus incómodas exigencias. Sin em- Señores, si vosotros absolvéis a esta mujer, ¿qué diréis
bargo no sería sensato decir a un ateniense: a vuestras mujeres e hijas cuando regreséis a casa? Ellas
"Nosotros· tratamos mucho mejor a las mujeres en os preguntarán dónde habéis estado. Vosotros les diréis;
Colders Creen. ¿No son ustedes un tanto desver- "En los tribunales." Ellas dirán; "¿Cuál era el pleito?"
Vosotros diréis, por supuesto: '~Contra Neera. Ella estaba
gonzados ?" acusada de haberse casado ilegalmente con un ateniense, y
Después de esta discusión general, veamos de
nueVo los testimonios. Trataremos de tener en cuen- de casar a ...un,~ de sus hijas -una prostituta- con Teógenes
el arconte
ta olas dos preguntas por separado: ¿establece ade- Vosotros les contaréis todos los detalles del proceso y
cuadamente los hechos la opinión aceptada? Si es también cómo el delito se comprobó detenida e íntegramen-
te. Cuando hay~is concluido, ellas preguntarán; "¿Y qué
así, ¿extrae de ellos las deducciones correctas? Esto hicisteis?" Y vosotros responderéis:. "La hemos absuelto."
fjlliere decir: ¿resultaba la vida de la mujer ate- i Y entonces habrá una explosión!
312 313
Esto es perfectamente natural, )' por ese motivo en su' noble senciBez, se cuentan entre los docu-
cito el pasaje. ES'uno de los poquísimos fragmentos mentos más conmovedores que nos ha legado Gre-
de pruebas que se apoyan en las comunes relacio~ cia. Pueden estar al nivel del pasaje de Andrómaca
nes de un hombre con su mujer y sus hijas. Lo que en la Ilíada'que he parafraseado antes. Cito del
allí sucede es lo que acontecería hoy. No se espera ensayo de Gomme un párrafo que él trascribe de
que el jurado responda a las mujeres de su casa: un artículo sobre algunas tumbas atenienses 8: "Da-
"¡Ustedes se están propasandot ¿Se olvidan que son, masístrata .y su marido se estrechan las manos al
mujeres atenienses que rara vez deben ser vistas separárse. Un niño y una parienta se hallan de pie
y nunca oídas?". junto a la silla, pero marido y mujer solo tienen
Otro fragmento literario. En las Charws de sobre- ojos' el uno para el otro y la serena intensidad de
mesa, de Jenofonte, uno de los invitados, Ni(2érato, su mirada de despedida responde a todos los inte-
es recién casado. Nicérato conoce a Homero de
rragantes en torno a la posición de la mujer y de
memoria y explica a la reunión cuánto le ha "-'nsc- la madre en la sociedad ática." Hornero diCe, en
ñado éste: estrategia, retórica, faenas campestres; un verso notable: "No hay nada más hermoso que
toda clase de cosas. Luego dice, dirigiéndose él.Sll cuando un hombre y su mujer viven en unión ver-
huésped: "Y hay algo más que he aprenrlidoen dadera, ÓIl0<¡JQOVÉovTE, compartiendo los Ínismos pen-
Hornero. Este poeta dice en alguna parte: 'la ce- samientos." Si un ilustrador de Hornero quisiera
baBa va bien con el vino'. Podemos probar esto ~representar este verso, debería acudir a estos cua-
aquí y ahora. Diles que traigan algunas cehollas. dros y esculturas, irealizados por un pueblo que .?,

Así saborearemos el vino mucho más/' hAh, dice tenía tan escasa estima' a las mujeres yespecialmen-:
otro invitado, Nicérato desea volver a su casa olien- te a las esposas!
do a cebaBas, para que su mujer crea que ninguna No dire más acerca de los vasos, pero vuelvo a
otra ni siquiera ha pensado en besado." Esto es por la tragedia ática, Uno de sus aspectos salientes es \
cierto muy leve, pero tales son las bromas afable~ la espléndida sucesión de heroínas trágicas: tres
que suelen oírse en los clubes o en las hosterías Clitemnestras, cuatro Electras, Tecmesa, Antígona, >

inglesas. Ismena, Deyanira, Yocasta, Medea, Fedra, Andró-


Pero hay otro testimonio, aún no mencionado, maca, Hécuba, Helena. Ellas.difieren en su carácter,
,
" que no es tan feve. Apunta en la misma dirección, sin duda, pero están perfiladas con vigor; ninguna
y es ininteligible según el punto de vista tradicio- es inauténtica, Más aún, el personaje vigoroso,
nal. Sucede que poseemos un gran nÚmero_de activo e inteligente es más común que los otros,
vasos pintados. (siglo v) que reflejan escenas do- Podría decirse que esto es natural en el drama. Tal
mésticas, iÍ1cl~o. algunas urnas funerarias que re-' vez sea así: pero no es absolutamente necesario
presentan una esposa muerta como si estuviese viva que en Eurípides las mujeres, buenas o malas, sean
y se despidiese de su _marido,: hijoCy_ esclavos.
tan-a menudo más emprendedoras que los hombres.
Hay también lápidas esculpidas -algunas comu-
nes- que muestran escenas similares. Estas últimas,
8 Por J. S. BLAKE REED en el lIfanchester GI/ardial}'
314 315
La Jlllljcr ingcJliosa <¡ue discllrrc algo cuando c] samente guardadas de puertas adentro; y cua1(luier
hombn' csl;'t perplejo cs casi una figma comÚn en erudito clásico recordará que J enofontc habla al-
Eurípidcs: 1k]('IJa, por ejemp]o, C lfigenia (cn gunavez de poner cerrojos y barrotes en las puertas
b Ifi;.!,('/Iill ('/1 Tríllridc), En cuanto a ]a accir'm ]e(,- de las moradas de las mujeres. Pero, si indagamos
lllOS cn c] miS1110dramatmgo: "¡\'eÚ! -dice b vieja el pasaje de Aristófanes, obtenemos una impresión
cscb\'a a ]a desdichada CrcÚsa en e] 1011 0_ debes un tanto cliferente. Dice así (está hablando una
hacer algo C0l!10 corrcspondc a nna mnjer. ¡El!1pufla mujer casada): "Es difícil para las mujeres salir,
la espada! iEnvcn(.na]o!" Cucsta creer (!tIC los sea por tener que esperar al marido, vigilar a la

-
dramatu rgos nunca, ni por casua]idad, retratasen criada, baiíar el nene, a]imentarlo ... " Hemos es-
a Jas oprimidas criatmas entre (!tlienes cs de supo- cuchado cosas muy similares en nuestro propio
ner <¡uc \'jvían rea1111cn((', y sacascn sus intensos tiempo; el ogro ha desaparecido, al mcnos de este
personajcs de ]os libros dc IIomero. Como si un pas'qe.
autor moderno se apartara de sus despreciados COn- Pero ¿es cierto que no se ]e permitía salir 'a no
kmporÚneos y extrajera sus caracteres femeninos ser que alguien la vigilara? El vivaz Teofrilsto pue-
(It- Chaucer o Shakespearc, ~; triunfara con e]]o. de ayudamos en este punto. Con Sil habitual ele-
, Eurípides presenta por ('ierto mujeres que se quc- gancia y distinciÓn, Teofrasto describe tres' caracte-
jan de lo (!tIC sufrelI por cldpa dc ]os hombrcs. res (FIC podemos considerar "mez(luinos". El primero
lo cual COnVielH' tanto a la sociedad moderna como de e]]os es directamente "miserable": su caracterís-
a Ja antigua; pero tambi¿'n muchos de sus hombres tica .es llegar antes del día en que se paga el
padccen en manos, de mujeres \'(>ngadoras e indo- trimestre para cobrar las monedas que le correspon-
mables. :\ Igunosmodernos acusan a Eurípides dc den como interés por Un préstamo'; revolver toda la
ser feminista; los críticos antiguos -con mayor ra- casa de arriba abajo si su mujer ha perdido una
zÓn, a mi ver- ]0 ]]amaban misÓgino. Por ]0 menos, bagatela sin valor, y estorbar que un hombre se
no crcía que ellas fuesen factores clesdeiíab]es. sirviera un higo de su jardín o arrancara un dátil
Tampoco lo creían Esqui]o y Sófocles. o una aceituna de su huerto. Luego tenemos, lite-
Ahora (lue tenemos positivas razones para dudar ralmente hablando, "el hombre de sÓrdidas ga-
de la extremada doctrina de ]a represi()n y el des- nancias", que roba en la medida, alimenta precaria-
dén, examinemos, como el intran(lui]o detective mente a sus esclavos y se aprovecha de sus amigos
arriba mencionado, otra vcz algunas de las pl'll(1)as. con mines procedimientos. Mas el (lue nos interesa
"Es difícil para las mujeres sa]ir", dice Jebb, ci- por el mOl11ento es el tercero. Él hace las compras
tando a AristÓfanes, en ulla nota que, por otra de la familia, como las hacen regularmente 'los hom-
parte, se refiere a la cuidadosa vigilancia de las ]),es, pero en lugar de entregarlas a Sil esclavo
muchachas antes de] matrimonio. Su observación para (lue las lleve, a su casa, las lleva él mismo
sugiere que las mujeres casadas también eran ce]o- -carne, verduras y todo lo demÚs- en un pliegue
de su túnica. Además, -aunque. su mlljer .le haya
9 1011, 843.
traído Ilna dote de 5.000 lihras, no le permite tener
:116
317
una criada; sin embargo, cuando ella sale, él al- no existía la mayor parte de nuestros negocios y
quila 'una muchachita en el mercado de las mujeres que los artículos no venían empaquetados. Resulta
para que la acompañe. Esta clase de mezquindad claro que la posición de la mujer era de gran res-
es alwlclIthcría, o "conducta impropia de un ca- ponsabilidad. Hollywood nos enseña, teórica y prác-
baIlero", Teofrásto la define como "una falta de ticamente, que el amor romántico es la única base
respeto para consigo mismo en donde interviene posible para un matrimonio feliz y duradero. ¿Era
el dinero". Esto quiere decir que ser apropiada- el griego torpe o cínico porque pensaba de otro
mente acompañada representaba, para una dama, modo? Él conocía la fuerza del amor "romántico",
la consideración que se le debía. Y puedo agregar y por lo general lo representaba como algo destruc-
aquí, . pidiendo disculpas por Sll indecencia, otro tor (ver Sófocles, Antígona, 781 y sigs., y Eurípides,
detaIle de Teofrasto que contribuye a fortalecer Medea, 628 y sigs. "Cuando el amor es moderado,
nuestro argumento. Uno de sus caracteres es el nada hay más grato; ¡pero líbrame del otro!").
bufón vulgar, "que se para junto a la puerta de la Todo esto está muy bien, pero el hombre tenía
peluquería y le dice a todo el mundo que piensa su hetaira o algo peor. ¿Cuál es el sentido de aquel
emborracharse ... y cuando ve a una mujer suele pasaje en el discurso contra Neera? A veces &e 10
levantarse su vestido y mostrar sus vergiienzas". utiliza como si poseyera la autoridad de UI}. docu-
En las calles de Atenas había de todo. Quizás so- mento público; mas ¿qué significaba, en realidad?
braban motivos para no permitir que las,muchachas Una observación hecha, en un pleito despreciable,
anduviesen por allí solas. por un abogado que es un hombre de mundo, a un
jurado de cien o más atenienses ordinarios, mu-
~ Luego si consideramos el pasaje de los cerrojos'
chos de los cuales están allí porque con su mezquino
y barrotes, hallamos que su propósito es "(Iue las
estipendio pagan la cuenta del pescadero a fin de
esclavas no puedan tener hijos sin nuestro cono-
semana. "¡Hetairas ciertameritel ¡Lindas muchachas
cimiento 10, y evitar (IUCse saquen indebidamente
esc1avas! ¡Demasiado caras para nuestros gustos,
cosas de los cuartos dc las mujeres", lo 'cual nos
pero gracias por vuestro cumplido!" Y sea como
recuerda hasta qué punto el hogar griego era tam-
fuere, ¿qué está diciendo realmente el orador? Toda
bién un taller. Aparte de lo (Iue nosotroscons4te- su argumentación se propone sacar a luz la enor-
ramos "tareas domésticas", figuraban la confeccióÍi
midad de la ofensa de Estéfano por haber intro-
de los vestidos -trabajando la lana en bruto-, la
molienda así como la elaboración de la harina ob- ducido con malas artes en el cuerpo político una
descendencia extraña y mancilIada. No es una
tenida del grano traído por su marido, y la provi- conducta extravagante; tiene sus raíces en la con-
sión de alimentos para el invierno. Pensemos que
cepción de que la pólis es una unión de parientes.
Por lo tanto dice: "Las hetairas y las esc1avas tienen
10 Tanto Jenofonte como Aristóteles señalan que al tener
su explicación, pero cuando llegamos a los cimien-
hijos la esclava decente se volvía más adicta a su propieta- tos sobre los cuales se asienta la existencia de
rio. Pero un hombre no debe ignorar quién ha de nacer
en su casa. nuestra pólis y' el sostén de nuestros hogares per-
:U8 319
I
.Ii.
\
-'

'sonales, ¿a quién nos dirigimos? A nuestras esposas." puede ser verdadt;ra o ng, cuando deducimos quc
Lejos d~suponer desprecio, por la esposa, este pa- porque llna muehacha no iba a la escuela era
saje la eleva por encima de las otras mujeres. Se analfapeta. Se sabe de n~ños que han aprendido
lialla en perfe~ta armonía con las pruebas de los a leer~!1 sus hogares y '10 que conocemos de la
vasos pintados. Nuestra posición material y socj~l inteligencia y curiosidad ateniense hace suponer
enteramenfe diferente, y también nuestra herencia que nuestra apreciación es incierta. En segundo
de siglos de literatura, nos hacen interpretar mal lugar, los que hoy no saben leer son seres inEra-'
fragmentos como éste y luego pasar por alto las' humanos, pero esto no era así en una sociedad
donde los libros constituían objetos .relativamente
pruebas de la pintura y del drama. Hasta un eru- raros. Para el ateniense común el sabe~ leer tenía
dito tan vivaz y sensible como T. R.' Clavel' repre-
senta a Sócrates diciendo a un amigo;' "¿Hay alg~en escasa importancia; la conversación, la discusión, el
teatro formaban las verdaderas fuentes educativas,
,a quien confías asuntos más serios que a tu esposa
o con quien hablas menos?" P Pero ,el sentido llano mucho más que la palabra escrita. El' mU<;.hacho
en griego es: " ... a quien confíes cosas más serias no concurría a la escuela para conseguir un certi-
y con la cual tengas menos discusiones?" Y la ra- ficado y. con éste "ventajas educacionales" (esto
zón por la cual tiene pocas diferencias con su es, calificación para una tarea mejor que el trabajo
esposa es (implícitamente) porque trabajan juntos manual que nosotros admiramos mucho más que
en compañía y comprensión. los griegos). Los griegos, con su desviado y limitado
..-/ Los m-Y.f.hachos,eran enviados a la' escuela; se modo de ser, enviaban a los muchachos a la es-
les_ enseñ~b.a a leer y a escribir, y eran educad.os cuela para adiestrarlos en l<;tvirilidad, en la moral,
en la poesía, la música y la gimnasia. Las niñas en los modales y en gimnasip.. Se enseñaba a leer "
no iban_op.i!.!1LlJadaa la escuela, una prueba más y escribir, pero estos rudimentos no llevaban mu-
de que los atenienses despreciaban a las mujeres cho tiempo. El resto del elemental plan de estudios
y las preferían tontas. La mujer atenienseera anal- er~ el aprendizaje de la poesía y el canto (mll-
ta,beta y sin educación. De modo que cuando iba- siké) y el adiestramiento físico. La mllsiké era
al teatroy oía a Antígona hablar con tanta nobleia valorada principalmente como preparación moral
e inteligencia, ella debe haber mirado el espectáculo e intelectual y tampoco se descuidaba la influencia I

con estúpido asombro y segurament'é se extrañaría ética de la gymnastiké. ,


de esta clase ,de criatura y se pregu'htaría 'cómo ¿Qué hacían las niñas entre tanto? Pues eran ins-
pudo haber imaginado Sófocles una ~rf¡ujer tan ex- t[,uidas por su madre en las artes corresporidientes ,
traña. Esto es muy grotesco. Otra vez estamos con- a toda ciudadana: si decimos "trabajos de la casa"
fundiéndo a Atenas con Manchester. parece algo inferior, pero si decimos Ciencia Do-
En primer lugar, hacemos una afirmación que 'méstica parece eminentemente respetable; y ya he-,
mas visto cuánta 'variedad y responsabilidad 'esto
11 GLOVER, From Pericles fo Phillip, 346; JENOFONTE,
suponía. Pretender cIue no ap~'endía nada más es
Econ., III, 12. una imputación gratuita en absoluto y la idea de
32.1
320
que su padre nunca discutiría con ella temas po- se hallaban nunca presentes en las realizaciones dra-
Jíticas se halla desautorizada por el pasaje de .máticas, cualesquiera que fuesen. Otros, sin excluir-
Neera. las de la tragedia, han sostenido que era imposible
Pero ¿tenían las mujeres alguna oportunidad de que. ellas asistiesen a la representación de las come-
compartir la réal educación que brindaba Atenas? dias 12". Imposible; ganz unmoglich! y ya no hay
En la Asamblea y tribunales, no, excepto de segun- nada que decir. Pero Haigh, si bien cree en la re-
da mano.¿ Y en el teatro? ¿Eran allí admitidas clusión oriental, muestra que las pruebas desmien-
las II'lUjeres? Éste es un punto muy interesante. La ten la noción de que las mujeres podían asistir a la
prueba es clara y unánime: sí, lo eran. Cito uno tragedia y no a la comedia. y aunque rechacemos
o dos ejemplos. Platón, al denunciar la poesía e~ las pruebas, no ganamos nada, porque la propia
general y la tragedia en particular, las proclama tetralogÍ<í clásica terminaba con una pieza satíri-
una especie de 'retórica que se dirige a los "mu- ca, cuyo único ejemplo sobreviviente (el Cíclope
chachos, mujeres, esclavos y éiudadanos libres, sin de Eurípides) contiene bromas que harían palidecer
,distinción"., Esto resultaría ininteligible si solo los a los funcionarios del Stock Exchange. En este
ciudadanos' varones hubiesen sido admitidos en los punto, entonces, había una igualdad y una libertad
festivales dramáticos. En las Ranas de Aristófanes' entre los sexos inconcebible para nosótros,. aunque
se finge que Esquilo ataca a Eurípides por su quizás no para el París del siglo XVIlI 13.
"inmoralidad"; Eurípides, dice, ha presentado en Al parecer, entonces -para resumir esta discu-
escena a tales mujerzuelas "que las mujeres decen- sión- la prueba que tenemos difícilmente admite
tes se han ahorcado de vergiienza". Esto no hubiera frases como "mantenida en una reclusión casi orien-
sido posible, si elhis hubiesen estado estrechamente tal". Los eruditos no han hecho una distinción bas-
vigiladas en' sus casas. La antigua Vida de Esquilo tante clara entre muchachas y mujeres casadas, ni
cuenta que el Coro de las Furias en·las Euménides tampoco entre his condiciones de la vida en Atenas
era tan terrible que los niños morían de miedo y y en Manchester, ni entre el griego clásico y la lite-
las mujeres tenían abortos, una historia bastante ratura moderna. Teócrito, en los primeros años del
tonta, pero el que la contó primero creía sin duda siglo III antes de Cristo, compone una viva panto-
<jue las mujeres iban al teatro. mima en que se describe cómo una dama siracusana
La prueba es decisiva, pero "en el tratamiento de en Alejandría visita a una amiga y va con ella por
estc tema los estudiosos parecen haber sido indebi- las calles rumbo a un festival; y se nos dice: Éstas
damente desviados por una opinión preconcebida son mujeres dorias:' mirad cuánta más libertad te-
\obre lo que es recto y conveniente. Es innegable
ljUe la mujer ateniense era mantenida en un estado 12 HAIGH, The Attic Theatre, 3'·' edidón (por A, W.
casi de reclusión oriental. Y la antigua comedia épica Pickard-Cambridge) ,
estaba llena de tantas groscrías <jue la hacían im- 1:1 Es verdad que' la comedia y el drama satírico esta- .--"
ban asociados con la "religión", y que esk> a menudo elimina
propia para muchachos y mujeres. Por esta razÓn las dificultades de llamar a la misma cosa con diferentes
algtinos autores han llegado a afirmar 'lile ellas no nombres.
3:2:2 323
nían que las atenienses." Esta diferenciE parece ile- que vive sola en un departamento peqlleíio y come
gítima. Debemos más bien decir: ~'Este poema fue afuera puede lle\'ar una vida social más activa (lue
escrito en Alejandría, una ciudad cosmopolita, en la mujer casada. Estas hetairas formaban un grupo
una época en que la ciudad-estado ya había termi- de aventureras que habían dicho no a las ocupacio-
nado, y la política competía a los reyes y ,a sus nes serias de la vida. Naturalmente, ellas divertían
funcionarios, no al ciudadano comÚn. Veamos, por a los hombres. "Pero, mi querido amigo, uno no
lo tanto, cuán distintos son los asuntos sobre los
se casa con una mujer así."
que escriben ahora los poetas. Ya no se limitan a Asimismo, veamos el testimonio de las imposibi-
los temas que atañen a la vida de la pólis; en cam- lidades legales de las mujeres y en particular de la
bio, empiezan a escribir sobre, la vida privada y heredera. Esto, decimos, ratifica la escasa opinión
doméstica."
(!UI~ el ateniense 'tenía de la dignidad femenina. No
Pero la doctrina de la "reclusión" ha adquirido deinuestra nada de eso. Solo prueba lo que sabía-
tal asidero que cuando una mujer casada nos dice mos: que el ateniense -o por lo menos fa ley de la
en Aristófanes por qué es tan difícil para ella salir, ciudad, (lue puede no ser lo mismo- pensaba muy
no nos pa~ece necesario seguir escuchando; ya lo poco en las conveniencias o ventajas del individuo
s¡¡l)('lllos. Y cuando halJamos excelentes p¡:uebas de en comparación con los' intereses del 'gruP9 social,
(Iue las mllj~res asistían al teatro -:-a meiHldo a ver la familia o la pólis. En relación con este punto
obras que nosotros no permitiríamos ver a nuestras merece mencionarse el pleito de Apolodoro contra
mujeres- luchamos contra ella: Después, surge la Policles (Dcmóstenes).
argumentación siguiente: "Si las mujeres tuviesen Apolodoro es un riCo hombre de negocios y un
tal posición entre nosotros, la causa sería la repre- trierarca. La Asamblea decide (lÚe es urgentemente
sióri y la arrogancia masculina; por consiguiente, necesaria una expedición naval. Los trierarcas de-
ésa fue también la causa en Atenas. Por cierto, el ben llevar sus barcos al muelJe al día siguiente y
ateniense descuidaba a sus mujeres y probable- prestar servicios a bordo durante seis meses. ¿Tiene
, mente las despreciaba, a no ser que ellas fuesen Apolodoro entre manos negocios complicados? ¿Lle-
; extranjeras y no demasiado respetables." Luego nos gan a sus oídos, durante esos seis meses, noticias de
\: sorprendemos ante los vasos y desechamos las in- (lue su madre se está muriendor ¿Es la tripulación
l~' dicaciones extraídas de los personajes femeninos (lue le ha sido asignada insuficiente e incompetente,
'''; -.ie la tragedia. Olvidamos las condiciones físicas probJema l.irremediable, pues, si quiere otra mejor,
" de la vida griega, que eran primitivas, y cómo esas tiene que pagársela con su dinero y correr el riesgo
~ condiciones establecían una aguda distinción entre de gestionar su devolución? Todo esto-revela mala
~ el modo de vida y los intereses de hombres y mu- suerte, pero no hace al caso. Apolodoro quizá con-
"" jeres. Estamos convencidos de que los atenie!)ses siga un amigo para que mire por él sus negocios
procuraban la compañía de las hetairas, porque és- --pan; eso están los amigos- y su madre .puede
tas eran educadas y sus esposas ignorantes. ¡QUl' morir~e sin él; mas está obligado. a perrpanecer el1
ingenuidad! También entre nosotros lma muchacha Sl1buc·o. Nadie insinuaría (ll1e Apolodoro fue tra- "
3:24
325

_~l' _ l
;'
. tado tan rudamente como una, heredera, pero el asÍ. "Ciudadano" significaba "miembro" y "la con-
principio es el mismo. Tampoco deberíamos consi- dición de miembro" dependía del nacimiento. Solo
derar la posición de la heredera sin tener en cuenta, como recompensa de servicios excepcionales se con-
al mismo tiempo, la importancia social y religiosa cedía ~sa prerrogativa a un extranjero, el cual era
de la familia y la solemne responsabilidad de I su normalmente "miembro" de otro estado. "Ciudada-
jefe por ese entonces. La extinción de una familia, no" no significaba "persona superior". La sociedad
y por consiguiente de 'sus cultos religiosos, era un att(niEmse .produce .la impresión de ha11arse singu-
desastre, y la disipación de su propiedad algo ape- larmente libre de las barreras que dependían de la
nas un poco menos calamitoso. No dejamos de posición, ya fuera ésta política o económica. En el
sentir simpatía por la heredera -como la experi- comienzo de la República, Platón nos presenta el
mentamos por. aque110s generales desafortunados placentero cuadro del viejo Céfalo, un extranjero,
que eran ejecutados- pero no nos apresuremos a aunque adinerado, que alternaba con los mejores
\ afirmar que la ley relativa a e11asindica menospre- círculos de la pólis. Sócrates, en cambio, era pobre
~ cio por' las mujeres. Después de todo, entre los y no descendía de familia distinguida; pero, a pesar
romanos en una etapa similar de su historia, el pater- de e11o, lo hallamos cenando en compañía de los
familias aún poseía legalmente poder de vida o hombres más prominentes y resulta' 'significativo
muerte sobre los individuos sometidos a su potestad. . comprobar la soltura con que todos actuabán en ta-
Debemos ver las cosas en su marco completo, antes les reuniones. En la ciudad, a su vez, el filósofo
de empezar a sacar consecuencias.' cpnversaba con ricos aristócratas y artesanos sin que
¿Qué puede decirse sobre la vida social de los nadie se sintiese menoscabado 'en su dignidad. An-
hombres? Debemos aquí recordar la índole de nues- tístenes, por su parte, invitado de Jenofonte e inter-
tros testimonios: ningún ateniense se tomó nunca locutor en su nallr¡lIctc, tampoco fue hombre de
el trabajo de 'esbozar un cuadro de la sociedad con- fortuna. No obstante, estos testimonios son, sin
temporánea, ni de escribir de tal modo que esa duda, de carácter selectivo; pues, a lo que parece,
pintura surja como algo accesorio. Tenemos gran ni Platón ni Jenofonte disponían de tiempo para
cantidad de vívidos deta11es, pero debemos andar- ocuparse de individuos acomodados que solo fue-
nos con cuidado sobre el modo de establecer gene- sen excéntricos carentes de talento.
ralizaciones a partir de e11os. Mas existe otra prueba .. Echemos una mirada
"--" Sabemos que Atenas era políticamente "exclusi- -:-para tomar el caso extremo- al tratamiento que
va". Las líneas trazadas entre el esclavo y el hombre recibían los esclavos. Sabemos, por los vasos pin-
libre, entre el extranjero y el nativo, eran tajantes; tados y otros documentos, que los. ejemplos de
resultaba difícil cruzadas, y la usurpación' de un amistad entre esclavos y sus propietarios no fueron
derecho político superior se castigaba con severidad. aislados; el hecho dependía de los individuos. La
A nosotros nos resulta natural pensar que este exclu- esclavitud cúnstittÍía, después de todo, un acciden-
sivismo político estuviese acompañado p,or un ex- te. Muchos de los hombres reducidos a ese estado
clusivismo social semejante, pero parece que no fue demostraron poseer excelentes condiciones de mora-
326 327

'------------------------------
•....•
/lielad e inteligencia y los atcnicnses fueron, por su y, además, un campo de lucha particular, y cuando
V parte. lo suficientemente sensibles como para valo- lo presta para algún certamen, procura llegar tarde
rar la diferencia entre la persona y su situación. para que los asistentes se codeen y murmuren:
EI esclavo que, de acuerdo con el uso establecido, "Éste es el dueño". En esta galería se halla también
obtenía su libertad alcanzaba la categoría de "n1(>- el oligarca. Nunca sale antes del mediodía (para
teca" o "residente extranjero")· nada permite supc)- probar así que está desligado de cosas tan vulgares
ner que no ocupase dentro (k la sociedad el Ingar como los negocios); lleva su manto con estudiada
que su carácter ysu talento exigían. So]o una vez elegancia, usa sus cabellos y barba ni demasiado
en los discursos forcnses <llle se conservan se utiliza largos ni demasiado cortos, y defiende ideas anti-
el origen servil como mia réplica sardstica; la em- democráticas. "Tengamos· una junta de uno solo,
plea Apolodoro,cuyo padre, Pasion, había sido siempre que sea un hombre fuerte. Deberíamos
primero esclavo, luego administrador muy respe- mantener a esos individuos en su lugar."
tado, y ron el t ¡VIII}>!) sucesor de un banqucro, En estos hombres hay, en verdad, cierta ausencia
hasta que por Último se \'io elevado a la jerarquía de afabilidad -igual defecto se advierte en el arro-
de ciudadano.
gante, que no habla si no le dirigen la palabra y
Entre pobres y ricos la divisiÓn política se aglldizó recibe huéspedes si bien no come con ellos- mas
bastante, pero ¿.hasta que"' punto se escondía allí no representan el tipo del pobre,enriquecido'a quien
también una división social? No tan amplia como el dinero no lo libera de la existencia oscura y
! entre nosotros. No se podía reconocer Ia clase monótona.
V social de un ateniense tan pronto como abría la Mucho se ha dicho de las "buenas formas" y no
bóca, y ya hemos visto que los fundamentos de menos sobre las cualidades·, personales. A veces
Ia educaciÓn eran accesibIes a todos en general. nos inclinamos a pensar que si alguien era feo, el

t'
hombre con quien se encontraba tomaba esto como
un insulto personal. Así Apolodoro (Demóstenes
\jI nosotros,
imparciales lo cual
en sues estimaciÓn
de esperar de una
en los hombres
sociedad mÚ-que
XLV, 77): "Mi rostro, mi andárrápido, mi voz
Nos más
cho inclinamos
expuestaa creer CpIC los éambios
a los sÚbitos atenienscs de eran más
fortuna. bronca no me incluyen, yo lo sé, entre los favore-
Por ejemplo, los Caracteres de 'Teofrasto analizan cidos por la suerte. Estas deficiencias me ponen en
treinta faltas o deficiencias por separado: el excén- desventaja, pues molestan a los demás sin repor-
trico puro no se halla entre ellas. Figura ·allí, por tarme a mí ningún bien." Una voz profunda se
cierto, el hombre frívolo y vanidoso. Posee un escla- aceptaba, y un andar digno, pero el exceso de ele-
vo etíope; si tiene un grajo dom~sticado lo adiestra gancia (como hemos visto) era impropio de un
para que suha y baje una escalerilla llevando un caballero; así entre los retratos mencionados figura
escudo; si ha salido en una cabalgata con otros ca- el val1i'dosillo que se toma el trabajo de mantener
balleros, recorre Juego la ciudad mostrándose con sus dientes blancos y del otro lado está el hombre
su traje de montar y sus espuelas; se corta el pelo repugnante que los tiene negros. ,El palurdo mues- .
demasiado a menndo; tiene un manita amaestrado tra demasiado sus piernas desnudas cuando se sien-
321)
329

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ta; atiende él mismo a la puerta, canta en eJ baño que da una serenata a su novia cuando ella está
(púbJico) y IJeva eJavos en sus zapatos; al tiempo con fiebre; IJama a un hombre que acaba de regre-
que el avaro (el anelélltheros) usa calzado que nQ sar de un viaje agotador y lo invita 'a dar un paseo;
aguanta más remiendos y jura que es más fuerte actúa como árbitro y enemista a las partes cuando
que el cuerno. Hay un carácter parecido al 10 único que desean es reconciliarse; y, "cuando tie-
nOllveall riche: es el estudiante tardío. Este hom- ne ganas de bailar, pretende que le acompai1e otro
bre, que tiene 70 alIaS o m(ts, aprende poesía y toma hombre que todavía no está ebrio".
lecciones de danza, lucha y equitación; su falta La pobreza es, por supuesto, lamentada. Sim-
es que alardea fuera de tiempo y sin éxito. No hay plemente porque impide que un hombre pueda
en el retrato ningún dejo de superioridad social. ayudar a sus amigos como él 10 desearía. Euxiteo
El muy tonto practica la caza y el lanzamiento de deeJara que su contrincante ha despreciado a su
la jabalina con los más jóvenes, y se ofrece para madre porque eIJa vende perifolJos en el mercado,
ensei1arle al instructor la técnica de estOs deportes, "contrariamente a la ley que dispone que debe ser
"como si éste la ignorase". acusado por calumnias el que reproche a un ciuda-
Cuesta dejar a Teofrasto, y no lo abandonaré sin dano, hombre o mujer, por ejercer el comercio en
presentar por lo menos al oficioso y al estúpido, el mercado". Quizás sea significativo que se requie-
aunque no vengan al caso. El oficioso mostrará el ra una ley (o eJáusula) para tal fin, pero a la sazón
camino más rápido hacia un lugar y la indicación el mercado era un caso especial; daba lugar a s\l-
servirá para que todos se extravíen -¡muy helénico poner que los que aIJí estaban tenían algo de bribo-
esto!-; intentará "una experiencia" dando vino a un nes. (Véase El mercado de. los mentirosos, pág. 260.)
hombre a quien su médico se 10 ha prohibido y así El pícaro que levantó la acusación contra Euxiteo
el pobre sufrirá las consecuencias; y cuando presta alegó también que su madre ejercía de nodriza. "¿Y
juramento advertirá a los circunstantes: "Ustedes qué hay de malo en ellp?", dice él. "Como muchos
saben que no es la primera vez que cumplo esta otros, hemos sido castigados por la guerra. Muchas
ceremonia". El estúpido hace una cuenta, pone de- mujeres de Atenas han trabajado como nodrizas.
bajo el resultado y dice: "¿Cuánto era?" Quedo solo Puedo darte nombres, si 10 deseas."
en el teatro, profundamente dormido, cuando todos Se nos ha asegurado a menudo, 'con más o menos
se han marchado. Alguien le pregunta si sabe cuán- autoridad, que el griego despreciaba el trabajo ma-
tos funerales hubo en el camino del cementerio el nual. La idea fue rebatida por Zimmer (en su Greek
mes pasado, él repJica: "Solo deseo que tú y yo Commonwealth) como "grotesca", y el adjetivo, a
tengamos la mitad". Y después de comer con ex- mi parecer, estaba bien elegido. Como al conside-
ceso tiene que levantarse en la noche e ir a la plaza rar el tratamiento a las mujeres, debemos Jiberarnos
púbJica, y al volver del recorrido se mete por error de ciertas nocion~s contemporáneas antes de esti-
en casa del vecino y es mordido por el perro. mar la actitud griega. Debemos también considerar
Pero debemos volver a nuestro asunto, aunque es- quiénes son nuestras "autoridades" y a qué se refie- '
to signifique pasar por alto al hombre sin tacto, reno Existe modernamente la costumbre de hablar
330 331

>-=¡¡L
de "los obreros" en el mismo tono que se usaría pular o "divergente"; se inclinaba a averiguar su
grado de verdad.
al proferir algún conjuro mágico. Los griegos eran
demasiado simples para pensar así en fragmentos. Los estados que limitaron sus privilegios a las
Ellos preferían saber: "¿En qué trabaja?", "¿Cómo clases que se hallaban siempre dispuestas para el
trabaja?" servicio militar (entre las cuales deben incluirse
Por ejemplo, sabemos gracias a la autoridad de
Sócrates (segÚn ]0 referido por J enofonte, EcolI. muy estrecha de las funciones del estado, pero no I
puede por este motivo sostenerse que hayan despre- .
IV, 3) <!ue algunos estados (no Atenas). prohibían los granjeros) quizá hayan ten,ido una 'concepción
dado el trabajo nianual pel' se ..
J'
a sus ciudadanos realizar 0cupaciones mecánicas.
Inmediatamente pensamos en la Asociación Ama- Supongamos, que apliquemos el razonamiento de
teur de Berna, la cual tiene (o tm'o) una regla que SÓcrates a nuestra propia época. Como suele suce-
impide ser remero aficionado a quien realice una der, he escrito la mayor parte de este libro sentado
"ocupación servil". Tal "ez sorprenda hallar seme- junto al fuego. Si yo tuviese que caminar hasta
jante extravagancia en Sócrates; mas si observamos Bridgwater la semana prÓxima quedaría desmayado
con calma el pasaje comprobaremos que su sentido a un costado del camino; por cierto <lue desearía
difiere del que se le asigna. La argumentación se arrojar el escudo. Si fuese llamado para actuar
presenta así: "Los hombres desprecian, en verdad, como jurado, probablemente me excusaría, alegan-
aquellas ocupaciones que se llaman oficios, las cua- do que la Universidad no puede marchar sin mí.
les suscitan, con razón, escasa estima en las comuni- SÓcrates no vacilaría en considerarme muy intere-
dades porque debilitan los cuerpos de quienes las sante como individuo, pero pensaría que soy un
convierten en medios de vida al obligados a per- ciudadano de escaso valor y pondría mi oficio en
manecer sentados y a pasar los días en el encierro. la lista negra. De todos modos, sería riesgoso afir-
mar <lue SÓcrates "dcspreciaba el trabajo intelec-
J
.
junto al fuego. Sin duda, cuando el cuerpo se ener-
Hay quienes trabajan, por cierto, todo el tiempo
va la mente experimenta igual efecto. Además estas
tua]". En realidad, ]0 (lue él fustiga no es el tra-
bajo mecÚnico, sino ]a especialización. El trabajo
labores mecánicas no dejan al hombre ocio alguno de la tierra cuenta con sus mayores encomios. Nun-
para preocuparse por los intereses de sus amigos o ca desdeíi.a al "destripaterrones".
los negocios públicos. Esta clase de trabajadores no y no olvidemos quc aquí SÓcrates está hablando
puede ser de mucha utilidad a sus amigos o asu desde el punto de vista político, no desde el punto
país. Por tal causa, ciertos estados, en particular los de vista social, y no es nuestro filósofo hombre de
más guerreros, no permiten que sus ciudadanos se intercalar consideraciones que no vienen al caso
dediquen a esas tareas." en una argumentaciÓn (como tampoco 10 eran
Dueíi.o de una mente simple porque funcionaba Platón y_ Aristóteles). Vemos un aspecto distinto
en el sentido de la totalidad, el griego, cuando se de SÓcrates en los' Memorabilia, IlI, la; allí apa-
hallaba frente a una proposición cualquiera, no se rece el SÓcrates <Iue dedica mucho de su tiempo
preguntaba, en general, si ésta era reaccionaria, po- a amlm]ar por ]os talleres o estudios (pues apenas
332 333
había diferencia entre ambos) y conversar con el una tarea manual -no se nos diq? cuál- pues pien-
"obrero" sobre su oficio. Éstos consideraban. tales sa que ello es mejor que vivir a costa de los amigos.
cambios de ideas, al decir de Jenofonte muy Útiles "Esto está muy bien, dice Sócrates, pero ¿<lué harás
para ellos. J enofonte registra una conversación cuando seas demasiado viejo para trabajar? Mejor
con un tal Pistias, fabricante de coseletes. "¡Qué será que te contrates con alguien que busque un
invención admirable es el coseletel Protege lo que mayordomo, o un hombre para que vigile a los tra-
necesita ser protegido y no impide que un hombre bajadores, o la cosecha, o algo por el estilo. Una
utilice sus armas. Dime, Pistias, ¿por qué cobras posición así te será 'más útil cuando sea~ viejo." Un
más que otrOs fabricantes? Tus coseletes no son consejo muy razoriable, por cierto. Pero ¿qué le
más fuertes y están hcchos con los mismos mate- responde Eutero? Algo tan esencialmente helénico
riales." Pistias explica que son mejor proporcio- que yo mismo lo he oído a un griego que era pro-
nados. "Pero suponte que tu cliente sea el mal pietario de un reducido y arruinado restaurante en
proporcionado." Pistias explica que se adaptan una ciudad pequeña y decadente. Mientras estuve
al individuo. "De modo que la proporción, dice allí, disfrutando día tras día sus comidas admirable-
Sócrates, no es algo ab,soluto, sino relativa al que mente hechas, se vio obligado a ceder y aceptar un
la utiliza. Y, naturalmente, si quedan bien, el peso puesto en otro restaurante en cualquier parte. Yo
está proporcionalmente distribuido y se nota me- empecé a expresarle mis mejores deseos, según lo
nos." "Ésta es la razón, dice Pistias, porque creo que permitía mi griego moderno, pero él me interrumpió
mi trabajo merece un buen precio. Pero hay perso- y con infinita amargura me dijo: "¡Hypállelosl", su-
nas que prefieren un coselete muy adornado," bordinado. Esto fue exactamente lo que dijo Eu-
Estos artesanos tenían buena opinión de sí mis- tero. A Eutero no le molestaba ser un trabajador
mos y de sus oficios. Los vasos pintados -hechos manual, ¡pero sí le abrumaba convertirse en un se-
para la venta común- a menudo nos brindan es- ñor mayordomo ... 1 Como dice el traductor Bohn
cenas del taller. Con mayor frecuencia, como es en su modo tan chispeante: "Me disgustaría mucho,
natural, nos muestran aspectos de las propias ta- Sócrates, sometenne a la esclilVitud". Sócrates se-
reas del alfarero, pero también aparecen otros ofi- ñala que manejar una finca es muy semejante a ad-
cios. Los alfareros ingleses han decorado a menudo ministrar una ciudad, y esto es lo opuesto a la faena
sus cacharros con mariposas o con casitas campes- del esclavo. Eutero es obstinado: "No me expon-
. tres; nunca he sabido que la propia fábrica haya dré a las censuras de nadie". "Eso es difícil", dice
Sócrates. "Pero tú puedes encontrar a alguien que
haber otras razones, pero si el alfarero griego utili- no sea' severo, un hombre de buena . índole para
zaba su propio oficio conplato
fineso decorativos, quien tú puedes emprender Jabores que están den-
J sido representada en un en un jarro. indica-
Puede
ba que no existía un prejuicio social contra él tro de tus fuerzas y rechazar las que no 10 están."
Encontramos, en los Memorabilia, a un tal Eute- No sabemos 10 que hizo· Eutero, pero ¡ser admi-
1'0, propietario arruinado por la guerra, lo mismo nistrador de una Jinca1, ¡Oh, Zcus! ' , /
que el Aristarco que vimos antes. Ha emprendido
334
---- En realidnd, 1<1 actitud ~ri('ga hacia el trabajo
335
T
6..."- _
mán (collnter-julIJper); y, dice Demóstenes 14, re-o
I "trabajo"haher
t)art:'ce sido nw:,Todo
Cll abstracto. razunahlt:'.
depenue ?\ode existe el
la clase firiéndose a comerciantes eminéntes, "en el campo.
de tarea, y cSlwC'Íalmcnte,si uno era o no su propio dfel comercio y de las finanzas, es algo excepcional
patn'm. Al ciudadano no le importaba trabajar que un hombre sea inteligente y honesto>'. En el
junto a los esclavos; la diferencia estaba en (flIl' a él mundo griego posterior hay cantidad de filósofos y
le resultaba fácil suspender sus 'ocupaciones e ir a escritores que opinan con desdén sobre el "trabajo",
la Asamblea en tanto que el esclavo carecía de esa pero éste era un mundo. escindido, que había in-
ventado la "cultura".
libertad. Pistias podía cerrar su negocio cuando le
parecía y decir: "Vuelva mañana". Tenía un oficio Para concluir' este capítulo un tanto divagador,
iuteres,ante, y buenas razones para sentil:sc orgu- deberíamos tal vez preguntamos si existen algunas
lloso de él; si sus clientes no gustaban de sus cose- características del pueblo que no hayan sido men-
cionadaso sólo hayan sido tratadas en forma insu-

j
I
apreciaban el trabajo; no eran excéntricos ni sen-
letes, nadie enlesloimpedía
timentales que a élir respecta.
a otra parte. Los griegos
Cuando
teles decía que las. ocupaciones manuales y mecá-
Aristó-
ficiente. Es indudable que hay una.
El lector se habrá quizás sorprendido que un
litigante pueda admitir, sin ruborizarse, que efectúa
nicas inhabilitaban a un hombre para la ciudadanía, su acusación para vengarse de su adversario 15. Tal
motivo entre nosotros se ocultaría cuidadosamente;
es imposible discutir con él en su propio terreno. No
en todo caso, la defensa y no la acusación trataría
se trataba de un prejuicio, era un juicio, perfecta-
mente válido de acuerdo con sus propias premisas. de establecerlo. Sin embargo, en los tribunales
griegos es proclamado con toda claridad. Debemos
Aristófanes satiriza' a Cleón, un curtidor, por el he- considerar esto con cierto deteniriliento.
cho de ser violento y vulgar; pero no se mofa de los
vendedores de cueros, que no eran violentos ni vul- No constituye una explicación decir a secas que
gares. Del hijo de su acusador Anito, dijo Sócrates los griegos eran vengativos. Quizás lo fuesen, pero
(1I1emorabilia, 30): "No creo que prosiga en el ¿por qué considerar tal deseo de venganza como un
oficio servil en que su padre 10 ha puesto" -al mérito? Así resultaba en efecto siempre que ~l de-
parecer, también vendedor de cueros-; "él es un seo y la venganza buscadas no se considt:)raran
mozo con capacidad:' Sin duda, esto encierra un carentes de razón. Esto se advierte en el único
desaire. En realidad, la ocupación generalmente carácter de Teofrasto que nos resulta difícil de
despreciada eLl la venta al menudeo; los motivos comprender: el Irónico. La palabra "irónico" ha
cambiado completamente su sentido. La. "ironía"
) económico -tal persona
de tal desprecio derivabanno en
hace nada,
parte luego
de un es un
prejuicio constituía 10 opuesto a la jactancia y la 'éxageración,
parásito-; a veces tenían origen moral (El mercado y por eso encerraba también una falta, puesto que
de los mentirosos), o más bien' estético, pues esos el grieg.o siempre supo lo que le había enseñado la
individuos no hacen nada qu~. exija talento o dé
satisfacciones. Nosotros tenemos el t¿'nnino trtlja- 14 En defensa del banquero Forrnio.
15 Ver más arriba, pág. 256.
337

••...
L..:.
reciente historia política: que 10 contrario de un Esta moral tan anticristiana procede, en parte,
hombre malo no era un hombre bueno, sino una de la naturaleza de la sociedad griega, en la cual
especie diferente de hombre malo. La "ironía" no el grupo es socialmente más importante (Iue entre
significaba solo empequeñecimiento, sino también nosotros y el individuo tiene menos valor. El indi-
carencia de franqueZa, fingimiento dentro de las viduo, es primero un miembro de su familia, luego
causas reales y exhibición de motivos falsos. El Iró- de su ciudad. Un daño hecho contra él es una
nico de Teofrasto es, entonces, entre otras cosas, "el afrenta inferida a su familia o a su pólis. Si se pro-
que se acerca a sus enemigos para char1ar con ellos, duce el agravio, él debe vengarlo en favor de su
en lugar de mostrar1es odio. Alaba de frente a los familia o de su pólis. NO,sotros tenemos un ejemplo
mismos a quienes ataca a sus espaldas y los compa- , lejano en la puntualidad con que un funcionario o
decerá en sus derrotas. Mostrará perdonar a sus fideicomisario administrará los fondos; a él no le
detractores y disculpará las cosas dichas en su con- corresponde ser generoso con el dinero ajeno.
tra 16." Podemos estar en absoluto seguros de que Pero mucho más arraigo e influencia alcanzó el
el propósito de Teofrasto no es discutir la insinceri- concepto del sentido griego del honor. El griego fue
dad del "perdón". Así como el jactancioso afecta muy sensible a la posición (Iue ocupaba entre sus
ser más gallardo de lo que es, su opuesto, el irónico, semejantes; era apasionado, y se esperaba que lo
afecta, entre otras cosas, ser más mezquino de lo fuese, cada vez que reclamaba lo que lecorrespon-
que es; y ¿cómo mostrar mejor esta mezquindad, día. La modestia no gozó de gran estima 57 la
de espíritu que perdonando a sus enemigos? Si pre- doctrina de que la virtud tiene en sí su propia r.e-
tenderlo es denigrante, hacerla será mucho peor. compensa habría sido juzgada por el griego como
Ésta es una auténtica concepción griega. "Ama a una simple tontería. El galardón de la virtud (al'eté,
tus amigos y odia a tus, enemigos" era una máxima excelencia sobresaliente)' reside en la alabanza de
que nadie, antes que Sócrates, ni siquiera pensó en sus conciudadanos y de la posteridad. Esto se ad-
poner en duda. El arquetipo de nobleza de Aris- vierte claramente a través de 'la vida y la historia
tóteles es "el hombre de elevado espíritu" o "el griegas, a partir de la singular susceptibilidad del
hombre de alma grande". El equivalente latino héroe homérico sobre su "premio". He aquí una
es magnanimus y ha adquirido un matiz diferente
y menos aristotélico. Éste, contrariamente al iró-
observación típica:
,
~ico, será franco en sus amistades y en sus odios, Si tú pensaras en la ambición del hombre, te sorpren-
derías de su irracionalidad, si no llegases a comprender su
pues el disimulo es un signo de temor. apasionada sed de fama, "a fin de dejar en pos de sí", como
Entendemos, sin duda, que la insinceridad es des- dice el poeta, ,"un nombre para las edades: venideras". Por
preciable; mas también tenemos que comprender ello, los hombres están dispuestos a enfrentar cualquier
que perdonar a los enemigos es algo malo y ven- peligro -más aún que por sus propios hijos-, a perder sus
bienes, a soportar penurias físicas, a dar su vida si es
garse de ellos un simple deber. necesario. ¿Acaso imaginas que Alcestes ,hubiese dado su
vida por Admeto o Aquiles la suya para vengar a Patroclo, '
16 Traducción de Jebb. si ellos no pensasen que su propia areté era inmortal, como
338
339
lo es en efecto? De ningún modo; cuando másnobJe es a la admiración, pues nada hay que pueda sorp:-c:r-
un hombre, más la fama imperecedera y la inmortal areté
constituyen .J.osmóviles de todas sus acciones. derlo demasiado 17. No soportará el resentimie~=:-
preferirá más bien pasar por alto las injurias. ~.:::
La que así habla es la prudente Diótima, que ins- le preocupará ser adulado ni ejercerá alabanza, pG=
truye a Sócrates en el Banqu(/te de Platón. Tal es supuesto, a otros hombres de un modo personal, rr
hablará mal de sus enemigos, a no ser que se pro-
la doctrina griega normal: la hallamos en filósofos,
ponga expresamente insultarIos.
poetas y oradores políticos. Véase la Ética de Aris-
Tal es el gran hombre del filósofo, ysu grandeza
tóteles. Si tuviésemos que definir "la grandeza
se advierte, en parte, en su indiferencia por la "ala-
de alma", postularíamos ciertas cualidades, y éstas banza", la cual es el acicate normal de la acción.
aparecerían siempre en acción, pero no agregaría-
mos que el hombre de alma grande debe tener con- (Sócrates, por ejemplo, dice que el buen general
pondrá en las primeras filas a los hombres "ambi-
ciencia de tales cualidades y menos aún que deba
exigir su reconocimiento público. Pero ¿qué dice ciosos", "aquellos que estén dispuestos a desafiar el
Aristóteles? Que el "hombre de alma grande" (o peligro para ser alabados".) Su grandeza consiste en
"de gran espíritu", o de ambas cosas) es quien ~e la justa apreciación de las cosas eternas y de sí
considera a sí mismo como capaz de realizar accio- mismo. La modestia natural no es una de sus virtu-
nes esforzad as y digno de ellas en realidad. El des. Considera por encima de todas las cosas -y
hombre que se sobrevalora a sí mismo es vanidoso; aun así no indebidamente- el Honor. Pero ¿qué
el que se subestima es mediocre; el que solo .es es este "honor"? No es esa fuerza interior que para
digno de hechos pequeños y se valora en conse- nosotros significa el "honor"; la palabra griega más
cuencia es prudente, pero no magnánimo. El objeto aproximada para designar esto es aidós, vergtienza.
particular de su aspiración será 10 más elevado que El vocablo que utiliza aquí Aristóteles es timé, y
conocemos, 10 que ofrendamos a los' diosas, vale de- este término griego quiere decir también "precio"
cir, el Honor. Él tendrá naturalmente todas las o "valor"., (La misma raíz se halla en nuestra pala-
virtudes, de otra manera no merecería el más alto bra "estimar".) Esto indica la importancia que da-
honor. Pero no sobreestimará el valor del honor y ban los griegos al reconocimiento público de las
menos aún el de la riqueza y el poder político. cualidades y de los servicios de la persona.
Éstos son inferiores a aquél puesto que los hombres Ahora bien, sería un error suponer que el griego
los desean a causa del honor, y si una cosa es desea- común admiraba este carácter tanto como el filó-
da a causa de alguna otra, es necesariamente infe- sofo; si el filósofo pensase como todos nosotros ya
rior a ella. No iniciará empresas sin motivos serios, dejaría de ser tal. No obstante, teniendo en cuenta
ni se ejercitará en minúsculas tareas, puesto que las la escrupulosidad y la abstracción filosóficas, el
deSPrecia; pero correrá grandes riesgos, y en tiem- cuadro, es plenamente griego, au.nque exagerado.
pos de grave peligro no cuidará su vida, pues ésta
no es digna de ser vivida sin honor. No se entregará 17 Como dij~ en cierta ocasión Balfour: "Nada importá
demasiado, y muy pocas cosas importan en absoluto."
340 341
Algunos de los detalles evocan a Pericles. (Pericles cual el griego de talento superior consideraba a
regresaba de una reunión cierta noche, escoltado menudo imposible de controlar. El mejor comenta-
por uno de sus esclavos con una antorcha, y seguido rio para ilustrar este punto es el relato de Tucídides
por un hombre que gritaba y que lo insultó durante acerca de los dos capitanes griegos en la Guerra
todo el trayecto. Pericles ni se dio por enterado, con Persia, Temístocles, el ateniense que dirigió las
pero al llegar a su residencia se volvió al esclavo y acciones en Salamina, y Pausanias, el comandante
le dijo: "Acompaña a este señor hasta su casa".) Lo espartano en Platea. Poco después de Platea Pau-
sanias fue enviado con una flota aliada a liberar
que tienen en común el "hombre alma grande" de
AristótclC's y el griego corriente es su vivo sentido las islas, pero actuó con tal violencia que asustó a
de la propia dignidad, y su deseo del "honor"; es los aliados hasta el extremo que éstos pidieron a
·decir, la creencia de que se les debe hacer justicia. los atenienses que asumiesen el mando. Los espar-
Esto explica exactamente su no coartado deseo tanos llamaron a Pausanias para que respondiese de
de venganza. Un hombre tiene para consigo mismo las acusaciones de injusticias cometidas contra al-
el deber de vengarse; tolerar una injuria permitiría gunos individuos y de entenderse con Persia, "pues
J suponer cIue el otro hombre es "mejor" que él. él parecía haber actuado más como tirano que co-
El personaje de Aristóteles posee un rasgo parti- mo comandante" (Tucíd. 1, 95). Como no designa-
cular: no tolera el agravio. ¿Por qué no? No porque ron ningún sucesor, el mando cayó en los atenienses
piensa que elJo es moralmente erróneo, sino por- por acefalía. Pero Pausanias volvió a combatir, esta
vez con un solo barco, y pronto lo encontramos en
ciue juzga cIue tal disposición de ánimo está p~)f
la Tróade, intrigando con Persia. Fue nuevamente
J' da.
debajo llamado. Obedeció, confiado en su posición real y
El de él. Él
griego no perdona;
común no hacíasolo desprecia
ninguna y olvi-
de las dos en su riqueza. No había pruebas contra él, pero
cosas. Hemos visto cuán ansioso se mostraba el grie-
su desprecio a las leyes y el haber adoptado modales
go por tener su timé, su debida recompensa de elo- persas, 10. hacían sospechoso. Además, se había
gio. Era -y es- esencialmente un' émulo, un atrevido a inscribir su propio nombre en la ofrenda
ambicioso, ávido por desempeñar su papel. (Si no
votiva hecha por los griegos en Delfos, como acción
se acepta esto, la política griega moderna es ininte.- de gracias por la victoria. Los ilotas afirmaron que
ligible.) Así, en cada aspecto, nos encontramos con había andado en tratos con ellos, a fin de planear
la idea de "contienda", agón. Lo que en forma tan una insurrección. Por fin, los éforos lo hicieron
débil traducimos por "Juegos" eran, en griego, caer en la t,rampa y confesó sus trarisacciones con
agónes; los festivales dramáticos eran agónes, con- los persas. Para evitar ser arrestado, buscó refugio
tiendas o certámenes en que disputaban poeta contra
en un templo, donde murió de hambre.
poeta, actor contra actor, corega contra corega. Pero las pruebas contra Pausanias habían com-
Nuestra palabra "agonía" es una derivación di,recta
pli'cado asimismo a Te~nístocles. Tah1bién él tenía
de agón; es el ansia de la lucha 10 que revela al
ínfulas de superior y poderoso y era todo un radi-
hombre. A ello se agrega la ambición personal, la
342 343
cal. -y oportunista -- modalidades que le impedían enfermedad y fue galardonado con un monumento,
actuar cómodamente junto a Arístides; así pues, se "aunque algunos dicen que se envenenó, cuando vio
utilizó la válvula de seguridad del ostracismo y que había prometido al rey más de lo que podia
esta vez fue Temístocles el expulsado. Se dirigió a cumplir". El toque de malicia es muy griego, pero
Argos, la inconciliable enemiga de Esparta, y los parece muy poco probable que un hombre tan agu-
espartanos se sintieron muy felices de poder decla- do como Temístocles se hubiese cavado su propia
rar contra él en Atenas. Los atenienses enviaron
fosa. "Tal fue el fin de Pausélnias el cspartano y de
una partida paraarrestarlo, pero Temístocles fue Temístocles el ateniense, que habían sido los hom-
advertido y Tucídides (por una vez) no desdeña
bres más notables de su tiempo 18". No en vano la
una historia romántica. Temístocles huyó primero
tragedia griega se expresa en tal forma contra la
a Corcira (Corfú), de allí a la tierra de Adrasto,
el rey de los molosos, aunque no se halJaban en re- hybris, y tan menudo representa la Esperanza como
una celada y una tentación.
laciones amistosas. Sucedió que Adrasfo no estaba
en su casa, pero Temístocles acudió suplicante a su Por último, no debemos olvidar que los griegos
eran meridionales. La serenidad de su arte, su
esposa. Ella le dijo que se sentara junto al hogar
y le dio su hijo para que lo tuviera en brazos. Cuan- equilibrio mental, y la segura doctrina. del justo
do regresó Adrasto, Temístocles defendió su causa ll1é'dio, fomentan quizás la idea de que el griego
era una criatura imperturbable y desapasionada. La

!un
comóhombre de. honor
suplicante; "Unasevez
venga solouna
os hice en injuria,
sus iguales,
y en mi situación actual yo estoy desamparado.
pero
idea es posiblemente fortalecida por las concepcio-
nes propias del neo clasicismo de los siglos XVII Y
XVIII Y también por las modernas representaciones
Además, yo me opuse a una petición que hicisteis,
mientras que mi propuesta actual es asunto de de los dramas griegos en que mujeres de ropajes
vida o muerte." Resulta excitante encontrar a este oscuros se reúnen en grupos escultóricos sobre el
sutil político en un marco tan homérico. Adras- escenario y recitan, en unisón --artificioso y más bien
to lo protegió; hasta que por su propio deseo Temís- perturbador, pasajes de lúgubre mitología.
tocles se dirigió a Asia y envió una carta al hijo y . Todo esto es un error. Nada que no estremezca
sucesor de Jerjes;~ "Hice a vuestro padre más d,año con excitación controlada es griego clásico, aunque
que ningún otro griego, cuando él nos atacó; pero pueda ser posclásico. Si Esquilo no excita y trans-
también le hice un gran servicio, al disuadir a los figura, es porque no se ha llegado a comprenderlo.
griegos de que le cortasen la retirada. Soy vuestro (Quizá sea imposible captar a Esquil.o en la actua-
amigo. Puedo prestaros grandes servicios .. Deseo lidad sin es~udiarlo, pero éste es otr9 -problema.)
esperar un año y luego visitaros." El rey accedió y Consideremos un momento esta cuestión de los
durante ese año Temístocles aprendió Id que pudo dramas griegos. Las escenas dialogadas no presen-
de la lengua y las instituciones de Persia. Llegó a tan dificultad; son bastante dramáticas. Pero lo que
ser junto al rey un hombre importante, gobernador
de Magnesia en Asia, donde finalmente murió de 18 TUcÍDIDES, 1, 94-96, 128-138.
344
345
sucede entre ellas es lo que enfría el entusiasmo: rizada mortalmente por el cnemigo que ataca la
los elegantes grupos de doncellas o de ancianos que ciudad. Esquilo olvida quc la Tragedia grÍega, ~n
recitan a Swinburne, todos a un mismo tiempo. Los particular cuando es él quien la escribe, es escultu-
que hallan esto pesado no deben criticar a los grie- ral; olvida también que el Coro entra siempre a un
gos; ellos no lo habrían soportado cinco minutos. ritmo de marcha perfectamente regular, anapéstico,
Estas odas corales nunca eran habladas, sino siem- 4-4. Él introduce este coro con la ayuda de una
pre cantadas; y no solo cantadas sino también dan- 3+5
zadas; y esa danza -como a veces se hace en las música cuya notación rítmica sería , y si
representaciones modernas de esas obras ...•..
"se reali- 8
zaba en una pista circular de unos 3 metros de cualquier coreógrafo moderno quiere representar
diámetro. Ahora bien, es grosso modo verdadero el tumulto y el desorden en el escenario, ¡que in-
que los únicos que hoy saben algo sobre la danza tente esta experiencia! (Si el lector no conoce músi-
griega son los que la ensefian. Intentar reconstruirla ca, que cuente a un ritmo uniforme, 1 - 2 - 3.-
por las escasas representaciones de los vasos pinta- 1 - 2 -3 - 4 - 5, Y trate de caminar dando un paso
dos es muy riesgoso. por la sencilla razón de que cada vez que dice "uno".) La tragedia griega es,
esos pintores no conocían la perspectiva ni se pre- en realidad, como la ópera moderna, en cuanto com-
ocupaban para nada de ella; si muestran una pro- bina el parlamento dramático, la poesía, la música
cesión semejante a un friso esto solo quiere decir y el ballet. t'n un e:írcu]o de 27 metros. Pero
que la misma es un adorno eficaz en el vaso y no difiere de la ópera, en cuanto trata siempre de algo
que la danza se p~lrecía a ella. Pero hemos conser- intrínsecamente importante, y la letra no sólo era
vado el metro de la poesía, yeso nos da por lo me- audible, sino que tenía sentido.
nos el ritmo, y, como si estuviera presente, el plano Esta pequeña disquisición muestra, quizás, que
de sustentación de la música y de la danza; por los griegos no se empeñaban en ser monótonos, sino
todos estos detalles es evidente que las danzas eran que por el contrario exigían. vida, movimiento y
elocuentes, variadas, y tumultuosas cuando la ac- color. En realidad, ellos coloreaban sus estatuas,
ción lo exigía. A partir de esos datos podemos un descubrimiento que ha constituido una gran sor-
deducir, por ejemplo, que las series de danzas en presa para muchos eruditos ·modernos.
Esquilo tendían a ser arquitecturales en su concep- Veamos otro ejemplo de la naturaleza esencial-
ción; en SófocIes, extremadamente plásticas. La mente apasionada de los griegos. Todos conocemos
historia del Coro de las Furias en las Euménides
la palabra griega para designar el amor: éros. Eros,
(pág. 322), aunque absurda, prueba que Esquilo el dios del Amor, el equivalente griegó de Cupido,
no estaba dominado por ideas de dignidad neocIá- adorna el Picadilly Circus. Pero ¿hasta qué punto
sica. Y no es difícil obtener un testimonio de muy es exacta· esta equivalencia? "Cupido" significa "de-
distinta índole. Por ejemplo, en el imponente y seo", el, adjetivo cupidus a menudo no significa
excitante drama de los Siete contra Tebas, el coro,
más que "codicioso". Pero éros tiene asociaciones·
hace su aparición en la forma de una mujer aterro- distintas: significa algo así como "goce apasionado",
346 347
y puede usarse naturalmente en un contexto que la Medida, no estaba rriuy lejos de su mente la
nada tenga que ver con el amor. Por ejemplo, Áyax, imagen de la cuerda templada. La Medida no im-
en el drama de Sófoc1es, es profundamente desgra- plicaba ausencia de tensión y carencia de entusias-
ciado y amenaza con matarse. Tecmesa, su esposa, mo, sino la tensión correcta que profiere la nota
está desesperada; también 10 están los propios hom- justa y nítida.
bres de Áyax (el Coro); eHos quedarán indefensos
ante la maldad de los enemigos de Áyax. Pero éste
manifiesta haber sido vencido por las súplicas; so- I
portará· su desgracia, y vivirá. Entre tanto el coro
canta, y baila, una oda que empieza con las ¡;iguien-
tes palabras: '~Me siento vibrar con éros; mi des-
bordante gozo me da alas". Eras no es Cupido; es
algo que produce vibración en todos los nervios.
El "amante" es él erastés y en el Discurso fúnebre
el grave Peric1es, "el Olímpico", como 10 Hamaba
Aristófanes, dijo a los atenienses: "Debéis ser era8-
tái de Atenas". Esto es: "Que Atenas sea para vos-
otros algo que os estremezca hasta los tuétanos".
No es el consejo de un hombre frío.
La doctrina del justo medio es creación grie-
ga, pero esto no debe hacemos pensar que el griego
era un hombre que no tenía conciencia de sus pasio-
nes, un hombre equilibrado, anestésico, moderado.
Por el contrario, valoraba tanto la Medida porque
era propenso a todos los extremos. Nosotros, los
pesados septentrionales, tenemos cierta furtiva ad-
miración por los extremos. La faHa característica
de la mala poesía inglesa -de lo más flojo del dra-
ma isabelino, por ejemplo, o las fruslerías que
Dryden escribió para PurceH- es su carácter furio-
samente altisonante, como si el poeta intentara pro-
vocarse a la fuerza una excitación. El vicio típico

l
del griego es más bien una elaboración fría. Él no
necesitaba disimular pasión. Procuraba el control
y el equilibrio, como exigencia espiritual; conocía

348 349

1J demasiado bien los extremos. Cuando hablaba de


íNDICE ALF ABÉTICO

Acanto, 204 Y sigo Aristóteles, 12, 226, 240, 245,


Adopción, 305 y sigo 340,341
Mrodita, 55, 72 Ética, 340
Agamenón, 19, 31, 65, 77, 88 Política, 87 y sig., 172,
Agde, 110 305, 318
Agesilao, 45, 127, 281 .'\!I¡uíloco, 119
Agricultura, 52 y sig., 137, A1(! uitectura,. 28, 34, 118,
142, 131 121, 142, 161, 184, 251,
A1cibíades, 191, 210 256
Alcman, 121 .\rte: minbico, 26, 27, 28
Akjandro, 61, 215 griego, su carácter, 33 y
Alfarería, 27, 28, 32, 55, 133 sig., 62, 208, 228, 251
138, 161 Y sig., 253, 308 Y sigo
Amistad, 295, 330, 331, 338 (ver también Arquitec-
Anaximandro, 248 y sigo . tura y Marco) .
Andrómaca, 75 y sig., 314 Asamblea: poder, 88, 126,
Anfípolis, 204, 213 138, 147, 173 y.sig.
Apolodoro, 300, 325, 329 conducta, 182, 186: 189,
Aqueos, 19, 20, 31 190, 195, 199, 203
Aquiles; 61, 80, 87, 108, 212, significación, 161, 167, 201
241 '. 208 Y sigo
Arcadia, 17, 40, 94, 212, 288 Astrología, 245
Ares, 55, 72 Astronomía, 244; 245
Areté, 77, 221, 236, 241, 339 \knca. 18, 22, 23, 68, 105
Argos, 23, 102, 156 \"t'"l(·¡a. 41, 226, 235, 241,
AristÚgoras. 154 )39
Alístides, 131, 162, 163.
Aristocracia, 148, 162, 236 Bancos, 297, 328
Aristófanes, 44 y sig., 63, l3:'rbaros, 5; 7, 8, 11, 91, 159,
132, 162, 181, 190 Y sig., 166, 177, 238
198, 294, 324, 336 Beocia, 38, 48, 168
Acamienses, 97, 288 B(llghazi, 109
Nubes, 233 Birmingham, 40, 89
Ranas, 322 Boule (Concejo), 138, 147;
Paz, 288 174, 177, 180, 192, 301
351
~~
219, 220, (citado), 9, 98, Escultura, 34, 118, 121,142, Griego (iqiorna); 16-20, 34-
Cartago, 57, 95, 114 .
Ciencia, 44, 246 Y sigo, 260 294, 298 159, 161, 171, 184, 218, 37r60;234 Y sigo
251 Guerr~ del Peloponeso, 41,
y sigo Dieta, 45-48, 127, 287
Cimón, 167 Ef.parta, 38, 92, 102, 120- 164, 168, 188-208, 217,
Diodoto, 200 y sigso 296
Cine, 107, 131, 178 130, 133, 145, 147, 154,
Diógenes, 127, 218
Ciro el Grande, 111, 150, DiBne, 24 155, 158, 169, 208 Guerras persas, 90, 131, 156
154 Dioniso, 143, 242 Esquilo, 44, 60, 80, 132, 142, Guerra de Troya, 20, 23, 59,
155, 192,240, 346 62
Ciro el Joven, 14 Dioses: conducta de los, lIt Agamenán, 103, 254, 309
Ciudad (planificación de 55, 71 Y sigo, 80 •. Hobreos,8, 82, 279
una), 92, 93 Euménides, 322, 346
significación de, 55, 63, Hébridas, 42
Cleomenes, 154 68, 69-71, 83, 135, 159 Orestíada, 103 y sigo
Persas, 252 Hera, 24, 25
Cleón, 199 y sigo, 227, 233, Y sigo, 268, 269, 274 Y Heráclito, 250
336 Estado - ciudad, 11, 87-108,
.sigo (ver también Reli~ 165-87, 216-232 Herederas, 306, 325
Clima, 28, 42 Y sigo, 295 y gión)
sigso Dioses de la naturaleza, 24, Eurípides, 44, 131, 190, 202, Heródoto, 17, 18, 24, 59,
212, 277, 280, 315, 316, 111, 116, 140-142, 145 Y
Clístenes, 136, 146, 147, 148, 25, 276 322 sigo, 258 .
159 Dioses olímpicos, 24, 25, 30, Hesíodo, 46-48, 57, 136,\288
Andrómaca, 208
Cnossos, 21, 26 102, 104, 159, 276 Hierro, 32 "
Electra, 218, 289
Colonización, 109, 114, 123 Dóricos, 18-23, 24, 31, 118, Hipócrates (el médico), 43,
[Hip6lito, 242 259
Comedia, 80, 171, 177, 219, 121, 323 Medea,278
323 Drama, 48, 51, 101, 143, Hornero; como prueba, 29-
Orestes, 218, 291
161, 177, 251, 322 (ver 51-58, 88, .243
>J7~omercio, 55, 57, 92, 111,
112, 124, 138, 222, 226 también Comedia, Trage- Fanatismo, 242 el poeta, 30, 59, 86, 192,
Condiciones físicas, 39, 93, dia, Drama satmco) Fenicios, 30, 42, 56, 57, 75, . 236, 315
311, 323, 330 95, 286 . en la vida griega, 59 y sigo,
Carcira (Corfú), 114 Drama ~atírico, 132, 323 Fidias, 131 74, 83, 86, 101,144, 162
OoÍ'into, 17, 32, 90 96 112 Econonua, 92, 93, 137, 183 Filistia, 26 Hícrates, ·220, 224
157, 168, 188 ' , , y sigo Filipo II de Macedonia, 9, llíada, 26, 30, 59-86, 87, 192
Cosmópolis, 219
Creso, 150-155 í Económia
282-284
(de JI'mofonte), 212-216,217, 225
Fondo 309 (ver también
IIotas, 124
Imperio ateniense, 167, 168,
Marco) 188, 189, 198, 208, 224,
Creta, 20,
Critias, 21021, 23,25, 88 ~Educación,
(V 125, 129, 50,
231,59,237,
74, 320,
101, Formio, 131 296
Cuestiones navales, 160, 164, ~28 Individualismo, 146, 218,
175, 226, 325 Egma, 112, 156, 241 Geografía, 154, 2.48, 258 295, 312, 325, 339
Egipto, 7, 93 (ver también Clima, Con-
Daríó, 154 Y sigo Eparninondas, 212 Industria, 53, 54, 112, 138,
diciones físicas) 182 Y sigo,oI86, 226
Delfos, ·113, 130, 151', 241 Eros, 346
Delos (Confederación de), Esclavitud, 9, 49, 52, 137, Gobierno represéntativo, 177, Inglaterra Sajona, 19,29,30.
178 Invasión doria, 18, 30, 31,
162, 168 (ver también 181-183, 294
Gorgias, 44 91, 110, 121, 133
Imperio) Esclavos, posición o trata- Grecia moderna, 39, 45, 51, Ironía, 13, 94, 339
Democracia, 9, 50, 149, 172 miento de, 56, 173, 182, ,...
110, 294 Isócrates, 217
Y sigo, 210 (ver también 206, 318, 326, 327
Asamblea) Escocia, 42, 136 griegos modernos, 45, 49, Italia, 42 (ver también Ro-·
Demóstenes, 9, 131, 213, Escritura, 27, 320 92, 134, 139, 335, 342 ma)

352 353
Jacinto, 17, 274 Y sig. Metecos (residentes extranje- Píndaro, 11, 92, 142, 240 Sicilia, 56, 57, 90, no, 168,
Jenofonte, 14, 15, 224, 281, ros), 172, 173, 296, 326, Y sigo 180, 189
282, 286, 309 327 Piratería, 56, 164, 297 Sicofantes, 299
Jerjes, 158, 253 Micenas, 21, 26, 29, 30; 31, Pireo, 96, 226, 299 Siracusa, 90
Jónicos, historia de los, 18, 90 Pisístrato, 131, 140-144, 148, Sócrates: su vida, 44, 49,
24, 29, 32, 110, 111, 150, Milton (citado), 215, 216 149, 159, 165 126, 176-179, 210 Y sigo
154, 158, 162, 209, 245 Minos, Rey, 20, 21, 95 Platea, 131, 155, 194, 205- sus ideas, 180, 231, 266
carácter y realizaciones, Minotauro, 21 208 en Platón o Jenofonte, 185,
58, 115-120, 121, 243- Mitilene, 198-201, 207 Platón, 33, 44, 45, 229, 234, 234, 281-341
343 Mónaco, 109 238, 294 Sofistas, 230, 231
Judicatura en Atenas, 147, Monarquía, 10, 88, 97, 124, Arte y moral, 118, 277, Sófocles, 44, 171, 190
164, 173, 175 Y sig. 136 322
Ayax, 347
Juegos y festivales, 100, 106, Mujeres, en Atenas, 302-326 Y matemáticas, 45, 262 Antígona, 96, 292, 319
117, 125, 128, 238-241, Nápoles, 110 Metafísica, 251, 262, 280 Edipo Rey, 98, 151, 243 Y
344 Naturaleza del arte griego, Ideas políticas, 89 y sig., sig., 292
Justicia, 103, 104 69 172, 179, 217, 219 Sol, eclipse de, 150, 245
tribunales atenienses de, Naxos, 163 citado, 59, 185, 229, 327
296-303 Solón, 120, 137 Y sig., 145,
r-{iza, 110 Plutarco, 125, 128 147, 148, 152, 159.
Pobreza, 45, 154, 337
Lacedemonia, 38, 123 Odisea, 52, 57, 59, 64, 72,
79, 83, 236 Poesía: épica, 143 Táctica militar, 212, 223
Latín, 16, 34 lírica, 118 Tales, 150, 244-248
Odiseo, 52, 56, 58, 79 Poseidón, 18, 25, 46
Ley, 9, 104, 128 Y sig., 136 Tebas, 92, 158, 194,205-207,
Licurgo, el legislador, 124, Olimpia, 31, 281 Pnixiteles, 131
125 Olivos, 41, 45, 51, 138 212, 215 Y sigo
Progreso, 80, 222, 227 Temístocles,. 131, 156-158,
Literatura, 8, 337 Ostracismo, 159
Pitágoras, 248, 262-265 256, 343 Y sigo
Liturgia, 100 y sig., 303,325 Religión, 23-26, 81 Y sig., Teócrito, 289, 323
Longevidad, 44 y sig. Partenón, 33, 165, 171, 183
102-107, 242, 265 Y sig., Teofrasto ( Caracteres de),
Pausanias, rey de Esparta, 268-280 (ver también Dio-
Macedonia, 95, 213 343 294, 304, 317, 328 Y liÍg.
ses, Religiones de miste- Teoría atómica, 250
Manchester, 310, 320, 323 Pelasgos, 18 rios y Dioses de In natu-
Mar, 16, 42, 56, 58, 93, 154 Pelópidas, 212,213 raleza) . Termópilas, batalla de las,
Marco en el arte griego, 69, Pericles: el estadista, 61, 121, 156
70 (ver también Fondo) 148, 165, 167, 169-171, Religiones de misterios, 25. Teseo, 21, 135 Y sigo
Maratón, batalla de, 131, 175, 179, 189, 191 Y sig., . 25, 26, 102, 242 Tespis, 143
160 196, 224, 342 Revolución industrial, 148 Tiranos, Tiranía, 97, 139,
carrera, 239 citado, 100, 169, 191-199, R0ma, 138, 165, 166, 177 140, 144, 150, 188
Marsella, 109 305, 310, 348 181, 213
Tirteo, 120, .121, _
Matemática, 244, 262-265 163, 167, 210, 211, 343 Romanos, 119, 246, 275, 326 \ Trabajo manual, 138, 320,
-- Matrimonio, 284, 304 la época de,,121, 131, 170, Safo, 118 y sigo \ 331-337
Medicina, 132, 258-261 217
Salamina, batalla de, 157 Tragedia, lo trágico: 79-83,
Medida, 345, 349 Persia, 7, 14, 94, 111, 150, 159 . 101, 132, 218, 252-256,
Melos, 203, 208 Y sigo Sebastopol, 109 278 Y sig., 322, 347
Menandro, 131, 293, 303 Peste de Atenas, 189, 196, Shakespeare, 70, 252, 254; Treinta tiranos, 210, 287
Mesenia, 76, 90, 121, 123 197, 226, 259 278 Troya, 20
354 355
Tucídides: como histori!ldor, Vasos pintados, 26, 27, 32,
8, 21, 33, 40, 189, 191-208 69, 133, 138, 142, 161,
como escritor, 189, 191- 294, 324, 327, 334, 346
íNDICE
208; 256, 260 Venganza, 301, 337-341
como general, 204, 213
citado, 96, 100, 135, 168, Vino, 41, 51, 138
180, 191-208 Zeus, 10, 24, 25, 46, 63, 271,
Turcos, 18 272 Y sigs., 276
CAPÍTULO 1. Introducción 5

CAPÍTULO 11. La formación del pueblo griego ... 14

CAPÍTULO III. El país 38

CAPÍTULO IV. Hornero 59

CAPÍTULO V. La "pólis" 87

CAPÍTULO VI. La Grecia clásica: el período primitivo 109

CAPÍTULO Vil. La Grecia clásica: el siglo quinto .. 150

CAPÍTuLO VIII. Los griegos en la guerra 188

CAPÍTULO IX. La decadencia de la '''pólis'' 209

CAPÍTULO X. La mente griega 233

CAPÍTULO XI. Mito y religión 268

CAPÍTULO XII. Vida y carácter 282

ÍNDICE ALFABÉnco 351

356 357

~
ESTA OBRA SE TERMINO DE IMPRIMIR
Et\' LA CIUDAD DE BUENOS AIRES EN
EL :>IES DE AGOSTO DE 200 I EN LA
IMPRENTA DEL CO:'\GRESO DE LA NACION.

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