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El perdón no puede ser considerado como punto de partida para así con esto

tener un proceso de reconciliación ante todo primeramente tiene que haber una
justicia para que realmente pueda existir un proceso de reconciliación y así poder
tener esa paz para perdonar. El perdón y la reconciliación son 2 factores
importantes y determinantes en la transformación de prácticas culturales en algún
proceso de paz, como fue el proceso de paz que se realizó en Colombia. De
acuerdo con Murphy (2003), el perdón es un tipo de sentimiento que permite
sobreponerse a los sentimientos de venganza o de resentimiento fuerte a un
agresor y en el caso del conflicto armado que se vivió en Colombia, cosas como el
asesinato de un familiar, el desplazamiento de sus hogares, puede llegar afectar a
tal punto que la persona vive con el miedo de que estos eventos puedan volver a
pasar. Entonces el perdón lo podemos ver como un proceso en el que la victima o
persona afectada no olvida ni niega el daño causado, pero aun así comienza a
tener una perspectiva distinta de su ofensor, hasta el punto de que puede cambiar
su forma de verlo o su perspectiva que siente compasión, benevolencia y amor. La
reconciliación, por su parte, es definida como un proceso de aceptación de un
grupo a otro, que en el fondo es un cambio de perspectiva o evaluación
psicológica frente a otros. En este proceso de cambio tanto de las victimas como
los perpetradores no permiten que el pasado defina las relaciones del futuro,
comienzan a ver a los agresores con sentido de humanidad, lo aceptan y
consideran la posibilidad de construir una nueva relación
Ahora bien, ¿el perdón es realmente un proceso para llevar a la reconciliación?,
este es un factor el cual, se debe analizar si es una verdadera reconciliación y si la
interacción pacifica se llevará a cabo, ya que como se ha visto, a pesar de los
comentarios públicos de perdón jurando por entidades superiores o un símbolo
público, esto tiende a ser una falacia. Un punto fundamental en el cual el tema de
la fe recae en Colombia es importante, ya que como lo diría Leonel Narváez
Gómez en su documento de Justicia y Paz, “¿Por qué Colombia ha sido y es
todavía uno de los países más violentos del mundo? ¿Cómo puede la Iglesia
Católica y las iglesias cristianas jugar un rol profético transformador en la actual
coyuntura histórica de Colombia? ¿Cómo pueden a la vez las Iglesias, refrescar su
ser y su hacer para generar un ambiente propicio de cultura y espiritualidad que
haga sostenible la paz?”, es esta pequeña oración del texto donde debemos
analizar si Colombia está realizando la reconciliación de forma pura, esto no
quiere decir que la fe lo cambie todo, sin embargo, Colombia, siendo uno de los
países con mayor números de fieles católicos y cristianos, el perdón debería ser
un tema que todos deberían conocer más allá de una palabra para accionar en
momentos críticos, sino debería ser interpretada como su definición la describe,
así mismo como las oraciones y ritos se practican, la compresión de la fe y su
significado de unión debería estipularse más, sin embargo, esta parte ya es donde
recae al ciudadano del común, personas como nosotros que día a día
implementan esta palabra de forma vana, como si de una acción de siempre
interacción social fuese.
Esto no quiere decir que Colombia no pueda seguir el proceso que el perdón
conlleva, ya que el perdón mismo es un proceso doliente de sacrificio, los seres
humanos tendemos a sentir enojo y descripciones de odio hacia otro, son
acciones que desencadenan todos los humanos en algún momento de su vida,
esto es lo que debería iniciarse para empezar a hablar del perdón, ya que
debemos aceptar cada uno de nuestros actos para darle significado a ese perdón,
ya que, como de forma rutinaria se implementa, el perdón se da pero sin siquiera
aceptar de forma pura y concreta lo que se llevo para solicitar este proceso,
aceptar nuestros actos y sobre todo, aceptar los actos de enojo o acciones que se
llevarían para realizar ese proceso. La aceptación es el primer paso para el
perdón, con esto, el perdón debe llevarse de forma verdadera, aceptando lo que
se hizo, aceptarte a ti mismo y luego aceptando al otro que desea perdonar, esto
es el paso mas duro, y en donde, en el caso de Colombia debería implementarse
en un país laico, en donde la fe sea un camino para poder unir, no solo me refiero
a la iglesia católica o cristiana y mucho menos cual debería como se dice de
manera coloquial, tomar cartas en el asunto, la fe en cualquier creencia, debería
tomarse como el puente para poder construir un espacio de dialogo y en donde
dos enemigos se miren de frente y acepten sus diferencias y con ello construir una
unión sólida. Colombia no está condenada, aun no, pero si las divisiones por el
conflicto o sencillamente por no querer construir paz, no se llevan a cabo,
seguiremos repitiendo aquello que ha llevado casi 60 años en que podamos
sentarnos en una mesa y se cuenten victimarios y victimas por igual, donde se
aceptan y se puede reconocer lo que se hizo, eso es la reconciliación, y si la
reconciliación no se hace con el perdón, no se llega a nada, y aceptar con perdón,
es el proceso donde se debe plantear la fe, tus propios actos en esto y del cómo
se puede construir a partir de las diferencias, no sobre juzgados o penas que
llevan al odio irracional y construyen sociedades vengativas, debemos apoyar todo
acto de dialogo y edificar un país, donde la fe, personalidades y diversidades de lo
sucedido en todo este proceso de dolor, se lleve a cabo.
Sin la reconciliación y sus actos que llevan a una unión no se plantearan o no se
llevaran a un dialogo, el mundo que conocemos seria un caos, la vida ante la
sociedad tiene miles de diferencias, pero es en el punto de las diferencias donde
se debe construir un punto medio para discutir y crear un medio para vivir de
manera equilibrada y productiva, donde cada uno de los personajes en la sociedad
tenga un trato y acuerdo digno.

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