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Resumen

En la actualidad el ser humano está viviendo un período único y privilegiado,


porque ha adquirido nuevos y fascinantes poderes sobre la vida; pero al mismo
tiempo se han desarrollado nuevos conceptos sobre la relación entre la moral y la
ciencia, que exigen un cambio en los paradigmas de la práctica de la medicina y
de la enfermería. La Ética Médica es una disciplina que se ocupa del estudio de
los actos médicos desde el punto de vista moral y los califica como buenos o
malos, a condición de que ellos sean voluntarios y conscientes. El término “actos
médicos” designa a los actos que realiza el profesional de la medicina en el
desempeño de su profesión frente al paciente (ética médica individual) y a la
sociedad (ética médica social). Los profesionales de enfermería no solamente se
relacionan directamente con el usuario, sino que también forman parte de equipos
de investigación y desarrollo de nuevas ideas científicas y tecnológicas; desde
esta posición tienen el deber de defender lo correcto sin permitir que su propia
concepción de “lo bueno y lo malo” estanque el desarrollo personal y colectivo y a
la vez, sin dejar de representar los ideales de ética y moral que los cualifican.

Principios éticos en la práctica de enfermería

En el curso de la historia de la humanidad nunca se había registrado un


avance tecnológico científico tan importante como el que se ha observado en el
siglo pasado y en este principio de milenio. Se puede decir que el actual es un
período único de la humanidad, en el que han adquirido nuevos y fascinantes
poderes sobre la vida y al mismo tiempo se ha entrado a un mundo fértil en
nuevos conceptos de las ciencias de la vida y la moral, los cuales exigen un
cambio en los paradigmas de la práctica de las profesiones de la Salud.

La Enfermería se reconoce socialmente como una profesión de servicio,


orientada netamente a ayudar, servir y cuidar la salud de las personas; se puede
decir que las enfermeras han representado la esencia del sistema de atención
sanitario. Diers, en 1981, escribió que “la enfermería es un trabajo sumamente
complicado, ya que requiere la posesión de conocimientos técnicos, gran cantidad
de conocimientos formales, capacidad de comunicación, complicidad emocional y
otras muchas cualidades, por lo que se considera también como un complejo
proceso de pensamiento que lleva del conocimiento a la técnica, de la percepción
a la acción, de la decisión al tacto y de la observación al diagnóstico”.

La relación entre enfermera y persona (enferma o sana) no ha sido


abordada ni estudiada de la misma forma que la relación médico-paciente, pero se
sabe que es un aspecto de esencial trascendencia para lograr los objetivos y
propósitos de salud. Es una relación interpersonal en la cual ambos, la enfermera
y la persona se encuentran para llevar a cabo en conjunto una serie de acciones
dirigidas a mantener o recuperar la salud. También es una relación ética, donde
los valores de cada uno deben ser conocidos y considerados de igual importancia,
lo que exige del personal de enfermería un comportamiento práctico moral.
Cuando un paciente presenta complicaciones se originan dilemas éticos, ante los
cuales lo primero es determinar qué se pretende lograr y si esto realmente va a
beneficiar al enfermo. El análisis ético debe comenzar con una valoración
cuidadosa del estado del paciente y de la naturaleza de su enfermedad, las
preferencias del enfermo, sus juicios de valor y su realidad social, cultural y
económica. Es necesario que en el quehacer cotidiano de los profesionales de la
salud se vuelva a dar prioridad al servicio del individuo, su familia y su comunidad,
ya que en el medio hospitalario actual se tiende a poner mayor énfasis en el
avance tecnológico y científico y en los aspectos técnicos o políticos del trabajo.
La enfermera o el enfermero de nuestros tiempos no sólo amerita una preparación
fundamentada en los conocimientos científicos que exige el avance tecnológico
moderno, sino que también debe desarrollar la sensibilidad frente al dolor y un
humanismo genuino que se interese por los problemas del ser humano.
Corresponde al personal de salud crear un ambiente en el que los valores,
costumbres y creencias del individuo sean respetados y se ayude al enfermo a
mantener, desarrollar o adquirir autonomía personal y autodeterminación, bajo la
guía de criterios profesionales.

Conceptos de ética y moral


El desarrollo científico y técnico de los profesionales de enfermería en Cuba
les ha permitido alcanzar niveles superiores de concientización en los valores
humanistas de la profesión, basados en la comprensión y valoración de cada
paciente como punto de partida para el tratamiento. Con frecuencia se escucha
hablar de ética, juicio y valores morales y, aunque los tres términos poseen
diferentes significados, existe relación entre ellos. La ética define gran parte de la
personalidad de un ser humano e involucra los valores, es decir, la escala de los
parámetros más importantes de la persona, a los cuales nunca renunciaría y que
se establece a través del juicio y el discernimiento.

En el habla corriente, ética y moral se consideran como sinónimos, pero no


es así, pues “la moral tiende a ser particular, por la concreción de sus objetos,
mientras que la ética tiende a ser universal, por la abstracción de sus principios” .
La palabra ética viene del griego ethos, que significa costumbre y la palabra moral
viene del latín mos, moris, que también significa costumbre; por lo tanto, las dos
palabras se refieren a las costumbres, o mejor dicho, a la conducta humana
establecida en una época o en una región, por lo que la definición nominal de ética
sería la ciencia de las costumbres. Los griegos utilizaban dos términos distintos
para referirse en un caso a lo que hoy se entiende por “ética” y “costumbre”.
Cuando se le usa como sustantivo, la ética o la moral se entiende como un saber
específico dentro de las disciplinas humanas, que tiene como objeto la
fundamentación racional de la responsabilidad del ser humano para alcanzar lo
bueno o lo recto, es decir, designa el saber filosófico coherente y sistematizado
sobre las características que deben tener los valores, principios, normas y virtudes
necesarios para que el ser humano se realice como tal en su transcurrir histórico.
Ese saber sistematizado implica una concepción de los derechos y deberes que le
corresponden como individuo que vive en sociedad, así como las prohibiciones,
sanciones y todos los tipos de medios adecuados para alcanzar “el bien” en la
interacción humana. Sin embargo, con frecuencia la palabra “ética” se emplea en
el lenguaje corriente como un adjetivo, así, se dice “esto no es ético” o “tal persona
es un inmoral”; en este caso, las palabras “ética” y “moral”, en tanto adjetivo,
juzgan la cualidad de determinadas acciones de los individuos en su relación con
su responsabilidad frente a los valores, principios y normas morales, hace un juicio
evaluativo de una acción humana en cuanto a si es capaz de realizar en la
práctica los valores, principios y normas éticas.

La moral existe como norma y la norma es la costumbre hecha consciente;


la actitud de las personas con respecto a las costumbres y tradiciones, que de
hecho son normas morales, se llama moralidad y permite al ser humano hacer y
modificar con su actividad la norma moral. La moral se relaciona con el concepto
de lo bueno y lo malo, de lo que se debe o no se debe hacer. Este concepto está
muy ligado a las costumbres, lo que permite deducir que la moral no es una
(permanente), sino muchas (variable). En otras palabras, dado que la costumbre
es cambiante, la moral también lo es. Como dice Malherbe, las morales son
relativas a las sociedades y a las épocas que las estructuran, las cuales son
múltiples. En cambio, la ética, que es la exigencia maestra del ser humano en
cuanto tal, es única. Dos ejemplos: la antropofagia era costumbre corriente entre
los caníbales y el aborto es aceptado en algunos países; ambos actos eran lícitos
moralmente para quienes los ejecutaban, porque la costumbre así lo imponía, pero
eran susceptibles de cuestionamiento ético.

El “acto médico”, no tiene que ver sólo con lo relativo a un paciente dado; el
médico actúa en su función profesional en actividades distintas a las clínicas y a
las quirúrgicas, como son las atingentes a salud pública, laboratorio clínico,
patología, medicina legal, investigación biológica, etc. Precisamente, uno de los
defectos de la ética tradicional, la hipocrática, es que al juzgar la moral del médico
redujo su campo de acción a lo que hiciera al lado del lecho del enfermo o en el
quirófano. La Ética Médica es una disciplina que se ocupa del estudio de los actos
médicos desde el punto de vista moral y los califica como buenos o malos, a
condición de que ellos sean voluntarios o conscientes, entendiendo como “actos
médicos” a los que ejerce el profesional de la medicina en el desempeño de su
profesión frente al paciente (ética médica individual) y a la sociedad (ética médica
social). Los actos que lleva a cabo en función de su vida privada, no profesional,
caen en el campo de la ética general, la misma que permite juzgar los actos de
cualquier persona.

Al personal de enfermería se le identifica con el que asiste, alivia o cura


enfermos, aceptando que la enfermedad es siempre un sufrimiento; por lo tanto,
desde su origen es un profesional que pacta, con otro que sufre, el compromiso de
aliviarlo, aun a riesgo de hacer suyo ese sufrimiento. Desde el frío uniforme
blanco, distante y aséptico, existe una actitud que hace posible el respeto y la
dignidad en la relación enfermero (a)- paciente: la empatía, que no consiste en
“querer” al otro, sino en ponerse en su lugar, sentir con su piel, ver con sus ojos.
Los preceptos hipocráticos contrastan con el desarrollo de la sociedad, la medicina
y los servicios de salud; el surgimiento de la bioética se debe a un proceso de
investigación filosófica que hizo que la ética médica se viera profundamente
penetrada por el aspecto social del accionar médico, facilitando la solución de
conflictos que hasta entonces se habían tornado complejos. La ética médica es
revolucionaria y no tradicional. La ética clínica, uno de los componentes de la ética
médica, ha permitido que se consideren los criterios del paciente y del resto de las
personas que intervienen en el proceso asistencial en el momento de decidir lo
que es bueno o malo, justo o injusto, así como asumir una postura frente a los
conflictos éticos que entrañan los procedimientos diagnósticos y terapéuticos
modernos. En los inicios del siglo XXI, la medicina y la enfermería continúan
siendo una profesión cuyo objetivo principal es el cuidado integral de la persona,
familia y comunidad, ayudando a promover, mantener y restablecer la salud,
aliviando el sufrimiento y preparando para una muerte serena cuando la vida no se
puede prolongar con dignidad.

Ética en el profesional de enfermería

La ética de enfermería estudia las razones de los comportamientos en la


práctica de la profesión, los principios que regulan dichas conductas, las
motivaciones, los valores del ejercicio profesional, los cambios y las
transformaciones a través del tiempo. Dentro de sus deberes fundamentales con
los enfermos está el compromiso moral de preservar la vida humana, ya que la
reflexión ética se basa en el respeto a dos principios fundamentales: la vida y la
autodeterminación de la persona. La bioética constituye una disciplina que ha
cobrado gran importancia en el mundo actual, donde la ciencia se une con la alta
tecnología para ofrecer nuevos métodos para conservar la vida, pero que en
ocasiones priva al paciente del calor humano y de su derecho propio a la vida, y
también a la muerte. Los profesionales que conforman el equipo multidisciplinario
de salud constituyen el centro medular para la preservación de los derechos y
calidad de vida de los pacientes, evitando que la ciencia se convierta en la
aplicación y desarrollo de técnicas y aparatos sin un trasfondo emocional, social y
humano. Es preciso imponer siempre un límite a las decisiones profesionales, y
este límite implica el respeto a la libre decisión del paciente, a la expresión de su
personalidad, en su dignidad de ser humano; se les debe ayudar y aconsejar, pero
no forzar sus decisiones. Las formas y modalidades de la comunicación de la
“verdad” al paciente y a sus familiares revisten la característica de obligación
moral y con inusitada frecuencia imponen un dilema bioético; hay que aprender a
decir la verdad, pero no toda la verdad en un instante, sino aquella parte que les
beneficie y no la que les hiere.

Otro dilema que se vive en Salud es “enfrentar la muerte”, para lo cual es


indispensable diferenciar entre eutanasia, dignidad de la muerte y ensañamiento
terapéutico y que se puede discernir, no solamente a través del conocimiento
profundo de la bioética, sino también de la más recta conciencia. Es preciso
imponer siempre un límite a la actuación y decisiones de enfermería en su
interacción con el usuario y este límite implica el respeto a la libre decisión del
paciente y a la expresión de su personalidad en todos sus aspectos; el usuario
tiene derecho a aceptar o rechazar cualquier tratamiento que se le sugiera y al
profesional de enfermería sólo le corresponde explicar y justificar la necesidad del
procedimiento y, si el caso lo requiere, advertir de los riesgos de rechazarlo.
Ejemplos de dilemas éticos son los siguientes: ¿Es correcto decirle a una mujer
embarazada que espera con ansias su primer hijo, que el resultado de su
ultrasonido indica que el embrión presenta serias malformaciones incompatibles
con la vida? ¿Es correcto informarle a un paciente que le quedan pocas semanas
de vida debido a un mal en etapa terminal? ¿Es correcto sugerirle a un usuario
que la única oportunidad de vida que le queda es que acepte un órgano
trasplantado cuyo donante es un animal? ¿Es éticamente correcto aceptar que
una madre se embarace con el único fin de lograr células para trasplantárselas a
otro hijo que padece de leucemia? Todas estas interrogantes, y muchas más,
enfrenta diariamente el personal de enfermería de todo el mundo, porque se
mantiene en estrecha relación con el paciente y conoce cada caso de manera
personal e íntima.

La participación de los profesionales de enfermería en el diagnóstico y


tratamiento de las enfermedades y en la valoración inicial del paciente, junto a
otros miembros del equipo de asistencia, contribuye a identificar los problemas de
salud. Las enfermeras son responsables de practicar muchas de las pruebas
diagnósticas que ayudan a establecer la naturaleza exacta de los problemas; se
encargan de una gran parte de las medidas terapéuticas, como la administración
de medicamentos y en muchas ocasiones se debe basar en su criterio para
establecer acciones terapéuticas; por ejemplo, cuando se indica “administrar
cuando sea necesario”.

Las enfermeras tienen cuatro responsabilidades fundamentales: promover


la salud, prevenir las enfermedades, restaurar la salud y aliviar el sufrimiento. La
necesidad de cuidados de enfermería es universal y el respeto por la vida, la
dignidad y los derechos del ser humano son condiciones esenciales de la
enfermería, que no hace distinción alguna de nacionalidad, raza, religión, color,
edad, sexo, opinión política o posición social. La primera responsabilidad de la
enfermera es la consideración a las personas que necesitan su atención
profesional; al proporcionarles atención, la enfermera crea un medio en el que se
respetan sus valores, costumbres y creencias. La enfermera mantiene reserva
sobre la información personal que recibe y juzga juiciosamente cuándo ha de
compartirla con alguien. La enfermera o el enfermero tiene responsabilidad legal
por las acciones, decisiones y criterios que se aplican en la atención de enfermería
directa o de apoyo, considerando que enfermería es una profesión independiente,
que contribuye con otras profesiones afines a proporcionar los cuidados de salud
necesarios. Además, el profesional de enfermería debe mantenerse informado
sobre nuevos estudios y planes de acción para detectar las consecuencias
perjudiciales que el medio ambiente ejerce sobre el ser humano e, igualmente,
sobre los planes de conservación de los recursos naturales, la magnitud de los
problemas relacionados con el hábito de fumar y el control del uso de
estupefacientes, con el objeto de ayudar a la comunidad y autoridades sanitarias
en sus esfuerzos por fomentar y conservar salud de la población. Los valores
expresados con más frecuencia en la acción de los profesionales de enfermería
son: dignidad, vida, salud física, psicológica y espiritual, relación solidaria con los
demás, ejercicio responsable de la autonomía, confidencialidad, bienestar
individual y social, unidad y participación de la familia, veracidad, rectitud,
honradez, buen juicio en la toma de decisiones, empeño por actualizar
conocimientos y mantener la competencia, buen uso y aprovechamiento de los
recursos y desarrollo de un ambiente laboral seguro, cálido, respetuoso y que
favorezca el trabajo en equipo.

El Código de ética para enfermeras del Consejo Internacional de


Enfermería (CIE), revisado recientemente en 2006, es una guía para la acción
basada en los valores y necesidades sociales; este código ha servido de norma
para las enfermeras de todo el mundo desde su adopción, en 1953, y se revisa
periódicamente para responder a las realidades de la enfermería y de la atención
de salud en una sociedad cambiante. El código establece claramente que el
respeto de los derechos humanos, incluyendo el derecho a la vida, a la dignidad y
a ser tratado con respeto, es inherente a la enfermería. El Código de ética del CIE
orienta a las enfermeras en sus opciones de cada día y sostiene su negación a
participar en actividades contrarias a la prestación de cuidados y a la curación. Es
necesario que el profesional de enfermería cambie el miedo de la persona por
seguridad, el paternalismo por autonomía, el abandono por compañía, el silencio
por la escucha, el dolor por su alivio, la mentira por la esperanza y el
encarnizamiento terapéutico por el control de los síntomas de su enfermedad.
Para enfermería resulta habitual estar junto al enfermo en situaciones difíciles,
tanto en las situaciones límites de enfermedad como en sus últimos momentos de
vida, convirtiéndose con mucha frecuencia en un apoyo moral o psicológico del
paciente, a través del acompañamiento. El personal de enfermería debe mantener
la confidencialidad de toda información personal y utilizar discreción al compartirla;
esto es vital para mantener un vínculo de confianza entre el paciente y el
profesional de la salud, de lo contrario se podría perjudicar los intereses del
paciente y la relación terapéutica y, en algunos casos, se podría poner al paciente
en situación de riesgo. El Juramento Hipocrático prescribe: “Lo que en el
tratamiento, o incluso fuera de él, viere u oyere en relación con la vida de los
hombres, aquello que jamás deba trascender, lo callaré teniéndolo por secreto”.
Por otra parte, la obligación del secreto coexiste con la obligación de develarlo
cuando no hay otra forma de evitar daño al individuo y/o a la sociedad. Entiéndase
por secreto profesional médico aquello que no es ético o lícito revelar sin justa
causa; el profesional de enfermería está obligado a guardar el secreto profesional
en todo aquello que por razón del ejercicio de su profesión haya visto, oído o
comprendido, salvo en los casos contemplados por determinadas disposiciones
legales.

Conclusiones

 Los profesionales de enfermería no sólo se relacionan directamente con el


usuario, sino que también se incluyen en equipos de investigación y
desarrollo de nuevas ideas científicas y tecnológicas; desde esta posición
tienen el deber de comprender, aplicar y difundir los conceptos de ética y
moral.
 Hoy en día, la bioética es el centro de preocupación de quienes trabajan
con seres humanos, fomentando el cuidado integral del paciente y su
familia con base en el respeto, la solidaridad y el amor.
 El personal de enfermería constituye la piedra angular del Sistema Nacional
de Salud mediante su práctica profesional científica, humanística, espiritual
y renovadora, que los perfila como profesionales idóneos y capaces de
conmover al mundo con su testimonio de amor y servicio.
 La ética del cuidado enfatiza el valor de cada persona como ser único, que
toma decisiones desde sus propios ideales, mitos y símbolos y desde su
propia visión de la realidad; por lo tanto, la ética trata de alcanzar aquello
que va más allá de los intereses particulares.
 El amor a la profesión, la responsabilidad, el humanismo y la honestidad
constituyen valores esenciales, reguladores de la actuación de un
profesional competente, que se reflejan en cada persona de manera
diferente en función de su historia individual, sus intereses y su capacidad.
 El personal de enfermería debe conocer el código de ética y utilizarlo como
una herramienta de trabajo en la toma de decisiones, con la finalidad de
actuar bien, a conciencia y en beneficio de quien recibe el servicio de
enfermería.
 Es indispensable tener un sistema de valores y principios firme en el
momento de adoptar una resolución razonable y ética: tener conciencia de
lo que es valioso moralmente facilita el cumplimiento del deber.

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