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En el poblado de Galipán hacia el año 1860 Jhon Bulton está de vacaciones de

fin de curso en casa de su primo Elías Bulton, una noche luego de cenar se
retiraron a la habitación que compartían ambos, esta habitación estaba ubicada
al final de la casa y su vista coincidía con un camino que conducía hacia la
montaña, las conversaciones y risas de los jóvenes que se contaban sus
vivencias de sus estudios de medicina se prolongaron hasta avanzadas horas
de la noche, de pronto en el silencio nocturno se oyó un sonido como el de una
carreta, lo que llamo la atención de los chicos, agudizando el oído ambos
coincidieron que el ruido provenía del camino que conducía hacia la montaña.
Tanto Jhon como Elías se asomaron sigilosamente por la ventana que dada
hacia el camino y divisaron una sombra como de alguien que conducía una
carreta lo que llamó mucho la atención de los chicos.
Ambos decidieron averiguar lo que ocurría, y salieron de prisa de la casa y se
adentraron en el camino tras el rastro de la persona que conducía la carreta.
Así llegaron a una cabaña algo misteriosa y bastante amplia, vieron que la
carreta se detenía allí, y que un hombre de aspecto sombrío bajaba un costal
algo pesado de detrás de la carreta y lo introducía en la cabaña.
Apresurándose jhon y Elías se acercaron a la cabaña y se dieron cuenta que
podían entrar por una ventanilla, entran por allí y la ventanilla lo conducía a
un sótano, de pronto oyeron que se habría una puerta y lograron ver al
hombre que traía a rastras el costal que bajó de la carreta
El hombre abrió el costal y saco un cadáver que coloco arriba de un mesón,
luego el hombre salió del sótano y tanto Jhon como Elías hicieron una
revisión del lugar que estaba rodeado de estantes con frascos e instrumentos
de medicina y quedaron pasmados cuando descubrieron que había más
cadáveres los cuales habían sido momificados.
EL DOCTOR KNOCHE
SIGLO XIX
Era la noche vieja del año 1.900 en la hacienda Buena vista, un caserón construido en el filo de una
montaña que bordea el valle de Caracas. El estado de salud del doctor Gottfried Knoche había
venido deteriorándose y él lo sabía. El mismo día en que terminaba el año repaso con Amalie
Weismann, su criada y enfermera, los pasos que había que seguir tras su fallecimiento. El pidió ser
momificado con la misma fórmula secreta que había inventado y desarrollado en Venezuela.
Cuando el cirujano alemán dejo de respirar, segundos después, Amalie ingreso al laboratorio
ubicado a un lado de la casa, busco la preparación que Knoche había dejado lista y la inyecto en la
yugular. El cirujano iba a ser un ejemplo de sus propias investigaciones científicas con las que logro
descubrir una sustancia que podía dotar apariencia de vida a los muertos.

Desde entonces se escuchan los pasos de Knoche en noches de luna llena, que recorría a caballo la
zona montañosa tal como lo hacía para llevar los cadáveres a su laboratorio e incluso se siente la
presencia de las momias…

Con el pasar de los años Buena vista se había perdido en la vegetación, y quedaban solo ruinas sin
rastros de las momias.

SIGLO XX

Una familia llega al avila,

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