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FRANCISCO
NOS HABLA
DE LA
ORACIÓN
Selección de textos:
Matilde Eugenia Pérez Tamayo
LA ORACIÓN
Te adoramos Dios
Omnipotente, Padre,
Hijo y Espíritu Santo.
Padre, envianos al Espíritu Santo que Jesús
nos ha prometido. Él nos guiará hacia la
unidad. Él es aquel que da los carismas, que
hace las diferencias en la Iglesia y también Él
hace la unidad.
Amén.
Sin una relación constante
con Dios,
es difícil llevar
una vida cristiana
auténtica y coherente.
Nuestra oración
no se puede reducir
a una hora el domingo.
Es importante tener
una relación cotidiana
con el Señor.
Ante tantas heridas
que nos hacen mal
y que nos podrían
endurecer el corazón,
estamos llamados a zambullirnos
en el mar de la oración,
que es el mar
del amor ilimitado de Dios,
para gustar su ternura.
¡Qué dulce es estar
frente a un crucifijo
o de rodillas
delante del Santísimo.
Ser ante sus ojos!
¡Cuánto bien nos hace
dejar que él vuelva
a tocar nuestra existencia,
y nos lance
a comunicar su vida nueva!
La oración cristiana no es
un modo para estar
más en paz consigo mismos
o encontrar
alguna armonía interior;
nosotros rezamos
para llevar todo a Dios,
para confiarle el mundo:
la oración es intercesión.
No es tranquilidad,
es caridad.
Orar no es una forma de huir,
tampoco de meterse en una burbuja,
ni de aislarse,
sino de avanzar
en una amistad que tanto más crece
cuanto más se trata al Señor,
amigo verdadero
y compañero fiel de viaje,
con quien todo se puede sufrir,
pues siempre ayuda,
da fuerzas y nunca falla.
"Padre, si quieres
aleja de mí este cáliz,
pero no se haga
mi voluntad, sino la tuya".
Esta es la oración
de la sabiduría,
de la confianza,
y de la esperanza.
El misterio de la cruz,
misterio de amor,
sólo se puede comprender
en la oración.
Recen y lloren
de rodillas
ante la cruz.
Sin la oración,
nunca conoceremos
a Jesús.
¡Nunca, nunca!
Los exhorto
a perseverar en la oración,
por las situaciones de tensión
y de conflicto
que persisten,
en diferentes partes del mundo.
El Dios de la paz
suscite en todos
un auténtico deseo de diálogo
y reconciliación.
ORACIÓN
POR NUESTRA TIERRA
Dios omnipotente, que
estás presente en todo
el universo y en la
más pequeña de tus
criaturas. Tú, que
rodeas con tu ternura
todo lo que existe,
derrama en nosotros la
fuerza de tu amor
para que cuidemos la
vida y la belleza.
Inúndanos de paz, para que vivamos como
hermanos y hermanas, sin dañar a nadie.