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Encomienda

La encomienda fue una institución socioeconómica mediante la cual un grupo de


individuos eran obligados a retribuir a otro en trabajo, especie o por otro medio, para
supuestamente disfrutar de un bien o una prestación que hubiesen recibido. La
institución de la clientela estaba establecida en la Europa romana desde el bajo
Imperio hasta principios de la Edad Moderna. Así, existía una relación de dependencia
por la que el más fuerte daba protección al más débil a cambio de comprometerse a
guardar fidelidad y entregarle determinados servicios.

Origen
Cuando Colón llegó a La Española descubrió yacimientos auríferos. Para su
extracción creó un impuesto a la población nativa, según el cual todo indígena mayor
de 14 años debía entregarle cada tres meses un cascabel de Flandes lleno de oro;
aquellos que no vivían cerca de las minas, debían entregar una arroba de algodón.
Según la obra Historia del Almirante, escrita por su hijo Hernando Colón, Cristóbal
Colón conquistaba siempre los territorios en nombre de los Reyes Católicos pero con
la llegada del juez pesquisidor Francisco de Bobadilla en el año 1500 Colón fue
arrestado y Francisco explotaría las desavenencias de los colonos contra Colón y les
ofrecería indios en encomienda y tierras a cambio de su apoyo contra el Almirante.
Francisco de Bobadilla se nombraría gobernador y tomaría posesión del palacio y
propiedades de Colón en Santo Domingo. Posteriormente, Bobadilla sería relevado
por Nicolás de Ovando. Colón estableció una orden según la cual la mitad de todo el
oro que obtuvieran los colonos debía entregarse a la Corona aunque nadie obedecía
esa orden hasta que Ovando bajó la cantidad a una quinta parte.

En 1508 Nicolás de Ovando escribiría a la Corona instando a instrucciones para que la


conversión al cristianismo de los indios se hiciera sin someterlos a fuerza alguna, a
que los indios en lugar de vivir de forma dispersa y primitiva "se congregaran en
pueblos, como están las personas que viven en nuestros reinos" y que se fomentaran
los matrimonios interraciales, en vistas a una más pronta civilización y cristianización.1
Los repartimientos se institucionalizarán en América por una Real Provisión del 20 de
diciembre de 1503.Sin embargo, a partir de 1505 Nicolás de Ovando, que era
encomendero mayor de la orden de Alcántara, dejó de repartir indios y comenzó a
encomendarlos. La encomienda regulaba, en teoría, las relaciones de reciprocidad
entre el encomendero y el encomendado, y por eso tomó carta de naturaleza en el
Nuevo Mundo.2

Para evitar recuperar los malos usos y los sistemas medievales abolidos en 1509, la
Corona decretó que la encomienda no podía considerarse a perpetuidad y que los
indios sólo podían ser encomendados por un periodo máximo de dos años.

Los tributos indígenas en especie (que podían ser metales, ropa o bien alimentos
como el maíz, trigo, pescado o gallinas) eran recogidos por el cacique de la comunidad
indígena, quien era el encargado de llevarlo al encomendero. El encomendero estaba
en contacto con la encomienda pero su lugar de residencia era la ciudad, bastión
neurálgico del sistema colonial español.

La encomienda fue una institución que permitió consolidar la dominación del espacio
que se conquistaba, puesto que organizaba a la población indígena como mano de
obra forzada de manera tal que beneficiaran a la corona española. Se encontró una
manera de recompensar a aquellos españoles que se habían distinguido por sus
servicios y de asegurar el establecimiento de una población española en las tierras
recién descubiertas y conquistadas.

La encomienda también sirvió como centro de culturización y de evangelización


obligatoria. Los indígenas eran reagrupados por los encomenderos en pueblos
llamados "Doctrinas", donde debían trabajar y recibir la enseñanza de la doctrina
cristiana a cargo generalmente de religiosos pertenecientes a las Órdenes regulares.
Los indígenas debían encargarse también de la manutención de los religiosos.

La encomienda de la colonización española de América y Filipinas fue establecida


como un derecho otorgado por el Rey (desde 1523) en favor de un súbdito español. El
español titular del derecho (encomendero) recibe la encomienda con el objeto de que
éste percibiese los tributos que los indígenas debían pagar a la corona (en trabajo o en
especie y, posteriormente, en dinero), en consideración a su calidad de súbditos de
ésta. A cambio, el encomendero debía cuidar del bienestar de los indígenas en lo
espiritual y en lo terrenal, asegurando su mantenimiento y su protección, así como su
adoctrinamiento cristiano (evangelización). Sin embargo, se produjeron abusos por
parte de los encomenderos y el sistema derivó en muchas ocasiones en formas de
trabajo forzoso o no libre, al reemplazarse, en muchos casos, el pago en especie del
tributo por trabajo en favor del encomendero.

El reparto de las encomiendas no fue homogéneo entre todos los españoles. En 1514
más de la mitad de los españoles no tenían ningún indio a su cargo mientras que el
11% de los que sí tenían habían recibido el 44% de estos.

Mita
La mita fue un sistema de reciprocidad de trabajo utilizado en América,
específicamente en la Región Andina, tanto en la época incaica, como en la de la
posterior conquista española de América. La mita proveía al estado de la energía
indispensable para construir y conservar caminos y puentes. Era un sistema de trabajo
a favor del Estado destinado a la formación de la civilización que implicaba la
construcción de centros administrativos, templos, acueductos, casas, puentes, y la
mejora de la comunicación entre una colonia y otra, etc.
En la época incaica
En la época incaica se practicaba la 'mita' para el desarrollo de obras públicas, como
la construcción de templos, acueductos, fortalezas, caminos, etc., era de estricto
cumplimiento para los varones y todos los pueblos, los cuales recibían una justa
retribución.Se les daba ofrendas a los dioses, como el sol, la lluvia, etc

En la época colonial

La mita incaica fue rescatada por el Virrey Toledo, transformándola en una especie de
tributo al trabajo, en el cuál los adultos varones casados, cuya edad oscilaba entre los
16 y 50 años, estaban obligados a cumplir con esta labor; los trabajadores eran
principalmente destinados a las minas de Potosí. Para facilitar la implementación de la
mita, Toledo dispuso la creación de reducciones o pueblos de indios a cargo de un
corregidor que se encargaba de designar a las personas que cumplirían con esta
obligación.2

En una primera instancia, Toledo había establecido que unos 16 distritos, de Potosí al
Cuzco, proveyeran a una séptima parte de los hombres adultos a un año de servicio
en las minas, sin trabajar más de una ocasión cada seis años. Esto sumaba un total de
13 500 hombres, que a su vez se dividían en tres grupos de más de 4 000 cada uno,
que rotaban y tenían tres semanas de trabajo y otras tres semanas libres, lo que
mantenía un abasto constante de fuerza de trabajo pero incluía periodos de
descanso.2

Los “mitayos” debían recibir un pequeño salario por parte de los mineros y recibir el
alimento por parte de sus comunidades, las cuales debían mantener también a las
familias de los mitayos ausentes. De este modo, de un solo brochazo, entre la mitad y
dos terceras partes de la fuerza de trabajo minera era provista a los propietarios de
minas por la Corona a un costo en extremo bajo, lo que estimuló la producción en
grande.2

La mita fue implementada para reducir los costos laborales de la minería de la plata en
Potosí. Era un sistema de trabajo obligatorio (sirviente) y continuó, ya dentro del
período bajo soberanía española, ayudando a desarrollar internamente una economía
de mercado con productos y servicios para España. Cada grupo de indígenas
aportaba a la corona un número determinado de trabajadores durante varios meses
del año. Estos trabajadores eran movilizados de sus lugares de origen hacia las zonas
en las que se les requería para diversas actividades.

La mita establecía cuotas laborales que debía cumplir la población nativa tributaria
según asignación que hiciese el corregidor, tanto para el servicio del encomendero
como del poseedor de mercedes de tierra o hacendado. Se sorteaba periódicamente a
la población indígena de un determinado lugar para trabajar durante un plazo o tiempo
determinado al servicio de la clase española mediante el pago de un salario controlado
por las autoridades. Los propietarios de encomienda deducían de los jornales la
cantidad que las personas comprometidas debían pagar por concepto de tributo y el
resto se les daba a ellas. La duración de la mita minera se fijó en diez meses dentro de
cada año y no se podía exceder de un tercio permanente de la población tributaria
para ser destinada a estas labores.

A cambio de la fuerza de trabajo y de los consiguientes tributos que recibía el


encomendero, este tenía la obligación de catequizar en la religión católica a las
personas que le habían sido encomendadas. El servicio forzado ejercía una inmensa
presión sobre la población, causando mucho daño y cientos de miles de víctimas
mortales, sobre todo entre los trabajadores en las minas, como la de Potosí. Esto
obligó a la corona española a llevar esclavos negros al virreinato para ser esclavizados
de la misma manera.

Resguardo

El Resguardo es una institución legal sociopolítica de origen colonial español en


América, conformada por un territorio reconocido de una comunidad de ascendencia
amerindia, con título de propiedad inalienable, colectivo o comunitaria, regido por un
estatuto especial autónomo, con pautas y tradiciones culturales propias. Esta
institución fue mantenida por repúblicas independizadas del Imperio Español y es
reconocida plenamente en Colombia.

Características

El Resguardo como unidad territorial y económica estaba integrado por los


alrededores de cada poblado o reducción indígena y como bien raíz era en conjunto
inalienable, pero para el usufructo se diferenciaba por una parte entre las tierras que
se distribuían a censo entre familias, y por otra, las de aprovechamiento comunal y
otras que eran cultivadas en beneficio de la colectividad, por turnos denominados
«Obligaciones». Las cajas de censos de la comunidad se nutrían no sólo de ingresos
agropecuarios obtenidos en las tierras trabajadas por el sistema de Obligaciones, sino
mediante los obrajes —telares colectivos que funcionaban en los poblados y que
servían para comercializar insumos y vestir a la comunidad— para vender hilos, telas,
mantas y otras vestimentas. Con las cajas se atendía las necesidades básicas de
huérfanos, viudas, inválidos y ancianos.3La legislación colonial y la republicana
impuso tributos y obligaciones diferentes a las cajas. Un cacique o un gobernador, era
reconocido como autoridad principal de cada Resguardo y era el responsable del
orden interno.

El nombre de "resguardo" propiamente dicho se utilizó en la Nueva Granada. El


concepto era atípico, incluso dentro de la terminología hispanoamericana colonial,
aunque no así la asignación de tierras a las diversas comunidades aborígenes.
También se lo conocía con otros nombres como el de fundo legal (en el Virreinato de
Nueva España),4 tierra de comunidad;5 reserva indígena6 (muy utilizado en la actual
República Argentina) o el de reserva india (término más utilizado en la América
Anglosajona, y traducida del inglés: "indian reservation" que abarca en la actualidad
territorios mucho más extensos).7
Consecuencias
Se constituyeron con apenas una parte de los territorios tradicionales de los pueblos
indígenas, generalmente fuera de las tierras planas de calidad agrícola, las cuales
fueron reservadas para las haciendas de los colonizadores. Después de constituidos,
los indígenas sufrieron sucesivamente nuevos despojos territoriales, que se repitieron
tras la independencia de las repúblicas hispanoamericanas; muchos fueron declarados
vacantes porque las comunidades supuestamente habían dejado de existir y la
legislación propició su disolución, división, repartición y titulación individual, bien fuera
por la voluntad de la comunidad o de los comuneros o por mera orden de la ley.8

La lucha del indígena por la tierra del Resguardo fue al mismo tiempo la lucha por
conservar la forma colectiva de propiedad sobre ella,9por lo cual los movimientos
indígenas del siglo XX reivindicaron y en algunos casos obtuvieron la recuperación de
los Resguardos e inclusive la constitución de nuevos, en los territorios indígenas
donde no se había reconocido la propiedad colectiva de los respectivos pueblos. Las
nuevas Constituciones Políticas y sus reformas que reconocen la propiedad colectiva y
su inalienabilidad, así como el Convenio 169 de la Organización Internacional del
Trabajo que ordena reconocer a los pueblos indígenas la propiedad de las tierras que
tradicionalmente ocupan (artículo 14), han favorecido el surgimiento de nuevos
Resguardos y la defensa de los de origen colonial.

La esclavitud

La esclavitud es una práctica social y económica, por medio de la cual un ser humano
pierde sus derechos fundamentales y es denominado por otros, que lo consideran
como un objeto que puede ser vendido y comprado. La esclavitud se ha presentado a
lo largo de la historia humana. Sin embargo, puede afirmarse que existen dos periodos
con características propias.

Etapas y evolución de la esclavitud

En la antigüedad. Muchas sociedades fueron esclavistas; la esclavitud se consideraba


como la condición natural de los seres inferiores. La diferencia entre amos y esclavos
estaba dada, casi siempre, por el Derecho Natural, es decir, que por ser prisionero de
guerra, ser hijo de esclavos, ser criminal, deber dinero y haber huido del servicio
militar, la persona se convertía inmediatamente en esclava.

Durante la historia moderna. entre los siglos XV y XIX D.C, la esclavitud adquirió
además un carácter racial. Los pueblos europeos que se encontraron con las ricas
tierras americanas comenzaron a reemplazar a los indígenas por negros traídos de
África, para que estos trabajasen extrayendo las riquezas naturales del continente. La
población negra fue esclavizada y con ella se creó prospero e inadmisible comercio de
seres. Cabe anotar que buena parte de estas personas murieron realizando
extenuantes trabajos en las minas y en las haciendas americanas.

La esclavitud negra fue iniciada en Europa por Portugal, a mediados del siglo XV, y
trasladada a América a comienzos del siglo XVI. A Portugal se unieron en el tráfico de
esclavos, España, Francia, Holanda, Dinamarca e Inglaterra, potencias europeas que
requirieron de esclavos negros para explotar las riquezas americanas. El comercio de
esclavos se hizo de forma triangular. Los barcos que llevaban riquezas de América a
Europa, se dirigían luego hacia África donde compraban los esclavos para que fuesen
llevados a América.

Aunque este comercio duró casi tres siglos, sólo en el siglo XIX, con la independencia
americana y la aparición de máquinas de vapor, fue prohibido y comenzó a
desaparecer. Sin embargo, países como Brasil y Cuba tenían economías de
explotación minera y agrícola que requerían la mano de obra esclava, por lo cual, a
pesar de las prohibiciones, siguieron comprando esclavos de contrabando, hasta casi
finalizando el siglo XIX. Incluso la guerra de secesión en Estados Unidos (1861-1865)
tuvo como una de sus causas la liberación de los esclavos.

Naboría

La naboría o naborío fue una institución social y jurídica de Nueva España, en el siglo
XVI, consistente en el repartimiento a los conquistadores españoles de un cierto
número de indios para su servicio personal, durante un tiempo determinado.

También se denominó naborío a la clase social indefinida (aunque tenían identidad


legal de casta indígena) que se componía de indígenas, mestizos, mulatos y también,
a veces, de españoles pobres y descastados. La mayoría habían sido criados
indígenas y sus descendientes que, habiendo dejado su residencia en la ciudad,
formaban barrios extramuros donde se les unían otros indígenas que no habían sido
criados.

Aunque la finalidad de la adscripción jurídica era fomentar la educación del indio y su


integración en los nuevos modos de vida cristianos, la realidad es que acabaron
siendo explotados laboralmente. Los colonos de las Antillas intentaron repetida,
aunque infructuosamente, conseguir de la Corona de Castilla que estas "naborías" se
convirtieran en perpetuas, equiparándolas a la esclavitud.

Instituciones similares, como la denominada Yanacona, se dieron en otros lugares de


América, en la misma época.

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