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Reflexiones - El Agricultor

Reflexiones – El Agricultor
Un hombre tenía un sembrado de flores estupendas; cada día salían de su cultivo centenares de paquetes a
vender a la ciudad con las flores más bellas y fragantes que nadie pudiera conocer.

Este señor año por año ganaba el premio a las flores más grandes y de mejor calidad y como era de
esperarse era la admiración de todos en la región; un día se acercó un periodista de un canal de televisión a
preguntarle el secreto de su éxito, a lo que el hombre contestó:

– Mi éxito se lo debo a que de cada cultivo saco las mejores semillas y las comparto con mis vecinos, para
que ellos también las siembren.

– ¿Cómo?- respondió el periodista- pero eso es una locura, acaso no teme que sus vecinos se hagan
famosos como usted y le quiten su importancia?

El hombre dijo: – Yo lo hago porque al tener ellos buenos sembrados el viento me va a devolver a mi cultivo
buenas semillas y la cosecha va a ser mayor; si no lo hiciera así ellos sembrarían semillas de mala calidad
que el viento traería a mi cultiva y cruzaría las semillas, haciendo que mis flores sean de mala calidad.

Lo mismo ocurre en nuestra vida. Quienes decidan vivir bien, deben ayudar a que los demás vivan bien,
porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca. Quienes optan por ser felices, deben ayudar a
que otros encuentren la felicidad, pues el bienestar de cada uno está unido al bienestar común.

Gálatas 6:2
Sobrellevad los unos las cargas de los otros; y cumplid así la ley de Cristo.
Reflexiones – Renuevo.net
http://www.renuevodeplenitud.com/reflexiones-el-agricultor.html

ORACIÓN DEL AGRICULTOR

Ya somos pocos, Señor. Y cada día menos. El campo va quedándose huérfano. Damos de comer a todos y la humanidad
nos vuelve la espalda; peor aún, nos acosa y nos persigue, haciéndonos la vida cada día más dura. Da tristeza sentir que la
única presencia que viene de fuera es la de la violencia de las armas de parte de guerrilleros, paramilitares, delincuencia
común y, a veces, hay que reconocerlo, de las fuerzas del estado

Pero, Señor, Creador del universo, yo quiero mi tierra. En ella nací y en ella he dejado y sigo dejando mi experiencia. En ella
vivieron y murieron mis padres y abuelos. Tú también, Dios hecho hombre, Jesús de Nazareth, tuviste mucho cariño a la
naturaleza. La tierra y los árboles, los animales y el agua, las flores fueron buena noticia en el anuncio de tu Reino de amor y
de servicio.

Entre las muchas cosas bellas que dijiste acerca de la creación, recuerdo con satisfacción aquello que trae tu discípulo Juan:
“Yo soy la vid y ustedes los sarmiento o ramas. Si alguien permanece en mí y yo en él, produce mucho fruto pero sin mí
nada pueden hacer.”(Juan 15, 5) Y aquello otro:”Ustedes no me escogieron a mí; soy yo quien los escogí a ustedes y los he
puesto para que vayan y produzcan fruto abundante.” (Juan 15, 16)

Saber todo esto me da mucha alegría. Somos ramas del único árbol de vida que eres tú, Jesucristo. Y en ti y por ti estamos
invitados a adelantar tu Reino de hermandad por el amor y el servicio a nuestros prójimos. Es lo que esperas de nosotros
donde quiera nos encontremos y en oficio que realicemos.

Quiero, Señor Jesús, compartir tu amor por toda la creación. Concédeme sabiduría y capacidad para usar la tierra sin
destruirla y poder dejar a mis hijos un espacio de vida en buenas condiciones. Ayúdame a darme cuenta de mi dignidad de
ser humano y dame valor para unirme a mis hermanos campesinos en busca de mejores condiciones para nosotros y para
todos los que hasta ahora hemos sido marginados de los bienes del universo. “Sólo así la tierra podrá cantar tus alabanzas
pues la gloria de Dios es el hombre viviente” (San Ireneo).

Tomado del libro Oremos viviendo el amor y la misericordia de Dios No 3

http://www.oblatos.com/dematovelle/index.php?option=com_content&id=5362:oracion-del-agricultor&Itemid=68

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