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BORRADOR HACIA UNA PRUEBA DE EBAU (SELECTIVIDAD) ÚNICA

por Francisco de Asís Pajarón Hornero

INTRODUCCIÓN

Desde el siglo XIX se han sucedido los proyectos para establecer una prueba académica y de
conocimientos para acceder a la Universidad. La Ley Moyano (1857) supone el primer precedente
moderno de ordenación del ámbito universitario. Lo fundamental de esta primera legislación es la
gestión, por parte del Estado, del ámbito universitario y la creación de un distrito universitario único.
Ambas medidas se desarrollan con el objetivo de garantizar la igualdad a todo los estudiantes
españoles, de controlar los mecanismos de expedición y control de titulaciones, y de modernizar el
desarrollo de los numerosos distritos universitarios.
Estas primeras medidas se mantendrán, en un período político convulso, hasta el año 1970.
Además, esta planificación obedecía a una tendencia común entre los países europeos y la
homologación de la moderna educación que será controlada por los Estados siguiendo los parámetros
de lo emanado por la Revolución Francesa. Los principios de igualdad o libertad serán asumidos por
las nuevas políticas educativas.
En la actualidad, siguiendo legislación vigente (LOE/LOMCE) estos principios se rompen en favor de
una fragmentación de las posibilidades de acceso, multiplican aspectos burocráticos, inciden en
dificultar el principio de igualdad de oportunidades, quiebra el derecho a la movilidad, la libre
elección y recibir una educación con valores ciudadanos, democráticos e igualitarios para todo el
alumnado.

EVALUACIÓN SEGÚN LOMCE

Según la ley educativa vigente (LOMCE):


“Las evaluaciones externas de fin de etapa constituyen una de las principales novedades de la LOMCE
con respecto al marco anterior y una de las medidas llamadas a mejorar de manera más directa la
calidad del sistema educativo. Veinte países de la OCDE realizan a sus alumnos y alumnas pruebas de
esta naturaleza y las evidencias indican que su implantación tiene un impacto de al menos dieciséis
puntos de mejora de acuerdo con los criterios de PISA.
Estas pruebas tendrán un carácter formativo y de diagnóstico. Por un lado deben servir para
garantizar que todos los alumnos y alumnas alcancen los niveles de aprendizaje adecuados para el
normal desenvolvimiento de la vida personal y profesional conforme el título pretendido, y además
deben permitir orientar a los alumnos y alumnas en sus decisiones escolares de acuerdo con los
conocimientos y competencias que realmente posean. Por otro lado, estas pruebas normalizan los
estándares de titulación en toda España, indicando de forma clara al conjunto de la comunidad
educativa cuáles son los niveles de exigencia requeridos e introduciendo elementos de certeza,
objetividad y comparabilidad de resultados.”
Este último principio entra en conflicto con el actual modelo de pruebas para el acceso a la
Universidad.
Además, en lo relativo a la evaluación de acceso a la Universidad la LOMCE señala:

“Admisión a las enseñanzas universitarias oficiales de grado desde el título de Bachiller o equivalente.
1. Las Universidades podrán determinar la admisión a las enseñanzas universitarias oficiales de grado
de alumnos y alumnas que hayan obtenido el título de Bachiller o equivalente exclusivamente por el
criterio de la calificación final obtenida en el Bachillerato.
2. Además, las Universidades podrán fijar procedimientos de admisión a las enseñanzas universitarias
oficiales de grado de alumnos y alumnas que hayan obtenido el título de Bachiller o equivalente, de
acuerdo con la normativa básica que establezca el Gobierno, que deberá respetar los principios de
igualdad, no discriminación, mérito y capacidad”
Estos últimos principios son claramente conculcados por el modelo actual.
OBJETIVOS DE UNA PRUEBA DE ACCESO A LA UNIVERSIDAD ÚNICA PARA TODO EL ESTADO

Además de garantizar derechos que se reflejan en nuestra legislación como la igualdad, la libre
elección o la movilidad, una modelo de prueba única debe buscar objetivos como:

- Preservar “la equidad, que garantice la igualdad de oportunidades para el pleno desarrollo de la
personalidad a través de la educación, la inclusión educativa, la igualdad de derechos y oportunidades
(...)” como se refleja en la LOE (Ley Orgánica de Educación) y LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de
la Calidad Educativa).
- Homologar los estándares de aprendizaje en todas las legislaciones autonómicas y territorios.
- Fortalecer el conocimiento de las asignaturas comunes (Lenguas y Literaturas Españolas, Historia de
España y Matemáticas).
- Revalorizar y fortalecer el modelo de becas aumentando la protección social por méritos del
alumnado.
- Armonizar la demanda laboral y la oferta universitaria fomentando la comunicación entre los
sectores públicos y privados con la Universidad.
- Garantizar la meritocracia para las clases medias y populares con una prueba general, equitativa e
independiente de origen socio-económico, intereses políticos o de cualquier otra naturaleza.

Imagen: Gráfico donde se observa las diferencias entre la educación secundaria, la prueba de acceso a
la universidad y las calificaciones universitarias. Las diferencias entre los exámenes que preparan las
comunidades autónomas son evidentes y suponen un claro hándicap para el acceso a los estudios de
Grado según el origen de los estudiantes.
DESARROLLO DE LAS PRUEBAS MUY DESIGUAL

La homologación que supondría una prueba única acabaría con la desigualdad creciente de las
actuales pruebas. En ellas no es solo desigual el planteamiento. También se encuentran graves
diferencias entre:

- Criterios de corrección
- Criterios de calificación
- Estándares de aprendizaje evaluables
- Faltas de ortografía

Se puede observar, todos los cursos académicos, como estas diferencias aumentan y perjudican al
alumnado de unas comunidades autónomas frente a otras.
Como ejemplo se adjuntan las pruebas de Historia de España de Andalucía (a) y la Comunidad de
Madrid (b):
a)
b)

CONCLUSIÓN

El modelo de acceso actual supone la ruptura de varios principios que figuran en la legislación
española. Su revisión es fundamental para garantizar los derechos del alumnado, modernizar una
prueba obsoleta y homologar un modelo como sucede en la mayoría de países de nuestro entorno
europeo y se observa en los informes PISA y de la OCDE.

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