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ll. ANTOLOGIA DE TEXTOs ESPACIO Y LUGAR: UNA PERSPECTIVA HUMANISTICA* Yi-Fu Tuan Ce n’est pas la distance qui mesure Péloignement. Le mur d’un jardin de chez nous peut enfermer plus de secrets que le mur de Chine, et ’ame dune petite fille est mieux protégée par le silence que le sont, par l’épaisseur des sables, les oasis sahariennes. Antoine de Saint Exupéry, Terre des hommes (1939) I. Introduccién Espacio y lugar definen en conjunto la naturaleza de la geogra- fia. El andlisis espacial o la explicacién de la organizaci6n espa- cial se encuentran al frente de la investigacién geografica. Los gedgrafos parecen tener confianza en el significado del espacio y en los métodos adecuados para su andlisis. La interpretacion de elementos espaciales requiere de un marco ot as to abstracto y objetivo, datos sore i fess on lenguaje de las matematicas. El lugan ores sue Sie en el centro de Ia disciplina ome Eh commie on mité ad hoc de gedgrafos americanos ¢ 2 iginal inglés: «Space and —— ; é Algueré del origina pace 2a ads por Boca NOY rn Gear 6 1791p 2 place: humanistic perspec ‘Agnew3 ‘David qevingstone 7 rd: Blackwell, 252. Reproducido en: ahs Apne ssential anthology. Oxford: (eds). Human Geography: 1996; pp. 445-457. 53 Ezcaneado con CamSeanner Geography, 1965: 7) afirmé que «la ciencia moderna de F la geo. cia del sentido de lugar del homb. grafia deriva su sus hombree's, la literatura geografica, se le ha dado al lugar diferentes signi. dos (Lukermann, 1964; May, 1970; andlisis de la localizacién ea subsumido bajo el concepto y anilisis del espacio del gedgrafo, EI lugar, sin embargo, tiene més sustancia de lo que la Palabra localizacién sugiere: es una tinica entidad, un «conjunto es- pecial» (Lukermann, 1964: 70); tiene una historia y un signi- ficado. El lugar encarna las experiencias y las aspiraciones de la gente. El lugar no es solo un hecho que tiene su explicacién en el marco més amplio del espacio, sino td suntap ‘Bente que le ha dado un significado. Il. La perspectiva humanistica Todo trabajo académico extiende el campo de consciencia. Los estudios humanisticos contribuyen, ademas, a la autocons- ciencia, a la creciente consciencia del hombre sobre las fuentes de su conocimiento. Existe en todas las grandes disciplinas un subcampo humanistico que es la filosofia e historia de tal dis- ciplina, A través de dicho subeampo, por ejemplo, la geografia y la fisica se conocen a si mismas, esto es, los origenes de sus Conceptos, supuestos y sesgos en las experiencias de sus cienti- ficos € investigadores pioneros (Wright, 1966; Glacken, 19675 Gilbert, 1972). El estudio del espacio, desde la perspectiva hu- manistica, €s por consiguiente el estudio de los sentimientos io ideas espaciales de la gente desde la perspectiva de la expe” Hencia. La experiencia es e] Conjunto de medios a través de los cuales legamos a conocer el mundo: conocemos el mundo @ oad > la Soca (sentimiento), percepcién y ons oth 1933; Dardel, 1952; Lowenthal, 1961; Gen 54 Ezcaneado con CamScanner 1962): La concepcion del espacio por parte del gedgrafo es abstracta, aunque ‘menos que la de un matemitico puro. La " rehension espacial del hombre de la calle es abstracta, aun- que menos que la de un gedgrafo cientifico. Las nociones abs- tractas del espacio pueden ensefiarse formalmente. Poca gente sabe por experiencia directa que Francia es mayor que Italia, Medio Oeste estan ordenados en hexago- que los poblados del nos, o incluso que el tamafio de su propiedad es de unidades Menos abstracto; es el espacio en el que yo soy | espacio que responde a mis estados de 4nimo y mis Un estudio comprensivo del espacio experiencial mos los espacios sucesivamente sen- ptualizados fijandonos en c6mo las de aquellas que se confieren di- desde el punto de vista del creci- ectiva de la historia. Tal Aqui intentaré esbozar sten- {tico ligado a la elcentro, é intenciones. requeriria que examinéral tidos, percibidos y conce ideas mas abstractas surgen rectamente al cuerpo, tanto individual como desde la persp ‘opésito. 1 los sentidos, espacios exi miento empresa esta mas allé de mi pr espacios que estan limitados po ciales, cotidianos. La importancia del «lugar para la geografia cultural y hu- manistica es, o deberia ser, obvia (Hart, 19725 Meinig, 19715 Sopher, 1972). En calidad de nodos funcionales en el espacio, los lugares se rinden a las técnicas del andlisis espacial. Pero, como conjunto tinico y complejo — ERS RICA TE y como simbolo, el lugar de la tradicion So imi oa xige un conocimiento humanistico- Dentro jiados desde las perspec humanisti ; 3 manistica los lugares han sido estudi eto Wi ethers * A ae rr ie hist6ricas, literarias y artisticas. aes - ck ran vida a través de la habilidad de aquel académico que cay ; oa ou apaz de combinar narrativa detallada con vifietas de deserip ido con viejas foto- Cién . me Perceptiva, todo ello quiza enriqueci Un pueblo ° 55 Ezcaneado con amScanner grafias y dibujos (Gilbert, 1954; Swain y Mather, 1968; Lewis, 1972; Santmayet, 1962). Carecemos, sin embargo, de anilis sistematico. En general, gcomo se convierte una mera loca. lizacion en lugar? qué intentamos decir cuando atribuimos «personalidad» y cespiritu» a un lugar, y cual es el sentido del «sentido de lugar»? A parte de la disertacion de Edward Relph (1973), la literatura sobre este tema —ciertamente de impor. tancia central para los gedgrafos— ha sido y sigue siendo esca- sa. Hemos aprendido a apreciar el anilisis espacial, la erudicién historica y la refinada prosa descriptiva, pero el conocimiento filos6fico, basado en el método y la perspicacia de los fenome- nélogos se escapa claramente a nuestro entendimiento (Mercer y Powell, 1972). En este ensayo se introducira la perspectiva fenomenolégica. Sin embargo, no me constreitiré a ella y evi- taré su lenguaje técnico. III. Espacio El espacio que percibimos y construimos, el espacio que pro porciona pistas para nuestro comportamiento, varia con individuo y el grupo cultural. Los mapas mentales difieren de persona a persona, y de cultura a cultura (Hall, 1966; Downs, 1970). Estos hechos son actualmente bien conocidos. {Cua es la naturaleza del espacio objetivo sobre el que los seres humanos han proyectado sus aspiraciones de maneras ta” di- versas ? Es comtin asumir que el espacio geométrico es Ja rea lidad objetiva y que los espacios personales y culturales so” distorsiones. De hecho, 7 0 ‘Gsoresehespacionatetral, un sofisticado constructo humae aaun cuya ado) oa a RA nos ha permitido controlar la naturale” que hasta entonces era imposible. La cuestion de la rea lidad objeti i jetiva e: q a sos S tentadora, pero no tiene respuestas faciles ued 5 i mos pina Be que no tenga sentido. Sin embargo, P® “| 4 MK 16 7 gurente cuestién y esperar una respuesta P a 56 Ezcaneado con CamScanner sible: si el espacio geométrico es un sofisticado constructo cultural relativamente tardio, gcual es la naturaleza del pacto original del hombre con su mundo, con su espacio original? La respuesta solo se puede formular en términos genera- les, puesto que su especificacién conducirfa a pormenorizar mundos personales y culturales muy bien amueblados. Poco mas podemos decir mas allé de queese espacio original posee > humanowCuerpo implica espacio; el espacio coexiste con e cuerpo sensitivo. Esta relacién primitiva se sostiene cuando el cuerpo es en gran medida un sistema de funciones an6- nimas, antes que pueda servir como instrumento de la elec- cién consciente y las intenciones dirigidas hacia un campo ya definido (Merleau-Ponty, 1962; Ricoeur, 1965). El espacio original es un contacto con el mundo que precede al pensa- miento: de ahi su opacidad frente al andlisis. Como todos los espacios antropolégicos, presupone un mundo natural, eso es, no humano. Este mundo natural no es geométrico, puesto que no puede ser conocido clara y explicitamente. Puede ser conocido solamente como resistencia a cada espacio humano, incluido el geométrico, que se impone sobre el mismo.Por la experiencia conocemos el mundo no-humano en los mo- i Floss, 1971). Estos son los momentos que nos obligan a plantear la Cuestién de una realidad objetiva distinta de la que nuestras necesidades e imaginacién fabrican. . La percepcidn visual, el tacto, el movimiento y el pensa- miento se combinan para darnos nuestro sentido del espacio “aracteristico. La visién bifocal y las manos diestras nos equi- a acardente para percibir la realidad como un mundo de )*tOSs mas que como patrones caleidoscépicos. E] pensa ise 5 enormemente nuestra sabe Eo —r ne ig objetos persistentes entre la a un ~_ nes fugaces. El reconocimiento de objetos implica ¢! Ezcaneado con CmScanner reconocimiento de intervalos y relaciones de distancia ene objetos y; por tanto, de espacio. El yo es un objeto Petsisten, te que es capaz de relacionarse Con OtrOs 05 y otros obj puede moverse hacia ellos y llevar a cabo sus intenciones ellos (Hampshire, 1960: 30). El espacio se orienta por cada centro de consciencia, y |, consciencia primitiva es mas una cuestién de «yo puedo» que de «yo pienso». «Cerca» significa «a mano». «Elevado» signi- fica «demasiado lejos para alcanzarlo» (Heidegger, 1962). etos; entre 1. Espacio y tiempo La nocién de «distancia» supone no solo «cerca» y «lejos», sino también las nociones de tiempo pasado, presente y futu- ro. La distancia es una intuicién espacio-temporal. «Aqui» es «ahora», «alli» es «entonces». Y del mismo modo que «aqui» no es tan solo un punto en el espacio, «ahora» tampoco es tan solo un punto en el tiempo. «Aqui» implica «alli», «ahora» «entonces», y «entonces» se encuentra en ambos, pasado y futuro. Tanto el espacio como el tiempo se orientan y estruc- turan por el ser con un propésito. Ni la idea de espacio ni de tiempo necesitan elevarse al nivel de la consciencia cuando lo que quiero esté al alcance de la mano, como coger un lapiz de mi escritorio; son una parte indisoluble de la experiencia del movimiento del brazo. Las unidades déitiempo'selusana)me- : se tarda tantos dias en ir de aqui para alld. Los lugares lejanos son tam- bién remotos en el tiempo, y se encuentan bien en el pasado o en el futuro remoto. En sociedades no occidentales, los lugares lejanos se sitdan en el pasado mitico mas que en el futuro, pero er percibido como ciclico, el uesto que el tiempo tiende a s o c ested gen. En la sociedad occiden- nver} pasado y el futuro remoto convergen ea tal, un lugar lejano puede sugerir la idea de un pasado lejano: cuando los exploradores buscan el nacimiento del Nilo, o el corazén de un continente, parecen estar retrocediendo en el Ezcaneado con CamScanner tiempo. Pero en ciencia ficcién las estrellas lejanas 5 como mundos futuros lejanos, ¢ presentan a. La primacia del tiempo Aunque tempo y espacio son inseparables en la actividad lo- comotora, son separables en el habla y el pensamiento (Booth. 1970). Podemos hablar en abstracto sobre areas y ightemenes sin introducir el concepto de tiempo, y podemos hablar sobre duracién y tiempo sin introducir el concepto de espacio, aun- que lo segundo es mucho mis dificil de conseguir en lenguas indoeuropeas. La experiencia en el mundo real respalda tanto la primacia del tiempo como la del espacio. La confusién sur- ge de las diferentes ideas que se agrupan bajo esos dos térmi- nos. La dimensién del tiempo es més importante, se podria decir, porque la gente parece estar mas interesada en narrativas que en imagenes estaticas, en eventos que se desarrollan en el tiempo (drama) que en objetos desplegados en el espacio que pueden ser comprendidos simultaneamente. Ese don tinico de la especie humana, el lenguaje, es mucho mis adecuado para la narracion de eventos que para la descripcién de escenas. Sabemos que la comprensién de la distancia depende a menu- do de medidas temporales. Las periodicidades de la naturaleza, tales como la noche y el dia, las fases cambiantes de la luna y el ciclo estacional, proporcionan unidades para calcular el tiem- més alld del propio cuerpo humano, no parece proporcionar criterios convenientes para la — del espacio. Puede que esta sea la raz6n psicologica dela magn 4 a valorar el espacio en base a unidades de tiempo. La hal ae ee del hombre para gestionar y manipular el mundo depen . definitiva, de su energia bioldgica. Esta energia es ee Sin embargo, tiene un _ ie cada individuo, que cunscrito en su esperanza de vida. . El hombre cae anular el espacio con ayuda ee logia, pero tiene poco control sobre la esperanza po. Pero la naturaleza, Ezcaneado con CmScanner le ha sido asignada, que se mantiene en la biblica setentena “ tiene un limite debido a todo tipo de contingencias. E] Rombre se siente vulnerable ante los acontecimientos; est mas cons. treido por el tiempo que por las restricciones que el espacio pueda imponer. Es significativo que un preso en su celda esta cumpliendo su tiempo de condena. EI destino es un evento, una categoria temporal. En el discurso filosofico, con la notable excepcién de los kantianos (May, 1970), el tiempo ha adquirido mas importan- cia que el espacio desde Leibniz (Jammer, 1969: 4). Tanto los positivistas como los fenomendlogos creen que el tiempo es, por pura légica, anterior al espacio. Entre los cientificos filé- sofos el creciente interés en la naturaleza de las causas pone el empo, puesto que se pi ue la or la El espacio, en contraste, es sola- mente el orden de datos coexistentes. Entre los fenomendlo- gos el tiempo se cree mas fundamental que el espacio, lo que tiene que ver con el énfasis que ponen en la naturaleza del ser, el devenir, la duracién y la experiencia. en el centro de atenci direccién del b. La primacia del espacio. Es posible defender la primacia del espacio a partir de la idea de que este se comprende mis facilmente que el tiempo; qué el concepto de espacio puede dar lugar a una ciencia te6rica, mientras que, segin Kant, el tiempo unidimensional no (May, 1970: 116); y esa espacializacién es una capacidad desarrolla- da al unisono con la evolucién del habla humana, una voz di- rigida a la creaci6n de un mundo publico. Desde el punto de vista psicoldgico, el conocimiento del espacio es mucho mas directo y simple que el conocimiento del tiempo. Podemos percibir el conjunto de una dimensién espacial como una Ii- nea recta, simulténeamente. «Pero una duracién temporal, sin importar lo corta que sea, no puede ser comprendida de Una vez que estamos al final de la misma, el prin- e percibe. En e una reco’ Gélindividuo, puesto que el principio de toda duracién ya se ha perdido y no podemos dar marcha atrds en el tiempo para volver a encontrarlo» (Piaget, 1971: 61). Los nifios compren- den el espacio antes que el tiempo. Un nifio de un aio juega al «cucu-tras» y puede pedir que lo recojan o que lo dejen en el suelo. A los dieciocho meses un nifio ya juega al escondite y sabe orientarse dentro de casa. Pero es solo al cabo de seis meses més tarde cuando adquiere un conocimiento rudimen- tario del tiempo, reconociendo, por ejemplo, el retorno del padre a casa como la sefial de que ha llegado la hora de la cena (Sivadon, 1970: 411). A los siete afios un nifio muestra inte- rés por paises lejanos y muestra un entendimiento elemental de geograffa; tiene alguna idea sobre el tamajio relativo y la distancia de los lugares. Pero la apreciacién del tiempo histé- rico llega mucho mis tarde. Al tratar pacientes con trastornos mentales, los psiquiatras estan empezando a descubrir que los pacientes responden mejor a los intentos de restaurar su fragmentado mundo espacial que no su pasado fragmentado (Mendel, 1961; Izumi, 1965; Osmond, 1966). La estructura del mundo presente puede elucidarse e imponerse a través de medios arquitectonicos: la coherencia espacial puede ser per- cibida. Pero el pasado ha desaparecido y solo puede ser evo- cado con ayuda del lenguaje. Los suefos, cuando los recor- damos, se centran en unas pocas imagenes que permanecen, a menudo con gran viveza, mientras que la propia narracion desaparece (Langer, 1972: 284). La relacién causal de eventos Uene poco agarre en nuestra memoria, pero ciertas imagenes pueden dejar una impresion indeleble. Hay personas que, sin la ayuda de esquemas, no entienden del todo no solo las telaciones espaciales, sino tampoco el complejo fluir de los €ventos, a saber, la explicacién en el espacio. pio ya no “a Ezcaneado con CamScanner El habla humana es distinta de cualquier acto com tivo animal porque trata de crear un ambito puiblico Y estable para que todos los que hablen la misma lengua tengan acceso, Los estados psiquicos encuentran la expresion ptblica en has correlaciones objetivas que son visibles en el espacio. Las ideas son «brillantes» como lo es el brillo solar y las almas pueden «perderse», asi como los cuerpos en que habitan. Las sensa- ciones, percepciones e ideas aparecen bajo dos aspectos: uno que es claro y preciso, pero impersonal; y otro que es confu- so, siempre cambiante, e inexpresable, porque el lenguaje no puede revestirlo sin frenar su flujo y convertirlo en propiedad publica. «Instintivamente, intentamos consolidar nuestras im- presiones para poderlas expresar con el lenguaje. De ahi que confundamos el propio sentimiento, que es un estado perpetuo de devenir, con su objeto externo permanente, y especialmente con la palabra que expresa ese objeto» (Bergson, 1910: 129- 130). El habla crea realidad social (Rosentock-Hussey, 1970). En el mundo social, el tiempo vivido privado de los individuos se cartografia en el espacio, donde ideas y sentimientos con- fusos se hacen sensibles y pueden ser etiquetados y contados. La pura duracién se convierte, pues, en tiempo homogéneo, que es reducible al espacio porque sus unidades no son sucesi- vas, sino que se encuentran una al lado de la otra. Los estados psiquicos heterogéneos y cambiantes se vuelven sensaciones y sentimientos especificos; la calidad se vuelve cantidad; la in- tensidad, extensidn. El lenguaje es apropiado para contar historias y poco apropiado para la ‘Tepresentacién del orden simultaneo. Por otro lado, Benjamin Whorf (1952) nos ha hecho conscientes de que una caracteristica de las lenguas indoeuropeas es la es- pacializacin del tiempo. Asi, el tiempo es «largo» 0 «corto», «a continuaciOn» es «a partir de ahi»,*y, «todo el tiempo» es «siempre». Las lenguas europeas carecen de palabras especiales para expresar duraci6n, intensidad y tendencia, Usan metdfo- Unica. Ezcaneado con CamScanner ras explicitamente espaciales; de tamaiio, de numero (plurali- dad), posicion, forma y movimiento. E] habla europea trata de yisibilizar el tempo y los sentimientos, de obligarlos a poseer dimensiones espaciales que puedan medirse. No todas las len- guas Jo intentan al mismo nivel. La lengua hopi, por ejemplo, evita las metaforas espaciales. Tiene amplios medios lexicales y de conjugacion para expresar duracién e intensidad, cualida- des y potenciales, directamente. Los términos descriptivos del espacio tienen mucho en comtn, ya sean indoeuropeos 0 hopi. La experiencia y percepcion del espacio es sustancialmente la misma, sea cual sea la lengua (Whorf, 1952: 45). En este senti- do el espacio es mas bésico para la experiencia humana que el tiempo, y su significado varia fundamentalmente de una cul- tura a otra. 2. Espacio, biologia y simbolismo Los estudios antropolégicos nos han familiarizado con la idea de que la concepcién del espacio de la gente, y su compor- tamiento en el mismo, difieren mucho. A un nivel mas exa- gerado, los matematicos parecen sacar geometrias de dentro de un sombrero. Necesitamos, sin embargo, de percepciones espaciales y valores que se fundamenten en rasgos comunes de la biologfa humana, y por tanto trasciendan la arbitrariedad de la cultura. i io» Los conceptos espaciales pueden ciertamente elevarse casi fuera del alcance de €se pacto original, pero el comportamiento espacial entre ob- Jetos ordinarios nunca puede alejarse demasiado de él. Como dice C,H. Waddington, «aunque en matemiaticas somos libres € escoger si construir nuestra geometria en base a axiomas cuclidianos 0 no-euclidianos, cuando necesitamos lidiar con el mundo de los objetos del tamafio de nuestros cuerpos, nos €ncontramos que los axiomas euclidianos son de lejos los mas Ezcaneado con CamScanner apropiados. Son tan apropiados, de hecho, gue cas; S seguridad tenemos una predisposicion genética pary w ok cin, como por ejemplo la capacidad del ojo Sop. linea recta» (1970: 102). Los seres humanos son mis sensibles a las lineas horizon. tales y verticales que a las lineas oblicuas, mas receptivos g fe Angulos rectos y formas simétricas que a los ingulos agudosy obtusos y a las formas irregulares (Figura 1). Hay cada vez mis evidencias de que esto es asi. Por ejemplo, los nifios de tesa cuatro afios de edad aprenden muy pronto a distinguir | de— pero la mayoria de ellos tiene dificultades para aprender a | escoger / y no \. Pueden discriminar facilmente n de u, pero no de> (Howard y Templeton, 1966: 183). Se ha sugerido que las causas de estas preferencias son la organizacién bilateral del cuerpo humano y la direccién de la gravedad. Es més, has — orientaciones aportan sefiales ecolégicas para el movimiento, ¥ su invariancia ¢s una ventaja indudable. Cuando nos movemos, las lineas oblicuas no son invariantes; asimismo, las diferencias de Teconocer yy Escaneado con CamScanner a A ] Recta Curva SOV [A Horizontal Vertical Oblicuo Figura 1. Un posible esquema jerarquico para la orientacion en inglés: existen mas palabras para las orientaciones horizontales y verticales que para las lineas curvas y oblicuas. El vocabulario —profusion en algunas expresiones, escasez en otras— es una guia de lo que la cultura considera importante (Basado en Olson, 1970). Los seres humanos no estén solos en su mayor sensibilidad hacia las sefiales verticales en su entorno. Como los nifios, un pulpo puede discriminar de inmediato entre rectangulos ver- ticales y horizontales, pero confunde rectangulos orientados oblicuamente en diferentes direcciones (Sutherland, 1957). Por supuesto, solo entre los seres humanos estos sesgos naturales adquieren significado simbolico. La direccion hacia arriba, en contra de la gravedad, deviene entonces no solamente en un Sentimiento que guia el movimiento, sino en un sentimiento qed conduce a la inscripcién de regiones en el espacio a las que adjuntamos valores, tales como los que se expresan con alto y a0, aumentar y disminuir, ascension y caida, superior & infe- Hor, elevado y abatido, mirar hacia arriba con asombro © hacia abajo con desprecio. Boca abajo nos rendimos a la naturaleza, erguidos afirmamos nuestra humanidad. Al levantarnos gana- mos libertad y la disfrutamos, pero al mismo tiempo perdemos Ezcaneado con CamScanner contacto con el terreno que nos Sa la madre tierra, Ja echamos de menos. La posicion Kenai simboliza lonne. tuido, levantado y construidos Bers jas aspiraciones hy. manas que corren el riesgo de caerse y a (Straus, 1966). Ir hacia arriba es elevarse por a See e nuestros or{. genes ligados a la tierra paras hacia x ae ie ao la morada del ser supremo- El espacio horizontal es e! espacio secular; es accesible a los sentidos. En contraste, la esfera mental y miti- ca se simboliza con el eje vertical que atraviesa los centros de las cosas, con sus polos de cenit y subterraneo, cielo y hades. Los dioses viven en la cumbre de la montafia, mientras que los mortales estan confinados en la Ilanura. En los mapas medie- vales de T en O, Jerusalén se encuentra en el centro del mundo; esto es bien conocido, pero en la literatura rabinica Israel se percibe como elevandose por encima del nivel del mar, mas que cualquier otra tierra, y el Monte del Templo se considera el punto més alto de Israel (Bevan, 1938: 66). El centro implica lo vertical y viceversa en el pensamiento mitoldégico (Figura 2). La parcialidad humana por lo vertical, con su mensaje tras- cendental, se manifiesta en una amplia gama de caracteristicas arquitect6nicas que incluyen megalitos, piramides, obeliscos, tiendas de campaiia, arcos, ctpulas, columnas, terrazas, capite- les, torres, pagodas, catedrales géticas y rascacielos modernos (Giedion, 1964). Empezamos con el hecho bioldgico del cuerpo animado en el espacio. ti a orienta . En accién, las figuras verticales y horizon- tales son més faciles de distinguir que aquellas que estan orien- tadas oblicuamente en diferentes direcciones. La gravedad es el entorno ubicuo para todos los seres vivos. Los animales, 1° oe que los seres humanos, sienten la presion de desafiat~ al verticalmente implica realizar el maximo esfuerZ0- este comtin fundamento bioldgico, el ser humane a Ezcaneado con CamScanner engendrado un abanico de significados que impregna todos sus actos y logros, desde las posturas corporales hasta la verti- calidad y horizontalidad de los edificios. En las siguientes sec- ciones intentaré aclarar la naturaleza del espacio, que se basa en las necesidades del ego humano y de los grupos sociales. A Tai-ho Tien (Audience Hall) 8: Wu Men (Gale of the Noon Sun) Tien-on Men (Gale of Heovenly Peace Figura 2. El sector norte del casco antiguo de Pekin en un diagrama seguin la concepcién china del orden césmico. El emperador esta en el centro, en su Salon de Recepciones, desde donde mira el mundo de los hombres, que esta hacia el sur partiendo del eje central (meridional). El plano de la ciudad puede ser interpretado en tres dimensiones como una piramide: ir hacia el centro también implica, simbdlicamente, ascender (Basado en Wu, 1963). 3. Las referencias espaciales y el ego a) Las medidas de longitud antiguas se derivan de partes del cuerpo, También dependen de las dimensiones de objetos co- munmente usados, y de las acciones que uno realiza con su Propio cuerpo, como un dfa de viaje, o con un objeto, como la longitud de un tiro de arco. El desplazamiento de la base bio- légica es del cuerpo al objeto o actos realizados con el objeto. Las medidas de superficie parecen menos vinculadas a partes del cuerpo humano. Se basan en el tamafio de objetos comu- Ezcaneado con CamScanner jdo elaborados 0 han sido a ch rel hombre, y en los actos que se lleva Meng de la segmentaci6n del temp Na cab, : 0, arece proveer unidades adecuad, la Pro. ia paturaleza 10 parece P : P ni de Area (véase el Cuadro 1) 98 Para |, medida de distancia Cuadro 1 4, Longitud y distancia cuerpo -ufa “ nchura y longitud del dedo - extension del pulgar al mefique _ de la punta del dedo corazon al codo - brazos extendidos - diversos tipos de pasos cosa - jabalina ~ongitud habitual de la cuerda 0 !a cadena accion ~lanzamiento de jabalina = tiro al arco - un dia de viaje 2. Area cosa - cuero de buey - capa - alfombra accion ca dia arando con un yugo de bueyes, tierra que puede ser sembrada : a cantidad de semilla, por ejemplo, en sumerio antiguo, e! se llamaba se (cereal): el trabajo empleado era un factor de medida Las pai la tna ao ede humano sirven como modelo pa! Mares del ay espacial. Las lenguas centroafricanas y 4¢ los r, en particular, usan sustantivos (nombres para zcaneado con CamScanner erpo), en vez de términos preposicionales abstrac- partes del cu ar relaciones espaciales, a saber: tos para expres: partes del cuerpo’ cara espailda cabeza boca o estomago I Il Il Il relaciones espaciales: enfrente — detras_— encima dentro Ademis, los objetos materiales fuera del cuerpo humano pueden servir como términos preposicionales indicando posi- cién. En vez de que «espalda» signifique «detras», el «rastro» dejado por una persona significa «; y «suelo» o «tierra» significa «debajo», «aire» significa «encima». Los objetos na- turales se prestan a ubicaciones en el espacio, pero no, origi- nalmente, a las medidas del espacio, para las cuales el hombre precientifico dependfa de su cuerpo, sus artefactos, actos habi- tuales y periodicidades naturales (Hamburg, 1970: 98-99). b) Los adverbios de lugar, demostrativos espaciales y pro- nombres personales tienen significados paralelos y en algu- nas lenguas parecen estar etimolégicamente emparentados (Humboldt, 1829). Ernst Cassirer sefiala que tanto los pro- nombres demostrativos como personales son actos pseudo-mi- méticos y pseudo-lingiifsticos de indicacién: los pronombres personales se ubican espacialmente. «Aqui es siempre donde estoy yo, y lo que hay aqui lo llamo esto, en contraste con das [aquello] y dort [allf}» (Cassirer, 1953: 213). En las lenguas indo-germanicas el pronombre de tercera persona tiene vin- culos formales estrechos con los pronombres demostrativos correspondientes. El francés il se remonta al ille latino (aque- Hlo, alli); el gotico is (el er del aleman moderno) corresponde al is latino (aquello, de ese modo). En las lenguas semiticas, al- taicas, indias americanas y australianas, los pronombres yo-td ae ser que tienen estrechos vinculos con los pronombres on (Cassirer, 1953: 214). El egocentrismo prevalece as partes. Nos burlamos del uso de la maytiscula en el Ezcaneado con CamScanner tiVOs Por qué». pregunto Bertrand Russel, n tri ee . ies temas hablados?» (Figura Py et OD crm entn te Ohd ce tan ona A Figura 3. Organizaciones del espacio de tipo ego- y etnocéntrico (I) y (Il), mostrando una sofisticacién cartografica cada vez mayor, al servicio de unos puntos de vista persistentemente autocentrados, imprescindibles para la vida practica diaria: A: Pronombres personales y demostrativos espacial : Categorias socicespaciales de los nuer (segun Evans-Pritchard, 1940); mundo segun Hecateo (c. 520 AC); D: Cosmologia religiosa de Asia Oriental; E: La concepcién del mundo segtin los yurok (indios de California) (segun Waterman, 1920); F: Mapa T en O de San Isidoro, obispo de Sevilla (570- 636); G: Hemisferios terrestre y oceanico centrados en el norte de Francia H Mapa con escala logaritmica azimutal de distancias, centrado en el centro de Suecia (seguin Hagerstrand, 1953). ¢) Para el hablante de una lengua europea, una caracteristica s r a + ace nte de algunas lenguas nativas americanas, Y deh tut' en particular, es la especificidad con la que s¢ expre” sa la posicid x ie eee ee al hablante, tanto en sustantivos yi » Las designacion ‘ ; inmed” see es espaciales tienen una 1” tez casi mimética; ata P tre: cextos na los actores a actividades y © Escaneado con Camscanner especificos. Varias lenguas pueden decir «el hombre esta en enfermo» solo con enunciar al mismo tiempo si el sujeto del enunciado esté a mayor o menor distancia del hablante o el oyente y Si les es visible o invisible; y a menudo el lugar, posi- cién y postura del hombre enfermo se indican por la forma de la oracién (Boas, 1911: 445). 4, El espacio personal experiencial La estructura del espacio y nuestra vinculacién con él estan ligadas a la capacidad perceptual, experiencia, estado de Ani- mo y propésito del individuo. Blegamostalconocertelanun= do a través de las posibilidades y las limitaciones de nuestros entidosmBh espacio que podemos percibir se extiende ante nosotros y nuestro alrededor y es divisible en regiones de dis- tinto cardcter. La region del espacio visual es la mas amplia y de mayor escala, esta dominada por el amplio horizonte y los pequefios objetos indistintos. Esta regién puramente visual parece estatica, aunque haya objetos moviéndose en ella. Mas cercana a nosotros se encuentra la zona visual-auditiva: en ella los objetos pueden ser vistos con claridad y escuchados sus so- nidos. El dinamismo caracteriza esta zona, y esta sensacién de un mundo animado es tanto el resultado del sonido como de los desplazamientos espaciales que pueden observarse (Knapp, . 1948). Cuando pasamos del distante espacio visual a la zona visual-auditiva, es como si una pelicula muda se hiciera nitida Y se convirtiera en sonora. Junto a nuestro cuerpo se halla la zona afectiva, que es accesible a los sentidos del olfato y del Ezcaneado con CamScanner ; risual-auditiva inf f OE o con gente y con eg ellos y se encuentran en el primer py), Mas alld, en el punto medio, se halla « y las cosas con las que Interactiig, E] punto medio pueden ser las paredes de una habitacién 6 de a esta desenfocado. El primer plano yel una sala. Es visible, ae la zona patente. Mas alla de la zon, . itu . 2 punto medio constituy’ Jatente de la habitacién (el pasado), alla la zona eye ae la zona latente de potencialidad (el futuro), pas no puedo ver a través de las paredes de la sala (el pun. to medio desenfocado) soy consciente de manera sublimina| de la existencia de un mundo més all de las paredes, que no es un espacio vacio. Esa zona latente es la zona de las propias experiencias pasadas, lo que he visto antes de entrar en la sala; también es potencialidad, lo que veré cuando abandone la sala, Lazona latente es el marco invisible, pero necesario, de la zona patente (Ortega y Gasset, 1963: 67; Ryan, 1940). Acttia como un contrapeso para la actividad, liberandola de la dependen- cia completa del espacio patente, esto es, visible, y del tiempo presente. Al caracterizar la estructura del espacio, introduzco los términos pasado, presente y futuro. El andlisis de la experien- cia espacial parece requerir el uso de categorfas temporales. Esto se debe al hecho de que nuestra conciencia de las reli ciones espaciales de los objetos nunca se limita a los propios objetos; la misma conciencia presente esta imbuida de exp” ee oiniento y tiempo, con memorias 7 la incitacién a Ia eer y ¢s atraida hacia el futuro pn bol al final oh sisi le los objetos perceptuales. ore Si, los pasos que ten €ra extiende por adelantado, por de! : 60 que dar para alcanzarlo (Kockelm™ de mi conciencia: = fisico de la gente Escaneao con Camscanner 1964; Straus, 1963: 263). Las dimensiones espaciales se adap- tan al sentido humano de la adecuacién, PropOsito y posicion. Ciertas cumbres estan fuera de mi alcance, dada mi posicién o estatus presente. Me siento inadecuado y los objetos a mi al- rededor parecen extrafios, distantes e inasequibles. La ventana que est4 cerca parece muy lejos una vez me he acurrucado en la cama. La distancia se encoge y se expande a lo largo del dia y con las estaciones puesto que afectan mi sentido del bienestar y adecuacion (Dardel, 1952: 13). Una persona con visién de futuro no es necesariamente una persona con una buena vista. Es una persona que se antici- pa al futuro. Sin embargo, la imagen popular de la clarividen- cia es alguien que mira hacia el lejano horizonte abierto. Las estatuas de estadistas eminentes miran a menudo hacia estas vistas panordmicas. Su mirada perdida en el horizonte lejano pretende sugerir que tienen en mente el presente y el futuro del bienestar del pueblo. El horizonte abierto simboliza el futuro abierto (Minkowski, 1970: 81-90). Lo que esta por delante es lo que todavia no es —aunque se avecina. La esperanza implica la capacidad para actuar y abrir espacios. Sin embargo, la espe- ranza especifica o expectativa inhibe la actividad: es una espe- cie de espera durante la cual el evento esperado parece moverse hacia uno mismo, y la sensacién coordinada del espacio es de contraccién. Muchas de nuestras horas de vigilia transcurren en un es- pacio historico o dirigido (Straus, 1966: 3-37). Tal espacio esta estructurado en relacién con los puntos espacio-temporales de aqui (ahora) y alli (luego), y alrededor de un sistema de direc- ciones delante-detras, encima-debajo, derecha-izquierda. Al andar de aqui a alli, consumimos energia y tiempo para supe- rar la distancia. El caminante avanza dejando un paso detras de otro a sus espaldas y dirigiéndose al destino de enfrente como si fuera al final de una linea demarcada en el tiempo. Esta observacién ordinaria gana interés si pensamos en cémo Ezcaneado con CamScanner | espacio-tiempo cambiar igechndos sino marchando con una banda. La persona marcha aun se mueve, objetivamentty de A a B; sin embarge en los sentidos, el espacio abierto desplaza el espacio tee gido de la distancia lineal y los puntos de posicién. En jy de avanzar dejando pasos atras, el hombre que camina catia el espacio de enfrente. El sentido del comienzo y del final debilita, asf como la articulacién de las direcciones. E] espacig dirigido ¢ histérico adquiere algunas de las caracteristicas dl espacio homogéneo: el espacio del tiempo presente sin pasado o futuro. , En el espacio histérico, moverse hacia delante o moverse hacia atras puede cubrir la misma ruta, pero psicolégicamen- te son dos actividades bastante distintas. Nos movemos hacia adelante yendo al trabajo 0 saliendo de él, aunque nos lleven alli y tengamos nuestra espalda en la direcci6n en la que el co- che se desplaza; y volvemos o vamos de vuelta a casa, aunque conduzcamos el coche hacia adelante en la misma carretera, Sobre un mapa, las dos rutas son idénticas y pueden sefialarse mediante una misma linea con flechas apuntando en direccio- nes opuestas. Sin embargo, en sentido estricto, lo que se sefiala en el mapaes la ruta del coche y no la de su ocupante humano, para quien no solo el paisaje cambia de manera importante, de- pendiendo de si este se mueve en una direcci6n 0 en otra, sino que la ruta misma adquiere diferentes modalidades segtin siel conductor se mueve hacia (una cena o la oficina) © vuelve a casa. La distancia es asimétrica por razones mas fundamentales que el ejemplo de la calle de sentido tinico que pone Nystuen (1963: 379). En la escala corporal, caminar hacia atras es do- lorosamente dificil: nos asusta tropezar con objetos inadver™ tidos 0 caernos al vacio, al caminar hacia atrds el espacio a no puede verse no existe. Fisiolégicamente, el ser humane ~ ee: caminar hacia atras, lo que parece obvior > 0 ha sefialado Erwin Straus, cuando bailam? Ezcaneado con CamScanner son de la miisica, moverse hacia atrés no nos es dificil: no nos da miedo y no nos parece forzado a pesar del hecho de que en una pista de baile a rebosar moverse hacia atrs pueda sig- nificar chocar con otras personas. Cuando bailamos, estamos en un espacio homogéneo, no-dirigido y «preséntico» (Straus, 1966: 33). Asi como la inclinacién humana por lo vertical encuentra expresién en la semi6tica de la postura corporal y de la arqui- tectura, también las estructuras del espacio experiencial se ma- nifiestan en el comportamiento espacial y en el entorno fisico. El espacio del trabajo es esencialmente dirigido. Un proyecto tiene un comienzo y un final. En el trabajo mental eso puede ocurrir exclusivamente en el cerebro sin dejar ningtin rastro en el mundo externo. La légica de este tipo de trabajo se carac- teriza, aun asi, con la metéfora espacial de «linear». El trabajo fisico requiere la organizacién fisica del espacio: un proceso de manufactura, por ejemplo, empieza aqui (ahora) y acaba alli (después). El espacio es histérico y dirigido; es alargado. La fabrica misma, por supuesto, puede tener una forma cuadrada, puesto que los espacios individuales de trabajo pueden colo- carse uno al lado del otro para formar una figura mas isométri- ca. El espacio historico y dirigido par excellence es Ja autopista 0 el ferrocarril. Las vias rectas del ferrocarril, conduciendo de. una estacin a la siguiente, muestran una correspondencia per~ fecta entre la intencion decidida, el proceso y la form En contraste con el espacio de trabajo, los espac dos y recreacionales son esencialmente ahistéricos y Zontales. Las estructuras sagradas tales como los temp! altares tiend r s y se alejan de la equic Ezcaneado con CamScanner le de un as 1 er inherente de la Tecreacie’ etn 10 requiere. Muchas activi i srnas (el alpinismo © el esqui, por ¢} emp) prientadas como el trabajo, y por tanto Tequieren el espacio alargado de la cadena de trabajo. Las ee eras, es cierto, son ovaladas. Los puntos de inicio y stan claramente marcados, pero en las carreras la meta en ene importancia; de hecho, puede coincidir con el punto Lo que es importante es la velocidad: la velocidad en ‘espacio no dirigido. Las pistas de carreras en el desierto o a playa, dragstrips para hot-rodders, son Jineales, pero no igidas, puesto que lo que se busca es la propia sensacién de ‘velocidad dentro de un mundo abstracto (Jackson, 1957-58). El tipo de espacio dirigido mas familiar para los gedgrafos ; es aquel en el que las flechas se dibujan para indicar la direc- cién del movimiento de personas, bienes y rasgos culturales, Un mapa puede mostrar el flujo de petréleo desde el Oriente Medio hacia los puertos europeos; otro, el movimiento de gente desde la costa este americana hasta el interior. Estamos acostumbrados a leer el primero de los mapas como un artilu- gio cartografico que sintetiza ciertos datos econdmicos, y al segundo como un medio para representar eventos de caréctet geohistérico, Pero el gedgrafo humanista puede leer entre li- neas. Desde su perspectiva, las flechas simbolizan actividades dirigidas que dan lugar a espacios orientados, hist6ricos & un escenario mundial. En vez de un mero paseo de aqui (ahor? uh we (entonces), el viaje de un petrolero a través de miles : odisea. Puerto Seesc:. de alguna manera el. a rol igen y destino, para el capitan del p' Ezcaneado con CamScanner ro son apenas puntos indiferentes que aparecen en el mapa. La flecha simboliza su espacio vivido, que es también su tiempo vivido. Si, en vez de un petrolero uno piensa en un barco que se aventura en un viaje de exploracién hacia lo desconocido, entonces el lugar de destino es el destino mismo. En los mapas que representan movimientos histéricos, las flechas parecen mostrar meras rutas en el espacio; pero también representan la dimensién temporal. Los meses, y quiz los afios, han transcu- rrido entre el eje y la punta de la flecha. Para los emigrantes la travesia los llevaré no solo a un lugar que puede sefialarse en el mapa, 0 a un punto posterior en el tiempo que puede indicarse en el calendario, sino a un lugar que simboliza su futuro. 5. El espacio experiencial de grupo El espacio experiencial personal se centra en la experiencia del espacio en el que el efecto de la presencia de otras personas no se considera. Esto no significa que la estructura del espa- cio personalmente experimentado sea tnica y privada para el individuo. Mucha gente comparte normalmente sus elemen- tos esenciales y ello tiene un impacto en el entorno fisico. El compartir se hace posible a través de la «intersubjetividad>, un concepto explorado a menudo por los fenomendél Por espacio de grupo experiencial me refiero a la exp espacial que se define por la presencia de otras person punto de partida ya no es «persona-espacio» sino « otras personas-espacio» (Buttimer, 1969; Claval, 19 y Palm, 1973), ae Consideremos el sentimiento de la restri la enojosa sensacién de que hay demasiada g diosos del comportamiento animal ha 808 a problemas de espa res (Callan, 19; Boots, 1971), que se pu Escaneado con CamScanner tee ep antentaré ilustrarlo 0 un tipo de experiencia SOcio-espacial, barrotamiento. a naturaleza no se suele percibir como algo abarrotado, soe asi no solo en el gran espacio abierto, sino también en freas silvestres. Un guijarral es un lugar solitario por mu- cha densidad de guijarros que contenga; bosques y campos son un deleite de «espacio abierto» para el hombre de la ciudad, aunque seguro que encontrariamos miles de organismos agol- pados. Incluso se hace dificil hablar de muchedumbre cuando los seres humanos parece que formemos una parte orgénica del ambiente, como, por ejemplo, cuando contemplamos una escena a primeras horas del anochecer en la que los pescado- res entonan al unisono mientras recogen su pesca, u ondulan- tes campos salpicados de campesinos cosechando su cultivo. Dos pueden ser multitud si ambos son poetas de la naturaleza (McCarthy, 1970: 203). Por otro lado, un estadio de béisbol con 30,000 espectadores esta definitivamente abarrotado en un sentido numérico, pero de ello no se deduce que estos mismos espectadores sientan la restriccién espacial, y menos cuando el partido es emocionante. El sentido de restriccién espacial y de amontonamiento es més probable que se produzca en las autopistas que conducen al estadio de béisbol, aunque —obje- tivamente— la densidad humana es entonces menor que lo qué sera poco después en el estadio mismo. Los dos poetas de la naturaleza sienten mutuamente la presencia del otro como um" Escaneao con Camscanner imposicién porque cada uno requiere, por necesidad psicolé- gica, el campo entero para si mismo: sus propésitos entran en conflicto a pesar del hecho de que son idénticos. En el estadio los ojos de los espectadores se fijan todos en el mismo rend al centrarse en el evento, el resto del campo visual, incluyendo sus vecinos, se convierte en una borrosidad inocua. Un partido de béisbol muy concurrido y un acto politico o religioso de masas se parecen en el hecho de que las multi- tudes no disminuyen, sino que incrementan el significado de los eventos: un gran nimero de personas no necesariamente generan el sentimiento de opresién espacial. Por otro lado, un aula grande Ilena de estudiantes puede crear facilmente una sensacion de aglomeracién, aunque —del mismo modo que en el partido de béisbol o en el mitin politico— los ojos de los estudiantes se fijen todos en alguien que se halla mas alla del espacio que ocupan. Superficialmente y objetivamente, las situaciones son parecidas —multitud en un lado y un even- to de foco reducido en el otro—, pero psicolégicamente son mundos aparte. El estudiante siente que aprender —al menos idealmente— consiste en un didlogo tranquilo entre él mismo y el profesor: cuanto més abarrotada esté la clase, mas se aleja del ideal percibido y, por ende, més urgente se vuelve la sensa- cin de hacinamiento. Uno podria pensar que en una tierra limitada donde los mpesinos apenas se puedan ganar la vida la sensacién de ha- © seria prevalente. Sin embargo, es posible que los s medio muertos de hambre no lo vean asi. En sus enel patio, uno Escaneado con CamScanner tipos de espacios sentidos descritos h, cio que denomino «mitico-conceptual> ee 4) es mas bien el producto de una mente fa En la escala de la experiencia humana total care cin entre el espacio del sentido de la percepcién yd de la pura cognicién (geometrfa). El espacio mitico- al atin esta vinculado al ego y a la experiencia directa, pe se extrapola més alld de la evidencia sensorial y de las necesidades inmediatas para abarcar una estructura mis abs- tracta del mundo. El defecto de la distancia de las necesidades inmediatas se ve mas que compensado por la habilidad que tie- ne el espacio mitico-conceptual para satisfacer las necesidades estables y recurrentes de una gran comunidad. Existen diferentes tipos de espacio mitico-conceptal. Uno de estos tipos es de gran importancia porque es a la vez sofisticado y generalizado: es el espacio que esta enfocado en el centro (el lugar de los hombres) y dividido por un sistem’ de direcciones cardinales (Durkheim y Mauss, 1967; Marcus, 1973; Miiller, 1961; Wheatley, 1971). Entre las tribus y naciones esparcidas por el Nuevo Mundo, y entre los diferentes pueblos de los antiguos centros civilizados de Oriente, enc On ee el espacio organizado de acuerdo con los mismos pala generales de centro, direcciones cardinales y los ee de drantes. Las coordenadas espaciales son tan solo una Pare a una visién del mundo total que abraza las series ee less naturaleza, los elementos constituyentes del mundo, a” tee pro" ek. : ciales P gente e instituciones sociales. Las coordenadas esp Escaneao con Camscanner porcionan el marco ostensivo con el que pueden verse refleja- das las experiencias menos tangibles de la naturaleza y la so- ciedad. El centro del universo es el orden humano. El espacio mitico-conceptual es claramente antropocéntrico. Difiere del espacio personal experiencial no solo en complejidad concep- tual, sino también en la grandiosa escala de su antropocentris- mo. En vez de subsumir un sector del espacio percibido a las necesidades del momento, el universo entero est4 organizado conceptualmente alrededor del mundo del hombre. El sistema asi concebido es tan enorme y elaborado que, paraddjicamen- te, el eje humano —desde cierta perspectiva— aparece solo como un engranaje en el mecanismo total. Sin embargo, solo desde cierta perspectiva puede la gente de sociedades tradicio- nales y analfabetas sostener que su vision del mundo reconoce la necesidad de los seres humanos de someterse y adaptarse a las fuerzas de la naturaleza; desde el punto de vista del prin- cipio organizador de su cosmovisi6n, es el universo quien se adapta al hombre. Los indios Pueblo del suroeste americano, por ejemplo, creen que las personas no deberian tratar de do- minar la naturaleza. No obstante, su cosmovision es altamente antropocéntrica a nivel conceptual. Como lo describe Leslie White, «la Tierra es el centro y principal objeto del cosmos. El Sol, la Luna, las estrellas, la Via Lactea [son] accesorios de la Tierra. Su funcion es hacer la Tierra habitable para el hombre» (1942: 80). Un tema central en este contexto es © espacio y lo humano existencial: cuerpo im medidas espaciales derivan de dimensiones del cuerpo; cua- lidades espaciales caracterizadas como estaticas, dinamicas y afectivas, patentes y latentes, altas y bajas, cercanas y le- janas estén claramente vinculadas a la experiencia humana; Profundidad y distancia son una funcion del sentido humano de propésito y adecuacién; «hacinamiento» no es vane una expresion de densidad como una condicion psicol | vinculo entre el plica espacio; las Ezcaneado con CamScanner Figura 4. Espacios mitico-conceptuales: A: Una vision del mundo segun los indios Pueblo; B Vision tradicional china del mundo; ©: Visién clasica del mundo segun los Maya: model cuatripartito del afio 600-900; D: La organizacién espacial de los Maya de las Li de la capital regional a las aldeas periféricas: modelo hexagon® del afio 1930 (seguin Marcus, 1973). Ezcaneado con CamScanner Iv. Lugar 1. Definicién En el uso ordinario, lugar significa principalmente dos cosas: la posicin en la sociedad y la ubicacién espacial. El estudio del estatus pertenece a la sociologfa, mientras que el estu- dio de la ubicacién pertenece a la geografia. Sin embargo, los dos significados se solapan en gran medida: uno parece ser una metafora para el otro. Podemos preguntar, gcudl de los dos significados es literal y cul es una extensién metaf6rica? Considérese, primero, un problema andlogo con la palabra «cerca». ¢Es el vocablo principalmente una medida de las re- laciones humanas, en el sentido que «John y Joe son amigos cercanos», o bien es fundamentalmente una expresion de dis- tancia relativa como, por ejemplo, cuando decimos que «la silla esté cerca de la ventana»? De mi discusién precedente sobre el espacio, esta claro que creo que el significado de las relaciones humanas es el basico. Estar «cerca» es, ante todo, estar cerca de otra persona, de quien uno depende para la seguridad emocional y material mucho mas que para los he- chos no-humanos del mundo (Erickson, 1969). Es posible, como sugiere Marjorie Grene, que el significado principal de «lugar» sea la posicién social mas que el conocimiento mas abstracto de ubicacién en el espacio (1968: 173). La ubicacién: espacial deriva de la posicién social y no al rev orokin, | 1964). El lugar del bebé es la cuna; el lugar d Cuarto de juguetes; la distancia social entre el Junta y yo es tan evidente en los s en la mesa del banquete como e Escaneado con CamScanner aaa lave para entender el significado de lugar se halla en las exp nes que la gente utiliza cuando quieren darle a la palabra un sentido emocional que va mucho mis allé de una ubicacién o funcién especifica. La gente habla a menudo del ‘espiritu,’ la personalidad’ y el ‘sentido’ del lugar. Podemos tomarnos ‘espiritu’ en el sentido literal: el espacio es profa- no y sin forma excepto por los sitios en los que sobresale porque se cree que en él viven espiritus. Estos son los luga- res sagrados, que inspiran respeto y temor. «Personalidad» sugiere lo unico: los lugares, como los seres humanos, ad- quieren caracteres tinicos en el curso del tiempo. Una perso- nalidad humana es una fusién de disposicién natural y rasgos adquiridos. Vagamente hablando, la personalidad del lugar es un compuesto de un legado natural (el substrato fisico) ¥ las modificaciones forjadas por sucesivas generaciones de se- res humanos. Francia, segtin Vidal de la Blache (1903), Gran Bretafia, segtin Cyril Fox (1932) y México, segtin Carl Saver (1941), tienen una «personalidad». Esas regiones han adgqu- tido «rostros» tinicos a través de la interaccion prolongs’ entre el hombre y la naturaleza. A pesar de la acumulacion ° experiencia, el nifio es reconocible en el adulto; y !@ region es a través de las sucesivas fases del cambio qué experime? Escaneao con Camscanner tara a lo largo del tiempo y a pesar de sus divisiones e rras altas y tierras bajas, o entre norte y sur. re La personalidad tiene dos aspectos: uno impone asombro, el otro evoca afecto. La personalidad que impone asombro aparece como algo sublime y objetivo, existiendo indepen- dientemente de las necesidades y aspiraciones humanas. Tal es la personalidad del arte monumental y de los lugares sagra- dos. Las poderosas manifestaciones de la naturaleza, como el Gran Caiién y el Monte Cervino, son también personalida- des imponentes. En contraste, un lugar que evoca afecto tiene personalidad en el mismo sentido que se puede decir que un viejo chubasquero tiene caracter. El cardcter del chubasquero viene dado por la persona que lo lleva y que le coge carifio. El chubasquero es para usar y, sin embargo, adquiere personali- dad con el tiempo, una cierta forma caprichosa y un olor que es Unicamente suyo. Asi también, un lugar, a través de la larga asociacion con los seres humanos, puede asumir los contornos familiares de una vieja pero aun carifiosa nifiera. Cuando el gedgrafo habla de la personalidad de una region, puede que tenga ambos aspectos en mente. La region puede ser tanto aco- gedora como sublime: esta profundamente humanizada y aun asi el fundamento fisico es fundamentalmente indiferente en términos humanos. tie b. Un sentido de lugar. Puede decirse del lugar que tiene «espiritu» 0 «pers pero solo los seres humanos pueden tener un La gente demuestra su sentido de lugar cuando Escaneado con CamScanner scaneado con CamScanner 3, Estabilidad y lugar No dejaremos de explorar Y al final de nuestra bisqueda Llegaremos a donde empezamos Y conoceremos por primera vez el lugar TS. Eliot, «The four Quartets» Un argumento a favor del viaje es que aumenta la conciencia, no de lugares exdticos, sino del hogar como lugar. Identificarse totalmente con el ambiente de un lugar es perder el sentido de su identidad tinica, que se revela solo cuando uno puede también verlo desde fuera. Estar siempre en movimiento es, por supuesto, perder lugar, estar sin lugar y tener en cambio meras escenas e imAgenes. Una escena puede ser de un lugar, pero la escena en si misma no es un lugar. Le falta estabilidad: esta en la naturaleza de una escena variar con cada cambio de perspectiva. Una escena se define por su perspectiva, mientras que esto no pasa con el lugar: esté en la naturaleza del lugar pa- recer que tiene una existencia estable independiente de quien lo percibe. Un lugar es el absorbente foco de un campo: es un mun- do pequeiio, el nodo en el que las actividades convergen. Asi, normalmente no asociamos el lugar a una calle, por muy mar- cada que sea su identidad visual. L’Etoile (Place de Charles de Gaulle) es un lugar, pero los Champs-Elysées no lo son: uno — ¢s un nodo, el otro es una via de paso. Como ya ap Escaneado con CamScanner rension comun del lenguaje. Es alguien mw £ «jCuando se va este lugar (el que pregunta: Nueva York?» 4. Tipos de lugar En la discusion de la personalidad y del sentido d tinguf entre lugares que ofrecen su significado a la wi res que se conocen solo después de una experiencia da, Llamaré al primer tipo «simbolos publicos», y al segundo «Areas de cuidado» (Wild, 1963: 47). Los simbolos ptblicos tienden a tener una gran capacidad estética, puesto que a me- nudo estan concebidos para ser vistos. Las areas de cuidado no buscan proyectar una mirada a los forasteros; son visualmente inconspicuos. Los simbolos puiblicos inspiran atencién e in- cluso asombro; las éreas de cuidado evocan afecto. Es relati- vamente facil identificar lugares que son simbolos puiblicos; es dificil identificar areas de cuidado, ya que no son facilmente identificables por criterios externos, tales como la estructu- ra formal, la apariencia fisica y la opinién articulada (véase el Cuadro 2). Obviamente, muchos —quiza la mayorfa— de los lugares son tanto simbolos publicos como areas de cuidado en dife- rente grado. El Arco de Triunfo es exclusivamente un simbolo; la recéndita granja, foco de bulliciosas actividades rurales, es exclusivamente un Area de cuidado. Pero la ciudad puede set un simbolo piiblico (nacional) y también un area de cuidado, y el barrio puede ser un drea de cuidado y un simbolo piblico, un lugar que los turistas quieran ver. ¢Qué tienen en comun * Triunfo y la recéndita granja para que s¢ les a ; gares a ambos? Yo creo que la respuesta es que © re etc un pequefio mundo, esto es, un ne ae ean lo relativo a sus alrededores. Con w sated ser un centro Bande surge es cémo puede un OS aaae la le significado. Con el rea de cul 8g Ezcaneado con CamScanner a question es de mantenimiento, esto es, ¢qué fuerzas en expe- riencia, funcién y religion pueden sostener un significado os hesivo en un campo de cuidado que no depende de Ostentosos simbolos visuales? Cuadro 2 Lugares como Lugares como sitios simbolos publicos de cuidados (alta capacidad estética) (baja capacidad estética) - lugar sagrado - parque - jardin formal ~ hogar, tienda, bar -monumento - esquina de calle, barrio - arquitectura monumental - mercado - plaza piiblica - pueblo - ciudad ideal 5, Simbolos puiblicos En el mundo antiguo, asi como en muchos pueblos no alfabeti- zados, el paisaje era rico en lugares sagrados (White, 1967). Los romanos vefan el sitio donde habia cafdo un rayo como un pun- to sagrado, que emitfa poder y que debia ser cercado (Fowler, 1911: 36-37; Wissowa, 1912: 467-468, 477, 515). En la Grecia antigua la descripcién de Estrab6n sugiere que uno apenas po- dia poner el pie fuera de casa sin encontrarse con un santuario, un recinto sagrado, una imagen, una piedra o un 4rbol sagrado (Libro 8, 3:12), Los espiritus poblaban las montafias y los bos- ina. A algunos se les dotaba de pedigri humano y iales (De Groot, 1892: 223). Aunque un paisa arnar el poder (Scully, 1962: 3), @ menudo que los espiritus se convertfan en nuimenes alares en las que se les rendfa un tributo Beenie * mplos de lugares sagrados d Bees ety . jal es que la punto esencial € q! mente extraordinaria en S! misma, Ezcaneado con CamScanner adquiere sin embargo una gran visibilidad alberga o incorpora el espiritu del lugar ( Van der Leeuw, 1963: 393-402). Las creencias de ras inducen a hablar del espiritu del lugar. La so moderna, sin embargo, no cree demasiado en los sean de los muertos o de la naturaleza, a pesar de que tod, perduran trazos de estas creencias, por ejemplo, en relacign, : los lugares de entierro, particularmente aquellos de ree nacional; y por supuesto en las actitudes de los ardientes en vacionistas que tienden a ver las 4reas naturales como oa. de la naturaleza, como lugares sagrados. Las dreas naturales : los Estados Unidos son lugares sagrados con limites bien fee dos, en los que, hablando metaféricamente, uno entra descalzo, Figura 5. Los lugares en tanto que simbolos ptiblicos muy visibles, son algo que pueden crear los arquitectos. En el proyecto para é! de Luis XV que gané M. Pate, la place royale se muestra de fore aomtemadamente Prominente. Cada place royale posee una are el monarca en su centro, y cada una de elas radia un haz de c#le a su alrededor (Basado en Moholy-Nagy, 1968): Escaneado con CamScanner Los monumentos publicos crean lugares dando prominen- cia y un aire de solera a ciertas localizaciones. La construccién de monumentos es una actividad caracteristica de todas las ci- vilizaciones complejas (Johnson, 1968). Desde el siglo xix, sin embargo, la construccién de monumentos ha disminuido ys con ella, el esfuerzo por generar focos de interés (lugares) que promuevan el orgullo local y nacional. La mayorfa de los mo- numentos de los tiempos modernos conmemoran héroes, pero hay importantes excepciones. E] Arco Gateway de St. Louis (St. Louis, Estados Unidos), por ejemplo, conmemora un mo- mento significativo en la historia de la ciudad y la nacion. Las plazas puiblicas exhiben a menudo monumentos que también son un tipo de «4rea sagrada», en el sentido de que pueden es- tar dedicados a figuras heroicas y trascender fines puramente utilitarios. Algunos edificios publicos también son simbolos: las Camaras del Parlamento, la Catedral de Chartres, el Empire State Building y, en los Estados Unidos, las grandiosas estacio- nes de tren. A los gedgrafos modernos, llamar a monumentos y edificios «lugares», igual que a ciudades y pueblos, puede pa- recerles un uso laxo del término, pero esto refleja nuestra men- talidad provinciana y nuestra distancia de la realidad fenome- nolégica. Los geégrafos isabelinos de principios del siglo XVII no trabajaban bajo estas restricciones y describian libremente pueblos y edificios al mismo nivel de concrecién (Robinson, 1973), Las ciudades son, por supuesto, lugares, y las ciudades ideales son también monumentos y simbolos. En la Segunda ‘Uerra Mundial Coventry y Hiroshima fueron destruidas, pero 1 eae Kyoto se salvaron_ de la aniquilacion Kiron ae le Oxo, ¢ significado historico y cultural (el valor pee a regal y Kyoto fue reconocido incluso por el aie Pa ares puahS por parte del foraneo es caracteristico a Bn simbolos publicos. a me h lonumentos, obras de arte, edificios y ciudat “S Porque pueden organizar el espacio en centros d les son je sig- a1 Ezcaneado con CamScanner nificado. Las personas poseen si de sus propios mundos, pero ¢como pi hechas de piedra, ladrillo y metal, parecer que envuelven (por asf decirlo) el espacio a su convierten en lugares, centros de valor y sentido (Nosh Schulz 1971)? La respuesta no es dificil en el caso Lorber. y ciudades, puesto que estos son principalmente ann dado, habitats para gente que les dota de significado alo cui. del tiempo. Los edificios y las ciudades también pueden, ¢, embargo, ser considerados como obras de arte, como aa tones de piedras que crean lugares. Como lo hacen es al cuestion para los historiadores del arte: el hecho que tengan este poder es una cuestion de experiencia. Un simple objeto util en sf mismo, puede parecer el epicentro del | poeta Wallace Stevens (1965: 76): inanimado, in mundo. Como lo expresa € Coloqué una jarra en Tennessee que era redonda, sobre una colina. Hizo que la desalifiada naturaleza rodeara esa colina. La naturaleza se levanté hacia ella y desparramada alrededor, dejé de ser silvestre. La jarra era redonda sobre el suelo y tan alta como un puerto en el aire. Se extendio su dominio por todas partes. La jarra era gris y simple. No dio pajaro ni arbusto como ninguna otra cosa en Tennessee.” un mundo: El joner de i que st for Solo la persona humana puede dis e lo haga po’ objeto de arte también puede parecer qu * Versién de José Luis Rivas. Ezcaneado con CmScanner ma, como diria Susanne Langer (1953: 40), esta simbélicamente unida al sentimiento humano. Quiza esto pueda pueda expre- sarse con més énfasis. La persona esta encarnada en la pieza es- cultérica, y por virtud de este hecho parece que sea el centro de su propio mundo. Aunque una estatua es un objeto en nuestro espacio perceptible, lo vemos como el centro de un espacio que es todo suyo. Si la escultura es el sentimiento personal hecho visible, entonces un edificio es un Ambito funcional entero he- cho visible, tangible y sensible: es la personificacién de la vida de una cultura. Por eso se puede afirmar que los monumentos y los edificios tienen vida y espiritu. El espiritu de un lugar les es aplicable, pero en un sentido diferente al de los lugares sagrados en los que literalmente se cree que residen los espiritus. Algunos simbolos trascienden los limites de una cultura particular, como, por ejemplo, formas arquitect6nicas tan gran- des como el cuadrado 0 el circulo, usadas para delimitar ciuda- des ideales (césmicas), y como elementos arquitecténicos més pequefios como la aguja, el arco y la ctipula, usados en edificios con pretensiones césmicas (Moholy-Nagy, 1968). Algunas es- tructuras persisten como lugares a lo largo de eones de tiempo, como si desafiaran las diversas culturas que las han utilizado. Quiz cualquier rasgo significativo del paisaje crea su propio mundo, que puede expandirse o contraerse segun quien lo con- temple, pero que nunca pierde del todo su identidad. El Ayers Rock: en el coraz6n de Australia, por ejemplo, dominaba el es- Pacio mitico y perceptivo de los aborigenes que vivian alli, pero Permanece en tanto que lugar para los australianos modernos Sonne atraidos por la imagen asombrosa del monolito. te Ligaes ee ejemplo arquitectdnico. Sin duda, es menos ong los turistas britanicos que para sus constructores eae se od ha erosionado tanto las piedras como el lugar (Dub a ae pero aun asi Stonehenge es claramente un qian oe 72: 11-34; Newcomb, 1967). Lo que sucede es umento tan grande como Stonehenge tiene un sig- Ezcaneado con CamScanner nificado tanto general como esp: cambia con el tiempo, mientras que el general pe; if Arco Gateway de St. Louis, por ejemplo, tiene el ak - El general de «ctipula celeste» y «puerta» que trasciende | eo americana (Smith, 1950), pero también tiene el significado toria cifico de un periodo tinico en la historia americana, a a apertura del Oeste a la colonizacion. Los lugares que per ht la que son muy pocos en el mundo, hablan a la humanidad, 1. mayoria de los simbolos publicos no pueden sobrevivir Ri clive de su matriz cultural particular: con la partida de la Gran Bretaia de Egipto, las estatuas de la Reina Victoria ya no do. minan mundos, sino que entorpecen el trdfico. Con el paso del tiempo, la mayoria de los simbolos publicos pierden su estatus de lugar y simplemente abarrotan el espacio. 6. Areas de cuidado Los simbolos puiblicos pueden verse y conocerse desde el exte- rior: ciertamente, con los monumentos, no hay visi6n interior. En las areas de cuidado, en contraste, hay pocas sefiales que declaren su naturaleza: puede conocerse en esencia solo desde dentro. Los seres humanos establecen areas de cuidado, redes de atencién interpersonal, en un marco fisico (Wagner, 1972). Si partimos de la base de que son lugares, se nos plantean dos cuestiones. Una es, ghasta qué grado esté el area de cuidado atada emocionalmente al marco fisico? La otra es, ¢son las pet- sonas conscientes de la identidad y el limite de su mundo? El area de cuidado es sin duda también un lugar si las persons estan vinculadas emocionalmente a su entorno material yi ademas, son conscientes de su identidad y limite espacial. Las relaciones humanas requieren objetos materiales pa! su sustento y profundizacién. La personalidad misma aes de un minimo de posesiones materiales, incluyendo la Dee, del espacio intimo. Hasta el objeto mas humilde puede St para materializar los sentimientos: como las palabras —solo 4} Ezcaneado con CamScanner més permanentes—, se intercambian como muestras de vinculo afectivo. Compartir el espacio intimo es otra de estas expresio- nes. Pero esta miriada de objetos y espacios intimos no nece- sariamente constituye en su conjunto un lugar. La naturaleza de la relacion entre los vinculos interpersonales, por un lado yel espacio sobre el cual se extienden, por el otro, no es aah simple. Las bandas juveniles tienen fuertes vinculos interperso- nales, y tienen un sélido sentido de los limites del espacio: los miembros de la banda saben dénde su «territorio» termina y donde empieza el de otra. Sin embargo, no sienten un afecto real hacia el espacio que estan dispuestos a defender. Cuando surge una oportunidad mejor en el mundo exterior, el territorio local —reconocido como de baja calidad por los miembros de la propia banda— es abandonado sin remordimientos (Eisenstadt, 1949; Suttles, 1968). Los fuertes vinculos interpersonales requieren objetos: los gitanos ingleses, por ejemplo, son vidos coleccio- nistas de porcelana y viejas fotografias familiares (Lynch, 1972: 40). Pero la resiliencia de los gitanos demuestra que la fuerza de las redes humanas no depende de un anclaje emocional a una localidad particular. El hogar es alli donde nos encontremos, como bien saben todos los jévenes amantes despreocupados. El lugar es posicién en la sociedad, asi como ubicacién en el espa- cio: los gitanos y los jévenes amantes no tienen lugar en ambos sentidos de la palabra y no les importa demasiado. La emocién sentida entre los seres humanos encuentra ex- Presion y anclaje en las cosas y en los lugares. Puede decirse que crea cosas y lugares en la medida en que, en su aureola, adquieren un significado extra. La disolucién del lazo humano Puede causar la pérdida de significado en el entorno material. an Agustin dejé su lugar de nacimiento, Tagaste, para arse 4 Cartago cuando su mejor amigo murié en plena juventud. “Senti tanto su pérdida, que se llené mi corazon de tinieblas, y cn todo cuanto miraba, no veia otra cosa sino la muerte. Mi Patria me servia de suplicio y la casa de mis padres me parecia Ezcaneado con CamScanner Ja morada més in e y comunicado con a, se me v« viéndome sin mi amigo. Por to y en ninguna le veian. Aborre: ninguna de ellas le encontraba, antes cuando vivia y estaba fuera de. ya vendra» (Confesiones, Libro IV: 4-' sabido que la disolucién del lazo hi incremento del apego sentimental hacia y los lugares puesto que entonces estos pi n dios a través de los cuales los muertos puede: El sentido de lugar se vuelve mérbido cuan pletamente de la memoria de anteriores rela Cudles son los medios a través de los cuales tivos alcanzan el lugar, mas alla de los seres huma experiencia repetida: el sentido de lugar se nos mete piel en el transcurso del contacto cotidiano (Rasm La sensacion del pavimento, el olor del atardecer en el aire y el color del follaje otofial se convierten, a través de la experiencia prolongada, en extensiones de nosotros mismos: no son solo un escenario, sino actores secundarios del drama humano. La repe- ticién es de la esencia: hogar es «un lugar donde cada dia se mul- tiplica por los dias que le preceden» (Stark, 1948: 55). E| patron funcional de nuestras vidas es capaz de establecer un. sentido de lugar. Al llevar a cabo las rutinas diarias vamos: regularmente de un punto a otro, siguiendo caminos establecidos, de manera que con el tiempo una red de nodos y sus enlaces se imprimen en nuestros sistemas perceptivos y afectan a nuestras expectativas corporales. De este modo se establece un «4rea de habito», a0" que no podamos visualizarla necesariamente: en ella nos mnoNe mos confortablemente. Sin embargo, el vinculo mas fuerte com . lugar es de naturaleza religiosa. El lazo es de parentes¢?» ee tandose en el tiempo desde los ancestros cercanos 4 los a héroes semi-divinos, pasando por los dioses del hogar fam Ezcaneado con CamScanner y los santuarios de la ciudad. Existe una continuidad misteriosa entre la tierra y los dioses: romperla seria un acto impio. El lazo religioso con el lugar practicamente ha desaparecido del mun- do moderno. Aun permanecen algunos rastros en la retorica del nacionalismo en el que el estado mismo, en vez de lugares par- ticulares, es llamado «patria» o «madre patria» (Gellner, 1973; Doob, 1964). La religion se mantiene con ritos y celebraciones; estos, por su parte, refuerzan los vinculos emocionales entre las personas y los lugares sagrados. Celebraciones como estas mar- can el paso del tiempo, esto es, los diversos estadios del ciclo de la vida humana, estaciones del afio y los grandes eventos en la vida de una nacién; pero, a pesar de esta prioridad temporal, las cele- braciones, donde quiera que se den, confieren cardcter al lugar. El declive progresivo en el sentido de lugar, por tanto, es el resul- tado de varios factores, entre ellos: la desaparicién de los dioses; el aflojamiento de las redes locales de relaci6n humana, con sus intensas implicaciones emocionales que podian extenderse al lu- gar; la pérdida del contacto intimo con el entorno fisico en una época en que la gente rara vez camina y casi nunca merodea; y el declive de las celebraciones significativas, esto es, aquellas que estan teftidas de sentimiento religioso y vinculadas a localidades concretas (James, 1961). A diferencia de los simbolos publicos, las areas de cuidado carecen de identidad visual. Los forasteros encuentran dificil reconocer y delimitar, por ejemplo, barrios que son un tipo de area de cuidado (Keller, 1968). Los urbanistas pueden creer que un rea es un barrio y etiquetarlo como tal con el argu- ee de que es el mismo tipo de entorno fisico y que sus abitantes provienen de una clase socioeconémica similar, y acabar descubriendo que los residentes locales no reconocen el rea como un barrio: las partes con las que ellos se identifican BP a sean mucho més pequefias, por ejemplo, una sola dea hee (Gans, 1962: 11). Es mas, aunque los resi- un 4rea puede que tengan un fuerte sentido de lugar, Ezcaneado con CamScanner este sentido no es necesariamente no es autoconsciencia. La inmersi6n total en un, fica abrir los propios poros, por asi decirlo, a todas dades, pero también significa ignorar el hecho de SUS cual, de uno, en su conjunto, tiene una personalidad distinta Hagar otros lugares. Como dice Dardel (1952: 47): ala de La realidad geografica exige una adhesion tan total g | jeto a través de su vida afectiva, su cuerpo, sus eset, “4 que llega a olvidar, incluso, su propia vida orgénicg 4 embargo, vive escondida y presta a despertarse, | alee miento, el exilio, la invasién, sacan al entorno del Ati. le hacen aparecer como privaci6n, sufrimiento 0 ee La nostalgia nos hace sentir el pais como ausencia, oma distanciamiento profundamente doloroso. Contflicto entre lo geografico como interioridad, como pasado, y lo geo- grafico completamente exterior del ahora. El sentido de lugar quizé nunca es tan agudo como cuando uno esta nostlgico, y uno solo puede estar nostalgico cuando ya no se encuentra en casa (Starobinski, 1966). No obstante, la pérdida de lugar no tiene que ser literal. La amenaza de pérdi- daes suficiente. Los residentes no solo sienten, sino que saben que su mundo tiene una identidad y unos limites cuando se sienten amenazados, asf como cuando personas de otra raza quieren entrar en él, o cuando el area es objetivo de renovacion urbana o de la construccién de una autopista (Suttles, 1972). La identidad se define en competencia y conflicto con ots esto parece cierto tanto para individuos como para comuni i des. Debemos nuestro sentido de ser no solo a las fuerzas apoyo, sino también a aquellas que suponen una anion : ser tiene un centro y un borde: las fuerzas de apoy® Breebor centro, mientras que las fuerzas de amenaza refuerzan ar des. En el lenguaje teolégico, el infierno esta Ileno de Excaneado con CamScanner que tienen limites nitidamente delimitados —de hecho fortifi- cados—, pero sin ningtin centro digno de defensa; repleto de centros con los limites mas difusos; dificil compromiso entre los dos reinos. el cielo esta la Tierra es un Fi igura 6, E| sindrome «nosotros-ellos» en la definicién del espacio. A: Entre distingen80"88 Pertenecientes a la clase socio-econdmica media-baja, las Niveles toca noStos-ellos» tienden a ser muy claramente reconocidas a los foraneos ly nacional (superpatridtico). En sus territorios, los extranjeros y estudiog eee bajo sospecha. B: Entre los tipos cosmopolitas y que poseen Tegién, ores: la base del propio hogar se amplia desde el barrio a la ih i (las fronteras nacionales) es trascendido gracias a con un estilo de vida internacional. Ezcaneado con CamScanner El lugar del beb tea se halla debaj fio como la esquina de una habi [ misma: la Tierra es nuestro lugar en el : puede convertirse en lugar de la noche ala Mafiana, por decirlo, mediante el ingenio de los arquitectos y los ingenj est Un monumento impresionante crea lugar; un carnaval - forma temporalmente un corral abandonado o un maiz] .. un lugar; los Disneylands son carnavales — creados de la nada. Por otro lado, los lugares son thes en los que la gente tiene lejanos recuerdos, retrocediendo e alld de las indelebles impresiones de sus infancias individuales para conectar con la sabiduria tradicional de generaciones pa sadas. Se podria argumentar que los ingenieros crean localids- des, pero se necesita tiempo para crear lugar (Lowenthal, 1966; Lynch, 1972). Es obvio que la mayoria de definiciones de lugar son bastante arbitrarias. Los geégrafos tienden a pensar que el lugar tiene el tamafio de un asentamiento: la plaza si, pero las casas individuales normalmente no, y ciertamente tampoco esa vieja mecedora delante del hogar. Los arquitectos piensan a una escala mds pequefia. Para muchos de ellos los lugares son casas, centros comerciales y plazas ptiblicas que pueden sacarse de las mesas de dibujos y plantarse en la tierra: el tiem- po, lejos de «crear» lugar, es una amenaza al disefio pristino de su trabajo. Para los poetas, moralistas ¢ historiadores, Jos lugares no son los simbolos puiblicos altamente visibles, sino también las 4reas de cuidado en las que el tiempo forma pt te de la esencia, puesto que se necesita tiempo para acumulat experiencia y desarrollar el cuidado. Todos los lugares 5° pe quetios mundos: el sentido de un mundo, sin embargo a : verse inspirado por el arte, asi como por la red intangible de - relaciones humanas. Los lugares pueden ser simbolos PU Cos 0 areas de cuidado, pero el poder de los simbolos de crest Escaneado con CamScanner lugar depende en ultima instancia de las emociones humanas ue vibran en el 4rea de cuidado. Disneyland, para tomar un ejemplo cualquiera, recurre a los sentimientos que ha acumu- Jado en pequefios mundos inadvertidos en otros lugares y en otros tiempos. V. Observaciones finales Espacio y lugar son el corazén de nuestra disciplina. Desde la perspectiva positivista, la geografia es el andlisis de la orga- nizacion espacial. Desde la perspectiva humanista, espacio y lugar asumen unas caracteristicas diferentes. Demostrar que estas se encuentran en una estructura coherente es la primera tarea del humanista. Si es cierto que «la ciencia moderna de la geografia deriva del sentido de lugar del hombre», enton- ces el geégrafo humanista preguntaria: «;Qué es este sentido de lugar sobre el que no solo hemos erigido una geografia espacial de elegancia considerable sino, y mas importante, del que todavia dependemos para las decisiones y actos en nuestras vidas diarias?» A diferencia del analista espacial, quien tiene que empezar a partir de simplificados supuestos acerca del hombre, el humanista empieza con un profundo compromiso con el conocimiento de la naturaleza humana en toda su complejidad. La relevancia de una geografia po- a y humanista parece ser esta, de una a la otra. Para el ee los conceptos Positivistas son en sf mismos ma- ni Para una reflexién mas a fondo porque representan h Semplo extremo de la tendencia humana universal hacia dela caikpee No es solo el cientifico social, sino el hombre ae temente rehuye la experiencia directa bi implicaciones en favor de las abstractas tipologias de be SPacio y lugar (Schutz, 1970: 96). El objetivo amplio nant Bro humanists debe partir de la pregunta: dada la y la experiencia directa del espacio y el ae Ezcaneado con CamScanner lugar en el mundo ordinario, gc6mo p concebido mundos diferentes, més o men ) tre los que estén los mapas de la utopia y de los ¢ de ubicacidn del propio gedgrafo? En tanto que dj nce los conceptos, las conclusiones del gedgrafo Positiviens de interés primordial para el humanista porque, asj cn “a hallazgos de otros cientificos, le demuestran los limite, q la libertad humana que él no puede conocer de otra ee ¢Tienen los trabajos del humanista algin valor para el a tivista? Yo sugiero que lo tienen por dos razones: una es que llaman la atenci6n, y clarifican ciertos tipos de experiencia humana, al menos algunos de los que pueden ser adaptables a los propios métodos de investigacién del positivista, La se- gunda razén es que los hallazgos del humanista promueven el auto-conocimiento. La promocién del autoconocimiento es quiz el valor tiltimo de las humanidades; y se nos dice de buena fuente que la vida no examinada no vale la pena vivirla, Agradecimientos En primer lugar, quiero agradecer a mis colegas de la Universidad de Minnesota su tolerancia —e incluso respal- do— hacia la perspectiva humanistica en geografia. El benigno clima de Minnesota ha hecho posible que al menos veinte flores (el nimero de profesores de nuestro Departamento) florezcan. Siento una especial gratitud hacia Hildegard Binder eunson por su conocimiento de la literatura europea, su simpatia (iy su té!); y también hacia mi ex colega en Toronto, JA. a cuya formacién filos6fica le permite resistir, racionalment doctrina que la ciencia positivista monopoliza. Este oe se ha beneficiado también de los ttiles comentarios ee J. Barrett, Anne Buttimer, J. A. May, Risa Palm y Paw: sibles Y, por supuesto, yo soy el tinico responsable de los po errores y de la heteronomia. Ezcaneado con CamScanner rencias bibliograficas Ad Hoc Committee on Geography (1965). The science of Geography. Washington DC: National Academy of Sciences; National Research Council Publication, 1277. ARNHEIM, Rudolf (1969). Viswal thinking. Berkeley: University of California Press. BERGSON, Henri (1910). Time and free will. Londres: Allen and Unwin. [trad. cast.: Ensayo sobre los datos inmediatos de la con- ciencia. Salamanca: Ediciones Sigueme, 2006]. BEVAN, Edwyn R. (1938). Symbolism and belief. 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