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Mi Cuarentena con

Luisito

Frances Bragan Valldejuly


Copyright © 2020 Frances Bragan Valldejuly
A Luisito, un amigo que me regaló Antoine de
Saint-Exupéry.

Y, a mi hija, Kiki, por ser mi editora número


uno, pero sobretodo, por su amor infinito...
¡como el del Principito!
Era un domingo de marzo.
¡Hace sesenta días; para ser exacta!
La gobernadora habló del coronavirus.
Una condición un poco abstracta...
Nos habló de cuarentena,
de mantener la distancia,
de lavarse bien las manos…
¡para controlar la circunstancia!
Nos tocaba quedarnos en casa.
Cerraron los cines, las escuelas,
las playas, las iglesias,
los hogares de las abuelas.
En las primeras dos semanas,
me leí tres novelas.
Aprendí a cocinar cosas nuevas;
cocí mascarillas con telas.
Buscando, limpiando y recogiendo,
encontré un libro escondido,
un poco viejo, un poco sucio,
¡¡pero que nunca olvido!!
El Principito de Antoine…
¡Qué muchas veces lo leí!
Me lo sabía casi de memoria,
“cuando era niña”, pensé y sonreí.
Decidí grabarme leyendo,
un capítulo por día.
Se lo enviaría a mis vecinos,
tal vez les alegraría.
Sorprendida me quedé
cuando un vecino contestó:
“Sólo tengo cinco años y
qué mucho me gustó.”
“Me llamo Luisito.
Vivo muy cerca de ti.
¿Me puedes seguir leyendo?”
“Por supuesto,” le respondí.
Y así comenzó nuestra amistad,
a través de lectura y video,
por teléfono y por ZOOM.
¡Éste era mi nuevo empleo!
Hablamos del asteroide B 612,
de los baobabs, de la rosa,
del cordero y del zorro,
de la serpiente venenosa,
del comerciante, del guardavía,
del rey, del bebedor,
del farolero, del vanidoso
y del geógrafo explorador.
Cuando le envié el capítulo 27,
el último de El Principito,
sentí tristeza y soledad,
temí perder a Luisito.
Pero al día siguiente me sorprendí,
temprano, mientras tomaba café,
“Frances, Frances, Frances,…”
desde adentro escuché.
Era un niño con mochila,
con gorra y con mascarilla.
Traía uvas, fresas, queso,
pan caliente y mantequilla.
Teníamos tanto de qué hablar,
aunque a seis pies me mantenía.
Me contó de su gato Chichí
y también de su hermanita María.
¡Qué amistad tan única
me ha traído esta pandemia!
Toda esta experiencia
fue para mí una academia.
Aunque hay mucho sufrimiento
pasando a nuestro alrededor,
también hay cosas positivas
que le sugiero al lector.
Haz un nuevo amigo.
Usa tu imaginación.
Yo encontré a mi Principito
en mi propia urbanización.
FIN
Mi Cuarentena con Luisito

Frances Bragan Valldejuly es una autora


puertorriqueña. Desde pequeña le encanta
leer y escribir.
El Principito siempre fue una inspiración que,
al día de hoy, le trae enseñanzas, ideas y
amigos.
Frances vive en Ponce con su esposo, Willie, y
sus adorados perros.
Tiene tres hijos, quienes considera su mayor
inspiración para seguir escribiendo para
niños… ¡y los ya no tan niños!

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