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Las buenas obras que Dios ha preparado para nosotros

En el artículo "Justificación y la Biblia" vimos que somos justificados sin ninguna obra. Como ahí vimos:
las buenas obras no fueron, ni se pretendía que fueran los medios por los cuales alguien pudiera ser
salvo o se volviera justo. El medio para nuestra salvación y justificación es la obra de nuestro Señor
Jesucristo. Él hizo todo lo necesario para nuestra salvación. Ahora, esto de ninguna manera significa que
Dios no quiere que hagamos buenas obras o que a Él le sean indiferentes. De lo contrario, Él ya ha
preparado las buenas obras para nosotros. Como en Efesios 2:10 dice:

Efesios 2:10

“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de
antemano para que anduviésemos en ellas.”

Dios ya ha preparado las obras que tiene para nosotros, y lo hizo con el propósito de que caminemos en
ellas. Por lo tanto, no somos nosotros los que preparamos las buenas obras, sino Dios quien ya las ha
preparado para nosotros. Sin embargo, nosotros necesitamos caminar en ellas, es decir, realizarlas,
hacerlas.

Algas también muy importante: cuando creímos en nuestro corazón en el Señor Jesucristo y Su
resurrección fuimos nacidos de nuevo y nos volvimos nuevas creaturas. Como 2 de Corintios 5:17 dice:
“si alguno está en Cristo, nueva creatura es”. Aunque no fuimos salvos por obras, siendo nuevas
creaturas, para lo cual fuimos creados, hechos paras las buenas obras que Dios ha preparado para
nosotros. Observa este “creados para” (marcado en rojo en la cita de Efesios 2:10) o el “para”. Las
mismas palabras usaríamos para decir por ejemplo: “un carro está hecho (creado) para viajar”. “Un
teléfono está hecho (creado) para hacer llamadas”. “Un radio está hecho (creado) para recibir señales
de radio”. En otras palabras, Dios, al decirnos que “fuimos creados para, [hechos para] buenas obras que
ya ha preparado para nosotros”, Él nos está diciendo que nos hizo completamente capaces, que nos ha
creado para, hechos para; está en el ADN de nuestra nueva naturaleza el hacer esas buenas obras que Él
ha preparado para nosotros. Haciendo estas buenas obras es algo natural para nosotros, para nuestra
nueva naturaleza, porque fuimos creados para ellas. De lo contrario, el no caminar en estas buenas
obras sería como no hacer para lo que fuimos creados. Sería como tener un teléfono que no hace
llamadas o un radio muerto.

Vamos a entender mejor este significado de buenas obras que Dios ha creado para nosotros yendo a 1
de Corintios 12, donde dice:
1 Corintios 12:27

“Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.”

Y 1 Corintios 12:18

“Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso.”

Cada uno de nosotros es miembro del cuerpo de Cristo con una función particular que le fue dada por
Dios. Dios nos ha puesto en el cuerpo con un rol específico y como Él quiso. Y como en el cuerpo físico el
responsable en dar las órdenes es la cabeza, el cerebro, así también en el cuerpo espiritual el
responsable en dar las órdenes es la cabeza, la cual es: Cristo (Efesios 5:23). Los miembros del cuerpo de
Cristo, así como los miembros del cuerpo natural, tienen la misión de hacer lo que la cabeza les ordene.
Nosotros no somos los que decidimos las buenas obras, el rol que tenemos en el cuerpo de Cristo. Dios
ya las ha decidido y preparado para nosotros. Nuestra misión es la de caminar en estas buenas obras,
ejecutarlas, funcionar para lo que fuimos creados. Si ignoramos esto, si escogemos cerrar los ojos,
entonces nuestra misión nunca será completada. Lo que quiero decir hermanos y hermanas es que
aunque Dios ya ha preparado las buenas obras para nosotros que tenemos que hacer y aunque nos ha
puesto en el cuerpo con un rol específico, una función, somos NOSOTROS los que caminamos en estas
obras: somos NOSOTROS los que tenemos que ejecutar lo que la cabeza diga. Si no lo hacemos,
entonces en el cuerpo nadie lo hará por nosotros. Si no llevamos a cabo nuestro rol en el cuerpo,
entonces como el cuerpo natural sufre cuando alguno de sus miembros no funciona bien, así también el
cuerpo de Cristo sufre. La cabeza que es Cristo es el único que da las órdenes. Él da las órdenes, pero
depende de los miembros para su ejecución. Muchos hermanos tienen un significado distorsionado de
lo que la iglesia es y creen que el ministerio, hacer la obra de Dios, las obras que Él ha preparado para
nosotros, es algo que le pertenece al clero, a los llamados “profesionales”. Para el resto, nuestra única
misión parece ser el llenar las bancas los domingos. Este es un gran error. En la Palabra de Dios no hay
tal cosa como clero y laicado. Lo que hay es un cuerpo y cada hermano o hermana ha sido puesto en ese
cuerpo por Dios con una función específica. Tu, hermano o hermana que lees este artículo tienes una
función específica en el cuerpo. ¿La sabes? ¿Haces lo que Dios te ha puesto a hacer en el cuerpo, las
buenas obras que ha preparado con anticipación para que camines en ellas? O ¿solo pasas el tiempo en
las cosas de este mundo (que ahogan la Palabra de Dios y la hacen infructuosa-Marcos 4:19), ya que el
ministerio le pertenece, supuestamente, a los… profesionales? Si tú, hermano y hermana, no estás
haciendo lo que Dios te ha creado para hacer, para lo que te ha puesto en el cuerpo, entonces nadie lo
va a hacer. Tú eres único en el cuerpo de Cristo, así como cada miembro de tu cuerpo lo es y
absolutamente necesario también. Por lo tanto, si no has encontrado lo que Dios ha preparado para ti,
es absolutamente necesario que lo encuentres. Es necesario que dejes el sofá y busques al Señor. Es
hora de decirle: “aquí estoy, ¿qué quieres que haga?” Te ha creado, te ha alistado, capacitado
completamente para las buenas obras que ha preparado para ti. Pero necesitas estar disponible;
necesitas querer caminar en ellas. Si tú no estás disponible para Dios entonces no va a pasar nada. En
este caso vas a ser como un miembro del cuerpo que aunque absolutamente esta en el cuerpo, no se
comunica con la cabeza. Ese es un miembro enfermo, un miembro que no funciona bien. La imagen
opuesta - la imagen de esa mera imagen vívida de 1 de Corintios 12 con el cuerpo, los miembros y la
cabeza – es la imagen un miembro sano que reacciona al llamado de la cabeza inmediatamente. Es esta
imagen de hombre de Dios que pone sus ojos en la cabeza para ver lo que ella quiere y reacciona de
acuerdo y sin ninguna duda. Es esta imagen del cristiano la que CAMINA, lleva a cabo las obras que Dios
ha preparado para él, llevando fruto y sin permitir que la Palabra caiga victima de los afanes de este
mundo, el engaño de las riquezas o el deseo de otras cosas (Marcos 4:19). Tales cristianos Dios quiere
que seamos. Cristianos que llevemos fruto y glorificar al Padre a través de él.

Juan 15:5-8

“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto;
porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como
pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis
palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi
Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.”

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