La consistencia tiene gran importancia en los suelos finos, fundamentalmente
en los terrenos arcillosos por ser más cohesivos que los limosos. Esta propiedad depende directamente de la cohesión entre las partículas que componen el suelo, y a su vez, la cohesión depende del contenido de humedad del mismo, puesto que se reduce a medida que aumenta el agua, provocando que se separen las partículas unas de otras debido al entumecimiento que se produce cuando aumenta la humedad. La cohesividad en las arcillas secas es alta, sin embargo, cuando le añadimos agua pasa a un estado donde las partículas resbalan unas con otras obteniendo así un material plástico, cuando la cantidad de humedad es muy grande las partículas se separan hasta perder esa tensión superficial de tal forma que se forma un líquido.
Sabiendo que un suelo sufre grandes modificaciones en su cohesión con la
variación de la humedad, existen diversos grados de consistencia, claramente diferenciados unos de otros por el comportamiento del suelo. Por lo que para poder estudiar y analizar esta propiedad, se han establecido convencionalmente cuatro grados o tipos de consistencia muy diferenciados entre sí:
1. Sólida: Cuando el suelo presenta fuertes caracteres de dureza.
2. Semisólida: Cuando el suelo se caracteriza por la facilidad de romperse o desmenuzarse con la manos. 3. Plástica: Cuando el suelo presenta capacidad para poder ser moldeado y mantener la forma que se le a dado. 4. Líquida: Cuando al tocar el suelo se aprecia una sensación de masa pegajosa que presenta una gran tendencia a adherirse a diversos objetos.
Estos diferentes estados fueron estudiados por el físico-químico de origen
sueco Albert Atterberg, quien establece los puntos de transición de un estado a otro, es decir, fronteras/límites entre estos cuatro estados. Cada límite es la cantidad de humedad que debe tener un terreno en el punto en el que pasa de una consistencia a otra. Entendiendo así, que la transición del estado líquido al estado plástico se denomina Límite Líquido y corresponde a la humedad en el límite líquido; la transición del estado plástico al semisólido es el Límite Plástico, con una humedad en el límite plástico; y el paso del estado semisólido al sólido es lo que se denomina Límite de Retracción, que es la humedad en el límite de retracción.
Sabiendo que estas "fronteras" son humedades, el límite de retracción es la
humedad a partir de la cual, aunque se continúa secando el terreno, el volumen permanece constante. El límite plástico es la humedad mínima con la que se puede amasar un suelo sin que se desmorone.
Otros conceptos que nos dan un mejor conocimiento del suelo son:
Índice de plasticidad: Es la amplitud que tiene la consistencia plástica de un
terreno, nos manifiesta que tan fácil puede pasar un suelo en su estado semisólido a líquido, es decir, el porcentaje de humedad que debe tener el suelo para conservarse en su estado plástico. Magnitud que nos permite determinar los parámetros de asentamiento de un suelo y su expansividad potencial.
A través del limite liquido, limite plástico y el índice plástico podemos
identificar si el suelo es arcilloso, limoso u organico, asi como si es de alta o baja plasticidad, esto se hace mediante la carta de plasticidad de Casagrande. La cual a través de una gráfica y los valores de humedad del suelo nos permite conocer el tipo de terreno.
Índice de consistencia o fluidez: Nos aporta una idea aproximada de las
características que tiene el suelo en su estado natural, dejándonos conocer su nivel de compactabilidad, fluidez o plasticidad. Permitiéndonos así, conocer aproximadamente las cargas que puede soportar. Un ejemplo de esto puede ser: cuando su valor es alto, el suelo no es apto para soportar fundaciones directas, pues son propensas a la licuefacción por efectos de sismos, explosiones o hinca de pilotes. El ensayo de Penetración Estándar.
Es una de las diferentes pruebas de penetración dinámica, comúnmente es la
más utilizada para explorar las características del subsuelo debido que sirve para todo tipo de terrenos. Consta de dos etapas sucesivas: En la primera parte de la prueba se debe perforar un hueco mediante un sondeo, ya sea empleando barrenos, sondeos rotativos o cualquier otro método. Si el terreno es firme, mantiene la forma luego de retirado el equipo de penetración utilizado, pero si es blando o se desmorona con facilidad, se deben colocar tubos o camisas de entubación para evitar que la caída de las paredes lo obstruya. Cuando se ha alcanzado la profundidad deseada en el sondeo, se retira el equipo de perforación y se hace descender hasta el fondo del hueco un tomamuestras, la parte inferior de este objeto tiene un anillo filoso y la parte superior una válvula conectada a una barra de sondeo, esto con el objetivo de hincarlo con golpes de maza o martinete. Primero se le hace penetrar en el suelo unos 45 cm para que se asiente en el estrato y luego se cuenta el número de golpes necesarios para hincarlo 3 tramos de 15 cm por vez. Se deben contar el número de golpes que se deben aplicar para hacerlo penetrar los últimos 30 cm, puesto que estos están influenciados por la magnitud de la sobrecarga del suelo suprayacente con respecto al estrato explorado. Luego se retira el equipo, extrayendo el tomamuestras con la muestra de suelo dentro, la cual obviamente se halla disturbada. Primero se le examina en el campo y luego se envía al laboratorio. En estas muestras se puede apreciar el grado de humedad del suelo, la composición, la estratificación, la consistencia, entre otros factores.
Si bien la prueba de Penetración Estándar es de uso frecuente para
determinar el coeficiente de resistencia del suelo, los resultados obtenidos en diferentes ensayos pueden dar magnitudes variables. Sin embargo, resulta de gran utilidad en el diseño de fundaciones, aunque se necesita mucha experiencia para definir e interpretar los datos obtenidos. En suelos limosos y arcillosos, sin embargo, es preferible utilizar otros ensayos de penetración estática, como el cono holandés.