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Banquero Sobrao Pone Tiritas a su Ego Magullao

Asunto: Banquero Sobrao Pone Tiritas a su Ego Magullao


De: "Carme Arrufat" <carme@carmearrufat.com>
Fecha: 15/5/20 15:45
Para: "Yoel" <yoelgarcia.es@gmail.com>

Mi mamá tenía una ilusión: ir a esquiar.

Mi papá tenía las prevenciones y las prudencias a un nivelazo por


encima de los máximos de cualquier entidad aseguradora.

Todo lo que fuera más arriesgado que jugar al tenis o al ping pong
entraba en la categoría de "absolutamente peligroso" y, por tanto,
prohibido.

Así estaban las cosas en casa, cuando el director del banco en el que
mi abuelo y mi padre tenían las cuentas del negocio fue invitado a
jugar al tenis.

Papá jugaba muy bien. Mamá, bastante bien, aunque no llegaba al


nivel de papá (había podido practicar menos... es que estuvo muy
entretenida pariendo y criando cinco hijos, y tenía menos horas de
pista que su maridito).

A mamá le gustaba ir al límite.

Aquella semana todo giraba en torno a la visita del director y al


partido de tenis.

Mamá encontró la manera de hacerle una apuesta a papá.

Carme Arrufat, C/ FIGUERA, 55 casa 8, Caldes de Montbui, Barcelona 08140, Spain

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Era una apuesta muy arriesgada, mejor dicho, sin apenas


posibilidades.

Por eso, papá la aceptó. Porque estaba hiper seguro que mamá la
perdería. No podía ser de otra forma.

La apuesta:

Si mamá ganaba el partido de tenis al director del banco, papá la


llevaría a esquiar un fin de semana.

Ojo, que eran los años 60. Y por tanto, que mamá ganara al director,
casi podía ser considerado un puñetazo a su masculino ego.

Pero además era casi imposible porque el susodicho jugaba mejor


incluso que papá.

Mamá se lanzó a la pista como una fiera y jugó contra el director


como si estuviera jugando la final del mundial.

Tuvo que pelear lo que no está escrito, jugando con un hombre con
más tenis que ella.

Aún así, sin dar por perdida ni una sola bola por imposible que
pareciera, corriendo por toda la pista para llegar a todos los ángulos,
y sudando la gota gorda, para sorpresa de todos, mamá acabó

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ganando el partido.

Mientras tomaban el aperitivo en la terraza, mamá le confesó al


director que, gracias a haberle ganado, ella había conseguido su
sueño: un fin de semana a esquiar.

El banquero, sin despeinarse, soltó con aire sobrao:

- ¡Oh, vaya, si me lo hubieras dicho, te habría dejado ganar!

!!!????

¿Perdón???

¿O es que el señor director no se quería dar cuenta de que ella le


había ganado por sus propios méritos?

Esa frase hubiera sido muy acertada en caso de que mamá hubiera
perdido el partido, pero después de haberlo ganado, no tenía ningún
sentido.

¿O sí?

¿O para el ego del directivo significó un bálsamo recoger las migajas


de su autoridad perdida ¡y delante de una mujer! y soltar su frase
magnánima con la que poner una tirita a su vergüenza?

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Bueno, en mi familia las mujeres peleamos como leonas cuando


queremos algo.

Así nos lo enseñó mamá. Y nos dio buen ejemplo de ello en muchos
ámbitos, no solo en el tenis.

Tengo un curso para aprender a contar historias.

Las Bases del Storytelling

Te deseo un gran día.

Carme

Carme Arrufat, C/ FIGUERA, 55 casa 8, Caldes de Montbui, Barcelona 08140, Spain

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