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Características socioculturales.

La importancia de las características que cumple la familia en toda sociedad, desde el punto
de vista, por ejemplo, de la reproducción y el reemplazo de las generaciones, la primera
socialización de los individuos, la educación, seguridad y protección de sus miembros, el
consumo, etc., los estudios demográficos sobre el tema son bastante escasos.
Como causa de este hecho se ha invocado a menudo la falta de información estadística
necesaria para llevarlos a cabo, derivada, en parte, de la poca adecuación de los datos
obtenidos a través de censos y de encuestas para estos propósitos.
1 – Características de la pobreza en Chile:
Chile ha sido particularmente exitoso en la reducción de la pobreza durante los últimos
años, disminuyendo el porcentaje de la población bajo la línea de pobreza de un 29.1% en
2006 a un 8.6 en 2017. Con tasas de pobreza más bajas el esfuerzo de focalización
necesario para el diseño de políticas públicas que permitan reducir aún más o erradicar la
pobreza es mucho mayor y se requiere información más desagregada a nivel geográfico
segun la encuesta casen año 2017.
2 - Caracterización educacional de la población.
De acuerdo con el Censo 2017, la población está alcanzando un mayor nivel educativo. Así,
entre 1992 y 2017 la proporción de personas de 25 años o más que ha aprobado al menos
un curso de la educación superior se incrementó de 11,7% a 29,8% en la educación.
El promedio de años de escolaridad de la población de 25 años o más también aumentó,
pasando de 8,23 % en 1992 a 11,05 %en 2017. En las mujeres, el promedio creció de 8,0%
a 10,95 %en el mismo lapso y el de hombres, de 8,39% a 11,16%
3- Características de la religión.
Las principales tendencias del cambio religioso que está atravesando el país en las últimas
décadas. está en el centro de estos cambios La religión en Chile es parte significativa de la
sociedad de dicho país y ha sido relevante en varios eventos a lo largo de su historia.
Aunque su relevancia ha declinado en los últimos años, el catolicismo es la creencia
predominante y goza de cierta influencia en la sociedad.
En tanto, la fe evangélica alcanzó un 18 % y dos puntos más que el año pasado y 4 más que
en 2006.
Finalmente, la opción del ateísmo ascendió de un 21 a un 32 por ciento en solo un año
-alternativa que hace 13 años fue la preferencia del 12% y un 5 por ciento dijo profesar otra
creencia.
Según el sondeo, las personas de entre 25 y 44 años y quienes tienen un mayor nivel
socioeconómico se reconocen más agnósticas o de ninguna religión, mientras que los
mayores de 55 años y que cuentan con un menor nivel socioeconómico, se identifican con
el catolicismo y la fe evangélica.
4- Características de género.
Las características de genero a nivel nacional entre hombres y mujeres en la sociedad. Las
desigualdades se expresan en distintos ámbitos de la vida de las personas, a nivel
económico, cultural y social, como en su identidad de género, el trabajo, las barreras
financieras, el uso del tiempo, la participación en decisiones políticas, la toma de decisiones
sobre el propio cuerpo, entre otros. Esta información busca aportar tanto a la elaboración de
las políticas públicas como para la sociedad en general.

5- Características etnias.
En la actualidad, existen en Chile pueblos aborígenes reconocidos oficialmente por el
Estado. Del total de la población aborigen, el 87,31%, se declaró mapuche; el 7,01%,
aimara; el 3,04%, atacameño; el 0,89%, quechua; el 0,67%, rapanui; el 0,46%, kolla; el
0,38%, kawésqar y el 0,24%, yagán.
Distribución regional por pueblo originario. Si bien el mayor número de personas
identificadas como mapuche, en términos absolutos fueron censados en la Región
Metropolitana (611.881 personas), 32,82% (314.174) de las personas censadas en La
Araucanía se reconoce como Mapuche.
Las regiones que siguen con alta proporción de población Mapuche son: Aysén (26,84%),
Los Ríos (24,23%) y Los Lagos (26,65%), además de la Región del Biobío, donde fueron
censadas 178.723 personas mapuche correspondientes a 8,77% de la población regional.
Las personas pertenecientes al pueblo Aymara, se concentran en el norte de Chile. En Arica
y Parinacota, por ejemplo, corresponden a 26,29% de la población regional (59.432
personas), mientras que en la Región de Tarapacá a 14,81% (48.964 personas).
El pueblo quechua también se concentra en el norte de Chile pero en menor proporción que
los
Aymara. En Arica y Parinacota se identifican 2.659 personas con este pueblo (1,18%), en
Tarapacá 7.580 (2,29%) y en Antofagasta 10.446 (1,72%).
Las personas Lican Antai, conocidos como atacameños, también fueron censados en el
norte del país, siendo 25.262 personas en la Región de Antofagasta (4,16%).
Otro pueblo originario que fue censado en el norte del país es el pueblo Colla, siendo el
4,91% de la Región de Atacama, con 14.054 personas.
También en la Región de Atacama fue censada la mayor proporción de personas del pueblo
Diaguita, (9,22%, con 26.381 personas). Mientras que en la región de Coquimbo 26.470
personas, 3,49% de la población regional, se identifican como Diaguitas.
El pueblo Rapa Nui, habitante de Isla de Pascua, se concentra mayoritariamente en la
región de Valparaíso, donde se encuentra la isla, en la cual fueron censados 4.566 personas
que se reconocen como Rapa Nui. En la Región Metropolitana fueron censadas 3.012
personas.
El extremo sur es el lugar de país donde habita el pueblo originario Kawésqar, estos
corresponden a 0,57% de la población regional de Magallanes, con 955 personas. Además,
en la región de Aysén habitan 117 Kawésqar, siendo sólo 0,11% de la región.
Por último, el pueblo originario Yagán o Yamana también habita el extremo sur del país,
con 0,18% (306 personas) de la región de Magallanes. A nivel nacional, sólo 1.600
personas se identificaron como pertenecientes a este pueblo originario.

 Características que influyen en la Familia.

Compromiso: las familias fuertes se comprometen entre ellas mismas para promover la


felicidad de sus miembros. Éste compromiso se manifiesta a la hora de involucrarse en el
futuro de cada uno de manera que se pueda establecer objetivos para cada integrante y
desde allí trabajar para el logro de los mismos.

Aprecio expresado. Por supuesto, todos apreciamos a los miembros de nuestra propia


familia; la diferencia con una familia saludable es que ellos lo expresan abierta y
verbalmente, es decir, le hacen saber a los demás por medio de sus palabras y acciones
que son especiales.

Matrimonio fuerte. La salud del matrimonio influencia la salud de la familia. Cuando existe
un matrimonio fuerte, donde la pareja se encuentra sólidamente unida, ese éxito se
transfiere a la familia. El respeto mutuo entre los padres es uno de los factores más
críticos. Aquellos hogares donde una sola persona sea hombre o mujer está a cargo de la
familia también pueden llegar a ser saludables siempre y cuando existan
responsabilidades claras y delimitadas para cada integrante de la familia.

Compartir tiempos juntos. Las familias fuertes frecuentemente la bajan, juegan y comen


juntos, además de atender servicios religiosos o reuniones de comunidad.

Muy buena comunicación. Las familias fuertes mantienen toda la línea de comunicación
abierta, especialmente todos los miembros se interesan por saber lo que el otro piensa y
siente. Al mismo tiempo utilizan un tono de voz calmado y están abiertos al cambio. Las
familias saludables saben manejar el conflicto cuando alguien no está de acuerdo.

Un estilo de vida saludable. La nutrición apropiada, descanso adecuado y suficiente


ejercicio son esenciales para el bienestar de la familia. Un balance saludable entre el
trabajo y la familia son parte importante de su vida.

Fortaleza espiritual. Las familias saludables viven su espiritualidad al máximo, tratando a


los demás así como ellos desean ser tratados. La familia saludable lee la Biblia y disfrutan
orando, cantando y meditando en grupo.

Positivismo. Las familias fuertes siempre esperan lo mejor aún en las peores situaciones.
Buscarán lo bueno en cada cosa difícil que estén pasando.

Aceptación de la individualidad. Las familias fuertes se concentran más allá que los errores
de sus integrantes, analizan las necesidades de cada uno. Se sienten libres de ser ellos
mismos, aceptan, aprecian y ayudan a los demás a lograr ser ellos mismos.

Involucramiento en la comunidad. Ninguna familia puede vivir aislada. Las familias fuertes
se mantienen en contacto con amigos y familiares, se llevan bien con los vecinos y están
dispuestos a ayudar a los demás en caso de necesidad. Ellos también admiten problemas y
están dispuestos a buscar ayuda si es necesario.

Perdón. Errores, malas interpretaciones y heridas son parte de la vida. Las familias
saludables enseñan y practican el perdón. Ellos rehúsan a dejar abierta una herida. Ellos
aprenden de los errores y perdonan a los demás y a ellos mismos. Ellos viven cada día
como si fuera uno nuevo. Al perdonar y dejar ir al pasado, ellos experiencia sana nación,
paz mental y amor.
Diversión. Las familias saludables se ríen juntas. El humor, la espontaneidad y hasta las
bromas ayudan a mantener a la familia enfocada en lo positivo. Ellos se divierten juntos
porque genuinamente disfrutan de la compañía de cada uno de ellos.

 Factores protectores para la Familia Chilena.

Factores protectores en la familia

Las investigaciones identifican una serie de factores protectores en la familia que actúan
como amortiguadores frente a la aparición de conductas de riesgo, disminuyendo la
probabilidad de su ocurrencia. Entre éstos, cabe destacar:

Fuertes vínculos al interior de la familia Cercanía, apoyo emocional, trato cálido y


afectuoso con los/as hijos/as. Es importante considerar que la fuerza de los vínculos
establecidos en etapas previas a la adolescencia resulta un factor protector a las
conductas riesgosas que pueden aparecer en esta etapa. Esto está dado por:

 Buen nivel de preocupación y atención que tienen los padres con sus hijos/as. Los
hijos/as perciben que los padres tienen tiempo para ellos.

 Expresión abierta de cariño en la familia.

 Conocimiento de los problemas, intereses y necesidades de los hijos/as.

Padres involucrados

Conocimiento de las actividades y amigos/as de los hijos/as. ¿Dónde están? ¿Qué hacen?
¿Con quién se relacionan, a dónde van y con quién? Fijarse en el programa de televisión
que ven sus hijos/as, la frecuencia con que comen juntos, controlar la hora de llegada,
conocer a sus amigos, etc.

Disciplina familiar adecuada y normas claras de conducta dentro de la familia.

Los padres protegen a sus hijos/as cuando establecen límites claros, compuestos por
pocas normas, bien definidas, bien comunicadas y adaptadas a la etapa de desarrollo de
sus hijos/as.

Fortalecimiento y desarrollo de habilidades personales y sociales en los/as hijos/as.

Los factores protectores individuales, más importantes son:

- Autoconcepto y autoestima positivos


- Tolerancia a la frustración

- Adecuada resolución de conflictos

- Adecuada toma de decisiones

- Resistencia a la presión de grupo

- Desarrollo de habilidades sociales tales como comunicación y asertividad.

- Capacidad para reconocer y expresar adecuadamente emociones y sentimientos.

- Tener metas personales y un plan de vida.

- Tener valores incompatibles con el consumo de drogas.

- Adecuada integración escolar, social y académica.

Estilo de comunicación positivo.

Se promueve el diálogo abierto acerca de los sentimientos y opiniones, se respetan y


toleran las diferencias individuales.

Estilo de resolución de conflictos colaborativo.

Frente al conflicto, se consideran los intereses y preocupaciones del otro, y también las
propias. Los miembros de la familia son capaces de generar una atmósfera relajada, con
sentido del humor y alegría (sin violencia, agresividad o descalificación).

Padres informados acerca de los riesgos y factores asociados al consumo de drogas.

Conocimiento acerca de oportunidades de acceso a las drogas, de la presión social y los


modelos de consumo, las creencias y mitos relacionadas con el consumo.

Fortalecimiento de los vínculos con el colegio.

Padres que se involucren en los aprendizajes y que se preocupen por la asistencia y


rendimiento de sus hijos/as. Capacidad de reconocer los logros y progresos de los/as
hijos/as.

Instituciones que protegen a las familias:


UNICEF (EL FONDO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA INFANCIA)
Es un programa de la organización de las naciones unidas con base en new york y
que provee ayuda humanitaria y de desarrollo a niños y madres en países en
desarrollo.
DIF (DESARROLLO IENTEGRAL DE LA FAMILIA)
Es la que se encarga de la asistencia social que promueve la integración de la
familia.
SENDA (EL SERVICIO NACIONAL PARA LA PREVENCION Y REHABILITACION
DEL CONSUMO DE DORGAS Y ALCOHOL)
Es la entidad responsable de elaborar las políticas de prevención del consumo de
drogas y alcohol, así como el tratamiento, rehabilitación y reinserción social de las
personas afectadas por estas sustancias.
OMS (ORGANIZACION MUNDIAL DE LA SALUD)
Es la que se encarga de la asistencia social que promueve la integración de la
familia. Es la encargada de ejercer liderazgo mundial en materia de salud.
Otorgándole a la comunidad la información adecuada y a prestar los servicios que
el país necesita
http://dsmorus.cl/images/2019/Documentos/La-familia-y-su-rol-en-factores-de-riesgo.pdf

https://prezi.com/mmllv2maei0f/instituciones-que-protegen-a-la-familia-en-chile/

Factores de riesgo en la familia chilena.


Los factores de riesgo son aquellas situaciones, conductas o elementos constitutivos de la
persona y las características del contexto que, hacen más probable la posibilidad de no
poder cumplir sus funciones básicas.
Los factores de riesgo pueden ser: biológicas, psicológicas, sociales y/o delitos, cuya
existencia en los individuos o familias incrementa la probabilidad de presentar algún daño
en salud.
Sociales.
 Ausencia y/o deficiencia de Servicios básicos.
 mala calidad de Vivienda.
 Hacinamiento habitacional.
 Contaminación intradomiciliaria.
 Contaminación extra domiciliaria.
 Ausencia de espacios de recreación y esparcimiento, entorno inseguro.
 Analfabetismo o baja escolaridad figura parental.
 Ausentismo, repitencia actual y/o bajo rendimiento escolar, deserción.
 Pobreza o indigencia.
 Cesantía de proveedor de hogar, pérdida de trabajo estable.
Psicológicas.
 Red de apoyo, carencia o escasa participación en redes (grupo de personas que
brinda contención, compañía, apoyo emocional y material).
 Ausencia o abandono de (rol activo de) padre o madre, familia monoparental.
 Cuidador o padres sobrecargados.
 Conflicto crónico de pareja/inestabilidad (La pareja no logra solucionar sus
problemas produciendo tensión en su relación lo que compromete a todo el grupo
familiar).
 Depresión moderada/severa, antecedente de Suicidio, duelo reciente.
 Embarazo no deseado o no planificado, adolescente.
 Adolescente sin apoyo familiar o modelo.
Biológicas.
 Enfermedad o Discapacidad, postración, psiquiátrica de algún miembro (requiere
atención especial).
 Enfermedad grave o invalidante de padre o madre.
 Niño con patología que requiere especial atención (malformación grave,
malnutrición por déficit, IRA crónico, hiperactividad, etc.).
 Consumo problema drogas licitas o ilícitas de algún miembro.
 Conductas sexuales de riesgo.
 Adulto mayor dependiente, sin/escasa red de apoyo, abandono.
Delitos (denunciar).
 Abuso sexual y /o violación.
 Maltrato infantil o adulto mayor.
 Violencia de género.
 Violencia intrafamiliar.
 Trabajo infantil.

Patologías más prevalentes.


De acuerdo al informe “Estrategia nacional de salud para el cumplimiento de los objetivos
sanitarios de la década 2011-2020”, tenemos que a nivel de patologías frecuentes
encontramos:

Transmisibles:
 VIH SIDA.
En las mujeres las enfermedades infecciosas (incluidas las respiratorias), dan cuenta del
1,2% de los Años de Vida Saludable perdidos por muerte prematura y discapacidad
(AVISA). En tanto que, en los hombres, corresponden a un 2%, siendo el Virus de
Inmunodeficiencia Humana / Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH/SIDA) la
principal causa. Destaca la baja presencia de enfermedades inmunoprevenibles, con
excepción de tuberculosis (MINSAL, 2008).
La epidemia de VIH en Chile, se presenta de forma concentrada (ONUSIDA, 2009a), es
decir, su transmisión sucede en grupos específicos de la población, con prevalencias
mayores al 5% en poblaciones de más riesgo (como es el caso de hombres
homo/bisexuales) y bajo 1% en mujeres embarazadas.
La epidemia se caracteriza por tener transmisión predominantemente sexual (95% de los
casos notificados), presentar concentración en hombres adultos jóvenes entre 20 y 39 años,
y afectar mayoritariamente a personas con menores niveles de escolaridad.
Al observar la tasa de notificación anual de nuevas infecciones por VIH, se presenta un
aumento sostenido hasta el 2003, para luego disminuir, volviendo a aumentar a partir del
2008, fundamentalmente en hombres. El 2009 la incidencia de notificaciones alcanzó 7,2
por 100.000 habitantes (MINSAL, 2010), fenómeno que se atribuye a la mejoría en la
vigilancia habitual, y también a la búsqueda activa de casos, a partir de 2008.
 Tuberculosis.
la tasa de incidencia sigue un patrón similar que la tasa de mortalidad. Desde 1990
mantiene una reducción constante, cercana al 6% anual.
Esto se ha visto reflejado en que en 1990 la tasa de incidencia del país fue 41,3 por 100.000
habitantes, mientras que en 2009 fue de 13,2 por 100.000 habitantes.
Sin embargo, durante el último quinquenio, la tasa de incidencia ha evidenciado una
desaceleración, con una reducción anual promedio de 2% (Programa Tuberculosis
MINSAL).
La distribución regional de la incidencia muestra importantes diferencias. En el año 2009,
el 35% de la población vivía en áreas con incidencias inferiores a 5 por 100.000 habitantes,
mientras que un 14% de la población vivía en zonas con tasas de 15 a 19, y un 3,8% lo
hacía en zonas con tasas superiores a 20 por 100.000 habitantes (651.684 habitantes)
(Programa Tuberculosis MINSAL).
 Infecciones respiratorias agudas.
En Chile, en el año 2008, se registraron 136.000 egresos hospitalarios de personas mayores
de 65 años; de ellas, 11.574 poseían el diagnóstico de neumonía. La tasa de mortalidad en
menores de un año alcanzó el 28,6 por 100.000 niños (71 fallecidos) y en adultos mayores
de 65 años fue de un 201,6 por 100.000 adultos (2.906 fallecidos) (DEIS, MINSAL).
De acuerdo a “Estadísticas del Bicentenario: La familia chilena en el tiempo” del INE,
Nacimientos: 1952 195470, 1960 260653, 1970 238669, 1982 256503, 1992 279098, 2002
238981, 2008 246581
En 1960, Chile registró el mayor promedio de hijos/as por mujer: 5,39. Los nacimientos
para ese año fueron 260.653.
Crónicas no transmisibles.
 Enfermedades cardiovasculares.
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) corresponden a la principal causa de mortalidad
en Chile, con más de 24.000 defunciones anuales, representando cerca de un tercio de todas
las muertes.
Respecto de la carga de enfermedad, según el estudio del año 2007, las ECV se ubican en el
tercer lugar, tanto en hombres como en mujeres, principalmente a expensas de generación
de discapacidad.
En Chile, la mortalidad por ECV ha aumentado su importancia relativa de un 15% el año
1970 a un 28% el 2007 (Icaza G. et al., 2009). Sin embargo, el riesgo de morir por estas
enfermedades se redujo de 161,8 por 100.000 habitantes en 1998 a 136,6 por 100.000
habitantes el 2007, disminución equivalente a un 16% en los últimos 10 años (MINSAL,
2010).
 Hipertensión arterial.
En Chile, la hipertensión arterial es la principal causa específica de carga de enfermedad,
tanto en hombres como en mujeres. Estimaciones para el año 2004, señalan que la
hipertensión arterial fue responsable de 257.814 años de vida perdidos por muerte
prematura o discapacidad. El grupo donde se produce la mayor carga corresponde al de 20-
59 años (MINSAL, 2008).
Según la ENS 2010, el 26,9% de la población chilena mayor a 15 años presenta presión
arterial elevada (promedio de tres mediciones mayores a 140 mmHg sistólica, o mayores a
90 mmHg diastólica, o normotenso pero en tratamiento farmacológico), con mayor
prevalencia en hombres que en mujeres.
Del total de personas con hipertensión arterial, destaca que un 34,9% no conoce su
condición, y que solo un 28,7% declara estar en tratamiento con drogas antihipertensivas.
 Diabetes mellitus.
En la década pasada, tanto la mortalidad asociada a diabetes, como su prevalencia, han
evidenciado una tendencia ascendente. La tasa de mortalidad entre los años 1999 y 2007
aumentó en 17%; desde un 16,8 a 19,1 por 100.000 habitantes (DEIS, MINSAL).
Estimaciones del Estudio de Carga de Enfermedad para 2004, señalan que la diabetes tipo 2
fue responsable de 72.230 años de vida perdidos por muerte prematura y discapacidad.
Entre un 60% y un 70% de las personas con diabetes tiene neuropatía, y se estima que entre
el 40% y 70% de las amputaciones de extremidades inferiores se relacionan con esta
enfermedad (OMS, 2005). En Chile, la tasa de amputaciones en diabéticos durante la
década pasada aumentó en 28%, de 3,5 a 4,5 por 1.000 diabéticos. Esto corresponde para el
año 2006 a 3.192 amputaciones en personas diabéticas.
 Enfermedad renal crónica.
En la población chilena de 15 y más años, un 2,7% presenta una ERC en etapa 3 o superior,
lo cual equivale a una pérdida de más del 50% de la función renal (MINSAL, 2011).
Las personas en tratamiento presentan una mortalidad anual del 11,2%. Por otro lado, según
estimaciones del Departamento de Economía de la Salud del MINSAL, la ERC representa
un 14,9% del total del gasto GES.
 Cáncer.
En Chile, el cáncer es la primera causa de años de vida perdidos por muerte prematura
(175.741 años equivalentes al 22,5% del total). Sumando los años de vida perdidos por
discapacidad, el cáncer es responsable de 221.529 AVISA, ubicándolo en el séptimo lugar
de grupos de causas de carga de enfermedad (MINSAL, 2008).
El análisis de la tasa cruda de mortalidad por cáncer muestra una tendencia al aumento,
variando de 118,6 a 130,2 por 100.000 habitantes en el período 1999-2008, lo cual se
relaciona directamente con el aumento de la proporción de personas mayores de 65 años.
Al ajustar las tasas por edad y sexo, se observa una disminución sostenida de un 9% en
igual período.
 Trastornos mentales.
En América Latina y el Caribe los trastornos mentales y enfermedades neurológicas han
aumentado en importancia, lo que se evidencia en el incremento de su carga de enfermedad
en los últimos 20 años, pasando de 8,8% del total de AVISA por muerte prematura y
discapacidad en 1990, a 22,2% en 2002.
En Chile las condiciones neuropsiquiátricas son el primer grupo de causas de enfermedad,
responsables del 23,2% del total de AVISA, primando casi exclusivamente el componente
de discapacidad (MINSAL, 2007). Las condiciones neuropsiquiátricas superan en carga a
otros grupos de enfermedades como las cardiovasculares, los cánceres y las lesiones.
Dentro de esta categoría, los trastornos mentales son los que más contribuyen a la carga de
años de vida perdidos por discapacidad, destacándose en orden de magnitud de AVISA:
depresión unipolar, dependencia del alcohol, trastornos ansiosos, esquizofrenia, Alzheimer
y otras demencias, y trastorno bipolar (MINSAL, 2007).

Natalidad y Mortalidad.
De acuerdo al informa “Estadísticas del bicentenario: la familia chilena en el tiempo”,
tenemos respecto a natalidad y mortalidad que:

Índices de Natalidad.
En 1960, Chile registró el mayor promedio de hijos/as por mujer: 5,39. Los nacimientos
para ese año fueron 260.653.
Desde 1961, el país muestra un constante decrecimiento en el promedio de hijos/as por
mujer, alcanzando en el año 2008 una cifra menor a dos.
En términos absolutos, en 1990 se registró el mayor número de nacimientos de la serie
histórica 1848-2008, contabilizándose en ese año casi 300 mil nacimientos (292.146
nacimientos.)

Índices de Mortalidad.
Desde 1986 la tasa de mortalidad es inferior a 6 muertes por mil habitantes.
Entre inicios del siglo XX y 2008, la reducción de la mortalidad fue del 85%.
La baja histórica de la Tasa de Mortalidad Infantil se debe a la implantación de políticas de
salud pública, avances de la medicina y tecnología, así como también a mejoras en la
cultura sanitaria de la población, entre otros.
En 1920, por cada mil bebés que nacían, fallecían 256 antes de su primer cumpleaños,
mientras que en 2008 morían ocho. Esto representa una reducción de la mortalidad infantil
del 97% en casi 90 años.

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