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CONTRATOS ALEATORIOS

1.- DEFINICIÓN

Un contrato aleatorio (del latín alea, "suerte") es aquella clase de actos jurídicos

bilaterales, de naturaleza onerosa, en que se pacta que una de las prestaciones debidas

está sujeta, en cuanto a la posibilidad, cantidad o calidad de la prestación, a lo que

pudiera ocurrir a futuro, sin que este evento pueda ser calificado de condición del

contrato (ya que el contrato existe con independencia del evento), sino de una

contingencia de ganancia o pérdida. [ CITATION BOE00 \l 10250 ]

2.- DIFERENCIA ENTRE CONTRATOS CONMUTATIVOS Y CONTRATOS

ALEATORIOS:

CONMUTATIVOS:

• En esta clase de actos jurídicos existe una relación de equivalencia entre las

prestaciones celebradas, asimismo existe factibilidad en relación a su

cumplimiento o ausencia de riesgo.

• En estos actos jurídicos no existe ninguna incertidumbre en cuanto a la

realización de las prestaciones, por cuanto de existir normalidad, estas deben ser

cumplidas a cabalidad.

• Entre los contratos considerados como conmutativos hallamos: Compraventa;

Mutuo; Donación; Arrendamiento; Permuta; Comodato; etc.

ALEATORIOS:
• En esta clase de actos jurídicos NO existe una relación de equivalencia entre las

prestaciones celebradas, asimismo existe inseguridad en relación a su

cumplimiento o ausencia de riesgo.

• En estos actos jurídicos existe un riesgo o incertidumbre que afecta de manera

inevitable y notoria las prestaciones contraídas que las partes deben cumplir,

siendo imprevisible el beneficio o pérdida que el acto pueda reportar.

• Entre los contratos considerados como aleatorios tenemos: Juego y apuesta;

Renta Vitalicia y excepcionalmente la Compraventa de bien futuro. [ CITATION

PÉR12 \l 10250 ]

3.- JUEGO Y APUESTA

3.1. ORIGEN:

Es el supuesto más antiguo de contrato aleatorio, donde el azar decide no tanto la

equivalencia, sino algo más: quién será deudor y acreedor, y la atribución de los

derechos y obligaciones de una y otra de las partes.

Tradicionalmente se distinguía conceptualmente entre juego y apuesta. Según el

criterio romano, la actitud activa (juego) o pasiva (apuesta) de las partes en la

producción del acontecimiento debía considerarse determinante para la calificación.

Actualmente la distinción carece de trascendencia práctica

3.2. DEFINICIÓN:

El juego y la apuesta, tratados en los artículos 1942 y siguientes del Código Civil,

son contratos aleatorios. "En efecto, el resultado económicamente favorable o

desfavorable para la persona que la celebra depende de un acontecimiento o resultado

incierto”.
Se estudia conjuntamente el juego y la apuesta, aplicándoseles las mismas reglas.

3.3. CARACTERÍSTICAS:

a) El contrato es autónomo, pues no depende de otra relación obligacional.

b) Es de prestaciones recíprocas, pero con una peculiaridad: al momento de

celebrarse cada parte se obliga respecto de la otra a satisfacer determinada

prestación; pero al resolverse la incógnita que plantea el hecho incierto sólo

queda la que corresponde al perdedor.

c) Es a título oneroso, pues se vincula con un interés económico o causa

lucrando (artículo 1942). Porque ambos contratantes quedan sujetos entre sí a

prestaciones recíprocas (no quiere decir iguales), sujetas a una condición.

d) Es consensual, aun cuando colateralmente se asocia en algunos casos con

determinadas formalidades de tipo administrativo, lo cual sucede en el juego

ya puesta permitidos (billetes, cartillas, fichas, etc.). No exigen formalidad

para originarse.

e) Es aleatorio por excelencia, pues al momento de su celebración existe un

factor sine qua non de incertidumbre y las partes necesariamente desconocen

su resultado. Esta incertidumbre en cuanto al álea puede existir para una sola

de las partes (como sucede en la lotería) o para ambas (juego y apuestas no

autorizados). En este último caso estamos frente a lo que se conoce como la

dualidad del álea.

3.4. ELEMENTOS:

ELEMENTOS ESENCIALES Y DE VALIDEZ

• CONSENTIMIENTO.
Sea juego con apuesta o simplemente apuesta, en ambos supuestos hay una

aceptación definitiva después de la última oferta; con dicha aceptación se cierran los

tratos y se fijan los alcances del contrato como son el hecho o en los cuales el juego o la

apuesta consisten, el momento de pago por el perdedor al ganador y demás condiciones

del acuerdo. Por lo cual podemos decir el contrato de juego o la apuesta tienen un

consentimiento expreso además de que se trata de contratos consensuales.

• CAPACIDAD

Se requiere la capacidad general para contratar: ser mayor de edad y estar en pleno

uso de facultades; sin embargo, las partes deben tener, además, la capacidad que se

requiere para poder disponer de las cosas que se arriesgan.

• LICITUD

Si se trata de un juego o apuestas prohibidas, los contratos estarán afectados de

nulidad absoluta.

• FORMA

La ley no establece ninguna formalidad para la validez de estos contratos; por tanto,

las partes están en libertad para manifestar su consentimiento por el medio que lo desee,

pero es lógico que el juego deberá sujetarse a las reglas del mismo.

• AUSENCIA DE VICIOS DEL CONSENTIMIENTO

Estos contratos no deben tener ningún vicio del consentimiento (error, dolo, o

violencia), de lo contrario estarán afectados de la nulidad relativa.

ELEMENTOS FORMALES.
Son consensuales estos contratos, por cuanto que la ley no exige formalidad alguna

para su celebración.

Generalmente se trata de contratos verbales, sin embargo, cuando se celebran con

operadores profesionales de juegos y casas de apuestas, se extienden los formatos

denominados de adhesión, los cuales tendrán que estar previamente registrados, ante la

dirección general adjunta de juegos y sorteos de la secretaria de Gobernación, así como

la procuraduría del consumidor.

ELEMENTOS REALES.

Es la contraprestación convenida como apuesta de las partes sea en dinero y/o

especie y el propio juego siendo de azar o deportivo, respecto del cual las partes

efectúan sus pronósticos confiando en acertar en el resultado.

3.5. SUJETOS:

Los sujetos del juego y apuesta (permitidos y no autorizados) son, en términos

genéricos, los jugadores. Una vez producido el resultado de una situación hasta entonces

incierta quedan precisados como el vencedor y el perdedor, respectivamente, aun

cuando esta diferencia no se presenta con esta claridad en los juegos permitidos, pues

quien hace empresa nunca resulta perdedor y siempre existe para él un margen

calculado de ganancia, cualquiera que sea ese resultado (ramo de loterías, etc.).

3.6. CAPACIDAD:

En lo que se refiere a la capacidad de goce, en principio pueden celebrar el contrato

tanto las personas naturales como jurídicas. Empero existen situaciones especiales en las

cuales en los juegos permitidos sólo pueden actuar como organizador una persona

jurídica, y así acontece en la lotería, en los casinos y en el bingo.


Por último y respecto a la capacidad de ejercicio existen distingos. En efecto, en el

juego y apuesta permitidos, mientras en las apuestas en los hipódromos no se impide a

los menores acercarse a las ventanillas y jugar, no sucede lo mismo en casinos y

establecimientos de bingo, pues tanto los menores como los sujetos a interdicción civil

no pueden ingresar.

Y en relación con el juego y apuesta no autorizados, cabe señalar que no existe la

solutio retentio del vencedor cuando el perdedor sea incapaz, en resguardo de su

inmadurez, inexperiencia o falta de capacidad de discernimiento (artículo 1943).

3.7. DIFERENCIA ENTRE JUEGO Y APUESTA

Los Hermanos Mazeaud señalan que el juego es aquel contrato por el cual las partes

prometen entre sí una prestación, si una de ellas obtiene un resultado dependiente de la

fuerza, de la destreza, de la inteligencia o del puro azar.

Por su parte Josserand define el juego como una convención por la cual unas

personas se comprometen, entregándose a una combinación cualquiera, a pagar una

suma de dinero o a hacerle una prestación. Josserand señala que la apuesta es una

convención en virtud de la cual unas personas que no están de acuerdo sobre una

cuestión, que considera diferente, convienen en que, quien tenga la razón reciba de los

demás una suma de dinero o una prestación determinada.

Mientras que los Hermanos Mazeaud, la define como el contrato por el cual cada una

de las partes promete a la otra una prestación según qué tal acontecimiento, se haya

producido o no. Según los Mazeaud el contrato de juego y apuesta difieren por el papel

que desempeñan las partes, si provocan el acontecimiento que designará al ganador, se

trata de juego; si permanecen ajenos a ese acontecimiento se trata de apuesta. Además

expone que el juego no es oponible a terceros cuando la deuda se salde con un pagaré, la
excepción del juego es oponible al portador de buena fe del pagaré. El Código Civil

señala dos reglas excepcionales comunes a los contratos de juego y apuesta: 1) le niega

al ganador la acción en repetición de lo que haya pagado y 2) no le reconoce ninguna

eficacia a las promesas a pagar. Indudablemente que entre juego y apuesta existe

diferencia.

Puede haber juego sin apuesta, así como puede haber apuesta sin juego. El juego

puede consistir en una diversión sin resultados económicos. En ese caso hablamos de

juego por antomasia pero la mayor parte de veces el juego va acompañado de una

apuesta. La apuesta existe sin el juego. Es un elemento accidental podríamos decir que

la apuesta es un accesorio del juego.

3.9. EXTINCIÓN:

Esta disposición es novedosa, pues ni en el Código Civil de 1852 ni en el de 1936 se

estableció un plazo de caducidad para las acciones derivadas de los contratos de juego

Carlos A. Fonseca Sarmiento: refiere que para la caducidad extingue la acción y el

derecho, y en este caso la regla general es que tiene un plazo de un año. Los juegos

usualmente son instantáneos o de corta duración, por ello el plazo podría haberse

reducido aún más, por ejemplo a la mitad, sin que por ello se afectara los intereses de

las partes.

Max Arias Schreiber: en su libro exegesis refiere que se ha establecido un plazo de

caducidad para reclamar el pago de la deuda originada en el juego y apuesta permitido y

no rige por lo tanto la regla general sobre prescripción de la acción personal, para mayor

estabilidad de las entidades encargadas de la organización de los juegos y apuestas

permitidos. Desde luego este plazo podrá ser mayor o menor, en caso de que la ley

especial así lo disponga.


Según nuestro código civil de 1984, refiere que: “la acción para reclamar la deuda

derivada de los juegos y apuestas permitidas caduca al año de haber sido puesto su

resultado en conocimiento público, salvo plazo distinto señalado por ley especial”.

4.- RENTA VITALICIA

4.1. ORIGEN:

La renta vitalicia ha recibido nombres de censo de por vida y "fondo de muerto o

perdida". Para unos autores es muy antigua, pudiéndose hallar sus antecedentes en

Roma en la idea del seguro propiamente dicho. La razón de esta antigüedad reside

posiblemente en el temor del hombre a los acontecimientos futuros y el deseo de

asegurarse tal vez la tranquilidad de sus últimos días.

La doctrina considera que la evolución del contrato ha tenido su origen en el censo.

Esta institución surgió en la edad media como alternativa al préstamo con interés,

entonces duramente condenado y calificado de usuario.

4.2. DEFINICIÓN:

Carlos Cuadros Villena la define de esta manera: La renta vitalicia es un contrato por

el cual, una de las partes entrega a la otra una cantidad de dinero o bienes fungibles

para que anualmente, o mensualmente, o en otros períodos, pague durante la vida de una

persona, renta o pensión.

Cabanellas define la renta vitalicia: Contrato aleatorio en que una de las partes

entrega a la otra un capítulo o ciertos bienes con la obligación de pagar al cedente o a un

tercero una pensión o renta durante su vida o la de aquel a cuyo beneficio se impone la

surja o cosa.
4.3. CARACTERÍSTICAS:

• Es un contrato autónomo

• Su duración temporal establecida sobre la base de la vida de una o más personas

• Tiene efectos traslativos

• Puede ser un contrato a título gratuito, o a título oneroso

• Es un contrato aleatorio, ya que las ventajas o desventajas que puede brindar a cada

una de las partes no son apreciables desde su inicio, al depender su duración de un

hecho incierto, como es la muerte.

4.4. ELEMENTOS:

4.5. SUJETOS:

• El constituyente.- Llamado también deudor de la renta, vitalizante o dador. Es

aquella parte que ha recibido el capital en muebles o inmuebles que se le transfiere. En

cuanto a la capacidad, se exige que sea plena (capacidad de ejercicio), salvo

excepciones como cuando se trata de mayores de 16 años de edad que podrán contratar

con autorización de sus representantes legales; los padres, tutores y curadores requieren

autorización del juez para celebrar contratos en nombre de sus representados.

• El beneficiario.- Conocido además como acreedor de la renta, vitalizado o

rentatista. Puede ser aquel que la constituyo transfiriendo esos bienes u otra persona

distinta, en este supuesto, podría ser la aplicación del contrato a favor de tercero. Aquí

las reglas de capacidad son menos rigurosas, limitándose a aceptar la pensión


constituida a su favor. Sin duda, que los padres, tutores y curadores podrán aceptar

rentas vitalicias constituidas a título gratuito a favor de sus representados.

Ordinariamente la renta vitalicia se constituye a favor de la parte contratante que

entrega el capital, pero nada se opone a que el beneficiario sea un tercero o a que los

sean varias personas.

4.6. CAPACIDAD:

Los padres, tutores y curadores naturalmente podrán también aceptar rentas vitalicias

constituidas a título gratuito a favor de sus representados, dado que en nada pueden

perjudicarles. En el caso de los padres, nótese que el inciso 4 del artículo 448 les obliga

a recabar autorización del juez para renunciar donaciones, precepto consideramos

aplicable al contrato de renta vitalicia, cuando se celebrar gratuitamente.

Asimismo, las personas capaces pueden celebrar contrato de renta vitalicia mediante

un representante. En principio no existe inconveniente para que cualquiera de ellos

pueda hacerlo. Habrá que tener en cuenta, sin embargo, que tratándose del constituyente

se requerirá que el poder sea otorgado conforme al artículo 156 del Código Civil, pues

aquel realiza un acto de disposición tanto en la renta a título gratuito como oneroso. El

encargo deberá ser específico y por escritura pública, de lo contrario no tendrá plena

validez.

4.7. EXTINCIÓN:

• Si muere la persona cuya vida se designó para el pago de la renta, se extingue esta

sin que exista obligación de devolver los bienes que sirvieron de contraprestación

Reitera el carácter aleatorio del contrato de renta vitalicia, que es un contrato cuya

duración está condicionada a la vida de la persona en cuya cabeza ha quedado


establecida. El fallecimiento de la misma produce, en consecuencia, su extinción. La

renta es vitalicia porque existe una vida que es contemplada para determinar el contrato.

• Extinción de la renta por suicidio del obligado: Si se constituye la renta en cabeza

de quien la paga y este pierde la vida por suicidio, el acreedor tiene derecho a que se

devuelvan los bienes con sus frutos, deducidas las cantidades que hubiese recibido por

renta.

Se produce la extinción por causas provocadas por una de las partes. Si quien paga la

renta se suicida, es decir, se quita la vida, evidentemente el beneficiario de esta sufriría

el perjuicio de dejar de cobrar la misma por causas ajenas al alea y riesgo propio que

tanto el beneficiario como el constituyente asumieron al celebrar el contrato de renta

vitalicia.

• Caso de muerte causada intencionalmente por el obligado:

EL obligado a pagar la renta vitalicia que causa intencionalmente la muerte de la

persona cuya vida la constituyó, restituirá los bienes recibidos como contraprestación de

sus frutos, sin que pueda exigir la devolución de la renta que antes hubiese satisfecho.

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