Está en la página 1de 1

que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de

aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.

Mateo 17:20b

¿Cuantos de nosotros hemos sufrido alguna vez alguna necesidad? ¿Cuantas


veces hemos acudido a algún amigo o familiar en busca de algo que supla
nuestra carencia? ¿Cuantas veces hemos visto en otros la "fuente" de
aquello que necesitamos aún cuando sabemos que son seres humanos que
quizá necesitan mas que nosotros mismos?

Dios ha suplido, en Su infinita misericordia, de una iglesia compuesta por


pecadores que han sido redimidos por la misma sangre; una iglesia que
comparte mucho más que una fe en un Señor y un bautismo. Nunca
olvidamos que sufrimos las mismas carencias espirituales y materiales,
obviamente algunos mucho más que otros.

Pero si bien es cierto estamos ahí para ayudarnos como cuerpo, la fe ocupa
un lugar esencial en la vida de todo cristiano. No hablamos simplemente de
vivir por fe, sino también de una fe que le dice al monte "pasate de aquí
allá"... ¡y se pasa!

Hablamos de una fe que confía en las promesas del Señor, una fe que puede
ver en frente un gran obstáculo pero que ve todavía mas grande a Cristo, el
unigénito de Dios.

Lo curioso del texto es que no nos habla de tener una fe grande, ¡al
contrario! el texto nos pone como condicion para mover un monte el tener
una fe tan pequeña como un grano de mostaza. Ahora, también es curioso
que la cualidad de nuestra fe no se basa sólo en su tamaño (como en el del
grano de mostaza), sino también en su crecimiento (como el del grano de
mostaza, ¡que llega a ser la mayor de las hortalizas!).

Ayudemonos unos a otros en lo que podamos, pero creamos que confiando


en el Señor aquello que se ve imposible en realidad es sólo un monte que
puedo mover de aquí allá sólo con fe.

También podría gustarte