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DÍA 15 DE MAYO DÍA DEL maestro

A los míos
“CLASE” DE HOY

Por Sócrates reconocimos la síntesis de un sabio por afirmar sólo saber que
nada sabe. ¿Solo o sólo? Solo (o a solas) sé que nada sé, pero, en compañía
dialogante con otros…
Varones de espíritu divinos, insinúa el cardenal y teólogo Nicolás de Cusa,
que lo son Sócrates, Pitágoras y Aristóteles. Tres paganos distintos y una
condición verdadera: varones de espíritu divinos. “Otro varón de espíritu
divino…” escribe el cura en DE DOCTA IGNORANTIA para referirse a estos
paganos que citará del lado de Boecio y de Aurelio Agustín.
Cuánta riqueza de maestros capaces de considerar la abstracción como
posibilitada por los números y la geometría, por la dialéctica y el diálogo, por
el atrevimiento de ir dentro de sí aunque fuera errar, como en la Cancioncilla
de León de Greiff (“Voy a incrustarme en el silencio/ del que no debí salir/
como no fuera por vagar/ en torno al tema de se ir/ dentro de sí/ que ya es
errar…”). Las CONFESIONES de Aurelio Agustín, primera muestra de una
autobiografía en el siglo IV en Occidente… esa errabunda conciencia que se
dirige a la memoria representada como una biblioteca de recuerdos, en una
especie de carretilla, que encuentra el recuerdo buscado en uno de sus
anaqueles…
Pensar de tal modo que sea posible hacerlo más allá de toda representación
posible es lema en DE DOCTA IGNORANTIA. Se anticipa a un Baruch Spinoza,
capaz de pensar la divinidad como cosa ajena a la representación que la
supone.
Saber que sobre la nada puede producirse saber. Ir de “una manzana más
dos manzanas es igual a tres manzanas” a “el inconsciente está estructurado
como un lenguaje”.
Ridícula es la proliferación de experticias en momentos en los que, como en
el que estamos, campea la incertidumbre. Tantos expertos previos a la
pandemia queriendo hacernos creer que lo saben todo acerca de la misma.
Todo el aparataje compuesto por motivadores (esos que te hacen sentir
siempre en deuda con las exigencias de la época para que no te salgas del
redil de los normalizados).
Como queriendo decir: por lo que nosotros sabemos que sabemos, estamos
en condiciones de ofrecerles nuestro saber para que la peste no acabe con su
buen ánimo y no resten fuerzas en la obligación de mantener las relaciones
sociales actuales, inalterables.
En tiempos de incertidumbre necesitamos de la capacidad de suspender
conocimientos establecidos para que nazcan las preguntas capaces de
conducirnos por mejores y diferentes caminos al que se nos llama a recorrer.
En el bazar de los idiotas tenderá a mantenerse la peregrina idea de que la
catástrofe es magnífica oportunidad para demostrar la verdad propia y la
mentira del oponente. En espejo, el insulto de uno rebota sobre sí mismo en
un estribillo que repite sin cesar “igual a veinte”. Todos lo conocemos:
alguien acusa a otro de ladrón y este le contesta: “igual a veinte”.
Someter las doctrinas a la ignorancia será ejercicio capaz de inducirnos a
pensar más allá de todo pensamiento basado en la representación. Sin el “no
saber” (solos o en compañía) será imposible el escuchar. Pedir y buscar
verdad será mejor camino que pedir castigo y pena de muerte, pues la
reparación de la falta hará más bien a los vulnerados que prometerles el odio
permanente contra sus vulneradores. Lo restaurativo apunta a que el
vulnerado recupere, antes que todo, la dignidad ultrajada.
Y, frente a la pandemia, nosotros, que somos profesores en universidades y
colegios, procurar transmitir con nuestro propio modo de proceder
intelectual frente a los problemas actuales, las diversas maneras que existen
para asumir la adversidad que a todos amenaza.
¡Es tan fácil acomodar la nueva realidad a los saberes establecidos! Un
ejemplo: PSICOLOGÍA DE LAS PANDEMIAS. Obsérvese detenidamente el
título, todo título es una promesa. Primero: ¿las pandemias tienen
psicología? Segundo: ¿los criterios que caracterizan a la psicología de hoy son
aplicables a los criterios que caracterizaban “la psicología” durante la peste
bubónica? ¿Existía la psicología durante la peste bubónica? Y así.
Vayamos al contenido. Existe un diagnóstico bastante usado para explicar el
sufrimiento emocional individual frente a una catástrofe: el Trastorno por
Estrés Postraumático. No enumeraré los síntomas que llevan a asegurar que
un individuo sufre de tal Trastorno frente a una catástrofe. ¿Con qué te
encontrarás? Con la enumeración de los llamados estresores: inundaciones,
terremotos, desplazamientos forzados, etc. ¿Qué hará el experto que
promete enseñar acerca de la PSICOLOGÍA DE LAS PANDEMIAS? Agregará un
nuevo estresor a la lista: la pandemia. Y luego repetirá los mismos síntomas
que describen la reacción de las personas frente a los otros estresores pero
aplicados al “nuevo”. Listo: enseñanza concluida.
Igualmente con el uso de la tecnología en la enseñanza: un afán por tratar de
reestablecer los códigos aplicados a lo que ya no es posible mantener
creyendo que la tecnología facilita el simple traslado de los mismos a la
nueva situación planteada, ignorando, con la reacción precipitada, que dicha
tecnología crea y modula nuevas formas de relación hasta este momento
desconocidas por todos.
Honestidad y solidaridad: las dos condiciones que Albert Camus destaca del
grupo coordinado por el médico Bernard Rieux para afrontar la peste en la
ciudad de Oran. Hacer causa común del propósito de confiar en que si
sabemos hacernos las preguntas indicadas, de atrevernos a hacer de este
proceder acción sistemática, estaremos en mejores condiciones de afrontar
la situación que nos abruma. Esto en lugar de pretender que los códigos que
no pudieron impedir la ocurrencia de la pandemia se consideren los únicos
autorizados para proceder frente a la misma.
Porque de ser así, forzando a que lo docto se imponga como única fórmula
autorizada, la desgracia abonará el camino para que los líderes de antes,
recuperen su execrable condición oportunista, cada cual eligiendo aquella
docta teoría que sirva a sus particulares propósitos, no pudiendo impedir
toda consecuencia fatal para sus seguidores y para ellos mismos.
Esta es la clase que quiero “dictar” hoy que se celebra en un día más del
maestro.

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