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Taller de Catedra II
Taller de Catedra II
(UNEFA)
TALLER:
CATEDRA BOLIVARIANA II
Facilitadora: Bachiller:
CI: 26999310
Tlf: 04249348720
Mayo, 2020
BOLÍVAR EN PERÚ
Bolívar escribió instrucciones precisas sobre todo lo referido a las armas
del ejército, en sus cartas incluyó instrucciones desde cómo hacer las correas y
cómo herrar los caballos. Así ordenó que los jefes militares tomaran del norte
peruano los recursos necesarios, la mayoría fueron obtenidos por decretos de
guerra. Durante todo ese tiempo, parte de la guerra se desarrollaba en el mar. El
almirante Martin George Guisse, jefe de la escuadra peruana, destruyó los barcos
de guerra españoles que asediaban las costas peruanas, permitiendo que
llegasen pertrechos y refuerzos desde Colombia y asediando constantemente la
fuerza realista de España en Perú; acantonada en el Callao bajo el mando de José
Rodil. El ejército realista tenía el control de la sierra central y el sur del país
(actuales departamentos de Junín, Ayacucho, Cusco y Arequipa). Por su parte,
luego de la derrota de Riva Agüero, las fuerzas del ejército unificado tenían
posesión de la costa central y norte, y de la sierra norte (actuales departamentos
de Piura, La Libertad, Ancash, Lima y Cajamarca). Ante ello, siendo factible la
posibilidad de que Lima fuera invadida por fuerzas realistas (como en efecto lo fue
tras el motín del Callao), Bolívar decidió mudar su cuartel general al pueblo de
Pativilca, 200 kilómetros al norte de Lima. Bolívar instruye a Torre Tagle que se
acerque a los mandos españoles acantonados en Jauja para lograr una
negociación con la finalidad de ganar tiempo para lograr aumentar su ejército y ser
capaz de vencer al realista (que en el manifiesto tras la batalla de Junín, Bolívar se
jactaba de derrotar tras 14 años de triunfos contra los independentistas). Torre
Tagle cumple ese encargo pero, paralelamente, es acusado por Bolívar de
negociar con el Virrey La Serna la expulsión del Libertador y obtener así la
plenitud de su mandato.
El 5 de febrero de 1824, las tropas bolivarianas de las fortalezas del Callao
pertenecientes a la expedición libertadora, acaudilladas al mando de un sargento
de apellido Moyano, se levantan en motín del Callao argumentando falta de pago
a los soldados. Esa sublevación liberó a los presos españoles que estaban
recluidos en la Fortaleza del Real Felipe y les entregó las instalaciones y las
defensas del puerto. Las fuerzas realistas ocuparon Lima el 29 de febrero, para
más tarde replegar su fuerza principal a la sierra central y sostener una guarnición
en el Callao, cuyas defensas quedaron bajo el mando del militar español de José
Ramón Rodil, en las que se le refugiaron varias facciones patriotas, inclusive el
mismo Torre Tagle, y que se quedaría en la Fortaleza del Real Felipe, donde
murió al año siguiente en el sitio del Callao, confirmando con esta acción la
traición a Bolívar. (Pintura de José Gil de Castro).
Ante la falta de respuesta del presidente Torre Tagle, el Congreso lo
depone el 10 de febrero y entrega a Bolívar todo el poder político y militar. Acto
seguido, el Congreso se inmola y entra en receso hasta que el Libertador lo
convoque. Bolívar se convirtió en la única y máxima autoridad en el Perú,
nombrando como único Ministro General a José Faustino Sánchez Carrión. Bolívar
nombrado jefe supremo, volvió a Pativilca y ordenó el repliegue generalizado del
ejército unido a Trujillo y Huamachuco. El 2 de agosto, en la localidad cusqueña
de Rancas, Bolívar pasa revista al ejército que logró armar y que contaba 12 000
hombres listos para acometer al ejército del virreinato del Perú, que desde
principios de 1824 había quedado paralizado por la Rebelión de Olañeta. El 6 de
agosto se dio la batalla de Junín donde la caballería del ejército realista fue
derrotada por primera vez en el Perú. El 9 de diciembre de ese año se pone fin al
virreinato del Perú mediante la victoria en Ayacucho, lidera por el general Antonio
José de Sucre. Con esta acción se termina por completo el dominio español sobre
tierras Sudamericanas, sellando definitivamente su independencia. Ya antes de la
batalla de Ayacucho, Bolívar había vuelto a nombrar un gabinete ministerial. Para
ello mantuvo a José Faustino Sánchez Carrión como ministro pero esta vez
encargado de la Cancillería, Hipólito Unanue a cargo del Ministerio de Hacienda y
al militar gran colombiano Tomás de Heres como Ministro de Guerra. El gobierno
de Bolívar en el Perú se caracterizó por la creación de instituciones básicas dentro
de lo que sería la organización del naciente estado peruano.
Espada Sol del Perú El 10 de febrero de 1825, un año después de que el
Congreso entrara en receso, Bolívar lo convoca de nuevo. Este Congreso sesionó
por un mes antes de disolverse y dar por concluidas sus funciones el 10 de marzo.
Durante este periodo, el Congreso autorizó la salida de 6000 soldados peruanos a
la Gran Colombia, acordó la entrega de premios a los militares vencedores, y
emitió una resolución desentendiéndose del futuro que escoja el Alto Perú. Para
ese mismo año, la municipalidad de Lima acuerda la entrega de la Espada del
Perú al Libertador y al gran Mariscal de Ayacucho con motivo de conmemorarse el
primer año de la gesta de Ayacucho. El 20 de mayo de 1825, desde la ciudad de
Arequipa, Bolívar convoca a elecciones para un Congreso General que debería
reunirse el 10 de febrero del año siguiente. Sin embargo, ese día no se pudo
inaugurar el nuevo congreso ya que el Libertador no estaba conforme con la
incorporación de algunos diputados como Francisco Xavier de Luna Pizarro quien
fue electo por el departamento de Arequipa. Recién en el mes de abril se logra
reunir el Congreso pero sus sesiones preliminares fracasan ya que el gobierno
declaró no válidos los poderes de los diputados de Arequipa, Lima, Cusco y otras
provincias.
Aquí le ofrecieron una corona de oro, diamantes y perlas, la cual obsequió
a sucre; y las joyas que había recibido las regaló a sus edecanes. Lo que más le
emocionó a Bolívar fue lo más sencillo. Nunca había oído Palabras tan bellas y
espontáneas como las que dijera en el pequeño pueblo indígena de Pucará uno
de sus moradores, José Domingo Choque huanca. Cuando entró a este pueblito,
el 2 de agosto de 1825, el orador le recibió así: “Quiso Dios de salvajes hacer un
Imperio, y creó a Manco Capac; pecó su raza y mandó a Pizarro. Después de tres
siglos de expiación ha tenido piedad de la América, y os ha enviado a vos. Sois,
pues, hombre de un designio Providencial. Nada de lo hecho antes que vos se
parece a lo que habéis hecho; y para que alguno pueda imitarnos, será preciso
que haya un mundo por libertar. Habéis fundado varias Repúblicas que, en el
inmenso desarrollo a que están llamadas, elevarán vuestra grandeza a donde
ninguno ha llegado. Vuestra fama crecerá, así como aumenta el tiempo con el
transcurso de los siglos, y así como crece la sombra cuando el sol declina”.
Palabras tan hermosas no podían brotar sino del corazón de un hombre noble,
sencillo. Dijo el Libertador Simón Bolívar. Acciones de gobierno de Bolívar. En el
proyecto de constitución presentado al Congreso de Bolivia, El Libertador propone
la adopción de principios e instituciones de gobierno ya expuestos por él en su
discurso de Angostura. En algunos casos modifica la estructura organizativa del
poder público y le atribuye funciones diferentes del esquema tradicional. Pero
mantiene sus puntos de vista de que el régimen que se establezca sea sencillo y
fuerte y garantice la estabilidad de las instituciones. El Libertador insiste, además
en la abolición de la esclavitud y el establecimiento de la libertad de cultos.
El congreso fue convocado por el libertador venezolano Simón Bolívar con
el objeto de buscar la unión o confederación de los estados de América, sobre la
base de los anteriores virreinatos hispanoamericanos, en un proyecto de
unificación continental, como lo había ideado el precursor de la independencia
hispanoamericana, el prócer venezolano Francisco de Miranda. Se designó como
Congreso Anfictiónico de Panamá en recuerdo de la Liga Anfictiónica de Grecia
antigua, fue una asamblea diplomática que tuvo lugar en la ciudad de Panamá el
22 de junio de 1826 y dejó de sesionar el 15 de julio de ese año. El salón donde
fue celebrada dicha convención recibe el nombre de Salón Bolívar y reposan allí
una espada del Libertador, juntos con los originales “Protocolos del Istmo”,
primeros acuerdos firmados por los ministros plenipotenciarios que asistieron a
esta reunión. Al congreso hicieron acto de presencia dos representantes por cada
país concurrente: la Gran Colombia (que abarca los actuales estados de
Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá), México, Perú y las Provincias Unidas
del Centro de América (que comprendía las actuales repúblicas de Guatemala, El
Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica). Bolivia y Estados Unidos no
llegaron a tiempo. Las Provincias Unidas del Río de la Plata y Chile no mostraron
interés. Paraguay no fue invitado. El Imperio del Brasil tampoco mostró interés.
Gran Bretaña envió un observador y los Países Bajos otro a título personal. El
Congreso Anfictiónico de Panamá no derivó en los resultados que Bolívar
esperaba. Entonces Bolívar se abstuvo de intervenir en sesiones del Congreso al
considerar incompatible su presencia allí mientras desempeñaba la presidencia de
Perú. La mayoría de las naciones que asistieron no estaban en condiciones
políticas ni económicas para cumplir con los acuerdos. Además, las divisiones
entre ellas derivaron en conflictos fronterizos. Con todo, el Libertador se enfocó en
la creación de la Confederación de Los Andes (Colombia, Perú y Bolivia) para
oponerse a la política imperial de Estados Unidos y a las clases dominantes.
ANARQUÍA EN COLOMBIA
En todo esto hay, sin duda, no sólo eclecticismo sino también escasa
claridad de ideas, pero ni siquiera puede negarse alguna influencia proudhon en la
Constitución federalista de Río Negro. El ala izquierda del liberalismo colindaba a
veces con el anarquismo (y la narrativa de García Márquez no deja de sugerir en
ocasiones), así como el ala derecha del conservadurismo se identificaba con las
ideologías europeas pre-fascistas (y, después, falangistas y fascistas). Baste leer
los escritos de Laureano Gómez, exaltados en Venezuela por el joven Herrera
Campins. Colombia recibió en la segunda mitad del siglo XIX muy escasa
inmigración europea, a diferencia de Uruguay, Argentina y Brasil. Esto explica el
retraso en la difusión de las ideas socialistas y anarquistas entre los trabajadores
del campo y de la ciudad. También influyó en ello, sin duda, la avasallante
influencia de un clero católico singularmente retrógrado y opuesto, más que en
otras repúblicas sudamericanas (lo cual ya es mucho decir) a todo cambio en los
valores tradicionales y en la estructura socioeconómica.
Sin embargo, aun cuando antes de 1910 no existieron allí sindicatos ni
sociedades de resistencia (que para esta fecha alcanzaba su máximo desarrollo
bajo la égida de la ideología anarquista en México, Argentina, Uruguay y Brasil),
las ideas libertarias no dejaron de hallar adherentes y simpatizantes entre
intelectuales y literatos desde los últimos años del siglo XIX. Más aún, el 15 y 16
de enero de 1893 se produjo en Bogotá un levantamiento popular, que conmovió
las estructuras del poder estatal y puso a la ciudad en manos del pueblo
trabajador, al menos durante dos días. El motivo inmediato de la insurrección
(sangrientamente reprimida por el gobierno, que causó más de setenta muertos)
fue la indignación provocada en los artesanos por un artículo del periódico católico
y oficialista Colombia Cristiana, en el cual se denigraba a las asociaciones de
artesanos, pero en realidad se trataba de una protesta indignada contra el
aumento de los productos de primera necesidad contra las políticas librecambistas
del gobierno y contra la inflación originada en la emisión sin control de moneda por
parte del Estado (ni más ni menos que en la insurrección producida en Caracas,
Venezuela, en 1989, tras la toma del poder por Carlos Andrés Pérez). El
representante diplomático de Francia en Colombia informó que la insurrección
popular comportaba un “movimiento anarquista”, organizado por la Sociedad de
Artesanos que “profesan fuertemente las doctrinas más subversivas y
revolucionarias” y propician “la propaganda por la acción”.
DICTADURA DE BOLÍVAR
Se mantuvo el tributo indígena, siendo esto uno de los elementos más
chocantes, pues durante la independencia se quiso hacer ver que los españoles
eran unos tiranos que acababan con el fruto del pueblo, y tras dejar esas tierras y
haber prometido acabar con ello lo mantuvieron. Manteniendo así la diferencia
social. De esa manera, se comenzó a gestar un movimiento conspiratorio
realizado por jóvenes con la intención de acabar con la vida de Bolívar el 25 de
septiembre de 1828, aunque el atentado no consiguió su fin y lo único que
conseguiría fue un recrudecimiento de la dictadura. De este intento, 14 personas
fueron ajusticiadas y el general Santander y otros miembros fueron deportados de
manera preventiva por el Gobierno.