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República Bolivariana de Venezuela.

Ministerio del Poder Popular para la Defensa.

Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada

(UNEFA)

Núcleo Delta Amacuro.

TALLER:
CATEDRA BOLIVARIANA II

Facilitadora: Bachiller:

Lic. Carmen Rodríguez Yulihannys Herrera

CI: 26999310

Carrera: Ing de Gas

Tlf: 04249348720

Mayo, 2020
BOLÍVAR EN PERÚ

            El 1 de septiembre de 1823, Simón Bolívar desembarcó en el puerto del


Callao en bergantín Chimborazo luego de que una comitiva enviada por el
Congreso de la República del Perú encabezada por José Faustino Sánchez
Carrión le enviará una invitación mientras estaba en Guayaquil, provincia cuya
anexión a la Gran Colombia. A dicho recibimiento asistió el presidente José
Bernardo de Tagle, marqués de Torre Tagle, y su gabinete ministerial en Pleno.  Al
día siguiente de su llegada, el Congreso lo nombra “suprema autoridad” y poco
después le encarga la dirección de la lucha contra el ejército realista disponiendo
que el mismo Torre Tagle debiera rendirle cuentas de sus acciones. La primera
acción de Bolívar fue eliminar las fuerzas de José de la Riva Agüero, quien fuera
presidente del Perú antes que Torre Tagle y se oponía a la llegada del Libertador
en Trujillo. Riva Agüero fue apresado en noviembre de ese año pero logró escapar
y se fue a Inglaterra. Mientras tanto, el primer Congreso Constituyente que estaba
próximo a proclamar la primera Constitución política del Perú emite una resolución
señalando que entrarán en suspenso las disposiciones de esa carta magna que
sean contrarias a las disposiciones y deseos de Simón Bolívar. La Constitución fue
jurada el 11 de noviembre de ese año pero nunca entró en vigencia. Desde
Pativilca, Bolívar empieza las acciones para aumentar el Ejército Unido Libertador
del Perú. Nombra como jefes principales del ejército unido a los generales gran
colombianos Sucre, Córdova y Lara. Ningún peruano formó parte del estado
mayor siendo que sólo el general José de La Mar estuvo a cargo de la rama
peruana del ejército. Se debía a que el Libertador no se sentía con confianza
suficiente, visto los acontecimientos ocurridos en el pasado reciente del Perú.

            Bolívar escribió instrucciones precisas sobre todo lo referido a las armas
del ejército, en sus cartas incluyó instrucciones desde cómo hacer las correas y
cómo herrar los caballos. Así ordenó que los jefes militares tomaran del norte
peruano los recursos necesarios, la mayoría fueron obtenidos por decretos de
guerra. Durante todo ese tiempo, parte de la guerra se desarrollaba en el mar. El
almirante Martin George Guisse, jefe de la escuadra peruana, destruyó los barcos
de guerra españoles que asediaban las costas peruanas, permitiendo que
llegasen pertrechos y refuerzos desde Colombia y asediando constantemente la
fuerza realista de España en Perú; acantonada en el Callao bajo el mando de José
Rodil. El ejército realista tenía el control de la sierra central y el sur del país
(actuales departamentos de Junín, Ayacucho, Cusco y Arequipa). Por su parte,
luego de la derrota de Riva Agüero, las fuerzas del ejército unificado tenían
posesión de la costa central y norte, y de la sierra norte (actuales departamentos
de Piura, La Libertad, Ancash, Lima y Cajamarca). Ante ello, siendo factible la
posibilidad de que Lima fuera invadida por fuerzas realistas (como en efecto lo fue
tras el motín del Callao), Bolívar decidió mudar su cuartel general al pueblo de
Pativilca, 200 kilómetros al norte de Lima. Bolívar instruye a Torre Tagle que se
acerque a los mandos españoles acantonados en Jauja para lograr una
negociación con la finalidad de ganar tiempo para lograr aumentar su ejército y ser
capaz de vencer al realista (que en el manifiesto tras la batalla de Junín, Bolívar se
jactaba de derrotar tras 14 años de triunfos contra los independentistas). Torre
Tagle cumple ese encargo pero, paralelamente, es acusado por Bolívar de
negociar con el Virrey La Serna la expulsión del Libertador y obtener así la
plenitud de su mandato.

            El 5 de febrero de 1824, las tropas bolivarianas de las fortalezas del Callao
pertenecientes a la expedición libertadora, acaudilladas al mando de un sargento
de apellido Moyano, se levantan en motín del Callao argumentando falta de pago
a los soldados. Esa sublevación liberó a los presos españoles que estaban
recluidos en la Fortaleza del Real Felipe y les entregó las instalaciones y las
defensas del puerto. Las fuerzas realistas ocuparon Lima el 29 de febrero, para
más tarde replegar su fuerza principal a la sierra central y sostener una guarnición
en el Callao, cuyas defensas quedaron bajo el mando del militar español de José
Ramón Rodil, en las que se le refugiaron varias facciones patriotas, inclusive el
mismo Torre Tagle, y que se quedaría en la Fortaleza del Real Felipe, donde
murió al año siguiente en el sitio del Callao, confirmando con esta acción la
traición a Bolívar. (Pintura de José Gil de Castro).
            Ante la falta de respuesta del presidente Torre Tagle, el Congreso lo
depone el 10 de febrero y entrega a Bolívar todo el poder político y militar. Acto
seguido, el Congreso se inmola y entra en receso hasta que el Libertador lo
convoque. Bolívar se convirtió en la única y máxima autoridad en el Perú,
nombrando como único Ministro General a José Faustino Sánchez Carrión. Bolívar
nombrado jefe supremo, volvió a Pativilca y ordenó el repliegue generalizado del
ejército unido a Trujillo y Huamachuco.  El 2 de agosto, en la localidad cusqueña
de Rancas, Bolívar pasa revista al ejército que logró armar y que contaba 12 000
hombres listos para acometer al ejército del virreinato del Perú, que desde
principios de 1824 había quedado paralizado por la Rebelión de Olañeta. El 6 de
agosto se dio la batalla de Junín donde la caballería del ejército realista fue
derrotada por primera vez en el Perú. El 9 de diciembre de ese año se pone fin al
virreinato del Perú mediante la victoria en Ayacucho, lidera por el general Antonio
José de Sucre. Con esta acción se termina por completo el dominio español sobre
tierras Sudamericanas, sellando definitivamente su independencia. Ya antes de la
batalla de Ayacucho, Bolívar había vuelto a nombrar un gabinete ministerial. Para
ello mantuvo a José Faustino Sánchez Carrión como ministro pero esta vez
encargado de la Cancillería, Hipólito Unanue a cargo del Ministerio de Hacienda y
al militar gran colombiano Tomás de Heres como Ministro de Guerra. El gobierno
de Bolívar en el Perú se caracterizó por la creación de instituciones básicas dentro
de lo que sería la organización del naciente estado peruano.

            Espada Sol del Perú El 10 de febrero de 1825, un año después de que el
Congreso entrara en receso, Bolívar lo convoca de nuevo. Este Congreso sesionó
por un mes antes de disolverse y dar por concluidas sus funciones el 10 de marzo.
Durante este periodo, el Congreso autorizó la salida de 6000 soldados peruanos a
la Gran Colombia, acordó la entrega de premios a los militares vencedores, y
emitió una resolución desentendiéndose del futuro que escoja el Alto Perú. Para
ese mismo año, la municipalidad de Lima acuerda la entrega de la Espada del
Perú al Libertador y al gran Mariscal de Ayacucho con motivo de conmemorarse el
primer año de la gesta de Ayacucho. El 20 de mayo de 1825, desde la ciudad de
Arequipa, Bolívar convoca a elecciones para un Congreso General que debería
reunirse el 10 de febrero del año siguiente. Sin embargo, ese día no se pudo
inaugurar el nuevo congreso ya que el Libertador no estaba conforme con la
incorporación de algunos diputados como Francisco Xavier de Luna Pizarro quien
fue electo por el departamento de Arequipa. Recién en el mes de abril se logra
reunir el Congreso pero sus sesiones preliminares fracasan ya que el gobierno
declaró no válidos los poderes de los diputados de Arequipa, Lima, Cusco y otras
provincias.

            El 26 de mayo de 1826, el gobierno retira a los municipios el derecho de


elegir a sus autoridades y poco después decreta que los prefectos convoquen a
los colegios electorales de las provincias para que, cada una, apruebe
directamente la Constitución Vitalicia elaborada por Simón Bolívar que lo
nombraba como Presidente Vitalicio. El 4 de septiembre de 1826, Bolívar se
embarca en el bergantín Congreso con dirección a Colombia dejando en el Perú
un “Consejo de Gobierno” cuya misión era lograr la vigencia de la Constitución
Vitalicia. Bolívar no regresaría más al Perú. El Consejo de Gobierno no logró que
la Corte Suprema del Perú aprobará la Constitución Vitalicia y el nombramiento de
Bolívar como Presidente Vitalicio por lo que recurrió al Cabildo de Lima que,
presionado, dio validez a las actas de los colegios electorales y luz verde a la
promulgación de la Constitución.36 Esta constitución sólo tuvo vigencia hasta el
26 de enero del año siguiente cuando cae el Consejo de Gobierno y se convocan
nuevas elecciones. A Bolívar le es solicitado ejercer la presidencia del Perú pero la
rehúsa, demostrando con ello su talante democrático y no dictatorial como se le
pretendió acusar. Durante su gobierno, Bolívar dio cumplimiento al acuerdo de
“reposiciones” del ejército gran colombiano, en virtud de los cuales se debía
reponer a éste las bajas que sufriera durante las batallas libradas en el Perú, no
sólo por muertes en campo de batalla sino también por deserciones y enfermedad.
Para ello, el Libertador ordenó el reclutamiento forzoso de peruanos para la
formación de tropas y su posterior envío a Venezuela, ello se dio mientras se
mantenían en el Perú las tropas gran colombianas.
BOLÍVAR EN BOLIVIA

            El 6 de agosto de 1825, se convocó un congreso constituyente para crear


una nueva Carta Magna llamando a este nuevo país independiente Bolivia en
honor del aristócrata metamorfoseado el libertador Simón Bolívar. Desde el 12 de
agosto al 29 de diciembre de 1825 Bolívar llevó a Bolivia por el camino de la
democracia y la independencia y cuando él renunció, su compañero y héroe de
guerra, Antonio José de Sucre, continuó en la presidencia. Sucre fue el gran
artífice de esta creación basándose en el principio de la autodeterminación de los
pueblos. Bolívar escribió su Constitución y la llamó su hija predilecta. El Alto Perú
es un territorio que pertenece a dos naciones: una parte a la Argentina y la otra al
Perú. Sucre propone que se realice una Asamblea en Chuquisaca a fin de que los
pueblos decidan su propia suerte. A Bolívar no le gustó la idea y se la criticó al
Gran Mariscal. Pero, al final de cuentas, la Asamblea se realizó sin problemas
porque ni Lima ni Buenos Aires tenían objeciones quehacer. La Asamblea de
Chuquisaca determinó que el Alto Perú fuera independiente y que de ese territorio
se formará una nueva Nación con el nombre de Bolívar, en su honor. ¡Sí que era
un honor, y muy grande! Que una Nación entera llevará su nombre, supera todas
las ambiciones de Bolívar. Y Sucre, su mejor amigo, era nombrado Presidente de
Bolivia para toda la vida; pero su carácter y su manera de pensar no le permitían
aceptar sino por el espacio de dos años. En Arequipa Bolívar da una serie de
leyes en beneficio de los pobres indígenas, así como en Chuquisaca se preocupar
el establecimiento de escuelas públicas, colegios y, en fin, de la instrucción en
general. A la llegada al Cuzco, la humilde gente riega de Flores las calles por
donde pasa el caballo de Bolívar; “la emoción era tan gran que ya me parecía
estar otra vez en el delirio”. “Yo veía premiados con creces los esfuerzos por
libertar a los pueblos”

            Aquí le ofrecieron una corona de oro, diamantes y perlas, la cual obsequió
a sucre; y las joyas que había recibido las regaló a sus edecanes. Lo que más le
emocionó a Bolívar fue lo más sencillo. Nunca había oído Palabras tan bellas y
espontáneas como las que dijera en el pequeño pueblo indígena de Pucará uno
de sus moradores, José Domingo Choque huanca. Cuando entró a este pueblito,
el 2 de agosto de 1825, el orador le recibió así: “Quiso Dios de salvajes hacer un
Imperio, y creó a Manco Capac; pecó su raza y mandó a Pizarro. Después de tres
siglos de expiación ha tenido piedad de la América, y os ha enviado a vos. Sois,
pues, hombre de un designio Providencial. Nada de lo hecho antes que vos se
parece a lo que habéis hecho; y para que alguno pueda imitarnos, será preciso
que haya un mundo por libertar. Habéis fundado varias Repúblicas que, en el
inmenso desarrollo a que están llamadas, elevarán vuestra grandeza a donde
ninguno ha llegado. Vuestra fama crecerá, así como aumenta el tiempo con el
transcurso de los siglos, y así como crece la sombra cuando el sol declina”.
Palabras tan hermosas no podían brotar sino del corazón de un hombre noble,
sencillo. Dijo el Libertador Simón Bolívar. Acciones de gobierno de Bolívar. En el
proyecto de constitución presentado al Congreso de Bolivia, El Libertador propone
la adopción de principios e instituciones de gobierno ya expuestos por él en su
discurso de Angostura. En algunos casos modifica la estructura organizativa del
poder público y le atribuye funciones diferentes del esquema tradicional. Pero
mantiene sus puntos de vista de que el régimen que se establezca sea sencillo y
fuerte y garantice la estabilidad de las instituciones. El Libertador insiste, además
en la abolición de la esclavitud y el establecimiento de la libertad de cultos.

CONGRESO ANFICTIÓNICO DE PANAMÁ

            El congreso fue convocado por el libertador venezolano Simón Bolívar con
el objeto de buscar la unión o confederación de los estados de América, sobre la
base de los anteriores virreinatos hispanoamericanos, en un proyecto de
unificación continental, como lo había ideado el precursor de la independencia
hispanoamericana, el prócer venezolano Francisco de Miranda. Se designó como
Congreso Anfictiónico de Panamá en recuerdo de la Liga Anfictiónica de Grecia
antigua, fue una asamblea diplomática que tuvo lugar en la ciudad de Panamá el
22 de junio de 1826 y dejó de sesionar el 15 de julio de ese año. El salón donde
fue celebrada dicha convención recibe el nombre de Salón Bolívar y reposan allí
una espada del Libertador, juntos con los originales “Protocolos del Istmo”,
primeros acuerdos firmados por los ministros plenipotenciarios que asistieron a
esta reunión. Al congreso hicieron acto de presencia dos representantes por cada
país concurrente: la Gran Colombia (que abarca los actuales estados de
Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá), México, Perú y las Provincias Unidas
del Centro de América (que comprendía las actuales repúblicas de Guatemala, El
Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica). Bolivia y Estados Unidos no
llegaron a tiempo. Las Provincias Unidas del Río de la Plata y Chile no mostraron
interés. Paraguay no fue invitado. El Imperio del Brasil tampoco mostró interés.
Gran Bretaña envió un observador y los Países Bajos otro a título personal. El
Congreso Anfictiónico de Panamá no derivó en los resultados que Bolívar
esperaba. Entonces Bolívar se abstuvo de intervenir en sesiones del Congreso al
considerar incompatible su presencia allí mientras desempeñaba la presidencia de
Perú. La mayoría de las naciones que asistieron no estaban en condiciones
políticas ni económicas para cumplir con los acuerdos. Además, las divisiones
entre ellas derivaron en conflictos fronterizos. Con todo, el Libertador se enfocó en
la creación de la Confederación de Los Andes (Colombia, Perú y Bolivia) para
oponerse a la política imperial de Estados Unidos y a las clases dominantes.

ANARQUÍA EN COLOMBIA

            Colombia, como Venezuela, no tuvo un movimiento anarcosindicalista


comparable al de otros países sudamericanos (Uruguay, Argentina, Brasil, etc.)
por su fuerza y trascendencia. Lo tuvo, sin embargo, en mayor medida que su
vecina y protagonizó luchas memorables y heroicas en la década del 20. Produjo,
por otra parte, algunas figuras relevantes y dignas de ser recordadas en el plano
de la ideología, de la propaganda y de la literatura. Un hecho interesante y curioso
es que Colombia fue el único país de América Latina visitado por dos grandes
pensadores anarquistas del siglo XIX: Eliseo Reclus y Miguel Bakunin. Argentina
recibía más tarde a Enrique Malatesta, Pedro Gori y otras figuras descollantes del
anarquismo europeo. Bakunin, sin embargo, sólo permaneció algunos días, en
1861, en el istmo de Panamá, que por entonces formaba parte de la república de
Colombia: después de huir de la Siberia oriental hacia el Japón, llegó a San
Francisco en los Estados Unidos, y desde allí se embarcó a Panamá, cruzó el
istmo y volvió a embarcarse en Aspinwall-Colón hacia Nueva York, para seguir
luego viaje a Londres. Ni en Colombia (Panamá) ni en Estados Unidos (San
Francisco-Nueva York) parece haber llevado a cabo ninguna labor de propaganda
o de organización. En Colombia, como en los demás países de América Latina,
cuando se trata de historiar el origen y organización del movimiento obrero, así
como sus luchas, se suele tener en cuenta sólo la actividad de los partidos
políticos (comunistas, socialistas, liberales). Liberales y marxistas “se disputan
entre sí el protagonismo en este período de la historia colombiana y se proclaman
como los promotores del desarrollo de la clase obrera”. En consecuencia, “el
partido comunista y el liberal, se han ido encargando de borrar poco a poco la
participación de los sectores que no hicieron parte de sus proyectos”. A mediados
del siglo XIX hubo en ese país, como en casi todos los demás de América Latina,
diversas expresiones del socialismo utópico que se relacionan con “las luchas
artesanales contra los efectos disolventes del librecambismo”. Entre 1847 y 1854
algunos círculos intelectuales leían y comentaban no sólo las obras de Fourier y
Saint-Simón sino también las del proto-anarquista P.J. Proudhon. Algo parecido
sucedía en Venezuela donde Fermín Toro muestra influencias de los socialistas
utópicos, y Baralt cita con frecuencia los escritos de Proudhon, a quien conoció
personalmente en París, Inclusive Simón Rodríguez, maestro de Bolívar, acogió
con entusiasmo ciertas ideas de Fourier, y por eso, no sin razón, dice de él Manuel
Díaz Rodríguez, que aquel fue incomprendido por sus contemporáneos “porque se
adelantó en la América de su tiempo al europeo socialista de hoy”.

            El propio Ezequiel Zamora, figura protagónica de la Guerra Federal y


“general del pueblo soberano”, aspira a emular “la filosofía de la igualdad de
Babeuf”. A partir de 1851 considera las ideas de otros socialistas premarxistas, y
ya en 1849 dialoga con Luciano Requena y José Branford sobre la “república
social” y sobre Augusto Blanqui, pero por entonces llega a conocer y admirar, a
través del licenciado Francisco J. Iriarte, las ideas de Proudhon, cuya teoría de la
propiedad discute: “Zamora considera que en los Llanos la tierra no es de nadie;
es de todos en uso y costumbres, y además, antes de la llegada de los españoles,
los abuelos de los godos de hoy, la tierra era común como lo es el agua, el aire y
el sol. Cierto, alguien robó una cosa que no era suya, sino de todos, responde
José Branford, y de esta manera tendría razón Proudhon cuando considera que la
propiedad es un robo”. Alfredo Gómez recuerda que en 1853 se publicaron en
Chile folletos sobre Anarquía y rojismo en Nueva Granada y observaciones sobre
las ideas anarquistas en la república de Colombia, firmados por M. Ancízar y un
autor anónimo respectivamente. “Después del golpe dado por José Mará Melo,
con el apoyo de muchos sectores populares, entre ellos el artesanado, se dio a
conocer un programa de gobierno inspirado en mucho en las Sociedades
Democráticas, que puede dar a pensar que Proudhon aportó su grano de arena a
través de su pensamiento, Eso se evidencia en el rechazo a la representatividad
política, es decir, respecto a la autonomía popular para gobernarse a sí mismos;
en el desconocimiento a las leyes y constitucionalidad existentes; en la lucha
antimonopolista, y en el énfasis en las virtudes liberadoras del trabajo y de la
educación. Pero la deducción no puede ser una conclusión indiscutible, ya que
otros puntos del programa contradicen el espíritu de muchos de los
planteamientos de Proudhon.

            En todo esto hay, sin duda, no sólo eclecticismo sino también escasa
claridad de ideas, pero ni siquiera puede negarse alguna influencia proudhon en la
Constitución federalista de Río Negro. El ala izquierda del liberalismo colindaba a
veces con el anarquismo (y la narrativa de García Márquez no deja de sugerir en
ocasiones), así como el ala derecha del conservadurismo se identificaba con las
ideologías europeas pre-fascistas (y, después, falangistas y fascistas). Baste leer
los escritos de Laureano Gómez, exaltados en Venezuela por el joven Herrera
Campins. Colombia recibió en la segunda mitad del siglo XIX muy escasa
inmigración europea, a diferencia de Uruguay, Argentina y Brasil. Esto explica el
retraso en la difusión de las ideas socialistas y anarquistas entre los trabajadores
del campo y de la ciudad. También influyó en ello, sin duda, la avasallante
influencia de un clero católico singularmente retrógrado y opuesto, más que en
otras repúblicas sudamericanas (lo cual ya es mucho decir) a todo cambio en los
valores tradicionales y en la estructura socioeconómica.

            Sin embargo, aun cuando antes de 1910 no existieron allí sindicatos ni
sociedades de resistencia (que para esta fecha alcanzaba su máximo desarrollo
bajo la égida de la ideología anarquista en México, Argentina, Uruguay y Brasil),
las ideas libertarias no dejaron de hallar adherentes y simpatizantes entre
intelectuales y literatos desde los últimos años del siglo XIX. Más aún, el 15 y 16
de enero de 1893 se produjo en Bogotá un levantamiento popular, que conmovió
las estructuras del poder estatal y puso a la ciudad en manos del pueblo
trabajador, al menos durante dos días. El motivo inmediato de la insurrección
(sangrientamente reprimida por el gobierno, que causó más de setenta muertos)
fue la indignación provocada en los artesanos por un artículo del periódico católico
y oficialista Colombia Cristiana, en el cual se denigraba a las asociaciones de
artesanos, pero en realidad se trataba de una protesta indignada contra el
aumento de los productos de primera necesidad contra las políticas librecambistas
del gobierno y contra la inflación originada en la emisión sin control de moneda por
parte del Estado (ni más ni menos que en la insurrección producida en Caracas,
Venezuela, en 1989, tras la toma del poder por Carlos Andrés Pérez). El
representante diplomático de Francia en Colombia informó que la insurrección
popular comportaba un “movimiento anarquista”, organizado por la Sociedad de
Artesanos que “profesan fuertemente las doctrinas más subversivas y
revolucionarias” y propician “la propaganda por la acción”.   

DICTADURA DE BOLÍVAR

            El inicio de las independencias de los virreinatos españoles en ultramar,


ocasionó una gran distorsión para España, un hecho que tardó mucho tiempo en
asimilarse. En junio de ese mismo año, le era concedido a Simón Bolívar todos los
poderes, o lo que es lo mismo, poderes dictatoriales. De ese modo, el primer
movimiento del general sería dar amplios poderes a Páez, fiel defensor de General
y del mismo modo se elimina la vicepresidencia de la nación. Entre los años 1828-
1830 discurrió un sistema de gobierno que muchos historiadores no han dudado
en nombrar como un elemento dictatorial pues era el presidente de la nación, el
cual estaría en el poder de forma vitalicia, era el que además debía de nombrar a
su sucesor. De esta manera se rompían muchos de los elementos democráticos
que se habían defendido durante la Guerra de la Independencia Latinoamericana.
Además, dentro de dicho periodo se realizaron una serie de modificaciones y
cambios que más bien eran tiránicas más que libertadoras:

 Realización de decretos para acelerar procesos nacionales, sin la necesidad


de presentarlo en la asamblea para la votación.
 Los monasterios que habían sido cerrados durante la guerra, fueron
entregados de nuevo a sus dueños, junto con el resto de sus tierras.
 Los aranceles que había antes de la independencia fueron elevados para las
importaciones al país.
 El ejército obtuvo privilegios especiales, siendo los miembros de la alta
jerarquía, los personajes más influyentes de la joven nación.
 Se restituyó el impuesto de la alcabala, un impuesto español que se había
llevado a América tras la conquista y del cual muchos criollos se habían
quejado a lo largo de los tiempos.

            Se mantuvo el tributo indígena, siendo esto uno de los elementos más
chocantes, pues durante la independencia se quiso hacer ver que los españoles
eran unos tiranos que acababan con el fruto del pueblo, y tras dejar esas tierras y
haber prometido acabar con ello lo mantuvieron. Manteniendo así la diferencia
social. De esa manera, se comenzó a gestar un movimiento conspiratorio
realizado por jóvenes con la intención de acabar con la vida de Bolívar el 25 de
septiembre de 1828, aunque el atentado no consiguió su fin y lo único que
conseguiría fue un recrudecimiento de la dictadura. De este intento, 14 personas
fueron ajusticiadas y el general Santander y otros miembros fueron deportados de
manera preventiva por el Gobierno.

            Poco tiempo después, en octubre, encontraremos una revuelta en la zona


de Cauca, la cual fue encabezada por José María Obando y José Hilario López,
que, aunque no conllevo a luchas directas con el Gobierno, pudo mantener la
región de Otrora, una antigua región realista. De igual modo, en septiembre de
1829, se dio otro levantamiento en la zona de Antioquía, el cual fue rápidamente
acallado por la fuerza. Pero las sublevaciones ante el Gobierno prosiguieron y a
finales de año, el mismo Páez, se encontraba encabezando el movimiento.

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