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La Constitucion Comentada PDF
La Constitucion Comentada PDF
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
Juan Pablo Ciudad Pérez
Editor
LA CONSTITUCIÓN
COMENTADA
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
2
Ciudad Pérez, Juan Pablo
La Constitución comentada [texto digital] / Juan Pablo Ciudad Pérez (Editor literario).
1ª ed. – Santiago: Universidad de Santiago, 2020.
146 p.: 22 Mb. (Colección Disciplinaria).
ISBN : 978-956-303-441-7
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera
alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico o mecánico, óptico, de grabación o de fo-
tocopia, sin permiso previo de la editorial.
Editado en Chile
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LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
ÍNDICE
Capítulo I
Las bases institucionales de la Constitución vigente.............................................................................................. 9
El concepto de familia, por María Magdalena Bustos Díaz..........................................................................................11
La familia como núcleo fundamental de la sociedad, por Lucía Elena Rizik Mulet...........................................14
El Estado Subsidiario, por Jaime Bustos Maldonado......................................................................................................18
Estado subsidiario, por Jaime Bassa.....................................................................................................................................19
Estado unitario, (des)centralización y (des)concentración, por Francisco Zambrano Meza.......................22
Transición del estado unitario de derecho al estado regional
y social de derecho, por Cristián Castillo Vásquez...........................................................................................................24
República Democrática, por Jaime Bustos Maldonado..................................................................................................27
¿Qué significa República?, por Francisco González.........................................................................................................28
Sobre las relaciones internacionales, por Cristián Castillo Vásquez........................................................................31
Principio de legalidad y juridicidad en la función pública, por Francisco Zambrano Meza..........................34
Del principio de Probidad, por Francisco Zambrano Meza.........................................................................................37
Principio de probidad con enfoque multidimensional, por Alexis Garrido.................................................................................39
Derechos humanos y Constitución, por Francisco Zambrano Meza........................................................................42
Terrorismo y Constitución, por Sofía Esther Brito..........................................................................................................44
Capítulo II
Los derechos y deberes constitucionales.....................................................................................................................46
En Chile sí hay grupos privilegiados. Para una idea de la Igualdad
como no somentimiento, por Juan Pablo Ciudad Pérez................................................................................................48
Hombres y mujeres son iguales ante la ley, por Bárbara Sepúlveda Hales...........................................................53
Protección de la vida privada y datos personales, por Francisco Zambrano Meza...........................................56
El derecho a la privacidad y la protección de datos personales
en la era virtual, por Juan Pablo Ciudad Pérez..................................................................................................................57
Lo constitucional es también ambiental, por Beatriz Bustos y Manuel Prieto Montt.......................................62
Derecho a vivir en un medio ambiente libre
de contaminación, por Francisco Zambrano Meza ........................................................................................................65
Derecho a la Salud, por Cecily Halpern Montecino..........................................................................................................68
Derecho a la educación y libertad de enseñanza, por Claudio Herrera.................................................................72
Derecho preferente y deber de los padres de educar a sus hijos
y el derecho a escoger su establecimiento de enseñanza, por Lucía Elena Rizik Mulet..................................76
Análisis crítico al artículo 19 N° 16 de la Carta Fundamental Chilena, por Tarik Lama Gálvez..................79
Seguridad Social y Transformación Constitucional, por Marcos Barraza Gómez..............................................82
Análisis crítico al artículo 19 N° 19 de la Carta Fundamental Chilena, por Tarik Lama Gálvez..................86
Constitución y los tributos como cargas públicas, por Luis David Bobadilla Madrid......................................89
El régimen de propiedad privada, la actividad minera, hidrocarburos
y aguas en la constitución, por Luis David Bobadilla Madrid.....................................................................................91
La Propiedad Blindada, por Alejandro Ramírez...............................................................................................................95
Hacia la desprivatización del agua en Chile, por Andrés Kogan Valderrama.........................................................99
Capítulo III
Sobre algunos órganos constitucionales y la reforma de la Constitución..............................................101
Gobierno y Constitución, por Pamela Figueroa Rubio................................................................................................102
Sobre el congreso y la formación de la ley, por Danielle Zaror...............................................................................104
Formación de la ley, por Francisco Zambrano Meza....................................................................................................107
Del Ministerio Público, por Tania Alejandra Gajardo Orellana...............................................................................110
Sobre el Tribunal Constitucional, por Paula Ahumada..............................................................................................112
Reformas que ha sufrido el Consejo de Seguridad Nacional, por Jaime Bustos Maldonado......................114
Reforma a la Constitución, por Francisco Zambrano Meza......................................................................................115
Otras observaciones al Proceso Constituyente Chileno, por Juan Pablo Ciudad Pérez................................118
Capítulo IV
Los silencios de la Constitución vigente....................................................................................................................122
Las personas en situación de discapacidad: los ciudadanos
de tercera categoría, por Jaime Ramírez Fuentes..........................................................................................................123
Proceso constituyente y pueblos indígenas: una oportunidad para el reconocimiento
de sus demandas, por Verónica Figueroa Huencho y Camila Peralta García.....................................................125
Pensar lo constituyente a partir de la representación. Arte y cultura desde la perspectiva
de la historia y la heterogeneidad, por Gonzalo Mora y Emilio Vargas...............................................................128
El Deporte consagrado como Derecho en la Constitución, por Nicole Sáez Pañero......................................130
El proceso constituyente y la diversidad sexual en Chile,
por Cristian Cerón Prieto y Rebeca Gaete Santelices....................................................................................................132
Derechos de los Animales en la Constitución Política de la
República de Chile, por Cristián Castillo Vásquez.........................................................................................................135
Es muy probable que algunas de las principales preguntas que resuenan en las diferentes ra-
mas de las humanidades y las ciencias sociales en estos días sean: ¿qué reflexiones surgen del
hecho de que esta “revuelta social” haya conseguido concretar un acuerdo en tiempo récord
con miras a crear una nueva Constitución Política?, ¿cuál es el rol de la Constitución en la con-
formación de comunidad política? y ¿cuáles son los principales contenidos de la Constitución
vigente que llevaron a la necesidad de abrir un proceso que podría rediseñar institucional-
mente el país?
La movilización social se ha desarrollado de manera espontánea e inorgánica, a pesar de
eso se ha instalado la idea del cambio constitucional como una forma de modificar algunos
elementos del modelo económico, social, institucional y cultural que han definido las relacio-
nes entre el Estado y las y los sujetos en los últimos 30 años. El modelo imperante en Chile no
sólo debe entenderse como una forma de producir economía objetiva, sobre todo, consiste en
una racionalidad respecto de cómo constituir relaciones subjetivas.
Este modelo, al estar tan imbricado en la arquitectura jurídico-política, configura una racio-
nalidad sobre cómo constituir relaciones institucionales entre el Estado, los servicios públicos
y las personas. Esta última característica se expresó, entre otras cosas, en que el aseguramien-
to y la garantía de los derechos sociales no fuese prioridad para el Estado durante este tiempo.
En nuestro país, la Constitución y la racionalidad constitucional que se instaló desde la
hermenéutica constitucional, desarrollada por parte importante de la doctrina y por el Tri-
bunal Constitucional, habría influido a que en muchas situaciones el Estado se erigiera como
la dimensión juridificada y constitucionalizada de la racionalidad neoliberal. Buen ejemplo
de ello es el comunicado del Tribunal Constitucional respecto del recurso de inaplicabilidad
cuya pretensión era el eventual derecho de los pensionados a retirar sus fondos, en la que el
órgano no acogió siquiera una interpretación propietarista sobre este asunto y superpuso los
intereses de las AFP por encima del derecho a la seguridad social.
La apertura constituyente, que comenzó a instalarse a finales de octubre de 2019, abrió
espacios deliberativos, formativos e informativos, directos y virtuales, que permiten avizo-
rar que el poder público y la democracia en poco tiempo más podrían experimentar trans-
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
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LAS BASES INSTITUCIONALES
DE LA CONSTITUCIÓN VIGENTE
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
CAPÍTULO I
9
Comentario de:
María Magdalena Bustos Díaz
El concepto de familia
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
En página 11
Comentario de:
Lucía Elena Rizik Mulet
En página 14
10
María Magdalena Bustos Díaz
El concepto de familia
Comentario a: Artículo 1°, Inciso 2°
considerando que integran este concepto también las familias nucleares mono-
8 Estas distintas familias o formas familiares que fueron recogidas por Instituto Nacional de Esta-
dísticas en el informe denominado: “Estadísticas del Bicentenario, La Familia Chilena en el Tiempo”.
9 En este mismo sentido: ROSENDE ÁLVAREZ, Hugo, Algunas consideraciones acerca de los efectos
unitarios de la filiación matrimonial y extramatrimonial”, en Revista de Derecho y Jurisprudencia, T.
XCII, 1ª parte, p. 1.
12
las minorías legislativas que conforman las otras formas familiares. El legislador
no es un ente omnipresente ni atemporal, es un ser humano de carne y hueso que
toma decisiones teniendo en consideración la información disponible en su época
y bajo un contexto, el que no necesariamente coincide (más bien nunca coincide)
con el contexto actual en que se presenta el conflicto jurídico al que debe aplicar-
se una norma constitucional. Por ello es que es el precepto constitucional es el
que debe ajustarse a la realidad actual y no esta al precepto constitucional.
En razón de ello es que es lo relevante para los intérpretes de la Constitución es
no olvidar que el derecho es el que se encuentra al servicio de la persona humana
para que esta pueda satisfacer sus propios fines específicos y no nosotros –las
personas– esclavizados al derecho, de ahí también que la mejor interpretación
del texto constitucional no necesariamente es aquella que coincida con la inten-
ción del legislador, sino aquel que nos sirva para dar la mejor solución al conflicto
jurídico que se nos presente, en pleno respecto de los derechos y de los principios
garantizados por la Constitución.
Así, entender e interpretar el concepto de familia importa rechazar y excluir
cualquier resultado que suponga la imposición de ideales determinados o la in-
tromisión del Estado en los planes de vida de las personas, ello en tanto, la auto-
nomía, como principio, proscribe la interferencia con la libre elección de ideales
de excelencia personal” (Nino, C., 2003, p. 76). Como consecuencia de ello, cual-
quier interpretación del concepto constitucional de familia que pretenda impo-
ner una sola forma “legítima de familia” como en el caso del matrimonio, excluye
la libre elección de otras formas familiares por parte del resto de las personas,
infringiendo la autonomía personal.
Referencias Bibliográficas
1. CORRAL TALCIANI, Hernán. (1994). Familia y Derecho. Santiago, Universidad de Los
Andes, Colección Jurídica.
2. NINO, Carlos Santiago (2003). La Constitución de la democracia deliberativa. Barcelona:
Editorial Gedisa.
3. TAPIA RODRÍGUEZ, Mauricio ( 2005). Código Civil 1855-2005. Evolución y perspectivas.
Santiago: Editorial Jurídica de Chile.
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Lucía Elena Rizik Mulet
teniendo en cuenta el dinamismo del estatus evolutivo del niño, el cual está con-
dicionado por los cambios que se producen durante la niñez, cuestión que condi-
ciona las prácticas de crianza, las atribuciones, las estrategias de socialización y
las pautas de interacción, que los padres redefinen de manera permanente con el
objeto que estas se adapten a las necesidades del hijo (Rodrigo y Palacios, 2014b,
p. 69).
1 Beck-Gemsheim junto a Beck han explicado que la individualización significa que “los seres huma-
nos son liberados de los roles de género internalizados, tal como estaba previsto en el proyecto de
construcción de la sociedad industrial, para la familia nuclear y, al mismo tiempo, se ven obligados
(y esto lo presupone y lo agudiza) a construirse bajo pena de perjuicios materiales, una existencia
propia a través del mercado laboral, de la formación y de la movilidad y, si fuera necesario, en de-
trimento de las relaciones familiares, amorosas y vecinales”. Beck y Beck-Gernsheim (2001), pp.
20-21.
14
Siguiendo la nomenclatura de diversos tratados internacionales de derechos
humanos, la CPR establece que la familia se constituye como el núcleo fundamen-
tal de la sociedad, evidenciando con ello el valor que para el ordenamiento jurí-
dico tiene la familia como entorno de convivencia entre distintas generaciones,
configurándose como un espacio de transmisión de tradiciones, experiencias y vi-
vencias. Desde un punto de vista jurídico, la familia se constituye como un grupo
intermedio, que se sitúa entre las personas y la sociedad, otorgándoles estructura
y organización (Barrientos Grandon, 2011, p. 39).
En este contexto, se desprenden ciertas características que perfilan el rol que
la familia cumple. En primer lugar, la familia es un grupo intermedio que ocupa
un lugar preferente en la organización social y, en consecuencia, los demás pre-
ceptos constitucionales deben interpretarse conforme a esta filosofía orientadora
(Ídem, p. 53). En segundo lugar, la familia es un ámbito íntimo de la vida de los
individuos, y exige del Estado el resguardo a dicha intimidad, cuestión que se ve
reflejada en la garantía constitucional sobre privacidad e intimidad familiar2. Fi-
nalmente, y en tercer lugar, la familia es la encargada del resguardo y protección
de los niños, y en dicho ámbito, se advierte que son los padres quienes tienen un
rol primordial en el cuidado y educación de los hijos, mediante la garantía consti-
tucional del artículo19 núm. 10.
En la legislación nacional, el dato genético aparece como el elemento central
para el establecimiento de las relaciones jurídicas familiares de los niños. La filia-
ción, tanto en el c.c., como en leyes especiales está enraizada en los lazos de san-
gre, si bien a partir de la ley núm. 20.830 que incorporó modificaciones al c.c., en
materia de cuidado personal, ha trasladado poco a poco la parentalidad del ámbi-
to biológico al ámbito de la afectividad (Kemelmajer, 2014, p. 85), abriéndose al
afecto como concepto jurídico que supera nociones tradicionales del derecho civil
y de familia como conyugalidad o el parentesco, aun enraizadas en la legislación
sobre responsabilidad civil extracontractual (Íbid).
De este modo, los padres aparecen como los primeros destinatarios de los
deberes de cuidado y protección de los niños. La relación jurídica, biológica y
afectiva entre padres e hijos constituye a la familia como contexto de desarrollo
esencial del niño, proporcionando el marco de socialización al que aspira el orde-
namiento jurídico. En este ámbito, los padres son quienes establecen y ejecutan
metas y estrategias de socialización con sus hijos, las que se manifiestan como
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
pautas educativas (Ceballos y Rodrigo, 2014, p. 241), que aunque parezcan im-
provisadas, pues muchísimas veces no son explícitas ni verbalizadas, obedecen a
un plan de acción (Ceballos y Rodrigo, 2014, pp. 241-242).
2 Sobre ello, Barrientos Grandon (2011), p. 62 explica que la autonomía familiar es diversa a la au-
tonomía contractual: “esa diferencia a radice se sitúa en los bienes sobre los que se ejerce, pues toca
a bienes espirituales y recae, las más de las veces, sobre la propia integridad personal de cada per-
sona, como cuando se contrae matrimonio, pues allí se ejerce, no para disponer sobre contenidos
económicos exclusivamente, sino que, primordialmente para formar una comunidad de vida que
compromete a las propias personas de los cónyuges que se reciben y aceptan como marido y mujer.”
15
Referencias Bibliográficas
1. BARRIENTOS GRANDON, J. (2011). Código de la Familia. Santiago de Chile: Thomson
Reuters.
2. BECK, U., BECK-GERNSHEIM, E. (2001). El normal caos del amor. Las nuevas formas de
relación amorosa. Paidós, Barcelona.
3. CAMPOY Cervera (2006). La fundamentación de los Derechos del Niño. Modelos de reco-
nocimiento y protección. Madrid: Dykinson.
4. CEBALLOS, Esperanza y RODRIGO, María (2014). “Las metas y estrategias de sociali-
zación entre padres e hijos”. En: Rodrigo, M., y Palacios, J. Familia y Desarrollo Humano.
Madrid: Alianza Editorial.
5. EEKELAAR, J (2017). “La responsabilidad parental como privilegio”. En: Lathrop, F., y
Espejo, N. Responsabilidad Parental. Santiago de Chile: Thomson Reuters.
6. ESPEJO, N. (2017). “El derecho a la vida familiar, los derechos del niño y la responsabi-
lidad parental”. En: Lathrop, F., y Espejo, N. Responsabilidad Parental. Santiago de Chile:
Thomson Reuters.
7. KEMELMAJER, A. (2014). “Las nuevas realidades familiares en el Proyecto de Código
civil y comercial argentino”. En: Kemelmajer, A., Borrillo, D., Flores Rodríguez, J. (Coord.).
Nuevos desafíos del derecho de familia. Buenos Aires: Rubinzal-Culzoni.
8. RODRIGO, M., y PALACIOS, J. (2014a). “La familia como contexto y la familia en contex-
to”. En: Rodrigo, María y Palacios, Jesús. Familia y Desarrollo Humano. Madrid: Alianza
Editorial.
9. RODRIGO, M., y PALACIOS, J. (2014b). “Conceptos y dimensiones en el análisis evo-
lutivo-educativo de la familia”. En: Rodrigo, María y Palacios, Jesús. Familia y Desarrollo
Humano. Madrid: Alianza Editorial.
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16
Comentario de:
Jaime Bustos Maldonado
El Estado Subsidiario
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
En página 18
Comentario de:
Jaime Bassa
Estado subsidiario
En página 19
17
Jaime Bustos Maldonado
El Estado Subsidiario
Comentario a: Artículo 1°, Incisos 3° y 4°
18
Jaime Bassa
Estado subsidiario
Comentario a: Artículo 1°, Incisos 3° y 4°; Artículo 19, N° 21 Incisos 1° y 2°;
Artículo 19, N° 24 Incisos 1° y 2°
(des)concentración
En página 22
Comentario de:
Cristián Castillo Vásquez
21 En página 24
Francisco Zambrano Meza
Referencias bibliográficas
1. AYLWIN, Patricio y AZÓCAR, Eduardo (1996). Derecho administrativo. Santiago: Ed.
Universidad Nacional Andrés Bello.
2. BERMÚDEZ, Jorge (2011). Derecho administrativo general. 2º edición. Santiago: Ed.
Thomson Reuters.
3. PARADA, Ramón (1996). Derecho administrativo, tomo II.. Madrid: Ed. Marcial Pons.
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Cristián Castillo Vásquez
República Democrática
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
En página 27
Comentario de:
Francisco González
En página 28
26
Jaime Bustos Maldonado
República Democrática
Comentario a: Artículo 4°
Por otro lado, para entender qué es una democracia resulta necesario precisar,
en primer término, que es una forma de gobierno, pero que, además, constitu-
ye una forma o estilo de vida en la cual la participación de los ciudadanos en
los asuntos públicos resulta vital, como también la aceptación del pluralismo y
la tolerancia, es decir, entender la existencia de formas de pensar distinto y acep-
tar como legitimas esas formas de pensamiento. Requiere, asimismo, un diálogo
como método para superar las diferencias o diversidades y, por último, un gran
consenso fundamental, cual es que la sociedad o el pueblo quiera o desee vivir en
un régimen democrático.
27
Francisco González
1 “Rule of Law”.
2 La tiranía corresponde a la forma de gobierno en la que el gobernante posee un poder absoluto e
ilimitado del que abusa.
3 La mayoría de las veces es quien ejerce el poder en los hechos.
28
Por su parte, el Congreso es elegido mediante elecciones periódicas. Los par-
lamentarios, además de proponer y elaborar proyectos de ley, fiscalizan al poder
Ejecutivo (el presidente de la República). Es un poder independiente.
Se le critica a este sistema el hecho de que el Poder ejecutivo no tiene contra-
peso efectivo. Por ello, se sugiere la idea de una democracia semi presidencial, en
su defecto.
Otro concepto que ayuda a entender la democracia es el de la Poliarquía. Poli
(muchos) + arquía (gobierno de) = Gobierno de muchos.
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LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
Comentario de:
Cristián Castillo Vásquez
En página 31
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Cristián Castillo Vásquez
Qué duda cabe que hace un par de meses las justas demandas de la sociedad eran
similares a utopías y las propuestas mínimamente sensatas fueron sistemática-
mente tildadas como “radicales” o “extremistas”. Pues bien, esa noción –respecto
de la cual la clase política chilena hoy se encuentra silente– es nítida en el mundo
occidental. El nuevo Estado decente y digno se podría ver enfrentado a posibles
embargos, bloqueos, pérdida de influencia regional y mundial y al descrédito a
todo nivel, como son víctimas la Federación Rusa, Venezuela y otras naciones que
no siguen el patrón común de alineamiento político y económico.
Es de reconocer que el Estado de Chile ha alcanzado un buen nombre e in-
fluencia de la mano de los exitosos números macroeconómicos y de una di-
plomacia semiprofesional que, debido a su habilidad y tacto, ha sido capaz de
insertar a nuestro país en las más variadas instancias como un ente no solo
presente, sino que convocante y propositivo. Esa imagen, desafortunadamente,
se ha visto afectada por la situación política y social, pero será también una
oportunidad para renacer en el concierto internacional como un país más igua-
litario, justo y digno.
Para defender esto, el Estado necesitará la competencia de una Cancillería pro-
fesional, con diplomáticos que, en primer lugar, sean la imagen del nuevo Chile. Es
decir, que su integración sea paritaria entre hombres y mujeres, que provengan
de etnias y que tengan procedencia regional. Por otra parte, en la figura del Presi-
dente de la República recae la responsabilidad de definir la política exterior y las
relaciones internacionales del país como prerrogativa exclusiva de su investidura.
También cuenta entre sus facultades la negociación y celebración de tratados in-
ternacionales.
La diferencia reside en el cambio de paradigma de lo que debe ser el cargo de
un Presidente: debe ser el primer servidor público de la Nación (alejándose de la
figura monárquica o administradora del pasado) y deberse a la soberanía del pue-
blo. Para esto, debe considerar la figura del plebiscito para resolver importantes
materias que pueden comprometer el destino del país, como derechos humanos,
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LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
Comentario de:
Francisco Zambrano Meza
En página 34
33
Francisco Zambrano Meza
Referencias bibliográficas
1. CALDERA, Hugo (1992). “Juridicidad, legitimidad y principios generales de Derecho”,
En: Revista de Derecho Público, vol. 51/52.
2. PANTOJA, Rolando (2000). “El principio de la juridicidad”, En: Revista de Derecho Públi-
co, vol. 62, pp. 156-168.
3. PANTOJA, Rolando (2004). La organización administrativa del Estado, Ed. Jurídica de
Chile, Santiago.
4. TAVOLARI, Raúl (2010). Doctrinas esenciales. Derecho constitucional. Santiago: Ed. Jurí-
dica de Chile, Ed. Puntolex, Ed. Thomson Reuters.
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35
Comentario de:
Francisco Zambrano Meza
En página 37
Comentario de:
Alexis Garrido
En página 39
36
Francisco Zambrano Meza
ción al interior de la Administración del Estado, para lo cual existen diversos me-
canismos que se incardinan en el principio de probidad constitucional.
Este principio es naturalmente constitutivo de un Estado de Derecho y de la de-
mocracia republicana en la que se defina nuestro modelo político. Así se lee de la
Carta Democrática Interamericana de la Organización de los Estados Americanos,
que en su artículo 4° reconoce como componente fundamental del ejercicio de la
democracia a la probidad.
Diversos tratados internacionales también han hecho referencia a ella, como la
Convención Interamericana contra la Corrupción y la Convención de las Naciones
Unidas contra la Corrupción, asociándola también a la actividad de los ciudada-
nos en el control y prevención de la corrupción. En palabras de Ángela Vivanco,
“la probidad no puede ser considerada como tal si no se la asocia a la transparen-
cia, es decir, a la voluntad permanente de decidir sobre la cosa pública abierta-
37
mente, permitiendo que los ciudadanos conozcan los fundamentos y las razones
de la decisión, además de cómo esta se ejecuta” (Vivanco, 2008, p. 385).
El mero control de la actuación de los agentes públicos es insuficiente, pues
“si bien va en la línea de garantizar el principio de probidad, se inscribe en un
objetivo último que los guía y orienta, cual es, afianzar el Estado Democrático y
el Estado de Derecho, finalidad que nos demanda un esfuerzo permanente para
perfeccionar y profundizar los mecanismos de control del poder. En este marco,
la eficacia de los controles será gravitante para la efectividad de la Constitución
misma” (Camacho, 2018, p. 77).
En definitiva, es correcto afirmar que la probidad es reciente en la Constitución,
pero no es novedosa en nuestro ordenamiento jurídico, en tanto es esencial para
la existencia del Estado de Derecho y, en particular, para los actuales desafíos de
prevención, persecución y sanción de la corrupción.
Referencias Bibliográficas
1. CAMACHO, Gladys (2018). “Sobre la transparencia, el derecho de acceso a la informa-
ción pública y los deberes de publicidad”, En: Revista de Derecho Público, nº especial, pp.
75-95.
2. VIVANCO, Ángela (2008). “Transparencia de la función pública y acceso a la informa-
ción de la Administración del Estado: una normativa para Chile”, En: Revista Chilena de
Derecho, vol. 35, nº 2, pp. 371-398.
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Alexis Garrido
1 Ley 18.575, artículo 52, inc. 2°, de la Ley Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Admi-
nistración del Estado.
2 Ley 20.880, sobre Probidad en la Función Pública y Prevención de los Conflictos de Interés.
3 Ley 20.285, Ley de Transparencia de la función pública y acceso a la información de la Adminis-
tración del Estado.
4 Ley 19.628, artículo 2, letra g), de la Ley sobre Protección de la Vida Privada, define datos sensi-
bles, aquellos datos personales que se refieren a las características físicas o morales de las personas
o a hechos o circunstancias de su vida privada o intimidad, tales como los hábitos personales, el
origen racial, las ideologías y opiniones políticas, las creencias o convicciones religiosas, los estados
de salud físicos o psíquicos y la vida sexual.
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A quienes va dirigida la probidad administrativa
El principio de probidad va dirigido a personas que prestan servicios en o para la
Administración Central del Estado que pueden desempeñarse en cargos de plan-
ta, en empleos a contrata o contratos a honorarios. En general son quienes ocupan
las altas jerarquías de cargos públicos frente a la responsabilidad en la toma de
decisiones de lo público, como se menciona en Art. 8 de la Constitución Política, el
Presidente de la República, los Ministros de Estado, los diputados y senadores, y
las demás autoridades y funcionarios que una ley orgánica constitucional señale.
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Comentario de:
Francisco Zambrano Meza
En página 42
Comentario de:
Sofía Esther Brito
Terrorismo y Constitución
En página 44
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Francisco Zambrano Meza
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Sofía Esther Brito
Terrorismo y Constitución
Comentario a: Artículo 9°
Estos dos primeros incisos del artículo 8° original dan cuenta de lo que el cons-
tituyente entendía por terrorismo. Claro ejemplo de ello es el caso de Clodomiro
Almeyda, ex Presidente del Partido Socialista de Chile, contra el cual se presenta
un requerimiento al Tribunal Constitucional en función de esta norma por "ha-
ber incurrido en actos que propagan doctrinas que propugnan la violencia como
también en actos que propagan doctrinas que propugnan una concepción de la
sociedad, del Estado o del orden jurídico de carácter totalitario, e igualmente en
actos destinados a propagar doctrinas fundadas en la lucha de clases". El Tribunal
Constitucional afirma que el marxismo destruía los valores que emanaban de las
bases de la institucionalidad, atentando contra la dignidad del ser o contra los
derechos que emanan de la naturaleza humana, contra la familia o contra el orden
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
democrático. Como señala Myrna Villegas, si bien esta norma fue derogada por la
Ley de Reforma Constitucional N° 18.825 de 17 agosto de 1989, en el art. 9 subsis-
te su mismo fundamento ideológico. De este modo, el terrorismo como conducta
contraria a los derechos humanos no parece apuntar a su sentido clásico (viola-
ciones masivas y sistemáticas de derechos por parte del Estado a ciudadanos) nos
dice Villegas– sino más bien al atentado contra el sistema establecido, puesto que
las penas accesorias establecidas se refieren a la posibilidad de participar en la
vida política, económica y social, así como las suspensiones de derechos políticos,
lo que cierra la posibilidad de diálogos democráticos.
De este modo, podemos constatar que la noción de terrorismo que pervive en
la Constitución de 1980, pese a sus reformas, tiene por objeto la confrontación
de ciertos tipos de idearios políticos, que ponen en riesgo al concepto de Estado
que tenía el constituyente, más que necesariamente la protección de los derechos
44
humanos de las personas. No se explica sino por qué no se aplica a conductas que
causan temor en la población realizadas por pandillas de narcotraficantes, pero sí
a quiénes son parte de comunidades indígenas, como los casos que hemos cono-
cido en la Araucanía.
Por otro lado, el hecho que la tipificación de las conductas sea hecha a través de
una ley de quórum calificado es una clara afectación a la democracia, imponién-
dose además claras restricciones a las libertades personales, cuya función es la no
alteración del orden estatal, más que la protección efectiva de los derechos huma-
nos. ¿Debiese consagrarse una norma contra el terrorismo en la nueva Constitu-
ción?, ¿no son acaso suficientes los mecanismos legislativos para resguardar los
derechos humanos frente a este tipo de delitos a nivel democrático?
Referencias Bibliográficas
1. DRAGNIC, Laura. Análisis político-criminal de la aplicación del concepto de terrorismo
en Chile a la luz de la Ley 18.314. Memoria para optar al grado de Licenciado en Ciencias
Jurídicas y Sociales. Universidad de Chile, Santiago. 2019.
2. Tribunal Constitucional. Sentencia de 22-06-1987, Rol N° 46-8.
3. VILLEGAS, Myrna. El terrorismo en la Constitución chilena. Revista de Derecho (Val-
divia) versión On-line ISSN 0718-0950. Rev. Derecho (Valdivia) vol. 29 no. 2 Valdivia dic.
2016 http://dx.doi.org/10.4067/S0718-09502016000200014
4. VILLEGAS, Myrna. Contribuciones para un concepto de terrorismo en el derecho penal
chileno. Polít. crim. vol. 11 no. 21 Santiago jul. 2016. http://dx.doi.org/10.4067/S0718-
33992016000100006
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
45
LOS DERECHOS Y DEBERES
CONSTITUCIONALES
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
CAPÍTULO II
46
Comentario de:
Juan Pablo Ciudad Pérez
En página 48
Comentario de:
Bárbara Sepúlveda Hales
En página 53
47
Juan Pablo Ciudad Pérez
refrendada sistemáticamente hasta la fecha por los fallos del Tribunal Constitucio-
nal. Dicha interpretación se fundamenta en que las distinciones o clasificaciones
que se hagan se basen en diferencias razonables y no con motivos de hostilidad
contra determinados grupos o personas. Por tanto, el Estado tiene la facultad de
tratar de manera diferente a las personas, siempre y cuando el criterio que use
sea justificado. Por esta definición, el derecho a la igualdad se ha entendido tam-
bién como derecho a la no discriminación, complementándose, y muchas veces
homologándose, cuando en realidad debiese existir una relación género/especie
entre ambos, siendo la no discriminación uno de los bienes jurídicos fundamen-
tales que se desprenden del derecho a la igualdad.
El derecho a la igualdad de trato y no discriminación ha sido definido en la ley
20.609, popularmente conocida como “Ley Zamudio”, que en su artículo 2° define
lo que debe entenderse por discriminación arbitraria.
48
Sin embargo, como lo recuerda un juez actual del Tribunal Constitucional Fede-
ral Alemán, las más reputadas democracias occidentales han hecho convivir esta
interpretación del derecho a la igualdad con el trato inhumano para bárbaros y
esclavos, en el caso griego, o el mantenimiento de la prohibición del voto feme-
nino en todas nuestras denominadas democracias liberales hasta bien avanzado
el siglo XX, la odiosa desigualdad en materia de derechos civiles entre parejas
heterosexuales y homosexuales y otras tantas diferencias que han excluido a mu-
chos grupos de la población. Esto solo se explica por las restricciones jurídicas y
materiales que sufrían y sufren muchos grupos de la sociedad (STC Rol N° 1273,
dictada el 20 de abril de 2010).
Esta versión clásica de corte individualista ha sido asumida por los jueces y
abogados constitucionalistas como una interpretación casi natural.
Por ello, propongo una versión que analice estructuralmente la desigualdad y
que, en definitiva, se tome en serio la frase que reza: “En Chile no hay persona ni
grupo privilegiados”, que en nuestro ordenamiento constitucional vigente es solo
letra muerta.
Para esto, no basta con analizar la razonabilidad y correspondencia funcional
entre el criterio utilizado para hacer la diferenciación y la diferenciación concreta.
Se requiere, además, analizar la situación individual de la persona, pero enten-
diéndola siempre como integrante de uno o más grupos que posiblemente han
sido sistemáticamente desaventajados o excluidos en un contexto determinado.
Demostraré la insuficiencia de la interpretación clásica con el siguiente ejem-
plo: En la década de los setenta, en Estados Unidos, con el fin de evitar una ex-
tendida práctica discriminatoria y racista en la conformación de las orquestas
municipales, durante un año la audición de selección de los candidatos se realizó
detrás de paneles opacos que separaban a los postulantes del jurado. Además,
se pusieron alfombras en el suelo para no identificar ni siquiera el sexo de los
postulantes. Es decir, se descorporalizó a todos los participantes. Esta mampara
opaca era un equivalente de la metáfora que dice que la ley debe ser ciega, sal-
vo respecto de aquellas cualidades o criterios funcionales que justifican la dife-
renciación; en este caso, la selección a las mencionadas orquestas. Sin embargo,
esta interpretación de la igualdad ante la ley demostró ser incorrecta: al correr la
mampara, en la que solo quedaban los candidatos seleccionados, se dieron cuenta
que todos los elegidos eran varones blancos. No había mujeres, y ningún hombre
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
que reza que la Constitución solo puede limitar al poder público y no a los pode-
res privados.
Respecto a la primera condición de posibilidad, debe entenderse que la única
manera de conseguir un sentido fuerte de la igualdad es sabiendo que los dere-
chos son interdependientes e indivisibles (Pinto, M. 2009, p. 57). Es decir, si se
quiere lograr igualdad, se requiere fomentar medidas positivas que emparejen la
cancha y permitan a los grupos desventajados poder ejercer sus derechos y liber-
tades en igualdad de condiciones. Para esto, se requiere, además de promover el
igual ejercicio de los derechos civiles, incorporar garantías reales que aseguren a
toda la población sus derechos sociales, económicos y culturales.
1 (Véase, por ejemplo, “González y otras (Campo Algodonero) c. México”, sentencia dictada el 16 de
noviembre de 2009, Serie N° C-205, párrafo 450; o “Atala Riffo y Niñas c. Chile”, sentencia dictada el
24 de febrero de 2012, Serie C N° 239, párrafo 79).
50
Los derechos son costosos. No solo los derechos sociales, económicos y cultu-
rales. También los derechos civiles y políticos son derechos positivos, pues para
ejercerse en forma libre, amplia y transparente exigen prestaciones públicas fi-
nanciadas por todos y todas las contribuyentes. Todos los derechos que se exigen
en forma legal son derechos positivos (Holmes, S. y Cass, R. 2015, p. 63 y 64).
Solo a modo de ejemplo, en las últimas elecciones presidenciales y parlamen-
tarias el Estado gastó $39.894 millones solo en lo concerniente al proceso elec-
cionario llevado adelante por SERVEL. Además, $5.077 millones, por concepto de
financiamiento público a candidatos y candidatas a diputadas y senadoras y, por
último, $15.284 millones por reembolso del gasto de la campaña electoral pre-
sidencial y parlamentaria (Fuente: BCN. Argüello, S. 2019, p. 1). Asimismo, debe
pensarse en los gastos para resguardar el derecho de propiedad que algunos ven
afectado por catástrofes o emergencias: El año 2017 se gastaron $233.000 millo-
nes en apagar los incendios ocurridos durante ese año y en reconstrucción.
Tanto los derechos civiles como los derechos sociales requieren de la activa-
ción de importantes recursos estatales. Deben ser superadas las odiosidades neo-
liberales contra los derechos sociales y avanzar hacia una constitucionalización
rígida de los derechos sociales. Solo un constitucionalismo social permitirá que
muchos grupos salgan del estado de sometimiento que hoy padecen.
Finalmente, es perentorio avanzar hacia un constitucionalismo de derecho pri-
vado. Esta es la segunda condición de posibilidad. Si durante los siglos XVIII y XIX
fueron las monarquías absolutas las que representaban poderes salvajes, debe
entenderse que en la actualidad (con más fuerza, pero desde siempre) este papel
lo tienen los poderes económicos privados, que ejercen una suerte de neoabso-
lutismo muy peligroso para el presente y el futuro de los Estados democráticos y
constitucionales de derecho (Ferrajoli, L. 2018, p. 34-36).
Como vemos, la interpretación del principio y el derecho constitucional de
igualdad como derecho al no sometimiento (sin abandonar la no discriminación)
pudiera implicar que la categoría de grupo desventajado no solo se pueda aplicar
a sectores minoritarios, sino que también a mayorías y amplios sectores del país,
como los son las mujeres y los y las pobres.
Por ello, sería interesante que el próximo órgano constituyente que se encarga-
rá de la redacción de la nueva Constitución tuviera a la vista las formas de asegu-
rar que el derecho a la igualdad implique la eficaz erradicación de toda forma de
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
51
Referencias Bibliográficas
1. ARGÜELLO, S. (2019) Gasto público en las elecciones parlamentaria y presidencial de
2017. Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. Recuperado de: https://www.bcn.cl/ob-
tienearchivo?id=repositorio/10221/26861/1/Informe%20Final.pdf
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3. HOLMES, S. Y CASS, R. (2015) El costo de los derechos. Por qué la libertad depende de los
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4. PINTO, M. (2009) Temas de derechos humanos. Buenos Aires: Editores del puerto.
5. SABA, R. (2016) Más allá de la igualdad formal ante la ley. Buenos Aires: Siglo XXI Edi-
tores.
6. SCIDH Serie N° C-205, párrafo 450, “González y otras (Campo Algodonero) c. México”.
Sentencia dictada el 16 de noviembre de 2009.
7. SCIDH Serie N° C-239, párrafo 79, “Atala Riffo y Niñas c. Chile”. Sentencia dictada el 24
de febrero de 2012.
8. STC Rol N°1273. Sentencia dictada el 20 de abril de 2010.
9. STC Rol N°28. Sentencia dictada en abril de 1985.
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
52
Bárbara Sepúlveda Hales
1 Ley 19.611, de 16 de junio de 1999, que Establece igualdad jurídica entre hombres y mujeres.
53
de que quienes ostentan privilegios en nuestra sociedad no requieren de las mis-
mas medidas, acciones, derechos, o libertades que las personas desaventajadas,
ya que o ya las tienen o no las necesitan. Es decir, el máximo efecto que puede
producir la igualdad formal es elevar el piso mínimo desde donde comienzan las
desigualdades, pero no disminuye ni disminuirá la distancia entre la posición so-
cial entre hombres y mujeres. Para evitar este efecto se requiere integrar en la
Constitución una cláusula de igualdad sustantiva, que reconozca la multiplicidad
de identidades en sujetos de derechos diferenciados, pero a la vez que realice un
mandato expreso al Estado para trascender fórmulas abstractas como “es deber
del Estado” que no obligan realmente a ningún Poder del Estado a efectuar los
cambios y las políticas que requiere la equidad de género y la erradicación de la
discriminación. Asimismo, es imperativo el reconocimiento de derechos especí-
ficos de mujeres, niñas y personas LGBTIQ+, derechos que deben asociarse a una
garantía para hacerlos valer en tribunales si es que son amenazados y vulnerados.
Por último, la igualdad material o sustantiva requiere garantizar la participación
política de mujeres y LGBTIQ+, e ingresar a lo que Gargarella denomina la “sala de
máquinas de la Constitución”, para que todos los órganos del Estado se compon-
gan de forma paritaria, y sean los obligados a incorporar la perspectiva de género
en todas sus acciones.
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
54
Comentario de:
Francisco Zambrano Meza
En página 56
Comentario de:
Juan Pablo Ciudad Pérez
55 En página 57
Francisco Zambrano Meza
El individuo tiene una esfera pública o social que se compone de los caracteres que la
persona o el ordenamiento jurídico buscan exteriorizar (como la libertad de expre-
sión, la participación política o el derecho de petición) y una esfera privada o íntima
que la persona reserva para sí y su entorno familiar y el Estado ampara y protege.
En este sentido, la Constitución reconoce un principio clave y transversal, que
es la primacía de la persona humana a la cual el Estado está a su servicio. Esta
protección de las personas se extiende también a su esfera familiar pues la Cons-
titución la sitúa como el núcleo fundamental de la sociedad, y establece como un
deber del Estado dar protección a la población y a la familia.
Por ello es que la Carta Fundamental garantiza el respeto y protección a la vida
privada y a la honra de la persona y su familia, y asimismo, la protección de sus
datos personales.
La vida privada es aquella porción de la vida que el individuo no pretende co-
municar públicamente y es más amplio que la intimidad personal. Es decir, es una
órbita que se exterioriza, pero en términos reservados en la medida que define
la propia persona. Se comprenden dentro de la vida privada el desarrollo de la
existencia personal y sus relaciones más cercanas. Muy ligados a la vida privada
están la inviolabilidad del domicilio y de las comunicaciones privadas, las que
solo pueden ser restringidas en los casos en que la ley lo disponga.
La vida privada puede ser restringida en diversos escenarios, por ejemplo, ante la
comisión de un delito, el interés general (como el caso de los servidores públicos y
la transparencia o el ejercicio de la libertad de prensa), entre otras causales. Es rele-
vante destacar que la vida privada no es una esfera que esté exenta de la aplicación
del Derecho, y por eso en ciertos casos, como las relaciones del derecho de familia y
la violencia intrafamiliar, el ordenamiento jurídico regula y sanciona estos espacios.
De acuerdo a la Ley 19.628 Sobre protección de la vida privada, los datos per-
sonales son aquellos relativos a cualquier información concerniente a personas
naturales, identificadas o identificables y, dentro de estos, se encuentran los datos
sensibles, que se refieren a las características físicas o morales de las personas o
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
produce datos durante todo el día. Estos datos son bienes informáticos que son
apropiados, administrados, analizados y distribuidos con el objeto de construir
nuevos perfiles y producir más información.
En la era actual, nuestros datos no se encuentran vigilados por una persona,
ni solo por el Estado. La era informática y virtual combina la intervigilancia de
muchas personas con el control concentrado de esta información en bancos de
datos que son usados y administrados por unos pocos, y la mayoría de las veces
en forma automatizada.
Los datos rápidamente pueden llegar a corporaciones comerciales, empresas
publicitarias, entidades financieras, e incluso autoridades de gobierno, partidos
políticos y policías.
A modo de ejemplo: Google, cuyo número de usuarios sobrepasa los mil mi-
llones, cuenta con muchas aplicaciones que literalmente actúan como sensores
58
de comportamiento: Google Analytics elabora estadísticas de las consultas reali-
zadas en la Red. Gmail analiza la correspondencia privada intercambiada, la que
contiene mucha información sobre el emisor y sus contactos. AdWords sabe lo
que el empresario quiere vender o promocionar. Y el uso de teléfonos inteligentes
con Android, Google sabe inmediatamente dónde está el usuario y qué está ha-
ciendo (Ramonet, I. 2016). Un simple click que hacemos implica la configuración
de un dato que dice algo sobre nuestra personalidad.
En materia biomédica, además, se han diseñado un sinfín de aplicaciones dis-
ponibles para teléfonos móviles que recogen complejamente datos personales.
Todas las aplicaciones móviles o relojes inteligentes que ayudan a la sociedad a
crear y desarrollar rutinas de ejercicio, perder peso, tonificar, mejorar la respira-
ción o la posición de la columna, incluso para vigilar la diabetes o monitorear la
salud mental, constituyen una flagrante vulneración de la privacidad. Pero, como
la salud es un aspecto crucial en la población, cuanto más cerca se siente el cui-
dado científico, más protegidos creen los usuarios que están. Estos programas
día a día recogen muchos datos sensibles, sin que los usuarios hayan consentido
específicamente su captación, ni mucho menos cualquier otra acción.
En este sentido, la revista médica JAMA publicó un estudio que señala que los
usuarios/pacientes pueden creer por error que la información que depositan en
una app es privada, sobre todo si tiene política de privacidad, aunque general-
mente no es así. Señala este estudio que el 81% de las aplicaciones no tenían
política de privacidad. Y las que sí la tenían, no protegían la privacidad de los y
las usuarias: el 80% recopilaba sus datos personales y el 50% los compartía con
terceros (Soto, Y. 2017, p. 12).
Por ello, estas apps deberían informar detalladamente su política respecto a la
captación, almacenamiento, utilización y manejo de estos datos, prohibiéndose
el negocio que pueda generarse con los mismos, sin la previa, voluntaria, libre,
informada y explicita manifestación de consentimiento de los mismos usuarios.
Esto implica que, la protección de los datos personales debiera resguardarse
a partir de tres derechos constitucionales cada vez más entrelazados: el derecho
a la privacidad, el derecho a la honra y el derecho de propiedad. Nuestra actual
Constitución optó por protegerlos a partir de la privacidad, sin embargo, no pue-
de obviarse el hecho de que la conversión de la información privada a datos per-
sonales, como apuntábamos más arriba, permite vigilar, controlar y administrar
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
a una gran cantidad de personas, lo que vuelve más compleja la técnica constitu-
cional y legal para proteger la inviolabilidad de la vida privada de las personas.
Tampoco puede pensarse que resguardar este derecho únicamente desde el de-
recho a la propiedad es una solución definitiva. En la era informática y virtual que
vivimos, nuestros datos son automatizadamente trangulados para componer per-
files sobre nuestras personalidades, comportamientos y características. En con-
textos donde la vigilancia es cada vez más sofisticada e intrusiva se requiere una
protección integral para resguardar este derecho, porque la sola construcción de
perfiles amenaza y afecta cada vez más esta dimensión esencial de las personas.
Es absolutamente indispensable que la protección constitucional pueda abrirse
cada vez más a espacios que son de uso público, tanto materiales como virtuales,
pues la actividad de vigilar en las actuales sociedades neoliberales, atravesadas
por la digitalización y la expansión global del capital, han constituido un fenóme-
59
no que podríamos denominar vigilancia voluntaria, en la que las personas libre-
mente acceden a estos espacios y transmiten sus datos, pero sin necesariamente
la consciencia de que un tercero ajeno pueda conocerlos, usarlos, controlarlos
y comerciar con ellos. De no ampliarse la protección constitucional, podríamos
generar un estado de aletargamiento en el ejercicio de las libertades y derechos
civiles y políticos, como lo confirma el Tribunal Constitucional Alemán, quien ha
señalado que aquellos que se sienten inseguros de si en todo momento se regis-
tran y catalogan sus comportamientos, procurarán no llamar la atención. Quien,
por ejemplo, sepa de antemano que su participación en una manifestación civil
va a ser registrada y que podrían derivarse riesgos para él o ella por este motivo,
renunciará presumiblemente a lo que se supone es el ejercicio de sus derechos
fundamentales (Cordero, L. 2012, p. 370).
Referencias Bibliográficas
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de legitimidad. Revista de Derecho Público, (70), Págs. 359-376.
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4. SOTO, Y. (2017). Datos masivos con privacidad y no contra privacidad. En: Revista Bioé-
tica y Derecho, N° 40: 101-114. Recuperado de: http://revistes.ub.edu/index.php/RBD/
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5. YOSHINO, K. (1999). El derecho a la publicidad. En: Derecho a la privacidad, Revista
jurídica de la Universidad de Palermo. Buenos Aires: SELA. En: GARIBALDI, G. (2008) Las
modernas tecnologías de control y de investigación del delito. Su incidencia en el derecho
penal y los principios constitucionales (Tesis Doctoral). Facultad de Derecho, Universidad
de Buenos Aires.
6. ZÚÑIGA, F. (2012). Comentario a la sentencia del Tribunal Constitucional, sobre re-
querimiento de inaplicabilidad por inconstitucionalidad del art. 5 inciso segundo y art.
21, N° 1, letra b), de la Ley N° 20.285. Dictada con fecha 05 de junio de 2012, en caua rol
N° 1.990-11. Estudios constitucionales, 10(2), 699-716. Recuperado de: https://dx.doi.
org/10.4067/S0718-52002012000200020
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
60
Comentario de:
Beatriz Bustos y Manuel Prieto Montt
En página 62
Comentario de:
Francisco Zambrano Meza
61 En página 65
Beatriz Bustos y Manuel Prieto Montt
Referencias Bibliográficas
1. Ley fácil. www.bcn.cl
2. ALLAD, Raúl y GALDÁMEZ, Liliana. “El derecho a la salud y su (des)protección en el Es-
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3. VERDUGO, Mario. “La Constitución Política de la República de Chile sistematizada con
jurisprudencia”. Santiago: Editorial Abeledo Perrot. pp. 124 y sgts.
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
64
Francisco Zambrano Meza
66
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
Comentario de:
Cecily Halpern Montecino
Derecho a la Salud
En página 68
67
Cecily Halpern Montecino
Derecho a la Salud
Comentario a: Artículo 19, N° 9
68
5. Seguro de salud para estudiantes: También se encuentra protegida la sa-
lud de los estudiantes, desde kínder hasta la educación superior, si sufren un
accidente o lesión durante sus estudios o práctica profesional. Este grupo tiene
derecho a ser atendido en forma gratuita en el sistema público de salud.
9. Presos políticos: Asimismo, las personas que hayan sufrido prisión política
y tortura tienen derecho a las prestaciones médicas otorgadas por el programa
de Reparación y Atención Integral de Salud, las que son gratuitas en los servi-
cios de salud pública.
13. Resolución de conflictos: Los conflictos que surjan con la Isapre, con Fo-
nasa o por dificultades en la entrega de los beneficios AUGE pueden ser recla-
mados ante la Superintendencia de Salud.
No obstante, no debe olvidarse que la Carta Magna vigente recoge, aun cuando
sea de un modo indirecto, el principio del Estado subsidiario, lo que hace difícil
desentrañar el verdadero alcance de la protección de este derecho.
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
70
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
Comentario de:
Claudio Herrera
En página 72
71
Claudio Herrera
mitaciones que las impuestas por la moral, las buenas costumbres, el orden pú-
blico y la seguridad nacional.
“La Constitución reguló el derecho a la educación y la libertad de enseñanza en
forma separada, con el objeto de ilustrar claramente las diferencias entre ambos
derechos. Mientras la libertad de enseñanza se erige como un derecho individual
de libertad tutelado por la acción de protección, el derecho a la educación es un
derecho social sin esta garantía. El fundamento de este tratamiento diferenciado
se basa en la definición de educación entendida por el constituyente, que engloba
en un concepto amplio todo proceso mediante el cual se infunden conocimientos,
valores y destrezas, permitiendo el desarrollo pleno de los individuos” (Contreras
y García, Diccionario Constitucional Chileno).
La libertad de enseñanza y el derecho de los padres a escoger establecimien-
to para sus hijos pueden ser también vistos como expresiones del principio de
73
subsidiariedad en estas materias. Sin embargo, es erróneo afirmar que la CPR de
1980 relegó al Estado a este rol subsidiario. Desde el siglo XIX en nuestro país
coexistió la educación pública con la privada a nivel escolar y más tarde en su
educación superior. Los vaivenes en nuestra historia educacional entre el estado
docente, libertad de enseñanza, provisión mixta y más recientemente el derecho
social a la educación son una constante y como tales seguramente volverán a ser
discutidas en el proceso constituyente en curso (sobre el particular, véase con
provecho el artículo de Carlos Peña “Derecho a la Educación y Libertad de Ense-
ñanza”, revista CEP n° 143, invierno 2016).
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
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LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
Comentario de:
Lucía Elena Rizik Mulet
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Lucía Elena Rizik Mulet
77
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
Comentario de:
Tarik Lama Gálvez
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Tarik Lama Gálvez
Esta es una de las normas laborales que más discusiones ha traído respecto a
su sentido y alcance. Principalmente, pues trata materias muy relevantes social-
mente (el derecho al trabajo, la negociación colectiva y la huelga) que debido al
modelo constitucional desarrollado en la Carta Magna (neoliberal) quedaron dé-
bilmente protegidas.
En primer lugar, el artículo garantiza la libertad de trabajo, sin aclarar si se pro-
tege el derecho al trabajo o la libre contratación y elección del trabajo. Esto es
relevante, pues son derechos con enfoques totalmente distintos: uno social (traba-
jo digno/salario justo) y otro individual (libertad para trabajar). Al parecer, todo
apunta a que se estaría hablando de una garantía liberal que permite a toda per-
sona realizar actividades productivas de manera libre y autónoma, con las únicas
limitaciones que imponga la misma Constitución o las leyes y que a nadie se le
impondrá un trabajo o un trabajador. El constitucionalista José Luis Cea (2015)
reflexiona al respecto señalando que la comisión constituyente protegió la libertad
de trabajo, entendiéndolo cómo “el derecho a buscar trabajo” (p. 459).
Si bien han habido interpretaciones progresistas1 que justifican un reconoci-
miento del derecho al trabajo digno en la Constitución, a través de una interpre-
tación amplia, sustentado en el Derecho Internacional, del concepto de una “justa
retribución” que contempla el artículo en comento. Lo cierto es que más allá de
esas dos palabras no hay otra alusión expresa. A mayor abundamiento, cuando
analizamos la discusión constituyente, es posible encontrar observaciones como
la del comisionado Enrique Evans que sostuvo: “Respecto del concepto de dere-
cho al trabajo, considero que decir que el trabajo es una expresión de la dignidad
y de la participación activa del hombre en la sociedad en que vive, es una mera
declaración teórica importante y verdadera; pero ella no tiene cabida en un texto
constitucional”2.
A modo de conclusión, lo conveniente sería que nuestra Carta Fundamental
protegiese el trabajo decente, concepto ofrecido por la Organización Internacio-
nal del Trabajo3, que pretende posicionar un derecho al trabajo digno, sin dis-
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
1 Véase, por ejemplo: BULNES, Luz. (1980) La libertad de trabajo y su protección en la Constitución
de 1980. Revista de Derecho Publico. N° 28. Universidad de Chile. P. 215. En el mismo sentido, MAR-
ZI, Daniela. (2012) Derecho al trabajo: Trabajo con contenidos y fines, en Derechos económicos,
sociales y culturales en el orden constitucional chileno. Editorial Librotecnia. Santiago. P. 127.
2 Actas oficiales de la Comisión Constituyente (1976), Sesión 199 celebrada el 7 de abril. P. 532.
3 Organización Internacional del Trabajo. (1999) Conferencia Internacional del Trabajo, Memoria
del Director General: Trabajo Decente, Ginebra.
79
plos de países que negocian en estos tres niveles son: Bélgica, Francia, Irlanda,
España, Noruega, etc.
Además, la Constitución ordena crear leyes que regulen el procedimiento y las
modalidades de negociación colectiva, entrabando de esta manera el libre ejer-
cicio de la libertad sindical, tanto así que incluso entrega facultades a la ley para
prohibir, en ciertos casos, la negociación colectiva.
Por último, la norma menciona la huelga en negativo, es decir no la desarrolla, no
la consagra y no la garantiza. Lo que hace la norma es señalar los casos y sectores
que no pueden irse a huelga: el sector público y las empresas que brinden servicios
de utilidad pública. Lo preocupante de esta prohibición es que no hace matices,
realiza exclusiones generales, lo cual no es acorde al principio de proporcionalidad.
Tampoco reconoce a la huelga como un derecho, lo cual transgrede los estánda-
res internacionales, en especial los principios4 y el Convenio n° 87 de la Organiza-
ción Internacional de Trabajo que sí lo hacen. Resulta interesante, para confirmar
esta conclusión, lo señalado por los constituyentes, al señalar que: “La comisión
no considera a la huelga como un derecho, sino como una solución de fuera que
no conlleva en sí ningún principio de justicia y, además, en nuestro país ha sido
usada por ciertos grupos políticos como un instrumento de la lucha de clases”
(Comisión de Estudios de la Nueva Constitución, 1978, p. 227).
Referencias Bibliográficas
1. CEA EGAÑA, José Luis. (2015). Derecho Constitucional Chileno, tomo III. Ediciones Uni-
versidad Católica de Chile. P. 459.
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
Comentario de:
Marcos Barraza Gómez
En página 82
81
Marcos Barraza Gómez
Antecedentes
Desde los más diversos sectores, y a partir de distintos ángulos, la conclusión que
surge es que el Estado debe abandonar su rol subsidiario en la seguridad social.
El sistema de capitalización individual impuesto por la dictadura en 1981 no solo
materializó el traspaso del ahorro previsional de los trabajadores al mercado de
capitales, sino que además instauró un sistema de lógica individual, donde cada
trabajador, a través de su ahorro, financia su pensión; la iniciativa privada tiene
un rol central y el Estado solamente un débil rol fiscalizador.
El sistema de capitalización individual ha entrado en crisis en todos los países
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
Transformación constitucional
Una nueva Constitución, en el capítulo de las Garantías Constitucionales, debe
considerar la responsabilidad directa del Estado en la Seguridad Social y por ende
en la previsión, como, asimismo, elevar a rango constitucional las contingencias
mínimas reconocidas internacionalmente que deben ser cubiertas por el Estado.
El futuro sistema de pensiones debe considerar el financiamiento con fondos
colectivos, y beneficios definidos, que tengan un carácter redistributivo, desde
aquellos de mayores ingresos hacia los de menores. También debe establecer una
Pensión Básica Universal para todas las personas, considerando sus grados de
vulnerabilidad; que se combine con un sistema de reparto que otorgue pensiones
crecientes y estables en el tiempo.
Asimismo, la seguridad social no solo significa una pensión digna en términos
monetarios, sino también la garantía de otros beneficios que deben constituirse
verdaderos derechos: el acceso a vivienda digna, salud de calidad, transporte pú-
blico rebajado, desarrollo de sus capacidades, ocio y recreación e incluso educa-
ción de calidad para las personas mayores.
El derecho a la seguridad social está reconocido por tratados internacionales,
teniendo presente que es universalmente aceptada e indiscutible la relevancia del
Convenio 102 de Organización Internacional del Trabajo como el principal instru-
mento internacional, basado en principios fundamentales de seguridad social, que
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
dispone normas mínimas aceptadas a nivel mundial para las nueve ramas de la
seguridad social, esto es, asistencia médica, prestaciones monetarias de enferme-
dad, prestaciones de desempleo, prestaciones de vejez, prestaciones en caso de
accidentes del trabajo y enfermedad profesional, prestaciones familiares, presta-
ciones de maternidad, prestaciones de invalidez y prestaciones de sobrevivientes.
La nueva Constitución debe establecer una normatividad coherente con el goce
de los derechos sociales y la aprobación del Convenio 102 constituye un paso
fundamental en esa dirección.
Extender la cobertura de la Seguridad Social es vital para lograr una redistri-
bución de la riqueza y cerrar las brechas de desigualdad, porque para extender la
cobertura de la Seguridad Social y alcanzar los términos del convenio 102, nues-
tro país estará en la obligación de desarrollar e implementar un nuevo sistema de
relaciones de trabajo, formal, con responsabilidad y participación empresarial en
83
las cotizaciones y mecanismos efectivos de negociación colectiva como vía para
alcanzar un ingreso regular, estable y justo sobre el que cotizar.
¿Qué significa que un nuevo modelo de pensiones deba ser justo, solidario, dis-
tributivo, progresivo, integral y universal?
Justo: Porque el sistema de pensiones debe estar garantizado como un derecho
social sin distinción ni privilegios, cuyo contenido sea asegurado por la Constitu-
ción y las leyes para cada habitante según las necesidades que requiera.
Solidario: Porque todas las personas deben contribuir económicamente al fi-
nanciamiento del sistema según sus posibilidades y capacidades. De los sanos
para los enfermos, de los jóvenes para los ancianos, de los hombres para las muje-
res, de los trabajadores de más ingresos para los de menos ingresos. La sociedad
es la que construye la Seguridad Social de la misma sociedad.
Distributivo: Porque a la vez que incrementa las pensiones de todas las perso-
nas concentra los aumentos de los beneficios de manera proporcional respecto
aquellos que tienen menores capacidades económicas, mayores daños previsio-
nales, o simplemente han quedado postergados por causa del sistema actual.
Progresivo: Porque considera que los beneficios deben incrementarse paulati-
namente a medida que el nuevo sistema se concretiza, a la vez que se prohíbe re-
troceder disminuyendo los propios beneficios o el contenido general del sistema
de Seguridad Social.
Integral: Porque debe ser capaz de proteger a la población en aquellos estados
de necesidad o riesgos que se produzcan de todas las contingencias reconocidas,
tales como vejez, enfermedad, situación de discapacidad, cesantía, maternidad
entre otras, estableciendo múltiples prestaciones unidas en un único sistema.
Universal: Porque a diferencia y en contraposición al modelo privado de AFP,
todas las personas deben participar de los beneficios del sistema y estar cubier-
tos en sus necesidades, dejando de ser un privilegio para algunos y una cobertura
por gracia para otros, transformándose en un verdadero derecho social colectivo.
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
84
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
Comentario de:
Tarik Lama Gálvez
En página 86
85
Tarik Lama Gálvez
Referencias Bibliográficas
1. Actas Oficiales Comisión Constituyente (1976).
2. PIÑERA ECHEÑIQUE, José (1990). La Revolución Laboral en Chile (versión resumida
realizada por el autor). Santiago.
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
87
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
Comentario de:
Luis David Bobadilla Madrid
En página 89
88
Luis David Bobadilla Madrid
Comentario de:
Luis David Bobadilla Madrid
En página 91
90
Luis David Bobadilla Madrid
El artículo 19 número 23° establece como principio del Orden Público Econó-
mico (Conjunto de principios y normas que establecen el marco de desarrollo de
la actividad económica en Chile, de acuerdo a la Constitución y las leyes), el régi-
men de propiedad privada. Además, establece tres limitaciones para el dominio,
a saber:
93
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
Comentario de:
Alejandro Ramírez
La Propiedad Blindada
En página 95
94
Alejandro Ramírez
La Propiedad Blindada
Comentario a: Artículo 19, N° 24 Incisos 1° y 2°, y N° 26
quienes, como veremos a continuación, tampoco han podido dar una respuesta
uniforme2.
La función social de la propiedad pretende que el ejercicio de tal derecho se
realice en sintonía con los intereses generales de la Nación (seguridad nacional,
utilidad y salubridad pública y conservación del patrimonio medioambiental). De
esta manera, el derecho de propiedad puede definirse como “un derecho subje-
tivo establecido fundamentalmente para proteger el interés particular del pro-
pietario, pero que satisface a la vez intereses públicos y está subordinado a la
realización del bien común” (Castán Tobeñas, J. 1992, p. 148).
3 Sentencia del Tribunal Constitucional de Chile, Rol N°s 245-246, 2 de diciembre de 1996.
4 Sentencia de la Corte Suprema, Rol N°16.743, 7 de agosto de 1984.
5 Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol N° 4309-2002, 18 de junio de 2002.
6 Aldunate, Eduardo (2006). “Limitación y Expropiación: Scilla y Caribdis de la Dogmática Constitu-
cional de la Propiedad”, Revista Chilena de Derecho, Vol. 33 N° 2, p. 288.
96
Colombia, España, Grecia, Irlanda, Italia, México, Portugal, entre otros), estableció
deliberadamente mecanismos para entorpecer su funcionamiento, y relegarla a
una disposición marginal.
En el caso chileno, el mecanismo consiste en dejarle a la jurisprudencia consti-
tucional, emitida por el Tribunal Constitucional y la Corte Suprema, la misión de
definir la esencia de la propiedad. Sin embargo, al no haber criterio jurídico más
o menos unívoco para interpretarla, su definición se torna política e ideológica,
como se desprende de las sesiones de la CENC y los fallos mencionados. Por esto,
la actual Constitución deja la puerta abierta para una protección desproporcio-
nada de la dimensión privada e individual de la propiedad, en desmedro de su
dimensión pública y social.
Referencias Bibliográficas
1. ALDUNATE, Eduardo (2006). “Limitación y Expropiación: Scilla y Caribdis de la Dogmá-
tica Constitucional de la Propiedad”, Revista Chilena de Derecho, Vol. 33 N° 2.
2. CASTÁN TOBEÑAS, J.(1992). Tomo 2°: “Derecho de Cosas”, Vol., 1°: “Los derechos reales
en general. El dominio. La posesión”, de la obra Derecho civil español, común y foral, Ed.
Reus, Madrid, España, 14ta. edición, (revisada por G. García Cantero).
3. Actas de la CENC, Tomo IV, Sesiones 116 a 148 (24-04-1975 a 26-08-1975), http://
www.bcn.cl/lc/cpolitica/constitucion_politica/Actas_comision_ortuzar/Tomo_IV_Comi-
sion_Ortuzar.pdf
4. Actas de la CENC, Tomo V, Sesiones 149 a 181 (02-09-1975 a 13-01-1976), http://
www.bcn.cl/lc/cpolitica/constitucion_politica/Actas_comision_ortuzar/Tomo_V_Comi-
sion_Ortuzar.pdf
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
97
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
Comentario de:
Andrés Kogan Valderrama
En página 99
98
Andrés Kogan Valderrama
necesario, por tanto, construir una nueva democracia hídrica, que tome en consi-
deración la legislación internacional en materia de aguas y también el aporte de
experiencias locales en América Latina y en el mundo.
Por lo mismo, si bien Chile se puede ver como un caso de lo que no hay que ha-
cer en materia de aguas, ha habido importantes avances jurídicos internacionales
en lo que respecta a este bien común. Por ejemplo, lo ocurrido el 28 de julio del
año 2010, fecha en la cual la Asamblea General de Naciones Unidas aprobara que
el acceso al agua potable y al saneamiento son derechos fundamentales, con 122
votos a favor, 41 abstenciones y ningún voto en contra de parte de los estados.
Una aprobación que, si bien no tiene un carácter vinculante para los países, di-
ferentes constituciones del mundo, como es la de Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Mé-
xico, Uruguay. Honduras, la República Democrática del Congo, Sudáfrica, Uganda,
han hecho explícito el derecho humano al agua, lo que nos muestra lo relevante de
99
legislar al respecto y lo oportuna que debiera ser esa discusión para Chile a nivel
constitucional.
No obstante, declarar el agua como un derecho humano a nivel constitucional
no es suficiente, en la medida que no se avance en una legislación que vaya más
allá de lógicas antropocéntricas. Es decir, que pongan en el centro a los seres hu-
manos, por sobre otros seres vivos y ecosistemas. De ahí la importancia de deba-
tir sobre nuevos derechos, que vayan más allá de los límites del derecho moderno.
Los casos de Ecuador y Bolivia, en donde se reconoce a nivel constitucional
derechos de la Naturaleza y la Madre Tierra respectivamente, nos muestran un
camino alternativo y más amplio de cómo históricamente se han entendido los
derechos. Lo mismo con respecto a países como Colombia y Nueva Zelanda, los
cuales han otorgado derechos a los ríos (Whanganui y Atrato).
Distintos casos que debieran ser tomados en cuenta por los distintos asam-
bleístas que redacten la nueva Constitución de Chile, que permita desmercantili-
zar el agua y ampliar los derechos a los distintos territorios del país. No obstante,
como muestra la experiencia de aquellos países anteriormente mencionados, no
es suficiente un buen marco jurídico si en la práctica se vulneran desde las empre-
sas y los mismos Estados aquellos derechos, para seguir profundizando modelos
extractivistas.
De ahí la importancia de salir no solo de lógicas privadas del agua sino también
de miradas estadocéntricas, que solo buscan nacionalizar los llamados recursos
naturales para seguir explotándolos ilimitadamente para su venta en los grandes
mercados internacionales. Por eso, la discusión debiera estar centrada también
en cómo generar mecanismos de gestión territorial local, que protejan las cuen-
cas de agua y le den un buen uso desde los ecosistemas.
En definitiva, desprivatizar el agua en Chile va mucho más allá que estatizarla.
Implica hacerse cargo no solo de un momento histórico del país, sino también en
un momento clave del planeta, en medio de una crisis climática profunda, herede-
ra de una civilización industrial, en donde la vida futura de todas y todos está en
juego en estos momentos.
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
100
SOBRE ALGUNOS ÓRGANOS
CONSTITUCIONALES Y LA
REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
CAPÍTULO III
101
Pamela Figueroa Rubio
Gobierno y Constitución
primer argumento tiene que ver con el desempeño de los actores políticos dentro
del sistema, lo que está definido por el diseño institucional. En el caso del presi-
dencialismo muchas veces se da una tensión entre el poder ejecutivo y legislativo,
lo que se sustenta en un segundo argumento que es el de la legitimidad dual. La
legitimidad dual se refiere a que tanto el Presidente como el Congreso han sido
elegidos por el mismo grupo de ciudadanos, por lo que su legitimidad emana de la
misma fuente, lo que explica las tensiones de poder y representación que se dan
dentro entre ambos poderes del Estado.
Esta tradición de liderazgo presidencial ha convivido con un sistema de par-
tidos multipartidista, a veces moderado, a veces dividido. Hoy existen más de
16 fuerzas políticas representadas en el Congreso, lo que genera fragmentación,
haciendo necesario los pactos entre fuerzas políticas para ir construyendo los
acuerdos y las mayorías que la democracia necesita. Además, debido precisamen-
102
te a la fragmentación partidaria, el actual Presidente Sebastián Piñera tiene mino-
ría política en ambas cámaras, lo que genera una situación de un proceso político
bloqueado y trabado que impide avanzar en la agenda legislativa, afectando direc-
tamente la efectividad del gobierno y del cumplimiento de su programa.
El proceso constituyente que hoy vive nuestro país representa un momento
histórico, ya que por primera vez los ciudadanos tenemos la oportunidad de par-
ticipar directamente en la elaboración de una nueva Constitución. Es, por tanto, el
momento de revisar nuestras instituciones, que es donde se da la distribución del
poder político en nuestra sociedad. Tenemos la oportunidad de mejorar el equili-
brio de poderes entre el Ejecutivo y el Legislativo, y además instalar mecanismos
de participación ciudadana vinculante que nos permitan fortalecer nuestra de-
mocracia.
¿Qué tal si pensamos en un presidencialismo parlamentarizado? Podemos bus-
car una nueva forma de relación entre el poder ejecutivo y legislativo que incor-
pore la participación ciudadana en distintos espacios de toma de decisiones. La
democracia futura requiere de fortalecer la representación y dotarla de mecanis-
mos de resolución de controversias basados en la participación y deliberación.
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
103
Danielle Zaror
Este capítulo abarca desde los arts. 46° a 75° y tiene varios títulos donde se con-
tienen reglas para la generación y composición de la Cámara de Diputados y del
Senado (arts. 47° y siguientes), las atribuciones exclusivas de la Cámara de Di-
putados (art. 52°), del Senado (art. 53°), del Congreso (art. 54°), de su funciona-
miento (art. 55°), normas comunes para los diputados y senadores (arts. 57° y
siguientes), las materias de ley (arts. 63 y siguientes) y finalmente el proceso de
formación de la ley (art. 65° y siguientes).
• Fijar remuneraciones.
• Establecer reglas para la negociación colectiva y cuando ella no
procede.
• Establecer las normas de seguridad social.
1 En otros países (no es el caso de Chile) existe la denominada iniciativa popular de ley, que como
su nombre lo indica, nace de la organización y anhelo de un grupo significativo de ciudadanos, sin
necesidad de ser promovida por los parlamentarios o el Presidente de la República.
104
Quórums
Los proyectos de ley deben cumplir ciertas reglas para que sean aprobados y se
transformen en ley, estas reglas son los quórums, es decir, la cantidad de votos
que deben reunir para ser aprobadas y significan que mientras más importante
la materia, mayor debe ser el número de personas de acuerdo con ellas pues esos
consensos deben entregar estabilidad a la ciudadanía. Su alta votación debería
significar que la mayoría está de acuerdo, sin embargo, otros opinan que la alta
votación exigida sólo impide a la ciudadanía su modificación. El número de votos
dependerá del tipo de leyes.
Leyes Interpretativas
3/5 de los diputados y senadores en ejercicio.
de la Constitución
Leyes orgánicas
4/7 de los diputados y senadores en ejercicio.
constitucionales
Leyes de quórum
Mayoría absoluta de los diputados y senadores en ejercicio.
calificado
Otras leyes Mayoría de los presentes en cada Cámara.
La ley de Presupuesto
Tiene reglas especiales para el Ejecutivo quien debe presentar el proyecto al Le-
gislativo al menos 3 meses antes de que empiece a regir (1 de enero). El Legisla-
tivo a su vez sólo tiene 2 meses para discutirlo y si no lo aprueba dentro de ese
periodo, rige el mismo presupuesto del año anterior. Por esta razón es que vemos
durante los últimos días de noviembre cómo el Congreso llega a trabajar jornadas
diurnas y nocturnas para cumplir estos plazos.
Indicaciones
A los mensajes y mociones se les pueden hacer cambios o mejoras que tengan
que ver con las ideas matrices del proyecto de ley, mientras dura la tramitación;
esos cambios se denominan Indicaciones y deben ser votados y aprobados con el
quórum que corresponda según la ley de que se trate.
Una vez que se aprueba en la cámara de origen, pasa a la siguiente (cámara
revisora) para una nueva discusión.
Urgencias
Es el plazo que el Presidente de la República le establece al Congreso Nacional
para el despacho de ciertos proyectos de ley; ellas pueden ser:
Promulgación
Una vez que hay acuerdo en ambas Cámaras, el proyecto es remitido al Presiden-
te, quien, si también lo aprueba, lo promulga a través de un decreto como ley de
la República.
Puede ocurrir que el presidente no aprueba el proyecto y entonces lo devolverá
con observaciones dentro de los 30 días; si ambas cámaras están de acuerdo se
devuelve al Presidente. Pero puede ocurrir que no están de acuerdo, en ese caso
ellas deben insistir por 2/3 de los presentes y se devuelve al Presidente para su
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
promulgación.
Si el Presidente no devuelve el proyecto de ley dentro de esos 30 días se enten-
derá que lo aprueba y será promulgado como ley.
Referencias bibliográficas
1. Ley Orgánica Constitucional del Congreso Nacional N° 18.918.
2. SOTO B. Francisco. 2019. La Constitución en Debate. LOM Ediciones. Chile. 116. Págs.
3. SOTO V., Sebastián. 2015. Congreso Nacional y Proceso Legislativo. Teoría y Práctica.
Thomson Reuters. Chile. 408 págs.
4. URQUIZAR M., Pablo y Aguilera M., C. 2019. La Formación de la Ley. Editorial Metropo-
litana. Chile. 182 págs.
106
Francisco Zambrano Meza
Formación de la ley
El ordenamiento jurídico chileno tiene variadas fuentes formales, esto es, reci-
pientes de las normas que son generados por los órganos estatales con competen-
cia para dictarlas. Así encontramos la Constitución, los tratados internacionales,
las leyes, los reglamentos, los autos acordados, las sentencias, instrucciones, or-
denanzas, entre otros.
Durante la historia de Chile, la ley fue –quizás después de la Constitución– la
principal fuente del Derecho, se estimaba que la ley era la fuente más vinculada a
la decisión democrática, al punto que, tal y como dice el Código Civil desde 1855
la ley es una declaración de la voluntad soberana que, manifestada en la forma
prescrita por la Constitución, manda, prohíbe o permite. Esta definición, que es
la más conocida y extendida, debe ser complementada por una concepción de ley
que encontramos en el numeral vigésimo del artículo 63 de la Constitución, que
la entiende como norma de carácter general y obligatoria que estatuye las bases
esenciales de un ordenamiento jurídico.
Hoy tiene una posición determinante en el ordenamiento jurídico al igual que
otras fuentes con las que se relaciona, como es la Constitución, el tratado interna-
cional y el reglamento.
No cabe duda de que su posición jerárquica es inferior a la Constitución pues
la ley debe dictarse conforme a ella (artículo 6° de la Carta Fundamental) y el
control de constitucionalidad de la ley que desarrolla el Tribunal Constitucional
confirma que la ley es la que debe someterse a la Carta Magna y no al revés.
Respecto del tratado internacional, es normalmente aceptado que la ley tam-
bién es de menor jerarquía (Henríquez 2016, p. 108), dado que conforme el inciso
quinto, numeral primero del artículo 54 de la Constitución y de acuerdo con la
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, la ley no puede contrade-
cir un tratado internacional, en cambio un tratado internacional sí provoca que la
ley deba modificarse en la contradicción con un tratado internacional.
Uno de los temas más debatidos es la relación entre la ley y el reglamento, en
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
108
Referencias bibliográficas
1. HENRÍQUEZ, M. (2016), Las fuentes del orden constitucional chileno. Santiago: Ed.
Thomson Reuters.
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
109
Tania Alejandra Gajardo Orellana
110
Luego de investigar, el Ministerio Público está llamado a ejercer la acción penal,
esto significa que, si de la investigación se establece que hubo delito y la partici-
pación de él o los responsables, debe presentar los antecedentes ante un Juzgado
o Tribunal de la República, a efectos de que este decida acerca de la culpabilidad
o inocencia del imputado. Al ejercer la acción penal está representando el interés
público de que se esclarezcan los hechos y se sancione a los responsables, por lo
que no es el abogado de las víctimas, sino que representa el interés de la sociedad
frente a los hechos más graves que son los crímenes y delitos.
La última de las funciones que la Constitución otorga al Ministerio Público es
la protección de víctimas y testigos. Para ello cada Fiscalía Regional cuenta con
las llamadas URAVIT (unidades de atención a víctimas y testigos) integradas por
psicólogos y asistentes sociales que atienden estas necesidades. Si es necesario se
otorgan medidas de protección a las víctimas y testigos.
Cualquier ciudadano puede ser víctima o imputado por algún delito, y cuando
esto sucede se activa el proceso penal, ya sea mediante denuncia o de oficio por
parte del Ministerio Público. En este proceso el Ministerio Público está llamado
a investigar con objetividad, a ejercer la acción penal representando el interés
público, y a proteger a las víctimas y testigos, como asimismo a respetar los dere-
chos de los imputados.
De redactarse una nueva Constitución es relevante que se dote al Ministerio
Público de las herramientas legales acordes a las demandas sociales. Esto signi-
fica, por ejemplo, aumentar las penas de los delitos económicos o de corrupción
pública, a efectos de que no se puedan aplicar salidas alternativas en hechos de
gran relevancia social y que afectan a toda la sociedad, como las grandes evasio-
nes de impuestos y la colusión. Las penas de los delitos de robo en Chile son mu-
cho mayores a las de algunos delitos económicos, que terminan afectando a una
cantidad mayor de población y con montos superiores.
El trabajo de instalación del Ministerio Público en el país es un tema concluido,
pero se avizora una nueva etapa de consolidación que debiera incluir mejoras
como la indicada y volver a poner en el centro de la función el ser un servicio de
personas al servicio de personas. Todos los actores del sistema procesal penal
tienen metas de gestión por cumplir, pero estas no pueden estar por sobre los
intereses de la comunidad a la que se sirve, ya que el sistema penal opera en una
de las órbitas más sensibles del derecho; el proceso penal.
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
111
Paula Ahumada
114
Francisco Zambrano Meza
Reforma a la Constitución
Dice el artículo 129 inciso final de la Constitución que las disposiciones conte-
nidas en un proyecto de reforma constitucional, una vez que esté en vigencia, se
entienden incorporadas al texto fundamental, de tal forma, el proyecto de refor-
ma pasa a ser parte integrante de la Constitución.
Si bien el capítulo XV constitucional, titulado “Reforma de la Constitución” no
hace partícipe a otros órganos que los ya indicados (y el Tribunal Calificador de
Elecciones que comunica el resultado del plebiscito y fija el texto que debe ser
promulgado), el artículo 93 numeral tercero de la Carta Fundamental indica que
es atribución del Tribunal Constitucional resolver sobre las cuestiones de consti-
tucionalidad que se susciten durante la tramitación de los proyectos de reforma
constitucional.
Uno de los temas más discutidos en esta materia es el relativo a los límites de
la reforma constitucional. La Constitución no explicita ninguno más allá de los
115
formales del procedimiento, por lo que estos límites al cambio constitucional son
difíciles de definir.
Hay quienes sostienen que la reforma constitucional tiene como límites los de-
rechos esenciales que emanan de la naturaleza humana reconocidos por la Cons-
titución y los tratados internacionales (Nogueira, 2006 y Nogueira, 2009), dado
que el derecho internacional puede imponer límites al poder constituyente de un
Estado pues este, ni aún a través de una nueva Constitución, puede vulnerar nor-
mas internacionales aprobadas previamente, que condicionan la validez de estas
normas (Nogueira, 2009, p. 251), lo cual se evidenció, por ejemplo, con la asam-
blea constituyente peruana de 1993 donde no pudieron restablecer la pena de
muerte por el impedimento de la Convención Americana de Derechos Humanos.
Esta posición recibe, además, respaldo normativo en el artículo 27 de la Conven-
ción de Viena sobre el Derecho de los Tratados.
También se ha sostenido que existen límites implícitos (Nogueira, 2006, p. 445
y Silva, 2004, p. 264), estos límites serían el “carácter republicano y democrático
de gobierno, el Estado Constitucional de Derecho e incluso el Derecho Internacio-
nal” (Henríquez, 2011, p. 465), los cuales sí se encuentran claramente estableci-
dos en constituciones de otros países como la italiana y la francesa, hoy vigentes.
Finalmente, se han argumentado límites valóricos o inmanentes a la reforma
constitucional (Pereira, 2006, p. 73), entre ellos, la igualdad o dignidad humana,
la primacía del Derecho sobre el ejercicio de las potestades públicas, el repudio
a la acumulación excesiva de poder, todos los cuales constituirían los principios
originarios que inspiraron a los “padres fundadores” de la democracia constitu-
cional.
Cuando hablamos del cambio o la generación de nuevas normas constitucio-
nales, buena parte de su validez y legitimidad provienen de las reglas para hacer
esos cambios o nuevas normas, por lo que no solo debemos examinar qué cam-
biar sino cómo cambiarlo y con qué límites.
Desde luego, una nueva Constitución generada por vías no previstas en las
reglas de cambio constitucional del ordenamiento jurídico no tendría el funda-
mento de su validez en dichas normas, “sino en la eficacia, exactamente igual que
ocurre cuando se crea una Constitución nueva tras un proceso constituyente con
explícita ruptura con el orden anterior” (de Otto, 1987, p. 65). Esto es, que no
sería posible reconocerle legitimidad o validez de origen, pero sí de ejercicio, de
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
facto o por mero reconocimiento de que es la Constitución que rige nuestro país.
116
Referencias Bibliográficas
1. CRISTI, Renato y RUIZ-TAGLE, Pablo (2010), La República en Chile. Teoría y práctica del
Constitucionalismo Republicano. Santiago: Ed. LOM.
2. DE OTTO, Ignacio (1987), Derecho Constitucional: sistema de fuentes. Barcelona: Ed.
Ariel.
3. HENRÍQUEZ, Miriam (2011), “El Control de Constitucionalidad de la Reforma Cons-
titucional en el Ordenamiento Constitucional Chileno”, en: Anuario de Derecho Público.
Santiago: Ed. Universidad Diego Portales.
4. LOWENSTEIN, Karl (1976), Teoría de la Constitución [Verfassungsänderung].
5. NOGUEIRA, Humberto (2006), “Los límites al Poder Constituyente y el control de cons-
titucionalidad de las reformas constitucionales en Chile”, en: Revista Estudios Constitu-
cionales, año 4, n° 2, pp. 435-455.
6. NOGUEIRA, Humberto (2009), “Consideraciones sobre poder constituyente y reforma
de la Constitución en la teoría y la práctica constitucional”, en: Revista Ius et Praxis, año
15, n° 1.
7. PEREIRA, Antonio-Carlos (2006), Teoría Constitucional. 2° edición chilena. Santiago:
Ed. LexisNexis.
8. SILVA, Alejandro (2004), Tratado de Derecho Constitucional, tomo X. Santiago: Ed. Edi-
torial Jurídica de Chile.
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
117
Juan Pablo Ciudad Pérez
1 Ver Cornejo, O. y Brito, S. (2019).Trampas y letra chica: Comentarios críticos al Proyecto de Refor-
ma Constitucional, publicado en Reddigital.cl el 22 de diciembre de 2019. Link: https://reddigital.
cl/2019/12/22/trampas-letra-chica-comentarios-criticos-al-proyecto-reforma-constitucional/
119
dad Pública, como ocurrió con la Asamblea Constituyente de Ecuador, Por-
tugal y otras2.
121
CAPÍTULO IV EL SILENCIO DE LA
LOS SILENCIOS
CONSTITUCIÓN VIGENTE DE LA
CONSTITUCIÓN VIGENTE
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
CAPÍTULO IV
122
Jaime Ramírez Fuentes
Referencias Bibliográficas
1. Estado de Chile. «Artículo n°1.» 1980.
2. OLIVER, Mike. ¿Una sociología de la discapacidad o una sociología discapacitada? Ma-
drid: Morata. S. L., 1998.
3. Servicio Nacional de la discapacidad. Segundo Estudio Nacional de la Discapacidad.
Santiago: Avendaño,Patricia, 2015.
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
124
Verónica Figueroa Huencho y Camila Peralta García
Las movilizaciones que se han dado en los últimos meses, desde diferentes terri-
torios y realidades, se han convertido en una ventana de oportunidad para que
la ciudadanía reflexione respecto de los principales puntos a ser recogidos en un
nuevo acuerdo social y político. Entre estos aspectos, ha reemergido con fuerza
las reivindicaciones de los pueblos indígenas, los que han sido marginados de ma-
nera histórica en pos de la construcción de una nación sustentada en los ideales
que inspiraron la revolución francesa: igualdad, libertad, fraternidad. En el caso
de Chile, la búsqueda de la igualdad se sustentó en la incorporación forzada de es-
tos pueblos a una institucionalidad creada sin su participación, siendo obligados
a abandonar sus culturas, lenguas, sistemas de representación, saberes ancestra-
les, entre otros.
Entonces, ¿qué significa ser “iguales” en el Chile actual? La Carta constitucional,
de manera similar a la Declaración Universal de DD.HH que es reconocida por
el Estado de Chile, plantea lo siguiente: “Las personas nacen libres e iguales en
dignidad y derechos”. Lo anterior debiese traducirse en igualdad frente a la ley
y, por lo tanto, en el acceso a justicia, así como también a los planes y programas
entregados por el Estado. Pese a lo anterior, la actual Constitución no logra garan-
tizar estos derechos de manera igualitaria para todos aquellos ciudadanos que
poblamos la república, haciendo distinciones que responden a variables hereda-
das y reproducidas desde la colonización como son el origen social, el color de
piel, el género y también, el origen indígena de los y las herederas de las primeras
naciones que aun, pese a la violencia estructural, han resistido y están presentes
–nuevamente– en la demanda por una Nueva Constitución para Chile.
Es por ello que la posibilidad de un cambio a la Constitución actual se convierte
en una oportunidad para dar cabida a las demandas de estos pueblos. La Consti-
tución expresa los acuerdos sustantivos de convivencia, de derechos y de distri-
bución y ejercicio del poder, los que hasta ahora habían sido definidos desde una
sola mirada: la occidental. Es por ello que, entre las principales demandas para
esta nueva Constitución, los pueblos indígenas han planteado como condición
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
125
tas, la reafirmación sus instituciones sociales, políticas, económicas y de justicia
de carácter ancestral.
La propuesta en torno a un Estado plurinacional que se convierte en un para-
guas estratégico para avanzar hacia una formalización de los derechos de los pue-
blos indígenas, al reconocer la existencia en este territorio de diferentes naciones
(no sólo la chilena), donde dicho reconocimiento obliga al Estado a encontrar,
definir y entregar nuevos espacios para que todas estas naciones se sientan re-
presentadas y partícipes de la construcción de un proyecto social y político como
es, efectivamente, pensar al propio Estado.
La plurinacionalidad se convierte así en un nuevo paradigma desde el cual de-
finir el nuevo pacto de convivencia, donde las naciones que discutan y legitimen
una nueva Constitución deberán comprometerse a la búsqueda del bienestar co-
lectivo, de una nueva manera de entender el bien común, pues esa misma idea
de bien común deberá construirse desde la diferencia. En ese sentido, un Estado
Plurinacional supone pensar en la instalación y el reconocimiento de los derechos
colectivos de las naciones indígenas, lo que no es contradictorio con el reconoci-
miento de derechos individuales. Será necesario pensar como conviven ambos
sistemas, lo que necesariamente pasa por revisar nuestra estructura institucional
política y administrativa y los poderes del Estado.
Es importante entonces, levantar un concepto/práctica que históricamente las
naciones indígenas han desarrollado y que, los Estados monoculturales y uni-
nacionales como Chile han decidido adoptar y trastocar: la interculturalidad. La
interculturalidad, como un ejercicio estatal, se ha configurado como el recono-
cimiento de la diferencia cultural para la incorporación de los miembros de na-
ciones indígenas en la implantación del modelo político y económico del Estado
mayor a lo largo del territorio, sometiendo así a los pueblos indígenas a espacios
de diálogo de carácter asimétrico, fomentando, bajo la idea de tolerancia, la im-
posición de estructuras de dominación en vistas de un proyecto país excluyente
y desigual.
En cambio, desde las naciones indígenas, la interculturalidad es comprendida
como un ejercicio crítico que busca deconstruir las relaciones de dominación, no
solo cuestionando el origen y reproducción de la discriminación estructural sino
que apuntando a la refundación y reconstrucción de la sociedad desde y para la
diversidad, donde se garanticen como condiciones mínimas la simetría, el respe-
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
to, la legitimidad y la equidad como ejes de la nueva relación entre las naciones
indígenas y el Estado mayor. Lo que además, no solo se restringe a la participa-
ción indígena en los diversos espacios de la estructura social, sino que significa
una colaboración efectiva en la construcción de un proyecto país de carácter plu-
rinacional.
Esto nos lleva a entrelazar la idea de un Estado plurinacional con el reconoci-
miento del derecho de autonomía y libre determinación que tiene todas las na-
ciones. No se puede hablar de derechos de los pueblos indígenas sin considerar el
derecho de autodeterminación, el que se refiere al derecho que tienen todos los
pueblos de controlar su propio destino, a través de la toma de decisiones que afec-
tan sus vidas en cuanto entes colectivos y diferenciados. La libre determinación
como derecho humano se consagra en dos pactos internacionales de derechos
humanos fundamentales, adoptados por la ONU en 1966: El Pacto Internacional
126
de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, además del Convenio 169 de la OIT. Ambos instrumentos
ratificados por el Estado de Chile.
Respecto de lo anterior, es interesante nombrar dos instrumentos internacio-
nales de los que Chile forma parte pero que, debido a su carácter de declaración
no tienen fuerza jurídica obligatoria, por lo que su firma no implicó ni la modifica-
ción en favor de las naciones originaria de la Carta constitucional, ni de la legisla-
ción interna referida a derechos colectivos: Ley indígena 19.253, Ley Lafquenche
20.249 y los reglamentos de consulta indígena DS.66 del ministerio de desarrollo
social y DS. 40 del ministerio del medio ambiente. Estos acuerdos, las Declaración
ONU (2007) y Declaración OEA (2016) sobre pueblos indígenas, representan un
salto cualitativo y cuantitativo en términos de Derechos Colectivos de pueblos
indígenas, ya que ambos articulados plantean de manera explícita ideas como la
libre determinación y consentimiento previo, libre e informado de todas aquellas
medidas legislativas o administrativas que sean susceptibles de afectar a las y los
integrantes de naciones indígenas presentes en el territorio, contribuyendo así al
ejercicio de la participación bajo las garantías de la buena fe y la interculturalidad
critica como un proceso de interrelación de saberes diversos.
El reconocimiento constitucional desde un Estado plurinacional con autono-
mía (territorial y no territorial) permitiría avanzar en el reconocimiento de nue-
vos derechos políticos, derechos de representación, de consideración de nuestros
sistemas educativos, de derechos culturales o lingüísticos, en la relación con la
naturaleza, y por qué no, en cambios al sistema judicial y la forma en la que reco-
noce las diferentes naciones que existen en este territorio. En ese sentido, podría-
mos plantear que para los pueblos indígenas el pleno ejercicio de sus derechos
individuales radica en el reconocimiento y goce pleno de sus derechos colectivos.
Sin duda que el cambio a la Constitución no garantiza el bienestar de los pue-
blos indígenas de la noche a la mañana, pero se convierte en un paso hacia ello. En
este sentido, la interculturalidad, desde su propuesta crítica y transformadora, es
una invitación a los integrantes de las diversas comunidades nacionales presen-
tes al interior del estado de Chile, a re-pensarnos en clave de respeto, simetría y
equidad, comprendiendo la nueva Constitución como una oportunidad de refun-
dar las relaciones al interior del Estado, posicionando como valores la solidari-
dad, la comprensión, el respeto, el reconocimiento y el buen vivir.
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
127
Gonzalo Mora y Emilio Vargas
Los hechos que han acontecido en nuestro país a partir del mes de octubre nos
abren a la reflexión crítica sobre el momento constituyente a partir del prisma
de la representación. El descontento que se ha manifestado en las calles plantea
exigencias de carácter urgente que generan la necesidad de abordar posibles ca-
minos para encauzar dicho descontento. La orientación de este breve comentario
es dar cuenta de las posibilidades que otorga la producción artística y cultural
para pensar una carta constitucional. Con ello no pretendemos determinar reglas
a seguir desde la óptica del arte, sino, más bien, abrir perspectivas que nos permi-
tan avizorar cuáles son las posibles vías de acceso para relacionar arte, cultura y
constitución como también mostrar sus elementos comunes.
No cabe duda que un texto constitucional debe abordar el fenómeno artístico y
cultural sin caer en imposiciones normativas cerradas. No se le puede dar un con-
junto de normas a la producción artística y cultural para conducir su desarrollo y
evolución. Más bien, debe asegurar el derecho al acceso a la cultura, a su desarro-
llo y recepción, en toda su diversidad de expresiones. Asimismo, es responsabili-
dad del Estado el hacerse cargo del derecho a la identidad cultural, respetando y
reconociendo la existencia de dicha pluralidad.
Teniendo presente en todo momento la responsabilidad del Estado de proteger
y dar acceso universal al arte, la cultura y el patrimonio, así como garantizar el
libre desenvolvimiento de la diversidad de identidades culturales que se mani-
fiestan a lo largo del territorio nacional, consideramos que las artes y las culturas
nos proporcionan perspectivas para entender cómo opera la orgánica de las so-
ciedades en su complejidad y heterogeneidad. Asumiendo que el tema cultural es
tan omitido como problemático en la discusión actual, el proceso constituyente
que desembocará en una constitución como su resultado debe relevar esta multi-
plicidad de expresiones de la cultura para considerar de qué manera puede tomar
la forma dinámica necesaria para que nuestra sociedad escriba su propia historia
a partir de la soberanía popular.
Nos parece que hay dos relaciones que es necesario precisar para leer el mo-
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
mento actual desde el arte y la cultura: nos referimos a la relación del arte con la
historia, y, desde una perspectiva distinta pero igualmente fundamental, la cul-
tura y su orientación actual a la heterogeneidad. Ambas relaciones nos permiten
entender en su correlación los cimientos de lo constituyente para pensar la cons-
titución en función de una sociedad siempre cambiante y por construir1.
La relación entre el arte y la historia nos introduce a un elemento esencial para
entender la dinámica entre la tradición y el cambio constitutivo de toda práctica
humana: el arte a la luz de su existencia temporal da cuenta de dos momentos
1 Esta perspectiva que proponemos es materializada en el artículo (IV. 2) sobre cultura de la Cons-
titución política de Bután (2008): “El Estado reconocerá la cultura como una fuerza dinámica cam-
biante, y se esforzará por fortalecer y facilitar la evolución continúa de los valores y las instituciones
tradicionales que sean sostenibles, en el marco de una sociedad progresista.” Extraído de https://
www.constituteproject.org/constitution/Bhutan_2008?lang=es
128
fundamentales que se enmarcan en el concepto de modernidad. El primero de
ellos visibiliza los elementos que constituyen los fundamentos sociales e históri-
cos de la obra de arte: a saber, la producción artística es un hecho intrínsecamente
determinado por los aspectos sociales que caracterizan una época. El segundo,
advierte que el esquema básico del despliegue artístico en la modernidad estable-
ce una tensión que se articula entre la recepción y la asimilación de la tradición
que produce lo nuevo a partir de esta pretensión de diferenciación y superación
de la tradición. De esta manera, lo nuevo es el resultado, mediante la exigencia
moderna, de la articulación entre la tradición y el proceso elaborativo moderno,
que necesariamente propende al cambio.
La segunda clave para el entendimiento de lo constituyente es la relación entre
cultura y heterogeneidad. La cultura es expresión de un conjunto heterogéneo de
prácticas e ideas que se desarrollan en un espacio y tiempo determinados. Es así
que la posición para entender y abordar este conjunto de expresiones tiene que
dar cuenta del abanico amplio que tienen dichas expresiones. De este modo, la he-
terogeneidad cultural debe plantearse como un factor que establece las posibles
estrategias de entendimiento del fenómeno social. La apertura actual inédita a la
construcción de una nueva constitución se puede entender desde esta perspec-
tiva: el momento constituyente da cuenta de una división que está dada entre su
propia naturaleza soberana y su contradicción radical con la representación po-
lítica actual: la clase política institucional ya no comprende la lengua de lo cons-
tituyente (solo comprende la que le permite mantener sus privilegios). Es así que
la distancia infinita e insoslayable entre el orden de lo constituido y la aparición
de la soberanía constituyente desde el malestar se despliega desde una hetero-
geneidad que se dio el nombre propio de asamblea constituyente (entre otras
demandas legítimas para mejorar las condiciones de vida de la gran mayoría de
la población precarizada).
Estas dos relaciones nos permiten proyectar una alternativa en la cual el texto
constitucional tome la forma misma de lo heterogéneo para la construcción histó-
rica de una sociedad que entiende transversalmente a la diferencia y compromete
al Estado a configurarse como un ente que permite el movimiento social, que es
el fundamento de la soberanía. Es la representación del momento constituyente,
manifestado en las calles de nuestro país a partir del 18 de octubre, en oposición
a la representación política institucional, la que nos permite entender la necesi-
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
dad de cambio que surge por la imposibilidad de una participación efectiva de los
representados en una política institucional que ha impedido la expresión de la
soberanía popular legítima. Las preguntas urgentes que surgen a partir de la cri-
sis actual de la representación política serían, en primer lugar, sobre qué sentido
tendría escribir una carta fundamental que no se haga cargo de la orgánica cam-
biante de nuestra sociedad, y en segundo lugar si existe la capacidad por parte de
los representantes de escuchar a la soberanía a la cual representan.
129
Nicole Sáez Pañero
Es por ello que, hoy cuando nos encontramos discutiendo un proceso constitu-
yente que abre por primera vez en nuestro país la posibilidad de que las chilenas
y chilenos mediante un plebiscito manifestemos nuestro interés por contar con
una nueva Constitución redactada en democracia, es necesario analizar los distin-
tos derechos que debiesen estar consagrados en la misma, donde el deporte surge
como un derecho social que contribuye a la promoción de valores y principios.
Al analizar las definiciones y descripciones adoptadas por los países que es-
tablecieron el derecho constitucional al deporte, encontramos consagrados la
promoción de una cultura física, la enseñanza obligatoria de educación física, el
fomento de participación en organizaciones deportivas, el apoyo a deportistas y
la libertad para elección de la práctica deportiva y su manifestación. Si bien cada
país interpreta y establece de acuerdo a su propia idiosincrasia las características
130
de este derecho, se identifica transversalmente una amplitud en su reconocimien-
to social.
En el deporte también vemos reflejadas las inequidades presentes en nuestro
país, ya que los niveles de inactividad física son significativamente mayores en los
grupos socioeconómicos de menores ingresos1, lo cual tiene que ver las oportuni-
dades de acceso a la práctica deportiva y la falta de promoción de estilos de vida
saludable. En este sentido cobra aún más relevancia el avanzar a su consagración
como derecho en la Constitución, con el propósito de garantizar la integridad físi-
ca y psíquica para toda la población sin discriminación, impactando positivamen-
te en la calidad de vida de todas y todos los ciudadanos.
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
1 Ministerio del Deporte, Resultados “Encuesta Nacional de Hábitos de Actividad Física y Deporte
2018 en Población de 18 años y más”, Ministerio del Deporte, http://www.mindep.cl/encuesta-ac-
tividad-fisica-y-deporte-2018/
131
Cristian Cerón Prieto y Rebeca Gaete Santelices
de clase, credo, identidad de género, sexo o sexualidad, los derechos que, hoy por
hoy, este Estado incluso desconoce. ¿Pero cómo saltar desde la marginación hacia
la incorporación al debate constituyente? ¿Cómo superar la indiferencia estructu-
ral que ha relegado las conquistas al plano de la visibilidad y al reconocimiento?
¿Cómo superar la brecha de la ausencia de un diagnóstico sin siquiera contar con
la presencia de quienes viven esa realidad, desconocida por terceros? No habrá
justicia sin las mayorías ni democracia sin minorías.
133
Referencias Bibliográficas
1. ALBEAL, F., BARRIENTOS, J., CÁCERES, V., CASTILLO, P., CIFUENTES, D., HERNÁNDEZ, I.,
MUÑOZ, A., SMIRNOW, I., SOTO, G., & SUTHERLAND, J. (2019). Violencias a cuerpos disiden-
tes en Chile: El pre, durante y post estado de emergencia del gobierno de Sebastián Piñera.
Disponible en https://mailchi.mp/506cfc8f5aba/reporte-violencias-a-cuerpxs-disiden-
tes-3594353?fbclid=IwAR14la2RhN7ppfJWEfjIDEjT5X_4jdFw5PqbZ_wx5EFxzwHoNhF-
dTQ291i4
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
134
Cristián Castillo Vásquez
• Que los animales, como seres sintientes, requieren protección contra todo
tipo de tratos crueles, acciones degradantes a su dignidad, actos injustifi-
cados que pudieren causar dolor, terror o angustia y muerte innecesaria.
• Ante aquellos destinados a la alimentación humana, es deber de sus propie-
tarios respetar los derechos de los animales, propender por su bienestar y
asegurar el mantenimiento en un ambiente sano y extenso que permita un
ciclo de dignidad desde el nacimiento hasta su muerte.
• Que el Estado asegure la conservación de las formas de vida presentes en el
territorio y promueva la creación y protección genética de las especies que
habitan la naturaleza, en línea con la seguridad genética de los vegetales y
cereales que componen la matriz alimentaria del país.
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SOBRE LAS Y LOS AUTORES
Camila Peralta García. Académica Facultad Ciencias Sociales e Historia UDP, integrante del
laboratorio de transformaciones sociales UDP.
Cecily Halpern Montecino. Abogada, Universidad de Chile. Magíster en Derecho del Trabajo,
Universidad de Chile. Vicedecana de la Facultad de Derecho de la Universidad de Santiago de
Chile.
137
Danielle Zaror. Abogada, Universidad de Concepción. Candidata a Doctora en Derecho por la
Universidad de Chile.
Emilio Vargas. Licenciado en Artes, mención en Teoría e Historia del Arte, Universidad de
Chile. Magíster en Estudios de la Imagen, Universidad Alberto Hurtado. Curador del Museo de
la Merced.
Gonzalo Mora. Licenciado en Artes. Magíster en Teoría e Historia del Arte, Universidad de
Chile. Doctorando en Teoría Crítica y Sociedad Actual, Universidad Nacional Andrés Bello.
Jaime Bassa. Abogado, Universidad Católica de Chile. Profesor Titular de Derecho Constitu-
cional de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valparaíso. Magíster en Filosofía por la
Universidad de Valparaíso. Magíster en Derecho mención Derecho Público, Universidad de
Chile. Doctor en Derecho por la Universidad de Barcelona, España.
Juan Pablo Ciudad Pérez. Abogado, Universidad de Chile. Profesor de Teoría Política y Cons-
titucional de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago de Chile. Doctorando
en Derecho Constitucional, Universidad de Buenos Aires. Abogado del Comité de Ética Insti-
tucional de la Universidad de Santiago de Chile. Docente investigador del Instituto de Ciencias
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
Alejandro Lipschutz (ICAL). Coordinador Académico del Centro de Estudios Críticos y Sociales
(CECS). Redactor del “Glosario Constituyente Abreviado”, publicado por la Editorial USACH.
Lucía Elena Rizik Mulet. Abogada, Universidad de Chile. Académica, Universidad Central de
Chile. Máster en Necesidades, Derechos y Cooperación al Desarrollo en Infancia, Universidad
Autónoma de Madrid. Máster en Derecho Privado por la Universidad Carlos III de Madrid.
Doctora en Derecho por la Universidad Diego Portales.
138
Manuel Prieto Montt. Doctor en Geografía por la Universidad de Arizona. Profesor Asociado
del Departamento de Ciencias Históricas y Geográficas de la Universidad de Tarapacá. Autor
de diversas publicaciones científicas y co-editor de los libros "Ecología Política en Chile. Natu-
raleza, conocimiento, propiedad y poder” (2015) y The Routledge Handbook of Latin Ameri-
can Development (2018).
María Magdalena Bustos Díaz. Abogada. Profesora de Derecho Civil de la Facultad de Dere-
cho de la Universidad de Chile. Doctora (c) en Derecho, Universidad de Chile-Universidad de
Girona.
Paula Ahumada. Abogada, Universidad de Chile. LL.M Duke University. Doctora en Derecho,
Universidad de Chile. Profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile y de la
Universidad Central de Chile.
LA CONSTITUCIÓN COMENTADA
Tarik Lama Gálvez. Abogado, Universidad de Chile. Postgrado en Derechos Humanos Labora-
les, Universidad de Castilla-La Mancha. Máster en Derecho del Trabajo, Universidad de Talca
y Universidad de Valencia.