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Suelen generar relaciones tóxicas

Lo más peligroso de estas personas, como advierte el psicólogo Albert J.


Bernstein, autor de Vampiros emocionales (Edaf), es que nos roban la energía y
apenas nos dejan respirar sin que ni siquiera nos demos cuenta. Y es que son
expertos en entablar relaciones hiperabsorbentes y maestros del arte de
intoxicar, como su propio nombre indica. Por tanto, no es fácil identificarlos a
primera vista, y muchas veces no reparamos en su personalidad hasta que
comprobamos que después de estar con ellos siempre se repiten las mismas
sensaciones negativas: agotamiento, frustración, estrés o alivio por estar solos.
El psicoanalista y divulgador francés Dominique Barbier explica en La fabrique de
l’homme pervers (Odile Jacob) por qué vivimos en un contexto propicio para la
propagación de este tipo de personalidades tóxicas. Una incipiente ola de
neomaquiavelismo a la que es preciso poner freno para, al menos, ganarse el
aprecio y el respeto de quien nos rodea.

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