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Hambre de papá

Puede ser el deseo literal de conectar con nuestro padre o la figura paterna, es querer su compañía
física, su consejo, su presencia, escuchar su voz, pasar un rato con el. Pero también se puede
manifestar de manera simbólica, es decir que aparece cuando necesitamos aquellos nutrientes
emocionales que un padre es el encargado de proveer a sus hijos que son en específico la seguridad,
la autosuficiencia y la realización personal. A diferencia de la madre que es la encargada de alimentar
con comida física y de manera emocional a sus hijos y los nutrientes que en particular una mamá
brinda son cuidado, amor, placer y también seguridad. La comida es el símbolo que representa a la
madre y a estos nutrientes porque es justamente a través del acto del comer que nos vinculamos con
nuestra mamá desde el nacimiento y de hecho a lo largo de nuestra vida. Desde el acto de lactar
estamos recibiendo comida y amor, cuidado, placer y protección. Por eso es muy lógico que surjan
antojos de comida cuando de lo que tenemos hambre realmente es consuelo, cariño, comprensión,
cuidado, placer y regresar a nuestro lugar seguro como nuestro nido.

En el caso del padre ocurre algo similar, también hay símbolos que representan al padre y a esos
nutrientes que el brinda. En este caso los símbolos que representan al padre son el trabajo y el
dinero. Esos vehículos que nos permiten ser autosuficientes y realizarnos. Por lo tanto cuando
tenemos conflicto en algunas de estas áreas es muy probable que se esté haciendo evidente un
conflicto a resolver con nuestra figura paterna. Asi como llega un punto en el que es inevitable
revisar nuestra relación con la madre cuando hablamos de nuestra relación con la comida, pues
también llega un puno en el que es ineviable revisar la relación que tenemos con nuestro padre
cuando queremos tener una relación armónica con el trabajo y el dinero.

Asi como el hambre de mamá puede manifestarse con comer en exceso o con rechazar por completo
la comida, el hambre de papá se puede manifestar con un exceso en el trabajo y dinero o como un
rechazo o un conflicto con estos temas. Por ejemplo personas adictas al trabajo, o que necesitan un
reconocimiento desde el exterior, personas competitivas al grado de hacerse daño

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