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Desarrollo, posttesarrollo, visi bien Pip stant ices UR Cera “saul Didlogo con CCP reac} anaes) ists Geren Git ecto orer vate enrages Rien Rtgs Critica y Emancipacién Ato IV N*7 / Publicacin semestrl/ Primer semestre de 2012 Directores Emir 8. Sader, Secretario Bjecutivo de CLACSO Pablo A.A. Gentil, Secretaio Eecutivo Adjunto de CLACSO Editor Carlos Abel Suéree Colectivo Editorial Alejandro Grimson (Argentina) Emir Sader (Brasil) Guillermo Almeyra (Argentina/México) (Carlos Abel Suérez (Argentina) Ingrid Sart (Brasil) Jorge Rovira Mas (Costa Rica) Luciano Goncheico (México) Pablo Gentil (Argentina/Brasl) Victor Vich (Peri) Victor Manuel Moncayo (Colombi ‘Secretaios de Redaccién Sabrina Gonzalez y Lucas Sablich Comité Directivo de CLACSO Julio Cése Gambina (FSP, Argentina) Luis Tapia (CIDES-UMSA, Bolivia) José Vicente Tavares (IFCH-UFRCS, Brasil) (Carmen Caamafo Moria (1S-UCR, Costa Rica) Jesus Redondo Rojo (DP-FACSO, Chile) Gabriel Misas Arango (EPRI-UNAL, Colombia) ‘Suzy Castor Porre Charles (CRESFED, Hatt) Francisco Luciano Concheiro Borquez (DCSH-UAM-X, México) omicilio de la publicacién Estados Unidos 1168, CIIO1AAX, Ciudad de Buenos Aires, Argentina Teléfono: (54 11] 4308-4302 cewwewiclacso.ong> ‘Aves de Produccién Editorial y Contenidos Web de CLACSO Responsable editorial Lucas Sablich Director de arte Marcelo Giardina Disefio Editorial Santéngelo Diseno Arte de Tapa Detalle de La Katharsis, 1934, de José Clemente Orozco. Impresion Griffen Laf SRL Propistario Consojo Latinoamericano de Ciencias Sociales -CLACSO ISSN: 1999-6104 -Impreso en Argentina Junio de 2012 © Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales Reape tien learned aca QAR (Quis hecho dpssto qu esblace I Lay 13723, ‘Dimeia Nacional del Dooce do Astor: Expdoneo tsi, ‘Se orion produced loners en cualquier medio a condicin da ‘a respanaailidad po opinions expres n los arco, edo tat ‘alhoracinasincumbe eachasvamiente oe ates many publica no ‘ecearamonte refs lon punts de vista dea Sorta ctv da CLACSO. 2Y quién no querria “vivir bien”? Encrucijadas del proceso de cambio boliviano Pablo Stefanoni D7 ecareniey “buen vivir": reflexiones a partir de In experiencia ecuatorians Héctor Alimonda Teg cheeses caine alten Oscar Madoery Coes cl capitalismo latinoamericeno Rodolfo Gémez Didlogos latinoamericanos OQ es emt Nite io Pablo Vommaro Perspectivas TO) Dee arian rn contemporénea de los derechos: el caso de los pueblos indigenas en aislamiento auténomo Joaquin Herrera Flores 177 craic yecocsad at ctbeniono Ailynn Torres Santana Revistas de Nuestra América 207 ee entre la literatura y la politica Lecturas criticas 2D ae rl atecem ea Sobre Historia de Ios intelectuales en ite José M. Casco sa Latina, de Carlos Altamirano éY quién no querria “vivir bien”? Encrucijadas del proceso de cambio boli En los afos posteriores a la Primera Guerra Mundial se expandi6 por el mundo una sensacién que el alemén Oswald Spengler sintetiz6 en su libro mas conocido: La decadencia de Occidente. Ademés de su titulo, la atraccién de esta obra residia en que alli Spengler sostenia ue los ciclos culturales nacen, crecen, envejecen y mueren, y ademés defendia el caracter historico-relativo del conocimiento': una suerte de “provincializacién de Europa” avant la lettre. En la segunda mitad de los afios veinte, mas precisamente en 1926, el historiador y juris- ta argentino Ernesto Quesada visit6 La Paz donde dict6 una muy di- fundida conferencia sobre “la sociologia relativsta spengleriana’, a Ia que habia dedicado varios afios de su vida, en la que participé el propio presidente boliviano de entonces, Hernando Siles (Quesada, 1926), Las influencias irracionalistas, vtalistas y misticas marcaron, como sabemos, esa década. Por eso no es sorprendente que, en 1929, el conde Hermann Keyserling vjajara a Bolivia yal observar las magnifi- cas ruinas de Tiwanaku sintiera que pisaba un universo habitado por hombres propiamente “mineraloides’ (Keyserling, 1975), alimentando alas corrientes teluristas ya con tn desarrollo en la literatura y la cul: tura boliviana de entonces. Es més, Quesada (atraido por estos temas fn su vejez) discutta con Spengler quiénes constituirfan un relevo de Occidente, y defendia que vendria de los indigenas de América y no de ls eslavos. La cuestién parecta resumirse en quiénes tenfan un alma ‘menos contaminada por la cultura occidental Esos eran los locos ¢ intensos aos veinte, pero en el co- ‘mienzo del siglo XXI el malestar en a globalizacién, junto a la crisis de samen ncompresin de quan cochsnetienen nearer istrie eto de que nocn sins expen den odode ser singular de ‘Pesto ecient gor le ees en ue ecru viet de ‘usar |] Lavaderanenaler espe ua coca alia qo vere IBoretndn slo demise queso par soar ake (Spengler 20958) OE sow OE Prime Senet {QUIEN NO QUERRIA*VIVIR BIEN" los viejos proyectos emancipatorios, potencié el desarrollo de nuevas bisquedas, en las que la llamada emergencia indigena de los diltimos afios (ver Soliz, 2012) ocupa un lugar central, en algsin sentido con la misma expectativa en que el pasado ancestral podré darnos algu- nas claves para enfrentar un futuro incierto, con amenazas de diversos tipos de crisis: econémica, financiera, ecolégica..., ;civilizatoria? Es cen este contexto en el que el Hamado “vivir bien” (suma gamana) 0 “buen vivie” (sumak kawsay) encuentra un caldo de cultive para su difusign mucho més allé de las fronteras donde surgié como discurso alternativo —especialmente Ecuador y Bolivia con la Contracumbre del clima de Tiquipaya como uno de los espacios donde se puso en juego un discurso impugnador de la propia mundialigacion capitalista yy sus modelos de produccién y consume’ Sin duda, sobran razones para el mencionado malestar en tun mundo crecientementeinjusto, consumista plagado de desigualda, dese iniquidades. Frente alos excesos del productivismo desenfrenado yylas apuestas teenologicistas dela economéa verde se impondria a cons- truccién de otras relaciones con la naturaleza (y entre los propios seres hhumanos), desmercantilizando los vinculos y separando el bienestar de la acumulacién de riquezas, No obstante, esa voluntad sin duda elogi ble de buscar alternativas no disuelve la necesidad de poner en cuesti inconsistencias, puntos ciegos, excesos retoricos y contradicciones del “vivir bien”, mds bien, la posibilidad de enfrentar con seriedad y solidez al apitalismo actual hacen indispensables estos debates. Esa perspecti- vvaestd detris de este articulo, que se apoya en la conviecion de que una critica sustentada y matizada es mucho mds provechosa que la repeti- ci6n ad infinitum ~y aritica~ de los principales t6picos dl “vivir bien”; discurso hay que decirlo que se sustenta mas en la necesidad de creer {que hay vida més alla de esta (pos)modernidad insatisfactoria que en la propia consistencia de las propuestaalternativas. Qué es el “vivir bien”? En una reunién cerrada en la ciudad de La Paz con importantes dir- sgentes del actual gobierno boliviano, en 2010, la pregunta disparadora del debate fue: qué esel ‘vivir bien'?”. Como resulta claro, el hecho de «que nadie pueda estar en contra del sentido literal del término conspira contra los plus de sentido que se le quiere incorporar -muchas veces hablando por los propios subalternos-~. Es evidente que nadie podria estar en contra de “vivir bien’, pero la cuestin se complejiza, sin duda, cuando este “vivir bien” ~que serfa no desarrollista, no consumista e ineluso no moderno/occidental~ es contrapuesto al “vivir mejor”, que implicaria, capitalismo mediante, que otros vivan peor. En el citado encuentro surgieron varias -y sorprenden- tes~ respuestas de los funcionarios alli presentes’. Un importante parlamentario indicé que “vivir bien” es Estado de Bienestar de tipo europeo tout court. Un funcionario de la vicepresidencia ~con antigua militancia marxista- sostuvo que se trata de un proyecto “anticapita- lista”, Desde otra perspectiva, un alto funcionario indigena argument6 | Hl I | Bsa voluntad sin duda elogiable || de buscar alternativas no disuelve ||| | tamecerted do poner on cxetén | | las inconsistencias, puntos ciegos, || excesos retorios y contradicciones | (del i que el “vivir bien” es la construccign de una ética del trabajo y de la Independencia personal (puso como ejemplo a las comerciantes ayma- ras que, esfuerzo mediante, lograron tna buena situacién econémica y ahora bailan en la fiesta del Gran Poder con seguridad privada que las cuida de posibles robos, dado el valor de sus joyas). Finalmente, tuna militante del Movimiento al Socialismo (MAS) de la ciudad de El ‘Alto, opiné que “vivir bien” incluye el acceso a la salud, ala educacién yy otras servicios, pero que también deberia incluir alguna medida de la felicidad. En este caso, nadie hablé de la relacién con la naturaleza, aunque el canciller David Choquchuanca enfatiza esa cuestién: rs el captalismo lo més importante ela plata el capital. Para ‘nosotros lo mis importante el vida, Esa esl diferencia, nes tra lucha va mis alli. Es més, para nosotros el hombre ests en el timo lugar. Primero estan las aves, las mariposas, las hormi- 35 los certos, ls ros, as estrellas, todosellos,y nosotros somos apenas una pequefa parte de todo est. Buscamos una vida ar smdnica entre hombre y naturaleza, por eso el presidente Morales 5 Dade qa ats de eat cera no mesons ls nombres os OE OE tor QUIEN No QUERRIA-VIVIR BUEN” ha dicho: "Ve aser mis importante hablar sobre los derechos de la Madre Tierra que hablar de los derechos humanos” (Svampa etal, 2010:267). ‘Como puede observarse, el abanico de imaginarios detris del clusivo “vivir bien” es bastante amplio y en general no esta puesto en debate. La ambigiedad intrinseca a un “concepto en construccién” es rellena- dda con ideas diversas y a menudo excesivas dosis de wishful thinking. El problema es atin mas complejo porque sus promotores no convocan, como ciertos grupos religiosos, a un éxodo personal de la modernidad;, por el contrario, el suma gamafia se postula como un conjunto de ideas destinadas a una transformacidn sistémica seftalada a participar en las luchas contrahegeménicas¢ incluso a ofrecerse como alternativa al ca- pitalismo alls donde no hay indigenas. Aun en el mundo desarrollado, Pero esquiva por completo que los actuales desafios a Occidente surgen de paises ~China, India Brasil~ sostenidos en un desarrollismo feroz, con élites en la frontera educativa mundial y sin cuestionar precisa- mente ciertas ideas fuerza de la modernidad. El problema basico del “vivir bien” es que sus difusores no han logrado -ni se han esforzado por lograrlo~ vincular un progra- _ma que supuestamente surge de las casmovisiones indigenas con las experiencias vitales de los indigenas y de las comunidades realmente existentes. En segundo lugar, estas propuestas aparecen desvinculadas del debate macro y microeconémico y de la elaboracién de propuestas transicionales relacionadas con el “otro mundo posible”. Problemas como el trabajo, la innovacién, la tecnologia, cl mercado y muchas otras tematicas con las que el socialismo real se estrell6 (Nove, 1987) ~sdejando en evidencia que su abordaje resulta imprescindible en un proyecto poscapitalista- estén completamente diluidos en una retorica quasi mistica en algunos casos o simplemente ut6pica/altercivilizato- ria en otros, con un riesgo ala vista: en el caso boliviano, el proceso de cambio choca a diario con viejos problemas como la debilidad del Estado y una institucionalidad endeble, un acceso ala salud por debajo de niveles minimos de bienestar, una educacién que reproduce las des- igualdades de origen, y un largo etcétera. Frente a todo esto, la receta (casi magica) es el Estado Plurinacional. ‘Menos atin, la propuesta del "buen vivir” se articula con la discusion sobre la especializacién econémica por la que deberia optar Bolivia, el modelo productivo, siel tipo de cambio debe seralto obajoy ‘otras cuestiones de una esferaen la cual falta de planteos alternativos se imponen naturalmente los “téenicos”, que han manejado con pro- lidad la macroeconomia en la era Evo pero dentro de unos margenes bastante conservadores (lo cual no es en sf mismo cuestionable, dados los descalabros anteriores de las izquierdas en el poder ~especialmente en los afios ochenta-, pero es un llamado a reducir las expectativas refundacionales). Resulta obvio que entre la ritualizacién del trabajo agrario ~y los mecanismos de reciprocidad en las comunidades que suele ponerse como ejemplo de pricticas otras ya construccién de una alternativa poscapitalista (e incluso posneoliberal) minimamente ar- ticulada hay ua larguisimo teecho que s6lo se puede rellenar tratando de generalizar algunas experiencias ya existentes, no mediante simples propuestas “holistas” ideales ~como la armonia, la reciprocidad y la vida (Spedding, 2011)— sin sustento econémico ni sociolégico, ni una explicacion convincente sobre cémo aplicar estos modelos a ls ciuda- des. En el mejor de los casos existen interpretaciones bastante discuti- bles sobre las formas de reciprocidad y uso del espacio en las grandes ferias, como la 16 de Julio en la ciudad de E1 Alt, pero es0s andlisis no son comprensivos del modelo industrial alteno, basado en el trabajo familiar pero también en la superexplotacion del trabajo‘ Pero ademas, al no abordar con seriedad los problemas econémicos “duros”, las eriticas al capitalismo y los andlisis catastro- fistas de los partidarios del “vivir bien” son sede de una peligrosa can- didez politica e intelectual que los vuelve ficilmente rebatibles, tanto porlos neoliberales como porlos neodesarrollistas. En verdad, el “vivir bien” no se propone reemplazar al capitalismo, su propuesta ~como estd en a nueva Constitucién—es el modelo de pluralismo econémico, sin que se sepa cmo se articularan economia comunitaria con eco- noma estatal y economia privada, ano ser por la imagen del tren que us6 el vicepresiente Garcia Linera, donde la economia comunitaria era el ltimo vag6n (la estatal era el primero). Por otro lado, como no se incluye en la propuesta renunciar a los bienes de consumo tecnolé- gicamente perfeccionados’, bienes que no es posible construir en ¢l marco de economias comunitarias, esas dltimas dependerian inde- fectiblemente de los productos fabricados en la esfera capitalista. Pero no hace falta ir tan lejos: bastaria pensar simplemente en los alimentos procesados, que pesan crecientemente en el consumo alimentario de los campesinos y que son producidos por la economia de mercado. En. general, los partidarios del “vivir bien” responden a cualquier pedido oj (200), bland por cla,» Falpe Quip recamo en 20: "Qacemor tects ¢ OE ‘sme OE Atow de precisién que “hay que aplicar la Consttucién”, Pero sin ideas in termedias, capaces de pensar procesos de transicin y desmercantiliza ign de espacios crecientes de la vida social, se termina cayendo en una suerte de fetichismo constitucional en el quela letra dela Carta Magna podria imponerse sobre el pais realmente existente, 2Quiénes son los ind{genas? ‘Un tema adicional esa difcukad para establecer fronteras entre indi- sgenasyno indigenas. Ya desde la Colonia, ls eategoras etnias fueron tun objeto resbaladizo. Y en muchos casos, la idea de continuidad de los grupos étnicos precolombinos enfrenta una serie de escollos sig nificativos, en parte debido alo traslados poblacionales por parte de los incas (mitimaes) y las posteriores poiticasétnicas de la Colonia, destinadas a debilitar el poder residual de los descendientes de los in- cas, reconocides, no obstante, como nobles por la Corona espatiols, Otros procesos, como la aymarizacion de los urus, dan cuenta de las tensiones interétnicas precoloniales. Pero, a su ver, estin las fronteras iéviles de la indianidad, que en gran medida se expresaban en los censos, La indianidad conllevaba en la Colonia una condicion fiscal (ago del tributo indigena) y juridica (la masa deindios fue considera- dda “miserable” pero los nobles neas fueron reconocides como tales) ‘Luego pasaréa ser una condicion bioldgca durante el auge del darwi- nismo socal, una condicign de case en los afioscincuenta dl siglo XX (indigena=campesino) y, ya en la década del noventa, una pertenencia étnica-cultaral mediante la autoindentificacién, como queda materia- lizado en el censo de 2001 También la categoria de mestizo suftié mutaciones, y si hoy es simbolo de crollo, en el siglo XIX era cas sindnimo de artesano urbano (carpintero, pllerero, herrero,sombrerero et.). Huo ciertos :momentos en que blancos y mestizos se censaban juntos, y otros (a fi rales del sigh XIX) en que se diferenciaron al parecer, debido a que el gobierno popular de Manuel fsdoro Belzuimplico un distanciamiento QUERRIA“VIVIR EN? axuitx ‘comunidades y transformaciones en las cosmovisiones indigenalorigi- narias (Rivigre, 2004; Frias Mendoza, 2002; Canessa, 2004). Presencia cristana, hay que recalear, que es también importante al interior del bloque indigena/popular oficialista, como se pudo ver entre los con- vencionales del MAS en la Asamblea Constituyente que junto ala dere- cha se opusieron a legalizar el aborto y a incorporar al texto constitu ional otros derechos reproductivos. Luego esté el problema dela estructura productiva Si bien en Bolivia el Estado es tradicionalmente débil, la economia privada es as débil atin, por lo que las lgicas rentistas operan como una ley de hierro de la politica como puede observarse en los primeros me ses de 2012 con la escalada de conflicts diversos: médicos en huelga contra el aumento de su jornada laboral de 6 a 8 horas a pedido de Jos campesinos; maestros en plan de lucha por aumentos salariales; ‘minas tomadas alternativamente por campesinos y cooperativistas ‘mineros; conflictos entre municipios y departamentos por problemas de limites (ineluyendo el acceso a recursos naturales, como po70s ga siferos); discapacitados enfrenténdose dantescamente com la poticia en demanda de un bono social; pobladores linchando a (supuestos) de- lineuentes y colocdndoles carteles tales como “soy un ladron peruano”, entre muchos otros conflictos (Toranzo, 2012). Peo, sin duda, el que ‘tuvo mayor divulgacién internacionales la resistencia de los indigenas del Terrtorio Indigena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) a la construccién de una carretera cuyo trazado original partia en dos al TIPNIS y amenazaba su espacio vital. Ademas, segin los indigenas, el trazado favoreceria la expansin de los cocaleros que ya estin instala- dos en el llamado Poligono 7, al sur del parque de 12.000 kilémetros cuadrados (Orozco R. et al, 2006). El conflcto del TIPNIS es importante, ademés, porque cancelé la posibilidad de hacer planes neodesarrollistas en el plano de las politicas piblicas y mantener discursos “pachamémicos” en se- :minarios de formacién o tribunas internacionales aparentemente sin costo alguno. La cuestin de la carretera obliga poner sobre la mesa una pluralidad de problemas que son, precisamente, las dificultades pra “aterrizar” perspectivas posdesarrollstas las que nadie se opone (, mejor dicho, nadie se oponia antes del conflicto del TIPNIS) pero tampoco (casi) nadie defiende al hora de definir politicas piblicas en ‘una reunién de gabinete. En un pais donde los “movimientos sociales” ya estin en el poder, os tiempos de las alternativas no pueden quedar completamente desfasados de los tempos dela politica El onflicto del TIPNIS moste6 varios problemas: = Las formas a menudo bruscas con las que el gobierno bus- a imponer sus planes (como ya habia ocurrido con el fa- ido gasolinazo de diciembre de 2010). = Lanecesidad de avanzar en creatividad para buscar solucio- nes alas dificutades que se van presentando: en este caso, .cémo compatbilizar la tradicional necesidad de integracion fisica del pais con los nuevos derechos de los pueblos indige- nas (y dela propia naturaleza si asumimos en sero el “vivir en") consagrados en la nueva Carta Magna. = El hecho de que los imaginarios de consumo de los secto- res populares bolivianos por mas que sean indigenas— no son demasiado diferentes a los de otros espacios plebeyo/ populares del continente y del mundo. Pero hay més: en el caso del TIPNIS, los mas entusiastas impulsores de Ja ruta no son grupos oligérquicos (aunque algunas éites pueblerinas amaz6nicas y empresarios apoyan el trazado) sino los campesinos co- caleros, ahora diabolizados por varios de los defensores del “vivir bien” y por el grupo de ex funcionarios hoy crticos que reclama la reconduc- cidn del proceso de cambio’ ‘Todo ello dejé en evidencia que hablar de “los indigenas” no da cuenta de ninguna identidad concreta y esta mas cerca de una identidad global a menudo construida en el mundo de las ONG, los ‘organismos internacionales y otros espacios alejados de la vida popu- lar y subalterna realmente existente. Para comprender los dilemas y 1 jlo de 2001 on grape dee uci dl obit de Mose int etal y unos poco dries scales fearon mast relma do ls recon del poeno de cambio (Manin dela Coordnadors Plrinaconl dela Reconducin, Por recoperecn del proven de cabo paral pcs y con el pt) El dncament cushns a incon en Sipeceetiatis dbs eons bln voted pa par more Ceci species co eich ropes eal pen epunnel proviedlrogis eprom pubic en eo {slim nasi eformead ne ae derecho 0 cee “recnduci detPr de Camb vain ray dad ar reed sengiar “nese y "deers feu, Teg, Hal Perel ex wccte dT Agno Amro ches ‘tthe Dla en Ettos Undo, stare Gates ec ig ee ‘Gera del Aga, Osa ler ee ors saa de milo ator ‘condi Al lume eo, ara Litera afta con spin cd eds ns afrmacones de qr pc © md haba cmb ena connie etna, ceende scarcer port TIPNIGy asa sr mater sn se ris io dm flr coe tera pre OE oR Primer 5 las dificutades del proceso de cambio boliviano parece imprescindible reponer la nocién de “interés”; es decir, analiza las posiciones en juego de acuerdo a lugares de clase, geogriticos, regionales, ecologicos, ete, donde los diferentes sectores construyen sus identidades, sus estrate- gias y sus intereses colectivos. Por ejemplo, a idea ~entre los propios aymaras y quechuas~ de que los indigenas amazénicos son salvajes 0 primitivos tiene una larga tradicién desde la época de los incas y no es ajena a la forma como cocaleros y ottos campesinos analizan hoy el problema de la carretera del TIPNIS (Erbol, 2011). ‘Como efecto adicional, la dinimica de enfremtamientos generada desde la VIII Marcha indigena de tierras bajas ~con amplio apoyo de las clases medias urbanas~ en contra del proyecto carretero ha Ilevado al presidente Evo Morales a afirmar que “el ambientalismo es el nuevo colonialismo” (Opinién, 2012), lo que dicho asi echa por tierra muchas de sus afirmaciones en las contracumbres climaticas y en otros foros internacionales como Naciones Unidas. En este marco, la lucha del TIPNIS ha tentado al grupo que promueve la “reconduccién’ del proceso de cambio a buscar alli a los verdaderos sujetos del cambio, lo que sin duda conlleva como ries- {g0 el menosprecio a las mayorias populares -rurales y urbanas~ que alteraron las relaciones de fuerza abriendo camino al actual proceso posneoliberal en favor de sujetos ideales que, esta vez si, podrian pro- piciar un “verdadero” cambio. Estas concepciones no son ajenas alas perspectivas politicas de las revoluciones eternamente traicionadas, en funcién de parimettos construidos por fuera de una “sociologia” del propio proceso politico y social En elcaso boliviano, desde el comienzo del actual ciclo po- Iitico existi6 una confusion entre la radicalidad del cambio de éites y Ia radicalidad de las nuevas dltes, una diferenciacién que no es menor dado que un andlisis basado en un minimo de realismo socioldgico ‘muestra un complejo juego en el cual los sectores populates bolivianos (no s6lo populares) apoyan la cara buena del Estado (politica redis- tributivas) mientras pueden combatir 2 muerte ~a veces literalmen- te- su cara “fea”, es decir, el cobro de impuestos, las eyes de importa- ‘cin y otras regulaciones que limiten diversas formas de “capitalismo popular” existentes en el pais. Las complicadas combinaciones entre ‘conservadurismo y radicalidad son un sustrato ineludible en el analisis politico boliviano. Es evidente que ello tiene profundas causas historicas, vvinculadas con la propia construccién nacional y que no se trata de criminalizar la “informalidad", pero hoy resulta evidente que no es posible construir proyectos aternativos al capitalismo hegeménico sin partir de esta sociologia econémica. Sociologia econémica que expli- a, a la postre, por que se impusieron vias diferentes al “vivir bien” mis 0 menos mitifcado, a favor dl “capitalism andino”, 0 por qué Jos lideres campesinos (como Nemesia Achacolo Isaac Avalos) die- ron un “golpe de Estado” que desplaz6 desu cargo al viceministro de Tierras Alejandro Almaraz, partiario de la dotacion comunitaria de los predos. En efecto, desde hace varios aos, los aymarasy quechuas vienen oponigndose alas Tierras Comunitarias de Origen (TCO) y de- rnunciando a sus propietaros, especialmente alos pueblos del oriente ddemogrificamente pequeio, como “terratenientes indigenas” | | | HTT UI Paradéjicamente, cuando Bolivia | | ‘se vuelve un pais crecientemente urbano desde el punto de vista | | demogrdfico, accede al poder | un partido campesino, en una || experiencia inca en el continent La propia idea de “reconduccin” promueve un imaginario acerca de tuna “edad de oro” del actual proceso de cambio que nunca exist, Desde el comienzo, el discurso del “vivir bien” coincidia con expec tativas mucho més concretas de “vivir mejor"; incluso en el gobierno se hablaba ya de un gran salto industrial, y un periodista del diario «statal Cambio podia escribir un larguisimo articulo propiciando un salar de Uyuni surcado por enormes centrales nucleares’. Todo lo cual devino en el potenciamiento de dos grandes ilusiones: la neodesart0- lista ~que imagina una expansién industrialista de dudosas posibili- dades de materializacién— y a comunitarista, basada en sujetos ideales yen un comunitarismo abstracto, pleno de figuras retdricas pero sin ‘capacidad para mejorar las condiciones de vida delos bolivianos. Entre ambos extremos, lo que subsiste es un neoextractivismo con cierta re- istribucién del ingreso y un Estado mucho més activo que en la etapa (Cond Vile 2010, OE ‘nav 2 OE Somers {QUIEN NOQUERRIA“Vivin EN neoliberal -sumado al debilitamiento del colonialismo interno me- dante el Estado Plurinacional- No €s poco. De hecho es mucho mejor que lo vivido en ‘cualquier otra etapa de la historia de Bolivia, Pero lo que faltaes gigan- tesco, no sélo para construir “otra civilizacién”, sino para garantizar ‘que casi la mitad de la poblaci6n salga de la pobreza. En esta tarea, ‘como ha sefalado Pedro Portugal Mollinedo (2010), la exotizacién de los indigenas los aleja~no los acerca~ del poder. Bibliografia Barragin, Rossana 1992 “Ientidaesindiasy mestzas:unaintervencn al debate’ em Awedeterminacién (La Paz) N° 10, octubre Barragin, Rosana 2009 "Categorias eidentidades en permanente definicin”en “Arnold, Dense ¥(comp.) ndigenas oreo Laconstraccién plc ie identidades ene Aliplano bolivian (La Paz: Uni) ‘Barragin, Rosana ySliz, Carmen 2009 “dentidades rbanas el caso els. indigenes cudades de La PazyELAlto (Altiplano Norte)" n ‘Arnold, Dense (comp) ndigenas wares? La construc plc 4: dentidader ene Aliplao bolivia (La Pas: Uni) (Caneta, Andrew 2004 Hermanos bajo piel: evanglicos ykataritsenBalivis? Spedding Alison (comp) Gracias Dis yo achachis Esayos ‘dela scold a eligi on os Andes (La az: seat Phra). ‘Conde Villareal, Edwin 2010"Sslar-de Uyun. 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