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El ozono

El ozono (O3) es una sustancia cuya molécula está compuesta por


tres átomos de oxígeno, formada al disociarse los dos átomos que componen el gas de
oxígeno. Cada átomo de oxígeno liberado se une a otra molécula de oxígeno gaseoso
(O2), formando moléculas de ozono (O3).
A temperatura y presión ambientales es un gas de olor acre y generalmente incoloro, pero
en grandes concentraciones puede volverse ligeramente azulado. Si se respira en grandes
cantidades puede provocar una irritación en los ojos o la garganta, la cual suele pasar
después de respirar aire fresco durante algunos minutos.
El ozono es el primer alótropo de un elemento químico que fue identificado por la ciencia.
En la actualidad no se conoce bien quién fue su descubridor original, siendo varios los
candidatos. Varios estudios apuntan a que fueron los químicos Charles Fabry y Henri
Buisson quienes descubrieron en 1913 la capa de ozono.
En 1785, el químico holandés Martinus van Marum notó un olor extraño mientras estaba
llevando a cabo experimentos con chispas eléctricas por encima del agua, que atribuyó a
las reacciones eléctricas, sin darse cuenta de que en realidad había creado ozono. 2 Medio
siglo más tarde, Christian Friedrich Schönbein percibió el mismo olor acre y lo reconoció
como el olor que se apreciaba a menudo en las tormentas eléctricas después de la caída
de un rayo. En 1839, logró aislar el compuesto gaseoso y lo llamó «ozono», de la palabra
griega ozein(ὄζειν), 'tener olor'. Por esta razón, Schönbein es generalmente acreditado con
el descubrimiento del ozono. La fórmula para el ozono, O 3, no fue determinada hasta 1865
por Jacques-Louis Soret y confirmada por Schönbein en 1867.
Durante gran parte de la segunda mitad del siglo XIX y hasta bien entrado el siglo XX, el
ozono se consideraba un componente saludable del medio ambiente por los naturalistas y
asilos de salud. La localidad de Beaumont, California, tuvo como lema oficial «Beaumont:
Zona de Ozono», como evidencian las postales y el encabezamiento de las cartas de la
Cámara de Comercio.8 Los naturalistas que trabajaban al aire libre a menudo
consideraban las elevaciones más altas beneficiosas debido a su contenido de ozono.
«Hay una atmósfera muy diferente [en la cota más alta] con suficiente ozono para sostener
la energía necesaria [para trabajar]», escribió el naturalista Henry Henshaw, trabajando
en Hawái. El aire marino se pensaba que era más saludable por su contenido de ozono;
pero el olor que da lugar a esta creencia es, de hecho, la de los metabolitos de las algas
halogenadas.
Incluso Benjamin Franklin pensaba que la presencia del cólera estaba relacionada con la
deficiencia o falta de ozono en la atmósfera, una opinión compartida por la Asociación
Británica de Ciencia (British Science Association, entonces conocida simplemente como
British Association).

Aplicaciones
El ozono se puede producir artificialmente mediante un generador de ozono.
Tiene uso industrial como precursor en la síntesis de algunos compuestos orgánicos, pero
principalmente como desinfectante depurador y purificador de aguas minerales. Su
principal propiedad es la de ser un fuerte oxidante. También es conocido por el importante
papel que desempeña en la atmósfera. A este nivel es necesario distinguir entre el ozono
presente en la estratosfera y el de la troposfera. En ambos casos su formación y
destrucción son fenómenos fotoquímicos.
Cuando el oxígeno del aire es sometido a un pulso de alta energía, como un rayo, el doble
enlace O=O del oxígeno se rompe, entregando dos átomos de oxígeno, los cuales luego
se recombinan con otras moléculas de oxígeno. Estas moléculas recombinadas contienen
tres átomos de oxígeno en vez de dos, lo que origina ozono.
Desinfección del agua
La primera vez que se utilizó con este propósito tuvo lugar en 1893. Desde entonces ha
ido ganando en popularidad y es empleado cada vez más por industrias y particulares.
Las principales ventajas que aporta el ozono para su uso en aguas son:

 Elimina los olores y sabores del agua.


 No deja residuos.
 Es compatible con otros tratamientos.
 No afecta al pH.
 No colorea el agua.
Una de las principales ventajas de su uso es la conversión del ozono en oxígeno, sin dejar
ningún residuo químico perjudicial en el agua.

Ozono atmosférico
El ozono atmosférico se encuentra en estado puro en diferentes concentraciones entre los
10 y los 40 km sobre el nivel del mar, siendo su concentración más alta alrededor de los
25 km (ozonosfera), es decir, en la estratosfera.
Actúa en la atmósfera como depurador del aire y sobre todo como filtro de los rayos
ultravioletas procedentes del Sol. Sin ese filtro la existencia de vida en la Tierra sería
completamente imposible; de ahí la gran importancia de la llamada “capa de ozono”.
El ozono en su forma natural es un gas de color azul y de un olor picante muy
característico. Se licúa a −111,9° C y se solidifica a −193° C.
El ozono en altas concentraciones y por períodos prolongados tiene efectos perjudiciales
para la salud. Más allá de especulaciones (muchas de ellas de carácter publicitario) acerca
de efectos beneficiosos a bajas concentraciones, la Organización Mundial de la
Salud plantea que no hay ninguna evidencia de un umbral por debajo del cual no exista
perjuicio.

Ozono estratosférico

El agujero de la capa de ozono el 22 de septiembre de 2004.

El ozono se encuentra de forma natural en la estratosfera, formando la denominada  capa


de ozono. El ozono estratosférico se forma por acción de la radiación ultravioleta, que
disocia las moléculas de oxígeno molecular (O 2) en dos átomos, los cuales son altamente
reactivos, pudiendo reaccionar estos con otra molécula de O2 formándose el ozono.
El ozono se destruye a su vez por acción de la propia radiación ultravioleta, ya que la
radiación con longitud de onda menor de 290 nm hace que se desprenda un átomo de
oxígeno de la molécula de ozono. Se forma así un equilibrio dinámico en el que se forma y
destruye ozono, consumiéndose de esta forma la mayoría de la radiación de longitud de
onda menor de 290 nm. Así, el ozono actúa como un filtro que no deja pasar dicha
radiación perjudicial hasta la superficie de la Tierra.
El equilibrio del ozono en la estratosfera se ve afectado por la presencia de contaminantes,
como pueden ser los compuestos clorofluorocarbonados (CFC), que suben hasta la alta
atmósfera, donde catalizan la destrucción del ozono más rápidamente de lo que se
regenera, produciendo así el agujero de la capa de ozono. El daño que causan cada uno
de estos contaminantes es función de su potencial de agotamiento del ozono. Esto fue
descubierto por los científicos Mario Molina (México), Frank Sherwood Rowland (Estados
Unidos) y el holandés Paul J. Crutzen, obteniendo por ello el Premio Nobel de Química en
1995.
Para medir la concentración de ozono en la atmósfera se utilizan instrumentos en satélites,
tales como GOMOS en el satélite Envisat.

Ozono troposférico

Un letrero de la calidad del aire, señalando un aviso de ozono alto, Gulfton, Houston, Texas.

También denominado ozono ambiental. Se trata de un gas incoloro que se crea a través
de reacciones fotoquímicas entre óxidos de nitrógeno (NOx) y compuestos orgánicos
volátiles (COV) derivados de fuentes como la quema de combustible. Es el compuesto
más destacado de los oxidantes fotoquímicos y forma parte del llamado esmog
fotoquímico.
Puede encontrarse en la zona más baja de la atmósfera, ya que proviene de emisiones
naturales de COA, NO* y OC, así como del ozono estratífico descendente. Esto se
convierte en un problema, puesto que el ozono, en concentración suficiente, puede
provocar daños en la salud humana (a partir de unos 150 microgramos por metro cúbico) o
en la vegetación (a partir de 30 ppb (partes por billón anglosajón, o millardo) y contribuye a
generar un calentamiento en la superficie de la Tierra. Estas características del ozono han
propiciado que dentro de la Unión Europea aparezca una normativa relativa al ozono en el
aire ambiente (Directiva 2002/3/CE), que establece el nuevo régimen jurídico comunitario
sobre el ozono troposférico presente en la baja atmósfera.
Su formación empieza a partir de la emisión del dióxido de nitrógeno (NO 2) e hidrocarburos
(compuestos que reaccionan en la presencia de calor y luz solar para producir ozono).
El mecanismo mediante el cual se genera el ozono en la troposfera es completamente
distinto, ya que a esta altura no llegan las radiaciones ultravioletas. El ozono, en este caso,
se forma a partir de ciertos precursores (NO* - óxidos de nitrógeno y VOCs - compuestos
orgánicos volátiles, como el formaldehído), contaminantes provenientes de la actividad
humana. Estos contaminantes se disocian formando radicales con radiación menos
energética, y dichos radicales pueden formar ozono con el oxígeno molecular.
El conjunto del ozono, forma una neblina visible en zonas muy contaminadas,
denominada smog fotoquímico o symog de verano, ya que, en el hemisferio norte, ocurre
generalmente entre los meses de agosto y septiembre.

Toxicidad
Su presencia en la estratosfera protege de las excesivas radiaciones ultravioletas. Es un
potente oxidante detectable a concentraciones por debajo de 0,1 ppm. Es bastante
soluble, por lo que su acción irritante se manifiesta en las vías respiratorias superiores.
Aunque no es probable que el ozono de forma natural aparezca en concentraciones
peligrosas para el hombre, es un compuesto extremadamente reactivo.
El límite recomendado de exposición de ozono es de 0,1 partes por millón (ppm), o sea 0,2
miligramos por metro cúbico, calculado como una concentración ponderada de ocho horas,
y a corto plazo de 0,03 ppm (0,6 mg. por metro cúbico), como una concentración
ponderada de quince minutos. En función de la concentración puede producir diversos
efectos en el organismo (Tabla 1)
Incluso en concentraciones muy bajas, el ozono puede ser nocivo para el tracto
respiratorio superior y los pulmones, aun tratándose de una exposición de corta duración.
A concentraciones extremadamente bajas, el ozono puede producir hipersensibilidad
bronquial y respuesta inflamatoria en el tejido respiratorio. Además, la exposición
intermitente puede causar una inflamación en bronquios y pulmones.
Estudios en animales indican que el ozono también puede provocar edema pulmonar, que
puede aparecer hasta veinticuatro horas más tarde de la exposición.
La disminución en la función respiratoria no parece ser más pronunciada en fumadores o
personas con desórdenes pulmonares preexistentes.
A concentraciones más altas puede aparecer función renal reducida, fatiga extrema,
mareo, inhabilidad para dormir o cianosis.
El ozono (O3) es un potente oxidante que reacciona con proteínas y lípidos,
particularmente con membranas biológicas. Una pequeña cantidad se absorbe en la
sangre; su reactividad extrema limita su habilidad de acumularse. Es posible que haya
efectos secundarios caracterizados por un defecto en la disociación del oxígeno de
la oxihemoglobina. Incluso en niveles de exposición de ozono de 0.1 ppm, puede resultar
en un envejecimiento prematuro si la exposición es lo suficientemente prolongada.
Además, debido a su habilidad oxidante, a muy altas concentraciones puede causar
irritación en la piel y los ojos.
A largo plazo, los efectos potenciales que se han detectado han sido jaqueca, irritación de
nariz y garganta, constricción del pecho y congestión pulmonar en trabajadores expuestos.
Se cree que el ozono actuará de manera sinérgica con otros materiales, ya que, tras un
estudio en ratas, los animales expuestos al ozono con anterioridad a una exposición a
polvillo de amianto o asbesto, la concentración pulmonar de amianto fue superior en los
pulmones un mes después que los animales no expuestos a ozono. Por otra parte, no se
observó sinergia entre el ozono y el ácido sulfúrico o dióxido de nitrógeno. 14
En cuanto al uso de ozono en las industrias, no se considera satisfactoria la detección de
fugas por el olor, porque incluso fugas ligeras causan la insensibilidad de sentido olfativo y
llevan a la falsa conclusión de que la fuga ya no existe, por lo que se deben emplear
detectores de ozono para advertir de forma sonora y visual las fugas.
Tras ser empleado en la industria u otras técnicas de forma artificial, para ser liberado de
nuevo a la atmósfera debería pasar a través de un equipo destructor de ozono que
provoque la descomposición de ozono a oxígeno, o ser liberado de modo que no
represente ningún peligro.
El efecto invernadero es un proceso en el que la radiación térmica emitida por la
superficie planetaria es absorbida por los gases de efecto invernadero (GEI) atmosféricos
y es irradiada en todas las direcciones. Como parte de esta radiación es devuelta hacia la
superficie y la atmósfera inferior, ello resulta en un incremento de la temperatura superficial
media respecto a lo que habría en ausencia de los GEI.
La radiación solar en frecuencias de la luz visible pasa en su mayor parte a través de la
atmósfera para calentar la superficie planetaria y luego ésta emite esta energía en
frecuencias menores de radiación térmica infrarroja. Esta última es absorbida por los GEI,
los que a su vez reirradian mucha de esta energía a la superficie y atmósfera inferior. Este
mecanismo recibe su nombre debido a su analogía al efecto de la radiación solar que pasa
a través de un vidrio y calienta un invernadero, pero la manera en que atrapa calor es
fundamentalmente diferente a como funciona un invernadero al reducir las corrientes de
aire, aislando el aire caliente dentro de la habitación y con ello no se pierde el calor
por convección.
Si un cuerpo negro ideal estuviese a la misma distancia del Sol que la Tierra, tendría una
temperatura de cerca de 5,3 °C. Sin embargo, dado que nuestro planeta refleja un 30 % de
la radiación entrante,56 la temperatura efectiva de este planeta hipotético (la temperatura
de un cuerpo negro que reflejara la misma cantidad de radiación de la Tierra) sería
cercana a −18 °C.78 La temperatura superficial de este planeta negro es 33 °C inferiores a
la temperatura superficial real de la Tierra (de unos 14 °C).9 El mecanismo que produce
esta diferencia entre la temperatura superficial efectiva y la real es debido a la atmósfera y
es conocido como efecto invernadero.
El efecto invernadero natural de la Tierra hace posible la vida como la conocemos. Sin
embargo, las actividades humanas, principalmente la quema de combustibles fósiles y
la deforestación, han intensificado el fenómeno natural, causando un calentamiento global.
Se llama lluvia ácida a la que se forma cuando la humedad del aire se combina
con óxidos de nitrógeno, dióxido de azufre o trióxido de azufre emitidos por fábricas,
centrales eléctricas, calderas de calefacción y vehículos que queman carbón o productos
derivados del petróleo que contengan azufre. En interacción con el agua de la lluvia, estos
gases forman ácido nítrico, ácido sulfuroso y ácido sulfúrico.1 Finalmente, estas sustancias
químicas caen a la tierra acompañando a las precipitaciones, constituyendo la lluvia ácida.
Los contaminantes atmosféricos primarios que dan origen a la lluvia ácida pueden recorrer
grandes distancias, siendo trasladados por el viento a cientos o miles de kilómetros antes
de precipitar en forma de rocío, lluvia, llovizna, granizo, nieve, niebla o neblina. Cuando la
precipitación se produce, puede provocar deterioro en el medio ambiente.
La lluvia normalmente presenta un pH de aproximadamente 5,65 (ligeramente ácido),
debido a la presencia del CO2atmosférico, que forma ácido carbónico, H2CO3. Se
considera lluvia ácida si presenta un pH menor que 5 1 y puede alcanzar el pH
del vinagre (pH 3), valores que se alcanzan cuando en el aire hay uno o más de los gases
citados.

Formación
 Una gran parte del SO2 (dióxido de azufre) emitido a la atmósfera procede de la
emisión natural que se produce por las erupciones volcánicas, que son fenómenos
irregulares. Sin embargo, una de las fuentes de SO2 es la industria metalúrgica.
 El SO2 puede proceder también de otras fuentes, por ejemplo como el sulfuro de
dimetilo, (CH3)2S, y otros derivados, o como sulfuro de hidrógeno, H2S. Estos
compuestos se oxidan con el dioxígeno atmosférico dando SO2. Finalmente, el SO2 se
oxida a SO3 (interviniendo en la reacción radicales hidroxilo y oxígeno) y este
SO3 puede quedar disuelto en las gotas de lluvia. Las emisiones de SO 2 se generan en
procesos de obtención de energía: el carbón, el petróleo y otros combustibles fósiles
contienen azufre en unas cantidades variables (generalmente más del 1 %), y, debido
a la combustión, el azufre se oxida a dióxido de azufre.
S + O2 → SO2
Los procesos industriales en los que se genera SO 2, por ejemplo, son los de la industria
metalúrgica. En la fase gaseosa el dióxido de azufre se oxida por reacción con el radical
hidroxilo por una reacción intermolecular.
SO2 + OH· → HOSO2
seguida por
HOSO2· + O2 → H2O· + SO 3
En presencia del agua atmosférica o sobre superficies húmedas, el trióxido de azufre (SO 3)
se convierte rápidamente en ácido sulfúrico (H2SO4).
SO3(g) + H2O(l) → H2SO4(l)
Otra fuente de dióxido de azufre son las calderas de calefacción domésticas que usan
combustibles que contiene azufre (ciertos tipos de carbón o gasóleo).

 El NO se forma por reacción entre el dioxígeno y el dinitrógeno atmosféricos a alta


temperatura.
O2 + N2 → 2 NO
Una de las fuentes más importantes es a partir de las reacciones producidas en
los motores térmicos de los automóviles y aviones, donde se alcanzan temperaturas muy
altas. Este NO se oxida con el dioxígeno atmosférico,
O2 + 2NO → 2 NO2
y este NO2 reacciona con el agua dando ácido nítrico (HNO3), que se disuelve en el agua.
3 NO2 + H2O → 2 HNO3 + NO
Para evitar esta producción se usan en los automóviles con motor de gasolina
los catalizadores, que disocian el óxido de nitrógeno antes de emitirlo a la atmósfera. Los
vehículos con motor diésel no pueden llevar catalizadores y por lo tanto, en este momento
son los únicos que producen este gas.

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