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Inquisición

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"Auto de fe", pintado por Pedro Berruguete en 1475.

El término Inquisición hace referencia a varias instituciones dedicadas a la supresión de la


herejía mayoritariamente en el seno de la Iglesia Católica, aunque también hubo un tribunal
del mismo género entre el calvinismo y otras denominaciones protestantes. La herejía en la
era medieval muchas veces se castigaba con la pena de muerte, y de ésta se derivan todas
las demás. La Inquisición medieval fue fundada en 1184 en la zona de Languedoc (en el sur
de Francia) para combatir la herejía de los cátaros o albigenses, que en 1249 se implantó
también en el reino de Aragón (fue la primera Inquisición estatal) y que en la Edad
Moderna, con la unión de Aragón con Castilla, fue extendida a ésta con el nombre de
Inquisición española (1478-1821), bajo control directo de la monarquía hispánica, cuyo
ámbito de acción se extendió después a América; la Inquisición portuguesa (1536-1821) y
la Inquisición romana (1542-1965). Aunque en los países de mayoría protestante también
hubo persecuciones, en este caso contra católicos, contra reformadores radicales como los
anabaptistas y contra supuestos practicantes de brujería, los tribunales se constituían en el
marco del poder real o local, generalmente ad-hoc para cada caso concreto, y no
constituyeron una institución específica.

Contenido
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 1 Origen
 2 Historia
o 2.1 Inquisición medieval
o 2.2 Inquisición española
o 2.3 Inquisición romana
o 2.4 Inquisición portuguesa
 3 Inquisición y brujería
o 3.1 Características
o 3.2 La brujería en España
o 3.3 Cifras
o 3.4 Bruja y hechicera
 4 Métodos de tortura empleados
o 4.1 Torturas para el castigo ejemplarizante y la humillación pública
o 4.2 Objetos vinculados al castigo físico y tortura de los reos
o 4.3 Instrumentos que tenían como objetivo final la ejecución
o 4.4 Aparatos creados para torturar específicamente a las mujeres
 5 La postura de la Iglesia católica hoy
 6 Notas
 7 Bibliografía
 8 Véase también
 9 Enlaces externos

[editar] Origen
En los comienzos de la Iglesia la pena habitual por herejía era la excomunión. Cuando los
emperadores romanos convierten el cristianismo en religión estatal en el siglo IV, los
herejes empiezan a considerarse enemigos del Estado. En su momento San Agustín aprobó
con reservas la acción del Estado contra los herejes, aunque la Iglesia en general
desaprobaba en ese momento los castigos físicos.

En respuesta al resurgimiento de la herejía de forma organizada, se produce en el siglo XII


en el sur de Francia un cambio de opinión dirigida contra la doctrina albigense, la cual no
coincidía con los puntos de vista de la Iglesia católica con relación al matrimonio y otras
instituciones de la sociedad. Como reacción, el papa Inocencio III organizó una cruzada
contra los albigenses promulgando una legislación punitiva contra ellos. Sin embargo, los
esfuerzos iniciales destinados a someter la herejía no estuvieron bien coordinados y fueron
ineficaces.

[editar] Historia
[editar] Inquisición medieval

Cuadro de Goya.

Aunque el procedimiento inquisitorial como medio para combatir la herejía es una práctica
antigua de la Iglesia católica, la Inquisición medieval fue establecida en 1184 mediante la
bula del papa Lucio III Ad abolendam, como un instrumento para acabar con la herejía
cátara. Fue el embrión del cual nacería el Tribunal de la Santa Inquisición y del Santo
Oficio. El castigo físico a los herejes fue asignado a los laicos. Mediante esta bula, se exigía
a los obispos que interviniesen activamente para extirpar la herejía y se les otorgaba la
potestad de juzgar y condenar a los herejes de su diócesis.

A las anteriores disposiciones [...] agregamos el que cualquier arzobispo u obispo, por sí o por su
archidiácono o por otras personas honestas e idóneas, una o dos veces al año, inspeccione las
parroquias en las que se sospeche que habitan herejes; y allí obligue a tres o más varones de buena
fama, o si pareciese necesario a toda la vecindad, a que bajo juramento indiquen al obispo o al
archidiácono si conocen allí herejes, o a algunos que celebren reuniones ocultas o se aparten de la
vida, las costumbres o el trato común de los fieles.

En las siguientes décadas, el proceso de la Inquisición resultó intermitente y contradictorio


en muchas ocasiones. Un ejemplo vivo fue el caso del primer director de la Inquisición de
Hungría, Paulus Hungarus, quien defendió a los chamanes paganos húngaros valiéndose de
su gran influencia con el Papa Inocencio III, e inclusive aseguró que estos al adorar al sol
adoraban al ente supremo que era el mismo Dios, así que no hallaba razón para condenar a
la gente. Paulus Hungarus fue uno de los primeros monjes dominicos, quien escribió
importantes documentos como la Suma de poenitentiae, tendiendo las bases de la nueva
orden a petición de Domingo de Guzmán. Sin embargo, Paulus fue destituído y
reemplazado por un religioso más estricto cerca de 1232, luego de iniciada propiamente la
Santa Inquisición.
En su primera etapa (hasta 1230), se denomina oficialmente "Inquisición episcopal" porque
no dependía de una autoridad central, sino que era administrada por los obispos locales. En
1231, ante el fracaso de la Inquisición episcopal, Gregorio IX creó mediante la bula
Excommunicamus la "Inquisición pontificia", dirigida directamente por el Papa y dominada
por órdenes mendicantes, especialmente los dominicos. El hecho de que religiosos bajo el
control directo del Papa tuvieran a su cargo los tribunales, fue un freno a su expansión, ya
que algunos obispos no querían ver limitado su poder en una diócesis por la presencia de
estos organismos papales.

En 1252, el papa Inocencio IV autorizó en la bula Ad extirpanda el uso de la tortura para


obtener la confesión de los reos. Se recomendaba a los torturadores no se excedieran hasta
el punto de mutilar al reo o finiquitarlos. Las penas eran variables. Los que se negaban a
abjurar, "herejes relapsos", eran entregados al brazo secular para la ejecución de la pena de
muerte.

La Inquisición pontificia funcionó sobre todo en el sur de Francia y en el norte de Italia. En


España, existió en la Corona de Aragón desde 1249, pero no en la de Castilla.

Texto de Erasmo de Rotterdam tachado por la Inquisición.

[editar] Inquisición española

Artículo principal: Inquisición española

La Inquisición española fue creada en 1478 por una bula papal con la finalidad de combatir
las prácticas judaizantes de los judeoconversos españoles. A diferencia de la Inquisición
medieval, dependía directamente de la corona española. Se implantó en todos los reinos de
España donde antes no existía, en Sicilia y Cerdeña (que entonces formaban parte de la
Corona de Aragón) y en los territorios de América (hubo tribunales de la Inquisición en
México, Lima y Cartagena de Indias). La Inquisición se convirtió en la única institución
común a todos los españoles, con excepción de la propia Corona, a quien servía como
instrumento del poder real: era un organismo policial interestatal, capaz de actuar a ambos
lados de las fronteras entre las coronas de Castilla y Aragón, mientras que los agentes
ordinarios de la Corona no podían rebasar los límites jurisdiccionales de sus respectivos
reinos.

[editar] Inquisición romana

Artículo principal: Inquisición romana

La Inquisición romana, también llamada Congregación del Santo Oficio, fue creada en
1542, ante la amenaza del protestantismo, por el Papa Pablo III. Se trataba de un organismo
bastante diferente de la Inquisición medieval, ya que era una congregación permanente de
cardenales y otros prelados que no dependía del control episcopal. Su ámbito de acción se
extendía a toda la Iglesia Católica. Su principal tarea fue desmantelar y atacar a las
organizaciones, corrientes de pensamiento y posturas religiosas que socavaran la integridad
de la fe católica, y examinar y proscribir los libros que se considerasen ofensivos para la
ortodoxia.

Al comienzo, la actividad de la Inquisición romana se restringió a Italia, pero cuando Gian


Pietro Caraffa fue elegido Papa como Pablo IV, en 1555, comenzó a perseguir a numerosos
sospechosos de heterodoxia, entre los que se encontraban varios miembros de la jerarquía
eclesiástica, como el cardenal inglés Reginald Pole. En 1600 fue juzgado, condenado y
ejecutado el filósofo Giordano Bruno. En 1633 fue procesado y condenado Galileo Galilei.

En 1965 el papa Pablo VI reorganizó el Santo Oficio, denominándolo Congregación para la


Doctrina de la Fe.

Galileo ante el Santo Oficio, por Joseph-Nicolas Robert-Fleury (siglo XIX).

[editar] Inquisición portuguesa

En Portugal, donde se habían refugiado numerosos judíos españoles luego de la expulsión


de 1492, el rey Manuel I, presionado por sus suegros, los Reyes Católicos, decretó la
expulsión de los judíos que no se convirtieran al cristianismo en 1497. Esto produjo
numerosas conversiones al catolicismo.

La Inquisición portuguesa fue establecida en Portugal en 1536 por el rey Juan III. En un
principio, la Inquisición portuguesa estaba bajo la autoridad del papa, pero en 1539, el rey
nombró inquisidor mayor a su propio hermano, Don Enrique. Finalmente, en 1547, el papa
terminó aceptando que la Inquisición dependiese de la corona portuguesa.

El primer auto de fe tuvo lugar en Lisboa el 20 de septiembre de 1540.

En 1560 se estableció un tribunal de la Inquisición en Goa.

La Inquisición portuguesa fue abolida por las Cortes Generales en 1821.

[editar] Inquisición y brujería


Recientemente se han publicado "Las actas del simposio internacional: La inquisición",
gracias a la apertura de los archivos secretos de la Congregación para la Doctrina de la Fe
(el antiguo Santo Oficio) ordenada por Juan Pablo II en 1998. En estas actas se recoge toda
la documentación sobre los procesos inquisitoriales en la Europa católica donde regía el
Vaticano en el campo espiritual. Desmitifica una parte del genocidio en países como
España por brujería, exagerados por la exitosa campaña protestante (ver Leyenda Negra de
la Inquisición Española) para mejorar su oposición al Imperio español de la época.

Primero habría que comentar que se inició como un fenómeno popular, la aparición de la
figura de la bruja poseída por el diablo, y así se irían ajusticiando por la población local. En
1484, Inocencio VIII da por oficial la existencia de la brujería por medio de la bula Summis
desideratis affectibus:

Ha llegado a nuestros oídos que gran número de personas de ambos sexos no evitan el fornicar con
los demonios, íncubos y súcubos; y que mediante sus brujerías, hechizos y conjuros, sofocan,
extinguen y hacen perecer la fecundidad de las mujeres, la propagación de los animales, la mies de
la tierra.

[editar] Características

En la Europa central, se vio especialmente agravada por varios motivos:

 La difusión de la imprenta con la enorme difusión de obras como La Divina


Comedia, en los años posteriores a la peste negra donde se hablaba de los suplicios
del infierno, el teatro donde se puso de moda incluir al diablo y sus acólitos en sus
representaciones.
 Las tensiones religiosas, sobre todo en zonas afectadas por la Reforma, la Guerra de
los Treinta Años, la revuelta de los Países Bajos, el anglicanismo y la aparición de
movimientos religiosos radicales como los anabaptistas.

Entonces se puede hablar de dos regiones diferenciadas según la fuerza de la brujería:

 Alemania, Suiza, la Región del Jura, los Países Bajos españoles, Francia e
Inglaterra, donde hubo una brutalidad excepcional
 Los países nórdicos, orientales y mediterráneos especialmente, la caza de brujas fue
algo tardío, sin fuerza y poco importante demográficamente.

[editar] La brujería en España

En España, durante los tres siglos que dura especialmente, prácticamente la mayoría de los
casos se someten al proceso de la Inquisición local de forma regulada y documentada.
Aunque sería el último país en abandonar la cruel figura de la Inquisición, ya hacía mucho
tiempo que no ejecutaba a muerte a supuestas brujas; se ejecuta a la última en 1611, la
adolescente catalana Magdalena Duer. Los últimos casos son en uno de los cantones suizos
con Anne Goldin en Glarus, 1782 (es la última ejecución en Europa occidental) o en
Polonia en 1793.

A diferencia de otros países europeos como Alemania o Reino Unido, en el caso español
los juicios por brujería de la Inquisición eran juicios con un proceso legal, documentados y
organizados por el Estado, aunque todos los países usaron la tortura como medio habitual.
La pena más común era la abjuración de levi, con destierro de seis años de la ciudad donde
viviera; la absolución era frecuente. Era significativa la suposición de que las supuestas
brujas habían bebido vino y estaban enfermas de modorra. Con la confesión del brujo, la
inquisición advertía:

Que no procede en estos casos por solo la forma de ser brujos y hacer los dichos
daños, si no testifican de haberlos visto hacer algunos daños, porque muchas veces
lo que dicen han visto y hecho les sucede en sueños y juzgan se hallaron en cuerpo
y lo vieron e hicieron con los que testiffican y les figura el demonio cuerpos
fantasiosos de aquellos que dicen vieron sin haberlos visto ni hallándose allí para
que hagan esos daños de inflamar en peligro a los que no tienen culpa.

Julio Caro Baroja afirma en El señor Inquisidor y otras vidas por oficio:

Los inquisidores eran más juristas que humanistas y teólogos. La jurisprudencia


más o menos secreta que podían estudiar era grande, casi tan grande como el
escepticismo de muchos de ellos, acostumbrados a ver imposturas y engaños en
cantidad de actos hechiceriles. En el siglo XVII los españoles, por otra parte, no
tenían mucha fama como magos y hechiceros. Alguien sostuvo —con clara
animadversión hacia el país— que el diablo no se fiaba de sus habitantes.

[editar] Cifras

Algunas cifras (estimadas) de las ejecuciones por tribunales civiles y por procesos
inquisitoriales constatados , por proporcionalidad en relación ejecutados/población:

 Suiza: 4000 personas ejecutadas de un total de un millón de personas (4 por cada


mil).
 Polonia-Lituania: unas 10.000, en una población de 3.400.000 (casi 3 por cada mil).
 Reino Unido: miles de ejecutados. Destacar además que en este país protestante
existió la figura de los punzadores, los cuales se dedicaban a "cazar" y ejecutar
brujas de forma lucrativa.
 Alemania: donde más gente es ejecutada, hasta un total de 25.000 personas de unos
16 millones (1,5 personas por cada mil).
 Dinamarca-Noruega: 1.350 de 970.000 personas (1,4 por cada mil).
 España: 59 brujas (de unos 125.000 procesos llevados por la inquisición).
 Italia: 36.
 Portugal: 4.

En total la mayoría de las cazas de brujas se produjo en el norte de Europa, con más de
50.000 ejecuciones[cita  requerida] y en la gran mayoría de los casos por tribunales civiles. La
mayor parte de los ajusticiados por brujería fueron mujeres.

[editar] Bruja y hechicera

La hechicera tradicional fue la que dio origen popular a la brujería. La hechicería era una
figura ancestral, mística, local, su propio nombre variaba en función de su especialidad
(adivinadora, curandero, etc.) y con un fin generalmente lucrativo. La bruja en el folclore
apareció como una figura degenerada de la hechicería, irreal, anónima, sobrenatural,
pervertida por el diablo y de intenciones malvadas y sanguinarias.

[editar] Métodos de tortura empleados


La Inquisición fue un tribunal eclesiástico establecido en Europa durante la Edad Media
para castigar los delitos contra la fe. Sus víctimas eran las brujas, los homosexuales, los
blasfemos, los herejes (cristianos que niegan algunos de los dogmas de su religión) y los
acusados de judaizar en secreto. Los acusados eran brutalmente interrogados, mediante
torturas, y ejecutados sin ninguna piedad, requisándose sus bienes.

Las torturas de la Inquisición se pueden agrupar en “bloques”:

[editar] Torturas para el castigo ejemplarizante y la humillación pública

Se trataba de objetos que se le colocaban al reo para humillarle ante los ciudadanos; éste era
insultado y maltratado por la muchedumbre mientras el verdugo multiplicaba su tormento,
de distintas maneras, según cuál fuera el instrumento que se impusiera. Estos instrumentos
de condena se imponían por las causas menos graves, como desobediencia, desorden
público, a los vagos, borrachos y a quienes no cumplían con sus obligaciones religiosas.

 Un ejemplo de este tipo de tortura es la flauta del alborotador: en este instrumento,


hecho de hierro, el collar se cerraba fuertemente al cuello de la víctima, sus dedos
eran aprisionados con mayor o menor fuerza, a voluntad del verdugo, llegando a
aplastar la carne, huesos y articulaciones de los dedos.
[editar] Objetos vinculados al castigo físico y tortura de los reos

La finalidad de estos objetos era causar un largo dolor, y en su mayoría provocaban una
muerte agonizante. Hay dos instrumentos llamativos:

 La dama de hierro, que consistía en un gran sarcófago con forma de muñeca en


cuyo interior, repleto de púas, se situaba a la víctima y se cerraba, quedando todas
las púas clavadas en su cuerpo.
 El otro instrumento a destacar es la cuna de Judas, una pirámide de madera o hierro,
sobre la cual se alzaba a la víctima, y una vez arriba, se la dejaba caer sobre ella,
desgarrando el ano o la vagina.

[editar] Instrumentos que tenían como objetivo final la ejecución

Están diseñados para causar la muerte, pero dejar al reo sentir el tormento que se le
aplicaba. Dos de los instrumentos de este grupo son:

 El aplastacabezas, un instrumento que primero rompía la mandíbula de la víctima,


después se hacían brechas en el cráneo y, por último, el cerebro se “escurre” por la
cavidad de los ojos y entre los fragmentos del cráneo.
 También está la sierra, más que un instrumento es una forma de tortura y ejecución.
Es muy sencilla pero a la vez muy eficaz, consistía simplemente en colgar a la
víctima “boca abajo” y cortarla por la mitad partiendo de la ingle, con una sierra
muy afilada. El reo siente todo el proceso hasta que la sierra avanza un poco más
del ombligo, en ese momento la víctima muere. A este proceso eran condenados los
homosexuales, sobre todo los hombres.

[editar] Aparatos creados para torturar específicamente a las mujeres

No fueron escasos los objetos ideados para torturar y hacer sufrir a mujeres acusadas de
brujería, prostitución o adulterio. Normalmente, pocas mujeres eran acusadas de herejía.

 El cinturón de castidad es el instrumento más destacado en este bloque, aunque no


fuera exactamente un medio de tortura, sino que más bien se usaba para garantizar
la fidelidad de las esposas durante los períodos de largas ausencias de los maridos, y
sobre todo de las mujeres de los cruzados que partían para Tierra Santa. La fidelidad
era de este modo asegurada durante períodos breves de un par de días o como
máximo de pocas semanas, nunca por tiempo más dilatado. No podía ser así, porque
una mujer trabada de esta manera perdería en breve la vida a causa de las
infecciones ocasionadas por la acumulación tóxica no retirada, las abrasiones y las
magulladuras provocadas por el mero contacto con el hierro.

 La pera oral, rectal o vaginal: era un instrumento con forma de “pera al revés”,
hecho de hierro que terminaba con una llave de bronce y un gran tornillo. Fue
creado para torturar a las mujeres, pero más adelante se descubrió que también era
muy eficaz para los hombres. Se embutían en la boca, recto o vagina de la víctima,
y allí se desplegaban por medio del tornillo hasta su máxima apertura. El interior de
la cavidad quedaba dañado irremediablemente. Las puntas que sobresalen del
extremo de cada segmento servían para desgarrar mejor el fondo de la garganta, del
recto o de la cerviz del útero. La pera oral normalmente se aplicaba a los
predicadores heréticos. La pera vaginal, en cambio, estaba destinada a las mujeres
culpables de tener relaciones con Satanás o con uno de sus familiares, y la rectal a
los homosexuales pasivos.

[editar] La postura de la Iglesia católica hoy


En Italia, Galileo Galilei (1564-1642) fue obligado por la Inquisición a declarar que su
teoría heliocéntrica era una hipótesis, la cual no podía demostrar científicamente, que
situaba al Sol en el centro de todo, en contra de la creencia que situaba la Tierra como el
centro del universo (véase: teoría geocéntrica). El sistema copernicano podía interpretarse
como un simple cambio de sistema de referencia, que simplificaba el cálculo astronómico
del movimiento de los cuerpos celestes, sin necesidad de un cambio en la concepción
metafísica del mundo. De hecho, Galileo fue obligado en su primera condena (1616) a no
hablar del sistema heliocéntrico. Sin embargo, Galileo, que inauguró la Física experimental
y la ciencia en el sentido moderno, insistía en que el movimiento de la Tierra alrededor del
Sol es un movimiento real, material.

El papa Juan Pablo II pidió perdón por los errores que hubieran cometido los hombres de la
Iglesia a lo largo de la historia, así como por haber dejado de hacer el bien necesario en
favor de judíos y otras minorías perseguidas. En una carta enviada a los cardenales
católicos, el papa Juan Pablo II exhortó a la Iglesia a reconocer los errores cometidos “por
sus hombres, en su nombre”, y la anima a arrepentirse.

En el caso de Galileo propuso una revisión honrada y sin prejuicios en 1979, pero la
comisión que nombró al efecto en 1981 y que dio por concluidos sus trabajos en 1992,
repitió una vez más la tesis de que Galileo carecía de argumentos científicos para demostrar
el heliocentrismo en la epoca en que fue publicado originalmente y sostuvo la inocencia de
la Iglesia como institución y la obligación de Galileo de prestarle obediencia y reconocer su
magisterio, justificando la condena y evitando una rehabilitación plena.[cita  requerida] A veces
se ha sacado de contexto lo que el propio cardenal Ratzinger, prefecto de la Congregación
para la Doctrina de la Fe, expresó en 1990, citando al filósofo agnóstico Feyerabend: «En la
época de Galileo la Iglesia fue mucho más fiel a la razón que el propio Galileo. El proceso
contra Galileo fue razonable y justo».

Algunos han interpretado que de esta manera se revalida la posición de que la Iglesia tiene
derecho a decidir qué tesis científicas pueden ser defendidas y cuáles deben ser prohibidas,
y a condenar y castigar a los que defiendan estas últimas. La versión según la cual las
acusaciones contra la Inquisición son calumniosas o exageradas empezó con Jacques Mallet
du Pan en 1784 y fue reeditada múltiples veces con el beneplácito de la Iglesia católica
durante dos siglos, y en esencia dice que Galileo no fue condenado por ser un científico,
sino por ser un mal teólogo.

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