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oO Newge, Cement Fior -8Z Y lepers . Flot- 62 De la cosmogonia a la cosmologia. Una aproximacién arqueolégica Foopias Maria Cecilia Colombani. Facultad de Filosofia, Ciencias de la Educacién y Humanidades. Universidad de Morén, Facultad de Humanidades. Universidad de Mar del Plata. meolombani@unimoron.edu.ar El proyecto de la presente comiinicacién consiste en pensar el desplazamiento de la mirada mitica, como un cierto modo de instalacién frente a lo real, hacia la mirada que sostiene el Jogos, como emergencia de una nueva instalacién, de una nueva trabazén entre las palabras y las cosas. De las antiguas cosmogonias a la incipiente cosmologfa que conoce el siglo VI se ha operado un cambio en esa forma de mitar Jo real, constituyendo un nuevo modo de inteligir las relaciones que guardan los distintos elementos que constituyen la physis, Del mito al logos se opera una transformacién en el modelo de preguntar y responder a los interrogantes que Ia propia condicién antropolégica’despliega como ethos constifuyente, El iito' pregunta y responde, tanto como fo haré ta filosofia en su gosta interpfetativa, s6lo que lo hace con otras herramientas. Toda instalacién supone un nivel de problematizacién, més alld de las peculiares formas que la pregunta, y la respuesta adquieran. En realidad, el hombre se maravilla ante lo real a partir de la conciencia de no comprenderlo todo y la misma necesidad antropolégica de datse un lugar en el mundo, de dar un sentido humano, que transforme lo meramente satural en un Kosmos humano. Elmito constituye una dacién de sentido. Tomarios el concepto-de Garreta en su obra La Trama Cultural, donde el mito aparece como una forma de dar sentido a los interrogantes que el hombre se plantea por su propia condicién humana, La necesidad antropol6gica de fimdar una trama de sentido constituye, en el marco del sistema simbélico que caracteriza el.opos humano, una de las formas del animal simbélico.! * geguimos en estas consideracionés a Ernst Cassirer en su obra Antropologia Filosdfica, donde distingue el topos aninmal del fopas humano, a partir del sistema simbélico que caracteriza al hombre y Ie permite trascender el mero sistems receptot-efector, propio del animal, yasiretardar una respuesta que se inscribe en el orden mediato de lo simbélico y-que singulariza et mundo humano frente a la inmediatez. del universo animal. ‘As{ entendido el mito constituye una instalacién eto-poiética, un hacer, poiesis, uma obra de impronta humana que constituye, al mismo tienipo, un effos, una manera de vivir, una forma de vide, una actitud, elementos todos que s6lo pueden entenderse en el horizonte de un cosmos humano, Le filosofia, como el mito, debe leerse a la luz de las mismas concepciones vertidas precedéntemente, tanio como desde el efclave del sistema simbélico, como desde Ia instalacién eto-poiétia, én tanto hacer que privilegia el logos como modo de instalacién en el mundo. Habria, pues, un Grind, un suelo comin entre mito y filosoffa, en tanto formas simbélicas de dacién de sentido, y la maravilla parece ser un elemento constituyente de ese cimiento, ya que esta maravilla, como régistrs tipicamente antropolégico, parece ser ol elemento fundacional de la inquietud filos6fiea. Bs, sin ir més lejos, uno de los euatro orfgenes que un pensador clisico como Karl Jaspers” elige en un canénico texto sobre el nacimiento de le filosofia, Tanto Platén como Aristételes dan cuenta de este parentesco. Dice Platén: “Precisamente, es caracteristico del filésofo ese estado de dnimo: el de la maravilla, pues el principio de la filosoffa no es otro, y aquel qiié ha dicho que Iris (la filosofia) es hija de Thaumatite (la admiracién), no ha establecido mal’ la genealogia”. Primera vineulacién mito-filosoffa en el marco de un discurso que recupera la mirada de los linajes, propia de la especulacién mitica, El término griego es maravilla, cosa, objeto 0 aparicién digna de admirarse, admiracién, sorpresa, asombro, mientras -el verbo thaumazo significa quedar o estar admirado, extrafiarse, mirar con admiracién, preguntarse con admiracién 0 curiosidad, E1 campo seméntico abre pues un doble horizonte: por un lado, un estado de énimo, el pathos, afecto, estado de Animo, que la propia instalacién en el mundo abre, y una dimensién de actividad mental que impele & cuestionarse, No es meramente afeceiSn, sino accién, devenida en pregunta, Aristételes se insoribe en Ia misma linea de reconocimiento del maridaje aludido, cuando afirma: “En efecto, la maravilla ha.sido siempre, antes como ahora, la cause por Ia cual los hombres comenzaron a filosofar. Al principio se encontraron sorprendidos por las dificultades més comunes; después avanzando poco a poco, plantearon problemas cada vez més importantes, tales, por ejemplo, como aquellos que giraban en tomo a los fenémenos de Ia luna, del sol o de los astros, y firtalmente los ? Yespers, Karl, La Filosofia Plat6n, Teeteto, 155d. i i i concernientes a la génesis del Universo” Bs, efectivamente, la primerisima instalacién en Ia vastedad del cosmos fo que representa el inaugural-extrafiamiento antropolégico. La pequefiez del hombre frente a la inconmensurabilidad césmica genera, ademés, el primer reconocimiento de la propia ignorancia fiente al todo. El hombre toma conciencia de su no saber, al tiempo que percibe su pequefiez. No hay pregunta ni respuesta sin esta pareja fundacional de la dimensién poiética del hombre: admiracién y concienicia de la ignorancia."Quien percibe una dificultad y se admira, reconoee st propia ignorancia. ¥ por ello, desde cierto punto de vista, también el amante del mito es ”* Se estd escribiendo la narrativa que filésofo, ya que el mito se compone de maravillas’ marcaré histéricamente la historia del pensamiento en Occidente: asombro y conciencia de no'saber, los dos elementos que determinan la circulacién del deseo de interrogacién. Sin déseo no hay actividad ni mitica ni filoséfica. Sélo esa carencia con la que esté ‘emparentado el deseo, determina el movimiento que lleva a preguntarse por lo que me enfrenta desde su otredad. Aristételes incluso da cuenta de una inscripcién en la tradicién. Mito y filosofia no haceit sino constituir los pliegues de una tradicién interpelativa que va constituyendo una espesura de saberes, discursos y practicas que dan cuenta de la dimensién antropolégica. Por ello el abordaje debe ser de cardcter arqueoldgico y nuestra tarea la de un arquedlogo; la historia de las formas simbélicas que dan cuenta de la instalacion del hombre en el mundo, se inscribe en un juego de capas que se superponen, sedimentando y constituyendo un conglomerado que merece una targa de excavacién, ‘como forma de dar cuenta de Jos pliegues constituyentes de la tradicién aludida. Si estamos indagando los origenes: del pensar. occidental, al tiempo que buceamos en lo qué comiinmente denominamos “io griego”, como fuente desde dénde nos comprendemos como sujetos histéricos, mito y filosofia no constituyen momentos excluyentes dé una tradicién, sino los topoi complementarios de un legado de constitucién subjetiva. Aristételes vuelve @ dar cuenta de esta perspectiva cuando afirma: “Los antiguos, més ain, antiquisimos, (te6logos), han transmitido por tradicion a nosotros sus descendientes, en la forma del mito, que los astros son dioses y que lo divino abraza la naturaleza entera, [...] Y en esta medida, se han manifestado las opiniones de jos padres y de los primeros progenitores”.® 4 asistételes, Metafisica, I, 2, 982. 5 Tbidem, * Aristtles, Metafisica, XII, 8, 1074b. b. Capa sobre caps: las antiguas cosmogonias Las antiguas cosmogonfas parecen dar cuenta de esta circulacién temprana del deseo de saber, a partir de la conciencia de no saber. La cosmologia ulterior, que diera sus primeros pasos én la Mileto jénica de la mano de hombres como Tales, Anaximandro y Aneximenes, parece stgerponer sus Jogoi a esa primerfsima capa que hombres como Homero y Hesfodo'parecen haber contribuido a sedimentar, a partir de la orgenizacién de una inmensa masa mitica, de registro dinémico y aditivo, que hunde sus raices en un pasado arcaico, més allé de ambos poetas, No obstante, es a ellos a quien reourre la memoria aristotélica para sostener el legado de una tradicién que explica la configuracién griega de pensamiento, légico o pre-l6gico, filoséfico 0 pre-filos6fico, racional o pre-racional, donde la particula alude estrictamente al nacimiento del logos. Dice Aristételes: “Hay algunos que ereen que, también los més antiguos, que vivieron mucho smpo antes de la generacién presente, Ios primeros en tratar de los dioses, han pensado de la misma manera respecto de la naturaleza, ya que hicieron de Océano y Tetis los progenitores de la generacién, y el agua, llamada por los poctas Estigia, Ia presentafon como juramento de los dioses: ahora bien, lo més venerable es lo que es més viejo, y la cosa mas venerable de todas, es el juramento”.” La evocacién homérica es expresa y al remitimos a las palabras de Hera en el canto XIV, respondiendo a Afrodita, encontramos: “Pues voy a los confines de la feraz tierra a ver a Océano, progenie de los dioses, y a la madre Tetis, que en sus moradas me criaron y me mimaron, acogignidome de manos de Rea cuando Zeus, de ancha voz, instalé a crono bajo la tierra y bajo el proceloso mar”.* En realidad, no es sélo Homero la referencia insoslayable, sino el propio Hesiodo y su versién cosmogénica, Luego de referirse a la accién de las Musas, que le facilitan el canto y de su deseo de celebrar a los Sempitemos Inmortalés, el poeta da una primera versién de la cosmogon‘a en los siguientés términos: “En primer lugar existi6 el Caos, Después Gea la de amplio pecho, sede siempre segura de todos los Irimortales que habitan la nevada cuimbre del Olimpo. (Bn el fondo de Ja tierra de anchos caminos existié el tenebroso Tértaro). Por tltimo, Bros, el més hermoso entre Jos dioses inmortales, que afloja los miembros y cautiva de todos los dioses y todos los hombres el 1 Arisibteles, Metafsica, I, 3, 983b. * Homero, jada, XIV, 200-204, corazén y Ja sensata voluntad en sus pechos.”® Asi presenta Hesfodo a Gea, apareciendo luego de Caos y marcando Ja necesidad, entre los seres, de la presencia de Eros, como tuna causa que mueva y una todas las cosas, primera percepcién de la necesidad de una fuerza césmica que luego la tradicién cosmolégica recogerd en su discurso secularizado. Es més, si avanzamos en la Teogonia hesiddica, los problemas relativos al universo aparecen con nitida presencia, como aquello que primeramente ad-mira y mueve a mirar con atencién (thaumazo). El ser primordial, plasmado en ia figura del Caos, la fuerza motora, representada por Eros y la sucesién de las generaciones parecen anticipar futuras preocupaciones, que en Ia narrativa mitica aparecen en clave de dramitica divina. En efecto, al relato de la generacién de dioses, sigue el largo relato de las grandes luchas que enfrentan a los seres divinos, hasta plasmar la definitiva consolidlacién del universo bajo el signo de la justicia de Zeus. En realidad ta cosmégonia entraiia el relato de una victoria luminosa, Ia del Padre de todos los hombres y todos los dioses que vence sobre cualquier forma hostil. En el marco de este logos’ mitico, ciertas intuiciones poéticas preanuncian las futuras apreciaciones cosmolégicas. Tal es la imagen que Hesiodo elige para.dar cuenta de la distancia que separa al Cielo de la Tierra, idéntica a la distancia que separa a ésta del tenebroso ‘Tértaro, sobre el cual se alzan las raices de la Tierra y el mar inmenso, que hacia él han extendido sus raices. La imagen preanuncia la vastedad y magnitud del universo, la idea de infinitud que’ prospera entre los presocriticos y hace que Simplicio, recogiendo la voz de Anaximandro, cite lo siguiente: “Anaximadro de Mileto, sucesor y disofpulo de Tales, dice que el principio y elemento primordial de los seres es el infinito, siendo el primero que introdujo este. nombre de “principio” (arkhe). Afirma que éste no es el agua ni ninguno de los otros que se llaman elementos, sino otto principio generador », del cual nacen todgs Jos cielos y los universos contenidos en De manera andloga, en tomo a la consideracién del infinito, “Anaximenes de Mileto, hijo de Buristtato, que habia sido discfpulo de Anaximandro, dice también, cipio primordial subyacente y Gnico es infinito; pero no lo yi como aquél, que el pr afirma indeferminado como él, sino determinado, manifestando que es el aire’ ° Hesiodo, Teogonia, 116-124, '° Mondalfo, R. EI Pensamiento Antiguo, Vol. I, pig. 42. "' Yeafrasto en Simplicio, Fisica, 24, 26 en Mondolfo, R. £! Perisamiento Antiguo, Vol. I, pag. 46. No sélo la intuicién de lo infinito, sino la propia idea de generacién hablan de cierta especulacién ya presente en las antiguas teogonfas. El cardcter genético que toma la primera especulacién filos6fica hace de la idea de nacimiento y del campo seméntico del verbo gignomal, unia nota predominante, del esquema explicativo, de la theoria, cuadro de conjunto, y de la historia, investigacién, que proponen de la organizacién del universo, por fiera de toda la dramética divina que sostiene ta imaginerfa mitica, tal como sostiene Jean Pierre Vernant. El campo seméntico del verbo colabora en la aprehensién de la matriz. genética presente en la especulacién presocritica: acer, venir, sobrevenir, llegar, llegar a ser. No obstarite, es el contacto con Teogonfa el que revela la primera presencia de ‘una matriz. dominante, la idea de generacién, que explica las sucesiones divinas, el largo Tinaje de los dioses. Sin ella, el poeta’ de Ascra no podria habemos informado de la larga genealogia de los dioses. Hesfodo nos abre un paniorama inmenso en torno a esta idea de generacién. Retornemos, sin ir més lejos, a los padres que Aristételes refiriera, pero pensemos ahora su presencia desde su funcién generadora: “Tetis con Océano parié a los voraginosos Rios: el Nilo, el Alfeo, el Eridano de profundos remolinos, el Estrimén, el Meandro, el Istro de bellas corrientes, él Fasis, el Reso, el Aqueloo de plateados remolinos... ”.'? La’sucesién no‘ culmina allf; otrés rfos nombra el poeta € inehiso otra sagrada estirpe de hijas que se encargan, junto con Apolo, el Flechador, y los Rios, de la crianza de los hombres en la tierra, Nos referimos a las Ocednides, “las hijas mas antiguas que nacieron de Océano y Tetis. Y atin hay otras muchas; pues son tres mil las Ocednides de finos tobillos que, muy repartidas, por igual guardan por todas partes la tierra y las profindidades de las lagunas, resplandecientes hijas de diosas”." Sélo desde esa percepcién del nacimiento ya presente en las viejas teogonfas, atribuimos a Aneximenes la generacién a partir del aire infinito, “De él (aire infinito) decia que habjan nacido las cosas que existen, las que fueron y las que serdn, y los dioses y las cosas divinas, mientras que las otras restantes, provienen de la descendencia de él”. En Ja misma linea, Anaximandro piensa en 1a generacién a partir del infinito: “Anaximandro dice que el principio de los seres es el infinito, porque de é1 proviene todo y todo se disuelve en él. También por ello, se engendran mundos infinitos y de Hesfodo, Teogonfa, 237-240. 2 Hesiodo, Teogania, 363-365 * Hipélito, Ref, 1,7 en Mondolto, R BI Pensamiento Antiguo, Vol. 1, pig. 46. nuevo se disgregan por disolucién en el principio del cual nacen, Después, da la razén por la cual es ilimitado, y es que la generacién productora no debe faltar en nada.” ¢. Conclusiones Apenas dos ideas, la de infinito y la de generacién, hemos tratado de desplegar cen su desplazamiento narrativo de una légica a otra. El mito parece haber fundado una primera capa en esta tarea de dar cuenta del asombro como enclave antropolégico; la filosofia parece haber encontrado un pliegue-sedimento, que habla de una espesura de saber que se construye hist6ricamente, como formas de una voluntad de saber que delinea el mapa de problematizacién y echa mano a los recursos de que dispone epocalinente. ‘Nuestra intencién no ha sido desconocer las novedades que la filosofia trae con su discurso profano y su actitud secularizada. Tal como sostiene Vernant, “el fildsofo no se contenta con fepetir en términos de Phycis lo que el tedlogo habia expresado en témninos de potencia divino. Al cambio de registro, a la utilizacién de un vocabulario profano, corresponden unaniueva actitud de espiritu y un clima intelectual diferente”.'® Lo que sf sosteniemos es que la filosofia encuentra en el mito ciertas intuiciones que van configurando la espesura de la que hemos hablado: saberes y discursos van constituyendo’ un conglomerado heterogéneo, donde fa filosofia resulta el saber que viene a desplazar otro logos, otra instalacién en lo real, que ha dado algunos niicleos de problematizacién y algunos registros de respuesta que no resultaron indiferentes a la primera especulacién filoséfica. # Aecio, I, 3,3 en Mondotfo, RE! Persamiento Antiguo, Vol. pag. 44. %6 Vemant 1” P, Los origenes del pensamlento griego, P&B 86.

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