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De la cosmogonia a la cosmologia. Una aproximacién arqueolégica Foopias
Maria Cecilia Colombani. Facultad de Filosofia, Ciencias de la Educacién y
Humanidades. Universidad de Morén,
Facultad de Humanidades. Universidad de Mar del Plata.
meolombani@unimoron.edu.ar
El proyecto de la presente comiinicacién consiste en pensar el desplazamiento de
la mirada mitica, como un cierto modo de instalacién frente a lo real, hacia la mirada
que sostiene el Jogos, como emergencia de una nueva instalacién, de una nueva
trabazén entre las palabras y las cosas.
De las antiguas cosmogonias a la incipiente cosmologfa que conoce el siglo VI
se ha operado un cambio en esa forma de mitar Jo real, constituyendo un nuevo modo
de inteligir las relaciones que guardan los distintos elementos que constituyen la physis,
Del mito al logos se opera una transformacién en el modelo de preguntar y
responder a los interrogantes que Ia propia condicién antropolégica’despliega como
ethos constifuyente, El iito' pregunta y responde, tanto como fo haré ta filosofia en su
gosta interpfetativa, s6lo que lo hace con otras herramientas. Toda instalacién supone un
nivel de problematizacién, més alld de las peculiares formas que la pregunta, y la
respuesta adquieran.
En realidad, el hombre se maravilla ante lo real a partir de la conciencia de no
comprenderlo todo y la misma necesidad antropolégica de datse un lugar en el mundo,
de dar un sentido humano, que transforme lo meramente satural en un Kosmos humano.
Elmito constituye una dacién de sentido. Tomarios el concepto-de Garreta en su
obra La Trama Cultural, donde el mito aparece como una forma de dar sentido a los
interrogantes que el hombre se plantea por su propia condicién humana,
La necesidad antropol6gica de fimdar una trama de sentido constituye, en el
marco del sistema simbélico que caracteriza el.opos humano, una de las formas del
animal simbélico.!
* geguimos en estas consideracionés a Ernst Cassirer en su obra Antropologia Filosdfica, donde distingue
el topos aninmal del fopas humano, a partir del sistema simbélico que caracteriza al hombre y Ie permite
trascender el mero sistems receptot-efector, propio del animal, yasiretardar una respuesta que se inscribe
en el orden mediato de lo simbélico y-que singulariza et mundo humano frente a la inmediatez. del
universo animal.‘As{ entendido el mito constituye una instalacién eto-poiética, un hacer, poiesis,
uma obra de impronta humana que constituye, al mismo tienipo, un effos, una manera de
vivir, una forma de vide, una actitud, elementos todos que s6lo pueden entenderse en el
horizonte de un cosmos humano,
Le filosofia, como el mito, debe leerse a la luz de las mismas concepciones
vertidas precedéntemente, tanio como desde el efclave del sistema simbélico, como
desde Ia instalacién eto-poiétia, én tanto hacer que privilegia el logos como modo de
instalacién en el mundo.
Habria, pues, un Grind, un suelo comin entre mito y filosoffa, en tanto formas
simbélicas de dacién de sentido, y la maravilla parece ser un elemento constituyente de
ese cimiento, ya que esta maravilla, como régistrs tipicamente antropolégico, parece ser
ol elemento fundacional de la inquietud filos6fiea. Bs, sin ir més lejos, uno de los euatro
orfgenes que un pensador clisico como Karl Jaspers” elige en un canénico texto sobre el
nacimiento de le filosofia,
Tanto Platén como Aristételes dan cuenta de este parentesco. Dice Platén:
“Precisamente, es caracteristico del filésofo ese estado de dnimo: el de la maravilla,
pues el principio de la filosoffa no es otro, y aquel qiié ha dicho que Iris (la filosofia) es
hija de Thaumatite (la admiracién), no ha establecido mal’ la genealogia”. Primera
vineulacién mito-filosoffa en el marco de un discurso que recupera la mirada de los
linajes, propia de la especulacién mitica, El término griego es maravilla, cosa, objeto 0
aparicién digna de admirarse, admiracién, sorpresa, asombro, mientras -el verbo
thaumazo significa quedar o estar admirado, extrafiarse, mirar con admiracién,
preguntarse con admiracién 0 curiosidad, E1 campo seméntico abre pues un doble
horizonte: por un lado, un estado de énimo, el pathos, afecto, estado de Animo, que la
propia instalacién en el mundo abre, y una dimensién de actividad mental que impele &
cuestionarse, No es meramente afeceiSn, sino accién, devenida en pregunta,
Aristételes se insoribe en Ia misma linea de reconocimiento del maridaje
aludido, cuando afirma: “En efecto, la maravilla ha.sido siempre, antes como ahora, la
cause por Ia cual los hombres comenzaron a filosofar. Al principio se encontraron
sorprendidos por las dificultades més comunes; después avanzando poco a poco,
plantearon problemas cada vez més importantes, tales, por ejemplo, como aquellos que
giraban en tomo a los fenémenos de Ia luna, del sol o de los astros, y firtalmente los
? Yespers, Karl, La Filosofia
Plat6n, Teeteto, 155d.
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iconcernientes a la génesis del Universo” Bs, efectivamente, la primerisima instalacién
en Ia vastedad del cosmos fo que representa el inaugural-extrafiamiento antropolégico.
La pequefiez del hombre frente a la inconmensurabilidad césmica genera, ademés, el
primer reconocimiento de la propia ignorancia fiente al todo. El hombre toma
conciencia de su no saber, al tiempo que percibe su pequefiez. No hay pregunta ni
respuesta sin esta pareja fundacional de la dimensién poiética del hombre: admiracién y
concienicia de la ignorancia."Quien percibe una dificultad y se admira, reconoee st
propia ignorancia. ¥ por ello, desde cierto punto de vista, también el amante del mito es
”* Se estd escribiendo la narrativa que
filésofo, ya que el mito se compone de maravillas’
marcaré histéricamente la historia del pensamiento en Occidente: asombro y conciencia
de no'saber, los dos elementos que determinan la circulacién del deseo de interrogacién.
Sin déseo no hay actividad ni mitica ni filoséfica. Sélo esa carencia con la que esté
‘emparentado el deseo, determina el movimiento que lleva a preguntarse por lo que me
enfrenta desde su otredad.
Aristételes incluso da cuenta de una inscripcién en la tradicién. Mito y filosofia
no haceit sino constituir los pliegues de una tradicién interpelativa que va constituyendo
una espesura de saberes, discursos y practicas que dan cuenta de la dimensién
antropolégica. Por ello el abordaje debe ser de cardcter arqueoldgico y nuestra tarea la
de un arquedlogo; la historia de las formas simbélicas que dan cuenta de la instalacion
del hombre en el mundo, se inscribe en un juego de capas que se superponen,
sedimentando y constituyendo un conglomerado que merece una targa de excavacién,
‘como forma de dar cuenta de Jos pliegues constituyentes de la tradicién aludida.
Si estamos indagando los origenes: del pensar. occidental, al tiempo que
buceamos en lo qué comiinmente denominamos “io griego”, como fuente desde dénde
nos comprendemos como sujetos histéricos, mito y filosofia no constituyen momentos
excluyentes dé una tradicién, sino los topoi complementarios de un legado de
constitucién subjetiva. Aristételes vuelve @ dar cuenta de esta perspectiva cuando
afirma: “Los antiguos, més ain, antiquisimos, (te6logos), han transmitido por tradicion
a nosotros sus descendientes, en la forma del mito, que los astros son dioses y que lo
divino abraza la naturaleza entera, [...] Y en esta medida, se han manifestado las
opiniones de jos padres y de los primeros progenitores”.®
4 asistételes, Metafisica, I, 2, 982.
5 Tbidem,
* Aristtles, Metafisica, XII, 8, 1074b.b. Capa sobre caps: las antiguas cosmogonias
Las antiguas cosmogonfas parecen dar cuenta de esta circulacién temprana del
deseo de saber, a partir de la conciencia de no saber. La cosmologia ulterior, que diera
sus primeros pasos én la Mileto jénica de la mano de hombres como Tales,
Anaximandro y Aneximenes, parece stgerponer sus Jogoi a esa primerfsima capa que
hombres como Homero y Hesfodo'parecen haber contribuido a sedimentar, a partir de la
orgenizacién de una inmensa masa mitica, de registro dinémico y aditivo, que hunde sus
raices en un pasado arcaico, més allé de ambos poetas, No obstante, es a ellos a quien
reourre la memoria aristotélica para sostener el legado de una tradicién que explica la
configuracién griega de pensamiento, légico o pre-l6gico, filoséfico 0 pre-filos6fico,
racional o pre-racional, donde la particula alude estrictamente al nacimiento del logos.
Dice Aristételes: “Hay algunos que ereen que, también los més antiguos, que vivieron
mucho
smpo antes de la generacién presente, Ios primeros en tratar de los dioses, han
pensado de la misma manera respecto de la naturaleza, ya que hicieron de Océano y
Tetis los progenitores de la generacién, y el agua, llamada por los poctas Estigia, Ia
presentafon como juramento de los dioses: ahora bien, lo més venerable es lo que es
més viejo, y la cosa mas venerable de todas, es el juramento”.”
La evocacién homérica es expresa y al remitimos a las palabras de Hera en el canto
XIV, respondiendo a Afrodita, encontramos: “Pues voy a los confines de la feraz tierra a
ver a Océano, progenie de los dioses, y a la madre Tetis, que en sus moradas me criaron
y me mimaron, acogignidome de manos de Rea cuando Zeus, de ancha voz, instalé a
crono bajo la tierra y bajo el proceloso mar”.*
En realidad, no es sélo Homero la referencia insoslayable, sino el propio
Hesiodo y su versién cosmogénica, Luego de referirse a la accién de las Musas, que le
facilitan el canto y de su deseo de celebrar a los Sempitemos Inmortalés, el poeta da una
primera versién de la cosmogon‘a en los siguientés términos: “En primer lugar existi6 el
Caos, Después Gea la de amplio pecho, sede siempre segura de todos los Irimortales que
habitan la nevada cuimbre del Olimpo. (Bn el fondo de Ja tierra de anchos caminos
existié el tenebroso Tértaro). Por tltimo, Bros, el més hermoso entre Jos dioses
inmortales, que afloja los miembros y cautiva de todos los dioses y todos los hombres el
1 Arisibteles, Metafsica, I, 3, 983b.
* Homero, jada, XIV, 200-204,corazén y Ja sensata voluntad en sus pechos.”® Asi presenta Hesfodo a Gea, apareciendo
luego de Caos y marcando Ja necesidad, entre los seres, de la presencia de Eros, como
tuna causa que mueva y una todas las cosas, primera percepcién de la necesidad de una
fuerza césmica que luego la tradicién cosmolégica recogerd en su discurso secularizado.
Es més, si avanzamos en la Teogonia hesiddica, los problemas relativos al universo
aparecen con nitida presencia, como aquello que primeramente ad-mira y mueve a mirar
con atencién (thaumazo). El ser primordial, plasmado en ia figura del Caos, la fuerza
motora, representada por Eros y la sucesién de las generaciones parecen anticipar
futuras preocupaciones, que en Ia narrativa mitica aparecen en clave de dramitica
divina. En efecto, al relato de la generacién de dioses, sigue el largo relato de las
grandes luchas que enfrentan a los seres divinos, hasta plasmar la definitiva
consolidlacién del universo bajo el signo de la justicia de Zeus. En realidad ta
cosmégonia entraiia el relato de una victoria luminosa, Ia del Padre de todos los
hombres y todos los dioses que vence sobre cualquier forma hostil. En el marco de este
logos’ mitico, ciertas intuiciones poéticas preanuncian las futuras apreciaciones
cosmolégicas. Tal es la imagen que Hesiodo elige para.dar cuenta de la distancia que
separa al Cielo de la Tierra, idéntica a la distancia que separa a ésta del tenebroso
‘Tértaro, sobre el cual se alzan las raices de la Tierra y el mar inmenso, que hacia él han
extendido sus raices. La imagen preanuncia la vastedad y magnitud del universo, la idea
de infinitud que’ prospera entre los presocriticos y hace que Simplicio, recogiendo la
voz de Anaximandro, cite lo siguiente: “Anaximadro de Mileto, sucesor y disofpulo de
Tales, dice que el principio y elemento primordial de los seres es el infinito, siendo el
primero que introdujo este. nombre de “principio” (arkhe). Afirma que éste no es el agua
ni ninguno de los otros que se llaman elementos, sino otto principio generador
», del cual nacen todgs Jos cielos y los universos contenidos en
De manera andloga, en tomo a la consideracién del infinito, “Anaximenes de
Mileto, hijo de Buristtato, que habia sido discfpulo de Anaximandro, dice también,
cipio primordial subyacente y Gnico es infinito; pero no lo
yi
como aquél, que el pr
afirma indeferminado como él, sino determinado, manifestando que es el aire’
° Hesiodo, Teogonia, 116-124,
'° Mondalfo, R. EI Pensamiento Antiguo, Vol. I, pig. 42.
"' Yeafrasto en Simplicio, Fisica, 24, 26 en Mondolfo, R. £! Perisamiento Antiguo, Vol. I, pag. 46.No sélo la intuicién de lo infinito, sino la propia idea de generacién hablan de
cierta especulacién ya presente en las antiguas teogonfas. El cardcter genético que toma
la primera especulacién filos6fica hace de la idea de nacimiento y del campo seméntico
del verbo gignomal, unia nota predominante, del esquema explicativo, de la theoria,
cuadro de conjunto, y de la historia, investigacién, que proponen de la organizacién del
universo, por fiera de toda la dramética divina que sostiene ta imaginerfa mitica, tal
como sostiene Jean Pierre Vernant. El campo seméntico del verbo colabora en la
aprehensién de la matriz. genética presente en la especulacién presocritica:
acer, venir,
sobrevenir, llegar, llegar a ser.
No obstarite, es el contacto con Teogonfa el que revela la primera presencia de
‘una matriz. dominante, la idea de generacién, que explica las sucesiones divinas, el largo
Tinaje de los dioses. Sin ella, el poeta’ de Ascra no podria habemos informado de la
larga genealogia de los dioses. Hesfodo nos abre un paniorama inmenso en torno a esta
idea de generacién. Retornemos, sin ir més lejos, a los padres que Aristételes refiriera,
pero pensemos ahora su presencia desde su funcién generadora: “Tetis con Océano
parié a los voraginosos Rios: el Nilo, el Alfeo, el Eridano de profundos remolinos, el
Estrimén, el Meandro, el Istro de bellas corrientes, él Fasis, el Reso, el Aqueloo de
plateados remolinos... ”.'? La’sucesién no‘ culmina allf; otrés rfos nombra el poeta €
inehiso otra sagrada estirpe de hijas que se encargan, junto con Apolo, el Flechador, y
los Rios, de la crianza de los hombres en la tierra, Nos referimos a las Ocednides, “las
hijas mas antiguas que nacieron de Océano y Tetis. Y atin hay otras muchas; pues son
tres mil las Ocednides de finos tobillos que, muy repartidas, por igual guardan por todas
partes la tierra y las profindidades de las lagunas, resplandecientes hijas de diosas”."
Sélo desde esa percepcién del nacimiento ya presente en las viejas teogonfas,
atribuimos a Aneximenes la generacién a partir del aire infinito, “De él (aire infinito)
decia que habjan nacido las cosas que existen, las que fueron y las que serdn, y los
dioses y las cosas divinas, mientras que las otras restantes, provienen de la descendencia
de él”. En Ja misma linea, Anaximandro piensa en 1a generacién a partir del infinito:
“Anaximandro dice que el principio de los seres es el infinito, porque de é1 proviene
todo y todo se disuelve en él. También por ello, se engendran mundos infinitos y de
Hesfodo, Teogonfa, 237-240.
2 Hesiodo, Teogania, 363-365
* Hipélito, Ref, 1,7 en Mondolto, R BI Pensamiento Antiguo, Vol. 1, pig. 46.nuevo se disgregan por disolucién en el principio del cual nacen, Después, da la razén
por la cual es ilimitado, y es que la generacién productora no debe faltar en nada.”
¢. Conclusiones
Apenas dos ideas, la de infinito y la de generacién, hemos tratado de desplegar
cen su desplazamiento narrativo de una légica a otra. El mito parece haber fundado una
primera capa en esta tarea de dar cuenta del asombro como enclave antropolégico; la
filosofia parece haber encontrado un pliegue-sedimento, que habla de una espesura de
saber que se construye hist6ricamente, como formas de una voluntad de saber que
delinea el mapa de problematizacién y echa mano a los recursos de que dispone
epocalinente.
‘Nuestra intencién no ha sido desconocer las novedades que la filosofia trae con
su discurso profano y su actitud secularizada. Tal como sostiene Vernant, “el fildsofo no
se contenta con fepetir en términos de Phycis lo que el tedlogo habia expresado en
témninos de potencia divino. Al cambio de registro, a la utilizacién de un vocabulario
profano, corresponden unaniueva actitud de espiritu y un clima intelectual diferente”.'®
Lo que sf sosteniemos es que la filosofia encuentra en el mito ciertas intuiciones
que van configurando la espesura de la que hemos hablado: saberes y discursos van
constituyendo’ un conglomerado heterogéneo, donde fa filosofia resulta el saber que
viene a desplazar otro logos, otra instalacién en lo real, que ha dado algunos niicleos de
problematizacién y algunos registros de respuesta que no resultaron indiferentes a la
primera especulacién filoséfica.
# Aecio, I, 3,3 en Mondotfo, RE! Persamiento Antiguo, Vol. pag. 44.
%6 Vemant 1” P, Los origenes del pensamlento griego, P&B 86.