Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Tesis Crítica A Mouffe PDF
Tesis Crítica A Mouffe PDF
La democracia postmoderna.
Crítica inmanente del modelo
agonal en Chantal Mouffe
Cita sugerida:
Falconi, R.D. (2017). La democracia postmoderna. Crítica inmanente del modelo agonal
en Chantal Mouffe. Tesis de grado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación. En Memoria Académica. Disponible en:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.1349/te.1349.pdf
L
LICENC
CIATUR
RA EN SOCIO
OLOGÍÍA
T
TESINA
A
La democr
d acia po
ostmodeerna.
Críticaa inmannente deel modeelo agon
nal en C
Chantal
Mouffee
desarrollar una crítica inmanente desde estas dos dimensiones de análisis. A través del
algunos de los aspectos que se les critica a los modelos de democracia englobados en la
agonal junto con las críticas que Mouffe le realiza a otras concepciones democráticas, y,
Esta tesina intenta ser un aporte al debate contemporáneo sobre los estudios enmarcados
limitaciones.
Términos claves:
Introducción 5
1- Desandando categorías 12
I- El pensamiento post 12
II- Concepción de lo social 16
III- Los movimientos sociales en la lógica de lo social discursivo 21
I- Primera radicalización 49
II- De Althusser a la teoría propia 51
III- La democracia en la órbita del antagonismo 57
IV- Lo óntico y lo ontológico 59
V- Afirmando el conflicto: el modelo de democracia agonal 60
4- La democracia agonal 63
Bibliografía 114
Introducción
En esta tesina nos proponemos llevar a cabo una reflexión sobre la democraciaagonal y
su relación con la teoría social post-marxista. Para esta labor vamos a enfocarnos en la
teoría del discurso y las reflexiones sobre la política de Schmitt. Estas son algunas de
sus herencias intelectuales que le sirven para discutir con otras perspectivas
desde allí pensar la forma de incorporar a esos sujetos políticos en una institucionalidad
que permita expresar las diferencias que éstos aporten. En un contexto actual, en el cual
una gran parte de los países democráticos expresan una crisis de legitimación
que propone Mouffe busca revitalizar la democracia a través de una teorización que
que consideremos fundamental pensar estas problemáticas desde sus reflexiones y no,
por ejemplo, desde los aportes que Habermas o Rawls hacen sobre esta temática. Por
otra parte, aunque mucho más cercanas a Mouffe, las contribuciones sobre la
democracia que realiza Ernesto Laclau a través de laresignificación del populismo, nos
5
parece que deja a la teoría democrática sin criterios para diferenciar un régimen político
que sea mejor que otro. Consideramos que –más allá de haber trabajado juntos la
politización mayor, ya que sostiene una defensa precisa de una forma democrática
español Podemos ha mostrado sobre su obra.1 Por lo dicho, creemos que Mouffe reviste
un interés especial para pensar qué es lo democrático y cómo la democracia puede ser
el aporte más consistente sobre la teoría democrática actual- para luego, sobre esta base,
preguntarnos acerca de algunas de sus limitaciones intrínsecas, las cuales podrían servir
–en un trabajo posterior- para profundizar las potencialidades de esta misma teoría.
Trabajar sobre los puntos ciegos de su construcción teórica excede, sin embargo, los
Por otra parte, nuestra labor supone no un cuestionamiento externo a la obra de ella,
sino un trabajo de crítica interna que -a través de la búsqueda de esos puntos- pueda
mostrar desde ese interior los límites en la aprehensión de los fenómenos democráticos
y la subjetividad que éstos producen. Tal es el camino que aquí recorreremos para
alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto.Esta crítica inmanente tiene dos
1
Para ahondar en el apoyo que Podemos ha manifestado sobre la obra de Mouffe véase La Tuerka (2015).
Otra Vuelta de Tuerka- Pablo Iglesias con Chantal Mouffe [Video].Disponible en
https://www.youtube.com/watch?v=BXS5zqijfA4
6
En el conjunto de trabajos de Chantal Mouffe podemos encontrar dos preocupaciones
centrales: aquella que refiere a la conformación de una teoría social que dé cuenta de la
(Marchart, 2009) -elaborada en sus rasgos básicos en conjunto con Ernesto Laclau-, y,
por otra parte, sus aportes a la teoría de la democracia fundada en esas preocupaciones
crítica a esta tradición, Mouffe sigue una exploración de tipo trascendental en la que se
indaga la naturaleza del vínculo social que atraviesa a las relaciones políticas. Esto la
discurso.
intrínseca a dicho enfoque, que ella define como la imposibilidad de dar cuenta del
antagonismo inherente a las relaciones sociales. De esta forma entabla un diálogo con
2
Deconstrucción, descentramiento, dispersión, son algunos de los términos en los que cabe definir el
proceso por el que ha pasado el sujeto moderno después de los debates contemporáneos que lo tematizan.
Estas formas de referirse al sujeto en la post-modernidad suponen un rechazo ontológico al sujeto
moderno, concebido éste como pleno. En clara contraposición a la conceptualización cartesiana del
cogito, emergen nuevas caracterizaciones de éste. Para una visión exhaustiva véase Wellmer (1993).
Volveremos sobre esto en el capítulo 1.
7
finalidad la construcción de una nueva política para la izquierda, que encuentra en la
principios de la democracia liberal, de aquí que se ligue la dimensión teórica con un fin
político: aquel que consiste en expandir el principio de igualdad hacia la mayor cantidad
democracia.
En sus trabajos este contrapunto adopta la forma de una crítica externa, consistente en
señalar que las visiones racionalistas no abordan la dimensión fundamental que remite
al momento en que la sociedad se instituye. En este sentido, nuestro trabajo retoma estas
discusiones con el fin de dar un panorama general de las temáticas atinentes a la obra de
otras teorías. Esto, a su vez, nos permitirá contrastar esta forma de crítica con la nuestra,
que no busca aquellos puntos ciegos desde una visión externa, sino que trata de
político, sino que nuestro procedimiento será el de mantener la crítica desde las
teoría social, aquella que Mouffe denomina lo político. Esta caracterización, que da
3
Ésta es una primera y breve definición de la terminología de Mouffe, la cual se retomará más adelante
en el capítulo 3.
8
ubicuidad de este plano ontológico, que atraviesa a toda experiencia social y política,
fines de elaborar esa mentada teoría social antiesencialista, es decir, una teoría que no
opere con un fundamento que –en el caso del marxismo- establezca una clase social
constituidoa priori, portador de los cambios sociales y políticos. Nuestro trabajo tomará
por eje central la crítica a esta categoría, para desde allí preguntarnos:¿cuál es la
respuesta que Mouffe plantea a la crisis de los fundacionalismos?, ¿cómo afecta esto a
nueva ontología ¿se establece un nuevo incondicionado?, en tal caso ¿cómo impacta
de la teoría social de Mouffe, aquella que define los elementos básicos su “post-
marxismo”. Junto con esta reconstrucción incluimos la tematización que ella hace
respecto a los nuevos movimientos sociales y cómo éstos entrañan un nuevo desafío
El capítulo 2 tiene como eje las observaciones que Mouffe hace sobre los cambios en el
marxismo a lo largo del siglo XX. Dicha historización permite situar las
9
cree que esta contingencia que se abre paso en el marxismo, no llega a romper
plenamente con la pretensión esencialista. En cambio, para su visión, esto sí ocurre con
discusión que Mouffe entabla con otras perspectivas que piensan –según ella- a la
los que consideramos son puntos ciegos que irían en contra de las propias bases en las
que ella sostiene su propuesta teórica. Para ello, tal como dijimos, seguimos una
entablar una discusión teórica sin apelar a una negación de la obra de la autora desde un
a la perspectiva a ser criticada y desde allí -desde ese interior- se buscan aprehender las
éste erigía una clase social –obrera- como privilegiada en el proceso social, definida por
que creemos poder verificar es una re-sustancialización consistente en erigir una nueva
la óntica es nuestro eje analítico primordial para demostrar cómo se genera esa re-
10
realizar una contribución a las discusiones actuales en torno a la cuestión de la
democracia.
11
1- Desandando categorías
I- El pensamiento “post”
teniendo como horizonte la relación que ésta tiene con el modelo agonal de democracia.
Para nuestro primer objetivo reconstruiremos los aportes que el post-marxismo entraña
que las nuevas complejidades que el siglo XX presenta son inescindibles de los nuevos
que consideramos más relevante de la teoría social sin olvidarnos de cómo lo histórico
confirmándola luego.
horizonte de intelección en el cual las certezas han caído, las utopías sociales se han
desarmado y, como correlato, las teorías políticas que operan en ese horizonte buscan
4
Dicha reconstrucción supone un conjunto de elaboraciones pertenecientes a Mouffe y a Laclau. A partir
del trabajo compartido cada uno continúa sus caminos de investigación específicos. Laclau trabaja
posteriormente una línea de investigación orientada al estudio del populismo; no obstante mantienen la
matriz conceptual elaborada por ambos.
12
ideal regulativo, el pensamiento post-fundacional5 (Marchart, 2009) viene a torcer esa
mirada y a presentar una nueva forma de concebir lo social y lo político. Este cambio es
manera lo liga a un contexto histórico concreto sin que sea posible verlo como una mera
expresión de ideas que se modifican en la soledad del pensamiento abstracto. Así, por
ejemplo, una de las tramas sociales que promueve este “giro” es el surgimiento de
nuevos movimientos sociales que emergen en la sociedad bajo la forma de agentes que
entran en conflicto con el orden social y plantean un desafío a los marcos teóricos desde
los cuales se aprehenden los fenómenos sociales. Dicho desafío consiste en que estos
agentes no se inscriben en los sujetos tradicionales –como la clase- y por ello resulta
cuenta de algunas transformaciones ocurridas a finales del siglo XX para poder entender
interdependencia que hay entre los cambios políticos y sociales que se producen en
marxismo es reinterpretado a la luz del cambio en las ideas que se expresan en las tres
corrientes intelectuales más relevantes del siglo XX. Este cambio aúna un conjunto de
tradiciones que se posicionan en torno a -lo que con Derrida llaman- una crítica a la
discursiva que ha pasado por este proceso que va de la metafísica de la presencia hacia
5
Para Oliver Marchart tanto Laclau como Mouffe forman parte del conjunto de autores que integran la
corriente post-fundacional. Ésta tiene la particularidad de acoger el carácter contingente del fundamento
de lo social, sin por ello negar la necesidad de establecer algún fundamento provisorio. Para una visión
completa véase Marchart, O. (2009). El pensamiento político posfundacional: la diferencia política en
Nancy, Lefort, Badiou y Laclau, Bs. As., FCE.
13
ocurre en la historia del pensamiento contemporáneo. Es en este marco que nuestra
esto nos permite preparar el terreno para interrogamos acercade las potencialidades y
Como historia interna dentro del pensamiento contemporáneo podemos observar que al
interior del corpus del marxismo se operan una serie de cambios teóricos que de algún
fundamentos de esos ámbitos. Así, una de las causas por las que el marxismo deviene
primacía de los partidos comunistas que se veían a sí mismos como los legítimos
esencialismo originario, como una teoría social que abandona el fundamento último de
lo social en un agente privilegiado como la clase obrera, o que se legitima desde una
dimensión fundamental como la economía. Frente a estas visiones que establecían ese
obra de Mouffe supone romper con este esencialismo en elfundamento, pues sólo así
podríanacogerse las complejidades políticas y sociales de finales del siglo XX. Como
14
Kuhn.6Asistimos a un cambio por el cual el siglo XX comienza con una ilusión realista
cambio que va desde una ilusión de inmediatez hasta un conocimiento mediado por el
analítica existencial del Dasein y de la crítica post-estructuralista del signo surgen las
el cual abreva el post-marxismo de Mouffe, siendo éste una recepción posterior a estos
aportes. Para captar este cambio es ilustrativo pensarlo desde la caída de la “ilusión de
a sí mismo y, a su vez, los márgenes con los que entra en relación tienen cada vez
menos una frontera definida.Otras esferas también recibieron esta envestida, así por
ejemplo la tradición iluminista que sostuvo un sujeto unitario anclado en la razón, con
6
La epistemología es otro ámbito en el cual se observa una transición entre un pensamiento metafísico,
que supone un sujeto ahistórico y fundante del proceso de conocimiento; y la posterior crisis de éste, con
su consecuente descentramiento en múltiples dimensiones que componen el campo de construcción del
saber.
15
II- Concepción de lo social
El post-marxismo tiene un contexto histórico de surgimiento que señala los años sesenta
y setenta como una bisagra. Por esos años el Estado de bienestar entra en crisis y los
nuevos movimientos sociales que emergen tras el Mayo del 68 ponen en jaque la
centralidad de la clase obrera como agente social privilegiado. Frente a esta situación, la
intento de renovación teórica en pos de una crítica al esencialismo clasista. Esta teoría,
que daba una importancia central a los procesos de sobredeterminación que ocurren en
las relaciones sociales, no se deshizo definitivamente del esencialismo que aún quedaba
espacio abierto para un nuevo intento teórico que busque una des-esencialización del
introducido por Mouffe como un intento por desarrollar una teoría antiesencialista a
través del uso de unas categorías que serán trasladadas al análisis social. Su aporte, de
influencia derridiana, tiene que ver con deconstruir al marxismo, que aún es deudor del
pensamiento metafísico que conlleva pensar a la sociedad como una totalidad cerrada,
es decir, una sociedad que desde la óptica post-marxista establece un centro necesario
16
dimensión privilegiada donde los fenómenos políticos, culturales, sociales, encontrarían
complejidad de los fenómenos políticos, sociales y económicos sin las limitaciones que
conjunción de aspectos históricoscon otros de carácter teórico son los que permiten
explicativo, marcándose así su ruptura para con una “totalidad cerrada”. Dicha dinámica
que se relacionan de modo diferencial. Para entender esto Mouffe utiliza el ejemplo de
constituido por los ladrillos, las palabras con las cuales se comunican los albañiles, las
acciones que estos ejecutan, etc. Todo esto forma parte de una operación total que
Mouffe entiende por discurso y que rompe el esquema dualista entre lo dicho y lo
hecho, entre el lenguaje y la acción. Los elementos que forman parte de este discurso
adquieren su significado en la posición diferencial que mantienen con los otros. Así por
7
Para abordar la cuestión sobre el estatus de lo material en la concepción de la sociedad de Mouffe, véase
Laclau, E. y Mouffe, Ch. (2000) “Posmarxismo sin pedido de disculpas” en Nuevas reflexiones sobre la
revolución de nuestro tiempo, Buenos Aires, Nueva visión.
17
ejemplo el ladrillo, la pared, el albañil adquieren significado en su diferenciación y en
discurso es lo que define a cada elemento. El ladrillo no tiene una identidad definida, ya
que puede ser usado para construir una pared o puede ser un proyectil si alguien así lo
allí que, por ejemplo, en las identificaciones sociales que se expresan en partidos
políticos o en movimientos sociales, la identidad que estos adquieran sea pensada como
pero su significado es diferente. El objeto es una pelota de fútbol sólo en la medida que
él establece un sistema de relaciones con otros objetos, y estas relaciones no están dadas
por la mera referencia material de los objetos sino que son, por el contrario, socialmente
Esta aclaración es importante porque una de las cuestiones que le fue criticada a esta
cuestiona aHegemonía y estrategia socialista al sostener que aceptar que el ser de los
8
Esta primera característica remite al aspecto central de la teoría estructuralista del significado que
elaboró Saussure. Consiste en separar el signo del referente y en sostener que el significado en el lenguaje
se produce por una cuestión diferencial entre los signos. En el plano de lo social esto implica que las
identidades que se producen en los agentes sociales no corresponden a un sustrato fijo que correspondería
al agente sino que, como tal, éste se constituye en su relación diferencial con otros agentes sociales.
9
Para una visión completa de las críticas véase Geras, Norman. (1987). “Post-marxism?” New
LeftReview. I/163, May-June.
18
objetos le sea dado en el discurso es al mismo tiempo negar su realidad pre-discursiva,
afirmando que no hay objetividad y que los objetos entonces no existen. Según Mouffe
esta crítica se debe a una confusión consistente en suponer que el sustrato material que
que es histórico y por ende sujeto al cambio, con su existencia en tanto que tal. Más allá
del contexto discursivo, los objetos tienen existencia, mientras que su ser le es dado en
significantes. Pasemos por cada uno de los tres componentes de esta formulación para
ver lo que implica. Primero, el aspecto relacional se refiere al relacionalismo radical que
sostiene que las relaciones entre identidades sociales son constitutivas propiamente de
esas identidades. Segundo, las comillas que rodean la noción de totalidad indican que el
sistema relacional puede concebirse como una totalidad solo en relación a una cierta
secuencias significantes para dejar claro que nos preocupa todo tipo de procesos por los
Con esta idea, que se traslada del lenguaje a lo social, las formaciones sociales son
19
tránsito del estructuralismo al post-estructuralismo, se caracteriza por ese carácter
se halla ausente del signo. Podría decirse que el significado se halla desparramado o
disperso en toda una cadena de significantes; no se le puede sujetar; nunca está presente
en un solo signo; es, más bien, una especie de fluctuación constante y simultánea de la
Esta noción de lo social como discurso se entronca con la particular apropiación que
Mouffe hace de la gramsciana noción de hegemonía, para de esta forma pensar un orden
social que nunca logra la sutura final, siempre atravesado por el conflicto y la
negatividad del antagonismo social, que refuerza así el carácter precario y contingente
de toda relación social. Una formación discursiva se constituye como resultado de una
articulación, y ésta consiste en un conjunto de relaciones en las que los elementos que
enfoque epistemológico sino que funciona como una herramienta conceptual que
toda construcción social. Con esta perspectiva de análisis de lo social Mouffe pretende
no sólo deshacerse del esencialismo en la teoría marxista sino también incluir a los
actores políticos que emergen en el nuevo contexto histórico. De esta forma cobra
marxismo posterior al breve siglo XX. Este reto intelectual, inescindible de los
acontecimientos históricos recientes, es tematizado por Mouffe como una relación entre
20
lo óntico y la manera de concebir lo ontológico. Así es que estos cambios en lo óntico –
Sobre la base de lo antedicho, nos ocuparemos ahora de reflexionar sobre el papel que
pública teniendo un lugar cada vez más protagónico. Es desde la observación que releva
el peso político de estas nuevas subjetividades, que Mouffe se propone abordarlas con el
El desafío de la izquierda era hallar una forma de articular las nuevas demandas
de reformular el proyecto socialista que había entrado en crisis. “Esta crisis se debía en
parte a la creciente importancia de los nuevos movimientos sociales que habían estado
movimientos sociales, algo que la teoría marxista no podía hacer desde su perspectiva
21
explotación capitalista. Para este objetivo la solución consistió en articular dos enfoques
Esta conjunción de motivaciones políticas y teóricas puede verse como una expresión de
eso que Mouffe, en su libro En torno a lo político, establece como la relación entre lo
existencia generan nuevas concepciones del ser de esa existencia. En este caso, el
movimientos y su inserción en lo político. Así es que Mouffe nos alerta que desde la
ideología política, como desde el corpus teórico, se opera una reinterpretación en la que
se busca dar un marco para pensar los nuevos movimientos sociales dentro de la esfera
del marxismo, a su vez que se acoge esta nueva complejidad en la trama política de las
democráticos como principios compartidos por la comunidad política. Esto reviste una
fortalecer los valores de la democracia liberal, que constituyen la base para la posterior
radicalización democrática.
10
Estas son las principales líneas teóricas en las que Mouffe abreva pero no las únicas. En efecto, su
teoría también se enriquece con elementos del pragmatismo estadounidense y de Wittgenstein. Sin
embargo, los mencionados anteriormente son los que dan su especificidad a la elaboración teórica de
Mouffe.
22
Para la perspectiva post-marxista el error del marxismo clásico consiste en hacer de la
clase una identidad fija, estableciéndolaa prioricomo el actor central del proceso social.
Esta crítica abreva en los aportes teóricos de lo que anteriormente se resumió como
que éstas estén abiertas a la posibilidad de ser modificadas por las relaciones de
diferencia mismas del proceso discursivo, sin lograr nunca una sutura definitiva en su
antropológico que, a la vez que unificaría a las distintas posiciones de sujeto, asignaría a
hay, por lo tanto, nada inevitable o natural en las distintas luchas contra el poder, y es
preciso, por consiguiente, explicar en cada caso las razones de su emergencia y los
De lo anterior podemos inferir que para Mouffe, los llamados nuevos movimientos
sociales van a detentaruna relevancia en lo político que antes no tenían para la teoría
23
pensar no ya en una clase privilegiada encargada de encarnar el antagonismo social de
surgen tras las problemáticas del capitalismo contemporáneo, son un elemento a tener
en cuenta para la política socialista en su intento de acumular poder. Esto se debe a que
tienen un lugar determinado. Al no poseer una identidad fija, éstos ocupan posiciones de
sujeto que quedan parcialmente fijadas, pero sin poder detener nunca ese movimiento de
fijación.
Es por la relación entre las posiciones que los sujetos ocupan en la estructura
torno a alguna demanda específica. Estos nuevos movimientos sociales agrupan una
no son reductibles pero que se distancian de las luchas obreras al no obedecer a una
intensamente en ellas.
24
sobre ellos y de allí, su propuesta a ser considerados por la izquierda para la formación
nuevos antagonismos. De lo que se trata es de rever los postulados teóricos que, tal cual
marxismo para poder dar cuenta del reto que imponen las nuevas subjetividades
integrarlosy conformar una nueva hegemonía socialista, posible en tanto haya una
3. Para finalizar, queremos señalar que la afinidad entre la perspectiva filosófica del
25
estructuras significativas diferenciales, es pertinente para lograr una mayor aprehensión
de los nuevos sujetos políticos.Al romper con la idea de un sujeto a priori y definitivo,
estas nuevas luchas sociales son consideradas relevantes para la teoría post-marxista.
Esto significa que sean consideradas a la hora de establecer un nuevo bloque de poder,
forma de concebir lo ontológico, ya que para el marxismo clásico esas luchas eranleídas
conflictividades no sujetas a una identidad clasista- dan lugar a una reinterpretación, que
social.
26
2- El esencialismo marxista y la hegemonía como primer
momento de su crítica
mencionamos previamente, para conformar, tal como dijimos, una historia interna de
eso que Mouffe –en su herencia derridiana- menciona como crítica a la metafísica de la
presencia.El objetivo de este capítulo es echar luz sobre cómo a través de una crítica
que no por ello deja de retomar algunos elementos de esta tradición –como la
capítulo siguiente.
política a la cual adhiere. De esta forma, en tanto teoría social y valor político al cual
suscribe, le servirá para pensar la dinámica de lo social y hacer sus críticas políticas.
Para ello confronta primero con las corrientes marxistas que identifica como
esencialistas, en un intento de mostrar cuáles son sus limitaciones teóricas.Si bien estos
una clase particular que tiene un tipo de relación específica con los medios de
la política, del conocimiento, etc.- como lo dado, como lo que está allí, oculto o
caracterizar la metafísica de esta cosmovisión. El ser para ella es esto que está presente
término, nos conduciría hacia él. La categoría de clase expresa con mayor notoriedad el
carácter esencialista del marxismo clásico, ortodoxo, revisionista, y que aun en la teoría
nivel ontológico privilegiado. Los aportes de Mouffe parten de una crisis del marxismo
pensamiento marxista en pos de una lectura que a grandes rasgos piense a los agentes
sociales como resultado de la apertura de lo social, sin que sea posible definirlos a
priori.
una modificación de las categorías del marxismo, que como caja de resonancia, opera
11
Nos referimos aquí al carácter fijo de las identidades que se constituyen en lo social. Para el marxismo
ortodoxo, por ejemplo, la identidad de la clase obrera está dada por el lugar que ella ocupa en la estructura
productiva y ésta no se altera por las relaciones que cada clase obrera tenga con otras identidades sociales
en el marco una posible alianza de clases. En esto reside el carácter fijo de una identidad y es lo que
Mouffe pone en duda al considerar que en la articulación política, la identidad de cada diferencia es
modificada al interior de cada relación.
28
una transformación acorde a los diversos planos en los que lo filosófico moderno
empieza a incluir al tiempo como horizonte de interpretación del ser. Por ello toda
perspectiva que tienda a establecer un punto fijo, una esencia en tanto que inmutable y
definida, será puesta en jaque con los aportes de las diversas corrientes de pensamiento.
categorías en pos de derribar los últimos atisbos de esencialismo con los que todavía
principio igualitario hacia la mayor cantidad de ámbitos sociales posibles –lo que define
que otorgue una incorporación de las nuevas luchas que proliferan al interior de los
lo ontológico, es para ella la solución a una nueva estrategia socialista. Las luchas
complejidad que termina por empujar al precipicio al andamiaje teórico del marxismo y
para desde allí entender el papel específico que juega la categoría de hegemonía. Así
punto relevante, ya que desde allí, en ese plano, es desde donde se analiza la
29
transformación gradual que va operando en el marxismo, hasta converger en su
histórica que la autora lleva a cabo en Hegemonía y estrategia socialista. Esto adquiere
relevancia puesto que nuestro trabajo se enmarca en una crítica a la solución que
pensar los fenómenos sociales a través de la teoría del discurso está ligada a la
visión.
Para Mouffe, el concepto de hegemonía, que se incluye en el corpus del marxismo con
momento de su formulación hegemonía significó un tipo de tarea que venía a saldar una
clase burguesa adoptaba una actitud transformadora frente a las instituciones feudales.
Pero Mouffe nos advierte que esto no estaba sucediendo en la Rusia zarista y la crisis
teórica del marxismo condujo a una reformulación en la que la clase obrera debía llevar
a cabo una tarea propia de la burguesía. Lo que refracta el nacimiento de este término es
la ruptura del carácter teleológico del paradigma marxista; es por el efecto del “espejo
30
quebrado de la necesidad histórica que comenzará a insinuarse una nueva lógica de lo
social, la cual sólo logrará pensarse a sí misma cuestionando la propia literalidad de los
términos que articula” (Laclau y Mouffe, 2010:32) . Según Mouffe: “es la expansión y
provee de un anclaje a partir del cual las luchas sociales contemporáneas son pensables
en su especificidad, a la vez que nos permite bosquejar una nueva política para la
entre la naturaleza clasista de una tarea política y el agente histórico que la lleva a cabo.
adopta en Rusia una respuesta consistente en postularla como la clase que debe asumir
tareas de clase que no son las de ella. Así, dice Mouffe, hegemonía viene a ocupar el
nombre dado a una tarea anómala; se trata no de un tipo de relación sino que es “un
espacio dominado por la tensión entre dos relaciones muy diferentes: a) la relación entre
anómala consiste en que la clase obrera asuma una labor que es “naturalmente” de la
clase burguesa ya que aun siendo perpetradas por el proletario, las tareas democráticas
habían sido pensadas como esencialmente burguesas y con esto, la relación hegemónica
la tarea y del agente social. Es decir, se constituía lo que Mouffe llama un interior
establecido en etapas, que se justifica en tanto la estructura define una identidad de los
agentes y de las tareas que estos llevan a cabo. Las tareas democráticas que confrontan
31
contra los poderes feudales son para este discurso, tareas de la clase capitalista aun
transfieren de la burguesía al proletario para asumir el cambio social. Sin embargo sigue
conformando así “un orden de las esencias y un orden de las circunstancias, y estos dos
2010:85, cursivas mías). En términos de Mouffe, para Trotsky, el discurso que otorga a
incertidumbre -al menos en ese orden de las circunstancias- que era preciso explicitar;
social y los consecuentes nacionalismos que erigió a las masas como agentes sociales
relevantes hizo que la narrativa marxista lo viera como desajustes de etapas de dicho
respuesta teórica como sí tuvo en Rusia. Aquí estaba manifiesta la necesidad de explicar
esa nueva relación en la que la clase obrera debía adoptar una tarea ajena. De aquí la
12
Según Mouffe no hay en Trotsky un análisis del tipo de relación que constituye la hegemonía; para él la
tarea que debe realizar la clase obrera en pos de superar el absolutismo ruso no conlleva una modificación
en la identidad de la clase, sólo se piensa como un vínculo externo. La clase obrera utiliza –articula- esas
demandas como medio para alcanzar sus verdaderos intereses de clase.
32
dijimos, encuentre un límite a la hora de pensar la lógica propia como lógica de
revolución rusa en base a una revolución en Europa, que confluya y ayude a mantenerla.
Rusia. Con esto vemos emerger el concepto de hegemonía pero también un claro
Es en la genealogía del término hegemonía donde Mouffe encuentra una pista para
los hechos quedan desajustados de la teoría, pero la teoría tal como estaba no podía
El término “crisis del marxismo”, acuñado por Thomas Masaryk, alude a la crisis del
33
aristocracia obrera, etc.-, lo que empujó al marxismo a su crisis. La respuesta a esta
crisis vino desde la ortodoxia marxista. Fue con Kautsky y Plejánov con quienes el
social observable, sino en una garantía, aquella que postula que entre las tendencias
fue pensada como un momento a ser superado por el acaecer necesario del plano
que se erige como tribunal y garantía. Aquí emerge la figura del intelectual, que
Kautsky defiende. La unidad de clase queda asegurada por las leyes del devenir que la
ciencia marxista sostiene, con lo cual esa unidad clasista se funda en torno a las
vínculo ya que define de modo contundente el carácter de presencia del ser que radica
34
desdobla la realidad en ser y apariencia para establecer la sutura abierta por los
indefectiblemente. Tras esta concepción, Mouffe nos dice que subyacen tres aspectos:
desviación o reflejo distorsionado de esa lógica que opera en un nivel trascendente. Esto
por la cual cada hecho histórico, cada suceso del presente, es interpretado como un
momento de un desarrollo lineal del devenir trazado por el paradigma. De esto que,
sociedad y los agentes sociales tienen, para la ortodoxia, una esencia que opera como
35
En este encuadre está prefigurada la estrategia política que opone una alianza de clases
popular tal como lo presentó el revisionismo. Para Kautsky esto era licuar el carácter
En Plejánov el rasgo determinista del paradigma está todavía más marcado, pero lo
relevante a los fines de este trabajo no es adentrarnos en estos matices sino señalar una
etapa en la que el quiebre entre los desarrollos del capitalismo y las aserciones de una
teoría, marcan una crisis que intenta ser resuelta apelando a aspectos teóricos que no
determinista. De todas formas ésta empieza a ser desafiada al interior del marxismo
la labor de los intelectuales como una instancia que recompone esa separación. Estos
intentos dentro de la ortodoxia por agrietar ese esencialismo y esa lógica mecánica en la
tanto herramienta política. El contraste está dado por las repercusiones que ésta tiene en
enmarca en una crítica parcial al régimen, en Rusia cada demanda adopta la forma de
otras formas de resistencia que podían ir articulándose a modo de generar una lucha más
36
simbólica, es decir, una lógica en la que el significante es desbordado por el significado.
El significante que está mentando una demanda adquiere un significado que trasciende
entre las diferentes demandas que se expanden más allá de cualquier dirección política o
sindical, posibilitada por una lógica del símbolo que rompe con la literalidad del planteo
simbólica,13 pero esta observación, está remitida a una clase social que es la clase obrera
y que por lo tanto hace que la teoría del espontaneísmo caiga en una concepción de
simbólica, es decir, aquel por el cual las diferentes demandas sociales pierden su
momento global que hace equivalentes entre sí a cada lucha social, es el de la oposición
clase. Esto es lo que, para Mouffe, no permite sino superar sólo una instancia del
13
El sentido literal de cada demanda obrera es traspuesto por un sentido general de oposición a un
régimen que hace que se produzca ese desbordamiento del significante por el significado, en el cual cada
lucha particular representa la oposición general. Este fenómeno para Rosa Luxemburgo se manifiesta en
el proceso revolucionario. La unidad de clase es de esta manera una unidad simbólica.
37
unidad como un emergente del espacio político. Estos desarrollos en lo teórico,
carácter “abierto” de lo social. En otras palabras, van debilitando cada vez más el
no constituido de los sujetos. Sin embargo estos son solo avances, porquesi bien van
imprimiendo una forma de pensar lo social cada vez más alejado de las posturas
Para Mouffe el segundo intento de recomponer el hiato entre las tendencias del
38
medias y el campesinado, es decir, la predicción de polarización social no se ha dado.
de Mouffe, Bernstein supone que el modo en que es posible recomponer esta unidad
perdida por las tendencias a la fragmentación del capitalismo es a través del partido. La
diferencia crucial con Kautsky es que, para éste, el partido recompone una unidad que
posición; mientras que para Bernstein esta recomposición no surge como una sutura
sistema cerrado, que abarque tanto los aspectos científicos como la predicción política
La visión “férrea” del marxismo es atenuada y la decisión ética, es decir el sujeto ético
ortodoxia.
39
Sin embargo opera en Bernstein un aspecto que introduce una ambigüedad insalvable.
Se trata de la Entwicklungbernsteineana, de una evolución social que opera más allá del
sujeto ético y que conjura por ello la indeterminación que la atenuación del concepto de
identidad y recomponen a más tardar lo que está escrito en la teoría. Así su postulación
de la autonomía de lo político tiene su afinidad con una estrategia gradualista y con una
dejando al margen los aspectos esencialistas de sus planteos. Lo que queda en Bernstein
percepción de la situación de la clase obrera de su tiempo, que se halla cada vez más
inserta en un Estado democrático que la interpela no solamente como tal sino también
articulaciones que cada sujeto pueda expresar. Con todo, lo que se revela es que estas
posible que las posiciones de sujeto que se forman incluso en agentes que pertenecen a
una misma clase, devengan contradictorias. Como sea, no es posible definir a priori la
posición de cada agente social. La democratización creciente que Bernstein suponía por
40
Ortodoxia y revisionismo confluyen en la misma problemática, no poder asegurar la
unidad de clase. Para la ortodoxia por el factum que revela la fragmentación de la clase
el momento político, aquel que constituiría la sutura, no puede proyectarse como una
instancia en la que los sujetos allí formados pertenezcan a la clase obrera plenamente.
su carácter en el plano político. Lo que hay es un vacío, que en Bernstein es llenado por
la acción autónoma del sujeto ético, aquel que escapa al cientificismo de la teoría
empañado por la Entwicklung que opera como garante de esa libertad, frenando el
significa un avance en la lógica de la contingencia, sin llegar por ello a una definitiva
radicalización
marxismo. Busca recomponer esa cesura entre las tendencias observables del
capitalismo y la unidad del proletariado que augura el marxismo y que en esos años
41
relaciones sociales, donde lo que hay es dispersión de posiciones de sujetos y
agente que aglutina para sí a los distintos sujetos formados desde la mélange, lo logra a
través de una fuerza moral que cementa a dicho agente. Esa fuerza moral es el
marxismo14 que, en la lectura que Mouffe hace de Sorel, además de una teoría es la
Para entender la relevancia que tiene la noción de mélange es útil pensarla en paralelo
con su filosofía de la acción, con su noción de mito y con la importancia que tiene el
que la opción para constituir una identidad en el agente sea el mito en tanto “soporte
expresivo” que logre esa unidad. La ideología marxista aporta ese elemento y la
oposición que la clase obrera15 construye en torno a la clase capitalista es lo que define
la formación de una fuerza social. El problema que vislumbra Mouffe es que otra vez el
círculo vuelve al punto de partida; otra vez el sujeto que se restituye lo hace como sujeto
esencialismo marxista. El pasaje que la fuerza del mito logra entre la mélange
14
De más está decir que Sorel no pensó que el marxismo fuera la única fuerza que podría aglutinar a un
sujeto colectivo, de hecho sus análisis sobre el cristianismo son muy ejemplificadores de cómo una fuerza
moral diferente es pasible de una misma función.
15
Entendida no como una clase social definitivamente identificable en un sistema objetivo de
estructuración social, sino en tanto que bloc.
42
dicotomización de la sociedad queda aún más alejada de la estructura social –mélange-
y pasa al nivel político como construcción contingente a través del mito, que es un
discurso que enfrenta dos grupos. La posibilidad de fijar un sujeto depende de la lucha y
bloque histórico. La hegemonía sigue hasta ahora teniendo un estatus derivado, todavía
secundario, de exterioridad, por fuera del plano de formación del agente. Para esta
tradición el campo de las relaciones de producción es el que forma al agente social, que
presente en la tradición leninista- en el que los que dirigen y los dirigidos quedan
divididos por su pertenencia a una clase social –obrera- que se establece en el plano de
43
en definitiva, la línea de pensamiento que sostiene el carácter esencialista de la clase, la
supone asignar una tarea política a una clase, reduciendo así la contingencia de la
constitución de los sujetos políticos, ya que éstos están prefigurados, son anteriores al
Mouffe, 2019:87, cursivas en el original), de allí que ese potencial democrático pueda
una serie de episodios como el VII Congreso del Komintern y la formación de los
los frentes a diversos sectores sociales en pos de la lucha contra el “enemigo común”.
La hegemonía pensada como alianza de clases pasa a ser reconsiderada, ya que dicho
concepto daba por asumido el vínculo externo entre las clases en el momento de la
alianza; ahora Mouffe señala que el vínculo que se forma en torno a una identidad
democrática pone en cuestión esa exterioridad y remite a la “masa” antes que a una
44
clase que dé cuenta de su carácter de tal. En esta línea Mouffe se pregunta dos cosas:
no de clases? ¿Cómo puede mantener el proletario la identidad de clases una vez que se
integró a una fuerza hegemónica que lo desborda? Para lo primero es importante notar
burguesía, etc.- que daba cuenta de la separación de las clases pero también de un
aspecto común: la equivalencia. Este es el primer paso para pensar la hegemonía como
pero también una subversión de esas identidades diferenciales en pos de algo común
que permita relacionarlas, “la identidad del objeto en la relación de equivalencia está
escindida: por un lado conserva su sentido ‘literal’; por el otro simboliza la posición
un segundo sentido distinto respecto al primer sentido literal. En este nuevo sentido “las
diferencias se anulan en la medida en que son usadas para expresar algo idéntico que
equivalencial se construye una nueva identidad que remite al aspecto común que todas
las diferencias tienen entre sí. Esta identidad, como vemos, emerge del proceso
alianza, para tornarse un vínculo en el cual las identidades de los objetos están en juego
en la misma relación.
En esta relación se forma una posición discursiva que no puede subsumirse en una
45
clasista o no del proletario, depende de la concepción de hegemonía que se sostenga. En
la clase obrera aúna diversas demandas y mantiene una notoriedad respecto a otros
Para Mouffe es Gramsci el último marxista que lleva a cabo una expansión en la lógica
como un momento de avance que sin embargo queda contenido. Aunque inicialmente
constitución de este plano es lo que permite ligar a varios agentes sociales con distintos
torno a una lógica articulatoria con otros sectores de clase que se diferencia de la actitud
que confina el componente clasista, el cual debe ser preservado. Para Mouffe no
46
estamos frente a un momento más en el derrotero de un paradigma que va ajustando sus
supuestos a medida que se suceden las observaciones, sino que con Gramsci se produce
una ampliación del campo de la contingencia que no tiene precedentes en los marxistas
previos.
identidades emergentes del proceso de articulación, debido a que lo que está presente ya
determinado fin común, sino que en el plano en el que Gramsci piensa, la ideología en
en Gramsci para ella, es una teorización del momento relacional que constituye la
hegemonía, pero ahora saliéndose del dualismo que postulaba un campo de las esencias
-lo económico- y otro de las apariencias -lo político-, así “a través del concepto de
Gramsci supera los análisis de Bernstein al pensar lo político desde la teorización del
fuerzas históricas fragmentadas. Gramsci rompe con la idea de una ideología que
pertenezca a una clase social y con una clase social que represente una ideología de
modo necesario. El campo de la contingencia, aquel que nos lleva del marxismo al post-
depende necesariamente de una posición en las relaciones económicas sino que ésta es
47
Pero pese a todo este avance, Mouffe detecta en Gramsci un reducto de esencialismo
que opera como dualismo al no ir más allá del carácter relacional de la identidad de los
elementos sociales y sostener que hay -debe haber- un principio unificante en las
formaciones hegemónicas, y éste debe estar orientado hacia una clase fundamental. De
esta forma la unicidad del principio unificante y su necesaria orientación de clase son
una clasey de esta forma, su identidad ya no es del todo contingente. Esta ontología
particular hace que, siguiendo a Mouffe, la lucha política sea un juego suma-cero en
obrera debe articularse con otros elementos sociales –modificando su identidad– para
adquirir una primacía política; pero este carácter abierto de la articulación se cierra
marxista, entendida como el intento por “ir más allá” del marxismo hacia el horizonte
48
3- Contingencia, hegemonía y democracia como respuestas
En este breve capítulo nos enfocaremos en los aportes que Mouffe hace para la
desde la clave del giro “destrascendentalizador” que retoma un conjunto de aportes del
discurso-, nos proponemos traer los elementos que consideramos centrales para
entender cómo este pensamiento “post” tiene sus implicancias en la teoría social que
I- Primera radicalización
Para dar por tierra la posibilidad de constitución de los agentes sociales al nivel de una
positividad que fije su carácter, Mouffe-junto con Laclau- revisa tres tesis del nivel
agentes sociales en la esfera económica y, por último, de la tesis del carácter necesario
de la clase obrera en cuanto a su interés por el socialismo. Para evitar una extensa
digresión no nos detendremos en estos argumentos, sino que nos concentraremos en las
49
vista por los propios autores, como el momento máximo de destrascendentalización del
paradigma marxista.
los agentes sociales no quedan definidos por su pertenencia de clase, si las posiciones de
vimos, del vínculo indisoluble existente entre la tarea hegemonizada y la clase que se
suponía que era su agente natural, en tanto que el lazo entre la tarea y la clase que la
ha cesado de tener todo vínculo necesario con una clase, su identidad le es dada tan sólo
exterior, no hay una separación dualista de la realidad social, sino que es el plano
Luxemburgo había tenido una relevancia teórica pero que, no obstante, quedó contraída;
adquiere ahora un carácter no delimitado por el plano económico, es decir, por una
instancia que suponga una primacía ontológica de lo social. Así, el vínculo que une al
como abierto a posibles articulaciones por los múltiples agentes sociales en cuestión.
50
producción sino que dependen de una constitución posterior que es de carácter
hegemónica; en este contexto “la era de los ‘sujetos privilegiados’ –en el sentido
movimientos sociales”16, que ahora, dado el carácter no fijo de todo elemento social,
que exprese los intereses socialistas. Esto es a su vez posible dado el carácter simbólico
para entender la construcción de una formación política. Para elaborar su teoría abreva
lo simbólico, en Althusser, que busca una teorización del orden social, adquiere el
sentido de pensar lo social en tanto atravesado por una lógica del símbolo. Así, las
relaciones sociales son vistas desde esta perspectiva que no piensa en una realidad
última de cada expresión social, que no piensa en la literalidad que el discurso marxista,
en su caso, otorgó al plano económico para pensar la identidad de la clase obrera; por el
contrario, los aportes de Althusser, le sirven a Mouffe para pensar las relaciones
16
Véase el apartado titulado “Los movimientos sociales en la lógica de lo social discursivo”.
51
sociales y cómo éstas no pueden ser fijadas en torno a un sentido último. El concepto de
dualismo entre una esencia de lo social y una apariencia. También resulta relevante otro
aspecto que bien podría ser su corolario: el hecho de que sin esencias definidas en los
Sin embargo Mouffe nos advierte que si bien Althusser dio un paso importantísimo,
también cerró esa apertura conceptual al desarrollar -con notoriedad en Lire le Capital-
determinación que reduce la sobredeterminación toda vez que esta queda subsumida en
(Laclau y Mouffe, 2010:136). Con esto, Mouffe quiere reapropiarse del concepto de
articulación al tiempo que señalar cómo el potencial deconstructivo del término quedó
una relación entre elementos distintos que en el momento mismo en que se produce,
modifican sus identidades. Es decir, la identidad de cada uno, además de ser diferencial,
parcial; de esta forma ese sentido resulta inmanente a la propia articulación. Cuando un
52
respecto a los demás, se constituye en lo que Mouffe define como momento (Laclau y
Mouffe, 2010).
momentos del discurso. Una totalidad discursiva articulada consiste en una relación en
la que todos los elementos ocupan una posición diferencial, es decir, se han vuelto
Aquí vemos como el uso de la teoría del discurso le aporta a Mouffe un avance en el
La teoría del discurso –como se subrayó en torno al debate entre Laclau y Mouffe frente
discursivas: no hay tal separación entre aspectos prácticos por un lado y lingüísticos por
de positividad- está siempre mediada por alguna formación discursiva que la interpreta
que no lo es, rompe también con la separación entre realidad y pensamiento. De esta
53
de lo exterior/interior, en el que la contingencia se ve contenida por un plano de
discursivo opera con otra lógica, allí “sinonimia, metonimia, metáfora, no son formas de
cual las relaciones sociales se constituirían, sino que son parte del terreno primario
Ahora es posible pasar a uno de los corolarios más relevantes de la teoría de Mouffe,
discursiva como para cada momento que la compone17. La imposibilidad de sutura final
hace que ese momento de sutura nunca llegue y la sociedad, como orden plenamente
punto de llegada, debido a que todo ordenamiento de lo social necesita de algún sentido
subvertido. Entonces “este campo de identidades que nunca logran ser plenamente
excedente de sentido que lo rodea, que no puede sino rodearlo desde el momento en que
un discurso nunca logra suturarse. Entonces bien, ese exceso de sentido es lo que
Mouffe llama campo de la discursividad. Todo discurso busca expandir este campo en
17
Respecto a los conceptos de elemento y momento, Mouffe aclara que el pasaje de uno a otro no es
nunca definitivo, es decir, nunca se logra esa fijación puesto que si así fuese se detendría el flujo de las
diferencias. Las diferencias siempre están constituidas por una identidad no suturada. Esta misma
identidad “fallida” hace que sean factibles de articulaciones contingentes, es decir, capaces de ser
articulados a formaciones discursivas disímiles.
54
pos de una sutura que nunca llega. Los puntos discursivos de fijaciones parciales son los
puntos nodales, término extraído de la teoría lacaniana, que designan a los significantes
privilegiados.
Así, toda articulación es el intento de construir puntos nodales que fijen el sentido de la
dispersión de lo social. Esta fijación resulta siempre precaria -capaz de ser subvertida- y
contingente. Lo social por ello, carece de una esencia constituida previamente y allende
a la práctica articulatoria misma. Esto es lo que Laclau y Mouffe resumen con su frase
variantes tuvo un carácter central, asociado a un sujeto cuya positividad podía definirse
puede sino hablarse de “posiciones de sujeto”. Esto implica ligarlo siempre a una
formación discursiva y por ende a no dotarlo de una esencia plena, sino situarlo en la
experiencia del límite de toda objetividad que resulta del antagonismo inherente a lo
Dado el marco básico de categorías previas, es posible ahora pensar la particularidad del
como un clase social fundamental. La relación hegemónica no está precedida por una
55
Hay otro aspecto remarcado por Mouffe que es central para definir una relación
frontera por los cuales estas prácticas articulatorias se enfrenten y disputen poder. Es en
esta disputa por los elementos flotantes y su capacidad de ser articulados a campos
hegemónica.
Mouffe sostiene que Gramsci es quien expande de manera más notoria el carácter
abierto de lo social pero termina cerrando esa apertura en dos aspectos claves: el plano
unitario a través de su afirmación de las clases fundamentales; y por otro la unicidad del
centro hegemónico, que supone que excepto en las crisis orgánicas, hay solo un polo
que se construyen. Por su parte, la modernidad parte de la pluralidad como factum y allí
la identidad de cada elemento resulta precaria y por ende, factible de ser hegemonizada.
confluyen en una relación equivalencial. La hegemonía es pues una práctica que busca
acumular poder, y su búsqueda parte de la ausencia de una clase o sector dominante que
constituiría a priori esa trama. La hegemonía transita entre la dispersión total del poder
56
III- La democracia en la órbita del antagonismo
social de la que venimos dando cuenta y que tiene como instancia inerradicable al
antagonismo. Según ella, si el Zeitgeist confluye en una visión post-política que reclama
divisiones, los antagonismos. ¿Qué resulta de esto? Primeramente hay que decir que las
visiones de democracia contra las que la autora discute tienen una visión de lo
entonces cualquier visión que de antemano “cierre” la historia suponiendo que las
disputas políticas y sociales concluirán –por ejemplo en el caso de la Tercera Vía con el
ontológicamente abierto de lo social. Pero por otra parte, y aquí radica el diagnóstico
fuerte, lo que hacen es ocultar el conflicto, negando a las pasiones, a los afectos que
emerger- formaciones sociales con ideologías conservadoras que atraigan a los sujetos
hacia sus propuestas. Por ello, para Mouffe, es necesario construir democracias que
permitan el disenso, que den lugar a una disputa por los fundamentos que sostienen a
ese régimen político, y para poder hacerlo es necesario no suponer un cierre de lo social
57
en torno a alguna identidad en particular. Sin embargo, en su diagnóstico, esto no es lo
que acontece con las democracias liberales cuya ideología neoliberal niega el conflicto.
A su vez esto se liga con la postura que la izquierda asume al respecto: un consenso
ideológico que borra las diferencias que la distinguían de los partidos de derecha. El
paradigma neoliberal que supone el fin de las ideologías implica que la izquierda quede
sin elementos para pensar una práctica política que se diferencie de la derecha, y al
desatender el rol que juegan los afectos en la constitución de las identidades colectivas,
no pueda canalizar esa afectividad en torno a su proyecto político. Mouffe sostiene que
esta situación supone un riesgo para la democracia, ya que dicha afectividad –al no ser
derecha que, ante la insipidez del régimen democrático, logren captar la atención de los
rol central del antagonismo y su naturaleza inerradicable. Con esta aseveración lo que
también queremos señalar es el carácter externo de la crítica que Mouffe profiere a otras
perspectivas, ya que según ella éstas fallan allí donde no ven lo que su perspectiva
discutir con las teorías racionalistas tiene poco del rasgo wittgensteiniano consistente en
tomar cada juego de lenguaje desde su propia lógica, más bien parece deudor de las
teorías normativas que suponen una verdad de lo social y desde allí lanzan sus
invectivas.
58
Esta discusión mantenida con la izquierda europea apela a un argumento cognoscitivo,
aquel que le confiere al post-marxismo la tranquilidad de dar con la verdad de una teoría
que accede al conocimiento de la dinámica social. Esto será fundamental para entender
La política y lo político son dos conceptos que Mouffe utiliza para referirse por un lado
segundo. Si la política designa a las prácticas que dan un orden particular, es decir, a las
conseguir. Por otro lado lo político refiere a aquello que con la teoría política se
pregunta por el fundamento, por la esencia. Así como en la política se señala el carácter
lo ontológico, aplicadas para llevar a cabo una analítica existencial del Dasein, son
introducidas para desarrollar una analítica del vínculo político y su expresión manifiesta
toda una tradición filosófica que mencionábamos con Derrida como metafísica de la
59
que no refiere al ser sino al ente, que en Mouffe son las prácticas políticas concretas. Es
entender cómo ella articula ambos ámbitos al afirmar que el uno y el otro están
ontológica lo que origina nuestra actual capacidad para pensar de un modo político”
(Mouffe, 2007:16). Esta afirmación carga con una parte de su obra, dedicada a criticar
lo que desde su concepción es visto como la actual perspectiva post-política, que, para
ella, en su negación del conflicto termina por no comprender los afectos en la política,
aspecto que define como central de todo régimen político, y en el caso de la democracia
termina por generar modelos democráticos que obturan la disputa política y con ello
dejan el terreno liberado para que sí apelen a las pasiones aquellos partidos de derecha
democracia liberal que se propone reconocer la dimensión que previamente define como
ontológica, ya que “la política posee siempre una dimensión ‘partisana’, y para que la
gente se interese en la política debe tener la posibilidad de elegir entre opciones que
60
reconocimiento de esa inerradicabilidad y un modo de abordarla. Si el antagonismo es la
trazado político de una frontera, encauzar el antagonismo hacia un vínculo que conciba
al otro como adversario, es decir, legítimo oponente de un sistema que busca ordenar la
la categoría del ‘adversario’, el oponente con quien se comparte una lealtad común
base para que el antagonismo se sublime a través de las instituciones democráticas que
dan expresión al conflicto, ya que si dicha sublimación no existiera Mouffe entiende que
está en riesgo la unidad política como tal. Su ejemplo es el caso del parlamento, que
18
La utilización de los términos nosotros y ellos así como amigo y enemigo tienen una impronta
schmittiana que Mouffe la utiliza para pensar el fenómeno político en su dimensión ontológica. Más
adelante trabajaremos en detalle el uso de esta terminología al abordar el modelo de democracia agonal
desarrollado por la autora.
61
la post-política yace una idea de adecuación de lo óntico en lo ontológico que la
democracia agonal sería la indicada para resolver. Esta idea será desarrollada en el
de democracia agonal, para poder desde allí vislumbrar la ligazón de los elementos
62
4‐ La democracia agonal
tal como Mouffe la concibe. Para ello nos proponemos rastrear algunos debates en los
mostrar la impronta schmittiana que hay tras la democracia agonal que Mouffe elabora,
salir de la encrucijada que este autor sostiene, le permite elaborar aquello que
nos ocuparemos de algunas de las críticas que Mouffe realiza a un conjunto de autores
que define como pospolíticos. En este caso no nos interesa adentrarnos profundamente
en las visiones con las que discute, sino ver cómo en esta confrontación se delinean los
Mouffe piensa a la democracia desde la noción de régimen, es decir, como una forma
63
económico que lo articula. Pero también, pensar la democracia liberal como régimen es
forma liberal o socialdemócrata sino que esas son algunas de sus posibilidades. Esto es
mercado no implica que los principios éticos del liberalismo sean asociados
relación tensa. Por un lado la tradición democrática que hace hincapié en la soberanía
popular y, por otro, los principios del liberalismo político que abrevan en la libertad
ordenamiento simbólico de las relaciones sociales modernas tienen como ejes dos
grandes tradiciones políticas que disputan por una forma particular de ese ordenamiento
En tercer término, Mouffe señala algo específico de la democracia liberal, que trae del
conocimiento se han vuelto indeterminados, difusos. Esto que se sintetiza con “la
donde esa confrontación se mantiene abierta, donde las relaciones de poder están
64
siempre cuestionándose y ninguna de ellas puede obtener la victoria final” (Mouffe,
punto firme desde el cual articular un ideal que la fundamente. La disputa por los
juego.
mencionamos antes, Mouffe considera que ese mismo marco simbólico está
caracterizado por una primacía del discurso liberal, que pone a la libertad individual y a
posición más original respecto a los debates sobre el carácter de las democracias
liberales reside en lo que llama el déficit democrático, esto es, un tipo de asociación
régimen que articula dos tradiciones, éstas entran en una relación de disputa por la
las actuales democracias liberales19 Mouffe señala que hay una prevalencia del
por sobre los principios del liberalismo. Dicho fin político será detallado más adelante.
19
Las democracias que ella observa son principalmente las europeas: Austria, Bélgica, Dinamarca, Suiza,
Noruega, Italia, España, Grecia, etc. son algunos de los principales países a los que Mouffe mira y detecta
cómo esta visión hegemoniza el clima intelectual y social.
65
II- Liberalismo y democracia: en ese orden
en literatura política, expresión del debate por los fundamentos y las consecuencias de
dicho entrecruzamiento. En primer lugar hay que aclarar que la democracia liberal tiene
existe una ruptura clara en la senda que lleva de la democracia pre-liberal a la liberal.
En el siglo XIX se volvió a empezar a partir de una base muy diferente (...) los
de ideas que se iniciaba con los supuestos de una sociedad capitalista de mercado y las
libertad, queda erigida como valor nodal. En este marco los principios liberales son
los débiles. Las afinidades con el pensamiento de Mouffe son notables en este punto, ya
que Macpherson sostiene que ha prevalecido una visión de mercado en la que lo liberal
es entendido como “capitalista” más allá del esfuerzo intelectual de los teóricos liberales
66
éticos como Mill y Bentham de asociar la libertad con el desarrollo de la personalidad.
Los primeros teóricos de la corriente utilitarista, tales como Jeremy Bentham y James
conforme al cual la mayor felicidad coincide con la mayor igualdad y de ahí se dedujo
la opción democrática, sólo que restringida. La ley de utilidad decreciente -aquella que
señala que a mayor riqueza cada nueva cuota aporta menos felicidad relativa- supone
que la felicidad total necesita de una igualdad creciente. Pero la igualdad que supone
derecho de propiedad. Por lo tanto, más que la igualdad de hecho lo que está presente es
sobre la democracia liberal es un régimen que debe proveer un sistema de mercado libre
un matiz de precaución en el planteo sobre el sufragio, en el cual si bien apoya que éste
sea universal, luego culmina por inscribirlo con una serie de cláusulas que termina por
excluir a las mujeres, a los menores y al tercio más pobre de la población. En ambos
67
III- El déficit democrático y su subversión
cumplimentación de los principios liberales. Esta articulación hacia el polo liberal en los
movimiento ontológico que nunca se frena, que nunca llega a la sutura final. De allí que
la historicidad del déficit no sólo es rastreable sino también factible de modificar. Sobre
esta base, el proyecto político que encarna la democracia agonal se postula como una
central del régimen democrático, tal como está planteado por Mouffe. Decimos esto
para dejar en claro que otros elementos tales como la soberanía popular, el carácter
carácter prioritario dado por ella al valor de la igualdad. Al ser un principio disputado
concepto afirma que toda persona es igual a otra. No existe diferencia alguna entre
20
Cabe señalar que su crítica al liberalismo no implica un rechazo absoluto de él. Como veremos más
adelante, el componente liberal es central en el momento de pensar un marco simbólico que integre y
mantenga unida a la asociación política (Mouffe, 2011).
68
ciudadanos que habiten suelos y jurisdicciones distintas en todo el planeta. El carácter
abstracto de la noción de hombre erigida por el liberalismo termina por ser extensiva a
(Mouffe, 2000:56). La igualdad liberal, que supone una igualdad del género humano, es
una pura abstracción y se auto-refuta toda vez que necesita de un otro para poder ser tal.
que dicha igualdad necesita como su condición de posibilidad, la diferencia. Pero para
político en el que la igualdad total es vista como deseable y posible, anulando de esta
social.
Vemos cómo el déficit democrático es, según Mouffe, un impedimento serio para la
expresión de lo político. Pero ¿qué nos dice ese déficit, ese carácter desbalanceado de
una expresión política dual, que combina dos tradiciones diferentes, sobre el
que la naturaleza de esa articulación es lo que está en juego. La democracia agonal que
nos plantea Mouffe no pone en discusión esta posibilidad, pero sí lo hace Carl Schmitt,
el principal referente de la crítica al liberalismo, que es retomado por Mouffe para poder
69
construir su modelo político. Por esta razón, considero relevante poner en juego algunas
de estas ideas que la autora trae de este pensador, para entender los rasgos específicos
un conjunto de ideas que conforman las críticas más lúcidas al pensamiento liberal, en
cómo Mouffe utiliza muchos de los criterios de Schmitt para discutir con los teóricos
liberales coetáneos. Veamos ahora cómo interpreta Mouffe las principales ideas de
ordenamiento institucional que aborda la posibilidad de conflicto, debe dar cauce, debe
permitir el acceso a lo constitutivo del ser de lo político. Otra idea relevante de Schmitt
70
es el concepto de homogeneidad como condición de posibilidad de la democracia. Esto
supone que en todo régimen democrático existe una igualdad circunscripta al demos,
que engloba al conjunto de personas que integran una comunidad y que estos iguales
reciben un trato igualitario. Esto implica que ese trato será distinto para los no-iguales,
quedando al margen de la comunidad (Mouffe, 2000:55). Como vemos, esta idea es afín
toda democracia, es contraria a la igualdad del discurso liberal, que, en tanto que
abstracta, supone la negación de la desigualdad toda vez que proyecta sus valores
democracia para ser política tiene que permitir establecer una diferencia, tiene que
poder constituir un exterior que sirva como frontera para demarcar al grupo de los
iguales. Esa igualdad es sustancial, basada en rasgos distintivos y, tal como vimos, se
diferencia de la igualdad abstracta que plantea el liberalismo. Además, toda vez que lo
distinción de un otro, que al quedar por fuera define parcialmente los límites del
conjunto de los iguales; los primeros, los que pertenecen al demos, y los segundos, los
que no forman parte y por lo tanto no poseen los mismos derechos. La democracia en el
pensamiento schmittiano supone entonces una distinción entre los iguales y los no-
iguales.
V- La incompatibilidad
71
La contundente afirmación schmittiana de que el liberalismo niega a la democracia y la
apropiación de esta idea y su superación posterior en pos de una síntesis con los
principios liberales, lo que resume bastante bien la democracia agonal que ella propone.
Veamos brevemente el argumento inicial sobre la doble negación que señala Schmitt.
humana y por otro, la forma política democrática que supone una identidad entre
Mouffe, el individualismo liberal con su carga moral es incompatible con los valores
que define una carga valorativa diferente a la posición política de la democracia -que
una deliberación racional que permita dirimir todas las diferencias; así, toda disputa
sobre principios puede ser disuelta en la argumentación. Por otra parte el individualismo
propiamente político en tanto divide el espacio político entre un nosotros y un ellos. Por
72
Hay otro aspecto importante que Mouffe observa en la obra de Schmitt: la democracia
diferencia entre la igualdad sustantiva y la formal, expresión de dos principios que para
formal, y por ende lo que hace que la democracia se deba entender en un registro
político, es decir, donde es necesario distinguir un nosotros de un ellos, y por otro quede
diferenciado del discurso liberal que basa sus ideales en un registro moral centrado en la
noción de individuo (Mouffe, 2000:56). Este ideal liberal proyecta una tendencia a
límites del género humano. Mientras que la democracia, tal como señalamos antes,
quedan afuera. Por ello Schmitt entiende que el concepto que define a la democracia es
el de pueblo y no el de humanidad. Esta necesidad de trazar una frontera entre los que
están adentro y los de afuera es contraria a los principios y a la retórica del liberalismo y
por lo tanto no hay mera diferencia sino incompatibilidad entre las gramáticas. Si bien
vamos a ver más adelante como Mouffe disiente con lo tajante de las afirmaciones de
modelo agonal de Mouffe representa en relación con estas ideas, hace necesaria su
73
que lo confirma; Mouffe va a reinterpretarla en términos de una paradoja, y va a señalar
virtud, tal como en términos de Montesquieu se llamó a los principios políticos que la
requiere un rechazo total del marco democrático-liberal. Existen muchas maneras en las
distintas que sin embargo no se contradicen al punto de atentar una contra la otra, sino
que conviven en una relación conflictiva cuyo equilibrio es necesario mantener para
igualdad son pensados como polos de una tensión irresoluble, pero cuya convivencia
el orden social, que permitan orientar una lucha pacífica por la interpretación del
fundamento político del régimen democrático. Para Mouffe la democracia agonal tiene
la ventaja de dar cauce al conflicto sobre la interpretación del fundamento del régimen
A partir de ahora nos proponemos retomar algunas de las críticas que Mouffe realiza a
Habermas, Rawls y Giddens. Queremos ver cómo les señala, en tanto exponentes del
paradigma liberal, la falta de comprensión del momento político. Esta crítica externa
que ella realiza, nos servirá para aprehender -de modo indirecto-, cómo su modelo de
democracia agonal se erige como respuesta a esto que constituye el punto ciego del
75
liberalismo. Dicho límite conceptual remite, para Mouffe, a la ontología política; la
la aprehensión del conflicto social, es decir, del antagonismo inherente a las relaciones
de abordar el ser de lo político que termina por ocultarlo. Este ocultamiento conlleva
de ser superadas por los avances de la razón, proyecta un horizonte de superación del
en el acuerdo universal que -aunque no llegue aún- es siempre posible. Así, el carácter
político.
liberalismo postulados que si bien no son iguales, establecen entre sí una afinidad
Veamos ahora algunas expresiones de liberalismo con las que Mouffe contrasta su
niega; no con el fin de coincidir o disentir con las críticas que ella realiza, sino para
observar mejor cómo algunas caracterizaciones que hace de la tradición liberal sirven
76
para luego diferenciarse y -en ese plano relacional- establecer los contornos de su
propio modelo.
Para ordenar a quienes considera los exponentes más notorios de la tradición liberal,
más que una racionalidad instrumental. Aquí menciona a Habermas y a sus seguidores -
comunicativa (Mouffe, 2000). Mouffe nos dice que este modelo es un intento por
77
cooriginalidad de los derechos humanos y la soberanía popular que sostiene la
implicación mutua entre ambos principios. Para Mouffe, Habermas entiende que la
expresión de una relación conceptual (Mouffe, 2001:90). Este gesto de querer superar la
erigir un fundamento de lo social, Mouffe disiente y para ello opone una perspectiva
que busca dar cuenta del carácter ausente del fundamento último de la democracia
liberal. Por el contrario, para Mouffe, Habermas conforma una defensa de la democracia
Esta legitimidad basada en la racionalidad viene dada por el acceso a una esfera
deliberativa, una condición ideal, en la que se cumplen ciertos requisitos para lograr que
inherente a los sujetos. De esta forma, Mouffe remarca que el modelo discursivo se
el discurso ideal, tiene marchas y contra marchas pero en cualquier caso es realizable.
promueve.
78
A través de estos argumentos Mouffe lleva a cabo la crítica al modelo habermasiano,
enfatizando que éste presenta una ontología social integrada por sujetos dotados de una
racionalidad que permitiría lograr un consenso sin exclusión sobre los principios
políticos. Para ella, el hecho de que Habermas augure un acuerdo universal, a través del
dinámica interna de entendimiento por la cual los sujetos argumentan -coacción sin
Mouffe, resulta claro el contraste que es también la crítica que esta autora le dirige, al
a los principios de la democracia liberal sin excluir al disenso como patológico y por lo
democrática, que llama a trazar una frontera y que además instaura el desacuerdo y el
ejemplar de una teoría racionalista de la política que busca conciliar la libertad con la
igualdad y que, tal como Habermas, cae en la negación de lo político. Para Rawls la
establecido por personas libres y racionales que en busca de sus intereses y en una
universalismo inicial, es igualmente cierto para ambos casos que lo que sigue presente
Algunos elementos que demuestran este carácter abstracto son por ejemplo la exigencia
del mismo derecho a la libertad lo más amplia posible siempre que sea compatible con
una libertad similar para los otros; la distribución de bienes contempla la desigualdad
puntos de vista neutral, resulta una estratagema racionalista poco factible de ser
implementada. Es más, esa misma posición original “ya no expresa un punto de vista
neutral, sino que refleja los ideales implícitos en la cultura pública de una sociedad
Rawls y su cambio posterior, es que este último da por supuesto que las ideas de justicia
predominante. Otro elemento que para Mouffe resulta clave en su pensamiento es aquel
80
que establece la prioridad del derecho sobre el bien. Así entendida, la justicia como
equidad implica que los derechos individuales son primordiales respecto al bienestar
general, significando esto que los principios de justicia no deben derivarse de una
concepción particular del bien general ya que estos principios deben respetar el
pluralismo de concepciones sobre el bien que cada ciudadano tenga. Pero si bien
moral, religiosa o filosófica de cada ciudadano, por otro lado contempla la crítica del
comunitarismo, que defiende la imposibilidad de adquirir una noción del sentido del
previamente define una concepción particular del bien. Es decir, no puede haber una
de allí que no haya una prioridad absoluta del derecho sobre el bien (Mouffe, 1999:72).
Lo que Mouffe ve en Rawls es que su intento por fundar los principios de la democracia
para concebir un sentido de justicia y un sentido del bien- en el que lo político se reduce
a una mera negociación de los intereses privados, solo que esa negociación quedaría
final a través de la razón, nos impiden reconocer la posibilidad siempre presente del
81
conformación de un “nosotros” opuesto a un “ellos” es la condición de posibilidad de
toda forma identitaria en el campo político. Esta expresión colectiva de los afectos, de
las pasiones, queda obliterada por la perspectiva racionalista que simplemente ve sujetos
motivados por intereses personales, egoístas, que sólo buscan maximizar su satisfacción
estar representada por este paradigma racionalista, opera con una concepción de sujeto
o bien sujetos racionales. Estos tres postulados terminan por extirpar al sujeto
democracia liberal viene por el lado del reconocimiento de la tensión entre sus
liberales como los democráticos. Aquí es donde radica el argumento fuerte y original de
Mouffe.
82
X- La Tercera Vía y el fin del adversario
Mouffe identifica en la Tercera Vía a la ideología del nuevo partido laborista británico.
Dicho partido tuvo gran visibilidad cuando en 1997, con Tony Blair como su
establecer su propio proyecto político, el cual ha sido desarrollado junto con Ernesto
Vía representa otro ejemplo de paradigma racionalista que –en el caso de su propuesta
que reviste una no diferenciación, y por lo tanto implica la dificultad de establecer una
frontera ideológica que dé lugar al antagonismo. La crítica de Mouffe hacia esta postura
busca señalar aquello que entiende es propio del paradigma racionalista: la negación del
conflicto. Para ella, esa ubicación en el centro ideológico, es post ideológico debido a su
pretensión es estar por fuera de la disputa entre izquierda y derecha. Así, entiende que la
Tercera Vía se erige como un partido de centro que -en tanto que articulador de las
camino allanado para la negación del conflicto político. Así, en términos de Mouffe, la
Al igual que en Rawls, Mouffe ve un avance teórico entre Más allá de la izquierda y la
radical” que plantea un enfoque que entiende a la división social como un suceso
anecdótico, que aconteció en el pasado y que resulta anacrónico para los tiempos de la
actual “modernidad reflexiva”. Mouffe destaca que para ellos las sociedades actuales
deben resolver sus conflictos en base a una competencia de intereses que, a través del
diálogo y el afán en el consenso, permiten encontrar una resolución armónica. Con esto
constituyen el núcleo de principios compartidos por una sociedad, y en este sentido los
particular de cómo se lleva a cabo esta articulación y en sentido estricto qué significa la
derecha es otro punto de crítica que toma Mouffe. Para ella esta categorización es
indispensable toda vez que ayuda a situar con claridad las fronteras políticas de
proyectos que compiten por imponer su propia visión de los principios democráticos
liberales. La democracia agonal que ella promueve busca re-significar estas categorías
para adaptarlas a una época que expresa cambios pero que debe seguir dando cauce a la
que define su ontología política, tiene que contar con un marco jurídico legal -óntico-
84
5- Del esencialismo negativo a la certeza democrática. La
dar cuenta de aquellos aspectos que ligan su perspectiva filosófica con su desarrollo de
la luz de esta puesta en relación podemos dar cuenta de algunos objetivos planteados
pregunta que recorre este capítulo es aquella que interroga por el fundamento sobre el
que la relación entre la teoría social post-marxista, tal como la elabora Mouffe, y su
relevante acerca de otra relación, aquella que piensa lo ontológico y sus implicancias en
Así, nuestro recorrido buscará concretar una crítica al modelo de democracia agonal a
través del conjunto categorial que la autora sostiene, para ver hasta qué punto este
21
Si bien Mouffe no da precisiones sobre la democracia agonal, es decir, no hace precisiones sobre un
entramado institucional, da algunos rasgos en cuanto a su proyección: promover instancias de discusión
que permitan el debate acalorado de identidades colectivas en torno a los distintos temas que una
democracia pueda generar. En el marco de este modelo de democracia, su radicalización es entendida
como una expansión del componente democrático por sobre el liberal. Es importante tener presente esta
diferencia ya que es en el marco del modelo agonal que se inscribe el proyecto político particular de
radicalización.
85
modelo democrático, y en parte la perspectiva post-marxista-en tanto teoría social para
pensar la dinámica social- recae en algunos de los mismo problemas que la autora le
Este desarrollo crítico ocupará cuatro momentos. En primer término vamos a tratar
esencialismo tal como fuera uno de sus objetivos principales. Si su propuesta se define
En segundo lugar intentaremos mostrar cómo Mouffe establece una defensa política de
liberal- como un elemento óntico que se adapta de mejor modo a la naturaleza del
de su modelo democrático.
decir, su pluralismo es acotado a una dimensión meramente óntica, aquella que piensa
político, pero en la dimensión ontológica, aquella que da cuenta de los procesos por lo
debido a que la teoría social mantiene un incondicionado que se define por su carácter
86
se sustrae y pasa a reservarse para la dimensión óntica, en la cual se disputa por una
cuenta del carácter limitado de la radicalización de la lógica que define lo social como
Del tercer punto, que establece el límite a la contingencia, y consuma una reinstauración
cual veremos como la trama conceptual que pasa por un esencialismo negativo, que
divide la realidad en dos instancias con naturalezas diferentes, termina por deslizarse
plano ontológico.
En este apartado vamos a seguir algunos de los argumentos trabajados en Hacia una
teoría crítica reflexiva (Gambarotta, 2014) debido a que allí encontramos elementos
–en coautoría con Laclau- dedica su esfuerzo a sentar los fundamentos teóricosde su
22
Nos centraremos en el capítulo VII: “Ernesto Laclau: esencialismo negativo y disolución de la crítica”.
Si bien dicho trabajo se enfoca particularmente en la obra laclauiana, muchas de sus críticas pueden ser
extendidas a la obra de Mouffe. En nuestro trabajo serán utilizadas de manera indiferenciada ya que tanto
en Hegemonía y estrategia socialista como en “Postmarxismo sin pedido de disculpas” –escritos
conjuntamente- encontramos elementos suficientes para probar el núcleo filosófico común del que parten.
87
perspectiva y de esta forma quedan planteados los elementos centrales para la posterior
esfuerzos por desarrollar una teoría social que será aceptada en su rótulo como post-
marxista,23 y que para el caso de Mouffe sirve como trama de lo que constituirá su
teoría política: la elaboración de su modelo de democracia liberal. Allí, tal como vimos
enfocaremos a continuación, para desde allí pensar la especificidad de este giro post-
manera radical el carácter relacional de esas identidades, permitiendo así eludir todo
constituyen las identidades al interior de ese sistema, sin que haya una diferencia
una totalidad autocontenida, sino que está penetrada por un exterior que la distorsiona.
Debido a esto las identidades nunca adquieren una estabilización definitiva. Su esencia
23
Mouffe y Laclau son al respecto explícitos: “Nosotros no inventamos este rótulo (...) Pero puesto que se
ha generalizado como caracterización de nuestra obra, podemos afirmar que no nos oponemos a él en la
medida en que se lo entienda correctamente: tanto como proceso de reapropiación de una tradición
intelectual, como de ir más allá de esta última” (Mouffe, 2006:9-10)
88
es el infinito juego de diferencias (Gambarotta, 2014; Marchart, 2009) y su
Esta perspectiva determina que toda sutura última sea imposible. La posición diferencial
y que no tenga el estatus de positividad, sino que dicho sentido se constituya de modo
precario. De esta forma “la contingencia y la articulación son posibles porque ninguna
formación discursiva es una totalidad suturada, y porque, por tanto, la fijación de los
Mouffe entienden por el rasgo positivista del marxismo clásico, que establece un
esencialismo de dicho marxismo, tal como vimos en el capítulo 3. Para ella las
identidades sociales que integran una formación discursiva no pueden fijarse y, por
según la cual:
En la medida en que la tarea ha cesado de tener todo vínculo necesario con una clase, su
como este sistema mismo de relaciones ha dejado de ser fijo y estable –lo que hace a las
89
prácticas hegemónicas posibles- el sentido de toda identidad social aparece
una tarea política acorde a su identidad- concebida como plena-, lo que el post-
ontológico con el cual se piensa la dinámica social y por ende la constitución de los
sujetos políticos. Tras la certeza que erige a la clase trabajadora como el agente social
privilegiado de la transformación social, es decir, como una identidad plena con un fin
la negatividad del antagonismo social inherente a toda relación. Este carácter de las
definitorio de la dinámica social. Pero entonces, ¿a dónde nos lleva este cambio de
enfoque?
evidenciada en “la ruptura con el paradigma ontológico que establece una esencia a
partir de la cual se instaura lo social en su unidad” para llegar a “fijar una esencia […] a
que allí era positivo aquí es negativo, lo que allí daba lugar a un Absoluto aquí a un
90
mantenimiento de un plano incondicionado, base sobre la cual, a nosotros nos interesa
analizar las implicancias de este carácter meta-teórico en la disputa política24 que nos
con la “verdad de lo social”. En este caso el planteo de Mouffe parece volveral lugar de
desde argumentos cognoscitivos que daban cuenta de una esencia de lo social-, o a una
Pero, tras barrer con la ontología de signo positivo, lo que se introduce inmediatamente
Mouffe, 2010:132).
Por esto es que para esta nueva concepción de lo social sigue habiendo un
incondicionado, una “esencia negativa”, debido a que “el juego infinito de las
24
Con ello nos referimos a la toma de posición política, es decir, a la adhesión a un determinado principio
político y la búsqueda por establecerlo como fundamento del orden social.
91
se hace de este rechazo al esencialismo una inversión del mismo; en efecto, su posición
especular que conduce a un nuevo esencialismo, esta vez de carácter negativo. El cual
autoritario entre la práctica científica y las luchas en lo político […], sino la ausencia de
la cual establecer una crítica de lo político, sino más bien un mantenimiento de ese
cual un modelo político determinado –su propio modelo democrático agonal- constituye
ontología.
25
Para el caso de Laclau, el esencialismo negativo constituye el pilar de su posterior desarrollo sobre el
populismo. En su obra tardía centrada en esta temática, el carácter notablemente potente de las
articulaciones políticas populares se debe justamente a la vacuidad de los significantes que en ellas se
forman. El carácter tendencialmente vacío de esos significantes que le dan, según Laclau, ese potencial
hegemónico a los sujetos populares por encima de las subjetividades democráticas puede ser también
pensado desde la relación óntico-ontológica. Sin embargo esta idea excede los límites de este trabajo y
por ende no será abordada aquí.
92
II- El postmarxismo en el marco del post-fundacionalismo: el cuasi-
fundamento
Como hemos visto, las obras de Mouffe –sobre todo lo escrito conjuntamente con
que opera en varios ámbitos y presenta así su propia perspectiva, su teoría de lo social,
que ella acepta definir como “post-marxismo”. En el marco de esta corriente, tal como
es reemplazada por un vacío, por una “ontología de la ausencia” que no logra disolver el
carácter incondicionado del fundamento de lo social, sino que modifica el signo de esa
ontología: allí donde había una certeza positiva hay ahora una de carácter negativo, allí
como tal, no implica el abandono de algún tipo de fundamento.26 Oliver Marchart ubica
a Mouffe como una exponente de esta corriente, entre otras cosas, por el uso que hace
respecto a barrer con el esencialismo de la teoría social llega hasta aquí, hasta esta
26
Las versiones anti-fundacionalistas sí niegan todo tipo de fundamento. Tal es el caso de Feyerabend por
ejemplo. Para un desarrollo de esto véase Marchart, O. (2009).
93
Ahora bien, ¿qué implicancias tiene esto en el desarrollo de su modelo de democracia
agonal?, ¿qué relación se establece entre aquel plano que definimos con Marchart como
Baruch Spinoza
Para empezar a responder estas preguntas debemos centrar nuestra atención en esa
encontraremos las líneas que llevan de su teoría social a su proyecto político. Como ya
elantagonismo. Consideramos este pasaje –del infinito juego de las diferencias como
esencia negativa al antagonismo inerradicable- como una forma de dar cuenta de las
94
consecuencias de esa teoría social en la teoría política: por un lado desde una dimensión
más abstracta, basada en la teoría del discurso, y por otro lado desde el plano de
política. En la disputa política -en la cual Mouffe se centra para pensar la política
Así, para Mouffe el campo de los social se conforma –tal como lo pensó Schmitt- con
caracteriza por un vacío. Éste tiene implicancias de suma relevancia, puesto que el
modelo de democracia que formula es, más de una vez explícitamente, una respuesta a
la ontología tal cual ella la concibe. La democracia agonal es, no sólo una respuesta a la
ontología sino, la expresión óntica que mejor da cuenta de ella. Es decir, es el arreglo
institucional que media, interviene, y por ello aborda la esencia –negativa- de lo social.
vínculo con ella que permite el movimiento continuo del infinito juego de diferencias a
la vez que aborda el antagonismo que define como inevitable. En línea con esto, Mouffe
venimos diciendo:
27
En la conformación de estas identidades colectivas está presente una dimensión afectiva. Es ésta la que
permite que se genere una “identificación”, que a su vez es resultado de una carga libidinal que opera
como posibilidad para que dicha identificación suceda. Para mayor detalle véase Mouffe, Ch. (2011).
95
Aquí la democracia liberal agonal tendría un mérito que no poseerían los modelos
democráticos consensualistas, ya que, para Mouffe ellos –tal como vimos en el capítulo
4- no dan cuenta del antagonismo inherente a las relaciones sociales. A su vez, esto
resulta clarificador a la luz de su deuda intelectual con Lefort, quien sostiene una
fundamentos no sólo están abiertos a múltiples consideraciones, sino que además hay
posible debido a que el antagonismo nunca cesa. A los fines de nuestro trabajo resulta
actual de las categorías marxistas puede ser seriamente discutido (Laclau y Mouffe,
2010:28).
Lo que vemos es que Mouffe propone un sólo camino para socorrer al marxismo en
tanto teoría social: el abandono por él de esa prerrogativa epistemológica sustentada por
manera de “salvar” al marxismo respecto de las visiones esencialistas con las que ella
democracia liberal desde argumentos que den cuenta de la contingencia radical –que
además de ser una cualidad de la ontología, también es, para ella, un rasgo de nuestra
96
época28- debería abandonar todo incondicionado. Pero sin embargo, la dificultad que
presenta para su teoría mantener una dimensión ontológica queda a la vista, ya que la
intrínseco de lo social. Esto le permite a Mouffe establecer una diferencia con otras
perspectivas, como las que vimos en capítulos anteriores, y señalar que allí donde ellas
queremos señalar que, para nosotros, Chantal Mouffe deja implícita una relación de
se puede entrever esta relación, así por ejemplo, en términos de lo que aporta su modelo
que éstas implican. Al aceptar la naturaleza hegemónica de las relaciones sociales y las
Así, según ella, las visiones post-políticas al negar el conflicto, debido a su incapacidad
28
Nuevamente hacemos referencia a su deuda lefortiana. Para Lefort el rasgo que define nuestra época es
el de la incertidumbre en los propios fundamentos del orden social; al respecto sostiene que “la autoridad
política deja de gozar de una legitimidad absoluta. Aquellos que la ejercen se ven en adelante asignados a
una posición que los pone constantemente en busca de la legitimación” (Lefort, 2011:146).
97
por manifestarse puesto que –para los términos de Mouffe- dicho antagonismo es
inherente a lo social y, como tal, se expresa de alguna forma. Frente a ello, el carácter
Estos valores políticos son los que se fortalecen, según Mouffe, sobre la base del
comparten tal visión están destinados a perder de vista la verdadera tarea que
generaque en algún momento dicho antagonismo emerja con una vehemencia mayor y,
como tal, pueda poner en riesgo los principios básicos de una comunidad democrática.
Es decir, para Mouffe, el riesgo consiste en que al no dar cauce al conflicto, éste pueda
pluralismo. La democracia agonal es, de esta forma, una democracia liberal que busca
consenso final- postergan o evitan el conflicto social y así posibilitan que ese conflicto
inerradicable suceda con una intensidad que ponga en riesgo a la democracia misma. De
esta manera presenta su modelo agonal como la solución más idónea, ya que cumple –
como reza el epígrafe de Spinoza- con aquello –el antagonismo- que no se puede evitar.
98
Ésta es la relación que consideramos relevante señalar a los fines de nuestro trabajo,
puesto que nos interesa mostrar de qué forma la argumentación de Mouffe no diverge
teóricos como Habermas, Rawls y Giddens basaban sus argumentos políticos –esto es la
sociales- tiene el rol de servir como una verdad, la cual -en tanto tribunal último-
finalmente sostiene el fin político. Por ello la democracia agonal que promueve Mouffe,
más allá de otras democracias, utiliza el mismo soporte argumental que sus
particular que busca dar cuenta de esa verdad, sosteniéndose así ante otras respuestas –
otras democracias posibles- por su forma, la cual al adoptar –en gesto mimético- la
forma del incondicionado expresaría idealmente esa verdad. Pero esta actitud
suplanta la certeza negativa del fundamento de lo social, por una certeza óntica, aquella
que erige el modelo democrático agonal como aquel que expresa mejor que otros la
99
esencia negativa de lo social. Su diagnóstico y solución frente a la teoría política que
define como hegemónica -aquella que en sus diferentes teóricos es definida como
esencialismo positivo, postula una nueva (in)certeza de lo social –como infinito juego
de las diferencias-, es decir un vacío como esencia, y luego –en su desarrollo del
modelo de democracia agonal- una certeza positiva –óntica- que se sostiene por la
En este apartado nos vamos a enfocar en el vínculo que une a la perspectiva post-
postulándose como una verdad. En otros términos, creemos que en el pasaje de su teoría
ocultándola, lo que es una toma de posición política. Esta “defensa” de ese fin político –
democrático agonal- por sobre otro, termina por negar su carácter de elección valorativa
al ser presentado como una opción más idónea para abordar la naturaleza antagónica de
valorativo a secas, que en la política supondría disputar por la forma en que una
100
sociedad se da a sí misma una organización política específica, atravesando debates que
conforme al cual una democracia –su modelo democrático agonal- se adapta mejor a la
forma de la ontología. Así, el vínculo que Mouffe establece entre la ontología negativa y
como la que desarrolla Tarski, aquella que supone un concepto semántico de verdad que
sostiene un lenguaje -con sus enunciados- y un metalenguaje, que no debe ser del
mismo orden que el lenguaje sino de un orden inmediatamente superior del cual los
29
Siempre que decimos “defensa política” en Mouffe, nos referimos a su modelo de democracia agonal.
Utilizamos este término para señalar el carácter de fin político que adquiere este modelo en la disputa con
otras formas de concebir la democracia. Frente a los intentos de apoyarse en argumentos cognoscitivos
que justifique dicha elección, consideramos relevante señalar el carácter político de dicha elección.
101
cognoscitivos lo que es una adhesión política particular, en detrimento de toda otra. En
este sentido, nos parece que el objetivo de Mouffe, aquel que se proyectaba en
cómo éste, al mantener una verdad de lo social, sostenía una práctica política como
verdadera y por ello recaía en un autoritarismo –en la relación entre teoría y práctica-, la
que al operar con una ontología debilitada, pero ontología al fin, presupone un
contenido óntico más “adecuado” que otro para abordar esa esencia negativa de lo
social.
Queremos dejar en claro que nuestro uso entrecomillado de adecuación se debe a que
nuestra crítica -que piensa esta concordancia entre la dimensión ontológica y la óntica
verificable en la obra de Mouffe. Ella no lo dice pero consideramos que esa relación se
concepto en la historia de la filosofía europea viene, como es bien sabido, de Aristóteles (…)
102
Llegados a este punto sostenemos que existe una relación de correspondencia entre el
teoría social y el fin político que formula Mouffe.Ese es el fundamento que la lleva a
sostener la validez de ese fin frente una democracia consensualista por ejemplo, aunque,
por supuesto, no únicamente a ella sino a todo otro fin. Creemos que en el proceso de
construcción teórica, Mouffe no logra arribar a una perspectiva que sortee plenamente
los rasgos esencialistas del marxismo que critica, ya que esta propuesta teórica se erige
superadora de los anteriores, vemos cómo recae en aquello que critica. A ambos
democracia radical, que lleva los principios de igualdad y libertad a la mayor cantidad
103
termina por ocultar lo político, y prepara el terreno para que éste irrumpa en lo social
bajo formaciones identitarias que socavan las bases mismas de la democracia al ser
racionalista. Lo que vemos es que su defensa política sigue sujeta a una justificación
apelación a un saber –no lineal, claro está- similar al que denostó en la Tercera Vía, en
Habermas, Rawls, etc. La democracia agonal que nos propone –más allá de su
que sirve de base para que ésta resulte la mejor vía para abordarla.
su modelo democrático, esto es, su defensa de éste como superador frente a los modelos
con los que disputa. El problema –en términos de la apuesta inicial de su obra, aquella
rasgos posmodernos que permitían este escape- es que esta defensa política no logra
vuelve –tal como ellos- a plantear un continuidad entre un Ser y un ente, entre una
104
Diríamos entonces que el recurso a un incondicionado sigue estando presente en la obra
Mouffe contrapone esa visión racionalista que busca ese fundamento último de lo
cual en infinito juego de las diferencias y su antagonismo no pueden dar nunca ese
fundamento último que legitime –de una vez para siempre- a la democracia liberal. Por
hacia los demás, para que construya una comunidad más incluyente (Mouffe,
2000:80)
En afirmaciones como ésta vemos que la democracia agonal de Mouffe se inserta en esa
trama de iniciativas que buscan persuadir a los demás y que como tal es un fin político
105
anclado en una valoración particular de cómo para ella debería ser la democracia liberal.
reinstala la lógica con la que ella discute y a la cual rechaza. La caracterización de esa
entre ambas dimensiones: “creo que precisamente la existencia de esta tensión entre la
una diferencia más en el infinito juego de las diferencias que disputan por un
106
ordenamiento de la sociedad. Precisamente, sostenemos que el potencial de la lógica del
lo social que buscaba romper con el esencialismo marxista que sostenía una clase
incondicionado. De allí que la lógica del pluralismo quede circunscripta a lo óntico. Allí
antagonismo inherente a lo ontológico ¿qué tan plural es? O para decirlo de otro modo
modelo de democracia agonal, planteado como un arreglo institucional para dar cuenta
responder a los desafíos de lo social. De aquí que el pluralismo sea negado, pero no vía
tiene que constituir su otro –a través de la expulsión de una identidad que lo antagonice-
107
sino por la reducción de la lógica de la contingencia, producto de suponer un contenido
óntico que por su forma, correspondiente con lo ontológico, termina por erigirse como
la mejor opción para la política democrática, más aún,la única que puede efectivamente
Mouffe –aunque ella no lo manifieste explícitamente- sienta las bases para una re-
esencialismo toda vez que su defensa política tiene un anclaje en el conocimiento del
incondicionado negativo. Por esto, si en Laclau puede sostenerse que hay una
diferencia particular –democracia agonal- que opera como la diferencia que da cuenta
108
Reflexiones finales
Para finalizar el recorrido de esta tesina queremosresumir las reflexiones que fueron
Mouffe –en coautoría con Laclau- elabora una teoría social desde la tradición marxista,
pero con el afán de ir “más allá” de esta visión, en un intento de eliminar los resabios de
es la teoría del discurso, la cual –en su versión estructuralista- supone pensar la realidad
social como una totalidad relacional (Torfing, 1998), pero concibiendo a esta totalidad
expresa la crisis de las perspectivas basadas en una ontología fuerte, que suponen un
procesos sociales y políticos (Marchart, 2009). Frente a ello el carácter “post” supone
que los sujetos políticos no constituyen identidades plenas. Pero si bien esta perspectiva
disuelve esa positividad junto con la posibilidad de sutura final de esas identidades, no
109
elimina, suponiendo un fundamento cuasi-trascendental que tiene efectos similares al de
los fundacionalismos previos. Éste ha sido el eje central para nuestra crítica inmanente
de su obra para desde allí encontrar sus limitaciones intrínsecas, dando cuenta de cómo
político, se sostiene en un argumento cognoscitivo, aquel que señala que esa forma
todo tipo de cierre de lo social; la democracia agonal, entendida como un régimen que
busca dar cauce al conflicto -ya que reconoce la inestabilidad del orden y su ausencia de
fundamento último- es una forma óntica que imita la forma inestable y precaria de la
ontología.
creencia en un consenso final –que niega el conflicto inherente- hace que los conciba a
éstos como inadecuados para la política, y, frente a ello, postule su propio modelo como
110
asienta la defensa de su proyecto político, ya que la democracia agonal termina
correspondencia.
no un efecto despolitizante tal como Gambarotta (2014) señala para el caso de la obra
de Laclau, sino uno que concluye por repolitizar la teoría social y política. Esto debido a
que, a diferencia de Laclau, quien en sus trabajos sobre el populismo plantea una lógica
de articulación política como lo propio de éste, sin que esto diga nada acerca de su
contenido óntico, es decir, sobre su ideología o sobre los grupos políticos que lo
ontología de lo social. Esto hace que ella, a diferencia de Laclau, tome partido por un
fin político particular y pueda, desde allí, medir la distancia de lo que es con lo que
debería ser. De allí el punto que señala nuestro trabajo, el hecho de que ese efecto
politizador, Mouffe lo paga a costa de volver a caer en la misma lógica que le cuestiona
a las teorías sociales contra las que discute: sostener un valor político en un argumento
111
vacío, por el carácter ausente de un fundamento último; ésta se concibe como la mejor
de la mejor manera, permitiendo dar expresión a esa trama de sociabilidad que se define
112
Bibliografía
Akal.
-Gambarotta, E. (2014) Hacia una teoría crítica reflexiva. Max Horkheimer, Theodor
Ediciones Cátedra.
Barcelona, Paidós.
113
-Lefort, C. (2004) La incertidumbre democrática. Ensayos sobre lo político, Barcelona,
Anthropos Editorial.
Editorial.
Herramienta, Núm. 18
114
-Sazbon, J. (1983) “Una invitación al postmarxismo” en Punto de vista, 6, Núm. 9, pp
36-38.
Valdés.
Aires, Paidós.
115