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TEMA 6.

DEL LIBER IUDICIORUM AL FUERO JUZGO

La importancia del "Liber iudiciorum", código o cuerpo legal, reside en que,


desde su redacción en la monarquía visigoda, se mantendrá vigente en el
derecho castellano hasta el siglo XIX, con mayor o menor medida en los distintos
reinos, si bien sus preceptos irán cayendo en desuso en algunos reinos.

Los visigodos llegan al sur de la Galia y península ibérica en el siglo V,


autorizados por el emperador Honorio. Derrotados por Clodoveo, se retiran a la
península y establecen su capital en Toledo. Promulgaron leyes y códigos: el último, el
"Liber iudiciorum" o "Lex Visigothorum " (siglo VII). Obra de Chindasvinto y
Recesvinto, son doce libros semejantes al código de Justiniano. Contiene derecho
romano, simplificado o vulgarizado, a diferencia de códigos de otros pueblos
germánicos, con más dureza y arcaísmo.

Su vigencia en toda la península, motivó su pervivencia en la edad media en los


diversos territorios. Conocido y recordado en el tiempo por reyes como Alfonso X. Son
Fórmulas, modelos de contratos y actos, etc, muy utilizadas en el reino asturleonés.

España musulmana:

Imposición, como preceptos de nuevo sistema jurídico ligado a religión,


concretamente al Corán y a la Sunna (o tradición); diversas escuelas interpretan y
derivan reglas jurídicas unidas a religiosas. Muchos mozárabes y cristianos viven en la
zona hasta siglo XI conservando religión y costumbres, siendo tolerados hasta época
del califato, aunque será frecuente su conversión al Islam. Pero el proceso de
islamización o conversión es lento y, aunque tolerados, ciertas persecuciones de
cristianos justificarán su conversión o los desplazarán hacia el norte con la
reconquista.

Pero se endurecen las circunstancias tras la oleada almorávide, que no tolera


otras religiones, les obligará a pagar un tributo especial. Pero, hasta ese momento
cristianos y judíos conviven, conservando obispados e iglesias, resolviendo sus
conflictos un conde, regidos por viejo texto godo sobre todo en Toledo, cuya
importante comunidad, lo mantiene y se rige por él.

España cristianizada: Cataluña.

Sus condados los crean y sostienen monarcas carolingios, sobre todo hasta
incios del siglo XI y, nominalmente hasta el tratado de Corbeil entre Luis IX y Jaime I.
Al ocupar los francos la Narbonense (759), prometen a los godos mantener su ley
(confirmación de carta de población de Cardona (986); el conde Borrell de Barcelona,
les pide regirse conforme a la ley de los godos. El derecho catalán, se mantiene, aún
cambiando condiciones, sobre los textos del Liber.
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En el prólogo de los Usatges del siglo XI resulta evidente la insuficiencia de tales
leyes anteriores en un mundo feudal nuevo. Sociedad con estamentos muy diferentes
(señores, caballeros, vasvassores, burgueses, payeses.), cuya situación diversa la
regula el derecho. Y al no servir demasiado, la costumbre de siglos, se recoge ahora
en los textos de los Usatges. Los llamados "malos usos" revelan la sujección del
campesinado (exorquia, etc.).

El desarrollo de la legislación catalana, aunque revela que el Liber ha


quedado en desuso, sigue apelando a él, junto al derecho romano o común, en
donde hallarán más soluciones, frente a las menores posibilidades de los textos del
Liber. En defecto de la ley de Usatges, se acudirá al sentido natural y tan sólo a través
de algunos preceptos recogidos en otras leyes mantuvo su fuerza.

León y Castilla:

También en la zona occidental se percibe esta continuidad. Los reyes de


Oviedo y León se consideran descendientes de los grandes monarcas visigodos (lo
hacen constar en algunos diplomas: Crónica Albeldense de Alfonso II el Casto, que
confirma la iglesia y el Liber en su administración palatina).

Los aportes posteriores de mozárabes desde el siglo X favorecieron su


persistencia. León lo tuvo siempre por derecho.

Es evidente la independencia de Castilla, que cortaba la conexión con el trono


leonés y por tanto, con el mantenimiento del Liber como herencia goda; al no
parecerles adecuadas las normas de alzada del Fuero Juzgo o las multas, quemaron
el Liber y se rigieron por las sentencias de sus jueces o fazañas sentencias del rey o
los señores, cuyo valor serviría para casos similares).

Pero, son las realidades de aquel momento, que desbordan los viejos preceptos, las
que exigen el cambio. En Castilla, surgirá un derecho nobiliario y feudal, sin apoyos en
el Liber y, si bien en León, la costumbre fue modificando el viejo código, en Castilla,
prevalecerán las normas que regulen la vida guerrera; es un derecho nuevo para
realidades completamente distintas, que se refiere a los "fijosdalgo", como clase
dominante (lucha feudal, problemas); derecho que, por lo demás, no cabría en una
justicia pública.

Alfonso VI entra en Toledo en 1085, aprovechando disputas intestinas, tal vez


favorecido por los muchos mozárabes. En su conquista participan castellanos y
francos, al entroncar su familia con la francesa. Por ello, sus habitantes poseerán, en
principio, tres derechos diferentes: franco, castellano y mozárabe. Incluso existen
privilegios para clérigos, moros y judíos. Ya en los siglos XII-XIII se refundirán los
diversos fueros en un único derecho definitivo (Fernando III, en 1222).

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La traducción castellana: el Fuero Juzgo: desde Toledo, se logra su extensión y
presencia en siglos posteriores: se extiende por Andalucía, tras la conquista de
Fernando III, aunque en sus comienzos se utilizó el Fuero de Cuenca. Pese a la
expansiva fuerza del de Cuenca desde el siglo XII, Fernando III cambia de criterio y
empieza las concesiones a Fuero de Toledo, que se traduce y concede a las grandes
ciudades del sur, la misma expansión que seguiría su hijo Alfonso X, y desde ahora
se denominará "Fuero Juzgo".

Posiblemente hay una diferencia entre ambos derechos, el de Cuenca y el de


Toledo. Éste último, más extenso y urbano, de carácter público y real más
acentuado; el de Cuenca, sin embargo, es propio de las "ciudades de frontera",
de ganaderos y mercaderes.

Por otra parte, el Fuero Juzgo paulatinamente será objeto de aplicación


general en la edad moderna. Aunque no existe mención al mismo, cualquier escritor
hispano de la edad moderna evidencia su vigencia (disposiciones de Felipe V, etc.). El
apoyo de la corona hizo pervivir el viejo código godo en Castilla, mientras en
Cataluña desapareció su presencia.

TEMA 7. LA EXPANSIÓN DEL FUERO DE CUENCA Y LAS CONCESIONES DE


FUERO JUZGO.

Extensión de un fuero:

El Fuero de Cuenca es, sin duda alguna, uno de los más importantes
derechos de frontera castellana, así como uno de los más estudiados. Es un fuero
extenso y pudo basarse en otro anterior breve. Se redacta a inicios del siglo XIII y se
extiende a numerosos municipios.

Tras la conquista de la ciudad (1177), aparecen en sus documentos menciones


del fuero, sin embargo las copias conservadas y estudiadas son del siglo XIII (entre
reinados de Alfonso VIII y Fernando III). Y a pesar de su concesión real, no es un texto
de la cancillería, por lo que su otorgación puede que fuera distinta.

La extensión de su derecho se realiza en varias etapas:

A) Etapa castellana: concedido, por Alfonso VIII, a la zona de Cuenca, e incluso a


una población de la extremadura leonesa. Pese a la concesión monárquica, también lo
conceden la órdenes militares (del Hospital, de Calatrava). El rey apela a él para
facilitar la repoblación de caballeros villanos, y las órdenes para evitar que sus vecinos
pasen a los realengos por los mayores privilegios.

B) Etapa andaluza: proviene de Fernando III en el alto Jaén , con concesiones a


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las ciudades que va conquistando. Si bien estos fueros pretendían que no habitaran
las órdenes en sus recintos, estaban presentes desde Cuenca hacia el sur como
señoríos; además, desde la entrada de los almorávides, estas ciudades de frontera
cumplen una función de defensa que la nobleza no puede asumir por sí sola, si bien
más adelante recobrará su singularidad como clase guerrera.

C) Etapa de concesiones tardías: influida por este fuero u otros más tardíos, al ir
por otros caminos la política real: primero la concesión del Fuero Juzgo y luego la del
Fuero Real. Con ello se comprende por qué se desarrolló el derecho conquense hasta
mediados del siglo XIII, y después, aún conservándose, se frenó su expansión.

Estratos sociales:

Un fuero medieval como Cuenca supone:

- Unas posibilidades de libertad y franqueza a quienes acuden a las villas, que


requieren ser repobladas frente a la amenaza musulmana. Una remisión de delitos y
liberación, una propiedad libre, con exención de impuestos, un derecho a luchar con
armas y caballo, un reparto del botín.

- Sin embargo, refleja desigualdades entre los caballeros de la villa y el resto


(peones, judíos o menestrales, artesanos o collazos). A veces promete cosas que no
se cumplen.

En su estructura social, aparecen en la cima de su organización los caballeros


villanos (disfrutan de amplias propiedades y numerosos ganados), que acompañan al
monarca en la guerra y participan del botín; son ricos propietarios y hombres de
guerra; no son una burguesía comercial como en otras latitudes (existen unos pocos).
Van a la hueste con el señor de la villa, l delegado real y el juez (autoridad municipal
que lleva la enseña de guerra). Reciben buena parte del botín capturado. Se
retribuyen las pérdidas o daños, se separa el quinto del rey...

Por otro parte, en sus manos está el gobierno municipal. Se elige al juez y
alcaldes entre los caballeros. El juez, con facultades judiciales y gubernativas, se
pone al frente de la hueste. Los alcaldes representan cada uno una collación. De los
juicios se apela a la sala de los alcaldes y, en último término, al rey. También están los
caballeros, exentos de pecha o impuestos, libres de cargas feudales y reales. Las
necesidades de la villa hacen un reparto entre los vecinos, en el que no entran los
caballeros (aunque las afirmaciones y normas del fuero sean matizables).

La clase social ínfima, es la de los obreros, collazos y yugueros. Quedan


aparte las esclavos. Los obreros son trabajadores a jornal, aunque cercanos a los
collazos o mancebos, sometidos a mayor dependencia. Los collazos son campesinos
adscritos a la tierra en los señoríos monacales más al norte, aunque en las ciudades
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conquenses no padecen servidumbre tan estricta. Viven en casa del señor, al casarse
pasan a residir en las aldeas, manteniendo la dependencia. Los yugueros quinteros
disponen de animales y cultivan las tierras por un contrato análogo a la aparcería, con
una parte de los frutos, un quinto para el señor. En análoga situación están los
hortelanos o pastores. Pero, aunque descubre situaciones de dependencia y
desigualdad, comparadas con los solariegos u otros modelos de asentamiento
campesino, respiran cierta libertad.

Otra clase bien diferenciada es la de los menestrales (o artesanos) y


comerciantes. Característicos representantes de la burguesía ciudadana, también
aparecen en los fueros de las ciudades de frontera. Se les prohibe ser jueces y los
caballeros villanos les desprecian. Son maestros de obras, carpinteros, herreros,
carniceros, taberneros, leñadores, olleros, orfebres. Algunos forman el estrato superior
y practican un comercio de mayor envergadura (comercio de paños con Flandes, etc).
La feria anual y el mercado local suponen un instrumento para alcanzar ganancias,
aunque como todos, luchan y participan del botín. Intentan formar cofradías o gremios,
aunque la oposición de los caballeros villanos las dificulta.

Existe una industria pañera desde el siglo XIII, en Cuenca y otras ciudades. Los
grandes comerciantes fabrican paños y textiles, con aprovechamiento de la lana
existente. Por lo tanto, el fuero regula estos oficios (cardadores, tundidores, industria
lanera o de paños).

Por último, aparecen dos minorías: la musulmana, muy escasa; y la judía,


ligada al comercio y a funciones de crédito, negadas a los cristianos y con total
importancia para el florecimiento de las ciudades. Resulta extremadamente generoso
con los judíos, comparado con otros, como el de Toledo. Viven separados en su
aljama, con autoridades propias, y regulan los conflictos mixtos con participación de
jueces de ambas religiones, a diferencia de Toledo, donde se someten a juez cristiano.
Son recaudadores en la hacienda regia o en las órdenes militares; no obstante, su
situación irá empeorando.

La nobleza y el clero, como clases dominante del sistema, no debieron tener


peso en las villas, según aparece en los preceptos del Fuero, aunque muchas de las
repobladas con este fuero son de señorío. El Fuero está pensando en un realengo,
en donde sólo intervienen el rey y sus oficiales (merino y administrador), un
alcaide para su fortaleza y, sobre todo, el dominus villae, como representante del
monarca.

Sin embargo, las clases dominantes se establecen en ellas. La iglesia posee


fuerte implantación; las órdenes militares o regulares (mendicantes), los señores y
nobles poseen propiedades en las ciudades o las dominan desde territorios contiguos.
De ahí que las primeras hermandades creadas en éllas sean para defenderse de los
poderosos. No es posible crear zonas exentas del orden feudal . Sólo por razones
de guerra se crean estos recintos urbanos que, sin embargo, no pueden desligarse del
conjunto. Aunque el fuero silencia estas realidades, son evidentes.

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Implantación del Fuero Juzgo:

Sólo con unas normas diferentes a las regidas en los señoríos, podían
florecer las ciudades.

No obstante, esta situación cambia. No sólo por la evolución de las ciudades


al quedar lejos de la frontera, sino porque la nobleza se siente más fuerte y
protagonista de la conquista de Andalucía y Murcia. Los caballeros villanos y
sus costumbres quedan en segundo plano. Se mantiene la vigencia de los fueros,
más la realidad va estableciendo el poder de la nobleza dentro de las ciudades.
Además, Fernando III y Alfonso X en su repoblación de Andalucía, Murcia y sur de
Valencia, en lugar de la de Cuenca, de los primeros momentos, concederán el Fuero
Juzgo.

El liber se había mantenido en Toledo, aplicándose desde fines del siglo XII a
todos sus habitantes. Otros preceptos complementarios constituían una adaptación de
los viejos preceptos godos. Toledo tenía mayor presencia de nobles, que pagaba
mayores rentas que las exentas ciudades de frontera. La conquista de
Andalucía, con ciudades populosas, mayores y pobladas, propició una política
distinta del rey, cuya mala situación de su hacienda, exigió mayores tributos
sobre ellas. Por ello, la legislación de los caballeros villanos ya no parecía
apropiada para las grandes ciudades de sus nuevos reinos. Se extiende la
legislación de Toledo, y con ello el Fuero Juzgo.

En resumen, el Fuero Juzgo poseería las siguientes ventajas para los


monarcas:

- Una estructura más nobiliaria, más comercial y adecuada que la del


derecho de frontera. Aunque también aparece la caballería villana, no tendrá la
misma primacía que en los fueros conquenses; convive con la nobleza, se les
denominará caballeros cuantiosos, porque se les exige un patrimonio elevado para
sostener caballo y armas.

- Unos impuestos mayores: el almojarifazgo de Toledo, que consta de


diferentes rentas.

- Unos procedimientos judiciales más cercanos al proceso romanocanónico,


con documentos y testigos, con sentencia, a diferencia de los juramentos, ordalías,
desafíos y rieptos de Cuenca. Estos juicios eran tal vez inmediatos y visuales para las
poblaciones de frontera, pero demasiado arcaicos. Ese confiar el resultado de los
procesos en los vecinos conjuradores y esa apelación al juicio de Dios, podría no ser
ya convincente, frente a una justicia más técnica.

TEMA VIII. ORIGEN DEL PODER REAL.


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Religión y derecho:

Si bien existían reyes desde inicios de la edad media, no es hasta la baja


edad media cuando se considera el primero de los señores feudales; antes no se
potencia su figura debido a las relaciones feudovasalláticas. Sin embargo, ahora
se consolida, junto al comercio burgués de las ciudades, la nueva clase social y
la penetración del derecho común (siglos XI-XII) que le dota de apoyo, y le
identifica como el príncipe o emperador romano.

En definitiva, ssupone un poder neutro o arbitral, entre las distintas clases en


pugna, en una sociedad que ha variado profundamente. Se acaba situando por
encima de los estamentos debido a una serie de elementos:

a) Las ideas y la religión, como un poder que procede de Dios justifica su fuerza
(bendecido por pontífices: coronaciones, etc.).

El emperador romano funde dos corrientes: con la ficción de la translatio imperii, el


pueblo tenía el poder, pero lo había trasladado a los ríncipes perpetuamente.

b) El derecho, ya que paulatinamente otorgan reglas generales a sus reinos; los


municipios, señores y prelados les piden aprobar fueros o la concesión de privilegios;
comienza a partir del siglo XIII, bien particularmente o en cortes (primer núcleo de los
Fueros de Aragón, Furs de Valencia, o legislación de Alfonso X), siguiendo
progresivamente con el apoyo de las cortes o sin ellas.

c) Su organización a través de una burocracia, justicia, hacienda y ejército


(administración real o de la corona).

Para imponerse, se apoya en los diversos poderes existentes en su reino, que


unifica y coordina mediante la curia de señores y prelados, o en las ciudades y villas
mediante las cortes. Si en el medievo, el reino lo constituían los poderes de los
estamentos, reunidos en la curia y después en cortes, luego lo hará el poder del
rey y su administración. Así pues, conviven dos realidades, la del reino y la del
monarca.

La organización de la corona:

En la casa real, los oficios dinásticos estaban a cargo del mayordomo real
(intendente general de palacio) y, en el orden militar del alférez real, luego sustituido
por el condestable.

En la alta edad media lo detenta la curia regia, o reunión de los diversos poderes
del reino (magnates, prelados, eetc)., para juzgar causas, aconsejar al rey, promulgar
normas, etc. Todo se validaba mediante un notario real o mayor.

A partir del siglo XII, aparece la cancillería, un departamento con los obispos
como cancilleres, donde sellar y validar los documentos reales. El canciller era
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honorífico, un prelado o clérigo con conocimientos en derecho, bajo cuyo mando
aparecían notarios y escribientes (la de Aragón era similar a la pontificia, y al canciller
le suplía el vicecanciller, estaba el protonotario, el regente, escribanos, etc.).

Los poderes del reino o curia real tuvieron su primera formación burocrática
en la cancillería. La curia estaba por encima de la canccillería y decidía los grandes
conflictos; a nivel jurídico, evolucionó hasta el posterior consejo real y la audiencia
como alto tribunal de justicia en la baja edad media, siendo la curia plena, mientras
la extraordinaria era la de las ciudades, que originarían las cortes.

La curia real castellana encontró dificultades para resolver sus peitos; por ello,
aparecen unos jueces técnicos, que juzgar las causas y apoyan al rey. Por ello,
Alfonso X hizo una profunda reforma, que distinguía entre la alta justicia, propia del rey
o grandes magnates, de otra más usual, que resolvían sus alcaldes de casa y corte.

El consejo real, en épocas de debilidad buscaba consejo y apoyo en su curia o


nobleza feudal, pero a medida que se refuerce, prescindirá de él.

Por estas fechas se constituye el consejo real de Aragón, donde el rey juzga
personalmente, con una audiencia de letrados, altos personajes de la corte,
representado varios estaamentos, con ciertas funciones de alto tribunal. Pero será
sustituida por órganos de la corona. Si la curia altomedieval representó la reunión
de los poderes en escena, son ahora las cortes las que respresenten al reino en
la baja edad media.

Oficiales y organismos que constituyen la burocracia:

Aparte de tales organismos, necesitaba extenderse por las diversas tierras de


Castilla y León, de Aragón y de Navarra. Por ello, tuvieron en las distintas ciudades
delegados u oficiales: en la alta edad media, condes y merinos reales en al
adminsitración, pero en la baja edad media se vuelve más compleja, y junto a los
mecanismos feudales, los delegados reales se harán más numerosos.

- Buena parte del terrritorio se sujeta a estos de señores y tierras de señorío;


mientras, los realengos, se conceden como tenencias u honores a los magnates
(beneficio): mientras en Cataluña se conocerán como feudos y tenderán a hacerse
hereditarios, el realengo castellanoleonés no seguirá la misma tendencia.

- A partir de los siglos XII y XIII, por otro lado, el monarca designará merinos o
adelantados para gobernar las tierras en su nombre; de éllos dependían otras
autoridades menores. En la Corona de Aragón, habrá representantes del monarca
para cada uno de los reinos, llamados procuradores o lugartenientes; pero ya en el
XIV, el primogénito real será gobernador general de todos los reinos, cuyos delegados
en cada reino serán los gobernadores; ya en el XV, aparecen los virreyes, mientras
otras circunscripciones más reducidas serán las veguerías, gobernaciones, etc.

Las ciudades serán divisiones de los territorios, al ocupar amplísimos alfoces o


términos. Desde el siglo XIV sus representantes serán los corregidores de Castilla y
León.

En definitiva, todo ello supone un incremento del poder regio: desde un


monarca forzado a actuar con sus iguales en la curia, pasamos a una administración
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real que prescinde del resto de poderes, salvo las cortes, donde mantendrá la
conexión con los otros poderes del reino. La edad moderna, terminaría en parte con
las cortes, sobre todo en Castilla, al robustucerse el poder real.

El ejército real:

El ejército medieval se reunía para determinadas acciones, cuando el rey


llamaba a hueste o fonsado, y acudían cuantos estaban obligados.

Se componía de varios contingentes:

Las huestes de los señores que acudían por obligación feudal o por soldadas,
combatiendo a sus órdenes, pero separados bajo su enseña.

Las órdenes militares, los caballeros y huestes, cuya creación a partir del siglo XII,
responde tal vez a modelos islámicos de España como tierra de fronteras. Sus
caballeros acuden con el maestre durante los dificiles siglos medievales y pueden vivir
en comunidades o separadamente, mientras los clérigos, bajo la orden del prior, hacen
vida conventual.

Las milicias concejiles, o caballeros villanos, tendrán importancia en la conquista


de Andalucía y Valencia.

Por último, la mesnada o hueste del rey la formaban miembros de su séquito de


nobles, su guardia palatina, eetc.

La situación de guerra continuada supuso para los territorios peninsulares una


obligación militar para todos los vasallos, aunque con distinciones. Los nobles
combatían a caballo, a cambio de soldada, beneficio u honor (acudían como vasallos
feudales) y, en caso de no hacerlo, debían pagar el doble de su soldada y exiliarse
durante 5 años. El resto, combate como peones, si bien sólo acudían si estaba el rey
en la hueste o cercado; de no hacerlo, pagarían la fonsadera como tributo usual.

El ejército feudal, sostenido por las mesnadas de vasallos y concejos, exigía


grandes gastos (contingentes, soldadas, honores), por lo que era necesaria una
fuerte hacienda para sostenerlo; se nutrirá del botín conseguido en la guerra (tierras,
parias, etc.), pero se requería de mayores ingreso.

La hacienda regia:

En la alta edad media, el monarca la atendía con el producto de sus tierras y


campesinos, pero en la baja, el mayor poder requería mayor gasto. En la primera
época, disponía de mayor número de tierras e ingresos, pero a partir del siglo XIII se
crea una hacienda nueva, con los servicios o pedidos de cortes y nuevos impuestos.
Pero no existía una fiscalidad o hacienda única; junto a los tributos percibidos por el
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rey, existen otros a favor de los nobles y la iglesia, el diezmo, o bien de las ciudades o
comunidades urbanas, mientras unos gozan de exención de impuestos.

Así, la administración fue haciéndose más compleja y junto al mayordomo mayor


aparecen los merinos reales en las ciudades, así como nuevos oficiales, como el
almojarife mayor y los de las distintas ciudades. Desde el XIV aprecen contadores.
En la corona de Aragón ,el mayordomo se denomina procurador, y en la baja edad
media, ejercerá de contable el mestre racional. En cada reino había un bayle general
y otros bayles particulares para administrar y gestionar el patrimonio real.

Los impuestos, tan numerosos, podrían agruparse en tres apartados:

Los más antiguos, los pagos de campesinos al rey o a los señores de los señoríos
(denominaciones de foro, martiniega, etc), también dependencias personales, etc.

Como impuestos fiscales, la fonsadera, se pagaba por no acudir a la hueste, o el


yantar o cena, pagado en metálico por la obligación de alojar al rey, o las caloñas o
multas por actuaciones judiciales, etc. Las regalías del monarca, como la de crear
ferias o mercados, o ciertos tributos como el montazgo o herbaje, por aprovechar los
bosques o prados para el ganado, etc.

A partir del siglo XIII aparecen nuevos impuestos o rentas que elevan los
rendimientos de la hacienda. La iglesia cede parte del diezmo (tercio) o se aumentan
las parias a los musulmanes.

Los nuevos tributos recaerán sobre el tráfico de mercancías, bien hacia el exterior,
mediante las rentas generales de aduanas o sobre las ventas interiores o alcabalas.
Antes había existido portazgos y peajes en dicha circulación de mercancías.

En Castilla y León, donde los reyes se reservaron buena parte de estos tributos,
lograron una hacienda saneada, (elevadas imposiciones sobre circulación o tráfico
jurídico). Pero, no sucedió lo mismo en la Corona de Aragón, ya que aquí dependían
más de sus súbditos y cortes. Aunque se les pedía servicios o pedidos extraordinarios
(donativo especial), la mayor parte de tributos esenciales (renta de aduanas o
alcabalas) no estaban sometidos a las cortes. Aquí, el monarca cede sus impuestos a
las ciudades sobre el tráfico de mercancías de primera necesidad y el de tejidos, para
que pagaran el servicio o pedido de cortes. Por ello, aparecía una monarquía menos
vigorosa y más dependiente de las cortes en sus actuaciones, necesitando pactar o
transigir.

En definitiva, una serie de tributos más directos, recaían también sobre judíos y
moros, que van pasando a otros indirectos, ya que a través de estos se extraía de los
mercaderes, las gentes más ricas, una mayor proporción.

En resumen, los cambios de la hacienda en la baja edad media permitieron


una mayor recaudación a los reyes, al introducir impuestos sobre el tráfico.

TEMA 9. DERECHO COMÚN

Se compone de tres tipos de derecho: el romano, el canónico y el feudal

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lombardo. Sistema de derecho amplio y complejo, utilizado desde el siglo XII en
los reinos y territorios de Europa.

El derecho romano revivirá en occidente a partir del siglo XI y abarcará hasta


el XVIII, mediante los viejos textos del Corpus justinianeo, dándose su auténtico inicio
en la universidad de Bolonia, con Irnerio como primer maestro, si bien los siglos
anteriores son de "prerrecepción romana".

¿Se produjo al mismo tiempo en más sitios?. En algunos sitios, los primeros
expertos en derecho son los magistri, sin ser jueces ni notarios, debiendo remitirse a
Bolonia, el núcleo de saberes jurídicos que dominará Europa. La continuidad con los
textos del siglo VI no es del todo completa, ni tienen el mismo sentido a lo largo del
tiempo. Curioso caso de aculturación jurídica de unos pueblos muy distintos del
creador de aquel derecho.

Su recepción descansa en condiciones económicas y sociales nuevas no


conocidas en el alto medievo. Existe una nueva época, comercial y dineraria, que
produce para el mercado, con una nueva cultura de las ciudades, donde el clero posee
gran poder (órdenes mendicantes). Aquí, se introduce el derecho común como
contrapuesto a las costumbres feudales, a las que paulatinamente irá afectando y
funcionará principalmente para el rey y sus realengos.

Su resurgimiento en la Italia septentrional, con la escuela de Pavía como


precedente de Bolonia. Zona del exarcado de Rávena, de gran tradición jurídica y con
descubrimiento de textos romanos. Razones de su significación para Italia:

- Penínsual formada por diversas ciudades-estado bastante independientes, con


estatutos y legislación propios, aunque insuficientes. Los posglosadores o
consiliatores elaborarán sus estatutos, basados en el nuevo derecho.

- Otra razón fue su sumisión,a veces simbólica, al imperio, pues los emperadores
germánicos se consideraban sucesores de Roma (Carlomagno, etc.).

- La iglesia, poseerá también un papel relevante, al hallarse estas ciudades bajo


su influencia. Su primer gran texto aparece hacia 1140, con el Decreto del monje
Graciano, que recopila numerosos cánones de los concilios, al que seguirá la
colección de Decretales o epístolas pontificias de Gregorio IX, etc.

Los textos del derecho romano:

El Corpus iuris civilis procede del siglo VI. El Código de Justiniano fue
conocido en Italia durante toda la edad media.

Pero el texto nuevo y de mayor importancia fue el Digesto, perdido durante


siglos, que se va descubriendo paulatinamente, considerándolo dividido en tres partes:
Digesto viejo, Inforciado y Digesto nuevo (conocido así en las cátedras universitarias,

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también como decretales, o como cátedras de volumen en la facultad de leyes, al
denominarse así los tres últimos libros del Código).

Los primeros juristas trabajaron sus lecciones con códices tardíos, tratando de
completar los textos y de quitarles transcripciones añadidas. Finalmente, lo
completaron en la Vulgata o littera bononiensis. Se descubre el manuscrito pisano,
llamado florentino, cercano a Justiniano, aunque no consultado hasta la época del
humanismo jurídico (siglo XV).

Desde el siglo XII, la enseñanza de estos y otros textos da origen a las


universidades, que al inicio no son organismos ni instituciones, sino reuniones de
maestros y estudiantes para el estudio, procedentes o no de escuelas catedralicias
(París). Es difícil señalar su comienzo, así como el de la enseñanza del Derecho, al
ser impulsadas tanto por reyes, señores o la iglesia.

Bolonia empieza como sociedad privada entre estudiantes y maestros, a cambio


de una cantidad. La auténtica Habita somete a los estudiantes al fuero de sus
profesores, y al obispo si son clérigos. Los estudiantes forman corporaciones según
nación o patria de origen. Tenía procuratores o rectores a su frente. En los inicios,
separaba estudiantes entre ultramontanos y cismontanos, unidos hacia 1230; cada
facción, formada por diversas naciones, tenía su rector y sus procuradores y se
administraba de forma autónoma mediante estatutos. Mientras Bolonia está dominada
por las corporaciones de estudiantes, en París dominan los magistri o profesores.

Sus materias y modos de enseñanza se extenderán al resto de Europa, cuando


parte de sus alumnos regrese a sus países de origen (extensión de misma enseñanza
y formación jurídica por toda Europa). Sus maestros escriben obras, destacando
Irnerio (magister artium), al que suceden en fama los cuatro doctores: Búlgaro, Martín,
Hugo y Jacobo; otros: Placentino , Azo.....En el siglo XIV los llamados consiliatores o
postglosadores perfeccionan sus estudios, con Bartolo de Sassoferrato, Baldo de
Ubaldi, Cino de Pistoia....

Derecho feudal y derecho canónico:

El derecho feudal lombardo, o longobardo, regía las relaciones


feudovassalláticas en la región de Bolonia, siendo también objeto de estudio. Sus
textos, los denominados Libri feudorum y su doctrina acompañó al romano; de
importancia menor, ya que cada país tenía reglas feudales propias (aplicación
limitada); además, estaba en vías de desaparición, con la imposición de la monarquía
absoluta durante la edad moderna.

En cambio, el derecho canónico, constituye un elemento esencial y constituye la


reunión de los cánones de los concilios y de las decretales de los pontífices. Frente a
su diversidad anterior, ahora reúne y aprueba en el Corpus, sus normas, que pasan a
estudiarse y completarse. Se inicia con el Decreto de Graciano en Bolonia hacia 1140,
que organizaba la multiplicidad existente a lo largo de la historia. Lo mismo sucede con
las Decretales de Gregorio IX, luego completado por sucesivos pontífices. Todos ellos

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forman el Corpus iuris canonici, que sirve como norma general de la iglesia y se
estudia en las facultades de cánones.

Junto a ellos, la doctrina canónica florecería desde el siglo XIII, con los
comentarios del papa Inocencio IV (1250), etc. Había otros escritos, menos leídos, con
dos excepciones: los tratados de derecho procesal y los manuales jurídicos para los
confesores.

La dualidad del "derecho común":

Derecho romano y canónico se mantuvieron siempre separados y sin intentos


de refundirlos, fueron estudiados en distintas facultades, etc.

El derecho común se extiende fuera de Italia, porque la iglesia lo difunde en el


XII, y después son los reyes y príncipes los interesados en utilizarlo en sus leyes y
tribunales. Supuso la extensión de los libros del Corpus iuris de Justiniano.

En el derecho romano, sobre la mayoría de cuestiones hubo unanimidad


doctrinaria, al extenderse sus textos desde la interpretación boloñesa, a diferencia del
canónico, sin una terminología ni glosas tan exactas.

El método y el tratamiento de las cuestiones:

El hombre medieval discurre y construye desde unos textos de la antigüedad en


los que considera contenido el saber. Existen unos textos canónicos que encierran el
saber. Es un mundo único en su método, el que domina las universidades y los
escritos medievales. Se aplica al Corpus respectivo por legistas y canonistas, a los
Libri feudorum y, desde los postglosadores, también a textos de las leyes reales o las
ciudades.

Se distingue entre glosadores y postglosadores, poniendo como límite el


centro del siglo XIII, cuyo modo de trabajar resulta distinto, siendo los segundos más
importantes para la historia moderna de Europa. La auténtica distinción estriba en que
con la glosa arcusiana se termina un primer período de comentario al margen de las
fuentes, siendo el punto de partida para trabajos posteriores de los postglosadores o
consiliaatores, con una mayor manipulación y transformación de los textos, en vista de
la práctica. Aunque el método de los glosadores es distinto, poseen una escolástica
común en su tratamiento de los textos.

Los juristas medievales planteaban dos tipos de cuestiones:

a) Las legítimas o legales, mediante el análisis de varios textos del Corpus,


buscando resolver contradicciones.

b) cuestiones de hecho o supuesto real, la quaestio disputata. En su tratamiento o


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dictamen siguen los mismos pasos:

- Proemio o preliminar, a modo de breve presentación de los textos o leyes objeto


de análisisis.

- Como complemento se traen lugares paralelos que puedan interesar a la


cuestión dilucidada.

- Planteamiento de las cuestiones surgidas de su comparación.

- Para resolverla se usa de distinciones o divisiones, con argumentos a favor o en


contra. Solución derivada de textos y opiniones.

- Finalmente, se llega a una solución o solutio, para afirmar el auténtico sentido de


los textos.

Tópica y jurisprudencia:

En especial, la lógica o dialéctica fue esencial para sus trabajos. Aristóteles


escribió una Lógica general. Los juristas utilizaron técnicas de la lógica general en su
discurrir: las categorías, la división o la definición, el silogismo.....Además, Aristóteles
escribió sobre Tópicos o lugares comunes, como una especie de lógica menor, de
extraordinario interés para los juristas. Pero ni el Corpus ni las obras jurídicas están
cosntruidas sobre principios generales, desde los que se pueda deducir otros
principios de la ciencia jurídica: tratan más de casos o principios aplicables a un sector
o zona.

El discurso de los glosadores se basa en tópicos lógicos que les permiten concluir
y argumentar y pueden clasificarse en tres tipos:

1. Los esencialmente lógicos: nos orientan en la discusión y conclusiones del


pensamiento. El tópico más generaliado todavía hoy, es la analogía que sirve para
extender normas. Todos sirven para facilitar y encauzar el discurso jurídico, mejor que
los principios generales axiomáticos o universales de la lógica geneeral aristotélica.

2. Los sustantivos. Se refieren más concretamente a determinadas materias o


cuestiones: los que resuelven problemas de duplicidad de normas, o sobre la
preferencia de un derecho anterior en el tiempo; otros serían, los procesales, eetc.

3. Los necesarios y probables. Pero no todos los tópicos poseen igual valor
decisorio, unos son necesarios, recogidos en la ley o sentencia, mientras otros son
sólo probables. Como el derecho de la época suponína gran número de opiniones
doctrinales, se intenta demostrar la opinión de los doctores, de mayor valor.

Los géneros literariocientíficos:

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En la doctrina o ciencia jurídica pueden clasificarse los diferentes vehículos o
cauces del conocimiento jurídico, diversos según las épocas.

Los glosadores, desde Ireneo, anotaron en el margen de los textos algunas


aclaraciones o cuestiones, lo que se denominó como glosas (de ahí su nombre de
escuela). Acursio reúne todas las anteriores y las ordena en torno al texto de Corpus,
de sus diferentes partes. Es la glosa ordinaria o magna glosa que casi terminó con
este género de anotaciones, aunque pueda haber algunade los glosadores.

Las sumas son exposiciones generales y resumidas de una materia o un título,


de una parte del cuerpo civil de Justiniano. Las que se refieren a un título o varios, se
denominan summulas, mientras que se reserva la denominación de summae para las
que comprenden todo un libro. Las más frecuentes son las del código, ya que la
Instituta era por sí un resumen. Hay a veces colecciones de sumulas de diversos
autores: la más conocida reúne materiales de Juan Basiano, Azo y Hugolino....Un tipo
de trabajo semejante son las abreviationes, en donde los textos romanos están
recortados.

Los casus y commenta son estudios de una ley o de un fragmento de Digesto, o


de otros libros. Tienen relación con las glosas, que también discutían y aclaraban un
texto. Pero, una vez apareció la acursiana, se independizan de la fuente, del Corpus,
como comentarios de un texto.

Muy cercanas a los comentarios están las quaestiones legitimae, en que se


enfrentan textos diferentes o al parecer contradictorios, también escritos como obras
independientes. Así como las disputationes o quaestiones disputae (o cuestiones de
hecho), se discuten de un orden semejante a la glosa y al caso o comentario: rúbrica,
exordio, casus o materia, question, divisio, propuesta de solutio, argumentos a favor y
en contra, solutio o decisio. Los consilia son idénticos, si bien se da de antemano la
solutio; los más antiguos que nos han llegado son del siglo XII. Por último, las
disensiones son colecciones de opiniones o disputas de los juristas sobre un
determinado problema, sobre todo cuestiones de hecho, o sobre la extensión que ha
de tener un precepto. Se reúnen trabajos de varios con una redacción unitaria. Otros
tipos menores de literatura y ciencia son los epítomes y vocabularios.

A partir de la segunda mitad del siglo XIII, los postglosadores o comentaristas


continuarán la tradición. Llenan un período más extenso, hasta mediados del siglo XVI
y pertenecen a diferentes países, ya que el núcleo boloñés se extiende. Pero sobre
todo:

- Por prestar mayor atención a la práctica. Sus escritos están menos ligados a las
soluciones romanas, buscan más soluciones de presente.

- Perfeccionan el método expuesto y acumulan más materiales o conocimientos


que, elaborados, pueden resolver mejor los problemas. Se afina en las distinciones y
los casos, llegándose a una doctrina casuística verdaderamente amplia. Posee una
mayor penetración de la filosofía y la lógica.

El método y sus géneros son semejantes, mas hay algunos matices. Los tipos de

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obras escritos son los siguientes:

Lecturas o comentarios que sirven para la docencia, abarcando en gruesos


volúmenes toda una parte del Digesto. Se acompañan de sumarios o registros dde
materias, de additiones sobre un texto determinado.

Las Disputationes o questiones disputatae son muy usadas por los


postglosadores, así como los consilia, de donde toman su nombre. Pero asimismo
escriben ya algunos tratados sistemáticos sobre una materia y monografías sobre
temas varios (derecho feudal, estatutario o patrio, etc), así como repertorios, literatura
práctica para los notarios, libros de enseñanza, e incluso literatura política... Son de
gran importancia los escritos del derecho procesal.

Aunque las leyes y las formas de presentar las discusiones jurídicas han
cambiado, buena parte de la manera de discurrir los juristas no está tan alejada como
pueda creerse. La doctrina jurídica actual sigue pautas que se enraízan con aquella
obra. La razón es muy clara: no ha existido un revolución científica y positivista de la
ciencia del derecho.

Solamente desde una idea clara de cuanto significa el derecho común


podremos entender nuestro pretérito jurídico medieval y moderno. El estudio del
derecho patrio o real aislado, como se hizo hasta hace unos decenios, significa
escamotear las realidades jurídicas del pasado.

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