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Quienes hicieron el mapa de Johns

Hopkins ya habían hecho un simulacro


en octubre pasado
En Nueva York se realizó un ejercicio sobre los riesgos y efectos de un
eventual brote global. Los organismos y actores que formaron parte del
evento advirtieron que la próxima pandemia causaría grandes enfermedades,
muertes, “y podría desencadenar importantes consecuencias económicas y
sociales” a nivel mundial

16 de Marzo de 2020
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El "Event 201" evaluó los riesgos y efectos de una eventual pandemia grave
El 18 de octubre de 2019, el Centro Johns Hopkins para la Seguridad
de la Salud, en asociación con el Foro Económico Mundial y la
Fundación Bill y Melinda Gates, llevó a cabo en Nueva York el “Evento
201”.

Este evento, del que además participaron líderes mundiales de negocios,


gobierno y salud pública, consistió en un simulacro pandémico de alto
nivel en el que fueron expuestas las áreas en las que serían necesarias
“alianzas público/privadas” para hacer frente a una eventual pandemia
de coronavirus y disminuir las consecuencias económicas y
sociales a gran escala. “El ejercicio sirvió para resaltar los desafíos de
preparación y respuesta que probablemente surgirían en una pandemia
muy severa”.

“En los últimos años, el mundo ha visto un creciente número de sucesos


epidémicos, que asciende a aproximadamente a 200 anualmente. Estos
acontecimientos están aumentando y son perjudiciales para la salud, las
economías y la sociedad”, señalaron los diferentes organismos que
formaron parte del evento.

Las partes coincidieron en que la gestión de ese tipo de sucesos “agota


la capacidad global, incluso en ausencia de una amenaza de pandemia”
y lanzaron una advertencia: “Los expertos coinciden en que es solo
cuestión de tiempo antes de que una de estas epidemias se vuelva
global, una pandemia con consecuencias potencialmente
catastróficas”.

El Centro Johns Hopkins, el Foro Económico Mundial y la Fundación Bill


y Melinda Gates sostuvieron que una eventual pandemia “requeriría una
cooperación confiable entre varias industrias, gobiernos nacionales
e instituciones internacionales clave”. Además, expusieron que
recientes estudios económicos revelaron que “las pandemias serán la
causa de una pérdida económica anual promedio del 0.7% del PIB
mundial, o 570 mil millones de dólares”.

“La próxima pandemia grave no solo causará grandes enfermedades y


pérdida de vidas, sino que también podría desencadenar importantes
consecuencias económicas y sociales en cascada que podrían contribuir
en gran medida al impacto y el sufrimiento global”, alertaron.
15 líderes mundiales de negocios, gobierno y salud pública participaron del simulacro
desarrollado en Nueva York
Cómo fue la simulación

El “Evento 201” simuló un brote de un nuevo coronavirus transmitido


de murciélagos a cerdos, y de éstos a personas, que eventualmente
se vuelve eficientemente transmisible de persona a persona, lo que
deriva en una pandemia severa. “El patógeno y la enfermedad que causa
se basan en gran medida en el SARS, pero es más transmisible en la
comunidad por personas con síntomas leves”.

La enfermedad simulada “comienza en granjas porcinas en Brasil, de


manera silenciosa y lenta al principio, pero luego comienza a propagarse
más rápidamente en entornos de atención médica”. “Cuando comienza a
extenderse eficientemente de persona a persona en los barrios de bajos
ingresos y densamente poblados de algunas de las megaciudades de
América del Sur, la epidemia explota. Primero se exporta por transporte
aéreo a Portugal, Estados Unidos y China, y luego a muchos otros
países. Aunque al principio algunos países pueden controlarlo, continúa
extendiéndose y reintroduciéndose, y eventualmente ningún país puede
mantener el control”.
El mapa interactivo que desarrolló la Universidad Johns Hopkins para seguir minuto a
minuto el avance del coronavirus en todo el mundo
Como resultado del ejercicio, los especialistas reconocieron que no
habría posibilidad de desarrollar una vacuna en el primer año. Sí
hicieron referencia a un “antiviral ficticio” que podría servir como una
especie de tratamiento para los enfermos, pero no limitar la propagación
del virus.

“Como toda la población humana es susceptible, durante los primeros


meses de la pandemia, el número acumulado de casos aumenta
exponencialmente, duplicándose cada semana. Y a medida que se
acumulan los casos y las muertes, las consecuencias económicas y
sociales se vuelven cada vez más graves”, explicaron tras el
simulacro.

El ejercicio arrojó que la pandemia de coronavirus ficticia comenzó a


disminuir tras 18 meses. No obstante, ésta continuaría “hasta que haya
una vacuna efectiva o hasta que el 80-90% de la población mundial haya
estado expuesta”. “A partir de ese momento, es probable que sea una
enfermedad infantil endémica”, concluyeron.
Ya se reportaron más de siete mil muertos por el coronavirus (REUTERS/Christian
Hartmann)
El pasado mes de enero, apenas unos meses después del simulacro
realizado en Nueva York, la Universidad Johns Hopkins desarrolló un
mapa interactivo para seguir minuto a minuto el avance del COVID-19 en
China y el resto del mundial. El mapa permite ver el crecimiento en el
número de infectados, muertos y recuperados en los distintos rincones
del planeta.

De acuerdo a sus datos, a nivel global se registran más de 181.000


casos de COVID-19, siendo China (81.032), Italia (27.980) e Irán
(14.991) los más afectados. La cifra de muertos, en tanto, asciende a
7.116, mientras que más de 78.000 personas lograron recuperarse.
La rápida propagación que ha tenido el brote llevó a las autoridades de
todo el mundo a extremar las medidas para evitar que continúen en
ascenso los casos de contagio. Además, la comunidad internacional
también está trabajando para reducir los efectos que tendrá la
propagación del virus sobre la economía mundial.

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mundo

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coronavirus

Coronavirus, en directo: el avance de la pandemia y las medidas de


las autoridades

Paso a paso: el informe que


explica cómo el régimen
chino permitió que el
coronavirus se convirtiera
en pandemia
Un estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Southampton
sugiere que el número de casos de COVID-19 en aquel país pudo haberse
reducido un 86% si se hubieran tomado las primeras medidas. Reporteros
Sin Fronteras, por su parte explicó cómo fue el proceso de silenciamiento de
quienes advertían sobre el brote de la mortal gripe
30 de Marzo de 2020
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El jefe del régimen chino, Xi Jinping, inspeccionando el trabajo de prevención y control del
coronavirus en la Comunidad de Anhuali, en Beijing. Su Gobierno impidió la
comunicación rápida del brote que tenía lugar en Wuhan. Por el contrario, censuró y castigó
a quienes hablaban de un nuevo virus (Reuters)
En un informe difundido durante las últimas horas, la
organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) muestra cómo, sin el
control y la censura impuesta por las autoridades del régimen chino, los
medios locales hubieran podido informar a la ciudadanía -la principal
víctima- mucho antes sobre la gravedad de la epidemia de
coronavirus, salvado, así, miles de vidas y evitado, quizá, la actual
pandemia.
En un análisis publicado el 13 de marzo, los investigadores de
la Universidad de Southampton sugieren que el número de casos de
COVID-19 en China podría haberse reducido en un 86% si las
primeras medidas, que se tomaron el 20 de enero, se hubieran
implementado dos semanas antes. Basándose en lo ocurrido en los
primeros días de la crisis, RSF pone de relieve que, sin el control y la
censura impuestos por las autoridades, los medios chinos habrían
informado al público mucho antes de la gravedad de la epidemia, salvado
miles de vidas y, posiblemente, evitado la pandemia actual.

Por ejemplo, Beijing obligó a la red social WeChat -el WhatsApp chino


controlado por el régimen- a suprimir palabras claves que aludieran al
brote de la gripe en momentos en que el Gobierno informaba a
la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la aparición de una
neumonía de origen desconocido. En verdad, el origen ya había sido
identificado. Las autoridades tardaron valiosas semanas en transmitir las
informaciones sobre el nuevo virus y la importante cantidad de casos
relacionados con el mercado de Wuhan. “Si las autoridades no
hubieran ocultado a los medios la existencia de un brote epidémico
vinculado con un mercado muy popular, el público habría dejado de
visitar este lugar mucho antes de su cierre oficial, el 1 de enero”,
señala RSF.

La censura fue tal que incluso tuvo como primeras víctimas a los médicos
y enfermeros chinos que quisieron alertar a la población y a los
responsables del sistema sanitario del régimen sobre un nuevo virus
similar al SARS, que aniquilaba de neumonía a las personas. Al
reconocido caso del médico Li Wenliang, por ejemplo se suman los
del doctor Lu Xiaohong, jefe de gastroenterología del Hospital de la
Ciudad de Wuhan, quien desde el ¡25 de diciembre! podría haber hecho
públicas sus sospechas de que el virus pudiera transmitirse entre
humanos.
Prueba de que informar del peligro significaba exponerse a represalias
del régimen, cinco días después el director del departamento de
emergencias del Hospital Central de Wuhan, Ai Fen, alertó sobre un
“coronavirus similar al SARS”. Ella y sus compañeros fueron
arrestados cuatro días después por difusión de “falsos rumores”. La
censura china afectó entonces la capacidad del resto del planeta
para enfrentar lo que se estaba convirtiendo en pandemia.

“Si los medios internacionales hubieran tenido acceso total a la


información que tenían las autoridades chinas sobre la escala de la
epidemia antes del 13 de enero, es probable que la comunidad
internacional hubiera evaluado la crisis y la hubiera anticipado
mejor, reduciendo el riesgo de que la epidemia se propagase fuera
de China y, posiblemente, evitando su transformación en una
pandemia”, concluye la ONG.
Xi Jinping habla en video con pacientes y trabajadores médicos en el Hospital
Huoshenshan en Wuhan, en la provincia central de Hubei. El jefe del régimen les prohibió
a los profesionales de la salud de China hablar sobre el nuevo brote viral (AP)
Reporteros Sin Fronteras enumeró los episodios más sensibles que
marcaron el bloqueo a la información por parte de Xi Jinping y
el Partido Comunista Chino (PCC) a su población, antes y durante la
expansión del brote de COVID-19. De haber ofrecido información precisa
sin ocultamiento, la población de Wuhan primero y después el resto del
mundo hubieran tomado otro tipo de medidas. Sobre todo la comunidad
científica, que recibió con varios días de atraso datos claves sobre cómo
estaba compuesto la nueva cepa china.

- 18 DE OCTUBRE

La prensa china podría haber informado de los escalofriantes


resultados de un simulacro de pandemia.

El Centro John Hopkins para la Seguridad de la Salud, en asociación


con el Foro Económico Mundial y la Fundación Bill y Melinda Gates,
realiza un simulacro de pandemia de coronavirus el 18 de octubre de
2019 y alerta a la comunidad internacional sobre los resultados
escalofriantes: 65 millones de muertes en 18 meses. Si la internet
china no estuviera aislada por un elaborado sistema de censura
electrónica y los medios no se vieran obligados a seguir las
instrucciones del Partido Comunista, el público y las autoridades
sin duda se habrían interesado por esta información procedente de
Estados Unidos, que se hizo eco de la epidemia de SARS (síndrome
respiratorio agudo severo, por sus siglas en inglés) de 2003. El SARS
infectó a 8.000 personas y causó más de 800 muertes, principalmente
en China.

- 20 DE DICIEMBRE
Las autoridades de la ciudad de Wuhan podrían haber informado a
los periodistas.

Un mes después del primer caso documentado, la ciudad de Wuhan ya


tiene 60 pacientes con una neumonía desconocida similar al SARS;
varios de ellos han frecuentado el mercado de pescado de Huanan. A
pesar de la situación, las autoridades no consideran conveniente
comunicar esta información a los medios. Si las autoridades no
hubieran ocultado a los medios la existencia de un brote epidémico
vinculado con un mercado muy popular, el público habría dejado de
visitar este lugar mucho antes de su cierre oficial, el 1 de enero.

- 25 DE DICIEMBRE

El doctor Lu Xiaohong podría haber expresado sus temores a la


prensa.

El 25 de diciembre , el doctor Lu Xiaohong, jefe de gastroenterología


del Hospital de la Ciudad de Wuhan No. 5, comienza a conocer casos
de infección que afectan al personal médico y sospecha desde la primera
semana de enero que la infección puede transmitirse entre humanos. Si
las fuentes de los periodistas en China no se expusieran a sanciones
severas -que van desde una reprimenda profesional hasta penas de
prisión-, el doctor Lu Xiaohong habría asumido la responsabilidad de
alertar a los medios, obligando a las autoridades a tomar medidas, lo que
no sucedió hasta tres semanas después.

- 30 DE DICIEMBRE

Los medios de comunicación habrían recogido la alerta temprana de


los denunciantes.
El director del departamento de emergencias del Hospital Central de
Wuhan, Ai Fen, y un grupo de médicos lanzan una alerta sobre un
“coronavirus similar al SARS”. Ocho de ellos, incluido el doctor Li
Wenliang, quien murió después a causa de la enfermedad, serán
detenidos por la policía de Wuhan el 3 de enero por hacer circular
“falsos rumores”. Si la prensa y las redes sociales hubieran podido
difundir libremente la información facilitada por los denunciantes el
30 de diciembre, la ciudadanía se habría dado cuenta del peligro y
habría presionado a las autoridades para que tomaran medidas que
limitaran la expansión del virus.

- 31 DE DICIEMBRE

Las redes sociales habrían transmitido la alerta oficial en China.

China alerta oficialmente a la Organización Mundial de la Salud (OMS)


el 31 de diciembre, pero al mismo tiempo obliga a la plataforma de
discusión WeChat a censurar una gran cantidad de palabras claves
que se refieren a la epidemia. Sin censura, la red social WeChat, que
tiene mil millones de usuarios activos en China, podría haber permitido
a los periodistas transmitir informes y consejos de precaución que
contribuyeran a un mejor cumplimiento de las normas recomendadas por
las autoridades sanitarias.

- 5 DE ENERO

Los medios científicos habrían secuenciado antes el genoma del


coronavirus.

El equipo del profesor Zhang Yongzhen en el Centro Clínico de Salud


Pública de Shanghái logra secuenciar el virus el 5 de enero, pero las
autoridades parecen reacias a hacer público el genoma. El 11 de enero,
el día en que China confirma su primera muerte por el virus, los
investigadores filtran información en plataformas de código abierto, lo
que resultará en el cierre punitivo de su laboratorio. Si las autoridades
chinas fueran transparentes, habrían comunicado inmediatamente la
secuencia del genoma del coronavirus a los medios científicos,
ahorrando a la comunidad internacional un tiempo precioso en su
investigación para el desarrollo de una vacuna.

- 13 DE ENERO

La comunidad internacional habría anticipado el riesgo de una


pandemia.

Se informa en Tailandia del primer caso de infección


por coronavirus fuera de China, un turista de Wuhan. Si los medios
internacionales hubieran tenido acceso total a la información que tenían
las autoridades chinas sobre la escala de la epidemia antes del 13 de
enero, es probable que la comunidad internacional hubiera evaluado la
crisis y la hubiera anticipado mejor, reduciendo el riesgo de que la
epidemia se propagara fuera de China y, posiblemente, evitando su
transformación en una pandemia.

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