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Una manera como la democracia evolucionó fue por la presión para ampliar el
número de personas que podían participar. Grupos de la población mayoritarios
como las mujeres sólo obtuvieron el derecho al voto hace menos de un siglo. Igual
pasó con las minorías étnicas, con las clases trabajadoras y los grupos más pobres
de la población.
De ahí viene el ideal de Sufragio Universal que consiste en la extensión del
derecho a votar a todos los adultos, sin distinción de clase, etnia, sexo, o creencias.
(No es totalmente universal, porque hay grupos de población que aún hoy no votan,
como los niños o los condenados por crímenes, o en algunos países, los militares).
A partir del siglo XVII, con la formación de los Estados – Nación, la Ilustración
y el desarrollo de los sistemas políticos, la democracia directa dio paso a la
democracia representativa.
Con el crecimiento de la población, ya no era posible, tanto por tamaño, como
por la enorme diversidad social, que cada ciudadano participara en las decisiones
políticas. El problema del tamaño se había convertido en un problema difícil de
resolver para la democracia. Finalmente, la democracia se articuló alrededor de la
elección popular de representantes que toman las decisiones políticas.
Existen muchas formas distintas de arreglos institucionales de representación:
sistemas federales, unitarios, mandatos de períodos variables, representación según
el número de habitantes, o por zonas geográficas, o por sectores sociales y
económicos. Pero todas obedecen al mismo principio de la democracia indirecta. Si
bien los representantes “representan” la voluntad de aquellos que los eligieron, el
significado de lo que se entiende por representación es difícil de precisar. Pero la
mayoría coincide en que no existe real democracia, sin representación.
La democracia se ha esparcido en el mundo. Hoy gran mayoría de los cerca
de 195 países en el globo son democracias de algún tipo. Es más, hoy se considera
que solo los gobiernos democráticos son susceptibles de ser considerados legítimos.
Como argumenta Amartya Sen, la democracia se ha vuelto un valor universal. Tener
gobiernos democráticos es una exigencia fundamental para ser parte de la Unión
Europea.
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