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Lo que Facebook debería aprender de Instagram

En los últimos tiempos, la compañía Facebook ha evaluado las reacciones de las personas que
utilizan sus servicios a través de dos aplicaciones distintas de social networks. La primera
aplicación tendría un diseño particular que permite a las personas realizar publicaciones extensas
en sus cuentas, con algunos enlaces a noticias, videos, fotografías, entre otros. Fue desarrollada
para ser un impulsor enorme, con énfasis en el contenido que se comparte en público, y a su vez,
como un canal de noticias con la capacidad de hacer de las publicaciones un elemento viral en
todas partes del mundo.

La segunda aplicación es más bien minimalista, desarrollada con el propósito de compartir de


forma íntima en lugar de hacer de las transmisiones un elemento viral. Las personas que utilizan
esta aplicación, muchos de los cuales poseen cuentas en un número importante de seguidores-
tienen la opción de realizar publicaciones de videos y fotografías, pero los enlaces externos no
funcionan y existe un botón para re-compartir, lo que impide que las personas pueden compartir
los post de otros usuarios.

Actualmente, Facebook reveló su intento por mantener el control de su gran producto. En un


intento para detener las falsas noticias, anunció que permitirá que las personas que utilizan esta
red social, clasifiquen las notificas de acuerdo con la confiabilidad, obteniendo al final unos
puntajes que serían considerados para que las noticias se desplieguen en la sección
correspondiente.

A pesar de esto, es probable que estos ajustes algorítmicos no sean suficientes. En cambio,
Facebook debería tomar en consideración lo aprendiendo con Instagram, con el objetivo de
enrumbarse en una actualización instintiva. Un sujeto como Mark Zuckerberg, debería tomar en
consideración las siguientes lecciones:

Primera lección: Hacer énfasis en lo visual

Lo primordial y evidente es que la red social Instagram es un medio esencialmente visual. Las
imágenes y los videos son los elementos fundamentales, mientras que la redacción, aunque sigue
presente, se ve limitada en mayor parte a los pies de foto y a los comentarios. El resultado de esto
ha dejado a Instagram como una aplicación más íntima que el propio Facebook, en el cual las
fotografías y los videos con frecuencia están vinculados a registros en puestos de comida, largas
diatribas y actualizaciones de status.

Esta red social depende en su mayoría de las fotografías, y no cuenta con una función natural para
compartir los posts, lo que termina por desanimar los comentarios instantáneos. Algunos estudios
han podido demostrar que, en ciertas ocasiones, las plataformas de visualización como las
mencionadas, son buenas para las personas. La Universidad de Oregon, halló que las plataformas
como Instagram y Snapchat están asociadas a niveles bajos de soledad, y a niveles altos de
satisfacción y felicidad.

Segunda lección: Reformular el botón de compartir

Una de las ventajas más subestimadas de Instagram es que posee ciertos límites en su estructura
para hacer virales las publicaciones. Cuando se compara con Twitter y Facebook, por ejemplo, en
esta aplicación no existe una función natural para compartir contenido, lo que refiere que el
alcance de los posts se limita de acuerdo con la cantidad de usuarios que siguen a una cuenta.

Existen muchas formas de re-compartir un contenido en Instagram mediante otras aplicaciones,


pero estas poseen fallas y por tanto, pocas personas hacen uso de ellas. Esta aplicación, empezó a
enseñar a los usuarios posts de personas que no siguen, una modificación motivada en el ejemplo
de Facebook, que para muchos representa un error.

En su lugar, un botón para compartir las publicaciones ha sido la mejor opción en el impulso y
posicionamiento de Twitter y Facebook. Del mismo modo, ha logrado que las empresas
emergentes como BuzzFeed, desarrollen audiencias amplias al vincularse en las historias virales.

Tercera lección: la influencia de los agentes dañinos

Instagram no es una red social perfecta, y realizar una copia no arreglaría al instante los problemas
de Facebook. Entre otras complicaciones, los estudios han demostrado que utilizar Instagram
puede provocar sentimientos de inseguridad y acoso a las personas, así como incrementar los
problemas de auto-percepción del cuerpo, en especial con los jóvenes.

Del mismo modo, Instagram tiene su propia microeconomía imperfecta, y esto puede notarse en
el gran número de personas famosas que promocionan con cierta duda sus productos. Sumado a
esto, los especialistas de la propaganda han utilizado esta red social para ejercer influencia en los
votantes de Estados Unidos antes de las elecciones presidenciales, con posts que tuvieron la
aceptación de más de 20 millones de personas. A pesar de estas fallas, son preferibles las
complicaciones estructurales que han colmado a Facebook. A opinión del autor, si se pudiera
escoger entre una de las versiones de Facebook que permitirá que ciertas personas se sintieran
poco atractivas y populares, por una que permitiera utilizarse para desarticular la democracia y
estimular la desinformación en el mundo, sabríamos cuál escoger. Muchos usuarios de Facebook
estarían de acuerdo con esto.

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