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CASO TAMAGOTCII

Prof. Ramón A. Ramos A.


Para Jaime Silva y Luis Prott, el hábito de compartir el almuerzo se había
transformado en una verdadera oportunidad de intercambiar distintos puntos de
vista, la mayoría de ellos de tipo profesional, considerando que ambos eran
ejecutivos que se desempeñaban en la misma empresa, el primero como Vice-
presidente de Finanzas, y el segundo, en el Departamento de Estudios. En esta
oportunidad, sin embargo, el tema planteado era la moda que se había desatado
entre los niños por adquirir los aparatos de origen japonés denominados
"tamagotchis", más conocidos como " mascotas virtuales".

"En verdad este tema me tiene preocupado - comentaba Jaime. Llego a casa y en
vez de los acostumbrados saludos y conversación con mi hijo Sebastián y mi hija
Elizabeth, me encuentro con que están preocupados de satisfacer las necesidades
de sus respectivas "mascotas". Cuando se dirigen a mí, más bien es para
preguntarme qué hora es, para que no se les vaya a pasar el momento en que
"deben" alimentar, bañar, sacar a pasear, etc, etc., a su famosa mascota.
Confieso que al comienzo me pareció simpática la idea de un animalito virtual que
ofrece a los niños las ventajas de poseer una mascota, pero no sus problemas,
tales como tener que prepararles su comida, suministrarles sus medicamentos y
vitaminas, que generan olores, o demandan gastos de veterinario, por ejemplo.
Ahora ya no estoy nada de seguro".

"Veo que somos compañeros de infortunio", dijo Luis. "Me pasa exactamente lo
mismo con Luisito. Pero, lo que de verdad me tiene muy preocupado es que lo veo
angustiado. A veces este juego me deja la impresión que es mi hijo quien actúa
como la mascota y esa tonta caja con pilas es en verdad quien asume el rol de
amo. Y un amo muy tirano, pues Luisito vive pendiente de que no se le "pase la
hora del baño, de acostarlo, alimentarlo", etc. Es impresionante el tiempo que
demanda", agregó, viendo que su amigo asentía vigorosamente.

Había transcurrido alrededor de un mes y, de nuevo frente a sus respectivas


comidas, Luis tomó la palabra. "¿Sabes?. Desde que tuvimos aquella
conversación, me quedé dando vueltas al problema de nuestros hijos con sus
"tamagotchis" y un par de cosas me quedaron rondando en la mente. La primera:
este juego es decididamente nocivo para los niños, ya que no sólo los esclaviza
ante un pequeño aparato a baterías, sino que puede crearles una tremenda
deformación mental respecto a lo que efectivamente es una mascota real. Puedo
parecerte exagerado, pero hasta temo que mis hijos puedan adquirir una visión
errónea, incluso de nosotros mismos como personas. Y todo por ese famoso
aparatito", agregó.

"Ahora, la segunda cosa que se me ocurrió (y ya que tanto predicamos a este


respecto), fue plantearme si este problema - que no es nuestro solamente ya que
donde uno vaya encuentra niños ensimismados con sus tamagotchis - si este
problema, digo, no implicaría también una oportunidad. Creo que la encontré, y te
la explico de inmediato":

"Sucede que yo tengo un terreno muy cerca de Santiago, el que compré muy
barato hace unos 10 años. Inicialmente pensé construir mi casa allí, pero luego se
presentó la oportunidad de comprar el departamento en que actualmente vivo y
que tú conoces. Como me dieron un préstamo con interés preferente, ya que la
comunidad en que vivo ahora, en ese tiempo fue declarada “área de interés social”
por el Gobierno, para la construcción de viviendas para trabajadores, aproveché
esa ventaja y compré ese departamento. El terreno ha seguido sin uso. Hace
pocos días por poco lo vendo, pues me ofrecieron $250.000, que me parece un
precio adecuado. Pero, ahora surge esta idea".

"Me tienes en ascuas- dijo Jaime- ¿De qué idea me hablas?

"Pues aquí va, dijo Luis. "¿Qué te parece si sacamos provecho de esta moda y
usamos mi terreno como "granja de mascotas, pero reales?.

"Pero", dijo Jaime, luciendo totalmente sorprendido, ¿Qué sabes tú, qué sé yo de
eso de criar y mantener mascotas?.

"Pues, nada, ni se necesita", respondió Luis, muy tranquilo. "No te olvides que
Anita, la esposa de nuestro común amigo y ex - jefe Aníbal Rivera, tiene su título
de veterinaria (aunque no lo haya ejercido) y recién el viernes de la semana
pasada, en nuestra cena mensual, ella dijo estar deseosa de iniciar algún negocio
en su especialidad. Ya hablé con ella y está encantada con la idea", siguió.

"Veo que sí has estado pensando seriamente este asunto", dijo Jaime. Sin
embargo - y no quiero parecer aguafiestas - se necesita más que un terreno para
entrar en el negocio de las mascotas. ¿Qué hay de las instalaciones, los animalitos
mismos, sus alimentos, medicinas, etc. etc.?. Y por sobre todo, ¿qué hay de las
ventas?. ¿A quién le vamos a vender?", preguntó, enfatizando la palabra "vamos".

Jaime, entre divertido e interesado, agregó: "¿Y cuál sería mi aporte en este
negocio y qué rentabilidad final tienes en mente?. Porque, supongo que también
ya pensaste en ello"

"Por supuesto, también tengo esas respuestas", respondió Luis con la misma
calma con que había iniciado su plática del día. "Dado que tienes un Ph. D. con
especialización en Finanzas tú serás el cerebro del negocio. De hecho, y para
comenzar, quiero pedirte me des tu opinión experta de si este proyecto es rentable
o no. Yo espero que podamos repartirnos equitativamente un 30% de rentabilidad
neta sobre nuestra inversión, después de pagar los impuestos de 40%".

"Ahora, como doy un curso de Evaluación de Proyectos en la FAE-USACH, conté


a mis alumnos lo relativo a este proyecto y les pedí que, como parte del curso, me
hicieran una investigación preliminar, sujeta a evaluación y ya me han entregado
sus estimaciones, que son las siguientes:

1. Las instalaciones costarían $100.000 y tendrían una vida útil estimada de


tres años, sin valor residual.

2. Hay un 50% de probabilidades de que las utilidades netas sean de $100.000


para el primer año. El otro 50% corresponde a la probabilidad de que no haya
utilidades. Ahora, si no hubiese utilidades el año 1, tampoco las habría el año 2. Es
más, si se da esta eventualidad, a fines del año 2 tendríamos que desembolsar
$30.000 extras para abandonar este proyecto y dejar el terreno limpio como antes.

3. Si el negocio deja utilidades el año 1, las utilidades netas para el año 2 se


estiman en $180.000, $140.000 ó $100.000, con probabilidades de 20%, 60% y
20%, respectivamente. Durante el tercer año, se espera que estas utilidades
varíen en $20.000 por sobre o bajo las estimaciones hechas para el año 2,
manteniendo esas mismas probabilidades.

4. Los valores negociables emitidos por el Gobierno de Chile están rentando


un 6% de interés real anual.

¿Aplicando Tasa Contable, Pay-back, VAN y TIR, ¿qué debería hacerse? 60%

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