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EL FOTOFONO

El fotófono', según Charles Sumner Tainter (un conocido fabricante de instrumentos ópticos)
un instrumento más revolucionario que el teléfono que había patentado algunos años antes, y
con el cual intentaba transmitir la voz a grandes distancias utilizando la luz solar como
portadora de la información (Fig. 1).

Figura 1. Fotófono construido por A G Bell

Bell reflejaba un haz de luz solar sobre una celda de selenio incorporada a un circuito
telefónico (en un viaje a Inglaterra en 1878 había estudiado las propiedades del selenio. entre
ellas la variación de su resistencia eléctrica cuando absorbe luz). El haz era reflejado con ayuda
de un espejo colocado en el diafragma de una especie de altoparlante, y que vibraba al ser
activado por la voz. La resistencia eléctrica del selenio era modulada entonces por la luz.
reproduciéndose la voz transmitida hacia el recibidor telefónico. (Nótese que Bell, con estos
trabajos, se anticipó un siglo a lo que es hoy la transmisión de información a largas distancias a
través de la atmósfera, introdujo la idea de la comunicación óptica a distancia que revolucionó
más tarde las comunicaciones con el desarrollo de las fibras ópticas).

Con el fotófono Bell y Tainter fueron capaces de transmitir información solamente en


distancias de algunas decenas de metros, por lo que era necesario continuar perfeccionando el
sistema, pero puede decirse que experimentalmente fue un éxito (sus principios fueron
utilizados por Gugliclmo Marconi para desarrollar la telegrafía inalámbrica), aunque como
negocio un fracaso: No funcionaba en días nublados. El invento fue presentado en una reunión
de la American Association for the Advancement of Science, celebrado en Agosto de 1880 en la
ciudad de Boston, convirtiéndose posteriormente en la primera patente sobre comunicación
telefónica inalámbrica. En Octubre Bell viaja a Francia a recibir el Premio Volta. que le
otorgaron por el desarrollo del teléfono, y lleva al fotófono consigo, haciendo una
demostración que. según cuentan, deleitó a los científicos e ingenieros europeos presentes.
Después viajo a Inglatera donde hizo presentaciones de la Royal Society, la Society of Arts, y la
Society of Telegrapth Engineers. Todo ello hizo que eminentes científicos europeos, de la
época como W H Preece. Ernest Mercadier, J Tyndall y W K Röntgem se interesaran e
investigaran con el fotófono [1]

HEDY LAMARR Y EL SISTEMA SECRETO DE COMUNICACIONES

Hedy Lamarr nació en Viena el 9 de noviembre de 1914 como Hedwig Eva Maria Kiesler. Fue la
única hija de un banquero de Lemberg  y una pianista de Budapest que, aún siendo de origen
judío, se habían criado en el catolicismo. En el colegio, destacó por su brillantez intelectual
siendo considerada por sus profesores como superdotada. En casa, creció escuchando las
interpretaciones de su madre al piano y ella misma, desde pequeña, tocó este instrumento a la
perfección. Compleja e inquieta, abandonó los estudios de ingeniería, decidida a cumplir el
sueño de ser actriz.

El Sistema Secreto de Comunicaciones


Hedy Lamarr se interesó por los temas de la defensa nacional a raíz del trágico hundimiento de
un barco lleno de refugiados por un submarino alemán en 1940, cuando los Estados Unidos
aún permanecían neutrales. El sistema concebido por Hedy partía de una idea tan simple como
eficaz. Se trataba de transmitir los mensajes u órdenes de mando fraccionándolos en pequeñas
partes, cada una de las cuales se transmitiría secuencialmente cambiando de frecuencia cada
vez, siguiendo un patrón pseudoaleatorio. De este modo, los tiempos de transmisión en cada
frecuencia eran tan cortos y además estaban espaciados de forma tan irregular, que era
prácticamente imposible recomponer el mensaje si no se conocía el código de cambio de
canales.
El mensaje o la orden (en caso de control remoto) utilizaba un sistema binario, modulando la
frecuencia portadora con una señal de baja frecuencia fija, de 100 o 500 Hz, lo que permitía
añadir filtros sintonizados a estas frecuencias en el receptor para eliminar las señales parásitas
mejorando la calidad de la recepción. El receptor estaba sintonizado a las frecuencias elegidas
para la emisión y tenía el mismo código de cambio, saltando de frecuencia sincrónicamente
con el transmisor. Este procedimiento se conoce ahora como “transmisión en espectro
ensanchado por salto de frecuencia”, en inglés Frequency Hopping Spread Spectrum (FHSS).
Las principales ventajas que presentan las señales de este tipo de sistemas es que son
altamente inmunes a ruidos e interferencias y difíciles de reconocer e interceptar. Las
transmisiones de este tipo suenan como ruidos de corta duración, o como un incremento en el
ruido en el receptor, excepto para el que esté usando la secuencia de salto que se está
empleando en el transmisor. Además, estas transmisiones pueden compartir una banda de
frecuencia con muchos tipos de transmisiones convencionales con una mínima interferencia.
No es necesario que las frecuencias de emisión sean contiguas.
El transmisor y el receptor eran asequibles a  la tecnología de la época, basada en
componentes electromecánicos y válvulas de vacío, aunque resultaban voluminosos, y frágiles.
Hedy no tenía ningún problema en diseñar y construir ambos aparatos, pero quedaba
pendiente el delicado problema de la sincronización. Necesitaba la colaboración de alguien
muy experto y la casualidad vino en su ayuda. En una cena conoció a George Antheil, pianista y
compositor norteamericano, admirador de Stravinsky e inmerso en los movimientos dadaísta y
futurista. Años atrás, había protagonizado un escándalo mayúsculo el 4 de octubre de 1923, en
el Teatro de los Campos Elíseos de París, con el estreno de su obra  Ballet Mécanique.  La
“orquesta” de este ballet estuvo compuesta por dos pianos, dieciséis  pianolas sincronizadas,
tres xilofones, siete campanas eléctricas, tres hélices de avión y una sirena.  A pesar del apoyo
de figuras como Erik Satie, Jean Cocteau, Man Ray y James Joyce, la reacción mayoritaria del
público fue de un rechazo tan violento, que numerosas butacas fueron arrancadas y echadas al
foso de la orquesta. El estreno, un año después, en el Carnegie Hall de New York constituyó
otro rotundo fracaso, tras el cual el compositor desistió de seguir representándola y se dedicó
a componer y arreglar bandas sonoras.
Dejando aparte las opiniones de los musicólogos, lo cierto es que Antheil había logrado
sincronizar sin cables 16 pianolas que formaban parte de la orquesta mecánica, y esta
precisión es justamente lo que Hedy estaba buscando. Ambos trabajaron intensamente
durante algo más de seis meses para encontrar la solución. Emplearían dos pianolas, una en la
estación emisora y otra en la receptora y codificarían los saltos de frecuencia de acuerdo con
los taladros longitudinales efectuados en la banda de papel, como en una pianola común. La
secuencia de los saltos solo la conocería quien tuviese la clave, la melodía, lo que aseguraba el
secreto de la comunicación. Los motores de arrastre de ambos dispositivos estaban
sincronizados por sendos mecanismos de relojería de precisión y además el transmisor emitía
periódicamente una señal de sincronismo para compensar cualquier desviación.
George Antheil con uno de sus instrumentos
musicales electromecánicos.

El 10 de junio de 1941 presentaron al registro la solicitud de patente: “SECRET


COMMUNICATION SYSTEM. Filed June 10, 1941 2 Sheets-Sheet 2 Patented Aug. 111, 1942
SECRET COMMUNICATION SYSTEM Hedy Kiesler Markey, Los Angeles, and George Anthcil,
Manhattan Beach, Calif. Application June 10, 1941, Serial No. 397,412”, que les fue concedida
el 11 de agosto de 1942, cuando USA ya estaba en guerra con Japón y Alemania. Hedy firmó
con su apellido de casada, Markey, que apenas utilizó durante un par de años.
Otro aspecto curioso deriva del hecho de usar una cinta de pianola que permite grabar 88
señales, correspondientes a las 88 teclas del piano. Tal número resultaba innecesario y a los
inventores se les ocurrió aprovechar los canales sobrantes, en todo o en parte, para crear
falsas transmisiones para confundir al enemigo. [2]

Con la llegada de la electrónica, los investigadores sustituyeron los rollos de pianola propuestos en
un principio por sistemas electrónicos que permitían poner en práctica el salto aleatorio de
frecuencia entre dispositivos ideado por Lamarr y Antheil. Su Sistema secreto de comunicaciones se
conoce hoy en día como “salto de frecuencia”: cambiar repetidamente de frecuencia durante una
transmisión de radio para minimizar interferencias o su intercepción no autorizada. En la actualidad
este salto de frecuencia forma parte de un grupo de soluciones  en telecomunicación denominado
sistemas de espectro expandido que se utilizan en las comunicaciones inalámbricas, en las redes
wifi y las comunicaciones con móviles. [3]

[1] Marín, E. (2008). Escuchando la luz: breve historia y aplicaciones del efecto fotoacústico.
Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2735606

[2] Hedy Lamarr y el Sistema Secreto de Comunicaciones. (s. f.-a). Recuperado de


https://somosmalasana.eldiario.es/hedy-lamarr-y-el-sistema-secreto-de-comunicaciones/

[3] Logopress - Editor. (2013, noviembre 10). “Hedy Lamarr y el sistema secreto de las
comunicaciones”, en Fundación Telefónica. Recuperado de
https://www.revistadearte.com/2013/11/10/hedy-lamarr-y-el-sistema-secreto-de-
comunicaciones-en-fundacion-telefonica/

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